ESTE ES EL BLOG DEL DR. RODOLFO E. PARBST He creado este blog para que juntos conozcamos un poco más de Historia, por lo cual te invito a participar del mismo.- Toda la historia. La verdadera historia.
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viernes, 17 de enero de 2020
viernes, 30 de noviembre de 2018
EL DIA EN 1829 EN QUE ROSARIO FUE CAÑONEADA
EL DIA EN 1829 EN QUE ROSARIO FUE CAÑONEADA
En diciembre de 1828, el gobernador legítimo de Buenos Aires, Manuel Dorrego fue fusilado por Lavalle y la Convención Nacional de ese año reunida en Santa Fe, designó al Gobernador Estanislao López general en jefe del ejército contra Buenos Aires.
Rosario, estuvo entre dos fuegos y acamparon cerca de ella tanto las huestes de Lavalle como las de López. Para peor, una escuadrilla porteña, al mando de los coroneles Isaac Thompson y Leonardo Rosales, incursionó por el Paraná rumbo a Santa Fe. Ancladas las naves en San Nicolás, en mayo de 1829, dirá Rosales: "En la noche del 27 determinamos seguir aguas arriba y con intención de recorrer y amagar al Rosario".
En efecto, los buques continuaron su viaje río arriba y a su paso por Rosario descargaron sobre su artillería.
Como los vientos norte contrarios no permitían seguir la navegación, recibieron orden de atacar nuevamente a la Villa. El 29 de julio informaba Rosales, a bordo de la goleta de guerra "Sarandí": "Al pasar por la Villa del Rosario, la batí con la escuadra por orden del jefe de la expedición coronel D. Isaac Thompson, y nuestros fuegos no fueron contestados sino por algunos tiros de fusil, habiendo la población recibido mucho daño".
De más esta decir que, como dice Rosales, apenas se respondió el ataque por no existir en la Villa destacamento militar de importancia.
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lunes, 26 de noviembre de 2018
EL DEPORTE DE LOS GAUCHOS
EL DEPORTE DE LOS GAUCHOS
Así como el mate es
la bebida por excelencia del pueblo bonaerense, el pato es su juego, el mayor
deporte que ha conocido la provincia, de enorme popularidad en el siglo pasado,
fue Guillermo E. Hudson, él celebre naturalista argentino que residió muchos
años en las llanuras de Buenos Aires, quien lo describió antes que nadie,
narrando con cuidadosa precisión como se jugaba en esa época. "Se
mataba un pato o un pollo - dice Hudson - y se le cosía dentro de un trozo de
cuero fuerte, haciendo así una pelota de forma irregular, dos veces el grandor
de una de fútbol era proveído de cuatro manijas de cuero retorcido y de tamaño
conveniente para ser agarrada por la mano del hombre.
Después se avisaba a los vecinos la intención de realizar un partido de pato y una verdadera multitud montada a caballo, se concentraba en el lugar preferido Cuando llegaba el portador del ave todos trataban de alcanzarlo y arrancársela de la mano. Frecuentemente rodaba por el suelo. "A veces un par de contendientes furiosos por haber sido vencidos - prosigue Hudson - desenvainaban sus facones para probar cual era de más valor... Pero, hubiera o no pelea alguien se apoderaba del pato y se lo llevaba, para ser él a su turno acosado."
El juego terminaba solo cuando alguien lograba escapar definitivamente con la pelota. "Era el vencedor y como tal debía llevarse el ave a su casa y tenía derecho a comérsela." Prohibido por Juan Manuel de Rosas, su práctica no desapareció. Por el contrario, se mantuvo hasta la actualidad y varios torneos que se realizan en el interior de la provincia recuerdan que ha sido el deporte más popular de la llanura bonaerense un territorio que por sus características geográficas, proporcionaba espacio suficiente para desarrollar en libertad la alocada carrera en busca de esa pelota con cuatro manijas.
Algunos matices, apenas de una rica tradición que como todas mezcla la realidad con la magia, pero que sirve para comprender el espíritu que anima a los habitantes del territorio más rico del país.
Actualmente en los campos de la ciudad de Villa Ramallo se juntan las familias tradicionales en fechas patrias a jugar al pato por supuesto con una pelota de cuero moderna sin el pato adentro como lo fue antaño.
Después se avisaba a los vecinos la intención de realizar un partido de pato y una verdadera multitud montada a caballo, se concentraba en el lugar preferido Cuando llegaba el portador del ave todos trataban de alcanzarlo y arrancársela de la mano. Frecuentemente rodaba por el suelo. "A veces un par de contendientes furiosos por haber sido vencidos - prosigue Hudson - desenvainaban sus facones para probar cual era de más valor... Pero, hubiera o no pelea alguien se apoderaba del pato y se lo llevaba, para ser él a su turno acosado."
El juego terminaba solo cuando alguien lograba escapar definitivamente con la pelota. "Era el vencedor y como tal debía llevarse el ave a su casa y tenía derecho a comérsela." Prohibido por Juan Manuel de Rosas, su práctica no desapareció. Por el contrario, se mantuvo hasta la actualidad y varios torneos que se realizan en el interior de la provincia recuerdan que ha sido el deporte más popular de la llanura bonaerense un territorio que por sus características geográficas, proporcionaba espacio suficiente para desarrollar en libertad la alocada carrera en busca de esa pelota con cuatro manijas.
Algunos matices, apenas de una rica tradición que como todas mezcla la realidad con la magia, pero que sirve para comprender el espíritu que anima a los habitantes del territorio más rico del país.
Actualmente en los campos de la ciudad de Villa Ramallo se juntan las familias tradicionales en fechas patrias a jugar al pato por supuesto con una pelota de cuero moderna sin el pato adentro como lo fue antaño.
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lunes, 19 de noviembre de 2018
QUIENES FUERON LOS QUE ACOMPAÑARON A PERON EN SU RETORNO AL PAIS
QUIENES FUERON LOS QUE ACOMPAÑARON A PERÓN EN SU RETORNO AL PAÍS
El 17 de noviembre de 1972 el General Perón regresó a
nuestro país. 133 personas acompañaron el retorno en avión. Aquí está el
listado completo de quienes viajaron con Perón:
1
1. María Estela Martínez de Perón
2. Héctor J. Cámpora
3. José López Rega
4. Vicente Solano Lima
5. Antonio Cafiero
6. Carlos Saúl Menem
7. Raúl Lastiri
8. Jorge Alberto Taiana
9. Lorenzo Miguel
10. Julio Romero
11. Vicente Leónidas Saadi
12. Benito Llambí
13. Ángel Federico Robledo
14. Rogelio Coria
15. Casildo Herreras
16. Oscar Bidegain
17. Nilda Garré
18. Amado Juri
19. Ricardo Obregón Cano
20. Anibal Demarco
21. Guido Di Tella
22. Raúl Matera
23. Maximiliano Castillo
24. Juana Larrauri
25. Nélida de Miguel
26. José Humberto Martiarena
27. Alberto Rocamora
28. Deolindo Felipe Bittel
29. Carlos Mugica
30. Enrique Tomás Cresto
31. Eduardo Luís Duhalde
32. Rodolfo Ortega Peña
33. José Rodríguez
34. Alfredo
Gómez Morales
35. Milo
de Bogetich
36. Ernesto
Fatigatti
37. Emilio
Mignone
38. Carlos
Snopek
39. Antenor
Argentino Gauna
40. Miguel
Revestido
41. Abelardo
Arce
42. Estanislao
Rosales
43. Ludovico
Lavia
44. Mario
Franco
45. Elías
Adre
46. Jorge
Cepernic
47. Manuel
de Anchorena
48. Eloy
Camus
49. Héctor
Sustaita Seeber
50. Carlos
Seeber
51. Horacio
Farmache
52. Valentín
Irigoyen
53. Guillermo
Solveyra Casares
54. Jorge
Morganti
55. Luís
Oscar Ratti
56. Adalberto
Eduardo Wimer
57. Jesús
Porto
58. Alberto
Fonrouge
59. Rodolfo
Vittar
60. Horacio
Pietragalla
61. Rodolfo
Antonio Ponce
62. Celestino
Marini
63. Luis
Longhi
64. José
Antonio Sánchez Toranzo
65. Horacio
Apicella
66. Roberto
Pettinato
67. Arturo
Pons Bedoya
68. Juan
Aquiles Regazzoli
69. René
Bustos
70. Saturnino
Funes
71. Carlos
María Lascano
72. Esther
Fadul de Sobrino
73. Jorge
Vernazza
74. Eduardo
Pablo Setti
75. Florencio
Carranza
76. Antonio
Campos
77. Ricardo
F. Anzorena
78. Julián
Moreno
79. Carlos
Caro
80. Enrique
Svrsek
81. Eduardo
Julio Forteza
82. Pedro
J. Bonnani
83. Leopoldo
Frenkel
84. Victoria
Lorente
85. Irene
Román
86. Julio
Quinteiro
87. Jorge
Gianola
88. Antonio
Santiago Castro
89. Angel
Miel Asquía
90. Néstor
Carrasco
91. Juan
D`alessio
92. Guillermo
Amarilla
93. Fernando
Santiago González
94. Juan
Palarea
95. Otto
Calace
96. Buenaventura
Vai
97. Enrique
Basualdo
98. Pedro
Cámpora
99. Enrique
Gau
100. Hugo
Guillamón
101.Carlos
Menéndez
102.Orlando
Santos
103. Fidel
Gustavo Peralta
104. Rodolfo
Desperbasques
105. Santiago
Mele
106. Miguel
Ángel Barrau
107. Emilia
Poll de Aruj
108. Hugo
del Carril
109. Leonardo
Favio
110.
José María Rosa
111. José
Francisco Sanfilippo
112. Jorge
Descotte
113. José
María Castiñeira de Dios
114. Miguel
Bellizi
115. Marilina
Ross
116. Juan
Carlos Gené
117. Marta
Lynch
118. Chunchuna
Villafañe
119. Francisco
Muñoz Azpiri
120.Oscar
Alonso
121. Pedro
Maratea
122. Abel
Cachazú
123. Silvana
Roth
124. Bruno
Porta
125. Norma
López Rega
126.Señora
de Campano
127. Georgina
Acevedo de Cámpora
128. Sergio
Villarruel
129. Jorge
Conti
130. Horacio
Riego
131.Armando
Puente
132.Gianni
Corbi
133. Manolo
Alcalá
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viernes, 2 de noviembre de 2018
LA OSCURA HISTORIA DETRAS DE LA TITA Y LA RHODESIA.
LA OSCURA HISTORIA
DETRAS DE LA TITA Y LA RHODESIA.
La
fabricación de galletitas para consumo masivo comenzó en 1875 de la mano de
Bagley, cuando por una resolución del ministerio de Economía, durante la
presidencia de Nicolás Avellaneda, se eximió a la compañía del estadounidense
Melville Sewell Bagley, del pago de impuestos aduaneros para que pudiera
importar las maquinarias necesarias para elaborar aquí ese alimento que hasta
ese momento se importaba del Reino Unido.
La primera galletita lanzada por Bagley en la Argentina se llamaba Lola y se hizo muy popular. El Perito Moreno llevaba galletitas Lola a sus expediciones y le convidaba a los tehuelches. Decían que era tan sana, por no tener agregados artificiales, que era parte de la dieta de los hospitales. Precisamente, cuentan que mientras un enfermero trasladaba en una camilla a un paciente que acababa de morir rumbo a la morgue, un visitante que pasaba, acotó: “Este no quiere más Lola”, dando origen a esa frase que describe a alguien se dio por vencido.
La Argentina es el país del mundo con mayor consumo de galletitas. Cada uno de nosotros se come, por año, entre 12 y 13 kilos de este alimento.
Posiblemente no exista, para el paladar de los consumidores argentinos, golosinas clásicas tan populares como la Tita y la Rhodesia. A través de los años ambas se han ganado el cariño y simpatía de un pueblo entero, pero la desconocida historia detrás de estas golosinas revela oscuros entramados de infidelidades, asesinatos y envidias.
La primera galletita lanzada por Bagley en la Argentina se llamaba Lola y se hizo muy popular. El Perito Moreno llevaba galletitas Lola a sus expediciones y le convidaba a los tehuelches. Decían que era tan sana, por no tener agregados artificiales, que era parte de la dieta de los hospitales. Precisamente, cuentan que mientras un enfermero trasladaba en una camilla a un paciente que acababa de morir rumbo a la morgue, un visitante que pasaba, acotó: “Este no quiere más Lola”, dando origen a esa frase que describe a alguien se dio por vencido.
La Argentina es el país del mundo con mayor consumo de galletitas. Cada uno de nosotros se come, por año, entre 12 y 13 kilos de este alimento.
Posiblemente no exista, para el paladar de los consumidores argentinos, golosinas clásicas tan populares como la Tita y la Rhodesia. A través de los años ambas se han ganado el cariño y simpatía de un pueblo entero, pero la desconocida historia detrás de estas golosinas revela oscuros entramados de infidelidades, asesinatos y envidias.
La
Tita fue creada por Edelmiro Carlos Rhodesia en 1949 y la Rhodesia nació posteriormente,
cuando la fábrica ya estaba en manos de Terrabusi. Rhodesia fue un joven
empresario, pionero en la industria alimenticia argentina hacia finales de los
años 40. Nació en Lobos, provincia de Buenos Aires, a principios de siglo XX y
después de finalizar una carrera militar sin grandes lauros vuelve a su ciudad
natal donde funda una pequeña compañía. En 1943 conoce a una viuda con la que
se casaría dos años después, Lidia Martinez de Terrabusi.
Ni
fueron felices ni comieron perdices, aunque sí, galletitas. Lidia engañaba a
Rodhesia descaradamente. A tal punto que esas infidelidades dieron origen a la
hasta hoy comercializada galletita Melba. La historia cuenta que en 1947 nace
la primera y única hija del matrimonio, a la que bautizan Melba. Pues bien,
Edelmiro Carlos Rodhesia advierte que la niña no se parecía mucho a él, ya que
tenía un color de piel oscuro, muy diferente a su tez blanca. Esto le genera
grandes conflictos y discusiones con su esposa sobre la paternidad de su hija.
Por eso las galletitas Melba son oscuras, de chocolate con relleno sabor a
limón, casi una metáfora de acidez entre la dulzura.
Una
tarde de 1949, Rhodesia, decide preparar un postre casero que había aprendido a
cocinar en sus años de estudiante. El postre consistía en dos galletitas dulces
rellenas recubiertas con un baño de chocolate. Melba, la niña que entonces
tenía dos años, al no poder pronunciar correctamente la palabra “galletita” la
nombraba “Tita”, y fue así como la preparación fue bautizada.
El
éxito de la empresa fue inmediato, y sus ventas se multiplicaron enormemente
con la llegada de la televisión. Pero no todos veían con buenos ojos el ascenso
de Rhodesia. Los Bagley, familia tradicional productora de golosinas, sufrió
increíbles pérdidas y estuvo cerca de declararse en bancarrota.
Rodhesia
fue asesinado. No hay datos ciertos sobre las circunstancias de un homicidio
que hasta el día de hoy fue acallado por sus protagonistas. Pero según la
investigación del profesor Ricardo Bordato, en marzo de 1956 Roberto Bagley, un
impulsivo joven heredero de la fortuna de su familia, disparó repetidas veces
sobre la espalda de Edelmiro Carlos mientras éste preparaba el dulce de leche
repostero. Edelmiro Carlos murió al instante, Bagley estuvo prófugo varios
meses hasta que fue capturado en Holanda.
En
marzo de 1959 Lidia Martínez, viuda de Rodhesia, vendió la empresa de Edelmiro
Carlos al primo de su primer ex marido, José Félix Terrabusi y posteriormente
la empresa lanzó la golosina Rhodesia en honor a aquel mártir.
Hasta
el momento de su fallecimiento en 1989, Lidia jamás hizo declaraciones públicas
sobre el asesinato de su último marido, algo que para todos, sencillamente
sigue siendo un misterio.
Lo
cierto es que de todo este lío, quedó una hija, una señora de 70 años que vaya
a saber por dónde andará y que, tras su tragedia ostenta como nombres propios,
los de dos galletitas: Melba Rodhesia
FUENTE: Juan Carlos Bossi, Indalecio: ¡¡¡gracias!!!!
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viernes, 8 de diciembre de 2017
HISTORIA DE LA COSTUMBRE DE HACER REGALOS PARA NAVIDAD
HISTORIA DE LA COSTUMBRE DE
HACER REGALOS PARA NAVIDAD
La costumbre de
intercambiar regalos en los días cercanos a Navidad, nos llega desde la antigua
Roma, cuando el emperador Domiciano fijó la duración de las Fiestas
Saturnales en una semana, comprendida entre el 17 y el 23 de Diciembre.
El primer día, después de ofrecer un sacrificio al dios Saturno, se inauguraban las fiestas y durante los siguientes se organizaban festejos y diversiones populares, entre los que destacaban las loterías y juegos de azar.
Los sirvientes y los esclavos tenían plena libertad mientras duraban las fiestas y estaban autorizados a dejar las labores que normalmente desempeñaban mientras sus amos se reunían con sus amigos entre para comer y charlar.
Durante ese tiempo, todo el que lo deseara era libre de acercarse al emperador y obsequiarle algún pequeño objeto, sin valor económico alguno y que se suponía portador de buena suerte para el emperador.
El primer día, después de ofrecer un sacrificio al dios Saturno, se inauguraban las fiestas y durante los siguientes se organizaban festejos y diversiones populares, entre los que destacaban las loterías y juegos de azar.
Los sirvientes y los esclavos tenían plena libertad mientras duraban las fiestas y estaban autorizados a dejar las labores que normalmente desempeñaban mientras sus amos se reunían con sus amigos entre para comer y charlar.
Durante ese tiempo, todo el que lo deseara era libre de acercarse al emperador y obsequiarle algún pequeño objeto, sin valor económico alguno y que se suponía portador de buena suerte para el emperador.
Estos objetos recibían el nombre de strenae.
Con el tiempo la costumbre de hacerse obsequios se generalizó y en las capas altas de la sociedad su valor aumentó hasta llegar a ser verdaderamente suntuosos.
domingo, 19 de noviembre de 2017
TILINGOS Por Arturo Jauretche
[Revista Confirmado, junio 1966]
Que un tipo que no produce diga, en una reunión de tipos que no producen, que no producen los únicos que producen algo, es tilinguería. En esto de producir, tenemos muchos productores rurales por el estilo que creen que la condición de productor la da la propiedad de una estancia, unos breeches y unas botas de polo, que viven en la ciudad -"porque mi señora dice que hay que educar a los chicos"- y dan una vuelta por el campo cada quince días. Productores rurales son los que trabajan y producen en el campo, que pueden ser patrones o peones, pero no los que no intervienen en la producción sino como propietarios, y que son rentistas aunque no arrienden. Estos también son de los que dicen que los "obreros" no producen. Y ya no desde la posición marginal del tipo del portafolio, sino empinándose como "fuerza viva" sobre la que descansa la economía del país.Don Hipólito -desde luego, Yrigoyen es el Hipólito por antonomasia- decía "palangana". Supongo a esta expresión tradicional y fundada en la poca cosa y mucho ruido de la enlosada al caer retumbante.
Usted lo conoce al tilingo. Y si no lo conoce, ahí lo tiene al lado, en esta mesa de un café céntrico donde se han sentado cuatro o cinco tipos con portafolios.
Algún día habrá que escribir la historia del hombre del portafolio. Hubo la etapa de la posguerra con los "ingenieri" italianos recién llegados que escondían bajo el cuero -con una sugestión de planos y patentes de invención- el sandwich de milanesa del almuerzo. Ahora es posible que el portafolio contenga la cuarenta y cinco persuasiva, o la concluyente tartamuda portátil.
Pero esos que están en la mesa de al lado sólo llevan allí sueños, proyectos, hipotéticas transacciones. Andan a la búsqueda de enganchar algo, intermediar en alguna operación cualquiera para ganar una comisión, y muchas veces intermediando entre intermediarios. Generalmente se ayudan con el teléfono de un amigo que tiene escritorio y al que han pedido permiso para que les "dejen dicho". Ese teléfono, la mesa del café y el portafolio constituyen su establecimiento comercial.
Mientras llega "el asunto*', hablan de fútbol, de carreras, de política, de economía.
Cuando tocan estos dos temas últimos, nunca faltará quien diga: "Lo que pasa es que los obreros no producen". Ahí está el tilingo.
No se le ha ocurrido averiguar qué es lo que él produce y qué producen todos ellos, puntas sueltas, mallas erradas en la enorme red de intermediación que es Buenos Aires.
CONFIRMADO me propuso este tema. Pensé
entonces que era la oportunidad para ofrecer una respuesta, entre las muchas
que pueden articularse, a un interrogante que plantea José Luis de Imaz en Los
que mandan; "¿Por qué, no obstante su peso económico, su rol en la
modernización, y haber sido innovadores tecnológicos, los empresarios no pesan
en la vida del país?".
O pesan al revés. Este es el caso de
ciertos tipos de grupos económicos capitalistas, adscriptos a la política de la
Sociedad Rural, ya consolidados dentro del viejo sistema agro-importador, que
prefieren un mercado interno pobre en condiciones de monopolio a un mercado en
crecimiento en condiciones de competencia, como los que apoyaron la política de
contención del progreso en las Juntas Reguladoras de la Década Infame. Sólo que
éstos sí saben lo que quieren.
Pero no voy a hablar de economía, sino del tema propuesto; de la forma en que la tilinguería impone sus pautas, y cómo ellas están perturbando el desarrollo de la inteligencia nacional y sus impulsos creadores.
Y ésta es cosa de que debe tomar cuenta también el político militante, si es que no sabe que el comité ha muerto definitivamente. Porque los estados de opinión, entre los cuales tiene importancia fundamental el slogan que surge de la cuestión de los status, pesan mucho más que una recluta que sólo vale para las elecciones internas.
En el Espasa Calpe se lee tilingo: "Argentinismo: Insustancial, ligero, que habla muchas tonterías". Segovia, en su Diccionario de Argentinismo", expresa: "Dícese de la persona simple y ligera que suele hablar muchas tonterías".
Los paisanos, de un tipo así, dicen; "Hombre sin fundamento".
Pero no voy a hablar de economía, sino del tema propuesto; de la forma en que la tilinguería impone sus pautas, y cómo ellas están perturbando el desarrollo de la inteligencia nacional y sus impulsos creadores.
Y ésta es cosa de que debe tomar cuenta también el político militante, si es que no sabe que el comité ha muerto definitivamente. Porque los estados de opinión, entre los cuales tiene importancia fundamental el slogan que surge de la cuestión de los status, pesan mucho más que una recluta que sólo vale para las elecciones internas.
En el Espasa Calpe se lee tilingo: "Argentinismo: Insustancial, ligero, que habla muchas tonterías". Segovia, en su Diccionario de Argentinismo", expresa: "Dícese de la persona simple y ligera que suele hablar muchas tonterías".
Los paisanos, de un tipo así, dicen; "Hombre sin fundamento".
Que un tipo que no produce diga, en una reunión de tipos que no producen, que no producen los únicos que producen algo, es tilinguería. En esto de producir, tenemos muchos productores rurales por el estilo que creen que la condición de productor la da la propiedad de una estancia, unos breeches y unas botas de polo, que viven en la ciudad -"porque mi señora dice que hay que educar a los chicos"- y dan una vuelta por el campo cada quince días. Productores rurales son los que trabajan y producen en el campo, que pueden ser patrones o peones, pero no los que no intervienen en la producción sino como propietarios, y que son rentistas aunque no arrienden. Estos también son de los que dicen que los "obreros" no producen. Y ya no desde la posición marginal del tipo del portafolio, sino empinándose como "fuerza viva" sobre la que descansa la economía del país.Don Hipólito -desde luego, Yrigoyen es el Hipólito por antonomasia- decía "palangana". Supongo a esta expresión tradicional y fundada en la poca cosa y mucho ruido de la enlosada al caer retumbante.
Usted lo conoce al tilingo. Y si no lo conoce, ahí lo tiene al lado, en esta mesa de un café céntrico donde se han sentado cuatro o cinco tipos con portafolios.
Algún día habrá que escribir la historia del hombre del portafolio. Hubo la etapa de la posguerra con los "ingenieri" italianos recién llegados que escondían bajo el cuero -con una sugestión de planos y patentes de invención- el sandwich de milanesa del almuerzo. Ahora es posible que el portafolio contenga la cuarenta y cinco persuasiva, o la concluyente tartamuda portátil.
Pero esos que están en la mesa de al lado sólo llevan allí sueños, proyectos, hipotéticas transacciones. Andan a la búsqueda de enganchar algo, intermediar en alguna operación cualquiera para ganar una comisión, y muchas veces intermediando entre intermediarios. Generalmente se ayudan con el teléfono de un amigo que tiene escritorio y al que han pedido permiso para que les "dejen dicho". Ese teléfono, la mesa del café y el portafolio constituyen su establecimiento comercial.
Mientras llega "el asunto*', hablan de fútbol, de carreras, de política, de economía.
Cuando tocan estos dos temas últimos, nunca faltará quien diga: "Lo que pasa es que los obreros no producen". Ahí está el tilingo.
No se le ha ocurrido averiguar qué es lo que él produce y qué producen todos ellos, puntas sueltas, mallas erradas en la enorme red de intermediación que es Buenos Aires.
La tilinguería racista no es de ahora y
tiene la tradición histórica de todo el liberalismo. Su padre más conocido es
Sarmiento, y ese racismo está contenido implícitamente en el pueril dilema de
"civilización y barbarie". Todo lo respetable es del Norte de Europa,
y lo intolerable, español o americano, mayormente si mestizo. De allí la imagen
del mundo distribuido por la enseñanza y todos los medios de formación de la
inteligencia que han manejado la superestructura cultural del país.Inevitablemente, éstos y otros
representantes de la tilinguería son los que, ante la menor dificultad,
califican al país: "Este país . de m...", colocándose fuera del
mistao a los efectos de la adjetivación. Y la verdad es que el país lo único
que tiene de eso son ellos: los tilingos.
EL racismo es otra forma frecuente de la tilinguería.
EL racismo es otra forma frecuente de la tilinguería.
Recuerdo que cuando cayó Frondizi, uno
de esos tilingos racistas me dijo, en medio de su euforia:
-¡Por fin cayó el italiano! Se quedó un poco perplejo cuando yo le contesté:
-¡Sí!, lo volteó Poggi.
-¡Por fin cayó el italiano! Se quedó un poco perplejo cuando yo le contesté:
-¡Sí!, lo volteó Poggi.
Muchos estábamos enfrentados a
Frondizi; pero es bueno que no nos confundan con estos otros que al margen de
la realidad argentina, tan italiana en el presidente como en el general que lo
volteó, sólo se guiaban por los esquemas de su tilinguería.
Ernesto Sábato, con buen humor, pero tal vez respirando por la herida, ha dicho en Sobre héroes y tumbas más o menos lo siguiente: "Más vale descender de un chanchero de Bayona llamado Vignau, que de un profesor de filosofía napolitano". La cita me chocó en mi trasfondo tilingo (fui a la misma escuela y leí la misma literatura) porque tengo una abuela bearnesa también Vignau, tal vez más que por lo de Bayona, por lo de chanchero (vuelvo a recordar que fui a la misma escuela, etcétera).
Ernesto Sábato, con buen humor, pero tal vez respirando por la herida, ha dicho en Sobre héroes y tumbas más o menos lo siguiente: "Más vale descender de un chanchero de Bayona llamado Vignau, que de un profesor de filosofía napolitano". La cita me chocó en mi trasfondo tilingo (fui a la misma escuela y leí la misma literatura) porque tengo una abuela bearnesa también Vignau, tal vez más que por lo de Bayona, por lo de chanchero (vuelvo a recordar que fui a la misma escuela, etcétera).
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La verdad que ni el presidente ni el
general son italianos. Simplemente son argentinos de esta Argentina real que
los liberales apuraron cortando las raíces.
Pero la idea liberal o sarmientina no era ésa. Ella tenía, y tiene, una escala de valores raciales que se identifican por los apellidos cuando son extranjeros. Arriba están los nórdicos -con escandinavos, anglosajones y germánicos-; después siguen los franceses; y después los bearneses y los vascos; más abajo los españoles y los italianos, y al último, muy lejos, los turcos y los judíos. Cuando yo era chiquilín nunca oí nombrar a un inglés -que generalmente era irlandés, pero la diferencia era muy sutil para entonces- sin decir "Don", aunque estuviera "mamao hasta las patas". El francés, a veces, ligaba el Don; y en ocasiones, el vasco. Jamás el español, que era "gallego de...", lo mismo que el italiano "gringo de...". ¡Para qué hablar del turco y del ruso.'
En La condición del extranjero en América, Sarmiento parece revisar sus tesis sobre la inmigración. Pero no nos engañemos: se sintió defraudado por la misma porque vino del Mediodía de Europa. El hubiera querido una inmigración de arquetipos, y los arquetipos son los que estaban en lo alto de su escalera antiamericana y antiespañola.
Afortunadamente fracasó, y eso es lo que nos ha salvado como nación. En algún lugar he recordado las palabras de Hornero Manzi cuando me dijo:
-Lo que nos ha salvado es la actitud del italiano y el turco, que en lugar de proponerse como arquetipos, propusieron como tal al gaucho; así, en el ridículo del cocoliche se nacionalizaron en lugar de desnacionalizarnos.
Sólo falta imaginar lo que hubiera ocurrido si las pampas y las aldeas se hubieran poblado de los ejemplares arquetipos deseados por ese racismo, con la actitud de obsecuencia de las generaciones liberales para todo lo foráneo.
Pero la idea liberal o sarmientina no era ésa. Ella tenía, y tiene, una escala de valores raciales que se identifican por los apellidos cuando son extranjeros. Arriba están los nórdicos -con escandinavos, anglosajones y germánicos-; después siguen los franceses; y después los bearneses y los vascos; más abajo los españoles y los italianos, y al último, muy lejos, los turcos y los judíos. Cuando yo era chiquilín nunca oí nombrar a un inglés -que generalmente era irlandés, pero la diferencia era muy sutil para entonces- sin decir "Don", aunque estuviera "mamao hasta las patas". El francés, a veces, ligaba el Don; y en ocasiones, el vasco. Jamás el español, que era "gallego de...", lo mismo que el italiano "gringo de...". ¡Para qué hablar del turco y del ruso.'
En La condición del extranjero en América, Sarmiento parece revisar sus tesis sobre la inmigración. Pero no nos engañemos: se sintió defraudado por la misma porque vino del Mediodía de Europa. El hubiera querido una inmigración de arquetipos, y los arquetipos son los que estaban en lo alto de su escalera antiamericana y antiespañola.
Afortunadamente fracasó, y eso es lo que nos ha salvado como nación. En algún lugar he recordado las palabras de Hornero Manzi cuando me dijo:
-Lo que nos ha salvado es la actitud del italiano y el turco, que en lugar de proponerse como arquetipos, propusieron como tal al gaucho; así, en el ridículo del cocoliche se nacionalizaron en lugar de desnacionalizarnos.
Sólo falta imaginar lo que hubiera ocurrido si las pampas y las aldeas se hubieran poblado de los ejemplares arquetipos deseados por ese racismo, con la actitud de obsecuencia de las generaciones liberales para todo lo foráneo.
Ya se ha dicho que esa tilinguería
racista viene de lejos.
Pero se acentúa cuando se producen
cambios sociales. Entonces, la tilinguería se exacerba en una peyorativa
actitud racista. Pasó con el acceso al poder del radicalismo. Los tilingos de
entonces cargaron el acento sobre los apellidos italianos de la nueva promoción
política suscitada con el ascenso de la clase media: la pequeña burguesía
inmigratoria y los doctores de primera napa nacional.
La oposición conservadora adoptó un aire peyorativo que se tradujo en toda una literatura política, que fue del periódico -La Mañana y La Fronda, sucesivamente, fueron sus expresiones más calificadas- hasta el discurso parlamentario. Se jugaba, por ejemplo, con la equívoca significación de algunos apellidos; así, la triple fórmula Coulom-Coulin-Culacciatti, que integraba, con la igual finalidad peyorativa hacia los criollos desconocidos, don Julio del C. Moreno -un personaje riojano- completaba el ridículo en la imagen anal. Hasta cuando el apellido era patricio se lo modificaba para ponerlo a tono: así, padeciendo Yrigoyen de un posible mal de las vías urinarias, el doctor Meabe, su médico de cabecera, se convertía en el doctor Meabene para adecuarlo a la cita siguiente que era la de un correligionario de la 3a Don Plácido Meo.
La oposición conservadora adoptó un aire peyorativo que se tradujo en toda una literatura política, que fue del periódico -La Mañana y La Fronda, sucesivamente, fueron sus expresiones más calificadas- hasta el discurso parlamentario. Se jugaba, por ejemplo, con la equívoca significación de algunos apellidos; así, la triple fórmula Coulom-Coulin-Culacciatti, que integraba, con la igual finalidad peyorativa hacia los criollos desconocidos, don Julio del C. Moreno -un personaje riojano- completaba el ridículo en la imagen anal. Hasta cuando el apellido era patricio se lo modificaba para ponerlo a tono: así, padeciendo Yrigoyen de un posible mal de las vías urinarias, el doctor Meabe, su médico de cabecera, se convertía en el doctor Meabene para adecuarlo a la cita siguiente que era la de un correligionario de la 3a Don Plácido Meo.
En realidad, para los que lo escribían
no se trataba de otra cosa que de un recurso humorístico. Pero para el tilingo
de entonces el fundamento más real, el que más invocaba, el que más jugaba, era
ese de los "gringos", Y lo de "gringos" sólo jugaba para los
descendientes de inmigrantes provenientes del Mediodía de Europa. No para los
otros.
Pasó mucha agua bajo los puentes, y vino otro movimiento multitudinario: el de 1945. Ya los gringos se habían incorporado y su presencia política no lesionaba a la tilinguería, no sé si es porque de las nuevas promociones ascendentes habían salido también promociones de tilingos. Sólo así puede explicarse que un hijo de italianos -Sammartino- haya hablado despectivamente de los "negros" al referirse al "aluvión zoológico", en una caracterización evidentemente racial y peyorativa, cuando aún estaba fresca la tinta que lo había calificado a él también peyorativamente.
Que "el gringuito" de unos pocos años atrás se sienta vieja clase frente a los descendientes de los conquistadores en la confrontación de sus apellidos no revela simplemente que "el gringuito" se ha incorporado a la tilinguería. Lo grave es que se ha frustrado como guarango. Y la guaranguería es la espontaneidad de las nuevas clases, de las promociones que irrumpen con cada ascenso de la sociedad, porque los dos grandes movimientos populares del siglo -el de 1914-16 y el de 1943-45- han sido la expresión de eso: de ascensos masivos.
No corresponde aquí desentrañar las raíces económico-sociales de los dos hechos históricos; ni siquiera la coincidencia con las dos guerras mundiales que nos aislaron de los países arquetipos en una neutralidad intolerable para los tilingos, pero que dio las bases para una consolidación propia.
Usted puede hacer un fácil test. Yo lo he hecho.
Pasó mucha agua bajo los puentes, y vino otro movimiento multitudinario: el de 1945. Ya los gringos se habían incorporado y su presencia política no lesionaba a la tilinguería, no sé si es porque de las nuevas promociones ascendentes habían salido también promociones de tilingos. Sólo así puede explicarse que un hijo de italianos -Sammartino- haya hablado despectivamente de los "negros" al referirse al "aluvión zoológico", en una caracterización evidentemente racial y peyorativa, cuando aún estaba fresca la tinta que lo había calificado a él también peyorativamente.
Que "el gringuito" de unos pocos años atrás se sienta vieja clase frente a los descendientes de los conquistadores en la confrontación de sus apellidos no revela simplemente que "el gringuito" se ha incorporado a la tilinguería. Lo grave es que se ha frustrado como guarango. Y la guaranguería es la espontaneidad de las nuevas clases, de las promociones que irrumpen con cada ascenso de la sociedad, porque los dos grandes movimientos populares del siglo -el de 1914-16 y el de 1943-45- han sido la expresión de eso: de ascensos masivos.
No corresponde aquí desentrañar las raíces económico-sociales de los dos hechos históricos; ni siquiera la coincidencia con las dos guerras mundiales que nos aislaron de los países arquetipos en una neutralidad intolerable para los tilingos, pero que dio las bases para una consolidación propia.
Usted puede hacer un fácil test. Yo lo he hecho.
Sé que un fulano se ha gastado 15
millones de pesos en un departamento de la Avenida del Libertador. Nos
encontramos y le adivino la intención de informarme de su compra, como
corresponde al guarango. Pero yo quiero saber si está frustrado como tal y lo madrugo
diciéndole antes de que me dé la noticia:
-Estoy muy afligido por un amigo que se ha gastado más de 10 millones en un departamento de la Avenida del Libertador...
-¿Y por qué se aflige? -me pregunta inquieto. Le contesto:
-Y... porque la Avenida del Libertador no es "bien"...
-Pero entonces..., ¿qué es "bien"? -pregunta desesperado.
-"Bien" es de la plaza San Martín hasta la Recoleta, de Santa Fe al Bajo. Y dentro de ese radio. "bien", "muy bien", el codo aristocrático de Arroyo, como dice Mallea: Juncal, Guido, Parera. . .
Le veo en la cara al hombre que está desesperado. Y entonces, lo remato:
-La Avenida del Libertador es como tener un leopardo de tapicería sobre el respaldo del asiento trasero del coche.
El leopardo lo tiró a la vuelta. Del departamento no sé.
Pienso que lo hecho es una crueldad, pero la investigación "científica" es así... cruel como la vivisección.
Yo quería saber si el hombre era un burgués con toda la barba o un tímido burguesito en camino de terminar en tilingo. El que es verdaderamente burgués sigue adelante, cumple su gusto, se realiza con la arrogancia del vencedor y compra en la Avenida del Libertador, precisamente porque es caro, porque acredita su victoria y la prestigia ante los burgueses. Si quiere barrio, compra; y si quiere apellido y mujer distinguida, compra también. Podría citar casos. Pero no se achica, se disminuye; no se acomoda a los esquemas y limitaciones de los tilingos.
De aquí que mientras en Europa y en Estados Unidos un banquero o un industrial miran a un ganadero como un "juntabosta", aquí el ganadero lo mira por arriba del hombro al empresario. Y el empresario, que quiere ser "bien", se ve obligado a comprar estancia, a tener cabaña -así sea de perros-, porque sólo por la Rural, y tal vez por el Kennel Club, puede lograr ascenso social que apetece.
Lógicamente esta burguesía, desde que imita a la vieja clase, se somete a todas sus normas y, por consecuencia, también en política.
Ese sometimiento y esa adhesión a las viejas clases -incongruente económicamente- no sólo se ejerce verticalmente. También horizontalmente, cuando contemplamos la geografía social del país.
-Estoy muy afligido por un amigo que se ha gastado más de 10 millones en un departamento de la Avenida del Libertador...
-¿Y por qué se aflige? -me pregunta inquieto. Le contesto:
-Y... porque la Avenida del Libertador no es "bien"...
-Pero entonces..., ¿qué es "bien"? -pregunta desesperado.
-"Bien" es de la plaza San Martín hasta la Recoleta, de Santa Fe al Bajo. Y dentro de ese radio. "bien", "muy bien", el codo aristocrático de Arroyo, como dice Mallea: Juncal, Guido, Parera. . .
Le veo en la cara al hombre que está desesperado. Y entonces, lo remato:
-La Avenida del Libertador es como tener un leopardo de tapicería sobre el respaldo del asiento trasero del coche.
El leopardo lo tiró a la vuelta. Del departamento no sé.
Pienso que lo hecho es una crueldad, pero la investigación "científica" es así... cruel como la vivisección.
Yo quería saber si el hombre era un burgués con toda la barba o un tímido burguesito en camino de terminar en tilingo. El que es verdaderamente burgués sigue adelante, cumple su gusto, se realiza con la arrogancia del vencedor y compra en la Avenida del Libertador, precisamente porque es caro, porque acredita su victoria y la prestigia ante los burgueses. Si quiere barrio, compra; y si quiere apellido y mujer distinguida, compra también. Podría citar casos. Pero no se achica, se disminuye; no se acomoda a los esquemas y limitaciones de los tilingos.
De aquí que mientras en Europa y en Estados Unidos un banquero o un industrial miran a un ganadero como un "juntabosta", aquí el ganadero lo mira por arriba del hombro al empresario. Y el empresario, que quiere ser "bien", se ve obligado a comprar estancia, a tener cabaña -así sea de perros-, porque sólo por la Rural, y tal vez por el Kennel Club, puede lograr ascenso social que apetece.
Lógicamente esta burguesía, desde que imita a la vieja clase, se somete a todas sus normas y, por consecuencia, también en política.
Ese sometimiento y esa adhesión a las viejas clases -incongruente económicamente- no sólo se ejerce verticalmente. También horizontalmente, cuando contemplamos la geografía social del país.
Así, los titulares de los intereses
vitivinícolas de Cuyo y los tabacaleros, azucareros y fruticultores del Norte,
que necesitan un mercado interno de alto poder de compra -es decir, que el
Litoral desarrolle una política de alto nivel de vida-, están ligados
políticamente a los conservadores del Litoral, gobernados por cabañeros e
invernadores cuya tendencia es producir a bajo costo en un mercado de poco
poder adquisitivo para cumplir la función asignada en la división internacional
del trabajo como abastecedores ultramarinos de las metrópolis. Esta
incongruencia es difícil de explicar, pero no son ajenos a ella el prestigio
social del Litoral y la incapacidad burguesa de los del interior en los
respectivos grupos patronales. Esta gente de Cuyo y del Norte es muchas veces
portadora de apellidos españoles de abolengo arribeño, de mucho mayor
cotización histórica que los abajeños del puerto. Pero queriendo asimilarse a
la alta clase del puerto se han sometido a las normas políticas e ideológicas
de los principales. De "bien" provincianos, quieren ser
"bien" en la Capital. ¿Cómo extrañar entonces que los guarangos
frustrados del Litoral se hagan tilingos, si la misma tilinguería la padecen
muchos aristocráticos descendientes de la Conquista por el Perú?
La tilinguería cotiza una marca de
vino, un tabaco, un pomelo, o una palta, muy por debajo de un toro lleno de
medallas. Se entra muy bien en la alta sociedad llevando de la rienda al toro,
pero es difícil mostrando una botella de vino por lujosa que sea la etiqueta,
por más sugestiones de chateau que evoque, tanto en la presentación como en la
exquisita calidad del producto.
A un cuarto de siglo de la entrada del
país al capitalismo, debemos recordar que el capitalismo naciente en la
Argentina fue ajeno en sus hombres al hecho histórico que lo provocaba,
produciéndose la paradoja de que le correspondiese a la clase obrera abrir la
etapa del desarrollo económico burgués. Más aún: la nueva burguesía sigue aún
incapacitada para jugar su papel, y es precisamente porque en la medida que
asciende, pierde conciencia de su propia realidad para hacer suya la imagen de
importancia que le presenta el tilingo. Se queda en el "medio pelo"
y, rechazando el triunfo burgués, se adecúa al remedo, a la imitación de la
alta clase con la que cree tomar contacto cuando se acomoda a la imagen de alta
sociedad que le brindan los declasados.
Hubo un tiempo en que los venidos a menos económica y socialmente se jactaban de ser un pequeño sector domiciliado en el "Palacio de los Patos" de la calle Ugarteche. Ahora se han multiplicado. desde detrás de la Recoleta hasta San Fernando, a lo largo de las vías del Central Argentino. (Lo designo así porque la nueva nominación ferroviaria es completamente tilinga, aunque la hayan hecho los guarangos, lo que prueba que, en esta materia, todos tenemos tejado de vidrio.)
Landrú ha identificado perfectamente los personajes describiendo en el "gordi" y el "mersa" la oposición tilinguería-guaranguería. El botellero próspero, con su Valiant resplandeciente, es feliz echándole soda al vino de marca, ocupando las mesas de los restaurantes caros, hablando fuerte de lo que dijo-"su señora", mientras "cena". Está en el camino de constituir una burguesía. Todavía no tiene conciencia de que constituye un sector de la sociedad correspondiente a una etapa de la economía, y no ha alcanzado a comprender la correspondencia de sus intereses personales con los intereses de su grupo. Hijo de sus aptitudes capitalistas -aunque muchas veces también más de la inflación que de su capacidad, o de equívocas actividades comerciales-, está en el camino de constituir una burguesía. Pero en el momento de definirse como burgués y adquirir la psicología correspondiente, nota el contraste de sus gustos y normas con lo que es "bien". Desde que se ha mudado al barrio Norte, desde Gerli o Quilmes, y la "señora" ha olvidado la batea deslumbrada por la máquina de lavar, ha hecho nuevos contactos que le dan la idea de una meta social que tiene que alcanzar. Comienza él también a añorar la época en que "el servicio daba gusto" y en que el obrero -el "negro"- se mantenía "donde debe estar". Olvida de inmediato que es precisamente ese cambio el padre de su prosperidad y de su posibilidad de acceso a niveles más altos. Más aún. que el mantenimiento de ese cambio y su profundización es su única garantía. Quiere dejar de ser "mersa" y sólo logra ser "gordi". E inmediatamente tiene el complejo político del "gordi", a quien comienza a imitar.
Y comienza a imitar a una imitación, tomando por modelo las malas copias. Porque la tilinguería constituida por las "gordis" no es ni remotamente la alta clase a la que cree aproximarse.
Desde la época en que los declasados se refugiaban en la calle Ugarteche, todo el "Norte" liminar se ha llenado de falsos declasados. Se ha constituido un sector social entero que vive en la convención de que "todo tiempo pasado fue mejor" en aquella "Jauja" retrospectiva -"cuando la tía Leonor tenía Lando"-; de miles de familias que se aterran al recuerdo de un ascendiente que figuró algo en la segunda y la tercera línea de los amanuenses de la oligarquía, Descendientes de militares -un oficio generalmente despreciado por la alta clase-, de secretarios de juzgados, directores de oficinas, bancarios pueblerinos y hasta de conscriptos de Curu-malal, se han construido imaginativamente un pasado señoril que tratan de revivir en una vida forzada que absorbe casi todos sus recursos en gastos de representación.
Hubo un tiempo en que los venidos a menos económica y socialmente se jactaban de ser un pequeño sector domiciliado en el "Palacio de los Patos" de la calle Ugarteche. Ahora se han multiplicado. desde detrás de la Recoleta hasta San Fernando, a lo largo de las vías del Central Argentino. (Lo designo así porque la nueva nominación ferroviaria es completamente tilinga, aunque la hayan hecho los guarangos, lo que prueba que, en esta materia, todos tenemos tejado de vidrio.)
Landrú ha identificado perfectamente los personajes describiendo en el "gordi" y el "mersa" la oposición tilinguería-guaranguería. El botellero próspero, con su Valiant resplandeciente, es feliz echándole soda al vino de marca, ocupando las mesas de los restaurantes caros, hablando fuerte de lo que dijo-"su señora", mientras "cena". Está en el camino de constituir una burguesía. Todavía no tiene conciencia de que constituye un sector de la sociedad correspondiente a una etapa de la economía, y no ha alcanzado a comprender la correspondencia de sus intereses personales con los intereses de su grupo. Hijo de sus aptitudes capitalistas -aunque muchas veces también más de la inflación que de su capacidad, o de equívocas actividades comerciales-, está en el camino de constituir una burguesía. Pero en el momento de definirse como burgués y adquirir la psicología correspondiente, nota el contraste de sus gustos y normas con lo que es "bien". Desde que se ha mudado al barrio Norte, desde Gerli o Quilmes, y la "señora" ha olvidado la batea deslumbrada por la máquina de lavar, ha hecho nuevos contactos que le dan la idea de una meta social que tiene que alcanzar. Comienza él también a añorar la época en que "el servicio daba gusto" y en que el obrero -el "negro"- se mantenía "donde debe estar". Olvida de inmediato que es precisamente ese cambio el padre de su prosperidad y de su posibilidad de acceso a niveles más altos. Más aún. que el mantenimiento de ese cambio y su profundización es su única garantía. Quiere dejar de ser "mersa" y sólo logra ser "gordi". E inmediatamente tiene el complejo político del "gordi", a quien comienza a imitar.
Y comienza a imitar a una imitación, tomando por modelo las malas copias. Porque la tilinguería constituida por las "gordis" no es ni remotamente la alta clase a la que cree aproximarse.
Desde la época en que los declasados se refugiaban en la calle Ugarteche, todo el "Norte" liminar se ha llenado de falsos declasados. Se ha constituido un sector social entero que vive en la convención de que "todo tiempo pasado fue mejor" en aquella "Jauja" retrospectiva -"cuando la tía Leonor tenía Lando"-; de miles de familias que se aterran al recuerdo de un ascendiente que figuró algo en la segunda y la tercera línea de los amanuenses de la oligarquía, Descendientes de militares -un oficio generalmente despreciado por la alta clase-, de secretarios de juzgados, directores de oficinas, bancarios pueblerinos y hasta de conscriptos de Curu-malal, se han construido imaginativamente un pasado señoril que tratan de revivir en una vida forzada que absorbe casi todos sus recursos en gastos de representación.
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viernes, 2 de noviembre de 2012
miércoles, 9 de mayo de 2012
domingo, 25 de marzo de 2012
jueves, 1 de marzo de 2012
miércoles, 29 de febrero de 2012
miércoles, 22 de febrero de 2012
viernes, 10 de febrero de 2012
FRASES INOLVIDABLES DEL GRAN INODORO PEREYRA
Roberto Fontanarrosa
"Endijpué de tantos años, si tengo que elegir otra vez, la elijo a la Eulogia con los ojos cerrados. Porque si los abro, elijo a otra".
- Dígame don Inodoro ¿usté está con la Eulogia por alguna promesa?
- Mendieta, uno se deslumbra con la mujer linda, se asombra con la inteligente... y se queda con la que le da pelota.
- Vago no soy, quizá algo tímido para el esjuerzo.
- Estoy comprometido con mi tierra, casado con sus problemas y divorciado de sus riquezas.
- ¿Y usted cómo se gana la vida?
- ¿Ganar? ¡De casualidá estoy sacando un empate!
- ¿No andará mal de la vista, don Inodoro?
- Puede ser. Hace como tres meses que no veo un peso.
- ¿Por qué esta agresión gratuita?
- ¡Si quiere se la cobro!
- El pingüino es monógamo.
- ¿Y por qué cree que le dicen Pájaro Bobo?
- Con la verdá no ofendo ni temo. Con la mentira zafo y sobrevivo, Mendieta.
- La historia lo juzgará. Pero tiene el mejor de los abogados: el olvido.
- Eso de "hasta que la muerte los separe" es una incitación al asesinato.
Acepto que la Eulogia es fulera, pero es de las que demuestran la beyeza por el absurdo.
- Usté no está gorda, Eulogia. Es un bastión contra la anorexia apátrida.
- ¿Puede una persona disaparecer de a pedazos? Porque a la Eulogia le desapareció la cintura.
- Pereyra, míreme a la cara.
-¿Por qué este castigo, Eulogia? ¿Por qué tanta crueldá?
- La Eulogia es, lejos, la mejor prienda que conocí en mi vida. Bien lejos... 20, 30 kilómetros . De cerca es así, jodida...
- La Eulogia es una santa. No como mi cuñada que sufre el Síndrome de la Abeja Reina. Se cree una reina y es un bicho.
- A veces la picardía crioya es sólo desesperación, Mendieta.
- Ahura hay fertilización asistida. Vea el caso de la señora del viejo Aredes. Quedó embarazada. En el pueblo se comenta que al viejo lo ayudaron.
- ¡Mire esta vaca, Serafín! Musa inspiradora de miles de composiciones escolares... ¡Y ahora es acusada de traficante de colesterol por el naturismo apátrida! Nos da su leche, su carne, su cuero. ¡Lo quiero ver a usté haciéndose una campera de zapayitos!
- La muerte nivela a güenos y malos, don Inodoro. Lo malo es que nivela pa' bajo.
- No tenemos que copiar las cosas malas de ajuera, Lloriqueo. ¡Nosotros tenemos que crear nuestras propias cosas malas!
- Estuvo divertido el pesebre viviente este año, Mendieta.
- Bien la vaca. Algo sobreactuado el burro.
- Soy crítico meteorológico, señor. La tormenta de anoche. "Floja iluminación de los relámpagos, yuvia repetida, escenografía pobre y pésimo sonido de los truenos en otro fiasco de esta puesta en escena de Tata Dios. Una típica propuesta de verano, liviana, pasatista, para un público poco exigente".
- ¡No me diga que va a barrer, Pereyra! ¡La última tarea doméstica que hizo jué doblar una serviyeta!
- Yo no quiero ser irrespetuoso, Eulogia, pero lo que ha hecho Tata Dios con usté es abuso de autoridá.
GRACIAS NEGRO !!!!!!!un genioooo..!!!!!!!!!
lunes, 23 de enero de 2012
viernes, 20 de enero de 2012
lunes, 26 de diciembre de 2011
miércoles, 21 de diciembre de 2011
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