ANTIKYTHIRA, LA PRIMERA CALCULADORA DE LA HISTORIA
La
calculadora Antikythira, que es la primera en la historia de la humanidad, es
uno de los objetos de estudio de la II Conferencia Internacional de la
Tecnología de la antigua Grecia que se celebra en Atenas desde el 17 hasta el
21 de octubre.
Este
complejo mecanismo, encontrado en 1901 en el lugar de un naufragio de un buque
en el año 80 a.c en la isla griega de Antikythira, guarda un misterio puesto
que el mecanismo de precisión que utilizaba era desconocido hasta el S.XVI a.c.
El
aparato consta de una tabla diferencial rotatoria con una serie de dientes y
ruedas que se entrelazaban, y que probablemente era usado por los griegos de la
Antigua Grecia para dar la posición anual de las estrellas y los planetas.
En
el año 1900 unos buceadores encontraron los restos de un barco de al menos
2.000 años de antigüedad, cargado de tesoros y procedente de la isla griega de
Anticitera. Contenía estatuas de bronce y mármol, y es posible que estuviera
viajando hacia Roma cuando naufragó (alrededor del año 65 a.C.). entre su
cargamento se encontró una masa de madera y bronce. El metal estaba tan
corroído que tan sólo pudo verse con dificultad que se trataba de ruedas de
engranaje y escalas grabadas. Pero en 1954 Derek J. De Solía Price, de la
universidad de Cambridge, pudo finalmente deducir que se trataba de un antiguo
mecanismo de cálculo análogo, mucho más adelantado que todo lo que hubo en
Europa por espacio de varios siglos. En realidad, cuando estaba nuevo, el
mecanismo "debió de parecerse mucho a un buen reloj mecánico
moderno".
El
mecanismo estaba compuesto de por lo menos 20 ruedas de engranaje, apoyadas en
una serie de placas de bronce, todo ello montado dentro de una caja de madera.
Cuando se daba vueltas a un mango que atravesaba el lado de la caja, las
manecillas se movían a velocidades diferentes sobre esferas protegidas por unas
puertecillas. Las inscripciones explicaban cómo manejar el aparato y cómo
interpretar lo que marcaban las esferas.
El
mecanismo indicaba el movimiento de los cuerpos celestes: el Sol, la Luna y los
planetas que pueden verse sin ayuda de aparatos ópticos, como Mercurio, Venus,
Marte, Júpiter y Saturno. Señalaba sus posiciones relativas en el cielo con
gran exactitud. Las manecillas indicaban también la hora.
En
palabras de Price, "en ningún lugar se ha conservado nada similar a este
instrumento. De ningún texto científico o alusión literaria se conoce nada
comparable a esto". Continúa diciendo que "parece probable que la
tradición de Anticitera formara parte de un amplio corpus de conocimientos que
se perdió para nosotros, pero que conocieron los árabes", ya que siglos
más tarde éstos construyeron calendarios mecánicos e inspiraron a los
constructores de relojes de la Europa medieval.
Fuente: EFE / Atenas