ATENEA
DIOSA DE LA SABIDURÍA
Atenea
Diosa de la sabiduría, vino al mundo de una manera extraordinaria. Agobiado
Zeus por unos terribles dolores de cabeza, ordenó a Hermes traer de inmediato a
su presencia a Hefestos, rey del fuego. Cuando este llegó, Zeus le ordeno que
le abriese el cráneo con un golpe de su afilada hacha. Y cuál no seria la
sorpresa de los dioses, cuando vieron brotar de la hendidura de la cabeza
divina, a Atenea ya de veinte años y armada de pies a cabeza. Un casco de oro
relucía en su testa, y su cuerpo estaba cubierto por una espléndida armadura de
guerra. Al salir, dio un grito de alegría y se puso a danzar. Los dioses
anonadados por su belleza, permanecieron cautivados por el baile guerrero que
la nueva diosa acababa de inaugurar.
Desde el instante de su nacimiento, fue la hija favorita de Zeus y reconocida por todos como la diosa de la sabiduría. Como tal inventó la escritura, la pintura y el bordado que a su vez enseño a los hombres. Disfrutaba de la música y apadrinaba a sabios y artistas.
Gozaba de otras atribuciones; así, disponía del rayo y de la vida de los mortales, prolongándoles la vida y deparándoles, después de muertos, venturosas fortunas. Era diestra en el manejo de las armas, portaba siempre la lanza, y cubría su pecho con una coraza hecha de la piel de la cabra Amaltea. Poseía el escudo de las Gorgonas, que resistía al mismo rayo. Su ave favorita era la lechuza y su árbol sagrado, el olivo. Protegió a los héroes Aquiles, Diómedes, Ulises y Agamenón en la guerra de Troya.
Atenea había hecho votos de castidad perpetua, pero no pudo impedir que Hefestos se enamorara de ella. Un día, Hefestos la perseguío y pese a su cojera le dio alcance en la Acrópolis; no obstante a la cerrada defensa que la diosa hizo de su persona, Hefestos la estrechó con desesperada pasión entre sus brazos y le mojo la pierna. Atenea, asqueada se secó con un pedazo de lana que luego arrojó al suelo, y ahí mismo la tierra quedó fecundada y dio a luz a Erictonio, a quien la diosa recogió y considero como a su hijo.
Sostuvo una irreconciliable enemistad con Poseidón, dios de los mares, porque ambos querían imponer su nombre a la ciudad que Cecrope, hijo de Hefestos acababa de construir. Los dioses pusieron fin a esta disputa, disponiendo que la ciudad llevara el nombre de quien creara aquello que fuera más beneficioso a sus habitantes. Poseidón, con un poderoso golpe de su tridente, hizo brotar un caballo del fondo de la tierra; Atenea, en cambio, hizo surgir un árbol de olivo.
Luego de gran razonamiento, los dioses llegaron a la conclusión de que el caballo representaba a la guerra en tanto que el árbol de olivo, a la paz y decidieron que la nueva ciudad se llamaría Atenas.
Atenea, que era una diosa bellísima, miraba con gran recelo la hermosura de las demás mujeres, se esmeraba en ser la más atractiva del Olimpo.
Ella fue una de las deidades femeninas que participaron en la disputa de la manzana de la discordia, evento en el que Paris intervino como juez. Atenea, en su deseo de salir triunfante, se insinuó amorosamente ante Paris; pero fue inútil Paris se inclinó por Afrodita, ganándose el odio de Atenea, quien en represalia por esta decisión de Paris tomo partido a favor de los griegos en la guerra de Troya.
Una victima de sus celos fue Medusa una de las tres gorgonas, nieta de Poseidón. Ella era la criatura más bella; sus cabellos eran dorados, la dulzura de sus ojos y la blancura de su cuerpo eran la admiración de sus numerosos pretendientes. Halagada se creyó ser mas bella que Atenea, quien sintiéndose ofendida decidió acabar con su rival transformándola completamente. Sus rubios cabellos fueron convertidos en un haz de terribles serpientes, cubrió su cuerpo de escamas; sus ojos y dientes fueron reducidos a uno solo, que usaba alternativamente con sus otras dos hermanas, y sus manos dejaron de ser tales y convertidas en dos garras de hierro. Su figura resultó tan horrorosa, que todo aquel que la miraba moría o quedaba petrificado.
Pero no sólo se afligía por los celos frente a su belleza, sino también como patrona de las actividades artesanales, especialmente femeninas, tal como el arte de hilar, tejer y bordar. No soportaba ser igualada por nadie. Una victima de este su iracundo celo fue una eximia y famosa bordadora, que vivía en Colofón, llamada Aracne, cuyo trabajos eran admirados por gente que acudía de diversos lugares. Atenea la retó a que hiciera cada una un bordado para ver cuál resultaba mejor. Aracne hizo un bordado en el que aparecían representadas las aventuras amorosas de Zeus, padre de Atenea; su trabajo era tan maravilloso y perfecto, que casi superaba al de la diosa. Atenea, encolerizada, hizo pedazos la hermosa lavor y golpeó a la hábil Aracne, que ofendía se colgó para ahorcarse.
Movida por la compasión, la diosa Atenea la convirtió en araña cuando estaba a punto de morir. Desde aquel día Aracne conserva su pasión por el hilado y el tejido en la espesura de los boques y en todos los rincones más tranquilos de la tierra.
Al nombre de Atenea, algunos anteponen como un añadido el de Palas. Este hecho se debe a que Atenea fue huésped del dios Triton, por lo que vivía en compañía de su hija llamada Palas. Las dos jóvenes se ejercitaban en las artes guerreras; pero, en uno de esos eventos Atenea, sin desearlo, la hirió mortalmente y aquélla murió irremediablemente. Para enmendar esta desgracia, tomó el nombre de la joven muerta.
POR: Alicia Cáceres Castagnola
Bibliografía: Mitología griega y romana
Swarthy.S
Desde el instante de su nacimiento, fue la hija favorita de Zeus y reconocida por todos como la diosa de la sabiduría. Como tal inventó la escritura, la pintura y el bordado que a su vez enseño a los hombres. Disfrutaba de la música y apadrinaba a sabios y artistas.
Gozaba de otras atribuciones; así, disponía del rayo y de la vida de los mortales, prolongándoles la vida y deparándoles, después de muertos, venturosas fortunas. Era diestra en el manejo de las armas, portaba siempre la lanza, y cubría su pecho con una coraza hecha de la piel de la cabra Amaltea. Poseía el escudo de las Gorgonas, que resistía al mismo rayo. Su ave favorita era la lechuza y su árbol sagrado, el olivo. Protegió a los héroes Aquiles, Diómedes, Ulises y Agamenón en la guerra de Troya.
Atenea había hecho votos de castidad perpetua, pero no pudo impedir que Hefestos se enamorara de ella. Un día, Hefestos la perseguío y pese a su cojera le dio alcance en la Acrópolis; no obstante a la cerrada defensa que la diosa hizo de su persona, Hefestos la estrechó con desesperada pasión entre sus brazos y le mojo la pierna. Atenea, asqueada se secó con un pedazo de lana que luego arrojó al suelo, y ahí mismo la tierra quedó fecundada y dio a luz a Erictonio, a quien la diosa recogió y considero como a su hijo.
Sostuvo una irreconciliable enemistad con Poseidón, dios de los mares, porque ambos querían imponer su nombre a la ciudad que Cecrope, hijo de Hefestos acababa de construir. Los dioses pusieron fin a esta disputa, disponiendo que la ciudad llevara el nombre de quien creara aquello que fuera más beneficioso a sus habitantes. Poseidón, con un poderoso golpe de su tridente, hizo brotar un caballo del fondo de la tierra; Atenea, en cambio, hizo surgir un árbol de olivo.
Luego de gran razonamiento, los dioses llegaron a la conclusión de que el caballo representaba a la guerra en tanto que el árbol de olivo, a la paz y decidieron que la nueva ciudad se llamaría Atenas.
Atenea, que era una diosa bellísima, miraba con gran recelo la hermosura de las demás mujeres, se esmeraba en ser la más atractiva del Olimpo.
Ella fue una de las deidades femeninas que participaron en la disputa de la manzana de la discordia, evento en el que Paris intervino como juez. Atenea, en su deseo de salir triunfante, se insinuó amorosamente ante Paris; pero fue inútil Paris se inclinó por Afrodita, ganándose el odio de Atenea, quien en represalia por esta decisión de Paris tomo partido a favor de los griegos en la guerra de Troya.
Una victima de sus celos fue Medusa una de las tres gorgonas, nieta de Poseidón. Ella era la criatura más bella; sus cabellos eran dorados, la dulzura de sus ojos y la blancura de su cuerpo eran la admiración de sus numerosos pretendientes. Halagada se creyó ser mas bella que Atenea, quien sintiéndose ofendida decidió acabar con su rival transformándola completamente. Sus rubios cabellos fueron convertidos en un haz de terribles serpientes, cubrió su cuerpo de escamas; sus ojos y dientes fueron reducidos a uno solo, que usaba alternativamente con sus otras dos hermanas, y sus manos dejaron de ser tales y convertidas en dos garras de hierro. Su figura resultó tan horrorosa, que todo aquel que la miraba moría o quedaba petrificado.
Pero no sólo se afligía por los celos frente a su belleza, sino también como patrona de las actividades artesanales, especialmente femeninas, tal como el arte de hilar, tejer y bordar. No soportaba ser igualada por nadie. Una victima de este su iracundo celo fue una eximia y famosa bordadora, que vivía en Colofón, llamada Aracne, cuyo trabajos eran admirados por gente que acudía de diversos lugares. Atenea la retó a que hiciera cada una un bordado para ver cuál resultaba mejor. Aracne hizo un bordado en el que aparecían representadas las aventuras amorosas de Zeus, padre de Atenea; su trabajo era tan maravilloso y perfecto, que casi superaba al de la diosa. Atenea, encolerizada, hizo pedazos la hermosa lavor y golpeó a la hábil Aracne, que ofendía se colgó para ahorcarse.
Movida por la compasión, la diosa Atenea la convirtió en araña cuando estaba a punto de morir. Desde aquel día Aracne conserva su pasión por el hilado y el tejido en la espesura de los boques y en todos los rincones más tranquilos de la tierra.
Al nombre de Atenea, algunos anteponen como un añadido el de Palas. Este hecho se debe a que Atenea fue huésped del dios Triton, por lo que vivía en compañía de su hija llamada Palas. Las dos jóvenes se ejercitaban en las artes guerreras; pero, en uno de esos eventos Atenea, sin desearlo, la hirió mortalmente y aquélla murió irremediablemente. Para enmendar esta desgracia, tomó el nombre de la joven muerta.
POR: Alicia Cáceres Castagnola
Bibliografía: Mitología griega y romana
Swarthy.S
Yo leí la leyenda de Medusa y no la transformó por celos de su belleza si no por blasfemia, porque ella se encontró con Poseidón en el templo de Atenea y la diosa los pilló fornicando en su altar
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