VERÓNICA FRANCO, CORTESANA, POETISA, PRECURSORA DEL FEMINISMO EN EL RENACIMIENTO ITALIANO
El renacimiento italiano nos ha dejado en herencia un sin fin de historias, conspiraciones y personajes, así como, maravillosas obras de arte. Pero sobre todo, nos ha regalado a personas grandiosas con vidas interesantes.
Verónica Franco es un símbolo de la época dorada de la ciudad de Venecia, cuando una de sus damas era admirada como uno más de sus monumentos. Esa fue Verónica, la cortesana más famosa de la ciudad, cuya compañía era deseada por nobles y reyes.
Si hay una cortesana verdaderamente conocida esa fue Verónica Franco. Nació en Venecia en 1546, Verónica Franco (1546–1591), hija de un cuasi aristócrata y de una cortesana honesta legendaria quien le enseñó a usar sus recursos naturales y la capacidad para lograr un matrimonio económicamente beneficioso. Siendo muy joven se casó con un médico rico pero pronto se separó e inició una carrera que la llevó a ser la más famosa de las "cortigiane onesta", es decir, una cortesana intelectual amiga y colega de los mejores escritores y pintores, retratada nada más y nada menos que por Tintoretto, quien fue tal vez uno de sus amantes. Llegó a ser tan famosa que, durante una visita de Enrique III de Francia, (antes de llegar a ser Rey de Francia fue elegido como monarca polaco), los dirigentes de la Serenísima República la eligieron a ella para que el monarca pasase una noche en su compañía: hermosa, refinada y culta, Franco era en efecto la mejor "compagnessa" para entretener a todo un rey.
En Venecia se conocían dos tipos de cortesanas, las “cortigiana onesta”, es decir la intelectual, y la “cortigiana di lume”, prostitutas de clase baja que trabajan cerca del puente Rialto. Verónica fue el claro ejemplo de Cortesana honesta.
La madre de Verónica que había sido una cortesana honesta fue quien la instruyó para utilizar sus dones naturales, lo cual favoreció que Verónica apareciera en una lista clandestina denominada: “Catalogo di tutte le principale et più honorate cortigiane di Venezia”.
Su belleza e inteligencia le hacen ganar fama y amistades poderosas de inmediato, entre sus conquistas se cuentan pintores, poetas, diversos artistas de la época y hasta el mismísimo rey Enrique III de Francia. Gracias a estos contactos y su sagacidad logró publicar sus primeros tomos de poesía, hermosos párrafos que trataban de machismo, la desigualdad de géneros, amores perdidos, y, por supuesto, de erotismo puro y sexo en su máxima expresión.
En 1575, gracias a Domenico Venier (su protector), se publicó "Rima Terze", un volúmen de poesías compuesto por 18 capítulos y siete escritos, redactados por personas notables, en honor a la poetisa. Dicho volúmen tuvo una gran acogida y gozó de buena fama.
Ese mismo año un brote de peste afectó a la Serenissima y Verónica tuvo que abandonar la ciudad. Dos años después, en 1577, regresó a Venecia y Ridolfo Vannitelli la denunció a la inquisición por supuesta “brujería” (solía ser una acusación común para las cortesanas).
Con el dinero que ganó por sus publicaciones y los pagos que recibía por sus servicios, fundó una especie de academia donde educaba mujeres, a cortesanas sobre todo, les inculcaba el espíritu de lucha y los deseos de superarse.
A su regreso en 1577 fue acusada de practicar la brujería por la Santa Inquisión así como de permitir que en su casa se jugasen fuertes sumas de dinero, descuidar los sacramentos, comer carne en días prohibidos y hasta pactar con el demonio para lograr que ciertos hombres se enamorasen de ella, acusaciones extensas y variadas que respondían a los prototipos de denuncias ante el Santo Oficio. Pero si el poder de la Inquisición era grande, el de Verónica lo era aún más ya que logró demostrar que todo respondía a un complot en su contra.
En el momento de la causa con la Inquisición, la escritora tenía treinta y un años, edad suficiente en la época para que deterioro físico empezase a abalanzarse sobre ella. Ese mismo año, aquella cortesana que tanto presumía de su condición, aconsejó a una amiga que no empujara a su hija a ejercer la prostitución, ni siquiera la de alto nivel. Tal vez la cercanía de la vejez había cambiado su manera de ver las cosas. A la vejez reflexionó sobre la verdadera situación de las protitutas, amadas en la juventud, repudiadas a la vejez y luchó porque el gobierno de la Serenísima Repúbica fundara una casa de retiro donde pudieran recogerse aquellas mujeres que por voluntad o por necesidad abandonaran el oficio.
En 1780, fracasa en su empeño de que el Consejo Municipal construyera una casa para las mujeres indigentes y, a su vez, escribe su segundo libro "Lettere familiari a diversi", que vendrían siendo “Cartas escritas en la juventud”. Constaba de unas 50 cartas donde pretendía enseñar o dar consejos, aunque también había dos sonetos dedicados a la figura de Enrique III de Francia.
Su segundo libro, tuvo una gran acogida por el público y, con los beneficios que sacó, invirtió en la creación de una casa de la caridad para ayudar a las cortesanas y a los hijos de estas.
De los años venideros se sabe bien poco, algunas fuentes dicen que se retiró y tuvo una vida modesta pero esto no se sabe a ciencia cierta. Lo que sí sabemos es que tuvo seis hijos (tres fallecidos en la infancia) y que tuvo que cuidar de sus nietos ya que la peste los dejó huérfanos.
Sin embargo fue obligada a huir de Venecia debido a la propagación de la peste, dejando su hogar a merced de la delincuencia y a su regreso le espero la amarga decepción de haber perdido la mayor parte de su fortuna. En las últimas décadas de su vida, y con lo poco que le quedaba, vuelve a publicar un tomo de poesía, y finalmente decide retirarse del mundo de las letras para dedicarse a cuidar a sus nietos. Finalmente, un 22 de Julio de 1591, y apenas a los 45 años, muere luego de pasar 20 días en agonía febril.
En 1591, fallecía en la ciudad de Venecia. Mujer inteligente y valiente que luchó contra la hipocresía de la época, denuncio los maltratos que recibían las mujeres y peleó para que se les permitiera estudiar.
La vida de Verónica fue recogida por Margaretn Rosenthal en "La cortesana honesta" y en 1998 se estrenó "Dangerous Beauty" ("Más fuerte que su destino") protagonizada por Catherine McCormack y Rufus Sewel que cuenta la vida de Verónica basándose en el libro de Rosenthal.
Verónica nos dejó un legado que aún en nuestros días no es tan apreciado sembró la semilla para lo que se convertiría en la liberación femenina muchos siglos después, les dio la fuerza y el impulso a miles de mujeres que pugnaban por soñar con cosas imposibles, dejó su impronta en la historia y en el mundo literario, y se convirtió en musa y heroína eterna.