ESTE ES EL BLOG DEL DR. RODOLFO E. PARBST He creado este blog para que juntos conozcamos un poco más de Historia, por lo cual te invito a participar del mismo.- Toda la historia. La verdadera historia.
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sábado, 23 de marzo de 2019
lunes, 26 de noviembre de 2018
EL DEPORTE DE LOS GAUCHOS
EL DEPORTE DE LOS GAUCHOS
Así como el mate es
la bebida por excelencia del pueblo bonaerense, el pato es su juego, el mayor
deporte que ha conocido la provincia, de enorme popularidad en el siglo pasado,
fue Guillermo E. Hudson, él celebre naturalista argentino que residió muchos
años en las llanuras de Buenos Aires, quien lo describió antes que nadie,
narrando con cuidadosa precisión como se jugaba en esa época. "Se
mataba un pato o un pollo - dice Hudson - y se le cosía dentro de un trozo de
cuero fuerte, haciendo así una pelota de forma irregular, dos veces el grandor
de una de fútbol era proveído de cuatro manijas de cuero retorcido y de tamaño
conveniente para ser agarrada por la mano del hombre.
Después se avisaba a los vecinos la intención de realizar un partido de pato y una verdadera multitud montada a caballo, se concentraba en el lugar preferido Cuando llegaba el portador del ave todos trataban de alcanzarlo y arrancársela de la mano. Frecuentemente rodaba por el suelo. "A veces un par de contendientes furiosos por haber sido vencidos - prosigue Hudson - desenvainaban sus facones para probar cual era de más valor... Pero, hubiera o no pelea alguien se apoderaba del pato y se lo llevaba, para ser él a su turno acosado."
El juego terminaba solo cuando alguien lograba escapar definitivamente con la pelota. "Era el vencedor y como tal debía llevarse el ave a su casa y tenía derecho a comérsela." Prohibido por Juan Manuel de Rosas, su práctica no desapareció. Por el contrario, se mantuvo hasta la actualidad y varios torneos que se realizan en el interior de la provincia recuerdan que ha sido el deporte más popular de la llanura bonaerense un territorio que por sus características geográficas, proporcionaba espacio suficiente para desarrollar en libertad la alocada carrera en busca de esa pelota con cuatro manijas.
Algunos matices, apenas de una rica tradición que como todas mezcla la realidad con la magia, pero que sirve para comprender el espíritu que anima a los habitantes del territorio más rico del país.
Actualmente en los campos de la ciudad de Villa Ramallo se juntan las familias tradicionales en fechas patrias a jugar al pato por supuesto con una pelota de cuero moderna sin el pato adentro como lo fue antaño.
Después se avisaba a los vecinos la intención de realizar un partido de pato y una verdadera multitud montada a caballo, se concentraba en el lugar preferido Cuando llegaba el portador del ave todos trataban de alcanzarlo y arrancársela de la mano. Frecuentemente rodaba por el suelo. "A veces un par de contendientes furiosos por haber sido vencidos - prosigue Hudson - desenvainaban sus facones para probar cual era de más valor... Pero, hubiera o no pelea alguien se apoderaba del pato y se lo llevaba, para ser él a su turno acosado."
El juego terminaba solo cuando alguien lograba escapar definitivamente con la pelota. "Era el vencedor y como tal debía llevarse el ave a su casa y tenía derecho a comérsela." Prohibido por Juan Manuel de Rosas, su práctica no desapareció. Por el contrario, se mantuvo hasta la actualidad y varios torneos que se realizan en el interior de la provincia recuerdan que ha sido el deporte más popular de la llanura bonaerense un territorio que por sus características geográficas, proporcionaba espacio suficiente para desarrollar en libertad la alocada carrera en busca de esa pelota con cuatro manijas.
Algunos matices, apenas de una rica tradición que como todas mezcla la realidad con la magia, pero que sirve para comprender el espíritu que anima a los habitantes del territorio más rico del país.
Actualmente en los campos de la ciudad de Villa Ramallo se juntan las familias tradicionales en fechas patrias a jugar al pato por supuesto con una pelota de cuero moderna sin el pato adentro como lo fue antaño.
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miércoles, 5 de septiembre de 2018
LABRUNA, EL ÁNGEL DE RIVER
LABRUNA, EL ÁNGEL DE RIVER
Dentro de pocos
días, el 28 de setiembre, se festejará el Día del hincha de River. Ese día es
el cumpleaños de una de las máximas figuras del Club, Angel Amaeo Labruna.
Reproducimos una brillante nota de la página http://www.pasionfulbo.net sobre
ANYULIN.
Goleador,
pasional, polémico, inteligente, calentón, ídolo, histórico son algunas de las
palabras que mejor describen a Ángel Amadeo Labruna. A continuación hacemos un
repaso de los momentos inolvidables, curiosidades, frases, polémicas, anécdotas
y mucho más de la carrera del crack que quedará en el recuerdo de los hinchas
de River por siempre.
El
máximo ídolo de la historia de River con la pelota
Su
infancia
Un
28 de Septiembre de 1918 nacía Ángel Amadeo Labruna en Avenida Las
Heras al 2871. Hijo del Italiano Don Ángelo, un relojero de Barrio Parque
y de Amalia Cavatorta. El pequeño Ángel, dio sus primeros pasos laborales
como ayudante de su padre. Ya desde muy chico era fanático de River Plate.
Su padre lo hizo socio a la temprana edad de los ocho años. Su ídolo fue desde
muy chico Bernabé Ferreyra, quien le había autografiado una foto,
decía “Al futuro crack en ciernes, Bernabé Ferreyra”. Ángel guardaba ese
regalo como una reliquia, en la vidriera del negocio de su padre. Su padre no
quería que él fuera futbolista, pero aún así, cuando Ángel cumplió diez años,
lo llevó a River a entrenar gimnasia para así ganar en capacidad torácica.
No sólo le gustaba el fútbol, también desde muy chico era un apasionado del
básquet, jugaba en la categoría de cadetes.
Un
día de de 1932, Antonio Vespucio Liberti lo convenció para que jugara
en la sexta división de River Plate. Ángel aceptó. Siguió jugando hasta
llegar a la cuarta división matutina. Era el año 1934, y Labruna a la
edad de 16 años tuvo que tomar una importante decisión: Básquet o Fútbol.
Eligió la segunda opción. Él contó que si le conseguían empleo se habría
inclinado por el básquet, pero no fue así. En ese año, firmaría su primer
contrato con el club. Jugaba en la cuarta división especial gracias a ese
contrato, cobraría su primer sueldo: 25 pesos por partido jugado.
Su
debut en River Plate
Este
es el primer contrato que unió a Ángel Labruna con River
Su
primera aparición en la primera división del club se produjo el 25 de Mayo de
1937, en un partido amistoso ante Jorge Newbery en Rufino. Ese día
tendría un debut más que positivo, anotando tres de los ocho goles convertidos
por River. Tuvo que esperar dos años para volver a tener una chance en la
primera del club. Fue en el año 1939 cuando el plantel de primera inició una
huelga porque los dirigentes habían apartado del equipo a José Manuel
Moreno, debido a un mal rendimiento ante Independiente. Entonces, había
que jugar ante Estudiantes en La Plata. Los que jugaron fueron los
juveniles de la tercera división especial denominados “Los Guerrilleros”, en
ese equipo aparecía a sus 20 años de edad, Ángel Labruna. Ese día fue
derrota por 1-0. Luego de ese partido, volvió momentáneamente a la tercera. Un
15 de Octubre jugaría ante Atlanta y marcaría su primer gol oficial
con el “Millonario”. Fue en la victoria 4-2 de River en Villa Crespo,
donde Ángel anotó el último gol del partido a los 85 minutos superando
a Taglioretti. Desde ese momento se afianzaría en el equipo titular. En
ese año le marcó su primer gol al eterno rival, Boca, en cancha
de San Lorenzo un 29 de Noviembre, Su gol sirvió para la victoria 2-1
del “Millonario”. Cuentan que después del partido se quedó festejando en la
tribuna junto a la hinchada durante varias horas.
Ángel
le quería ganar siempre a Boca, el máximo rival
La
Máquina En 1942, y tras una goleada ante Chacarita por 6-2, el
periodista de El Gráfico, Eduardo Lorenzo Borocotó bautizó a ese
equipo como La Máquina. La formación tenía a cinco delanteros que
quedarían en la historia: Moreno, Pedernera, Muñoz, Loustau y Ángel
Labruna. Juntos jugaron sólo 20 partidos, pero les bastó para quedar en la historia
del fútbol mundial, siendo para muchos, el mejor equipo en la historia del
fútbol argentino. Brindaban un espectáculo que tal vez sea inigualable, con un
fútbol muy ofensivo y que sin dudas, será difícil de olvidar para quienes
tuvieron la suerte de disfrutarlo. Sus goles a Boca Juniors
Contando
los goles en partidos oficiales y los goles en amistosos
que Labruna le convirtió al “Xeneize”, son en total 22
anotaciones. River solo perdió uno de los partidos
ante Boca en los que el “Feo” convirtió. Además empataron en una
ocasión. Los partidos restantes terminaron todos con victorias de “La Banda”.
Ningún otro jugador le ha podido meter tantos goles al rival en el
superclásico. Ángel es quien todavía hoy, tiene este récord que parece cada día
más difícil de igualar.
La
polémica del gol 293
Durante
muchos años se creyó que Ángel Labruna había anotado 292 goles en el
fútbol argentino y que había quedado a sólo una notación del delantero
de Independiente, Arsenio Erico. Luego de muchos años, el Centro
de Investigación de la Historia del Fútboldescubrió que en 1941 “El Feo” había
anotado un gol pero que por error se le había adjudicado a otro jugador. En un
partido vs Estudiantes, tras un córner, Labruna cabeceó, la pelota iba al
arco pero se desvió en Rodríguez (defensor rival) e ingresó. Entonces, como la
pelota se dirigía al arco antes del desvío, el CIFH le adjudicó el
gol al delantero de River. Otra polémica era saber si el que había
cabeceado era Labruna o Muñoz, ya que un medio de la época había
anotado que era este último quien había impactado el balón, pero en la imagen
tomada por El Gráfico se puede ver que es Labruna quien
cabecea.
El
jugador mejor pago de la década del 50′
En
1955 a sus 36 años, Ángel Labruna firmó el contrato que lo convertía
en el jugador mejor pago de la época. Ya llevaba anotados 252 goles y por eso
era ya un ídolo indiscutido de la época. Entonces, renovó su contrato con el
club. Lo que había arreglado con los dirigentes era ganar 300.000.000 pesos por
año entre sueldo, prima y premios.
Su
polémica salida de River
En
Diciembre del año 1959 se abría otra polémica. Ángel Labruna recibía un
telegrama que le llegaba desde River, que decía “Queda en libertad de acción,
colaciónese”. El máximo goleador de la historia del club quedaba libre de
manera sorpresiva. Aún hoy no queda claro quien tomó esa decisión. El propio
Labruna dijo en una entrevista: “Yo de River no me fui, me dijeron que me
tenía que ir. Las explicaciones que me dieron siempre fueron muy confusas. Hoy
no sé si me echaron los dirigentes o me sacaron por orden de otra persona”. En
otra entrevista confesó: “Cuando me fui de River llegué a creer que se
terminaba el mundo. Si hasta me quise pegar un tiro. No quería volver a mi
casa”.
El
momento en el que homenajean al ídolo
Partido
homenaje
El
19 de Septiembre de 1957 se homenajeó al goleador en el Estadio
Monumental. Esto se debía a que se cumplían las bodas de plata de “El
Feo” en River, desde que había llegado a inferiores en el año 1932.
En aquella tarde el “Millonario” se enfrentó a Peñarol. Además, se
juntaron los integrantes de “La Máquina”. Fue victoria de River por 1-0.
La
vuelta olímpica tras 18 años
El
Mundo River necesitaba una vuelta olímpica. Habían pasado 18 años sin
darla y la gente estaba desesperada por volver a gritar campeón. Tras pasar por
clubes como Platense, Rosario Central y Defensores de
Belgrano, el ídolo volvía a River. “Volví para ser campeón” sentenció
en su llegada. No se equivocó, porque tras un final de campeonato
emocionante, River vencía a Racing 2-0 y daba la tan
ansiada vuelta olímpica. “El Feo” cumplía su promesa y sumaba otro título con
el club. El dinero y los negocios “Para la plata siempre fui medio
estúpido. Estuve toda la vida en River pero me podría haber ido a Colombia en
el 50′ o a Italia en el 54′, cuando me ofrecieron dos millones de pesos
pero no me decidí. Económicamente fui un fracasado, la diferencia la hice
cuando fui técnico”, admite Labruna. Ángel, cuando dejó de jugar, puso un
hotel en Mar del Plata pero no le fue bien. Después decidió poner un negocio de
venta de autos usados pero tampoco tuvo suerte. Después una gomería y una
zapatería. En todas fracasó. Entonces, decidió meterse para siempre en el
fútbol. “Todo el mundo creyó que yo gané millones, pero no es así. ¡La
plata que debe tener Labruna! Oía, pero no fue así. Hubo sólo cuatro temporadas
donde cobré grande, en el resto me alcanzaba para vivir”, aclaró “El Feo” en
una entrevista.
Curiosidades,
frases y anécdotas
Su
fanatismo por las cábalas “Siempre fui cabalista, debo asociarlo con los
juegos de azar y carreras. Creo en pequeñas ceremonias que traen suerte. A
veces he sido un exagerado, pero es más fuerte que yo” confesó el ídolo en
una entrevista. Además, se animó a contar una de sus muchas
cábalas: “Nunca crucé una raya, lateral, córner, área o mediacancha con el
pie izquierdo, siempre pisando con el derecho”. “Pinino” Más se animó a contar
otra de las cábalas que tenía “El Feo”. Antes de un superclásico en el año 75′,
el “Millonario” estaba por salir a la cancha y Labruna, técnico del equipo
decía: “Filliol, vos sos crack, Biasutto es un tronco. Comelles, vos sos crack,
Pernía es un tronco. Perfumo… “, “Sí, ya sé soy un crack y La Fuente es un
tronco” a lo que “El Feo” le contestó: “Callate boludo, se corta la cábala”. En
una oportunidad, el “Pinino” le preguntó: “Ángel, ¿Cuales son sus cábalas?”, la
respuesta de Labruna fue: “Las cábalas son algo personal, no hay que
decirlas porque pierden el efecto, no preguntes boludeces”. Cuentan que eran
tantas las cábalas que tenía el ex delantero de River, que para recordarlas las
tenía anotadas en un papel.
Su
costumbre al jugar en La Bombonera
Al
ingresar a La Bombonera. Ángel Labruna se tapaba siempre la
nariz, haciendo alusión a que había mal olor en la cancha del eterno rival.
Cuentan los jugadores de la época que aunque la hinchada local lo chifle, lo
insulte o lo escupa, el lo seguía haciendo. De allí nació la costumbre de
muchos hinchas de llevar barbijos cada vez que se juega un superclásico en La
Bombonera.
Los
caballos, otra de sus pasiones
“Si
me invitan al cine o al teatro, paso, pero las carreras me encantan. Fui
durante cuarenta años al hipódromo y nunca dejó de divertirme”, contó Labruna
en una entrevista. Él, siempre fue un apasionado por los juegos de
azar. Óscar Más se animó a contar en una ocasión una anécdota sobre
lo que significaba esta pasión para Ángel: “Teníamos que jugar ante Boca a
las 15.30 y para no pagar la multa debíamos salir a las 15.28. Ya era la hora
entonces le aviso a Ángel y el me responde: ‘Espera que tengo que ver como
salió un caballo que tenía como fija, lo otro no importa, pagamos la multa y
listo’.”
El
porqué de no dirigir a la Selección
“Jamás
viví como una frustración el hecho de no dirigir a la Selección. Creo que ya
les di muchas satisfacciones como jugador. No es algo que me quite el
sueño” confesó una vez Labruna. Juan José López se animó a
contar qué les decía “El Feo” respecto a este tema: “Siempre nos decía que
no quería dirigir la Selección. Para él, la Selección Nacional era River”.
Su
muerte Un 19 de Septiembre del año 1983, el ídolo estaba esperando el alta
médica. Había sido operado con éxito de vesícula hace una semana y se estaba
recuperando de manera positiva. Estaba en la habitación de la clínica de
Belgrano junto a Ubaldo Fillol, que había pasado a visitar a “El Feo”. A
las 18:15 Labruna se levantó para ir al baño pero de pronto se desplomó. Fillol
apenas pudo sostenerlo, pero no sirvió de mucho. Un paro cardíaco le había
quitado la vida a sólo días de cumplir sus 65 años. Hoy en día, “El Pato” lo
recuerda como un padre futbolístico. Ambos tenían una excelente relación y
hasta el día de hoy el ex arquero de la Selección siempre lo recuerda con
cariño.
Anécdotas
Anécdota
uno: Labruna era en aquel momento el técnico de Racing. Le
habían avisado que Fillol se iba a ausentar a la práctica porque
tenía una reunión con los dirigentes de River. El club de Nuñez quería
tener al “Pato” en su plantel. Minutos después, observa al arquero ingresando
al predio. Sorprendido, lo llama y le dice: “Fillol, ¿Usted no estaba en
reunión con la gente de River?”, a lo que “El Pato” responde: “Sí, pero me
quiero quedar acá”. la respuesta de Ángel fue: “Usted haga lo que quiera,
pero yo le aviso que si usted no va a esa reunión y arregla con River, yo vengo
mañana y lo recontracago a trompadas”
Anécdota
dos: Labruna era el técnico de Talleres. En la charla previa en
el vestuario antes de un partido vs Boca. “Hagamos lo que sabemos,
estén tranquilos, este es un partido más, eh”. Cuando los jugadores marchan al
campo, Ángel llama a los ex jugadores de River que tenía en el
plantel y les dice: “Partido más una mierda, los partidos ante estos se
juegan a muerte, vamos eh”.
Anécdota
tres: River había ganado un superclásico por 2-1 tras irse 0-1 al
entretiempo. Al terminar el partido un periodista partidario del “Xeneize” le
preguntó: “¿En el primer tiempo Boca los bailó?” y el
respondió “¡Está equivocado! Aplicamos una táctica para engañar al
adversario. En el primer tiempo los dejamos atacar para que se cansen y en el
segundo apuramos el partido y el resultado mostró que ganamos con absoluta
justicia”. En el vestuario le preguntaron por qué había declarado eso, el dijo: “Es
un periodista de la contra. No voy a dejar que nos use para ponerse contento”.
Anécdota
cuatro: En esa época Labruna era el técnico de Rosario
Central. Iban 40′ del segundo tiempo y el equipo dirigido por “El Feo” estaba
goleando a River por 4-0. Alonso, jugador del “Millonario” estaba
algo cansado. Entonces Ángel se le acercó y le gritó sin disimulo “¡Dale
nene! ¡Corré que esa camiseta yo la transpiré veinte años!”
Frases
“Confieso
que hay muchas cosas de las que no tengo idea, pero el fútbol es lo mío. No hay
nadie que sepa más que yo” “No me gustan las jugadas preparadas. Yo prefiero
trabajar fútbol y no recursos accesorios”.
“A
Ramón Díaz lo voy llevando de a poco. Ese chico va a ser el sucesor de
Labruna”.
“Boca
es un equipo hecho para ganar, no para dar espectáculo, por eso, los jugadores
que yo elijo, nunca andarían en Boca”.
“Si
yo dirigiera a Boca me iría al descenso. Con esa clase de jugadores yo no puedo
jugar al ataque como lo hago en River. Yo prefiero ganar los partidos 5-4, a
ellos les alcanza con ganar 1-0”.
“El
día que estés obsesionado con ganarle a Boca, recién ahí vas a poder vestir con
orgullo la camiseta de River”.
“River
es noticia siempre, no porque seamos la mitad más uno, sino porque somos el
país menos algunos”.
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lunes, 4 de junio de 2018
EL DEPORTE DE LOS GAUCHOS
EL DEPORTE DE LOS GAUCHOS
Así como el mate es la bebida por excelencia del
pueblo bonaerense, el pato es su juego, el mayor deporte que ha conocido la
provincia, de enorme popularidad en el siglo pasado, fue Guillermo E. Hudson,
él celebre naturalista argentino que residió muchos años en las llanuras
de Buenos Aires, quien lo describió antes que nadie, narrando con cuidadosa
preescisión como se jugaba en esa época. "Se mataba un pato o un
pollo - dice Hudson - y se le cosía dentro de un trozo de cuero fuerte,
haciendo así una pelota de forma irregular, dos veces el grandor de una de
fútbol era proveído de cuatro manijas de cuero retorcido y de tamaño
conveniente para ser agarrada por la mano del hombre. Después se avisaba a los vecinos la intención de realizar un partido de pato y una verdadera multitud montada a caballo, se concentraba en el lugar preferido Cuando llegaba el portador del ave todos trataban de alcanzarlo y arrancársela de la mano. Frecuentemente rodaba por el suelo. "A veces un para de contendientes furiosos por haber sido vencidos - prosigue Hudson - desenvainaban sus facones para probar cual era de mas valor... Pero, hubiera o no pelea alguien se apoderaba del pato y se lo llevaba, para ser él a su turno acosado."
El juego terminaba solo cuando alguien lograba escapar definitivamente con la pelota. "Era el vencedor y como tal debía llevarse el ave a su casa y tenia derecho a comérsela." Prohibido por Juan Manuel de Rosas, su practica no desapareció. Por el contrario, se mantuvo hasta la actualidad y varios torneos que se realizan en el interior de la provincia recuerdan que ha sido el deporte más popular de la llanura bonaerense un territorio que por sus características geográficas, proporcionaba espacio suficiente para desarrollar en libertad la alocada carrera en busca de esa pelota con cuatro manijas.
Algunos matices, apenas de una rica tradición que como todas mezcla la realidad con la magia, pero que sirve para comprender el espíritu que anima a los habitantes del territorio más rico del país.
Actualmente en los campos de la ciudad de Villa Ramallo se juntan las familias tradicionales en fechas patrias a jugar al pato por supuesto con una pelota de cuero moderna sin el pato adentro como lo fue antaño.
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martes, 6 de marzo de 2012
Un hallazgo de Artemio López. Revista el Gráfico de 1973
No estamos hablando de fóbal ultimamente, observarán que estamos muy medidos. Sucede que la superioridad manifiesta de Boca Juniors limita, inhibe o restringe nuestra dedicación al tema.
Sin embargo el reportero Diego Schurman, dedicado a seguir el ascenso y las peripecias de su club que a esta altura especulaba "llevarìa unos 20 puntos de ventaja" :) , desilusionado nos envía esta información. bajo el título "Alonso no era de Riber" . Termina asì desmoronándose su sentido de pertenencia futbolero ya no actual que está por el piso, sino histórico, porque aparentemente el denominado "Beto" era "ídolo".
En fin, señala Schurman:
En fin, señala Schurman:
Lámina central de la revista El Gráfico en 1973. "¿Dónde sueñan con jugar?" Eran otros tiempos.
Ahora, ni locos aceptarían ponerse la camiseta del cuadro del que eran hinchas de chicos. Acá lo hicieron. Arr. desde la izq. Merlo (jugaba en River, era de San Lorenzo), Piris (San Lorenzo - Central), Saccardi (Ferro - Independiente), Julio Asad (Vélez - San Lorenzo), Higuain ( Boca- River) Gatti (Gimnasia - Boca). Abajo: Balbuena (Independiente - Boca), el Goma Vidal (Ferro - Huracán), Avallay (Huracán - River), el Beto Alonso (River - Racing) y Guerini (Boca - Independiente). El único de estos once futbolistas que logró jugar en el equipo que eran hinchas en la foto fueron Higuain y Gatti, que llegó a Boca en 1976, previo paso por Unión en 1975.
Golpe simbólico duro, como el conflicto docente, digámoslo así para que cobre dimensión histórica.
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jueves, 23 de febrero de 2012
VIVO Y DIRECTO
El 17 de octubre de 1951 fue el último Día de la Lealtad para Evita. Su voz, valiente y ensayada, escondía no con mucha efectividad una profunda angustia por saber perdida la batalla contra su cuerpo. Tras ella y de cara a un mar de cabecitas explotando la Plaza de Mayo, un estrambótico aparato con la leyenda de Canal 7 capturaba su discurso para que sea visto al mismo tiempo por un grupo de pocos privilegiados lejos de allí. Ambos estaban haciendo historia. La leyenda escribía su epitafio en vida, mientras la televisión nacía en nuestro país, justo a tiempo para dejar constancia.
Hoy y siempre, televisión, política y fútbol se ayudaron y correspondieron cuando se necesitaron. Son hermanos de sangre, hijos de la misma pasión popular que los ha trascendido. No fue de extrañar entonces que luego de Perón y Evita, la segunda transmisión importante en nuestro país haya sido un cotejo de Primera División. Hasta entonces, el fútbol en la caja mágica solo existía en los memorables reportes de Sucesos Argentinos, que mostraba de a puchitos el match mas importante de la semana. Todo cambió de pronto, y allí estaba River, como también lo estaría casi 40 años luego, cuando la AFA inauguró ese fabuloso negocio llamado Televisión Codificada.
El alma mater de la criatura fue Jaime Yankilevick, un inmigrante búlgaro llegado al país en los años 20. De su cabeza salieron las primeras ideas que alentaron la aventura de la TV en Argentina. Fue él quien trajo los equipos desde Estados Unidos con los que se montaron las primeras transmisiones. El desafío asomaba quijotesco, no solo por la dificultad propia de un evento en vivo, sino porque la plaza de televisores reducía enormemente la cantidad de hipotéticos receptores. La inexperiencia del personal en estas producciones fue suplida con una inclaudicable voluntad por tapar los agujeros que minuto a minuto fueron surgiendo.
Minutos antes del pitazo inicial del juez británico Robert Cross, Ernesto Veltri dio la bienvenida a la transmisión formal. Veltri era todo un personaje de esos años, y se había dedicado al relato deportivo previa incursión como cantante de tangos durante buena parte de la década del 40 bajo el nombre artístico de Néstor Del Campo. A su lado estaba el ya veterano Enzo Ardigó, un uruguayo símbolo del periodismo radial de todos los tiempos, aportando la claridad conceptual que lo distinguió por años en el comentario deportivo. 3 cámaras fueron dispuestas en la platea oficial del Gasómetro de Boedo. Una a la altura del círculo central y las dos restantes en línea a ambas áreas. Estaban conectadas al camión de exteriores que llevaba la señal a los receptores. Nicolás Del Boca (papá de la actriz Andrea Del Boca) fue el tipo más ocupado de la tarde. A su cargo estaba el comando de una de las cámaras, pero además, la dirección de las mismas, o sea, decidir cual de las 3 cámaras salía al aire.
La manija periodística de este hecho histórico hizo que no se hable de otra cosa más que del partido en los días previos. Unos 35 grados centígrados martillaban el Wembley Porteño ese domingo 18 de noviembre de 1951. Muchedumbres colmaban Avenida La Plata y Las Casas, pugnando por ser parte de las casi 60.000 personas que esperaban un partido anunciado como clave. El River de Minelladebía ganar para igualar en la cima de la tabla al sorprendente Banfield que en esa 33ª fecha quedaba libre, pero se quedó apenas con un empate agridulce. Faltando 15 minutos para el cierre, luego de un penal dudoso de Oscar Basso a Ángel Labruna, Santiago Vernazza lo empató fusilando a Blazina con uno de sus habituales remates de derecha. Lo festejó sin coreografías para la cámara, apenas levantando la mano y volviendo al circulo central. No era de buen colega festejar un gol de penal.
Carrizo; Ramos y Soria; Yácono, Venini y Ferrari; Vernazza, Pizutti, Gómez, Labruna y Loustau vistieron la banda. Blazina; Martínez y Basso; Cívico, Zubieta y Fontana; Picot, Maravilla, Benavídez, Farro y Silva usaron la azulgrana. Se desconoce a ciencia cierta que cantidad de personas vivieron las incidencias del partido desde la TV. Un receptor era en ese tiempo un artículo de super lujo, habitual solo en las casas de potentados o en algunos bares y restaurantes de alta clase. Una cosa es segura. Con mucho o poco rating, la televisión había llegado al fútbol para quedarse.
A los 15 minutos del primer tiempo, el delantero de San Lorenzo José Cristóbal Maravilla cabeceó al gol un centro de Ernesto Picot. Con Carrizo indefenso, al seguro trayecto del balón a la red se interpuso el volante de River Héctor Ferrari quién con una providencial chilena mandó la pelota afuera en la misma línea de sentencia. Hubo protestas y dudas que concluyeron finalmente 7 minutos después con la convalidación del tanto por parte del juez. El incidente quedó como una simple anécdota recordada por los pocos testigos vivos del evento.Imagínense esa jugada hoy en día, con 20 cámaras estratégicamente ubicadas, alimentando el show de polémicas, telebines y discusiones baratas a lo largo de toda una semana. Con periodistas pidiendo cortes de cabeza a árbitros y líneas por un margen de error de 5 centímetros. A nadie se le hubiera cruzado por la cabeza hace 60 años. La tecnología mejoró la vida de las personas, lamentablemente no pudo hacer mucho por el buen gusto de las mismas.
Hoy y siempre, televisión, política y fútbol se ayudaron y correspondieron cuando se necesitaron. Son hermanos de sangre, hijos de la misma pasión popular que los ha trascendido. No fue de extrañar entonces que luego de Perón y Evita, la segunda transmisión importante en nuestro país haya sido un cotejo de Primera División. Hasta entonces, el fútbol en la caja mágica solo existía en los memorables reportes de Sucesos Argentinos, que mostraba de a puchitos el match mas importante de la semana. Todo cambió de pronto, y allí estaba River, como también lo estaría casi 40 años luego, cuando la AFA inauguró ese fabuloso negocio llamado Televisión Codificada.
El alma mater de la criatura fue Jaime Yankilevick, un inmigrante búlgaro llegado al país en los años 20. De su cabeza salieron las primeras ideas que alentaron la aventura de la TV en Argentina. Fue él quien trajo los equipos desde Estados Unidos con los que se montaron las primeras transmisiones. El desafío asomaba quijotesco, no solo por la dificultad propia de un evento en vivo, sino porque la plaza de televisores reducía enormemente la cantidad de hipotéticos receptores. La inexperiencia del personal en estas producciones fue suplida con una inclaudicable voluntad por tapar los agujeros que minuto a minuto fueron surgiendo.
Minutos antes del pitazo inicial del juez británico Robert Cross, Ernesto Veltri dio la bienvenida a la transmisión formal. Veltri era todo un personaje de esos años, y se había dedicado al relato deportivo previa incursión como cantante de tangos durante buena parte de la década del 40 bajo el nombre artístico de Néstor Del Campo. A su lado estaba el ya veterano Enzo Ardigó, un uruguayo símbolo del periodismo radial de todos los tiempos, aportando la claridad conceptual que lo distinguió por años en el comentario deportivo. 3 cámaras fueron dispuestas en la platea oficial del Gasómetro de Boedo. Una a la altura del círculo central y las dos restantes en línea a ambas áreas. Estaban conectadas al camión de exteriores que llevaba la señal a los receptores. Nicolás Del Boca (papá de la actriz Andrea Del Boca) fue el tipo más ocupado de la tarde. A su cargo estaba el comando de una de las cámaras, pero además, la dirección de las mismas, o sea, decidir cual de las 3 cámaras salía al aire.
La manija periodística de este hecho histórico hizo que no se hable de otra cosa más que del partido en los días previos. Unos 35 grados centígrados martillaban el Wembley Porteño ese domingo 18 de noviembre de 1951. Muchedumbres colmaban Avenida La Plata y Las Casas, pugnando por ser parte de las casi 60.000 personas que esperaban un partido anunciado como clave. El River de Minelladebía ganar para igualar en la cima de la tabla al sorprendente Banfield que en esa 33ª fecha quedaba libre, pero se quedó apenas con un empate agridulce. Faltando 15 minutos para el cierre, luego de un penal dudoso de Oscar Basso a Ángel Labruna, Santiago Vernazza lo empató fusilando a Blazina con uno de sus habituales remates de derecha. Lo festejó sin coreografías para la cámara, apenas levantando la mano y volviendo al circulo central. No era de buen colega festejar un gol de penal.
Carrizo; Ramos y Soria; Yácono, Venini y Ferrari; Vernazza, Pizutti, Gómez, Labruna y Loustau vistieron la banda. Blazina; Martínez y Basso; Cívico, Zubieta y Fontana; Picot, Maravilla, Benavídez, Farro y Silva usaron la azulgrana. Se desconoce a ciencia cierta que cantidad de personas vivieron las incidencias del partido desde la TV. Un receptor era en ese tiempo un artículo de super lujo, habitual solo en las casas de potentados o en algunos bares y restaurantes de alta clase. Una cosa es segura. Con mucho o poco rating, la televisión había llegado al fútbol para quedarse.
A los 15 minutos del primer tiempo, el delantero de San Lorenzo José Cristóbal Maravilla cabeceó al gol un centro de Ernesto Picot. Con Carrizo indefenso, al seguro trayecto del balón a la red se interpuso el volante de River Héctor Ferrari quién con una providencial chilena mandó la pelota afuera en la misma línea de sentencia. Hubo protestas y dudas que concluyeron finalmente 7 minutos después con la convalidación del tanto por parte del juez. El incidente quedó como una simple anécdota recordada por los pocos testigos vivos del evento.Imagínense esa jugada hoy en día, con 20 cámaras estratégicamente ubicadas, alimentando el show de polémicas, telebines y discusiones baratas a lo largo de toda una semana. Con periodistas pidiendo cortes de cabeza a árbitros y líneas por un margen de error de 5 centímetros. A nadie se le hubiera cruzado por la cabeza hace 60 años. La tecnología mejoró la vida de las personas, lamentablemente no pudo hacer mucho por el buen gusto de las mismas.
PUBLICADO POR DALMASSITO EN 09:30
viernes, 3 de febrero de 2012
¡Cuánto más lindo es el fútbol!
Inauguremos el año con una reflexión: el fútbol es un deporte espectacular. No sólo porque nos regala goles increíbles como el de Festus Baise, quien ganó el concurso que propuso Fútbol Curioso y se transformó en el mejor gol en contra de 2011, sino porque se trata de un juego impredecible.
Cuando juega Novak Djokovic, el número uno del mundo, un partido contra un tenista que se encuentra en el ranking más de cuarenta puestos por debajo suyo el ganador se sabe de antemano. ¿Quieren pensar en deportes colectivos? Si se enfrentara el mejor equipo de la NBA con otro que está dos ligas más abajo, la ecuación es la misma: vence el más poderoso. Cualquiera se animaría a decir, también, que los All Blacks derrotarían con comodidad al seleccionado de rugby de Chile u otro país de tercera línea. En la mayoría de los deportes triunfa, siempre, el más fuerte.
En el fútbol, en cambio, todo puede pasar. Ejemplos hay muchos y actuales hay uno bien gráfico. Deportivo Santamarina, ése que juega el Torneo Argentino A y al que hace veinte años le remataron la sede y el estadio, puso entre las cuerdas al equipo más poderoso del fútbol argentino. Boca es el último campeón (se quedó con el Apertura con doce puntos de ventaja) y acumula 30 partidos oficiales sin derrotas. Sin embargo, contra el elenco de Tandil la pasó mal. Empezó perdiendo merecidamente, empató en el segundo tiempo y ganó por penales, que no son una lotería como dicen muchos. No es azar; es técnica y temperamento. Sobre todo esto último.
Estos equipos, como el Mirandés de España que está a un partido de llegar a una final contra el mejor conjunto de todos los tiempos, hacen del fútbol un juego estupendo. Lo mejor de todo es que las sorpresas seguirán apareciendo. En la Copa Argentina y en todo el globo.
El tenis, el básquet y el rugby, como muchos otros, son muy lindos deportes. Pero... ¡cuánto más lindo es el fútbol!
Gracias Máximo Randrupen
lunes, 19 de abril de 2010
Peron y El Equipo de Locos
La Historia de un Loco cuerdo
Como casi toda historia, la mía tiene una prehistoria.
Es esta. A principios de los '50, me convertí de la noche a la mañana, o para mejor decir, de un domingo al otro, en el basquetbolista favorito del entonces Presidente de la Nación, Juan Domingo Perón. Por aquel entonces, los Harlem Globetrotters visitaban la Argentina y actuaban en el Luna Park que era elúnico estadio con capacidad para hacer frente, por la capacidad, a la erogación que significaba su contratación. Era muy común también que, quienes vivíamos en la Capital Federal, practicábamos básquet y teníamos la suerte de poder verlos, al día siguiente (y durante unos cuantos días mas), nos convertíamos en malabaristas circunstanciales. Fue así como un domingo, en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) que quedaba en Republiquetas 1050 de Núñez (donde ahora esta el CENARD), nos juntamos un grupo de amigos y como estábamos prácticamente solos en el gimnasio cubierto, nos pusimos a imitar a los "Globe" haciendo un sinnúmero de payasadas mientras jugábamos.
Tan concentrados estábamos en ese divertimento que no advertimos la entrada de Perón a las instalaciones, hasta que después de pasar por el sector dedicado a la esgrima, llegó a uno de los laterales de la cancha. Quedamos todos tan impresionados por su presencia, que cortamos la exhibición de
destrezas, para jugar "normalmente". Pero a poco de ponernos serios, el primer mandatario nos llamó y pidió que siguiéramos jugando como lo estábamos haciendo antes de que el llegara a sentarse en el pequeño palco presidencial preparado para la comitiva en forma permanente. Con beneplácito y la "obediencia debida", continuamos con la diversión deportiva por una larga media hora mas, hasta que nos anunció que se iba de regreso a la quinta presidencial de Olivos, saludándonos a uno por uno.
Exactamente una semana después, volvió a aparecerse en el gimnasio donde disfrutábamos el deporte dominguero y justamente yo estaba en posesión del balón cuando hizo su entrada. Volvimos a quedar "petrificados" y por una cuestión de respeto, además de poder saludarlo, paré el juego señalando la
llegada del primer mandatario. Fue cuando me dijo-"Seguí jugando Ibañez, que yo me siento a verlos desde el palco". No lo podía creer. Cuando escuche de su boca mi apellido, sentí como si las medias se me metían dentro de las zapatillas y los pelitos de las piernas me hacían cosquillas en las rodillas. Me sentí tan impactado que debo haber jugado mejor que nunca, ya que cuando estaba por irse, se acercó para charlar conmigo. Me dijo si me animaba a formar un "equipo de locos" que imitara a los Globetrotters en una fiesta para estudiantes. Le dije que si, que nos pusiera un Entrenador y nos diera un lugar para ensayar, que todo era cuestión de intentarlo. Así nacieron los "Uestrotters". Entrenamos casi 60 días entre 6 y 8 horas diarias, las distintas rutinas del "círculo mágico" con que hacen su presentación, en un salón con espejos y sin tableros ni canastos, en la UES masculina. Perón nos facilitó el microcine de la quinta de Olivos, donde vimos cientos de veces el primer rollo de la película "Campeones de Ébano" que cuenta la historia de los "Globe" y en el cual hacen el famoso círculo. Fue un domingo por la mañana que compartimos con los auténticos Globetrotters la cancha abierta de la Quinta (por entonces sede de la UES
femenina) y allí los negros nos enseñaron algunos trucos, nos regalaron el vinilo de The Brothers Bones con el tema "Sweet Georgia Brown", que es el "himno" de los trotamundos de Harlem hasta el presente. Pintados de negros por uno de los mejores maquilladores del cine argentino (Cesar de Combi o algo así, se llamaba), con pelucas simulando motas y una vestimenta de raso con colores celeste, blanco y rojo combinados y con la musica de "Dulce Georgia Brown" grabada por el clarinetista argentino Marito Cosentino, actuamos ante un Luna Park repleto (habían quedado mas de tres mil personas sin poder entrar) haciendo primero el circulo mágico con luz negra y repitiéndolo dos veces mas con toda la iluminación a pleno, a pedido de la multitud de estudiantes secundarios que festejaba ese 21 de Setiembre de 1954.
Cuando Perón fue derrocado en el 55, recibí ofertas de muchos clubes para seguir mi carrera y me decidí -a pesar de tener chances de fichar en primera- por una Institución que militaba en tercera de ascenso de la
Asociación Porteña de Básquetbol: Deportivo San Andrés. Tanto tiempo imitando a los Globe hizo que fuera muy dura la primera parte de mi carrera. Los adversarios ponían mas postura defensiva de boxeo que de básquet para marcarme, porque mi manera de jugar les hacia pensar que los estaba "cargando". Sin embargo en dos años estábamos en Primera División y comencé a ser respetado cuando todos advirtieron que "esa era mi manera de sentir el básquetbol". Claro que a mis habilidades agregaba una buena cantidad de puntos por partido que me convertían en el goleador del equipo.
Ya los medios me daban como "el globetrotter blanco", Mandrake (antes que el apodo fuera a parar al inigualable Alberto Cabrera), el malabarista, el mago y un montón de otros calificativos. Eso hizo que mi juego fuera disfrutado -muy especialmente- por una gran cantidad de chicos que gozaban con mis "locuras" y se reían de mis "bermudas" El paso previo. En 1960, por una cuestión de diferencias económicas, dejé Deportivo San Andrés y me fui a Gimnasia y Esgrima de Villa del Parque a hacer dupla con Ricardo Alix, a quien considero el mejor jugador argentino de todos los tiempos. Hicimos un dúo que sacó chispas aquí y en varios países de Sudamérica durante esa temporada. Pero mi corazón seguía estando en San Andrés. Al año siguiente regresé y puse como condición dirigir una categoría formativa para tener una mayor retribución. En realidad los dirigentes aceptaron porque me querían como jugador; ninguno de ellos pensaba que duraría mucho en esa función y mucho menos que lograría algo. Me inicié con la que hoy es la categoría Cadetes y por aquel entonces se denominaba "Menores"; 15 y 16 años. Me picó tanto el bichito que hice reclutamiento personal en las calles de San Andrés, Malaver y Villa Ballester del Gran Buenos Aires. Ese año fuimos subcampeones de la APB, habiendo perdido un solo juego y por un punto (con Comunicaciones, que fue el campeón). La reglamentación "amateurista" de esos años impedía que un jugador en actividad dirigiera otro club que no sea en el que jugaba, porque si lo hacia lo declaraban "profesional" y no podía jugar mas en el país. Por suerte, con aquella campaña de los Cadetes y el "arrastre" que tenía como jugador recibí el respaldo para hacerme cargo de todas las formativas del "Depor". Época en que los menores de 12, no entraban en los planes de los directivos del básquetbol argentino. Los chicos me abrumaban pidiéndome que también los entrenara a ellos. Recuerdo que en una oportunidad, vinieron en "patota" y me exigieron que les de bolilla. Eran tantos que, para sacármelos de encima les prometí que "el sábado a la 4 de la tarde" los entrenaría. Mi salida con una noviecita ocasional hizo que ese día ni siquiera pusiera los pies en el Club para juntarme con amigos: olvidé por completo el "compromiso". Cosa que no perdonaron mis diminutos "fans" al Lunes
siguiente cuando llegué a los entrenamientos de la tarde. El grupo me trató de "falluto", chanta, mentiroso y otras cosas por el estilo. Los noté tan contrariados que les mentí una enfermedad de "mi vieja" que vivía conmigo en el barrio porteño de San Telmo. Hubo casi un juramento para el sábado
posterior y el "no te vayas a olvidar" repetido hasta el cansancio los cinco días previos a la cita. Si me hubiera olvidado, la historia del Mini en la Argentina hubiera tenido otro camino.
Se sube el telón
Hice mi aparición en el Deportivo San Andrés manejando la Siambretta que me había regalado Perón cuando ganamos el Argentino de estudiantes secundarios en el 55, a las 4 de la tarde. El "Depor" todavía tenía cancha abierta y los pibes estaban todos protegiéndose del sol, sentados en el piso y apoyando
sus espaldas en el paredoncito que daba a la confitería. Griterío, carrera y cimbronazos de mi humanidad ante el efusivo recibimiento del que fui objeto por los casi 20 pibes que me aguardaban. Había solo un par de pelotas chicas con la que jugaban los Infantiles, marca Pintier de cuero, con unos gramos mas de la que usaban oficialmente los futbolistas profesionales. Ese era el material de entrenamiento y con el hicimos el primer ensayo. Fue impactante ver como obedecían cada indicación que les daba. Con ellos aprendí a ser Entrenador; fueron esos pibes los que me enseñaron más que los libros, las películas y los videos. El "feeling" de ida y vuelta era tan intenso que nunca mas les falle, ni en los entrenamientos, ni en sus conflictos personales. Ya a las dos semanas querían jugar partidos y los entendía; ni mil entrenamientos reemplazan a un partido. Pero como esa categoría, a la que le inventamos el nombre de
"Pulguitas", no existía, debimos comenzar a "investigar" quien tenía equipo de niños menores de 12. El "Scouting" nos llevo a saber por boca del Delegado del Club de Villa Pueyrredon, que ellos tenían un grupito de pibes de esa edad y debutaron como visitantes contra el equipo en el que jugaba Miguel Mateos (hoy roquero famoso) y su hermanito Alejandro, baterista de Zas. Los "nuestros" usaron una musculosa blanca con un escudito del "Depor", ya que ni siquiera teñíamos camisetas. Esos "pulguitas" jugaron posteriormente en Morón, Ituzaingó, Caseros y otros clubes del Gran Buenos Aires e hicieron "fama" porque ganaban y deleitaban con su estilo rápido, vistoso y eficaz. La euforia contagió a padres y directivos y a principios del 63 ya se guardaban en la utilería los más de 6 equipos completos de camisetas y pantaloncitos que se recibieron de diferentes donaciones. En un cuadrangular en el cual intervenía San Lorenzo (de la Asociación Buenos Aires, que nucleaba a la mayoría de los clubes de fútbol) perdieron el invicto frente a los azulgranas.
Jamás había visto llorar a tantos con semejante sufrimiento por una derrota, como aquella noche en el vestuario de San Andrés. Yo (que también desparramé un par de lágrimas y las escondí antes de entrar al vestuario) les explique por primera vez como debían afrontar el sinsabor de la derrota, que es parte de la labor docente que deben profesar quienes conducen el mini o cualquier actividad de chicos. Rápidamente llegó la revancha en la final de ese mismo cuadrangular. En aquel partido hubo un solo "santo" y no
precisamente fue "Lorenzo". El resultado a favor de San Andrés fue tan abultado, que nadie hubiera podido imaginar que ese mismo equipo lo había derrotado 48 horas antes. En los corrillos del ambiente basquetbolero se hablaba de los "Pulguitas de San Andrés" y llegó a trascender tanto, que se instaló en la cúpula de la Asociación Porteña de Básquetbol, cuyo Secretario, Manuel Solaguren, tenía un hijo integrando el equipo.
Comienza la historia "oficial"del Mini
Una noche de no me acuerdo que mes del segundo semestre del 63, recibí una invitación por parte del Presidente de la APB, Juan Esteban Della Valle, para una reunión. En ella, se me pidió que redactara un reglamento para chicos de hasta doce años, para oficializar la competencia. Junto con el dirigente Pedrero (no recuerdo su nombre) y Della Valle (el mejor dirigente deportivo que conocí en mi vida) basándonos en las reglas que inventó Jay Archer en 1950 (lo bautizó "Biddy (Pollito) Basket" copiando el seudónimo de su pequeña hija), en las que había distribuido la Pepsi Cola en Perú y otras latitudes, confeccionamos el Primer Reglamento Oficial y "bautizamos" a la categoría con el nombre de "Niños". Como punto importante, recuerdo que en las reglas originales limitaban la estatura de los participantes a 1.70
metros, cosa que hice modificar, basándome en la dificultad que tenemos en nuestro país para conseguir jugadores grandes. Me pareció que cerrarle la puerta a los "lunguitos" era como "hacer un pacto a favor del enemigo". ¡Salvemos a nuestros altos!. La primera competencia que se llevó a cabo en el país fue organizada en 1964 por la APB e intervinieron cerca de 30 clubes, siendo ganada por Deportivo San Andrés. Al respecto transcribo textualmente unos párrafos del libro "Minibásquetbol y su Proyección al
Básquetbol" (1994) del Entrenador Jorge Gutiérrez que con el subtitulo de El Minibásquetbol en la Argentina, en su página 22 dice: "El objeto primordial de esta gestión es lograr hombres de bien, por medio de deportistas aptos.
(-) Con estos conceptos, la APB presentaba su Reglamento y Normas Generales para la disputa de los partidos de Biddy Básquetbol; que tuvieron a Oscar Ibañez a uno de los integrantes de la Comisión de Reglamento junto a Esteban Della Valle y Pedrero. Se hicieron lectura de otros reglamentos como la
Peruana y Española y con modificaciones que se asemejaban en características y necesidades, se puso en vigencia el Reglamento de Juego. Oscar Ibáñez dirigía a los chicos del Deportivo San Andrés, con los cuales obtuvo los torneos de los años 1964/65/66 y 67, sin perder un solo partido en las cuatro temporadas". (Nota: Los integrantes de ese plantel -Norberto Tanghe, Eduardo Cadillac, Daniel Pace, Claudio Villanueva, Jorge Godnic y Jorge Kojdamanian- entre otros, ganaron los torneos oficiales de las categorías Infantiles, Cadetes y Juveniles, perdiendo solo 4 partidos en 8 años y siendo la base del seleccionado de Capital Federal -Campeón Argentino 1970 en Neuquén- y del equipo nacional que obtuvo el Campeonato Sudamericano de Juveniles en Santiago de Chile, en 1972) La cantidad de participantes se acrecentó en forma geométrica y la explosión se desparramó vertiginosamente por toda la República. A principios de los '70 los españoles creando un Comité Internacional también internacionalizaron el nombre de "Minibásquetbol" y en el 71 se hizo en Catamarca un campeonato nacional, al que me negué a concurrir habiendo sido nombrado Director Técnico de la selección de Capital Federal, argumentando que no debía sobredimensionarse la competencia en esa etapa del minideporte.
La historia me dio la razón ya que por la desmesurada apetencia por el triunfo hubo equipos que en forma fraudulenta incluyeron a niños con edades superiores a las fijadas por las reglamentaciones. Un bochorno. En Julio 1973 se hizo el primer "Jamboree" (palabra utilizada por los "boy-scouts"
para identificar a reuniones campamentiles con chicos de distintas provincias y/o países que confraternizan y comparten actividades en conjunto) en el cual participaron chicos argentinos y de paises limítrofes y con posterioridad -en la segunda mitad de los '70- se adoptó el sistema de Encuentros, que es mas adecuado para frenar la desmedida competitividad de algunos Entrenadores, Instructores y/o Monitores exitistas en demasía
Creo que en la actualidad esta sobredimensionado el tema del Minibásquet y son mayoría los "profesores" que aceleran etapas de la enseñanza de los fundamentos para introducirlos en la táctica y la estrategia, obstaculizando la libertad que necesita el niño para expresarse humana y deportivamente. Es hora que en este milenio, la controversia sobre si debe haber competencia o no. sea sepultada por Entrenadores y Dirigentes que antepongan a su hambre figurativa, la sana premisa de enseñar equilibradamente las formas de actuar ante las dos únicas posibilidades que da este juego; el triunfo y la derrota. Como en la vida
OSCAR DELFOR IBÁÑEZ
PUBLICADA por Tiempo muerto para Entrenadores
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