CAYETANO DOMINGO GROSSI
“primer asesino serial de la
historia argentina”
Asesinó
a sus 5 hijos recién nacidos que tuvo como fruto de las violaciones a
las cual eran sometidas sus dos hijastras. Por ello fue condenado a
muerte y se lo ejecutó por fusilamiento el 6 de
abril de 1900.
El 29
de mayo de 1896, se encontró cerca de una fabrica de grasa, ubicada
en la “quema” de basura, una bolsa conteniendo un brazo de una criatura recién
nacida. El titular de la comisaria 12, entonces ubicada en la calle Caseros
2724, informó el hallazgo, ordeno una inspección ocular de lugar hallándose
entre la basura un cráneo destrozado, piernas, y el brazo restante, dejando
bajo vigilancia el sitio, ese mismo día cuando uno de los carros recolectores
descargo residuos apareció el tronco, completándose así, el cadáver del bebe.
La
autopsia llevada a cabo determino que el niño había muerto por la fractura de
cráneo. La investigación no arrojo resultados positivos, quedando el crimen sin
resolución.
Dos
años después, el 5 de mayo de 1898, se encontró en el mismo
lugar, un nuevo cadáver de un recién nacido con el cráneo destrozado y en
avanzado estado de descomposición. En sus brazos y manos existían signos
de quemaduras de primer y segundo grado. El cuerpo, según las pericias forenses
efectuadas, tenía 4 días de vida y su muerte se había producido por compresión
violenta de la parte anterior del cuello.
En
la investigación, alguien notó que el cadáver había aparecido envuelto
en arpillera y trozos de saco de un hombre, de casimir negro,
bastante usado y en el que se podían ver muchas composturas y arreglos.
Por
algunas direcciones postales que entre los desperdicios rodeaban el cuerpo,
pudieron establecer que un carro había recogido esa basura y los restos
humanos.
Demorado
el carrero y después de ser interrogado, confeso que había visto los restos,
pero que por temor a verse involucrado, había decidido no decir nada a la
Policía.
Revisados
exhaustivamente los elementos recogidos, las pesquisas notaron que el pedazo de
saco con numerosos remiendos hechos con género de luto, tenían un notable
desgaste en las espalderas, como si lo hubiera usado un vendedor ambulante
portando canastas con correas y que en sus bolsillos, había restos
de cigarrillos y granos de anís, lo que hizo considerar a las
autoridades, la posibilidad de que su portador último
fuese español o calabrés, ya que éstos solían tener el hábito de
las semillas de anís. Las demás prendas, por su calidad y estado, sugerían la
pobreza de su dueño.
Así,
los policías, tomando como zona de rastrillaje la misma que recorría
diariamente el carro de la basura y orientando la búsqueda a gente de escasos
recursos; pudo localizar y tomar conocimiento el 9 de
mayo de 1898, que en una casa de la calle Artes 1438 (hoy Carlos
Pellegrini) en el barrio de Retiro en Buenos Aires, vivía una
familia que vestía siempre de luto.
La
citada familia estaba compuesta por una mujer, llamada Rosa Ponce de Nicola, su
cónyuge, Cayetano Domingo Grossi (un acarrero de profesión); dos hijas mayores
de Rosa, Clara y Catalina y otros tres niños menores de edad.
La
Policía pudo saber por testimonios de los vecinos, que Grossi mantenía
relaciones íntimas con sus hijastras. Pudo establecerse, además, que Clara poco
tiempo antes había estado embarazada y algunos días después, había sido vista
en estado normal, desconociéndose que había ocurrido con el bebé.
Un
día después, el 10 de mayo, una comisión policial con orden de revisar la
habitación ocupada por la familia, encontró debajo de una de las camas, una
lata conteniendo el cadáver de un bebé, envuelto en trapos.
Las
sospechas se habían confirmado.
Grossi
explicó que el saco que envolvía a una de las criaturas asesinadas, hallado en
el deposito de basura pertenecía a su hijo Carlos y que él había matado al bebé
a pedido de Clara, señaló, además, que el otro bebé había nacido muerto.
Esa
noche, Rosa y su hija Clara declararon que ésta última había tenido dos hijos
con Cayetano Grossi. Grossi, negó inicialmente haber mantenido relaciones
sexuales con sus hijastras, responsabilizando de sus embarazos a los novios de
las mismas. Por fin algunos días después, confesó haber matado al primer bebé
hallado en 1896; a la vez que reconoció haber incinerado a varios bebés más,
pero sin asumir haberlos asesinado.
En
posteriores interrogatorios, Grossi reconoció haber tenido un hijo con Catalina
y cuatro con Clara, estrangulando a tres, siendo quemados los dos restantes por
su concubina y sus hijastras. Rosa, Clara y Catalina, aceptaron los cinco
crímenes pero culparon a Grossi de las muertes de los recién nacidos.
La
policía le llamó la atención, el extraño grado de sumisión de las mujeres
al criminal que las había llevado a guardar silencio por tanto tiempo.
Pudo
saberse también, que en una ocasión, el asesino había intentado violar a una de
las hijas menores de Rosa pero las hermanas lograron evitarlo.
Pudo
establecerse finalmente, que el propio Grossi las auxiliaba en los partos y que
luego, arrojaba a los recién nacidos al fuego, siendo presenciado esto por las
mujeres.
La
concubina de Grossi, Rosa Ponce de Nicola y sus hijastras, Clara y Catalina,
fueron consideradas “encubridoras” de los homicidios y fueron condenadas a 3
años de prisión efectiva cada una y pago de costas procesales. Finalmente, la
pena de Catalina se redujo a 2 años de prisión.
Habiéndose
establecido las responsabilidades de cada uno de los acusados, Cayetano Domingo
Grossi fue hallado culpable como autor material de los asesinatos de los bebés.
Y fue condenado por el juez, Ernesto Madero, a pena de muerte.
Cayetano
Domingo Grossi fue ejecutado en la Penitenciaría Nacional de Las Heras, el 6 de
abril de 1900. Fue le primer asesino serial en la historia criminal argentina.
Llevado
Grossi a la capilla, hasta que llegó el momento de ser conducido al banquillo,
el asesino de sus propios hijos repartió el tiempo que le quedaba de vida en
escuchar las exhortaciones del P. Macceo, en hacer continuadas protestas de su
inocencia, irritándose por la parcialidad con que, según él, se había juzgado a
sus cómplices, Rosa de Nicola y las hijas de ésta Clara y Catalina
El
día de su ejecución, a las 5 de la mañana se le permitió la entrada a la
capilla de la prisión a los hijos de Grossi, uno de ellos un joven de 19 años
fue el primero en entrar, hacia como un año que no veía a su padre, pero al
verlo frente a frente no mostró emoción alguna. El hijo más pequeño, Lorenzo,
de 6 años de edad, no quiso acercarse a su padre y rehuyó sus caricias.
Teresita, su hija, lloro al verlo, y también mostró alguna resistencia en
abrazarle.
Un
piquete de soldados llegó a la puerta de la capilla, acompañado del juez Madero
y del Director de la Penitenciaría coronel Boerr, y Grossi, ayudado por dos de
sus guardianes, se dirigió al lugar de la ejecución.
Llegaron
frente al banquillo, el P. Macceo vendó los ojos a Grossi, un penado le ató las
manos y el sacerdote le habló por última vez. Grossi, que no había dejado de
fumar un solo instante, colocó en el borde del banquillo el cigarro que tenía
en los labios, como si hubiera de concluirlo después.
El
teniente primero Rosa Burgos, el teniente primero Calisto García y el capitán
Manuel Medrano fueron los encargados de la ejecución,
Grossi
fue puesto en el banquillo, se les vendaron los ojos, fue atado de pies y manos
y finalmente fue ejecutado por fusilamiento el 6 de
abril de 1900 a las 8 a.m. (UTC-3), el sargento segundo,
Emilio
Lascano, se acercó a él y le disparó un tiro de gracia.
Es
el primer asesino serial de la historia argentina y no como mayormente se cree
que fue Cayetano Santos Godino.
La
casualidad quiso que los dos peores asesinos seriales de la historia del crimen
de Argentina, se llamasen de igual manera, Cayetano Domingo Grossi y Cayetano
Santos Godino (a) “el Petiso Orejudo”…
FUENTE:
WIKIPEDIA
Hola, quisiera ponerme en contacto con usted, estoy realizando una investigación sobre Cayetano, espero podamos ponernos en contacto, le dejo mi mail masolparodi@gmail.com
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