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jueves, 10 de diciembre de 2020

BLANCA LUZ BRUM

 

BLANCA LUZ BRUM

 


Blanca Luz Brum (1905-1985), escritora y militante uruguaya, es recordada sobre todo por su belleza y sus relaciones sentimentales con David Alfaro Siqueiros, Natalio Botana, Pablo Neruda y el mismo Juan Domingo Perón. Esa mujer bellísima, independiente, poetisa, periodista, conspiradora en todos los movimientos rebeldes que parieron la modernidad cultural y política del siglo padece el destierro de la gran historia.

Blanca Luz Brum nació en 1905 en Pan de Azúcar, Uruguay, y a los 17 años entró pupila en un colegio de monjas de Montevideo, del que salía para trabajar de mucama. Por entonces conoció al poeta peruano Juan Parra del Diego.  A Blanca Luz la raptó del convento, según la leyenda que rodea este romance y que ella no desmintió al publicar las cartas de amor de Parra. Este la llevó a las tertulias donde Blanca por primera vez tomó contacto con grupos intelectuales.

Los jóvenes se casaron y tuvieron un hijo, pero Juan murió a los pocos días de nacido el niño, por lo que Blanca se fue a vivir a Perú con la acomodada familia de su marido. Allí le tomó poco tiempo vincularse con la movida literaria y entrar en el círculo de José Carlos Mariátegui, escritor y fundador del Partido Comunista peruano. El le dio la oportunidad de publicar sus poemas y su primer libro, y Blanca adhirió con fervor al comunismo indigenista que Mariátegui promovía.


Mariátegui podía hablar de teatro experimental, los manifiestos surrealistas, el cubismo, la danza, la revolución en México, Rusia, China y Alemania. Ella estaba fascinada. Tenía diecisiete años y se convirtió en una ferviente revolucionaria. Fundó la revista Guerrilla y publicó el libro de poemas Levante, arte social y de combate.

Ser comunista y opositora al gobierno le valió primero la cárcel y luego ser deportada. Por ese tiempo, se casó por segunda vez con otro peruano con el que se instaló en Buenos Aires, desde donde cruzaba seguido a Montevideo.

De México llegaron la pareja Rivera-Kahlo, acompañados del también pintor, David Alfaro Siqueiros, quien despertaría inmediatamente el interés de la coqueta Blanca, por sus ánimos enardecidos y su fuerte convicción revolucionaria. Dicen que el encuentro tuvo grado de huracán y que casi sin mediar palabra, él le dijo “te vienes conmigo”. Blanca tomó a su hijo y se fue detrás del mexicano, con el que mantuvo un vínculo tan apasionado como violento. Parece que recién en el barco ella se enteró de que Siqueiros tenía esposa, aunque el artista luego se separó para casarse con Blanca.

La vida en México no resultó fácil para la pareja. Estuvieron presos durante dos meses, Blanca Luz con su niño de cuatro años. A poco de liberados, Siqueiros participó en los desórdenes que siguieron a la celebración del 1 de Mayo de 1930 y estuvo en prisión por seis meses. Salió bajo caución, obligado a vivir en Taxco, sin poder salir del recinto pueblerino. El gobierno perseguía a los revolucionarios pero además Siqueiros sufrió la expulsión del Partido Comunista Mexicano; se los acusó –sobre todo a Blanca Luz– de apoyar a Sandino, con quien el Partido no mantenía buenas relaciones. El revolucionario nicaragüense fue el único que les brindó ayuda cuando fueron perseguidos y se guarecieron durante quince días en las minas de arena de la meseta central.

Después de instalarse brevemente en Los Ángeles, donde el pintor realizó tres murales, volvieron al Río de la Plata en 1933

Natalio Botana, el dueño del diario Crítica, le pidió a Siqueiros que le pintase un gran mural en su quinta. La monumental obra que hizo el artista se llamó Ejercicio plástico y la musa inspiradora fue Blanca Luz, a quien su marido pintó desnuda. Blanca Luz se sentía y era el centro de la Creación. En el contrato no figuraba que el millonario se quedaría con la mujer del pintor.

Natalio Botana era uruguayo de nacimiento pero había desarrollado su carrera periodística en Buenos Aires, donde revolucionó la industria periodística creando un producto original –un pasquín, según sus detractores– en el que la página policial tenía más importancia que la política. Dio cabida a intelectuales de Florida como Jorge Luis Borges y miembros del grupo de Boedo como Roberto Mariani y Raúl González Tuñón. Llevando el tiraje de su diario a un nivel desconocido en el Plata –700.000 ejemplares– multiplicó sus ingresos.

Para cuando el mural estuvo terminado, ya estaba enamorado de Blanca, que otra vez dio un golpe de timón y se quedó en Buenos Aires. 

El romance con el periodista millonario fue breve pero le permitió gozar de las mieles del dinero y ponerle fin a su matrimonio con Siqueiros.

De los brazos de Botana, en 1935 Blanca pasó a los de Jorge Béeche Caldera, un empresario y diputado chileno, con quien se casó por cuarta vez y con el que tuvo una hija. En 1943 los dejó a ambos en Chile para ir detrás de una nueva pasión: el peronismo y su líder, Juan Domingo Perón. A través de gestiones realizadas por un amigo, Blanca Luz se entrevistó con Perón en octubre de 1943. Poco tiempo después se integró al equipo de prensa y propaganda de la poderosa Secretaría de Trabajo y Previsión, junto a Francisco Muñoz Azpiri, Eduardo Pacheco y Arístides Durante. En Buenos Aires,


Blanca Luz mantuvo un vínculo muy cercano con Perón y es posible que haya sido su amante, aunque no hay evidencias. Al escribir sobre esa etapa de su vida, se arrogó haber sido ideóloga del 17 de octubre de 1945 y creadora del eslogan Braden o Perón. Consideraba al peronismo como la etapa en que su vida había adquirido filiación política. Lo definía como "un movimiento social y popular indestructible, pienso que aún hoy [1962] Perón como el Cid sigue a grandes distancias ganando sus batallas". Admiraba a Eva Duarte: "una criatura maravillosa, incomprendida por los egoístas de siempre y amada por los que sufren". Olvidó seguramente que Evita le dio 48 horas para salir de Buenos Aires cuando se enteró de la amistad más que íntima entre ella y Perón.

Nuevamente en Chile, Blanca se casó con un empresario –matrimonio que tampoco prosperó– y en 1948 tuvo a su tercer hijo. Aunque se había transformado en una señora rubia y burguesa, afirmaba que continuó colaborando con Perón desde la distancia.

Su regreso a Chile no la desvinculó de la política argentina, tampoco la caída de Perón en 1955. El gobierno de Aramburu la sindicaba como agente en Chile, presunción en parte confirmada. Desterrada por Eva Perón, dicen que por celos, nunca fue olvidada por Perón. Ya derrocado, y desde su exilio en Panamá, le pidió que ayudara en 1957 a John W. Cooke, Héctor Cámpora, Patricio Kelly, Jorge Antonio y Pedro Gómiz, fugados hacia Chile desde el penal de Río Gallegos, donde los había recluido el golpe antiperonista de 1955. Terminó rescatando de la cárcel –hecho por el que ella deberá pagar con la prisión– a Kelly, ayudándolo a fugarse de la penitenciaría de Santiago vestido de mujer. Cuando Perón regresó a la Argentina en 1973, pidió que ella estuviera en la asunción de su tercera presidencia. Fue la última vez que se supo de ella en el país. La espectacular fuga de la cárcel de Río Gallegos y el asilo en Punta Arenas de John William Cooke, Héctor Cámpora, Jorge Antonio, Guillermo Kelly, José Espejo y Pedro Gómiz, "en la práctica, las cabezas políticas, gremiales y financieras del peronismo clandestino". La teatralidad de la fuga a bordo de dos automóviles amarillos hasta la frontera chilena.


En Chile al comienzo sus opciones se inclinaban a la llamada "tercera posición" y manifiesta hacer "justicia social sin Rusia" rescatando el ideal americanista bolivariano, luego terminaría viendo en todas partes "la amenaza roja". Poco a poco, viró a fanática anticomunista y ferviente católica, tanto que, en 1973, cuando se produjo el golpe de Estado de Pinochet, dio su explícito apoyo al dictador, que la condecoró.

En sus últimos años, se fue a vivir al fin del mundo, a la isla chilena Robinson Crusoe, donde se dedicó a pintar, a escribir y a pasear desnuda por el campo.

Murió en Chile el 7 de agosto de 1985. Escribió poesías, publicó cientos de artículos de prensa y ocho novelas, pintó cientos de pinturas, pero por nada de esto es que sería propiamente reconocida. Sus continuos cambios de opinión y ese infeliz episodio final velan el juicio de sus contemporáneos. Fue una aventurera, dicen; tuvo una vida fascinante, agregan. La escritura fue su refugio, desde allí quiso entender a una Blanca Luz que la sorprendía en cada recodo de la vida.

Entre tantos datos contradictorios, perdura el recuerdo de su perfección física.

jueves, 16 de abril de 2020

EL HECHO MALDITO DEL PAÍS BURGUÉS


EL HECHO MALDITO DEL PAÍS BURGUÉS

EL HECHO MALDITO DEL PAÍS BURGUÉS

Es la frase del “gordo” John William Cooke reproducida habitualmente por todos, desde el peronismo, sus aliados y desde la vereda de enfrente.

Pero Cooke jamás la dijo, al menos así.

Lo que expresó literalmente fue esto:

Durante bastante tiempo, el prestigio de Perón evitó las colisiones, pero aunque podía absorber estas contradicciones, no las suprimía; algunas aparecieron a la luz en los momentos finales del régimen, otras después de la caída. El equilibrio era ya insostenible, y el frente estaba desarticulado. Eso explica por qué el peronismo sigue siendo el hecho maldito de la política argentina: su cohesión y empuje es el de las clases que tienden a la destrucción del statu quo" (Peronismo y revolución, Granica Editor, Bs. As., 1971)

jueves, 17 de octubre de 2019

17 DE OCTUBRE, NACE EL PERONISMO.


17 DE OCTUBRE, NACE EL PERONISMO.

 
17 DE OCTUBRE, NACE EL PERONISMO.
Por Javier Parbst

«Los hijos de Martín Fierro y del Sargento Cruz eran educados en las escuelas de Sarmiento a despreciar a sus padres por bandoleros, y buscar el perdón de su pecado original amoldándose mansamente a los dueños del cepo, los contingentes y la partida»
José Maria Rosa.
Dice Galasso que «desde el 17 de Octubre 1945 la oligarquía argentina ya no pudo dormir tranquila». Los privilegiados temblaron en sus cimientos. El «aluvión zoológico», la «indiada» que copó por dos días la ciudad puerto crecida y formada de espaldas a la Argentina profunda, dejo pasmados a los porteños.
¿Por qué la Pueblada de la Lealtad del 17 de Octubre? En gran parte, por los derechos y lo Revolucionario de 1944. Por esos días era común leer en los diarios nacionales: «El gobierno toma posesión de elevadores de granos privados en La Plata» (la Razón, 28/09/44), «El gobierno toma posesión de elevadores de granos en Rosario» (la Razón, 30/08/44), «Aumento de sueldo a los Ferroviarios» (06/10/44), «Aumento de salario a los Panaderos» (08/10/44), El 13 de Octubre del 44 los diarios anuncian la sanción del Estatuto del peón rural. En su lanzamiento el 15 de Octubre en Junín, un Perón Revolucionario de 49 años dice: «…todo había sido falseado: la libertad, la ciudadanía, la función directriz, la justicia y la moral. Como consecuencia de ello, nuestro Pueblo estaba al borde de perder sus fuerzas mas ponderables: La esperanza y la Fe. (…) Se ha pretendido hacer creer al Pueblo que esa logia funesta de demagogos representaba la clase dirigente del país, su elite, y que, como tal, estaba formada por sabios, por ricos y por buenos. Hay que observar que los sabios rara vez han sido ricos y los ricos rara vez has sido buenos. (…) «Nosotros realizamos leal y sinceramente una política social, encaminada a dar al trabajador un lugar humano en la sociedad. Lo tratamos como hermano y como argentino. Ellos dicen que somos demagogos (…) al hablar así, al aclarar que el peón, necesita como todo argentino: «…vivienda sana y decorosa, alegre desarrollo físico y espiritual, protección biológica y económica contra los riesgos profesionales…» rompe barreras que nuestra oligarquía ya creía infranqueables por los tibios políticos atroquelados en la falacia del sistema. Los dueños de la Argentina desde 1853, la oligarquía terrateniente explota furiosa, las tertulias del Té se ven alteradas por las charlas sobre «este demagogo» que para ellos viene a «sublevar a la plebe» pero a lo que viene y los aterra es «a cuestionar su status quo». La sociedad rural contesta. Son piezas únicas de la escritura oligárquica discriminatoria los comunicados de esos días, dicen: «En la fijación de los salarios es primordial determinar el estándar de vida del peón común. Son a veces tan limitadas sus necesidades materiales que un remanente trae destinos socialmente poco interesantes». Traducido: Ojo con los negros a ver si le das guita de más no saben usarla. Los privilegiados, los intelectuales cómodos con el sistema, los grandes diarios, los socialistas, los comunistas, los conservadores, todos se oponen a Perón y a su «populismo» que no para de otorgar derechos a los trabajadores. Luego del 17 de Octubre y del triunfo del Pueblo tomando las calles para rescatar a su líder todas estas fuerzas se juntaran para enfrentar electoralmente al «peligro» del Peronismo y todos perderán ante la voluntad del Pueblo de creer y acompañar a quien en un año y medio los dignifico y otorgo derechos a las mayorías antes ocultados por los continuadores de la década infame. 1945 sigue con las jubilaciones para todos, el aguinaldo y finalmente la cárcel para Perón. Los hechos son conocidos, confinado en la Isla Martín García, la CGT que declara paro para el 18, el Pueblo trabajador que se encamina hacia la plaza desde todos los puntos del conurbano y el llamado de Farrell a Perón a la casa rosada «porque estos nos van a prender fuego todo».
Finalmente el 17 de Octubre es fiesta, es algarabía, claro que primero es lucha, resistencia, coraje y lealtad!!! Pero ya cuando el Pueblo esta en la Plaza y el Gral en la Rosada todos y todas sabemos que triunfamos, que por una vez la pulseada la ganamos los de abajo, los oscuros, los invisibilizados; y ganamos contra los ricos, los poderosos, los patrones de la argentina. Y ahí esta Perón, gigante. De nuestro lado. Cumplió él y el Pueblo cumplió con él. Y nuestro día es el de la Lealtad, el Peronismo nace con mística y con Victoria.
La mejor forma de entender el 17 de Octubre de 1945 es leer a Perón, para entender al Peronismo, hay que leer a Perón. Es la forma simple y veraz de sentir, comprender a un movimiento político desde el Pueblo y para el Pueblo. Es muy difícil negar las tres banderas Peronistas si uno se para desde la nacionalidad y la soberanía. El Peronismo es humanismo en acción, al 17 de Octubre lo hicieron los postergados de siempre, eran los nietos sobrevivientes últimos de asesinados gauchos, eran los gringos anarquistas, socialistas, trabajadores que llegaban década tras década al país, eran los indios sobrevivientes de otras grandes matanzas, era el pueblo oculto, postergado; el que un coronel vio, comprendió, organizó e impulsó a ser protagonista de su destino. Scalabrini Ortiz afirmaba que fue necesario que Perón caiga, lo encarcelen, para que se consolide el pacto del Pueblo con su líder, fue el encarcelamiento de los días previos lo que convenció al Pueblo de que Perón no era uno más que los terminaría engañando y que si el «régimen» lo excluía y lo corría la cosa iba en serio. Nacía «el echo maldito del país burgués» tan bien sintetizado por Cooke años después y la argentina ya no sería la misma con un movimiento de masas, que forjara su doctrina y sus banderas con la mística que le dio nacer de una revuelta callejera y popular como fue la gesta del 17 de octubre de 1945.
El 17 de octubre parió un Movimiento Nacional, Popular, Revolucionario, Policlasista… Hijos del Peronismo, con este como columna vertebral y amplísimos sectores hoy el Frente de TODOS demuestra que el Peronismo sigue vigente con la capacidad de reinventarse, repensarse y 70 años después impulsando grandes movilizaciones callejeras que significan siempre: acá estamos, Pueblo y política, organizados, dispuestos a dar batalla por nuestro derechos.
Acá estamos, entonces, una vez mas, para poner de pie a la Argentina.
Feliz día de la Lealtad!!
(Todas las citas, menos la frase de Jose Maria Rosa, son del libro «Perón, formación, ascenso y caída» de Norberto Galasso.)


viernes, 29 de marzo de 2019

Discurso del Dr Ricardo Balbín Despidiendo los restos de Perón en el Congreso Nacional


Discurso del Dr Ricardo Balbín Despidiendo los restos de Perón en el Congreso Nacional

Discurso del Dr Ricardo Balbín Despidiendo los restos de Perón en el Congreso Nacional

Llegó a este importante y trascendente lugar, trayendo la palabra de la Unión Cívica Radical y la representación de los partidos políticos que, en estos tiempos, conjugaron un importante esfuerzo al servicio de la unidad nacional: el esfuerzo de recuperar las instituciones argentinas y que, en estos últimos días, definieron con fuerza y con vigor su decisión de mantener el sistema institucional de los argentinos. En nombre de todo ello, vengo a despedir los restos del señor Presidente de la República de los argentinos, que también con su presencia puso el sello a esta ambición nacional del encuentro definitivo, en una conciencia nueva, que nos pusiera a todos en la tarea desinteresada de servir la causa común de los argentinos.
No sería leal, si no dijera también que vengo en nombre de mis viejas luchas; que por haber sido claras, sinceras y evidentes, permitieron en estos últimos tiempos la comprensión final, y por haber sido leal en la causa de la vieja lucha, fui recibido con confianza en la escena oficial que presidía el Presidente muerto.
Ahí nace una relación nueva, inesperada, pero para mí fundamental, porque fue posible ahí comprender, él su lucha, nosotros nuestra lucha ya través del tiempo y las distancias andadas, conjugar los verbos comunes de la comprensión de los argentinos.
Pero guarde yo, en lo íntimo de mi ser, un secreto que tengo la obligación de exhibirlo frente al muerto. Ese diálogo amable que me honró, me permitió saber que él sabía que venía a morir a la Argentina, y antes de hacerlo me dijo: 'Quiero dejar por sobre todo el pasado, este nuevo símbolo integral de decir definitivamente, para los tiempos que vienen, que quedaron atrás las divergencias para comprender el mensaje nuevo de la paz de los argentinos, del encuentro en las realizaciones, de la convivencia en la discrepancia útil, pero todos enarbolando con fuerza y con vigor el sentido profundo de una Argentina postergada.'
Por sobre los matices distintos de las comprensiones, tenemos todos hoy aquí en este recinto que tiene el acento profundo de los grandes compromisos, que decirle al país que sufre, al pueblo que ha llenado las calles de esta ciudad sin distinción de banderías, cada uno saludando al muerto de acuerdo a sus íntimas convicciones -los que lo siguieron, con dolor; los que lo habían combatido, con compresión -, que todos hemos recogido su último mensaje: 'He venido a morir en la Argentina, pero a dejar para los tiempos el signo de paz entre los argentinos".
Frente a los grandes muertos. ...frente a los grandes muertos tenemos que olvidar todo lo que fue el error, todo cuanto en otras épocas pudo ponernos en las divergencias; pero cuando están los argentinos frente a un muerto ilustre, tiene que estar alejada la hipocresía y la especulación para decir en profundidad lo que sentimos y lo que tenemos. Los grandes muertos dejan siempre el mensaje .
Sabrán disculparme que recuerde, en esta instancia de la historia de los argentinos, que precisamente en estos días de julio, hace cuarenta y un años el país enterraba a otro gran presidente: el doctor Hipólito Yrigoyen.

Lo acompañó su pueblo con fuerza y con vigor, pero las importantes divergencias de entonces. colocaron al país en largas y tremendas discrepancias, y como un símbolo de la historia. como un ejemplo de los tiempos, como una lección para el futuro, a los cuarenta y un años, el país entierra a otro gran presidente. Pero la Fuerza de la República, la comprensión del país, pone una escena distinta, todos sumados acompañándolo y todos sumados en el esfuerzo común de salvar para todos los tiempos la paz de los argentinos.
Este viejo adversario despide a un amigo. Y ahora, frente a los compromisos que tienen que contraerse para el futuro, porque quería el futuro, porque vino a morir para el futuro, yo le digo Señora Presidente de la República: los partidos políticos argentinos estarán a su lado en nombre de su esposo muerto, para servir a la permanencia de las instituciones argentinas, que usted simboliza en esta hora.
Dr. Ricardo Balbín

Fragmento de EDUARDO GIORLANDINI, de su libro 'Ricardo Balbín: el radicalismo y la República'., 2001.
" La revista "Gente", al hacer el resumen del año 1974, el 16 de enero de 1975, glosó: "El discurso que pronunció Ricardo Balbín en el Congreso Nacional, ante los restos de Juan Domingo Perón, fue una síntesis de lo que podemos ser los argentinos cuando deponemos pasiones, diferencias, enconos. Una fórmula a partir de la cual se puede empezar a buscar un país nuevo".
Ricardo Balbín habló de Perón con sentimientos genuinos. Lo hizo con olvido del pasado, afirmando un nuevo concepto y distinta actitud. En ese momento -los años previos a la muerte del general- los grandes líderes se hermanaron, se manifestaban fraternos, con autenticidad y convencimiento. El pueblo lo estaba deseando. Los efectos de esa amistad no podrían cuantificarse, pero fueron alientos, confianza, unidad y convencimiento de que así el país iba a salir adelante. ¿Porqué negarlo? Balbín era sentimental, un hombre de emociones, apuntaba más a la fuerza moral que a las herramientas cientificistas o técnicas. ¿Acaso esa fuerza no tenía aptitud para desencadenar la fuerza moral y física de las personas, que requería el progreso y el bienestar general? El aspecto sentimental enriquecía la personalidad de Balbín. Días antes de la muerte de Perón, escribía una dedicatoria en un libro de una enfermera, estudiante de asistencia social: "En una sociedad sin sentimientos la asistente social es una extraña".
Ambos creyeron en la unidad del pueblo, fundamento de una gran República. Uno de los últimos conceptos de Perón informaba: "Cuanto estamos haciendo por los intereses, el honor y el prestigio de la República ante todos los países del mundo, depende en gran parte del masivo apoyo de nuestro pueblo. Defeccionar en estos momentos significaría renunciar a todo lo conquistado para volver a ser una republiqueta, sin dignidad y sin grandeza". Uno de los últimos diálogos los tuvo con Balbín, quien, según "Las Bases" supo comprender la grandeza de Perón al inaugurar una nueva era en la política argentina: la era de la Unidad Nacional. En realidad, obra de ambos. Obra inconclusa, porque se interrumpió con la muerte del general. Sí, el general había muerto, tierra a tierra, ceniza a ceniza, polvo a polvo.
¿Cuál fue el testamento político de Perón? ¿Qué instrucciones dejó a su esposa? No hubo ni una cosa ni otra, afirman unos. Otros, testigos en la delegación del mundo, lo oyeron decir a su esposa: "Cualquier problema lo consultás con Balbín". Dijo Félix H. Laíño que López Rega se encargaría de que nunca llegara ese momento.
A poco de morir Perón apareció un comentario por el que antes de fallecer había ordenado aun asesor, doctor Gustavo Caraballo, que estudiara la posibilidad de transferir la presidencia a Balbín. Esto conmocionó a los radicales ya la clase dirigente del país. Probablemente no había causa para un estudio de ese tipo ala luz de los antecedentes constitucionales, pero valía la intención -de haber existido- como cosa fáctica, porque podría haberse tratado de una indicación, o 'testamento político" como se expresa en la jerga política, con el deseo de dejar un sucesor, de la misma manera que don Hipólito Yrigoyen lo había hecho con Alvear ("Hay que rodear a Marcelo" tuvo esa interpretación, pero podría haber tenido otra, si atendemos a la significación de la palabra "rodeo", académica, folclórica o militar, para lo cual hay que tener en cuenta las circunstancias en que fue dicha).
Balbín hizo revelaciones de entrevistas y diálogos con Perón antes y después de su muerte, una de las cuales informó: "Perón no se sentía en modo alguno identificado con posiciones corporativistas, y tenía verdadera preocupación por las dificultades de la juventud y por la solución del problema universitario a través de la integración correcta y por concurso de los cuerpos docentes, 'para que no se exportara más materia gris"'. Unidad nacional, justicia social, paz, liberación, no violencia, pacificación, libertades públicas y otros objetivos, no eran meras propuestas, vacías o sin cimientos reflexivos, pero además tenían que ser materia de concer- tación entre las fuerzas populares. ¿No había dicho Homero Manzi que Perón era fundamentalmente radical en sus ideas? Perón había sido yrigoyenista en su juventud y se disgustó con el gobierno de Yrigoyen por la cesantía de un pariente. Isabel Martínez se había criado en una familia radical. Muchos radicales se habían ido con Perón, incluyendo a Manzi, pero éste había dicho que iba detrás de un Movimiento nacional y popular y que no dejaba de ser radical. ¡El pasado une!
Pavón Pereyra expone cómo Ricardo Balbín recordó palabras de Perón acerca de que no tenía heredero personal porque el heredero era el país y, sin embargo, cómo un día después de que el cuerpo de Perón fuera depositado en la capilla de la residencia presidencial de Olivos, su viuda convocó a una reunión extraordinaria y convocó a Balbín. ¿Cuál era el motivo de su presencia? ¿Tenía algo que ver con el testamento político del General? ¿Aludía a "una figura señera de la oposición democrática"? ¿Era ella Ricardo Balbín? Isabel le había dicho a Balbín el 1° de julio: "Doctor usted ha sido el tema de la conversación que esta mañana mantuve con el General. Hablaremos luego. Lo necesito cerquita mío." ¿Se crearía un Consejo de Estado y Ricardo Balbín estaba señalado para ser "primer ministro"?
¿Esto se frustró a causa de las intrigas y de los grupos o elites dentro del justicialismo o por la negativa de Ricardo Balbín? ¿Se extravió el mandato escrito de Perón? ¿Los que lo recibieron lo ocultaron?
Ricardo Balbín estuvo con Perón, por última vez el 8de junio de 1974, durante una hora y media. En esa oportunidad escuchó de Perón que sus días estaban contados. Si Perón creía firmemente que moría y si incluso hizo el viaje a Paraguay, contra la opinión de sus médicos, ¿cómo se justffica que no haya hablado y organizado en ese momento la sucesión presidencial? Según algunos testimonios, en la mañana de su muerte, Perón encargó a Caraballo la factibilidad de una transferencia del poder (¿real?) a que he aludido más arriba. Isabel guardaba silencio. López Rega argumentaba en contra. Poco después el doctor Caraballo regresó con una respuesta negativa, ante lo cual, el General dirigiéndose a lsabel- , recuerda Pavón Pereyra, insistió: "Nunca tomes una decisión sin consultar a Balbín". Después del deceso, el despacho de Caraballo fue clausurado y él enviado al exterior con un cargo diplomático. Luego, Balbín atribuyó la actitud de Perón a "un estado emocional dictado por las circunstancias de excepción que se substanciaban".
Para interpretar mejor el sentido de este sistema de relaciones, debe mencionarse que en la reunión gubernamental realizada en Olivos el 5 de julio de 1974, a la que fue invitado Balbín, se trató el tema del destino de los miembros del gabinete y otros funcionarios. López Rega tuvo motivos para odiar más a Balbín, quien le atribuyó desbordes en la competencia de su ministerio y denunció la organización de bandas armadas.
En "Perón y los Enigmas de la Argentina", Robert Crassweller, quien no agrega grandes novedades y escribe los errores propios de los autores extranjeros que no tuvieron vivencias en el escenario, escribió que Perón intensificó su relación con Ricardo Balbín que, en ese momento era la primera figura del radicalismo, y que ambos habían encontrado un terreno propicio para lograr acuerdo, más de lo que se hubiera podido imaginar en los viejos tiempos, pero antes de que estas iniciativas pudieran concretarse, el destino se interpuso y Perón tuvo una crisis de salud. ¡Con esto se había frustrado una posibilidad para la República!
La distancia social entre peronismo y radicalismo se había achicado. Se iban trenzando lentamente los hilos de un tejido político para recomponer al país. Históricamente, no había un signo, único e invariable. Los tiempos fueron de conflictos y procesos, transiciones y perspectivas. "

Texto extraído del libro: "RICARDO BALBÍN: EL RADICALIMOS Y LA REPÚBLICA", de Eduardo Giorlandini. Editado por La Honorable Cámara de Diputados de la Nación en Diciembre de 2001.


martes, 26 de marzo de 2019

CARTA DE PERON POR LA MUERTE DEL CHE


CARTA DE PERON POR LA MUERTE DEL CHE

CARTA DE PERON POR LA MUERTE DEL CHE

Compañeros:

            Con profundo dolor he recibido la noticia de una irreparable pérdida para la causa de los pueblos que luchan por su liberación. Quienes hemos abrazado este ideal, nos sentimos hermanados con todos aquellos que en cualquier lugar del mundo y bajo cualquier bandera luchan contra la injusticia, la miseria y la explotación. Nos sentimos hermanados con todos los que con valentía y decisión enfrentan la voracidad insaciable del imperialismo, que con la complicidad de las oligarquías apátridas apuntaladas por militares títeres del pentágono mantienen a los pueblos oprimidos.
            Hoy ha caído en la lucha, como un héroe, la figura joven más extraordinaria que ha dado la revolución en Latinoamérica: ha muerto el Comandante Ernesto Che Guevara.
            Su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros, quizás el mejor; un ejemplo de conducta, desprendimiento, espíritu de sacrificio, renunciamiento. La profunda convicción en la justicia de la causa que abrazó le dio la fuerza, el valor, el coraje que hoy lo eleva a la categoría de héroe y mártir.
            He leído algunos cables que pretenden presentarlo como enemigo del peronismo. Nada más absurdo. Suponiendo que fuera cierto que en l951 haya estado ligado a un intento golpista, żqué edad tenía entonces? Yo mismo, siendo un joven oficial, participé del golpe que derrocó al gobierno popular de Hipólito Yrigoyen. Yo también en ese momento fui utilizado por la oligarquía. Lo importante es darse cuenta de esos errores y enmendarlos. ĄY vaya si el Che los enmendó!
En 1954, cuando en Guatemala lucha en defensa del gobierno popular de Jacobo Arbenz ante la prepotente intervención armada de los yanquis, yo personalmente di instrucciones a la cancillería para que solucionaran la difícil situación que se le planteaba a ese valiente joven argentino; y fue así como salió hacia Méjico.
            Su vida, su epopeya, es el ejemplo más puro en que se deben mirar nuestros jóvenes de toda América latina.
            No faltarán quienes pretendan empalidecer su figura. El imperialismo, temeroso del enorme prestigio que ya había ganado en las masas populares; otros, los que no viven las realidades de nuestros pueblos sojuzgados. Ya me han llegado noticias de que el Partido Comunista Argentino, solapadamente, está en campańa de desprestigio. No nos debe sorprender, ya que siempre se ha caracterizado por marchar a contramano de los movimientos nacionales y populares. De eso podemos dar fe los peronistas.
            La hora de los pueblos ha llegado, y las revoluciones nacionales en Latinoamérica son un hecho irreversible. El actual equilibrio será roto porque es infantil pensar que se puede superar sin revolución las resistencias de las oligarquías y de los monopolios inversionistas del imperialismo.
            Las revoluciones socialistas se tienen que realizar; que cada uno haga la suya, no importa el sello que ella tenga. Por eso y para eso, deben conectarse entre sí todos los movimientos nacionales, en la misma forma en que son solidarios entre sí los usufructuarios del privilegio. La mayoría de los gobiernos de América latina no van a resolver los problemas nacionales, sencillamente porque no responden a los intereses nacionales. Ante esto, no creo que las expresiones revolucionarias verbales basten. Es necesario entrar a la acción revolucionaria, con base organizativa, con un programa estratégico y tácticas que hagan viable la concreción de la revolución. Y esta tarea la deben llevar adelante quienes se sientan capaces. La lucha será dura, pero el triunfo definitivo será de los pueblos. Ellos tendrán la fuerza material circunstancialmente superior a las nuestras; pero nosotros contamos con la extraordinaria fuerza moral que nos da la convicción en la justicia de la causa que abrazamos y la razón histórica que nos asiste.
            El peronismo, consecuente con su tradición y con su lucha, como movimiento nacional, popular y revolucionario, rinde su homenaje emocionado al idealista, al revolucionario, al Comandante Ernesto Che Guevara, guerrillero argentino muerto en acción empuńando las armas en pos del triunfo de las revoluciones nacionales en Latinoamérica. Juan Domingo Perón



lunes, 19 de noviembre de 2018

QUIENES FUERON LOS QUE ACOMPAÑARON A PERON EN SU RETORNO AL PAIS


QUIENES FUERON LOS QUE ACOMPAÑARON A PERÓN EN SU RETORNO AL PAÍS

QUIENES FUERON LOS QUE ACOMPAÑARON A PERON EN SU RETORNO AL PAIS
El 17 de noviembre de 1972 el General Perón regresó a nuestro país. 133 personas acompañaron el retorno en avión. Aquí está el listado completo de quienes viajaron con Perón:
1
1.    María Estela Martínez de Perón
2.    Héctor J. Cámpora
3.    José López Rega
4.    Vicente Solano Lima
5.    Antonio Cafiero
6.    Carlos Saúl Menem
7.    Raúl Lastiri
8.    Jorge Alberto Taiana
9.    Lorenzo Miguel
10.  Julio Romero
11.  Vicente Leónidas Saadi
12.  Benito Llambí
13.  Ángel Federico Robledo
14.  Rogelio Coria
15.  Casildo Herreras
16.  Oscar Bidegain
17.  Nilda Garré
18.  Amado Juri
19.  Ricardo Obregón Cano
20.  Anibal Demarco
21.  Guido Di Tella
22.  Raúl Matera
23.  Maximiliano Castillo
24.  Juana Larrauri
25.  Nélida de Miguel
26.  José Humberto Martiarena
27.  Alberto Rocamora
28.  Deolindo Felipe Bittel
29.  Carlos Mugica
30.  Enrique Tomás Cresto
31.  Eduardo Luís Duhalde
32.  Rodolfo Ortega Peña
33.  José Rodríguez
34.  Alfredo Gómez Morales
35.  Milo de Bogetich
36.  Ernesto Fatigatti
37.   Emilio Mignone
38.  Carlos Snopek
39.  Antenor Argentino Gauna
40.  Miguel Revestido
41.  Abelardo Arce
42.  Estanislao Rosales
43.  Ludovico Lavia
44.  Mario Franco
45.  Elías Adre
46.  Jorge Cepernic
47.  Manuel de Anchorena
48.  Eloy Camus
49.  Héctor Sustaita Seeber
50.  Carlos Seeber
51.  Horacio Farmache
52.  Valentín Irigoyen
53.  Guillermo Solveyra Casares
54.   Jorge Morganti
55.  Luís Oscar Ratti
56.  Adalberto Eduardo Wimer
57.  Jesús Porto
58.  Alberto Fonrouge
59.  Rodolfo Vittar
60.  Horacio Pietragalla
61.  Rodolfo Antonio Ponce
62.  Celestino Marini
63.  Luis Longhi
64.  José Antonio Sánchez Toranzo
65.  Horacio Apicella
66.  Roberto Pettinato
67.  Arturo Pons Bedoya
68.  Juan Aquiles Regazzoli
69.  René Bustos
70.  Saturnino Funes
71.  Carlos María Lascano
72.  Esther Fadul de Sobrino
73.  Jorge Vernazza
74.  Eduardo Pablo Setti
75.  Florencio Carranza
76.  Antonio Campos
77.  Ricardo F. Anzorena
78.  Julián Moreno
79.  Carlos Caro
80.  Enrique Svrsek
81.   Eduardo Julio Forteza
82.  Pedro J. Bonnani
83.  Leopoldo Frenkel
84.  Victoria Lorente
85.  Irene Román
86.  Julio Quinteiro
87.  Jorge Gianola
88.  Antonio Santiago Castro
89.  Angel Miel Asquía
90.  Néstor Carrasco
91.  Juan D`alessio
92.  Guillermo Amarilla
93.  Fernando Santiago González
94.  Juan Palarea
95.  Otto Calace
96.  Buenaventura Vai
97.  Enrique Basualdo
98.  Pedro Cámpora
99.  Enrique Gau
100. Hugo Guillamón
101.Carlos Menéndez
102.Orlando Santos
103.  Fidel Gustavo Peralta
104. Rodolfo Desperbasques
105. Santiago Mele
106. Miguel Ángel Barrau
107.  Emilia Poll de Aruj
108. Hugo del Carril
109. Leonardo Favio
110.   José María Rosa
111.  José Francisco Sanfilippo
112. Jorge Descotte
113. José María Castiñeira de Dios
114. Miguel Bellizi
115.  Marilina Ross
116.  Juan Carlos Gené
117.  Marta Lynch
118. Chunchuna Villafañe
119.  Francisco Muñoz Azpiri
120.Oscar Alonso
121.  Pedro Maratea
122.  Abel Cachazú
123.  Silvana Roth
124. Bruno Porta
125. Norma López Rega
126.Señora de Campano
127. Georgina Acevedo de Cámpora
128. Sergio Villarruel
129. Jorge Conti
130. Horacio Riego
131.Armando Puente
132.Gianni Corbi
133.  Manolo Alcalá


jueves, 8 de noviembre de 2018

APODOS DE NUESTROS POLITICOS De 1810 a la actualidad


APODOS DE NUESTROS POLITICOS 
De 1810 a la actualidad

APODOS DE NUESTROS POLITICOS   De 1810 a la actualidad

Manuel Belgrano: "Cotorrita" Estar siempre vestido de verde, su color predilecto.

Mariano Moreno: "El mulato" El color de su tez.

Martín Miguel de Güemes: "El gangoso" Un inocultable defecto en el habla.

José Rondeau: "Mamita" El buen trato que dispensaba a sus subalternos.

Bernardino Rivadavia: "El sapo del diluvio" Su físico poco agraciado, similar a un batracio.
 
Facundo Quiroga: "El tigre de los llanos" Su destreza al mando de las tropas montoneras.

Juan Manuel de Rosas: "El restaurador" Su rigor para desbaratar el estado de anarquía.

Justo José de Urquiza: "El tigre de Montiel" Su destreza e influencia al mando de sus tropas.

Salvador María del Carril "Lingote" Las políticas económicas y cambiarias que aplicó.

Bartolomé Mitre: "Don Bartolo" El afecto que despertaba entre los porteños.

Marcos Paz: "Buche" Sus mejillas fláccidas, que se movían al hablar.

Domingo Faustino Sarmiento: "El loco" Su fuerte temperamento, tanto privado como público.

Nicolás Avellaneda: "Chingolo" El complejo que tenía por su baja estatura.

Julio Argentino Roca: "El zorro" Su probada astucia política y militar.

Miguel Juárez Celman: "El burrito cordobés" La ineficacia de su gestión presidencial.

Carlos Pellegrini: "El gringo" Ser hijo de inmigrantes franceses e ingleses.

Luis Sáenz Peña: "El pavo" La debilidad exhibida durante su breve presidencia.

José Evaristo Uriburu: "Lechuza" La combinación de ciertos rasgos faciales.

Manuel Quintana: "El maniquí" Su frase: "Es tiempo de ponerse los pantalones".

José Figueroa Alcorta "Jettatore" La escasa suerte que traía su presencia.

Roque Sáenz Peña "Protocolo" Su excesivo apego a las formas y cortesías.

Alfredo Palacios: "El mosquetero" Su estilizado bigote y la tendencia a batirse a duelo.

Victorino de la Plaza : "El chino" Su ascendencia diaguita, evidenciada en la forma de sus párpados.

Hipólito Yrigoyen; "El peludo" Su carácter taciturno, ajeno a la exposición pública.

Marcelino Ugarte: "El petiso orejudo" Sus picardías políticas lo asociaron al célebre criminal.

Marcelo T. de Alvear "El pelado" Su característica calvicie.

José Félix Uriburu "Von Pepe" La ferviente admiración que tenía por Alemania.

Lisandro de la Torre "Gato amarillo" Su pelo rubio, combinado con su mal carácter.

Roberto M. Ortiz "El gordo" Su cuerpo voluminoso.

Ramón Castillo "El viejito" Su avanzada edad, al momento de ser presidente.

Pedro Pablo Ramírez "Palito" Su extrema delgadez.

Edelmiro Farrell "El mono" La combinación de ciertos rasgos de su cara.

José Pascual Tamborini "El ciprés" Al decir del diario "La Fronda" era "alto, triste y no daba frutos".


Juan Domingo Perón "El pocho" La gorra de esa marca que empleaba en su tiempo libre.

Juan Hortensio Quijano "Jazmín" Una ironía ante su tosquedad.

Pedro Aramburu "El vasco" Los orígenes euskeras de su apellido.

Isaac Rojas "La hormiga negra" Su baja estatura, sumada al uso de grandes anteojos de sol.

Arturo Frondizi "El flaco" Su físico alto y esmirriado.

José María Guido "Barón de Río Negro" Su comentada afición a un vino de esa marca.

Arturo Illia "La tortuga" La supuesta lentitud de su gestión.

Juan Carlos Onganía "La morsa" El tamaño y forma de sus bigotes.

Alejandro Lanusse "El cano" El color blanco de su pelo.

Héctor Cámpora "El tío" Su supuesta hermandad política con Perón.

Raúl Lastiri "El yerno" Estar casado con Norma López Rega.

María Estela Martínez de Perón "Isabelita" Un homenaje a su madrina, fallecida.

Raúl Alfonsín "El gallego" Los orígenes galaicos de su apellido.

Carlos Menem "El turco" Los orígenes siriolibaneses de su apellido.

Fernando de la Rúa "Chupete" Su ingreso juvenil al mundo político.

Eduardo Duhalde "El cabezón" El supuesto tamaño excesivo de su perímetro craneal.

Néstor Kirchner "El pingüino" Su procedencia patagónica.


FUENTE: Mariano Buren "La Nueva Provincia"


miércoles, 17 de octubre de 2018

1945 EL 17 DE OCTUBRE Por Norberto Galasso


1945 EL 17 DE OCTUBRE Por Norberto Galasso


1945 EL 17 DE OCTUBRE Por Norberto Galasso
Los trabajadores irrumpen en la Plaza de Mayo reclamando la presencia de Perón.
A la noche, Perón, ya liberado, habla a la multitud desde el balcón de la casa de gobierno. Los jefes militares opositores al Coronel son desplazados. El Presidente ratifica que habrá elecciones libres. Opiniones de diversos políticos e intelectuales sobre esa jornada histórica.
Por Norberto Galasso

1945 EL 17 DE OCTUBRE Por Norberto Galasso
El 17 de octubre

A la misma hora en que Juan se acomoda en una suite de un piso alto, habitualmente destinada al capellán, del Hospital Militar Central de la calle Luis María Campos, los trabajadores se ponen en marcha para concretar una jornada histórica.

-A las 7 -informa la policía-, en Brasil y Paseo Colón fueron obligadas a dispersarse alrededor de mil personas que venían desde la provincia de Buenos Aires y se dirigían hacia Casa de Gobierno. Poco después, se conoce la información de que el ferrocarril del sur ha dejado de funcionar, y que se encuentran los trenes detenidos por los trabajadores en Gerli y Lanús. A las 8 y 30, es disuelta una manifestación en el cruce de Independencia y Paseo Colón. A las 8 y 40, alrededor mil quinientas personas se concentran en Plaza de Mayo.

A las 9, por Alsina hacia el oeste, va una columna estimada en cuatro mil trabajadores.

A las 9 y 30, es dispersada una numerosa concentración reunida frente al Puente Pueyrredón, del lado de la provincia.

Se estima que alcanzaría aproximadamente a diez mil personas. A esa hora, las fuerzas de seguridad levantan los brazos del puente para impedir el acceso de los manifestantes a la Capital, pero rato después se bajan, facilitando el paso.

A las 10 se disuelve una manifestación de cuatrocientas personas en México y Azopardo, mientras se informa que algunos manifestantes han logrado cruzar el puente sobre el Riachuelo y que una columna de diez cuadras avanza por la calle Montes de Oca hacia el centro.

-En esa mañana del 17 de octubre -recuerda Arturo Jauretche- vino a verme un dirigente de Lanús, Pedro Arnaldi, obrero de la construcción, artesano especialista en chimeneas de casas-habitación. Serían las 9 y 30 de la mañana. Entra y me dice: -Doctor, nos venimos todos al centro. -¿Quiénes - Nosotros, todos, los obreros, los bolicheros, la gente del barrio, los maestros de escuela, todo el barrio se viene al centro. Porque ya no hay más radicales, no hay más conservadores, no hay más socialistas. Hay peronistas. La gente está con Perón y no hay más remedio. O Perón o la oligarquía. ¿Qué hago, doctor?-. Le dije: -¡Agarrá la bandera y pone te al frente!... Así empezó esa marcha increíble, gente que vino desde La Plata, columnas que venían a pie, desdé todos los ángulos... Pedro Arnaldi, que movía treinta votos en Gerli, pasó el Puente Pueyrredón con su bandera al frente de diez mil almas... 2.

-Y en todas las provincias se producía el mismo fenómeno (...) Aquello era el enfrentamiento entre la Argentina desconocida y la Argentina conocida.  -El 17 de octubre fue una Fuenteovejuna, nadie y todos lo hicieron  3,

A mitad de mañana, algunos grupos de trabajadores reclaman frente al Hospital Militar. Exigen ver a Perón, quieren constatar que se encuentra bien. Ante la insistencia, se les pide que designen cuatro delegados, quienes logran ingresar al Hospital, pero finalmente la entrevista no es autorizada.

Mientras, las radios informan que se está generalizando la huelga, no obstante que la CGT ha decidido el paro para e! día 18.

Según las informaciones que se difunden, ya han parado los trabajadores de Noe!, Alpargatas, Dodero, Klockner, Cristalería Papini, Frigoríficos de Zárate y de Berisso, líneas ferroviarias, a lo cual se agregan los paros ya decididos desde días anteriores, en Tucumán, Chaco, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y San Juan.

La policía comunica, a su vez, que por la avenida Asamblea, en dirección hacia la Av. La Plata, marcha un grupo de cuatrocientas personas, y que en Bernardo de Irigoyen, avanza hacia Av. de Mayo una gran columna que se estima en veinte mil trabajadores.

En Plaza Miserere se organiza una concentración numerosa que domina la calle Rivadavia y toma camino hacia e! río.

Leopoldo Marechalla recuerda así: "Me llegó desde el Oeste un rumor como de multitudes que avanzaban gritando y cantando por la calle Rivadavia {donde yo vivía}; e! rumor fue creciendo y agigantándose, hasta que reconocí primero la música de una canción popular y en seguida, su letra: -Yo te daré / te daré, patria hermosa / te daré una cosa / una cosa que empieza con P / Perooooón. Y aquel –Perón- resonaba periódicamente como un cañonazo. Me vestí apresuradamente, bajé a la calle y me uní a la multitud que avanzaba rumbo hacia la Plaza de Mayo. Vi, reconocí y amé a los miles de rostros que la integraban: no habia. rencor en ellos, sino la alegría de salir a la visibilidad en reclamo de su líder. Era la Argentina –invisible- que algunos habían anunciado literariamente, sin conocer ni amar a sus millones de caras concretas y que no bien la conocieron, les dieron la espalda. Desde aquellas horas, me hice peronista 4.

Asimismo, a las 11, cuarenta empleados de la Corporación de Transportes sacan Ia.;j camiones y con banderas se dirigen hacia el Centro.

Al mediodía, la policía vuelve' dispersar a grupos de manifestantes que se habían concentrado en Plaza de Mayo. Perdi gran parte de la movilización toma rumbo ahora hacia Palermo, en busca del Hospital Militar.

Por Las Heras, en dirección a Plaza Italia, una columna de varias cuadras, que engrosa permanentemente, levanta cánticos y consignas exigiendo la liberación del coronel Perón.

A la misma hora, dos sindicalistas ferroviarios, Florencio Soto y Juan A. Caru obtienen autorización para una breve entrevista con Perón. Apenas liberado, Me // también concurre a entrevistarse con Perón, con quien almuerza cambiando impr // acerca de los sucesos en curso.

Los organismos de seguridad informan que -desde el mediodía, una marejada humana se volcó por diversas arterias en dirección al Hospital Militar Central, al grito de -¡Perón!, -¡Perón!. Luego se detuvieron frente a ese nosocomio, condensándose allí el grueso de la columna y desbordando hacia calles adyacentes.
Inesperadamente, enormes columnas de obreros comenzaban a llegar -escribe Scalabrini Ortiz-. Venían con su traje de fajina porque acudían directamente desde las fábricas y talleres...

Eran rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, CO. greñas al aire y las vestidoras escasas cubiertas de pringues, de resto de brea, de grasa, aceites. Llegaban cantando y vociferando unidos en una sola fe... Un pujante f sacudía la entraña de la ciudad... Venían de las usinas de Puerto Nuevo, de los ta  Chacarita y Villa Crespo, de las manufacturas de San Martín y Vicente López.1 fundiciones yacerías de! Riachuelo, de las hilanderías de Barracas. Brotaban de tanos de Gerli y Avellaneda, o descendían de las Lomas de Zamora... Era el subsuelo de la patria sublevado"6.

A esa hora, FORJA ya ha dado un comunicado en el que sostiene que -en el debate planteado en el seno de la opinión, está perfectamente deslindado el campo entre la oligarquía y el pueblo (...) y que, en consecuencia, expresa su decidido apoyo a las masas trabajadoras que organizan la defensa de sus conquistas sociales. Patria, Pan y Poder al Pueblo 7.

La policía informa que alrededor de dos mil personas marchan por la calle Corrientes hacia el centro. En Plaza de Mayo son dispersados grupos de manifestantes, siendo las 12 y 30. Una hora después, aparecen nuevamente trabajadores en Plaza de Mayo, y resultan vanos los esfuerzos policial es por despejar la zona.

Sin embargo, no se trata, a esa hora, de miles de concurrentes en la plaza histórica, como se ha afirmado erróneamente más de una vez. La concentración importante, en ese momento, se produce ante el Hospital Militar, y recién después de las 15 crece la concentración popular en Plaza de Mayo.

En esos momentos, el coronel Gemetro -devoto del orden- le sugiere a Ávalos: u-General, si a esa gente no la para la policía, lo podemos hacer nosotros con unos pocos hombres (...) -Quédese tranquilo, Gemetro, no va a pasar nada -contesta Ávalos-. Todo lo que la gente quiere es ver a Perón, saber que Perón está bien. Después se irán como vinieron  8.

La actividad comercial e industrial se halla paralizada desde las primeras horas de la mañana. -Yo estaba en mi casa, en Santos lugares -recuerda Ernesto Sábata-. No había diarios, no había teléfonos, ni transportes. El silencio era un silencio profundo, un silencio de muerte. Y yo pensé para mí: esto es realmente una revolución. Era la primera vez en mi vida que asistía a un hecho semejante. Por supuesto, había leído sobre revolucion 16...

-Todos tenemos, en general, una idea literaria y escolar de lo que es una convulsión de esa naturaleza. Pero es una idea literaria, sobre todo en este país, donde la gente ilustrada se ha formado leyendo libros preferentemente en francés. Y todavía hoy, ve con enorme simpatía, cada vez que llega el 14 de julio, en las vitrinas de la embajada francesa, en la calle Santa Fe, un descamisado tricolor tocando un bombo, rodeado por otros descamisados que vociferan y llevan trapos y banderas. Todo eso les parece muy lindo y hasta de buen gusto, porque. está en la avenida Santa Fe, sin comprender que esos hombres allí representados eran precisamente descamisados y que esa revolución, como todas, por otra parte, fue sucia y estrepitosa, obra de hombres en alpargatas, que golpeaban bombos y que seguramente también orinaron, como los descamisados de Perón en la Plaza de Mayo, en alguna plaza histórica de Francia (...) A mí me conmueve el recuerdo de aquellos hombres y mujeres que habían convergido sobre la Plaza de Mayo desde Avellaneda y Berisso, desde sus fábricas} para ofrecer su sangre por Perón  9.

-Después del mediodía -testimonia Angel Perelman- la actitud de la policía comenzó a cambiar. Lo notamos en los numerosos vigilantes que perdían su aire de autoridad (...)

A las 15, vimos pasar un camión de Correos cargado de vigilantes que gritaban, ante nuestra sorpresa: -¡ Viva Perón!

La policía había advertido que el orden ya no existía (...) que el poder estaba repartido en varias manos.. La crisis del poder liberó los verdaderos sentimientos de los agentes de la tropa, muchos de ellos provincianos y con bajos sueldos. Desaparecida, en el curso de la jornada, la presión jerárquica, los vigilantes se declararon peronistas lO.

Este cambio lo pueden comprender los poetas, finos buceadores de las almas, salvo cuando están sometidos al dogma stalinista, como es el caso de Raúl González Tuñón: (...)

Algo me chocó (en aquella multitud): un grito que jamás había oído, ni en mi infancia, en las grandes concentraciones obreras, ni mucho después, un grito que en los últimos tiempos nadie oyó jamás, no hubiera podido oírse en la Semana Trágica, ni en la Patagonia de los fusilamientos: los más exaltados gritaban, al pasar por donde se veían sin intervenir para nada, a los agentes y oficiales policiales: -¡Viva la policía! 11.

Aproximadamente a las 15 y 30, alrededor de veinticinco sindicalistas mantienen una reunión con Perón, en el Hospital Militar, a la que asisten también el sacerdote Emilio Carreras, Fernando Estrada y Domingo Mercante. -Perón nos pidió que mantuviéramos la calma y realizáramos las manifestaciones con cultura (...) y sin corte de agua, ni de electricidad  l2.

Aunque algunos ensayistas otorgan poca importancia a esta entrevista, lo cierto es que a partir de esa hora comienza a intensificarse la afluencia de público hacia Plaza de Mayo.

Por diversas arterias -como cuando los ríos bajan por las montañas, como pequeños hilos de agua, para confluir en torrentes indetenibles -, diversas columnas ganan el centro de la ciudad en dirección hacia la plaza histórica.

-La multitud tomaba los cables del trole de los tranvías -señala Perelman-, los daba vuelta y el motorman empezaba a manejar el vehículo en dirección inversa. Los manifestantes subían entonces atropelladamente al tranvía, lo ocupaban por entero y se encaramaban a sus techos, mientras que los trabajadores que no habían podido meterse en el vehículo hacían lo mismo con el ómnibus, camión o tranvía siguientes. El sistema de transporte de Buenos Aires adquirió un orden rígido: ese día funcionó en una sola dirección  13.

En las primeras horas de la tarde, varias columnas confluyen en Avellaneda, ante el puente ubicado en la unión de las calles Pavón y Mitre. -Era una muchedumbre de cincuenta mil personas -sostiene Cipriano Reyes, uno de sus líderes-. Ahí estaban grandes contingentes del frigorífico La Negra, encabezados por su secretario general Ángel Yampolsky, de las fábricas de vidrio de Papini y otras empresas de Temperley, Lomas, Lanús, etc., movilizados por los compañeros Vicente Garófalo, José Calverio, Raúl Pedrera, Helio Mutis y Juan Rodríguez... Pero -apenas pasadas las16- cuando la
multitud se apresta a pasar, las pasarelas del puente son levantadas para evitar su paso... -Vamos por el ferrocarril -gritaron algunos. -Vamos por el otro puente... En esos momentos se produce un hecho insólito. A orillas del Riachuelo hay pilas de maderas, troncos y palos de árboles, algunas canoas y pequeños botes viejos abandonados: los más audaces manifestantes se lanzan al agua abrazados con una mano a esos troncos y tablones, o asidos a los bordes de los botes y remando con la otra mano, tratan de cruzar a nado (...) Aquello fue un espectáculo maravilloso (...) 14. -Esa tarde del 17 de octubre me tocó protagonizar un episodio importante... Los puentes sobre el Riachuelo habían sido levantados... Entre otros, Enrique Fontán y yo... solicitamos al teniente coronel Benito, quien ocupaba las tres carteras del gobierno, que se bajaran los puentes... Este consultó con el interventor, Gral. Francisco Sánez y al rato regresó con la respuesta afirmativa... Después, supe que Benito había sido compañero de Perón en el Ministerio de Guerra y que Sáenz había formado parte del GOU"15. -Es un misterio quién subió el puente -declara Cipriano Reyes- y quién lo bajó (...) Y cuando lo bajaron, pasamos, y del otro lado estaban los cosacos, esperando con la caballería. Hubo una descarga cerrada. Nos miramos: habían tirado al aire. Entonces, atropellamos. Entonces, la policía dijo: -Larguen, larguen, quién ataja esto- y se fueron... Nosotros seguimos por Montes de Oca y por otras calles16.

-Pasamos como balazo -recuerda Juan Carlos Giadas- (...) y anduvimos gritando y qué se yo (...) Era un enloquecimiento tremendo. Nos abrazábamos y gritábamos como locos (...) fue muy lindo. Una muchedumbre así, que estaba motivada, a medida que crece el entusiasmo se va enloqueciendo cada vez más. Decíamos que había que dar la vida por Perón y fue algo que emocionaba y contagiaba el sentimiento: mucha gente lloraba (...) 17.

Entre la gente más combativa de esa columna, se destaca María Roldán, delegada de los trabajadores del frigorífico, quien rato antes había dado un fervoroso discurso delante de la Casa de Gobierno de La Plata.

-Era un espectáculo asombroso -recuerda José Enrique Miguens-. Buenos Aires nunca había visto una cosa así. La ciudad, en esa época, era muy formal en el vestir, todo el mundo en el centro andaba de saco y corbata, con trajes de colores oscuros, y todos con sombrero o rancho, y la gente grande alguna que otra gorra, de esas con alambre adentro que le daban forma, pero nadie andaba con la cabeza descubierta. Hasta los trabajadores y artesanos que caían al centro a hacer algún trabajo, venían de saco y corbata para diferenciarse de los malevos haraganes que con el saco usaban el lengue... Los sociólogos sabíamos que en los últimos años se había concentrado más de un millón y medio de obreros industriales en los alrededores de la Capital, pero eso era solo un número, nadie los había visto. Y de pronto comenzaban a aparecer desde todas las calles, muertos de cansancio y de sed, arrastrando los pies, miles y miles de patéticos personajes. Hombres y chicos en alpargatas, con la cabeza descubierta, con pantalones muchos de ellos desflecados y camisas abiertas por el calor, mujeres con chicos en brazos con camisolas largas sin ninguna forma de vestido (oo.) Iban -primero- a la elegante fuente que adorna la Plaza de Mayo a meter en el agua los pies destrozados por kilómetros de caminata y después se iban tirando en el suelo, a descansar, en cualquier lugar 18.

Hubo, sin embargo, quienes quedaron al margen de la movilización: -Nosotros no participamos del 1 7 de octubre -recuerda, con pesar, un dirigente gremial del Partido Comunista-. Los metalúrgicos que nosotros controlábamos trabajaron... el 17 de octubre. No lo entendimos, no seguimos a la masa y nos costó muy caro... 19.

Según un periodista, se trata de algo más grave aun que la desvinculación del movimiento de masas: -A las 13, el ministro de Marina había rechazado un ofrecimiento de dirigentes comunistas para que obreros armados de esa tendencia enfrentasen a los trabajadores peronistas. 20.

-Por el Puente Uriburu, vieja barriada de Puente Alsina -vuelve a recordar Cipriano Reyes-, entraban las huestes de los frigoríficos Wilson y 'la Blanca', organizados por los compañeros Enrique Dellabusca, Francisco Díaz, Juan Chaín y Narciso Rodríguez... Por el puente Nicolás Avellaneda ingresaban trabajadores de los frigoríficas, de Luz y Fuerza y otros gremios organizados por los compañeros José Presta, José García, Enrique Novoa y otros... Por el norte, llegaban las concentraciones de Vicente López y Olivos que iban primero hacia el Hospital Militar, con sus delegados y activistas como Hilario Salvo, Federico Helweis, Ramón Montenegro y Víctor Visca  21.

-Uno que va al frente de una columna, lleva un letrero que dice: Los que estén con Perón, que se vengan al montón, Desde otro lado, vocean: -Piantate de la esquina, oligarca loco / que el pueblo no te quiere / y Perón tampoco. 22.

El embajador inglés recuerda:-En las primeras horas de la mañana del 17 de octubre los gerentes de los ferrocarriles ingleses vinieron a decirme que se había declarado una huelga espontánea, sin organizadores conocidos, en todos los ferrocarriles, de modo que Buenos Aires estaba aislada. En la tarde de ese día, decidí que era necesario ir a la Casa Rosada, para decirle al único ministro que quedaba -el ministro de Marina- que debía asumir la responsabilidad de proteger los ferrocarriles. Debo confesar que asimismo me impulsaba una enorme curiosidad por saber qué estaba pasando. Al acercamos a la Casa Rosada, vimos que la plaza estaba atestada de descamisados, alrededor de la Casa Rosada había un cordón de Policía Montada, pero no hacían esfuerzo alguno por impedir el paso de la gente ni se metían para nada con la multitud. El chofer quería retroceder y tuve que insistir para que siguiera adelante a muy poca velocidad. Tal como lo había esperado, la multitud nos dio paso no bien vio la bandera inglesa, contentándose con gritar en forma amistosa: -¡Viva Perón! ¡Abajo Braden '23.

Esa insólita irrupción de -los desconocidos  deja perpleja y, al mismo tiempo, aterrorizada a la clase alta. Blanca luz Brum testimonia: -Las barriadas peronistas hasta entonces no habían conocido el centro de la ciudad de Buenos Aires, las elegantes avenidas donde se aislaba la soberbia aristocracia vacuna, la cual, detrás de aquellos muros, se preguntaba aterrada: -y estos 'grasas', ¿son también argentinos? ¿Dónde estaban? Nunca se habían visto antes... ¿De dónde viene esta chusma 24.

-Recuerdo muy bien el llamado de mi tía Chichita -testimonia Magdalena Ruiz Guiñazú-. Vivía en la calle Lavalle, entre dos cines, muy cerca de la Plaza de Mayo, y pensaba que la iban a matar 25.

Años después, un joven periodista se preguntaba: -¿Cuántas veces en su historia tuvo miedo nuestra oligarquía? Tal vez allá por el novecientos, cuando conmovían al país las primeras huelgas generales y el coronel Falcón caía despedazado por una bomba anarquista. Tal vez, en 1919, cuando las calles de Buenos Aires recogieron la sangre de la Semana Trágica. Pero fue siempre un miedo confiado, que no minaba aun la sensación de seguridad en que vivía la vieja Argentina. La agitación social tenía sus límites, fijados por una industrialización aun incipiente y una clase obrera demasiado escasa para conmover los cimientos del país. Lo que ocurría era preocupante, pero no desbordaba las defensas policiales del sistema. Miedo de verdad era, en cambio, el que había sobrecogido a las casas patricias aquel!? de octubre. La ciudad había sido invadida y domada por muchedumbres más temibles que el rubio proletariado del Centenario. Y esta vez, misteriosamente, la policía estaba con ellas 26.

El lenguaje frío de las estadísticas comprueba ese miedo: la cantidad de suicidios producidos en la clase alta, en la ciudad de Buenos Aires, alcanza -entre 1936 y 1945- un promedio de veinticinco por año, mientras que la cifra correspondiente a este año del!7 de octubre alcanza a treinta y siete, es decir, un 50 % mayor. ¿Cómo no habrían de estremecerse, entonces, los poetas exquisitos?

-Usted no sabe lo que fue eso, horrible. Algo tremendo opina Borges en una ocasión 27. Y en otra, comenta: -Yo estaba avergonzado e indignado. Eso es, indignado y avergonzado. 28.

 -Era un sector numeroso del pueblo, el de los resentidos, el de los irrespetuosos -escribirá Ezequiel Martínez Estrada-, individuos sin nobleza... turba... populacho... horda.. recogida con minuciosidad del hurgador en los tachas de basura, residuos sociales... hez de nuestra sociedad... chusma... pueblo miserable de descamisados y grasitas, desdichado pueblo que ha perdido el respeto... nuevo tipo étnico de -cabecitas negras y -peloduro. 29.

-Ese día, me encontraba en un domicilio privado -relata e! socialista América Ghioldi-, siguiendo los acontecimientos que habían sido desencadenados desde arriba. Comprendí entonces que se iniciaba un largo y doloroso período, que quienes habían planeado lo que se llamaba -la revolución en el Ejército- habían logrado desencadenar un movimiento de masas que acompañaría a la dictadura. Con el caer de la tarde, la tristeza me dominó. 30.

Un sindicalista de! mismo partido, Francisco Pérez Leirós, señala: -lstaba en París representando a los trabajadores libres de la Argentina... Si hubiera estado en Buenos Aires, hubiera propuesto un paro general contra los totalitarios... Claro que sí, contra Perón, mejor, contra el peronismo. 31.

-¿Cómo? -se preguntaban los figurones de la oligarquía, azorados y ensombrecidos-, ¿pero es que los obreros no eran esos gremialistas juiciosos a quienes Juan B. Justo había adoctrinado sobre las ventajas de comprar porotos en las cooperativas?, dirá cáusticamente, años más tarde, Jorge Abelardo Ramos 32.

La escritora María Rosa Oliver muestra asombro ante ese mundo ignorado: -A las tres de la tarde, mientras esperaba un taxi frente al Plaza Hotel, ví llegar gente que formaba un largo pero raleado desfile. No solo por los bombos, platillos, triángulos y otros improvisados instrumentos de percusión que, de trecho en trecho, los preceden, me recuerdan las murgas de carnaval, sino también por su indumentaria: parecen disfrazados de menesterosos. Me pregunto de qué suburbio alejado provienen esos hombres y mujeres casi harapientos, muchos de ellos con vinchas que, como a los indios de los malones, les ciñen la frente, y casi todos desgreñados. O será que el día gris y pesado, o una urgente convocatoria, les ha impedido a estos trabajadores tomarse e! tiempo de salir a la calle bien entrazados y bien peinados, como es su costumbre. O habrán surgido de ámbitos cuya existencia yo desconozco. Su paso un tanto lento denota que ya han caminado mucho. También parecen algo cansadas las voces que vivan a Perón 33.

Sin embargo, a pesar de! pánico de los privilegiados, -lo que movilizó a aquellas masas hacia Perón no fue el resentimiento, fue la esperanza (...) No rompieron una vidriera y su mayor crimen fue lavarse los pies en la Plaza de Mayo, provocando la indignación de la señora de Oyuela, rodeada de artefactos sanitarios 34.

-En aquella marcha -señala Blanca Luz Brum - no recuerdo haber visto rostros que reflejaran odio ni venganzas era la verdadera fiesta del alma de las multitudes, con un sentido profundo y sereno de justicia: obtener la liberación de su líder. 35.

Con gran honestidad y lucidez, una mujer de la clase alta escribe: -Era la turba tan temida. Era -pensábamos- la gente descontenta (...) ¡Y cómo no había de estado? Con el antiguo temor, nuestro primer impulso fue el de cerrar los balcones. Pero al asomamos a la calle, quedábamos en suspenso... Pues he aquí que estas turbas se presentaban a nuestros ojos como trocadas por una milagrosa transformación. Su aspecto era bonachón y tranquilo. No había caras hostiles, ni puños levanta. dos... No se pedía la cabeza de nadie. Solo querían ver y oír al que consideraban su jefe. Exigían, tal vez, la prolongación de ese poco de justicia social que la clase trabajadora creía haber hallado en él 36.

Mientras, en un piso alto del Hospital Militar, Juan, en pijama, recibe información de lo que ocurre y espera el desarrollo de los acontecimientos. Desde la ventana, ha aprecia. do la importancia y el fervor de los trabajadores que rodean el nosocomio.

Sabe, asimismo, que la marea popular tiende a trasladarse hacia Plaza de Mayo al difundirse rumores acerca de su probable presencia en Casa de Gobierno.

Conoce, también -por diversos camaradas que se han acercado a vedo- cuál es el estado de opinión en el Ejército, especialmente en el interior del país e incluso en Campo de Mayo, donde la gran mayo. ría de los oficiales nacionalistas lo ven ahora con simpatía, como el único jefe que puede impedir la vuelta a la época oligárquica, esa vuelta de los viejos regiminosos, de la mano de Juan Álvarez, facilitada por la estupidez de Ávalos... Pero aun no es la hora, piensa Juan.

Esta táctica paciente es aceptada por los hombres más experimentados, pero impugnada, en cambio, por otros más impulsivos. Por ejemplo, el padre Hernán Benítez: -Hasta mediodía me la pasé azuzando a los muchachos en la calle para la patriada de la noche. Desde mediodía en adelante traté con muchos peronistas de la primera hora -casi todos pateados después por Perón- de persuadir a este de que el levantamiento del pueblo estaba apoyado por otro levantamiento de los cuarteles, de esa misma tarde, contra Avalos.

Tratábamos de que, convencido Perón de esos dos levantamientos, el popular y el militar, se levantara él también. Fue levantar a Perón lo que más nos costó aquella tarde. Porque Perón no es Fidel Castro. Fidel Castro lleva. A Perón hay que llevado 37.

Han pasado ya las 16, cuando, ante el crecimiento de la concentración popular, el presidente Farrell envía a algunas personas de su confianza para que conversen con Perón y busquen la salida a la crisis, entre ellos el brigadier Bartolomé de la Colina y el general Pistarini. Asimismo, Armando Antille, radical yrigoyenista que viene colaborando con el gobierno militar, se convierte en uno de los hombres de mayor confianza de Farrell para llegar a un entendimiento con Perón.

En el Hospital Militar, -estábamos allí con él -testimonia Lucero-, sus amigos de las buenas y malas horas, los que siempre hemos comprendido el significado del honor y el alcance de su patriótica misión 38.

El general Tanco rememora, a su vez: -En un momento estábamos Quijano, Velazco, Antille, Pistarini, De la Colina, Benítez, Lucero, Molina, Uriondo, Herrera y yo -la gente entraba y salía-, también estaba el doctor Mazza y algunos que no recuerdo: Le transmitimos las informaciones que teníamos, le hicimos conocer nuestra emoción y la seguridad de que la situación estaba dominada.

-Las llamadas desde la Casa de Gobierno se sucedían. Farrell quería calmar a la muchedumbre. En determinado momento, Perón, volviéndose hacia mí, me preguntó: -¿Hay mucha gente? ¿Realmente, hay mucha gente, che?-.

-Nunca me había tuteado. Pero su creciente entusiasmo se comenzaba a apreciar en su cambio físico y espiritual. 39.

Por su parte, el general Avalos intenta dirigirse al público congregado en la plaza,

Pero el griterío de los manifestantes lo disuade del intento. Poco después de las 17, Avalos acepta que Mercante intente tranquilizar a la multitud. Este toma el micrófono y anuncia:-Ya a hablar el señor ministro de Guerra.

La respuesta de la plaza es contundente: -¡Queremos a Perón! ¡Queremos a Perón! 40.

La rechifla generalizada frustra el intento. Minutos después, Eduardo Colom, el director de La Época, obtiene autorización del Gral. Avalos para dirigirse a la muchedumbre, con el encargo de intentar su desconcentración.

Colom pronuncia unas pocas palabras ante el griterío general y comprendiendo que será inútil intentar disuadirlos, les anuncia a los trabajadores que Perón estará libre muy pronto y que él mismo irá a buscarlo al Hospital Militar, para lo cual se retira del balcón, ante el ceño adusto de Ávalos.

A medida que transcurre el tiempo, este general va comprendiendo que los trabajadores se han adueñado de la plaza, no quieren escuchar a nadie que no sea Perón, están dispuestos a mantener la huelga general y a quedarse allí todo el tiempo que sea necesario hasta que aparezca el coronel.

-Era el cimiento básico de la nación que asoma, como asoman las épocas pretéritas de la tierra, en la conmoción del terremoto. Era el substrato de nuestra idiosincrasia y de nuestras posibilidades colectivas allí presente, en su primordialidad, sin reatos y sin disimulo. Era el de nadie y el sin nada, en una multiplicidad casi infinita de gamas y matices humanos, aglutinados por el mismo estremecimiento y el mismo impulso, sostenidos por una misma verdad que una sola palabra traducía (...) Eran los hombres que están solos y esperan, que iniciaban su tarea de reivindicación. El espíritu de la tierra estaba presente como nunca creí verlo. 41.

-No puedo olvidar, personalmente, el rostro jubiloso de Nicolás Olivari, en Plaza de Mayo, el 17 de octubre de 1945, confundido entre los demás rostros eufóricos y anónimos del pueblo. 42.

-Éramos briznas de multitud y el alma de todos nos redimía. Presentía que la historia estaba pasando junto a nosotros y nos acariciaba suavemente como la brisa fresca del río. 43.

-Ya se hacía evidente que el gobierno quería parlamentar con Perón -testimonia el capitán Russo-. -Recuerdo que entonces Perón me dijo textualmente: -Ha llegado el momento de aprovechar la debilidad del enemigo 44 .

Hacia el atardecer, Antille mantiene una conversación con Farrell en la Casa de Gobierno y vuelve al Hospital Militar, acompañado de Hortensio Quijano y el comodoro Edmundo Sustaita.

Allí acuerdan con Perón que el general Ávalos se traslade al Hospital Militar. Rato más tarde, Perón y Ávalos vuelven a conversar, después del gravísimo desencuentro suscitado entre ambos. Presumiblemente, el jefe de Campo de Mayo busca alguna excusa para explicar su desafortunada conducta y, asimismo, informa acerca de los últimos cambios operados en la guarnición de Campo de Mayo. Perón rememora que, en esa oportunidad, -Ávalos me expresó sus deseos de que yo hablara al pueblo para calmarlo e instarlo a que se retirara de la Plaza de Mayo. 45.

Los vespertinos de ese día 17 -con excepción de La Época- expresan a los viejos intereses dominantes. La Razón informa que -numerosos grupos, en abierta rebeldía, paralizaron, en la zona sur, los transportes, y obligaron a cerrar fábricas, uniéndose luego en manifestación.

Publica, asimismo, una declaración del Partido Comunista de la provincia de Buenos Aires, donde se denuncian -los desmanes de elementos peronistas de Cipriano Reyes y demás aventureros a sueldo de la Secretaría de Trabajo, que en bandas armadas han ido provocando a la población y obligando a los obreros a hacer abandono de sus trabajos. Tales hechos han sido denunciados al ministro de! Interior general Ávalos por este comité. 46.

En cambio, un dirigente comunista -Juan José Real- testimonia que el día 17 estuvo frente a puente Barracas con e! obrero metalúrgico Ángel Ghersi: -Estaban allí, contemplando la puja de los obreros por pasar e! puente, un grupo de intelectuales. Uno de ellos, médico de algún renombre, dijo: -Esto se arregla con un par de ametralladoras-. Arrebatado de indignación, mi amigo exclamó: -Eso no, compañero. ¡Eso nunca!-. Regresamos y durante el resto del día y del día siguiente, mi amigo y camarada guardó silencio. ¡Estábamos del otro lado de la barricada! 47. Después, agrega: -El pensamiento socialista había quedado paralizado. Al principio, vio en aquella muchedumbre bandas de desclasados, luego a una juventud obrera inexperta, arrastrada por un demagogo diabólicamente hábil (...) Cuando luego de algunos años intenté -débil y aun confusamente- rectificar esos juicios, fui expulsado del Partido Comunista. 48.

Por su parte, Crítica aparece con grandes titulares, tipo catástrofe: -Grupos aislados que no representan al auténtico proletariado argentino tratan de intimidar a la población. 49. Más abajo, comenta: -En varias zonas de Buenos Aires, los grupos peronianos cometieron sabotaje y desmanes. 50.

Ya es de noche cuando Ávalos regresa a la Casa Rosada- Angustiosos cabildeos configuran el cuadro de ese grupo de uniformados, entre los cuales se mueven algunos civiles, que vanamente intentan tranquilizar a la inmensa masa humana que ruge frente a ellos y que desatiende sus llamamientos.

El reclamo prosigue incesante: -¡Queremos a Perón! ¡Queremos a Perón!. Eduardo Colom testimonia: -En el balcón grande, donde estaban Ávalos, Vernengo Lima, Farrell y otros militares, el ministro de Guerra trató de hablar a la gente, pero Vernengo Lima le dijo: -Está cometiendo una grave error, esto hay que disolverlo a balazos y va a ser difícil, hay mucha gente-. Avalos le respondió: -Que decida el general Farrell si se va a hacer fuego o no contra la multitud-

-El general Farell afirmó que él no va a tirar contra e! pueblo. El ministro de Marina insistió, explicando que las ametralladoras están en el techo: -Si tiramos al aire, se van a ir. Pero el Presidente se mantuvo inconmovible: -No, señor. No se hace ningún disparo. La gente puede morir por el pánico. Yo no autorizo nada. 51.    ,

Alrededor de las 21 -en momentos en que e! poder de Avalos y Vernengo Lima se está derrumbando-, llega a la Casa de Gobierno el Dr. Juan Álvarez, con el listado de los hombres de doble apellido con quienes ha conformado e! gabinete. Esta vez la oligarquía ha llegado demasiado tarde a la cita con la historia. Antille, según una versión -Coloffi, según otra- ya ha salido hacia Palermo, enviado por Farrell, para requerir de Perón cuáles serían las condiciones para restablecer la normalidad y desconcentrar a los manifestantes.

Desde e! Hospital Militar, el coronel, en pijama, impone ahora condiciones: -Primero, que Vernengo Lima se mande a mudar; segundo, que la Jefatura de Policía la ocupe Velazco; tercero, que lo busquen a Pantín y lo pongan al frente de las fuerzas de mar, y que Lucero se haga cargo del Ministerio de Guerra. Además, hay que traer inmediatamente a Urdapilleta, que está en Salta, para que se haga cargo del Ministerio del Interior. Esas son mis condiciones. 52.

Los emisarios de Farrell vuelven a Casa de Gobierno con esta respuesta, decidiéndose una reunión entre Perón y Farrell, un rato después, a realizarse en la residencia presidencial. Al mismo tiempo, los altoparlantes anuncian a la multitud que aproximadamente a las 23, el coronel Perón dirigirá la palabra al pueblo.

Así, mientras el Presidente abandona la Casa de Gobierno para dirigirse a la residencia, Juan -después de hablar por teléfono con Eva, según señala Luna- se viste con ropa de civil y -acompañado de dos ayudantes militares y del Dr. Mazza, sale del Hospital Militar por una puerta trasera. Todos ellos suben a un automóvil que pasa a manejar el Dr. Mazza, y se encaminan hacia el encuentro con el general Farrell.

Esta reunión la relata Perón de la siguiente manera, aunque erróneamente la sitúa en la Casa de Gobierno: -Me dijo Farrell: -Bueno, Perón, ¿qué pasa?-. Yo le contesté: -Mi
General, lo que hay que hacer es llamar a elecciones de una vez. ¿Que están esperando? Convocar a elecciones y que las fuerzas políticas se lancen a la lucha... -Eso está listo -me contestó- y no va a haber problemas-. Bueno, entonces me voy a mi casa... -¡No, déjese de joder! -me dijo y me agarró de la mano-. Esa gente está exacerbada, nos van a quemar la Casa de Gobierno. 53.

Mientras Farrell y Perón conversan en la residencia presidencial, Vernengo Lima se aleja precipitadamente de la Casa de Gobierno con la intención de declarar en rebeldía a la Armada. Juzga que el Gral. Ávalos lo acompañará en la intentona y, según un testigo, se despide de él con estas palabras: -Hágase fuerte, mi general, que yo lo haré con la escuadra (...). 54. Pero Ávalos no se halla dispuesto a seguirlo. -Se considera vencido y, rato después, al cruzarse con un periodista que le pregunta: -¿Cómo le va general?, contesta secamente: -¡Y como quiere que me vaya¡ ¡Como la mierda! 55.

Aproximadamente a las 23, Farrell y Perón ingresan a la Casa Rosada. -Venga, hable- me dijo Farrell, recuerda Perón. Minutos después, Juan ingresa al balcón y se abre ante su mirada un espectáculo majestuoso mientras una ovación atronadora saluda su presencia. En la noche de Buenos Aires, una inmensa muchedumbre -que algunos estiman en trescientos mil, otros en quinientos mil y el diario La Época en un millón de personas- vibra coreando su nombre: -¡Perooooón!, ¡Perooooón!. Los diarios encendidos a manera de antorchas resplandecen sobre la negrura nocturna celebrando la victoria. La algarabía popular es indescriptible y esa marea humana proclama una y otra vez: -¡Ar-gen-ti-na! ¡Ar-gen-ti-na!. Farrell y Perón se abrazan, produciendo un nuevo estallido de júbilo popular.

El Presidente intenta vanamente dirigirse a los manifestantes, pero el impresionante griterío no se lo permite. Finalmente, aprovecha un momento de silencio para decir:

-Trabajadores, les hablo otra vez con la profunda emoción que puede sentir el Presidente de la Nación ante una multitud de trabajadores como es esta, que se ha congregado hoy en la plaza. Otra vez está junto a ustedes el hombre que por su dedicación y empeño ha sabido ganar el corazón de todos: el coronel Perón. Quiere proseguir pero otra vez los cánticos y los gritos se lo impiden.

El júbilo es indescriptible y después de tantas horas de espera, de tantos kilómetros recorridos, los trabajadores quieren prolongar ese momento de triunfo. Ellos son los protagonistas fundamentales de esa jornada histórica, de ellos es ese 17 de octubre y no hay títulos ni jerarquías mayores que la voluntad del pueblo... Recién minutos después, el Gral. Farrell puede agregar que el gobierno no será entregado a la Corte Suprema, que ha renunciado todo el gabinete y que el coronel Mercante será designado secretario de Trabajo y Previsión. 56.

Profundamente conmovido, Juan se acerca al micrófono. Él mismo dirá, años después, que era tan fuerte la emoción que lo embargaba ante esa inmensa masa humana que aclamaba su nombre, que no sabía cómo armar su discurso:-Imagínese, ni sabía lo que iba a decir (oo. ) Tuve que pedir que cantaran el himno, ¡para poder armar un poco las ideas! 57, -Habían ocurrido muchas cosas desde el día en que renuncié a todo cargo gubernativo¡ la prisión en Martín García y ese momento en que estaba en el balcón de la Casa Rosada, frente a una impresionante multitud de humildes hombres y mujeres, que aguardaban desde la mañana a que yo apareciese. ¡Ahí estábamos el Pueblo y yo, frente a frente! El Pueblo era todo oídos y yo tenía que ser la voz. Me asaltaban muchas dudas. ¿Qué decir! Detrás de mí, muy próximos a mí, todavía, la prisión, la amargura que provocan las defecciones, actitudes mezquinas propias de pequeños hombres, y ante mí estaba la presencia física de la única y verdadera soberanía: la del Pueblo. Y el Pueblo quería saber. Yo comprendía que la circunstancia era histórica. Una torpeza podría convertida en una anécdota fugaz o en un episodio indigno de sus motivaciones profundas. Fue entonces cuando la intuición vino en mi ayuda: tenía que pedir al pueblo que, previo a todo, entonase las estrofas del Himno Nacional. Fue un coro impresionante por el número de personas y por su solemnidad. La canción patria me centró, me colocó en el exacto lugar del momento en que vivíamos, para decir la palabra precisa, el pensamiento justo. Y hablé. ¡Ese discurso fue el mejor que yo haya pronunciado en toda mi vida! 58.

-¡Trabajadores! Hace casi dos años, desde estos mismos balcones, dije que tenía tres honras en mi vida: la de ser soldado, la de ser un patriota y la de ser el primer trabajador argentino.

Una larguísima ovación interrumpe su discurso. Cánticos y consignas le im. piden continuar. Recién después de unos minutos, retama la palabra: -Hoy, a la tarde, el Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud de retiro del servicio activo del Ejército. Con ello, he renunciado voluntariamente al más insigne honor a que puede aspirar un solda. do: llevar las palmas y laureles de general de la Nación. Lo he hecho porque quiero seguir siendo el coronel Perón y ponerme, con este nombre, al servicio integral del auténtico pueblo argentino.

Nuevas aclamaciones lo obligan a suspender el discurso, para retomarlo de este modo:

-Dejo, pues, el honroso y sagrado uniforme que me entregó la patria, para vestir la casaca del civil y mezclarme con esa masa sufriente y sudorosa que elabora en el trabajo la grandeza del país.

Los cánticos populares se reproducen y él debe esperar nuevamente: -Con esto doy mi abrazo final a esa institución que es el puntal de la patria: el Ejército. Y doy también el primer abrazo a esta masa inmensa que representa la síntesis de un sentimiento que había muerto en la República: la verdadera civilidad del pueblo argentino. Esto es pueblo; esto es el pueblo sufriente que representa el dolor de la madre tierra, al que hemos de reivindicar. Es el pueblo de la patria, el mismo que en esta histórica plaza, pidió frente al Cabildo que se respetara su voluntad y su derecho. Es el mismo pueblo que ha de ser inmortal porque no habrá perfidia, ni maldad humana, que pueda someter a esta masa grandiosa en sentimiento y en número. Esta es la verdadera fiesta de  la democracia, representada por un pueblo que marcha a pie durante horas para llegar a pedir a sus funcionarios que cumplan con el deber de respetar sus auténticos derechos.

Esta referencia hace brotar la pregunta, pues los trabajadores ignoran las vicisitudes sufridas por Perón en la última semana: -¿Dónde estuvo? ¿Dónde estuvo?

 Juan soslaya toda respuesta -que resultaría comprometedora para quien se halla a su lado, Farrell, y otros jefes militares -y prosigue: -Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción, pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Nación. Hace dos años pedí confianza. Muchas veces me dijeron que ese pueblo por el que yo sacrificaba mis horas de día y de noche, habría de traicionarme. Que sepan hoy los indignos farsantes que este pueblo no engaña a quien no lo traiciona. Por eso, señores, quiero en esta oportunidad, como simple ciudadano, mezclado en esta masa sudorosa, estrechar profundamente a todos contra mi corazón, como lo podría hacer con mi madre. Desde esta hora, que será histórica para la República, que sea el coronel Perón el vínculo de unión que haga indestructible la hermandad entre el pueblo, el ejército y la policía, que sea esta unión eterna e infinita para que este pueblo crezca en esa unidad espiritual de las verdaderas y auténticas fuerzas de la nacionalidad y del orden, que esa unidad sea indestructible e infinita para que nuestro pueblo no solamente posea la felicidad, sino también para defenderla dignamente. Esa unidad la sentimos los verdaderos patriotas, porque amar a la patria no es amar sus campos y sus casas, sino amar a nuestros hermanos. Esa unidad, base de toda felicidad futura, ha de fundarse en un estrato formidable de este pueblo, que al mostrarse hoy en esta plaza, en número que pasa del medio millón, está indicando al mundo su grandeza espiritual y material.

Nuevamente, se reproduce la pregunta: -¿Dónde estuvo? ¿dónde estuvo?.

 Él nuevamente esquiva la respuesta: -Preguntan ustedes dónde estuve. Estuve realizando un sacrificio que lo haría mil veces por ustedes... No quiero terminar sin enviar un recuerdo cariñoso y fraternal a nuestros hermanos del interior que se mueven y palpitan al unísono con nuestros corazones en todas las extensiones de la patria. A ellos, que representan el dolor de la tierra, vaya nuestro cariño, nuestro recuerdo y nuestra promesa de que en el futuro hemos de trabajar a sol y a sombra para que sean menos desgraciados y puedan disfrutar mejor de la vida.

Ante los nuevos reclamos de que explique qué le ocurrió en los últimos días, intenta concluir el discurso: -Y ahora, como siempre, de vuestro secretario de Trabajo y Previsión que fue y que seguirá luchando a vuestro lado por ver coronada la obra que es la ambición de mi vida, la expresión de mi anhelo de que todos los trabajadores sean un poquito más felices.

Pero la multitud insiste: -¿Dónde estuvo? .

Entonces, responde: -Señores: ante tanta insistencia, les pido que no me pregunten ni me recuerden cuestiones que yo ya he olvidado, porque los hombres que no son capaces de olvidar no merecen ser queridos ni respetados por sus semejantes. Y yo aspiro a ser querido por ustedes y no quiero empañar este acto con ningún mal recuerdo .

Luego, afirma: -Ha llegado ahora e! momento del consejo. Trabajadores: únanse; sean hoy más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse en esta hermosa tierra la unidad de todos los argentinos. Diariamente iremos incorporando a esta enorme masa en movimiento a todos los díscolos y descontentos para que, junto con nosotros, se confundan en esta masa hermosa y patriota que constituyen ustedes. Pido también a todos los trabajadores que reciban con cariño mi inmenso agradecimiento por las preocupaciones que han tenido por este humilde hombre que les habla. Por eso, les dije hace un momento que los abrazaba como abrazaría a mi madre, porque ustedes han tenido por mí los mismos pensamientos y los mismos dolores que mi pobre vieja habrá sufrido en estos días. Confiemos en que los días que vengan sean de paz y de construcción para el país. Mantengan la tranquilidad con que siempre han esperado aun las mejoras que nunca llegaban. Tengamos fe en el porvenir y en que las nuevas autoridades han de encaminar la nave del Estado hacia los destinos que aspiramos todos nosotros, simples ciudadanos a su servicio. Sé que se han anunciado movimientos obreros. En este momento ya no existe ninguna causa para ello. Por eso les pido, como un hermano mayor, que retornen tranquilos a su trabajo. Y por esta única vez, ya que nunca lo pude decir como secretario de Trabajo y Previsión, les pido que realicen el día de paro festejando la gloria de esta reunión de hombres de bien y de trabajo, que son la esperanza más pura y más cara de la patria.

Otra explosión popular saluda la aprobación dada por el coronel al merecido descanso del día siguiente y desde algunos manifestantes surge la ocurrencia, que será coreada luego por todos: -¡Mañana es San Perón! ¡Mañana es San Perón! .

-He dejado deliberadamente para el último recomendarles que al abandonar esta magnífica asamblea lo hagan con mucho cuidado. Recuerden que ustedes, obreros, tienen el deber de proteger aquí y en la vida a las numerosas mujeres obreras que aquí están. Finalmente, les pido que tengan presente que necesito un descanso, que me tomaré en Chubut para reponer fuerzas y volver a luchar codo con codo con ustedes, hasta quedar exhausto, si es preciso. 59.

Hace un silencio y después de acariciar con la mirada a la inmensa multitud, se despide con estas palabras: -Y ahora, para compensar los días de sufrimiento que he vivido, yo quiero pedirles que se queden en esta plaza, quince minutos más, para llevar en mi retina el espectáculo grandioso que ofrece el pueblo desde aquí. 60.

Al rato, la imponente concentración comienza lentamente a dispersarse. La jornada ha sido dura y fatigosa, pero -mañana es San Perón  y se va a cumplir el paro dispuesto por la CGT, aunque ahora a manera de festejo pues el objetivo ya se ha logrado: los trabajadores han irrumpido tumultuosamente en el escenario político y han liberado al coronel, quebrando la fuerza de la oligarquía.

Ahora, las elecciones le abren a Perón el camino al poder.

Sin embargo, si la presencia multitudinaria de los trabajadores ha cubierto el escenario político, no es menos importante lo que ha ocurrido ese mismo día, entre bambalinas. Perón no solo se ha recostado en la fuerza popular, sino también en sus camaradas que conforman esa ala nacional del Ejército que se ha venido batiendo exitosamente tanto contra los liberales (hombres del justismo, Anaya, Omstein y otros) como contra los nacionalistas (grupo Perlinger). Son ellos -Mercante, Lucero, Sosa Molina, Urdapilleta, Mugica, Velazco y tantos otros- quienes han sostenido su política social desde 1943 y quienes han jugado dura pulseada contra la Marina y los sectores pro oligárquicos de la propia fuerza.

Y de ellos provienen las acciones concretadas ese mismo 17 de octubre para asegurar que el poder que se expresa en la plaza histórica se manifieste también en los cuarteles.

En horas de la tarde, su amigo Velazco, con el apoyo del coronel José Domingo Molina, controlaron la Jefatura de Policía -que ya venían manejando de hecho desde esa misma mañana-, desplazando a Mittelbach.

Horas más tarde, el coronel Carlos Mugica y otros oficiales dominan el 3 de Infantería, ubicado en Pichincha y Garay, pasando a controlar asimismo otras fuerzas adyacentes: el Arsenal de Guerra y la Escuela de Mecánica del Ejército, donde tienen el apoyo de oficiales adictos a Velazco. -El coronel Mugica -recuerda Lucero-, en un acto de audacia superior, propio de su recia personalidad, tomó preso al jefe del Regimiento 3 de Infantería y asumió el comando de la unidad. 61.

Poco después, Mugica -al arrestar al Gral. Santos Rossi- se convierte en comandante de   Primera División del Ejército, que comprende los regimientos 1,2 y 3, del área metropolitana. En la noche, Pistarini y Lucero se hacen cargo del Ministerio de Guerra.

El posterior relevo de Vernengo Lima por Pantín y la asunción del Ministerio de Guerra por Molina conforman, en la órbita militar, la otra cara del triunfo político logrado cor movilización popular.

Para una correcta interpretación del peronismo, es preciso evitar las idealizaciones categorizar de la manera más acertada su naturaleza histórica, pues de otra manera mayor parte de su historia resultará muy difícil de comprender.

No estamos en presencia de una fuerza clasista, socialista o proletaria pura que apunta a instaurar el socialismo.

Tampoco se trata del tan meneado fascismo dirigido a evitar una supuesta revolución social a cargo de una izquierda que se abrazaba con los terratenientes y el embajador norteamericano.

Apoyado, por una parte, en los trabajadores, y por otra, en un sector nacional del Ejército, Perón -incorporando asimismo a algunos sectores del empresariado ( nativo-lidera un frente de liberación nacional que enfrenta a la alianza establecida por la vieja clase dominante con el imperialismo, apoyada por amplios sectores de la clase media, la Marina y una parte del Ejército.

Esta distribución de las clases sociales no debe sorprender tratándose de un país semicolonial que desde hace varias décadas se halla subordinado como economía complementaria del imperialismo inglés, al cual abastece de alimentos baratos y al cual entrega su mercado interno.

Suponer que en un país de ese tipo la contradicción principal está dada por el enfrentamiento proletariado-burguesía constituye una caricaturización del marxismo y el desconocimiento de todo cuanto sostuvieron Lenin y Trotsky acerca de la cuestión nacional. O lo que es lo mismo, trasladar mecánicamente la lucha de clases, tal cual se daba en los países capitalistas desarrollados I con cuestión nacional resuelta, a países donde esa tarea histórica no se halla cumplida, como lo advertía incluso Marx, en el Manifiesto Comunista, al fustigar al llamado socialismo verdadero, que, con su sonsonete antiburgués, concluía apoyando a los nobles y terratenientes del viejo régimen.

Esa misma noche del 17 de octubre, las fuerzas en pugna quedan así alineadas, de modo tal que podrían resumirse en la alternativa que resumen las consignas: Perón o Braden; mate sí, whisky no; liberación o dependencia. Y la lucha no da tregua: en la madrugada, el almirante Vernengo Lima intenta convencer a Ávalos de que todavía es posible insurreccionarse para cerrar el camino a los proyectos del coronel, mientras este, con algunos amigos y en la compañía de Eva, en el departamento de la calle Posadas, analiza de qué modo construir la herramienta política para presentarse a la puja electoral. A esa misma hora, en el interior del país, importantes concentraciones de trabajadores -especialmente en Rosario, Tucumán, Córdoba y Mendoza- se dispersan en orden con la alegría del triunfo.

Así ocurre también en Buenos Aires, pero el odio riega de sangre las primeras horas del día 18 cuando una manifestación peronista es tiroreada desde adentro del diario Crítica, provocando dos muertos: Darwin Passaponti y Francisco Ramos.

El significado del 17 de octubre

-El país ya era otro país y no quisieron entenderlo , señala Arturo Jauretche refiriéndose a los viejos partidos políticos. Y agrega: -La nueva realidad no cabía ni en el sindicalismo, ni en los partidos políticos preexistentes... El 17 de octubre, más que representar la victoria de una clase, es la presencia del nuevo país con su vanguardia más combatiente y que más pronto tomó contacto con la realidad propia... Lo viejo no comprendía al país nuevo, tampoco se dio cuenta que ya no podía representar la dirección del país y mientras discutía sus rivalidades, el nuevo actor tomó posesión del escenario. 62.

¿Cuál es ese  nuevo país al que se refiere Arturo Jauretche?

Puede afirmarse, como ya se ha señalado apelando a Pirandello, que desde 1935, en la Argentina, se mueven -varios personajes en busca de un autor. Por un lado, sectores del Ejército que ya no están dispuestos a continuar actuando como custodios de la usurpación y la entrega oligárquicas, que abominan de los ingleses y que, en el caso de algunos militares, sustentan una clara posición industrialista. Por otro, los trabajadores que se han ido nucleando en las nuevas fábricas del Gran Buenos Aires, provenientes en general del interior desvalido, resueltos a conseguir mejores salarios y mejores condiciones de trabajo, en esa Argentina industrial que va emergiendo.

También los empresarios nuevos, en general, hijos de la inmigración y titulares de capitales nacionales, a quienes interesa un mercado interno en expansión, protegido de la competencia extranjera. Asimismo, sectores de clase media pobre del interior del país, pequeños productores y comerciantes de economías devastadas, como también ese mundo de sub ocupados que ambula de cosecha en cosecha para malvivir. y en general, todos aquellos que ven asfixiados sus horizontes por la vieja Argentina agropecuaria, de recursos inmovilizados (riqueza ictícola, minera, potencial hidroeléctrico, etc.).

Todos ellos confluyen, entre 1943 y 1945, en un gran frente nacional, cohesionados por su repudio al viejo país y a la dirigencia política tradicional, tanto de derecha como de izquierda, como así también por un ansia de crecimiento económico que satisfaga sus diversos reclamos.

Como en todo frente, estos diversos componentes mantienen diferencias laterales, antagonismos que se subordinan temporariamente en aras de la coincidencia general, pero que pueden, a veces, acentuarse hasta provocar la ruptura de esa alianza. Esas diferencias, esa multiplicidad de objetivos exige un unificador, un árbitro, alguien en quien todos depositen confianza, capaz de encontrar soluciones razonables para los diferendos entre las partes.

En los países coloniales y semicoloniales, donde el imperialismo expolia no solo a los trabajadores sino a amplias capas de la sociedad, es común la aparición de líderes populares que cumplen esa tarea de unificación y conducción. En el caso argentino, esos amplios sectores sociales que ansían concluir con el  viejo régimen  encuentran su hombre en Juan Domingo Perón.

La interpretación individualista de la historia, tanto sea para elogiar como para denigrar, supone que ese hombre es el responsable de todo, sea de los éxitos o de las catástrofes. En nuestro caso, dirá: Perón hizo el 17 de octubre.

La interpretación de la historia en función de la lucha de clases señala, por el contrario, que son aquellos actores sociales quienes logran encontrar a su autor y lo elevan entonces a la cabeza del frente convirtiéndolo en líder. Es decir: el 17 de octubre lo hizo a Perón.

Sin embargo, la relación dialéctica de continuas acciones recíprocas en pleno desarrollo de los acontecimientos torna muy difícil establecer hasta qué punto la actuación del líder es mero resultado de las fuerzas sociales que lo impulsan y hasta dónde sus condiciones personales juegan también un papel muy importante.

Baste recordar que un marxista - Trotsky- señalaba que si Lenin no hubiera llegado al imperio zarista en 1917, posiblemente la Revolución de Octubre no se hubiera realizado.

En el caso argentino, la interpretación correcta de lo sucedido -sin pretender glorificar a Perón, ni tampoco caer en el otro extremo de restar importancia a su actuación- posiblemente resultará de las polémicas que los investigadores lleven a cabo en el futuro, cuando los odios y los .amores aun subsistentes se hayan amenguado o desaparecido.



Por ahora, parece posible sostener que esos nuevos protagonistas de la historia argentina, generaron -aquel 17 de octubre de 1945- un frente nacional de liberación que fue encabezado por Perón.

Como señala Jauretche, el viejo país no entendió aquello que pasaba delante de sus narices: ni a la clase trabajadora, ni al liderazgo emergente.

A medio siglo de distancia se comprende que la clase dominante, a través de los dirigentes conservadores, los grandes intelectuales y los grandes diarios, haya reaccionado lúcidamente contra estos sucesos, corroborando, una vez más, que es la única  clase para sí , con clara conciencia de sus intereses.

Con respecto a la incomprensión por parte de la mayoría de dirigentes y base social del anterior movimiento nacional-el radicalismo-, la explicación parece residir en la incorporación de la vieja clase media al régimen semi colonial, así como su sumisión al poderoso aparato cultural de la oligarquía (la historia mitrista, el liberalismo económico, la literatura exquisita y lúdica, la democracia formal, la  civilización y barbarie , etc.).

Más grave aun es la incomprensión de las diversas agrupaciones de izquierda.

El Partido Socialista, sometido también a esa colonización pedagógica, se ha convertido en el partido de los consumidores (moneda sana y libre importación) con fuerte subordinación a Gran Bretaña.

En el caso del Partido Comunista, como ya se ha señalado, la alianza de la URSS con Inglaterra y Estados Unidos le resultó letal al convertir al antifascismo -y más aún, a la aliadofilia- en su táctica política y sindical.

Por todas estas razones, no se asombre, pues, el lector, de los juicios que va a leer seguidamente.

El liberalismo oligárquico, con su virulenta campaña antifascista, ha hecho estragos en la dirigencia radical.

Nada queda en su pensamiento de los planteos populares de Yrigoyen: -(El 17 de octubre) fue preparado por la Policía Federal y la Oficina de Trabajo y Previsión, convertida en una gran máquina de propaganda de tipo fascista, con ramificaciones en todo el país (...) Fue una reproducción exacta de las primeras manifestaciones populares del fascismo y del falangismo 63.

Según el comunicado emitido por la conducción unionista de la UCR, el paro pudo realizarse -usando de la coacción y la amenaza (...) y se -ultrajó a la ciudadanía con la ayuda policial, en un espectáculo de vergüenza como nunca ha presenciado la Nación. 64.

Sostiene, asimismo, que -el número de manifestantes no fue mayor de sesenta mil personas, de las cuales un 50 % lo constituían mujeres y menores, teniendo informaciones fehacientes de que muchos de estos recibieron dinero para concurrir (...) que los manifestantes vejaron a personas, asaltaron comercios, injuriaron a la población vivando a su candidato y llevando como lema o estribillo estas palabras: -Viva la alpargata y mueran los libros,  Haga patria matando a un estudiante. 65.

Desde el conservadorismo, Emilio Hardoy define, años después: -Los ciudadanos que desfilaron triunfalmente, yo entre ellos, poco tiempo antes por las calles de Buenos Aires, jamás imaginaron que la muchedumbre, imponente e informe, amenazadora y primitiva, iba a invadir la Plaza de Mayo al grito de guerra de -¡Perón!. Grito de guerra y de odio, casi de venganza, por causa de la miseria y la ignorancia de la sociedad de entonces. Como en todos los pueblos de Occidente, en nuestro territorio había dos países en aquel mes de octubre de 1945: el país elegante y simpático, con sus intelectuales y su sociedad distinguida sustentada en su clientela –romana- y el país de -la corte de los milagros- que mostró entonces toda su rabia y toda su fuerza. ¡Nueve días que sacudieron al país! ¡Nueve días en los que la verdad se desnudó! Nueve días que cierran una época e inauguran otra... Desde luego, el odio no es el único ingrediente del peronismo, pero es el fundamental, el cemento que aglutinó a las masas en torno a Perón. 66.

De este modo, los viejos enemigos -radicales y conservadores- coinciden ahora en su vituperio a la presencia popular en la plaza histórica.

Sin embargo, debe reconocerse que lo hacen con ideas, mientras otros manifiestan ese mismo repudio a culatazos: -El 17 de octubre de 1945, yo era el responsable de la Casa y de la estructura física del Ministerio de marina en la Casa de Gobierno (...)

La multitud desbordó la Plaza de Mayo y tiró las puertas abajo.

-Entraron los policías a caballo, era un revuelo increíble (...) entraron unos muchachos sudorosos y que se veían muy cansados. Comenzaron a dar vueltas alrededor mío y me miraban extrañamente. Les parecía mentira ver a un oficial parado ahí. Se acercó uno y me dijo: -¿Dónde está Perón? Lo queremos ver, venimos cansados de Ensenada    Le respondí: -No sé dónde está Perón, debe estar arriba

Al tiempo, acudió un teniente con un pelotón de la compañía de infantería que custodiaba la Casa de Gobierno y me dijo: -Con su permiso, señor capitán, voy a hacer desalojar a toda esta gente. -Sí, le dije, pero con una condición: no dispare ningún tiro adentro del edificio, adentro del ministerio- Se retiraron entonces (...) Él dio una orden y los soldados pusieron rodilla en tierra, dieron vuelta sus fusiles -con la culata para adelante- y comenzaron a sacudirles las cabezas a los revoltosos. Sonaban sus cabezas que parecían mates 67.

Así vivió ese día de octubre el marino democrático Isaac F. Rojas.

Para quienes desconocen la historia argentina y se dejan llevar por los rótulos, resulta asombroso que juicios coincidentes provengan de la titulada izquierda socialista y comunista.

La Vanguardia, por ejemplo, órgano del partido Socialista, afirma: -En los bajíos y entresijos de la sociedad hay acumuladas miseria, dolor, ignorancia, indigencia más mental que física, infelicidad y sufrimiento. Cuando un cataclismo social o un estímulo de la policía moviliza las fuerzas latentes del resentimiento, cortan todos las contenciones morales, dan libertad a las potencias incontroladas, la parte del pueblo que vive ese resentimiento y acaso para su resentimiento, se desborda en las calles, amenaza, vocifera, atropella, asalta a diarios, persigue en su furia demoníaca a los propios .adalides permanentes y responsables de su elevación y dignificación. 68.

La FUBA no se halla alejada de estos planteos y sostiene orgullosamente -que se había dado una polarización de las fuerzas sociales en pugna: los sectores democráticos que concurrían a los despachos de la embajada norteamericana y los dirigentes gremiales y políticos pro peronistas que acudían a la Secretaría de Trabajo  69.

Por su parte, la comisión gremial del Partido Socialista señala -las exteriorizaciones carnavalescas, desmanes y atropellos inicuos producidos en -el paro, que fue ajeno a la decisión de los auténticos trabajadores organizados 7O.    ..

A su vez, el Partido Comunista emite varias declaraciones en esos días. El 21 de octubre sostiene: -El malón peronista -con protección oficial y asesoramiento policial que azotó al país ha provocado rápidamente -por su gravedad- la exteriorización del repudio popular de todos los sectores de la República en millares de protestas. Hoy la Nación en su conjunto tiene clara conciencia del peligro que entraña el peronismo y de la urgencia de ponerle fin. Se plantea así para los militantes de nuestro Partido una serie de tareas que, para mayor claridad, hemos agrupado en dos rangos: higienización democrática y clarificación política.

-Por un lado, barrer con e! peronismo y todo aquello que de alguna manera sea su expresión; por e! otro, llevar adelante una campaña de esclarecimiento de los problemas nacionales, la forma de resolverlos y explicar, ante las amplias masas de nuestro pueblo, más aun que lo hecho hasta hoy, lo que la demagogia peronista representa. En el primer orden, nuestros camaradas deben organizar y organizarse para la lucha contra el peronismo, hasta su aniquilamiento.

-Corresponde aquí también señalar la gran tarea de limpiar las paredes y las calles de nuestras ciudades de las inmundas pintadas peronistas. -Que no quede barrio o pueblo sin organizar las brigadas de reorganización democrática (...) Nuestras mujeres (...) deben visitar las casas de familia, comercios, etc., reclamando la acción coordinada y unánime contra el peronismo y sus hordas. Perón es el enemigo número uno del pueblo argentino 71.

Días después, e! periódico Orientación afirma: -Pero también se ha visto otro espectáculo, el de las hordas de desclasados haciendo de vanguardia de! presunto orden peronista. Los pequeños clanes con aspecto de murga que recorrieron la ciudad no representan a ninguna clase de la sociedad. Es e! malevaje reclutado por la Secretaría de Trabajo y Previsión para amedrentar a la población.

En el mismo número de Orientación -dirigido por Ernesto Giudici- puede leerse: -Desde Avellaneda salían las bandas armadas del peronismo, obedeciendo un plan de acción dirigido por el coronel y sus asesores nazis (...) El peronismo logró engañar a algunos sectores de la clase obrera (...) yesos sectores engañados fueron en realidad dirigidos por e! malevaje peronista, repitiendo escenas dignas de la época de Rosas; y remedando lo ocurrido en los orígenes de! fascismo en Italia y Alemania, demostró lo que era, arrojándose contra la población indefensa, contra e! hogar, contra las casas de comercio, contra el pudor y la honestidad, contra la decencia, contra la cultura, e imponiendo el paro oficial, pistola en mano y con la colaboración de la policía que, ese día y al día siguiente, entregó las calles de la ciudad al peronismo bárbaro y desatado (...)'>73.

La casi totalidad de los grupos de izquierda caen en categorizaciones erróneas al intentar definir la jornada de! 17. Para los viejos anarquistas, resulta e! fascismo redivivo o e! Estado que aplasta las libertades individuales. Para e! sector trotskista que orienta Nahuel Moreno, "el 17 de octubre es uno de los tantos golpes de cuartel (... )"74 Y Perón sería un agente de! imperialismo inglés en retirada.

Solo e! grupo de origen trotskista que se expresa en el periódico Frente Obrero, bajo la orientación de Aurelio Narvaja, reconoce los aspectos fundamentales de la movilización popular y su carácter históricamente progresivo: -Los acontecimientos de los días 17 y 18 de este mes, han dejado perplejos y confundidos a los stalinistas, socialistas y, en general, a toda la pequeña burguesía que se hallaba bajo e! influjo ideológico de la oligarquía y del imperialismo (...)

Durante los largos meses transcurridos desde e!4 de junio de 1943, los stalinistas, con e! apoyo de los socialistas, llamaron en varias ocasiones a la huelga general. Salvo algunos sectores obreros de la construcción, la clase obrera permaneció insensible a sus llamados y el más estrepitoso fracaso coronó sus esfuerzos por defender la  democracia .. Y ahora, he aquí que un militar, un recién llegado o poco menos, logra sacar al proletariado de sus fábricas y talleres y lanzarlo a la calle, con e! solo apoyo de un débil equipo de dirigentes sindicales de alquiler y sin ningún gran diario que apoye su política.

-La misma masa popular que antes gritaba -¡ Viva Yrigoyen!, grita ahora '¡Viva Perón!'. Así como en el pasado se intentó explicar el éxito del yrigoyenismo aludiendo a la demagogia que atraía a la chusma, a las turbas pagadas, a la canalla de los bajos fondos, etc., así tratan ahora la gran prensa burguesa y sus aliados menores, los periódicos socialistas y stalinistas, de explicar los acontecimientos del 17 y el18 en iguales o parecidos términos. Con una variante: comparan la huelga a favor de Perón con las movilizaciones populares de Hitler y Mussolini. Identificar el nacionalismo de un país semicolonial con el de un país imperialista es una verdadera 'proeza' teórica que no merece siquiera ser tratada seriamente; señalaremos sin embargo una diferencia: los fascistas utilizaban las tropas de asalto, compuestas en su mayoría por estudiantes, en contra del movimiento obrero; Perón utilizó el movimiento obrero en contra de los estudiantes en franca rebeldía. La verdad es que Perón, al igual que antes Y rigoyen, da una expresión débil, inestable y en el fondo traicionera, pero expresión al fin, a los intereses nacionales del pueblo argentino. Al gritar -¡Viva Perón!, el proletariado expresa su repudio a los partidos seudo obreros cuyos principales esfuerzos en los últimos años estuvieron orientados en el sentido de empujar al país a la carnicería imperialista. Perón se les aparece, entre otras cosas, como el representante de una fuerza que resistió larga y obstinadamente esos intentos y como el patriota que procura defender al pueblo argentino de sus explotadores imperialistas. Ve que los más abiertos y declarados enemigos del coronel lo constituyen la cáfila de explotadores que querían enriquecerse vendiéndole al imperialismo angloyanqui, junto con la carne de sus novillos, la sangre del pueblo argentino (...).

Con referencia a las características tumultuosas y contradictorias del movimiento que emerge, Frente Obrero señala: -Solo quien desconoce en absoluto la situación del proletariado en la sociedad capitalista puede pretender que un movimiento que surge desde lo profundo de las capas más explotadas tenga, desde el principio, una expresión de clase correcta. Los dirigentes amarillos encubren habitualmente su política entregadora con una atrayente fraseología proletaria; a la inversa, la clase obrera puede tener manifestaciones de un neto carácter clasista encubiertas con consignas aparentemente reaccionarias (...) Aquellos que desconocen el sentido y la importancia de las tareas nacionales en nuestra revolución están incapacitados para comprender estos acontecimientos; en general, están incapacitados para comprender nada. Los que se engañaron tomando la movilización de estudiantes, burgueses y damas perfumadas (del 19 de setiembre) por los preludios de la -revolución-, juzgan a la huelga general del 17 y 18 de octubre como una especie de aberración que echa al suelo todas sus teorías. La aberración estaría, en todo caso, en que individuos que se denominan a sí mismos marxistas, se pongan del lado del imperialismo en sus escaramuzas con algunos sectores de nuestra burguesía semicolonial. La clase obrera le ha dado, a los acontecimientos señalados, el sentido de un verdadero triunfo suyo. Por primera vez en muchos años ha salido a la calle y ha influido de manera importante en el curso político del país. Casi todos los obreros se dan cuenta de ello; los más atrasados magnifican las proporciones de su victoria y las ventajas que obtendrán, los más educados políticamente lo consideran un simple episodio -el primero- de una larga lucha. Las grandes masas explotadas se están poniendo de nuevo en movimiento. 75.

Este documento --del 29 de octubre de 1945- constituye la partida de nacimiento de la corriente ideológica que luego se conocerá como  Izquierda Nacional.

El mismo prueba la capacidad del auténtico marxismo -resguardado por León Trotsky de la degradación del stalinismo- para apreciar correctamente una situación política nueva y compleja, y para fijar las posiciones dirigidas a gestar una organización socialista revolucionaria: 1) reconocimiento de la aparición de un movimiento nacional cuya progresividad histórica está dada por el carácter semi colonial de la Argentina; 2) identificación del enemigo principal: la alianza de la vieja oligarquía y el imperialismo; 3) la comprensión de que Perón es -expresión de los intereses nacionales del pueblo argentino , aunque esa expresión es -débil, inestable y, en el fondo, traicionera, en razón de no tratarse de un líder que representa exclusivamente a la clase trabajadora, sino de un conductor bonapartista que lidera un frente antiimperialista poli clasista, asumiendo las tareas nacional-democráticas que la endeble e inconsciente burguesía nacional no es capaz de liderar; 4) el mantenimiento de la independencia ideológica, política y organizativa de esta corriente socialista -no sumergiéndose en el peronismo- pero disponiéndose a combatir a su lado contra el enemigo principal según la consigna de Lenin: -golpear juntos, marchar separados, previendo sobre su incapacidad para llevar la revolución nacional hasta sus últimas consecuencias y alertando sobre cualquier intento de conciliación cuando de cuestionar la propiedad privada se trate; 5) necesidad de forjar, en la misma lucha, el partido de la clase trabajadora para disputar la conducción del frente antiimperialista y asegurar que la lucha por la liberación nacional, en el curso de la revolución permanente, conduzca hacia el socialismo.
Con estos planteos, Frente Obrero dejó a salvo al marxismo de la claudicación en que se hundió la casi totalidad de la izquierda de la Argentina y este resulta su gran mérito, aunque fracasase luego, en los varios intentos, por construir el partido de clase.

La opinión de la embajada norteamericana

El 18 de octubre, la embajada norteamericana en Buenos Aires, a cargo de Cabot, envía dos informes al Departamento de Estado. De esa documentación merecen extractarse los siguientes juicios: -Prácticamente ninguna persona con que he conversado deja de manifestar su perplejidad, ni alcanza a explicar los sucesos de las últimas veinticuatro horas. Hay un consenso generalizado de que los sectores que apoyan a Perón son mucho más fuertes de lo que nadie se hubiera imaginado, que las fuerzas antiperonistas fueron tomadas por sorpresa y que el sentimiento popular se volcó repentinamente a favor de Perón. Nadie se explica la incapacidad de Avalos y Vernengo Lima para tomar medidas enérgicas, pese a los antecedentes previos, como tampoco la posición actual de Ávalos y Pantín, de quien se dice que es el nuevo ministro de Marina. Todo el transporte de la ciudad está paralizado y los negocios están cerrados. Pese al aspecto de feriado que se observa en casi todas las calles hay un aire de tensión, especialmente cerca de los comercios de comestibles, y se producen manifestaciones en las calles céntricas (oo.)

Un mensaje de un capitán de la Marina traído por un líder estudiantil dice que la Marina se movilizará abiertamente en el día de hoy (.oo) y que se esperaba apoyo de Campo de Mayo (...)

La mayoría de los observadores concuerda más o menos en lo siguiente:

Primero: es probable que la caída de Perón produjera cierta irritación entre los trabajadores. Y aun. que hasta ahora hayan tenido una actitud tibia hacia él, vieron en su desplazamiento una amenaza a sus conquistas sociales. Esto fue hábilmente aprovechado y organizado por integrantes desesperados de la camarilla de Perón.

Segundo: los reclamos populares no fueron el factor primordial del vuelco que ha sufrido la situación. La multitud pro peronista presente en la Plaza de Mayo no excedía las treinta mil personas, de acuerdo a estimaciones confiables.

En otras palabras, la cantidad de manifestantes es muy inferior a la de la Marcha por la Constitución y la Libertad. Estaba compuesta, en su mayor parte, por las clases más bajas, bien organizadas como para lograr el máximo efecto.

 El apoyo de la policía fue muy certero.

Tercero: con gran habilidad, la camarilla peronista ha logrado dar una importancia exagerada al movimiento popular de los sindicatos en apoyo de Perón (".) para lo cual ha inflado el número de manifestantes a quinientos mil y forzado un paro total para hoy utilizando, en muchos casos, la intimidación pura y simple.

Cuarto: la oposición le hizo el caldo gordo a Perón. Las demandas de los civiles para que asumiera la Suprema Corte de Justicia molestaron a los militares. La Junta Coordinadora Democrática no colaboró en la formación del gabinete ya que, comprensiblemente, no deseaba cooperar con Ávalos.

-De este modo, Vernengo Lima y el propio Ávalos se vieron faltos de apoyo, minándose además la confianza popular. Es así que no se formó gabinete para controlar la difícil situación. El Partido Radical se rehusó a cooperar. Las fuerzas vivas pensaron que habían vuelto los buenos tiempos. El gabinete fue elegido demasiado tarde y era demasiado débil y conservador para lograr el respeto y la confianza del país. En pocas palabras, la oposición fue egoísta y estuvo desunida y huérfana de liderazgo y organización. El regreso de Perón les ha resultado una sorpresa demoledora. 76.

La embajada sostiene, asimismo: -(...)Es impresión generalizada que a menos que la oposición reaccione rápidamente, el apoyo popular a Perón crecerá como una bola de nieve permitiéndole competir electoralmente, como candidato del pueblo, con mejores posibilidades de las que se le asignaban hasta ahora. Un observador sugiere que esto representa la muerte de los Partidos Radical y Socialista, y el nacimiento del Partido Laborista organizado por Perón (.n) La rehabilitación de Perón se hará sentir en los países vecinos (n.) Esto ha fortalecido la posibilidad de formación de un bloque de dictaduras en América del Sur, amigo de Rusia y hostil hacia los Estados Unidos (Argentina, Brasil, Bolivia, y Paraguay) (n.) Si los acontecimientos locales no se contrarrestan inmediatamente (...) puede ocurrir que en el exterior se argumente que cualquier presión fomentada por los Estados Unidos no es más que otra muestra del imperialismo gringo 77.

Quizás el aspecto más interesante de este informe es que Cabot no esgrime el argumento del fascismo con el cual Braden descalificaba a Perón y su grupo. Por el contrario, señala que el éxito de Perón podría provocar una entente de países latinoamericanos -amigos de la URSS y hostiles a Estados Unidos, con lo cual resultaría que ahora es peligroso, no por pro nazi, sino por pro comunista.

Como se puede observar, algunas de las apreciaciones de Cabot son correctas (el antimilitarismo de la vieja dirigencia política perjudica los intereses de la Unidad Democrática, -las fuerzas vivas pensaron que habían vuelto los buenos tiempos, (el posible crecimiento de la fuerza de Perón y la decadencia de los viejos partidos), aunque, en otros casos, cae en gruesos errores, como afirmar que la concentración del 17 de octubre solo alcanzó a treinta mil trabajadores. De cualquier modo, es evidente que ya no existe el fanatismo ni la obcecación de Braden.

El liderazgo de Perón y el protagonismo de las masas en la Argentina preocupa a Estados Unidos -no solo respecto del futuro argentino sino del de Latinoamérica toda-, pero la embajada intenta ahora ser más realista en los juicios y obrar con más inteligencia que en los meses anteriores.

A fin de un mejor conocimiento de la situación, Cabot ha enviado a un funcionario a recorrer Córdoba, Santa Fe y Tucumán para recolectar opiniones e información. Este funcionario -Kenneth Oakley- ha realizado esta tarea en las primeras semanas de octubre y de allí resulta este comentario de Cabot: -(.n) me ha insistido permanentemente en que los sentimientos a favor de Perón eran más fuertes de lo que esta embajada creía, que nuestra -interferencia en los asuntos internos de la Argentina generaba resentimiento en la masa del pueblo argentino y que cualquier esfuerzo que hagamos por imponer sanciones a la Argentina sería una grave equivocación por las repercusiones desfavorables que ten, dría en la opinión pública argentina"78. Oakley ha realizado diversos sondeos de opinión en su gira y de allí surgen juicios como estos: 79: De un pequeño comerciante o abogado judío: -Perón es comunista o, por lo menos, compañero de ruta. 80: De un  Rector de la Universidad: -Debemos recibir ayuda externa pronto o será demasiado tarde (...) Necesitaríamos armas para derrocar a este gobierno y dio a entender que -no se opondría a que fueran suministradas por los Estados Unidos;  Un sereno de hotel: -Perón hace patriotismo. La clase trabajadora lo apoya (...) Perón está bien 1.000 %; 81; un voluntario del Ejército: -La clase trabajadora está a favor de Perón en forma unánime. Perón está manejando muy bien el país. -A ningún argentino le gustan los norteamericanos (...) La afirmación de los Estados Unidos de que la Argentina es un cuartel general de espías alemanes no tiene fundamento. Solo los novecientos jóvenes alemanes del Graff Spee, que son muy buenos, pueden ser sospechosos, pero la Argentina no los quiere entregar a los Estados Unidos porque ese país los quiere encarcelar 82; una matrona en la mansión más pretenciosa de la ciudad: -No se puede vivir más en este país (...) Los Estados Unidos deben intervenir (...) con sanciones diplomáticas y económicas (...) Si ustedes no acuden en nuestra ayuda (para derrocar a este gobierno), lo harán los rusos. 83; una bailarina de cabaret: -Córdoba no es peronista, pero Rosario sí lo es, sin ninguna duda. ¿Por qué? Por la gran cantidad de trabajadores que hay allí. 84;  un trabajador: -La oposición es una porquería. Pese a los errores cometidos por este gobierno, la Argentina ha progresado enormemente en estos últimos dos años. Los trece años anteriores habían sido un desastre 85; un peón: -Perón ha ayudado mucho a la clase trabajadora, pero aun queda mucha pobreza; un empleado: -Perón será
candidato a presidente. Tiene el apoyo de la clase trabajadora y de la clase media (tucumana,; 86; un editor de un periódico: -La clase trabajadora está muy a favor de Perón porque es estúpida87; un gremialista agrario: -Apruebo calurosamente la intervención de los Estados Unidos, aunque como argentino lamento que sea necesaria"88; un inglés residente en Tucumán: -poca gente apoya a Perón, (...) el 50 % de la gente de esta región es pro aliada y el prestigio de los Estados Unidos es muy alto en este momento; el director de una usina eléctrica de Tucumán: -Se han producido huelgas provocadas por insultos a Perón totalmente insignificantes, como el caso de un borracho que gritó -Muera Perón'89; un empleado: -El discurso de los Estados Unidos sobre espías alemanes en la Argentina, etc., es un camuflaje 90. En otro informe del día 19 de octubre, Oakley agrega que -existe una minoría militante -un cálculo grosero la estimaría en un 15 % - que apoya con entusiasmo -la intervención- de los Estados Unidos, como ellos mismos la denominan, aunque a veces puedan sentirse defraudados por los vaivenes que ha sufrido esta política. 91

En esos mismos días en que Cabot envía esta información al Departamento de Estado, se producen las primeras conversaciones entre el canciller uruguayo Carlos Rodríguez Larreta y funcionarios de la embajada norteamericana en Montevideo acerca de una posible -acción conjunta  que un mes más tarde aparecerá como la -doctrina intervencionista Rodríguez Larreta. Por su parte, desde la subsecretaría del Departamento de Estado, Braden mantiene su preocupación por la Argentina y se esfuerza por desprestigiar y debilitar al gobierno militar.

A su vez, algunos argentinos persisten en recordarlo.

En la Nación, justamente del 17 de octubre de 1945, aparece este telegrama: -La opinión democrática argentina coincide con la posición de Mr. Braden respecto del problema de la libertad en América y desea expresar que consideraría como una actitud amistosa para nuestro pueblo y nuestra democracia su confirmación como secretario de Estado adjunto para los asuntos latinoamericanos. Comunicación cursada al Departamento de Estado de los Estados Unidos. Firman: Victoria Ocampo, Adela Grondona, Ana Rosa Schliepper de Martínez Guerrero, Juan Antonio Solari, Sara Alvarez de Ezcurra, Alejandro Ceballos, Raúl Monsegur, Bernardo Houssay y Mariana Sáenz Valiente de Grondona 92.

En La Época, del 18/10/45, aparece otro telegrama a Braden, aunque con más humor: -Mr. S. Braden. Casa Blanca Washington, después de apoteosis de anoche al coronel Perón, Asociación Patriótica  Cuatro de Junio  felicita a usted por su eficaz colaboración en unificar a todos los sectores de la República. Obreros tendrán participación ganancias; soldados sus tierras; monopolios, su limitación. América recobrará su independencia económica. Estamos cordialmente con el pueblo trabajador norteamericano. Capitán de fragata (R) Virgilio Patalano y doctor Donato Dávila 93.


Norberto Galasso Perón. Formación, Ascenso y Caida (1898-1955) Tomo I;
Edicioes Colihue. Grandes Biografias. 2005.

Bibliografía:
1 Diario La Época, 17/10/1945.
2 Jauretche, Arturo, Escritos Inéditos, ob. cit., p. 159. ) Revista Dinamis, octubre de 1972.
4 Marechal. Leopoldo, en Chávez, Fermín (comp.), La jornada del 17 de Octubre por 45 Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 1996, p. 35.
5 Diario La Época, 17/10/1945.
6 Scalabrini Ortiz, Raúl, Tierra sin nada. Tierra de profetas, ob. cit.
7 Diario La Época, 17/10/1945.
8 Chávez, Fermín, Perón y el peronismo en la historia contemporánea, tomo Il, ob. cit., p. 51.
9 Testimonio de Sábato, Ernesto, en Tres revoluciones, ob. cit., pp. 67-68.
10 Perelman, Ángel, Cómo hicimos elI? de octubre, ob. cit., pp. 75-76.
II Salas, Horacio, Conversaciones con Raúl González Tuñón, Buenos Aires, Ediciones La Bastilla, 1975,p.125.
12 Chávez, Fermín, Perón y el peronismo en la historia contemporánea, tomo !I, ob. cit., p. 52.
13 Perelman, Ángel, Cómo hicimos el 17 de octubre, ob. cit., p. 75.
14 Reyes, Cipriano, Yo hice el 17 de octubre, ob. cit., pp. 228-230.
15 Testimonio de Orsi, René, en Reseña histórica del Partido Justicialista de La Plata, 1945-1955, ob. cit., p. 205.
16 Testimonio de Reyes, Cipriano, en ibid., p. 216.
17 Testimonio de Giadas, Juan Carlos, en ibid., p. 228.
18 Miguens, José, en Chávez, Fermín (comp.), La jornada del]7 de octubre por 45 autores, ob. cit., p. 100.
19 Barainca, Eduardo en revista Realidad Económica, NQ 135, p. 101.
20 Revista Primera Plana, 19/10/1965.
21 Reyes, Cipriano, Yo hice el17 de octubre, p. 229.
22 Perelman, Ángel, Cómo hicimos el17 de octubre, ob. cit., p. 77.
2J Kelly, David, El poder detrás del trono, ob. cit., pp. 68-69.
24 Brum, Blanca Luz, en Chávez, Fermín (comp.), La jornada del17 de Octubre por 45 autores, Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 1996, p. 79.
25 Diario Clarín, 15/10/1995.
26 Giussani, Pablo, en revista Extra, octubre de 1965.
21 Revista Dinamis, octubre de 1972, citada por Chávez, Fermín (comp.), La jornada del 17 de Octubre por 45 autores, ob. cit., p. 32.
28 Borges, Jorge Luis, en revista CHE, 18/10/1960.
29 Martínez Estrada, Ezequiel, ¿Qué es esto?, Buenos Aires, Editorial Lautaro, 1956, pp. 23,32,33,55, 65 Y 89.
30 Ghioldi, América en revista CHE, 18/10/1960. Buenos Aires, Ediciones Trafac, 1957, p. 14.
31 Pérez Leirós, Francisco, en revista CHE, 18/10/1960.
32 Ramos, Jorge Abelardo, Perón, Buenos Aires, Ediciones Amerindia, 1959, p. 34.
33 Oliver, María Rosa, Mi fe en el hombre, Buenos Aires, Editorial Carlos Lolhé, 1981, p. 343.
34 Jauretche, Anuro, Los profetas del odio.
35 Brum, Blanca Luz, en Chávez, Fermín (comp.), La jornada del17 de Octubre por 45 autores, ob. cit., p. 79.
36 Bunge de Galvez, Delfina en diario El Pueblo, 25/10/1945 .
37 Benítez, Hernán, en revista CHE, 18/10/60. /
38 Testimonio de Lucero, Franklin, en Chávez, Fermín, Perón y el peronismo en la historia contemporánea, tomo 1I, Buenos Aires; Editorial Oriente, 1984, p. 54.
39 Tanco, Raúl, en Chávez, Fermín, Perón y el peronismo en la historia contemporánea, tomo Il,
ob. cit., p. 54.
40 Chávez, Fermín, Perón y el peronismo en la historia contemporánea, tomo Il, ob. cit., p. 55.
41 Scalabrini Ortiz, Raúl, Tierra sin nada. Tierra de profetas, ob. cit., p. 33.
42 Vanasco, Alberto en revista Macedonio, N2 9/10, otoño 1971.
43 Scalabrini Ortiz, Raúl, Tierra sin nada. Tiempo de profetas, Editorial Reconquista, Buenos Aires, 1947. 44 Russo, Héctor en Chávez, Fermín, Perón y el peronismo en la historia contemporánea, tomo Il, ob. cit., p. 54.
45 Pavón Pereyra, Enrique, Perón, el hombre del destino, tomo 1, ob. cit., p. 297.
46 Diario La Razón, 17/10/1945.
47 Real, Juan José, 30 años de historia argentina, ob. cit., p. 79.
48 lb íd.
49 Diario Crítica, 17/10/1945.
50 lbíd.
51 Pavón Pereyra, Enrique, Perón, el hombre del destino, tomo l, ob. cit., p. 297.
52 Pavón Pereyra, Enrique, Perón, el hombre del destino, tomo 1, ob. cit., p. 299.
53 Luna, Félix, El 45, ob. cit., p. 427.
54 Testimonio de Plater, Guillermo, en Chávez, Fermín, Perón y el peronismo en la historia contemporánea, tomo 11, ob. cit., p. 57.
55 Luna, Félix, El 45, ob. cit., p. 374.
56 Colom, Eduardo, 17 de octubre. la revolución de los descamisados, Buenos Aires, Editorial La Época, 1946,p. 104.
57 Luna, Félix, El 45, ob. cit., p. 427.
58 Barrios, Américo, Con Perón en el exilio, ob. cit., p. 62.
59 Perón, Juan Domingo, El pueblo quiere saber de qué se trata, ob. cit., pp. 185-187. 60 Luna, Félix, El 45, ob. cit., p. 370.
61 Lucero, Franklin, El precio de la lealtad, ob. cit., p. 37.
62 Jauretche, Arturo, en diario El Mundo, 17/10/1965.
63 Declaración de la Unión Cívica Radical en diario La prensa, 25/10/1945, citada por Chávez, Fermín, Perón y el peronismo en la historia contemporánea, tomo I!, ob. cit., p. 69.
64 Luna, Félix, El 45, ob. cit., p.- 382.
65 Ibíd., p. 383.
66 Hardoy, Emilio J., No he vivido en vano, Buenos Aires, Marymar, 1993, pp. 208-209 Y 215.
67 González Crespo, Jorge, Memorias del Almirante Rojas. Con versaciones con Jorge González Crespo, Buenos Aires, Editorial Planeta, 1993, p. 140.
68 Periódico La Vanguardia, 23/10/1945.
69 Almaraz, Roberto, Porchór, Manuel y Zemborain, Rómulo, i Aquí FUBA! Las luchas estudiantiles en tiempos de Perón.1943-1955, ob. cit., p. 53.
70 Luna, Félix, El 45, ob. cit., p. 384.
71 Declaración del Partido Comunista, del 21/10/1945, citada por Puiggrós, Rodolfo, en El peronismo: sus causas, ob. cit., p. 182.
72 Periódico Orientación, 24/10/1945, citado por Luna, Félix, en El 45, ob. cit., p. 380.
731bM.
74 Periódico Frente Proletario, 20/8/1948.
75 Periódico Frente Obrero, 29/10/1945.
76 Van der Karr, Jane, Perón y los Estados Unidos, ob. cit., pp. 125-126. 77 Ibíd.
78 Cabot, John citado por Van der Karr, Jane, Perón y los Estados Unidos, ob. cit., p. 131.
79 Van der Karr, Jane, Perón y los Estados Unidos, ob. cit., p. 133.
80 lbíd., p. 134.
81 lbíd., p. 135.
82 lb íd.
83 lbíd., p. 137.
84 lbíd.
85 lbíd., p. 138. 86 lbíd., p. 139.
87 lbíd., p. 140.
88 lbíd., p. 141.
89 lbíd., p. 143.
90 lbíd., p. 144.
91 lbíd., p. 146.
92 Diario La Nación, 17/10/1945.
93 Diario La Época, 18/10/1945.