EL VIVAC
Transcribimos un texto de 1815 de dos
ingleses, JUAN PARISH y GUILLERMO P. ROBERTSON, que pasaron por nuestro país:
...Disponíanse las
carretas en semicírculo, bastante cerca una de otra, pero de manera que
pudieran uncirse todos los bueyes a la vez por la mañana.
Estos animales quedaban
sueltos y podían pastar libremente; desensillábanse los caballos y daban
comienzo los preparativos para la noche. Entre los bueyes mansos, hay siempre
un cierto número que el capataz compra para dar de comer a sus hombres durante
el viaje...
Al mismo tiempo, dentro
del círculo de las carretas, iban encendiéndose grandes fogones en el suelo;
crepitaba la leña y las llamas iluminaban la escena destacando con intensidad
todos los objetos mientras se extinguía la luz del sol.
La primera distracción
del gaucho, después de cumplido su afanoso trabajo, es el mate. De manera que,
tan pronto como terminaban las tareas, salían a relucir las rústicas y
abolladas calderitas y en seguida podía verse a los hombres llenando los mates
o chupando las bombillas, mientras caminaban a paso lento o bien permanecían
sentados junto al fuego sobre una cabeza de vaca y fumando cigarrillos de
papel.
Era el preludio de la
cena más suculenta que pueda imaginarse: sobre los fuegos, y ensartados en
largas estacas de madera o en brochetas de hierro, inclinadas, se veían ya una
media docena de asados compuestos de las mejores partes del animal; el
olorcillo de la carne asada, llenando el aire, abría cada vez más el apetito...
Una vez todo en calma,
los hombres cubiertos con sus ponchos rodeaban los fogones y seguían fumango
cigarros y tomando mate...
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