AGAMENÓN
Agamenón era
el hijo de Atreo, rey micénico, y de su esposa Anaxibia.
Tras
haber sido asesinado su padre, Agamenón, junto con su hermano Menelao, más la
colaboración del rey de Esparta, Tindareo, tomaron control del trono de
Micenas, agarrando Tindareo el trono, quién más tarde sería sucedido por
Menelao. Ambos hermanos se casaron cada uno con una hija del rey, Menelao con
la increíble Helena y Agamenón con Clitemnestra. Esta última pareja tuvo cuatro
hijos, tres mujeres y un hombre, Orestes.
Paris,
príncipe troyano, había raptado a Helena, causando la Guerra de Troya, en la
cual Agamenón se convirtió en comandante en jefe del ejército griego, que
representaba a diferentes reinos en contra del troyano.
Con
tal de defender el honor de su hermano Menelao, Agamenón llegó a límites
desconocidos.
Hubo
una ocasión en la que la flota griega no puedo partir desde Aulis hasta Troya
porque el viento no les era favorable, ya que Agamenón había insultado a
Artemisa, encargada del aire, y el comandante llegó incluso a ofrecer a una de
sus hijas, Ifigenia, en forma de sacrificio.
De
todos modos, las fuentes de los textos no confirman la veracidad de estos
hechos ya que hay algunos que dicen que Ifigenia pasó a convertirse en una de
las sacerdotisas de Artemisa en su ciudad Tauris. Sea cual sea la versión, ya
es una clara muestra de lo mucho que le importaba ganar a Agamenón.
En la Ilíada
de Hornero se describe a Agamenón como un líder con coraje y valentía, pero a la vez muy arrogante,
testarudo y frío que muchas veces se dejaba guiar por sus propios deseos o
caprichos, sin tener en cuenta la opinión de los demás, tratando a sus iguales
como si fueran vasallos.
El propio Hornero comenta que
Agamenón salió hacia Troya embarcado con cien flotas y que tenía en su poder un
cetro de marfil entregado por Hefesto.
Agamenón
complicó las cosas al reclamar para sí a la amante de Aquiles, Briseis, luego
de haber entregado a su esclava Criseis a su padre Crises, uno de los tantos
sacerdotes de Apolo.
Por esto,
y sumado a que no le agradaba demasiado su comandante desde antes, Aquiles
comenzó a cultivar un profundo resentimiento, rechazando volver a batallar.
Así, los griegos comenzaron a perder una contienda que tenían dominada. En uno
de los ataques, las tropas enemigas prendieron fuego los barcos griegos.
Tras
regresar de Troya, quedó bien en claro los pocos amigos que tenía Agamenón. Su
esposa, quién no le perdonó que ofrezca a Ifigenia en sacrificio, se había
convertido en la amante de Egisto, uno de los responsables de la muerte del
comandante.
No hay una historia concreta
sobre su muerte, ya que los poetas trágicos han mencionado diferentes
posibilidades y cada historia difiere de otra pero la más aceptada suele ser la
que comenta que tras volver fue invitado a un banquete. En dicho banquete,
Clitemnestra y su amante mataron a Agamenón, aprovechando la ocasión para matar
además a su amante Criseis. En el inframundo, Odiseo se encontró con la sombra
del caído comandante y Menelao, su hermano, le erigió un monumento en el río
Egipto.
Otra
posibilidad, como la que cuenta Esquilo, fue que Clitemnestra lo mató sola,
arrojando una red sobre él mientras se bañaba y lo remataba de tres golpes. En
parte fue por sus celos de Criseis y por su vida adultera con Egisto. Por su
parte, Tzetzes comenta que la pareja lo asesinó. Eurípides y Sófocles cuentan
que Clitemnestra lo mayó arrojándole una red, siendo la causa de su enojo el
ofrecer a su hija como sacrificio.
Al morir
Agamenón y Criseis, sus dos hijos fueron asesinados sobre la tumba de sus
propios padres, en manos de Egisto.
Sin lugar a dudas, lo más llamativo de la historia de
Agamenón fue lo sin escrúpulos que vivió su vida, ofreciendo la vida de
su hija para poder combatir y defender el honor de su hermano, que era el único
vínculo que le quedaba con su adorado padre. Además, su instinto y capricho le
jugaron en contra al buscar a la amante de Aquiles, quedando sin uno de los
hombres más importantes en la guerra, lo que fue desencadenando en una serie de
sucesos trágicos.
Si bien su muerte fue causada por
su esposa y su amante, o por uno de ellos (como prefieran tomar la historia),
se puede decir que el propio Agamenón
fue condenándose a muerte, primero ganándose el odio de su esposa
ofreciendo a su hija, y segundo tomando una amante, lo cual puso en claro
descontento a Clitemnestra, que demostró ser una mujer con muchas agallas, y
sin piedad ni escrúpulos como el propio Agamenón.
Así, Agamenón quedó marcado como uno de los comandantes más épicos por
su impresionante valor pero también por un fuerte carácter que terminó
significando su perdición.
Instruido en las epopeyas griegas
clásicas de las que se enamoró siendo un niño, Heinrich Schliemann estaba
convencido de que Agamenón realmente regresó victorioso de la mítica ciudad de
Troya para gobernar sobre todas las ciudadelas de Grecia, sólo para después ser
asesinado por su esposa en la bañera.
Pocas personas compartían su creencia
– en ese momento, los estudiosos consideraban que la Odisea y la Ilíada no eran
más que ficción especulativa. En 1876 se dispuso a probar que se equivocaban,
volviendo sobre los pasos del ejército de Grecia en la Ilíada y excavando un
lugar que él pensó que era el lugar final de descanso del rey.
Después de una cuidadosa
excavación en la isla de Creta, por casualidad Schliemann desenterró una tumba
de la Ciudadela de Micenas de la Edad de Bronce. En esa tumba, entre muchos
tesoros, había tres cadáveres. Uno todavía llevaba una máscara de oro de
la muerte según la tradición de Micenas, como Homero había descrito. Al quitar
la máscara, Schliemann descubrió un cráneo conservado. Asombrado por su
descubrimiento, dijo: "Hoy he observado la faz de Agamenón".
Es difícil tomar a Schliemann en
serio, teniendo en cuenta que cometió bastantes actos extraños en su vida.
Mientras los arqueólogos modernos
han determinado que la máscara funeraria data del 1500 a C., cientos de años
antes de la vida de Agamenón como lo relata la tradición.