viernes, 20 de mayo de 2011

Donde estuvo la Jabonería de Vieytes


Ya en vísperas de cumplirse 201 años de la Revolución de Mayo, los turistas pueden hacer sus propias recorridas exploratorias y evocativas de ese pasado en lo más céntrico de Buenos Aires, más allá de visitar el Cabildo. Por ejemplo ubicar el lugar donde estuvo erigida la casa que cobijó las reuniones revolucionarias de los patriotas. Hay que acompañarse de algunos datos que valoricen la recorrida que se propone


El 2010 pasó bajo la denominación de Año del Bicentenario y, consecuentemente, el primitivo distrito virreinal en el llamado Centro de Buenos Aires, podrá ser el área urbana que mayor interés concentrará a todo tipo de visitante que quiera transitar los lugares donde se desarrollaron los hechos revolucionarios de Mayo de 1810. Y aunque la capital argentina es una de las ciudades que más ha demolido los edificios de valor histórico, o modificó y tronchó alguno de ellos, como el antiguo Cabildo, pueden hacerse recorridos evocativos, para vivir las emociones derivadas de recorrer los lugares por donde más transitaron los principales protagonistas del definitivo bullir independentista. Conviene hacerlo con acopio de datos como lo se consignan más abajo.Las mayores coincidencias señalan como sede de las reuniones secretas de los revolucionarios (según las memorias escritas por contemporáneos a esos hechos y documentos diversos) es la que se conoció como la Jabonería de Vieytes.No está en pié y el edificio de departamentos que fue erigido en el lugar, cayó bajo la piqueta y a la parcela le pasó por encima la avenida 9 de Julio (en la década del ?60). El edificio de departamentos aludido estaba plantado de cara al norte de la calle México 1050 al 1068. La ubicación es la cabecera de la arbolada plazoleta central de la avenida; exactamente a 34º36'55.23" de latitud Sur y 58º25'51.52" de longitud Oeste.
Actualmente no existe señalamiento alguno de lo que debiera ser un lugar reverenciado y está descuidado. Queda el basamento donde estuvo una plaqueta que no fue repuesta, y un monumento de un prócer que no tiene identificación alguna, pero no es Vieytes y tampoco se parece al Rodríguez Peña que se yergue en la plaza homónima capitalina.La jabonería llegó a ser un edificio de dos plantas, y el comprador Nicolás Rodríguez Peña debió hacerle reformas porque allí funcionaba ?la panadería de Videla?. La adquisición fue plasmada por escritura del 16 de octubre de 1807 por 2387 pesos y 3 reales, según figura en el protocolo del notario Inocencio Agrelo (investigación de Manuel Carlos Melo). El terreno tenía 30 varas de frente a la calle de San Bartolomé (llamada luego Agüero y finalmente México) por 60 de fondo, que incluía caballeriza. Rodríguez Peña ?que venía de a caballo desde su quinta en la hoy calle Callao? asoció a Juan Hipólito Vieytes para fundar su fábrica de jabón. Era a la vez la vivienda de Vieytes, su familia y la servidumbre, pero la parte industrial funcionó como excelente pantalla para encubrir las reuniones de los revolucionarios que comenzaron en los albores de 1808.A fines de ese año debieron suspenderse, ya que el virrey Santiago de Liniers hizo apresar en Montevideo al joven cirujano inglés Diego Paroissien que traía ?desde el Janeiro? mensajes revolucionarios y comprometedores mandados por Saturnino Rodríguez Peña para su hermano Nicolás y para Vieytes. Del sumario contra Paroissien, que también comprometió a Juan José Castelli, quedaron encarcelados el cirujano inglés y Rodríguez Peña. Este último fue enclaustrado en un calabozo del cuartel de Cántaros ?que también llamaban Montañeses? donde casi muere de nefritis.

Hace exactamente 203 años, el de día de Nochebuena de 1808 fue embargada la jabonería y el inventario (documento en el Archivo General de la Nación) demuestra que se estilaban grandes reuniones, no sólo por la vajilla, sino por las 32 sillas inglesas de sala (también embargaron a los africanos Joaquín, Juan y José).En 1815, a raíz de la revolución contra Carlos María de Alvear, Vieytes fue desterrado y murió ese mismo año. Nicolás Rodríguez se instaló en San Juan y luego en Santiago de Chile donde murió en 1853. Sus sucesores vendieron el edificio de la jabonería en 1868.Vale la pena un paseo por la plaza que lleva su nombre sobre Callao entre Marcelo T. de Alvear y Paraguay. En la calle Azcuénaga 1100 de Vicente López, se conservan los portones de la quinta del Paladín de la Revolución, que adquirió en remate en 1799. Para él la revolución fue una ilusión efímera y de final cruel: murió de cáncer a la lengua en 1812. A su vez Miguel de Azcuénaga tuvo su quinta en el mismo lugar donde hoy se asienta la residencial presidencial de Olivos.Las búsquedas explorativas para la evocación son múltiples. Un próximo paseo puede ser dar con el solar de Mariquita Sánchez de Thompson y luego viajar hasta el museo donde está su pianoforte donde se ejecutó por primera vez el himno nacional.
por Francisco N. Juárez

2 comentarios:

  1. Buenas, le escribo de una publicación de San Antonio de Areco. Queríamos solicitarle la nota en cuestión para publicarla con motivo de los 250 años del nacimiento de Vieytes.

    Gracias.

    Nuestro mail: diasdeareco@gmail.com

    ResponderEliminar
  2. El Pianoforte ha sido restaurado con el asesoramiento del gran Pianista José Luís Juri, quién además realizo la 1ra. grabación en CD de las composiciones de Juán Bautista Alberdi.

    ResponderEliminar