martes, 15 de marzo de 2016

EL CUIDADO DE LA BELLEZA Y LA ESTÉTICA EN EL ANTIGUO EGIPTO

EL CUIDADO DE LA BELLEZA Y LA ESTÉTICA EN EL ANTIGUO EGIPTO

EL CUIDADO DE LA BELLEZA Y LA ESTÉTICA EN EL ANTIGUO EGIPTO


A lo largo de la historia, la cosmética ha ocupado en algunas ocasiones, un papel privilegiado, y es que los cuidados estéticos son una costumbre que viene de lejos. De hecho, en las generaciones clásicas las mujeres –y también muchos hombres- ya se cuidaban, ¡y mucho! Sólo hay que echar una mirada atrás para fijarse, por ejemplo en el antiguo Egipto.
       En la cultura de los faraones, la mujer tenía un concepto estético que abarcaba desde sus aderezos y sus prendas a productos cosméticos para cuidar y embellecer su piel. ¿Curioso, verdad? Precisamente en este aspecto se ha centrado el Museo Egipcio de Barcelona, dentro del marco de los cursos que imparte sobre esta cultura mediterránea -en la actualidad, se está celebrando el que recoge la 'Vida Cotidiana en el Antiguo Egipto'-. Desde el centro nos acercan a una cultura fascinante desde otro punto de vista.
      
EL CUIDADO DE LA BELLEZA Y LA ESTÉTICA EN EL ANTIGUO EGIPTO
Así, la amplia documentación que proporcionan los restos arqueológicos egipcios refleja la importancia que esta civilización concedió al cuidado del cuerpo y la estética. Y es que hay que partir de que los habitantes del país del Nilo potenciaban su imagen con extremo cuidado y de forma integral, cuidando su piel y su cabello, y lo hacían tanto hombres como mujeres.
       Así, la cosmética se volvía un aliado básico y era considerada, de hecho, como una parte más de la dermatología. Y es que hay que tener en cuenta que el intenso calor de esa zona del norte de África en la que se asentó la civilización egipcia obligaba a una higiene escrupulosa, que hacía necesario el uso de desodorantes y perfumes. ¿Sabía, por ejemplo, que, en su particular neceser, las egipcias contaban con productos destinados a múltiples fines? Por ejemplo, para mejorar la piel, para embellecer el cuerpo, para tensar el rostro, para combatir las manchas blancas de una quemadura, etc.
       Y, aunque tal vez no lo haya planteado nunca, el khol tiene su antededente en Egipto. De hecho, es una de las mayores aportaciones de la cultura egipcia a la cosmética. Así, utilizaban un polvo negro llamado mesdemet, que retenía el polvo fuera de los ojos y repelía los insectos. Sólo hay que pensar en alguna de las representaciones que nos han llegado del antiguo Egipto para fijarnos en la importancia que le daban al maquillaje de los ojos
     
EL CUIDADO DE LA BELLEZA Y LA ESTÉTICA EN EL ANTIGUO EGIPTO
De hecho, maquillarse en egipcio se traduce como “dar vida a los ojos”. ¿Y cómo resaltaban su belleza?, trazaban una línea negra con mesdemet -que ha variado a lo largo del tiempo según la moda: fina, gruesa, con forma de “cola de golondrina…-, y pintaban los párpados con una sombra de ojos. Y no olvidaban los labios, pues existen representaciones que constatan que la mujer egipcia también los maquillaba.
       Y, como no podía ser de otra manera, las egipcias también tenían sus propios secretos para estar radiantes. Pero, ¿cuáles eran los trucos de belleza que contribuyeron a crear su admirada estética? Aparte de desmaquillarse con leche y utilizar hidratantes a base de leche y miel, las damas del Nilo complementaban el placer de la ducha con masajes de esencias aromáticas.
       Además, en su particular tocador, también había sitio incluso para cosmética solar: las raíces del Amni majus eran masticadas para proteger la piel del sol. Pero no sólo eso: si, por ejemplo, quería evitar la aparición de estrías durante el embarazo, utilizaba un aceite a base de una sustancia conocida como moringa aptera.
       Por último, no hay que olvidar la importancia que le daban al perfume. De hecho, la verdadera cuna del perfume fue Egipto. Al menos existe una coincidencia en situar los orígenes del mismo en la civilización de los faraones. Y como muestra, una leyenda, que afirma que la eterna seductora Cleopatra utilizaba perfumes para ganarse el corazón de los hombres.
       Egipto se convirtió en uno de los más grandes vendedores de perfumes de la Edad Antigua. Y no es sólo una leyenda, pues en algún bajorrelieve se han encontrado detalles de lo que pudo ser una destilería y en un manuscrito de la época se describe cómo Ramsés III ofreció 52 ánforas de perfume a la diosa Osiris. Las industrias cosméticas y los perfumistas más destacados eran egipcios.
       El empleo de ungüentos y de fragancias era imprescindible, por ejemplo, en el desarrollo de la liturgia. Antes de la dinastía de los faraones, todas las civilizaciones antiguas utilizaron el perfume obtenido por medio del humo del incienso, la mirra o de otras resinas o maderas para ofrecer a sus dioses, pero ningún pueblo, hasta aquel entonces, había utilizado tantos perfumes en sus fiestas sociales.
       Desde su nacimiento hasta su muerte, los egipcios eran acompañados por perfumes. Muchos de ellos estaban enterrados con jarras de perfumes, para que el aroma que desprendía acompañara el alma en su ascenso. La mirra, la menta, el incienso y el azafrán eran algunas de las sustancias empleadas por los egipcios para la elaboración de sus perfumes. ¿No le parece fascinante?

sábado, 27 de febrero de 2016

EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES

EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES


EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES



El Jardín de las Hespérides era el huerto de Hera en occidente, donde crecían en un solo árbol o una arboleda de manzanas doradas que otorgaban la inmortalidad.

La diosa Hera tenía en propiedad, según la mitología griega, un hermoso jardín que contaba con un arbol que daba manzanas de oro que proporcionaban la inmortalidad, regalo de bodas de la diosa Gea a Hera.

Las Hespérides eran las hijas de Atlas y de Hesperis, también conocidas como las Atlántides. Sus nombres eran Egle, Eritehia, Hesperia y Aretusa. Su misión era la de custodiar las manzanas de oro de las que se decía provenían las brillantes y hermosas luces de la puesta del sol.

El origen de estos dorados frutos proviene de Gaia, la Madre Tierra, quien las creó para celebrar la unión en matrimonio entre Hera y Zeus, los dioses del Olimpo. Su cuidado fue encomendado a las Hespérides y así se encargaban de anunciar el final del día con sus dorados rayos y el inicio de la noche de bodas. De hecho, los griegos consideraban la manzana como un símbolo del amor.

EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES
Estas diosas del ocaso eran criaturas juguetonas a quienes les encantaba cantar y tocar dulces y alegres melodías. Se decía que, al igual que las sirenas, atraían a los hombres con sus canciones y luego los enloquecían.

La famosa “manzana de la discordia” causante de la guerra de Troya, fue robada del Jardín de las Hespérides por Eris, diosa del conflicto, la lucha y, como no, la discordia.

EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES
El jardín, pronto se convirtió en algo muy valioso para Hera, tan valioso que ya no confiaba en las 3 ninfas para que cuidaran de él ya que además estaban desperdiciando sus manzanas.

Encargó otra custodia, el dragón Ladón de 100 cabezas, que enroscaba su cola al tronco y jamás dormía.

Hercules fué obligado por Euristeo a robar las manzanas del jardín de las Hespérides en el trabajo número 11 de los 12 que le encomendó.

Esta obediencia a Euristeo se debe a que la diosa Hera castigó a Heracles y le obligó a hacer los 10 trabajos que le encomendara Euristeo (que acabaron por ser 12).

El trabajo finalmente lo hizo el titán Atlas, quien decia saber donde encontrar el jardín y robar las manzanas a cambio de que Heracles sostuviera los cielos durante el tiempo que durara el trabajo.

EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES
Atlas consiguió matar a Ladón y robar las manzanas, pero no queria volver a cargar con el peso de los cielos sobre sus hombros.

Cuando volvió junto a Heracles fué engañado por este, diciendo que le aguantara los cielos un momento para que pudiera colocarse la capa sobre los hombros. Atlas accedió a la petición, y Heracles aprovechó para coger las manzanas y huir.

De las heridas de Ladón brotaban gotas de sangre, y cada una dió vida a un dragón. Estos arboles-dragón tienen un tronco muy grueso del cual surge de pronto un racimo de ramas retorcidas que recuerdan a las 100 cabezas de Ladón.

Tiempo después, la diosa Atenea, devolvió las manzanas al jardín de las Hespérides. 

La ubicación del Jardín de las Hespérides no está del todo claro. Algunos creen que estaba cerca del Monte Atlas. Otros lo sitúan en Arcadia, en Grecia. También dicen que son las mismísimas Islas Canarias y Madeira. El nombre de Atlántides nos recuerda a la mítica Atlántida…

Lugares similares al Jardín de las Hespérides aparecen en muchas culturas. La idea de un paraíso custodiado por bellas mujeres, dotadas de gran talento e inteligencia no es sólo cosa de los griegos. Es un mito universal.



FRANCISCO ANTONIO LAUREANA Sátiro de San Isidro, el serial de San Isidro, el "Caníbal", el asesino de las seis de la tarde, el asesino serial que la historia argentina se empeñó en ocultar, “El Sátiro de San Martín”, el predador de San Isidro, son distintas formas en que se denomina al asesino más prolífico del país, y a la vez, menos conocido.

FRANCISCO ANTONIO LAUREANA

FRANCISCO ANTONIO LAUREANA

Sátiro de San Isidro, el serial de San Isidro, el "Caníbal", el asesino de las seis de la tarde, el asesino serial que la historia argentina se empeñó en ocultar,  “El Sátiro de San Martín”, el predador de San Isidro, son distintas formas en que se denomina al asesino más prolífico del país, y a la vez, menos conocido. 

Quizas por ello no trascendió a la historia con un único nombre, como la mayoría de los asesinos seriales.

Francisco Laureana era un ciudadano común que se ganaba la vida como artesano y formó una familia a la que amaba. Pero cada atardecer, se transfiguraba en un asesino impiadoso.

Laureana nació en Corrientes en 1952, su infancia trascurrió como interno en un colegio católico en la ciudad de Corrientes, fue seminarista en una orden religiosa, lugar del que huyó luego de haber violado y ahorcado a una monja en las escaleras del establecimiento. La dejó colgada del techo con una soga.

En julio de 1974 se mudó a la ciudad de San Isidro 

Era un artesano que esculpía hermosas figuras de madera, figuras gauchescas, ceniceros y caballitos y las vendía en un puesto de la Feria de San Isidro, sobre el parque arbolado que está frente a la Catedra. Las imitaciones de tótems y los gauchos que tallaba con un torno le habían hecho ganar el respeto de comerciantes y clientes. Quienes lo conocieron lo definieron como un “sujeto huraño, callado, de mirada torva y analfabeto”. Sus compañeros de trabajo comentaban que parecía ser un hombre muy serio, reservado y quizás un poco huraño. “Un tipo tímido”, lo definió la mujer que ofrecía sahumerios y velas caseras en la caseta de al lado.

El artesano se había casado doce años atrás y tenía tres hijos. Todas las tardes, antes de salir hacia la plaza, le recomendaba a su esposa que cuidara a los chicos: “No los saqués a la calle porque andan muchos degenerados dando vueltas”. Acaso por esta sugerencia, o por el carácter sereno que había exhibido hasta ese momento, ni la mujer ni los feriantes podían creer lo que la Policía Bonaerense les reveló el 27 de febrero de 1975: un asesino serial que en los últimos diez meses había violado a quince mujeres y niñas y matado a once de ellas.

Casi todos los días miércoles y jueves cerca de las 6 de la tarde desaparecían una mujer o una niña en la ciudad y sus cuerpos sin vida eran encontrados poco tiempo después en baldíos, con signos de haber sido violadas y asesinadas salvajemente, en algunos casos estranguladas y en otros asesinadas con un revólver calibre 32. 

Laureana se desplazaba en un FIAT 600, se hallaron en ese auto un  pistolón calibre 14 y una pistola calibre 7,65 mm.

Sus víctimas eran mujeres que tomaban sol en los chalés o que esperaban en paradas de colectivo. Las violaba, las estrangulaba y les arrancaba partes del cuerpo a mordiscones. Los peritos lo definieron como un sádico sexual. Todas las mujeres atacadas eran jóvenes, bonitas y rubias.

Eso es típico de un asesino en serie que considera que los humanos son un objeto de su propiedad, sus piezas privadas. Sentía excitación cuando mataba sin piedad. Con su fuerza bestial deshacía los cuellos.

El «sátiro» siempre robaba algo a su víctima, como un anillo, una pulsera, una cadenita, etc., que nunca vendía, sino que guardaba en una bota en su casa para mantenerlos como trofeos. 

Cuando allanaron su casa, en el interior de una bota, encontraron pequeños anillos y aros que habían sido robados a las víctimas de los ataques. Los conservaba para 'recordar a cada una de sus víctimas, era un fetichista', diría un investigador policial.

En ocasiones regresaba semanas después al mismo lugar para revivir el momento del crimen.

Debido al modus operandi repetido, la policía y el experto forense Osvaldo Raffo creyeron que las muertes podrían ser obra de un solo individuo.

Después de cometer uno de los homicidios, un testigo lo vio huyendo por los techos de una casa, pero el homicida le disparó con su arma. El testigo resultó ileso y fue clave para confeccionar un identikit del sospechoso que empezó a circular por toda la ciudad.


FRANCISCO ANTONIO LAUREANA
"Altura: 1,70; andar: ágil y esbelto; acento: norteño o de país limítrofe". Esas eran algunas de las descripciones que acompañaban un dibujo del rostro de un hombre que poco a poco se fue difundiendo entre los vecinos de San Isidro. Ese partido bonaerense era la zona de caza del "depredador".

El identikit fue realizado a partir del relato de un vecino que intentó correr al serial cuando escapaba por los techos de una casa. "Jamás olvidaría ese rostro", fue lo que dijo el testigo que recibió un disparo cuando quiso cruzarse en el camino del criminal. Para entonces ya había violado y matado a una decena de mujeres, aunque nunca pudo probarse la cantidad exacta de ataques.

"La policía de la provincia de Buenos Aires solicita al vecindario, en el caso de observarse circular por las arterias de la zona a personas cuyas características fisionómicas guarden similitud con la imagen, se de inmediato aviso telefónico a la dependencia mas cercana", decía el texto que acompañaba esta imagen.

El caso más resonante ocurrió el miércoles 23 de noviembre de 1972. La víctima fue Diana Goldstein, de 23 años. Era rubia, alta, linda, de ojos celestes, estudiaba periodismo y trabajaba en la fábrica de colchones de su padre. La encontró un canillita en el jardín de un vecino de la víctima, entre rosales y cipreses, en un chalé de Emilio Mitre 134, en Martínez.

La chica tenía un pulóver rojo y una pollera negra destrozados y le faltaban partes del cuerpo. 

La autopsia, hecha por Raffo, determinó que murió estrangulada, tras ser violada a pocas cuadras del lugar donde fue encontrado el cuerpo. Le faltaba un tercio de la lengua, el labio inferior, una parte de una mejilla, piel de la mano derecha, en el cuello y la punta de la nariz. 

Su padre había denunciado la desaparición la noche anterior. 

“ Era una hippie, le gustaba cantar en las fiestas, vestía de modo estrafalario”, dijo una vecina.

Al principio, la Policía detuvo a cuatro ex presuntos amantes de la chica: uno de ellos se hizo pasar por pianista en un crucero que la joven hizo a Río de Janeiro. Los liberaron. Los criminalistas confeccionaron una dentadura sobre la base de las mordidas que dejaba en el cuerpo de sus víctimas. Así eliminaron a 24 sospechosos, tras comparar las piezas dentales. “ Las mordidas eran violentísimas”, recuerda Raffo.

No era un crimen pasional; estaban en presencia de un asesino serial que mataba por períodos, respetando lo que los criminalistas llaman etapa de “ cool-off ” o de enfriamiento. 

Para atraparlo le pusieron varios anzuelos: policías con peluca rubia y mujeres tomando sol en piletas. Nunca lo mordió.

Su último ataque no llegó a consumarse: el jueves 27 de febrero de 1975 a la tarde. Ese día Laureana volvió a atacar, se trataba de un chalet con pileta de natación de la calle Int. Tomkinson, partido de San Isidro. En la pileta estaba una niña de 8 años de edad, y le pareció igual al asesino del identikit (que su familia tenía fijado a una heladera) y le contó a su madre: “Mamá ese es el hombre de la foto que mata a las nenas”, la madre comenzó a gritar pidiendo auxilio. Laureana ganó la calle. Sin perder la calma, la señora, vía telefónica, alertó a la policía de la comisaría primera de San Isidro.

Laureana pasó por el frente, sonrió, y siguió de largo.

La policía lo encontró a pocas cuadras, y las características eran parecidas al identikit que tenían; se acercaron al sospechoso para pedirle que los acompañara para un interrogatorio.

Según el informe de los policías, Francisco Laureana sacó entonces de una bolsa que llevaba en el hombro un arma de fuego y empezó a disparar a los oficiales, iniciando así un tiroteo en el que Laureana recibió un disparo en el hombro y luego escapó malherido, escondiéndose de la policía en el gallinero que se encontraba en los fondos de una mansión.

Una perra que cuidaba el lugar «marcó» a su dueño el lugar donde se escondía Laureana. En el lugar hallaron dos gallinas estranguladas.

Pero se cree que el asesino no estaba armado y que fue fusilado. Se piensa que los policías bonaerenses se acercaron al gallinero y acribillaron a Francisco Laureana.

La policía lamentó haber tenido que matarlo, ya que hubieran querido interrogarlo sobre los motivos que lo llevaron a cometer los crímenes. Se encontraron en el gallinero dos gallinas muertas a tiros (se desconoce si de la policía o de Francisco Laureana que el asesino aparentemente no resistió de matar.

. “Con el auxilio de un perro y luego de dos tiroteos, matan en San Isidro al sátiro que en sus fechorías nocturnas asesinó a 15 mujeres en seis meses”, fue el extenso título del artículo que publicó el diario La Nación de esa época.

FRANCISCO ANTONIO LAUREANA
Luego de la autopsia, que fue realizada por el prestigioso forense Osvaldo Raffo, el cuerpo fue entregado a su viuda. Cuando se le informó a su mujer, ella atinó a decir "acá tuvo que haber un error. Mi marido no pudo haber hecho todo eso.

Desde ese momento, los crímenes de mujeres en San Isidro se frenaron. También la historia de Francisco Laureana quedó oculta en los archivos policiales, a tal punto que casi nadie recuerda el nombre de este hombre que, en rigor, fue el serial más prolífero de la Argentina.

Aunque fue ignorado por la historia criminal argentina, Laureana mató más que el Petiso Orejudo y que Carlos Robledo Puch.

Con menos fama, pero no con menor cantidad de crímenes, puede ser considerado tan temible como Cayetano Santos Godino, alias “Petiso Orejudo”, Eduardo Robledo Puch, también conocido como “el Angel de la muerte” y Mateo Bancks, quien cometió siete homicidios en la localidad de Azul.


viernes, 26 de febrero de 2016

MANUELA BELTRÁN.

MANUELA BELTRÁN

MANUELA BELTRÁN.




















Nació en la ciudad del Socorro, Colombia .Heroina de Nueva Granada a quien se señala con comenzar la revolución de los comuneros. El 16 de marzo de 1781 lideró un motín contra los impuestos mercantiles establecidos por el visitador regente Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, que desembocó en la revolución de los comuneros. Fue la primera mujer en enfrentarse al régimen del gobierno español, destruyendo los edictos donde se anunciaba el alza de los impuestos, siendo por lo tanto considerada como "la heroína del pueblo.
Llegó, al frente de las masas, a la Alcaidía, arrancó el edicto del impuesto, simuló limpiarse el traste con el papel, y lo arrojó al viento. Ese gesto fue la chispa que encendió la rebelión que mantendría en jaque al gobierno virreinal
Esta actitud de rebeldía se extendió por territorio neogranadino desde Mérida, Venezuela hasta Pasto, Colombia, creándose una conciencia en el pueblo contra el gobierno colonial de la época.
Manuela, como la Gaitana hasta esa época fueron, las mujeres más valientes de la historia Colombiana y 



MANUELA BELTRÁN.












de las primeras capaces de desafiar a la corona española.
Esta heroína también fue llamada "Heraldo Femenino de la Libertad.

Manuela Beltrán formo un papel muy importante para el desarrollo de la independencia, supo de que forma desafiar al régimen español y saber el porque de aquella independencia.

Fuente: http://mujerindependencia.blogspot.com.ar/
Muchas Gracias

CAYETANO DOMINGO GROSSI “primer asesino serial de la historia argentina”

CAYETANO DOMINGO GROSSI
“primer asesino serial de la historia argentina”


CAYETANO DOMINGO GROSSI “primer asesino serial de la historia argentina”


Asesinó a sus 5 hijos recién nacidos que tuvo como fruto de las violaciones a las cual eran sometidas sus dos hijastras. Por ello fue condenado a muerte y se lo ejecutó por fusilamiento el 6 de abril de 1900.

El 29 de mayo de 1896, se encontró cerca de una fabrica de grasa, ubicada en la “quema” de basura, una bolsa conteniendo un brazo de una criatura recién nacida. El titular de la comisaria 12, entonces ubicada en la calle Caseros 2724, informó el hallazgo, ordeno una inspección ocular de lugar hallándose entre la basura un cráneo destrozado, piernas, y el brazo restante, dejando bajo vigilancia el sitio, ese mismo día cuando uno de los carros recolectores descargo residuos apareció el tronco, completándose así, el cadáver del bebe.

La autopsia llevada a cabo determino que el niño había muerto por la fractura de cráneo. La investigación no arrojo resultados positivos, quedando el crimen sin resolución.

Dos años después, el 5 de mayo de 1898, se encontró en el mismo lugar, un nuevo cadáver de un recién nacido con el cráneo destrozado y en avanzado estado de descomposición. En sus brazos y manos existían signos de quemaduras de primer y segundo grado. El cuerpo, según las pericias forenses efectuadas, tenía 4 días de vida y su muerte se había producido por compresión violenta de la parte anterior del cuello.

En la investigación, alguien notó que el cadáver había aparecido envuelto en arpillera y trozos de saco de un hombre, de casimir negro, bastante usado y en el que se podían ver muchas composturas y arreglos.

Por algunas direcciones postales que entre los desperdicios rodeaban el cuerpo, pudieron establecer que un carro había recogido esa basura y los restos humanos.

Demorado el carrero y después de ser interrogado, confeso que había visto los restos, pero que por temor a verse involucrado, había decidido no decir nada a la Policía.

CAYETANO DOMINGO GROSSI “primer asesino serial de la historia argentina”

Revisados exhaustivamente los elementos recogidos, las pesquisas notaron que el pedazo de saco con numerosos remiendos hechos con género de luto, tenían un notable desgaste en las espalderas, como si lo hubiera usado un vendedor ambulante portando canastas con correas y que en sus bolsillos, había restos de cigarrillos y granos de anís, lo que hizo considerar a las autoridades, la posibilidad de que su portador último fuese español o calabrés, ya que éstos solían tener el hábito de las semillas de anís. Las demás prendas, por su calidad y estado, sugerían la pobreza de su dueño.

Así, los policías, tomando como zona de rastrillaje la misma que recorría diariamente el carro de la basura y orientando la búsqueda a gente de escasos recursos; pudo localizar y tomar conocimiento el 9 de mayo de 1898, que en una casa de la calle Artes 1438 (hoy Carlos Pellegrini) en el barrio de Retiro en Buenos Aires, vivía una familia que vestía siempre de luto.

La citada familia estaba compuesta por una mujer, llamada Rosa Ponce de Nicola, su cónyuge, Cayetano Domingo Grossi (un acarrero de profesión); dos hijas mayores de Rosa, Clara y Catalina y otros tres niños menores de edad.

La Policía pudo saber por testimonios de los vecinos, que Grossi mantenía relaciones íntimas con sus hijastras. Pudo establecerse, además, que Clara poco tiempo antes había estado embarazada y algunos días después, había sido vista en estado normal, desconociéndose que había ocurrido con el bebé.

Un día después, el 10 de mayo, una comisión policial con orden de revisar la habitación ocupada por la familia, encontró debajo de una de las camas, una lata conteniendo el cadáver de un bebé, envuelto en trapos.

Las sospechas se habían confirmado.

Grossi explicó que el saco que envolvía a una de las criaturas asesinadas, hallado en el deposito de basura pertenecía a su hijo Carlos y que él había matado al bebé a pedido de Clara, señaló, además, que el otro bebé había nacido muerto.

Esa noche, Rosa y su hija Clara declararon que ésta última había tenido dos hijos con Cayetano Grossi. Grossi, negó inicialmente haber mantenido relaciones sexuales con sus hijastras, responsabilizando de sus embarazos a los novios de las mismas. Por fin algunos días después, confesó haber matado al primer bebé hallado en 1896; a la vez que reconoció haber incinerado a varios bebés más, pero sin asumir haberlos asesinado.

En posteriores interrogatorios, Grossi reconoció haber tenido un hijo con Catalina y cuatro con Clara, estrangulando a tres, siendo quemados los dos restantes por su concubina y sus hijastras. Rosa, Clara y Catalina, aceptaron los cinco crímenes pero culparon a Grossi de las muertes de los recién nacidos.

La policía le llamó la atención, el extraño grado de sumisión de las mujeres al criminal que las había llevado a guardar silencio por tanto tiempo.

Pudo saberse también, que en una ocasión, el asesino había intentado violar a una de las hijas menores de Rosa pero las hermanas lograron evitarlo.

Pudo establecerse finalmente, que el propio Grossi las auxiliaba en los partos y que luego, arrojaba a los recién nacidos al fuego, siendo presenciado esto por las mujeres.

La concubina de Grossi, Rosa Ponce de Nicola y sus hijastras, Clara y Catalina, fueron consideradas “encubridoras” de los homicidios y fueron condenadas a 3 años de prisión efectiva cada una y pago de costas procesales. Finalmente, la pena de Catalina se redujo a 2 años de prisión.

Habiéndose establecido las responsabilidades de cada uno de los acusados, Cayetano Domingo Grossi fue hallado culpable como autor material de los asesinatos de los bebés. Y fue condenado por el juez, Ernesto Madero, a pena de muerte.

Cayetano Domingo Grossi fue ejecutado en la Penitenciaría Nacional de Las Heras, el 6 de abril de 1900. Fue le primer asesino serial en la historia criminal argentina.

CAYETANO DOMINGO GROSSI “primer asesino serial de la historia argentina”
Llevado Grossi a la capilla, hasta que llegó el momento de ser conducido al banquillo, el asesino de sus propios hijos repartió el tiempo que le quedaba de vida en escuchar las exhortaciones del P. Macceo, en hacer continuadas protestas de su inocencia, irritándose por la parcialidad con que, según él, se había juzgado a sus cómplices, Rosa de Nicola y las hijas de ésta Clara y Catalina

CAYETANO DOMINGO GROSSI “primer asesino serial de la historia argentina”
El día de su ejecución, a las 5 de la mañana se le permitió la entrada a la capilla de la prisión a los hijos de Grossi, uno de ellos un joven de 19 años fue el primero en entrar, hacia como un año que no veía a su padre, pero al verlo frente a frente no mostró emoción alguna. El hijo más pequeño, Lorenzo, de 6 años de edad, no quiso acercarse a su padre y rehuyó sus caricias. Teresita, su hija, lloro al verlo, y también mostró alguna resistencia en abrazarle.

Un piquete de soldados llegó a la puerta de la capilla, acompañado del juez Madero y del Director de la Penitenciaría coronel Boerr, y Grossi, ayudado por dos de sus guardianes, se dirigió al lugar de la ejecución.

Llegaron frente al banquillo, el P. Macceo vendó los ojos a Grossi, un penado le ató las manos y el sacerdote le habló por última vez. Grossi, que no había dejado de fumar un solo instante, colocó en el borde del banquillo el cigarro que tenía en los labios, como si hubiera de concluirlo después.

CAYETANO DOMINGO GROSSI “primer asesino serial de la historia argentina”
El teniente primero Rosa Burgos, el teniente primero Calisto García y el capitán Manuel Medrano fueron los encargados de la ejecución,

CAYETANO DOMINGO GROSSI “primer asesino serial de la historia argentina”
Grossi fue puesto en el banquillo, se les vendaron los ojos, fue atado de pies y manos y finalmente fue ejecutado por fusilamiento el 6 de abril de 1900 a las 8 a.m. (UTC-3), el sargento segundo,

CAYETANO DOMINGO GROSSI “primer asesino serial de la historia argentina”
Emilio Lascano, se acercó a él y le disparó un tiro de gracia.

Es el primer asesino serial de la historia argentina y no como mayormente se cree que fue Cayetano Santos Godino.

La casualidad quiso que los dos peores asesinos seriales de la historia del crimen de Argentina, se llamasen de igual manera, Cayetano Domingo Grossi y Cayetano Santos Godino (a) “el Petiso Orejudo”…


FUENTE: WIKIPEDIA

miércoles, 17 de febrero de 2016

GRAN JEFE TORO SENTADO (SITTING BULL) ó TATANKA IYOTANKA "¡Hoy es un buen día para combatir, es un buen día para morir: corazones fuertes, corazones bravos, al frente!"

GRAN JEFE TORO SENTADO (SITTING BULL) ó TATANKA IYOTANKA
"¡Hoy es un buen día para combatir, es un buen día para morir: corazones fuertes, corazones bravos, al frente!"

GRAN JEFE TORO SENTADO (SITTING BULL) ó TATANKA IYOTANKA
El 15 de diciembre de 1890, cuando iba a ser detenido una vez más por la policía de esa especie de ghetto campestre que llamaban "Reserva", ante el presunto peligro que suponía su autoridad moral entre los guerreros de las praderas centrales, fue asesinado junto a una docena de "indios revoltosos" el gran caudillo político-militar de la nación Sioux Toro Sentado, valiente jefe de jefes sioux, cheyennes, pies negros y apaches.

Tatanka Iyotanka había nacido en 1831 en lo que hoy es el estado de Dakota del Sur. Desde chico mostró afición por la danza, la poesía y la música y con el correr del tiempo, mientras crecía su inteligencia, sabiduría y carisma, el joven escuálido pero saludable echó un cuerpo bien adiestrado en el arte de la guerra; de enorme coraje, aprendió a montar a caballo a puro pelo sin albarda y haciendo grandes malabarismos.

El solemne tratado de Fort Laramie de 1868 garantizaba a los sioux que por siempre serían dueños de las Montañas Negras, su centro del mundo, el lugar sagrado donde los guerreros hablaban con los dioses. Pero en 1874 se descubrió oro en esas tierras. El propio presidente Ulysses Grant ordenó a los indios que abandonaran esos campos de caza donde los mineros blancos buscaban afiebradamente el maravilloso metal entre rocas y manantiales. El ultimátum presidencial decía: "Si no hacen caso o se niegan a irse, se dará cuenta de ellos en el Departamento de Guerra como indios hostiles, y se enviará a las fuerzas militares para obligarles a obedecer las órdenes de la Agencia India". Y así mandó tres poderosas columnas de veteranos del U.S. Army reunificado después del fin de la Guerra de Secesión de 1865, a fin de resolver la conquista del far west mediante la "solución final" contra las tribus indígenas.

El gran Jefe Toro Sentado dijo entonces: "Si un hombre pierde algo, vuelve sobre sus pasos y lo busca concienzudamente, lo encontrará. Eso y no otra cosa es lo que hacen los indios, ahora, al acudir a ti en demanda de lo que se les prometió en el pasado, y no creo que sea justo que se les trate como a bestias. Esta es la razón de que hayan crecido en mí los sentimientos que albergo. [...] Me doy cuenta de que mi nación ha ganado mala fama y yo quiero que su nombre esté limpio. Así solía ser. A veces, cuando me siento a meditar en paz, me pregunto quién le ha dado este mal nombre". Convocó así a un gran campamento de cerca de 1.500 tipis en los que se alojaban unos 12.000 sioux, cheyennes, apaches y pies negros del Canadá, a orillas del río Little Big Horn (Pequeño Gran Cuerno), en Montana.

El Séptimo de Caballería era un cuerpo de elite del ejército, al mando del prestigioso héroe de guerra teniente coronel George Armstrong Custer. Constituía una de las tres columnas, la mejor, de la campaña militar ordenada por Grant. El 25 de junio de 1876 Toro Sentado y su lugarteniente Caballo Loco libraron una de las batallas más importantes y encarnizadas de la historia norteamericana. Caballo Loco, al dar la orden de ataque de la caballería india gritó: "¡Hoy es un buen día para combatir, es un buen día para morir: corazones fuertes, corazones bravos, al frente!". En Little Big Horn el mítico Toro Sentado y sus guerreros aniquilaron totalmente a los doce escuadrones y cinco compañías de gringos, que contaban con el armamento y la instrucción más avanzados de la época, incluso con los temibles hotchkiss guns (cañones ligeros de repetición). Allí perdió la vida el propio Custer.

Toro Sentado logró huir a las frías tierras de los pies negros del Canadá con tres mil jinetes, perseguido por todo el ejército norteamericano. En 1881 recibió una promesa de amnistía para volver a la Reserva y ponerse al frente de su pueblo, que estaba pasando por una hambruna pavorosa. Pero resultó una burda trampa para apresarlo. Algunos de sus poemas más melancólicos datan de esos años.

GRAN JEFE TORO SENTADO (SITTING BULL) ó TATANKA IYOTANKA
En 1885 consiguió que le dieran permiso para salir de su confinamiento en la Reserva y sumarse a una gira con el famoso "Show del Salvaje Oeste", de Buffalo Bill. Por entonces apareció en Nevada un "mesías" indígena de nombre Wovoka, que predicaba la caída de los blancos. Wovoka le enseñó la "Danza del Espíritu" a Toro Sentado. Se suponía que mediante esa danza se invocaba al Gran Espíritu para solicitar su ayuda en la devolución de las tierras usurpadas, y para que los indígenas vivieran de nuevo en abundancia y paz. Toro Sentado incorporó este baile a su repertorio del show. Las autoridades se alarmaron con la enorme popularidad de la danza, y creyeron que generaría un levantamiento generalizado de los indios, por lo que ordenaron apresar a Toro Sentado, hecho durante el que encontró la muerte, según ya comentamos.

Después del asesinato de Toro Sentado se desató una serie desaforada de feroces masacres de indígenas que en las últimas décadas el revisionismo histórico norteamericano sacó a la luz, completando el cuadro de un verdadero genocidio.

Parece que los "carapálidas" no resultaron tan buenos como nos mostraba Hollywood.


BOADICEA, o Boudica, LA MUJER MARAVILLA DEL SIGLO I

BOADICEA, o Boudica, LA MUJER MARAVILLA DEL SIGLO I

BOADICEA, o Boudica, LA MUJER MARAVILLA DEL SIGLO I

No sólo el Rey Arturo encabezó rebeliones contra invasores extranjeros en la isla de Britania. Casi cuatro siglos antes, los celtas isleños se unieron gracias a una mujer, Boadicea o Boudica, reina de la tribu Icena, habitantes del este de Inglaterra.
       Todas las etnias celtas debían pagar tributos al imperio, y los icenos no eran la excepción. Sin embargo, a la muerte del rey de la tribu, Boadicea se aseguró parte de la herencia para sus hijas, pero el procurador romano no lo aceptó. Hecho por el cual, los soldados romanos atacaron y arrasaron las tierras icenas, resultando la reina prisionera, desnudada y flagelada delante de su pueblo.
       Tras esto, Boadicea convocó a la guerra a todas las tribus celtas britanas, incluidas aquellas con quienes las relaciones no eran de lo mejor. Así, logró reunir a más de cien mil guerreros y guerreras, prestos para expulsar al invasor de sus tierras.
       Luego de tomar varias ciudades en poder romano, incendió y destruyó Londinium (actual Londres). Pero el gobernador Suetonius, militar experimentado, le presentó batalla - no se sabe ciertamente el enclave geográfico exacto - y con una formidable estrategia militar, diezmó a los ejércitos celtas.
       Muchos rebeldes lograron escapar, entre ellos Boadicea, que para evitar su captura y tortura, y ser enviada al circo romano, acabó quitándose la vida ingiriendo veneno. Según la tradición, el lugar de su sepultura permaneció en secreto, como símbolo de la resistencia al invasor.


BOADICEA, o Boudica, LA MUJER MARAVILLA DEL SIGLO I
Por ello tiene su estatua.