EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES
El
Jardín de las Hespérides era el huerto de Hera en occidente, donde crecían en
un solo árbol o una arboleda de manzanas doradas que otorgaban la inmortalidad.
La
diosa Hera tenía en propiedad, según la mitología griega, un hermoso jardín que
contaba con un arbol que daba manzanas de oro que proporcionaban la
inmortalidad, regalo de bodas de la diosa Gea a Hera.
Las
Hespérides eran las hijas de Atlas y de Hesperis, también conocidas como las
Atlántides. Sus nombres eran Egle, Eritehia, Hesperia y Aretusa. Su misión era
la de custodiar las manzanas de oro de las que se decía provenían las
brillantes y hermosas luces de la puesta del sol.
El
origen de estos dorados frutos proviene de Gaia, la Madre Tierra, quien las
creó para celebrar la unión en matrimonio entre Hera y Zeus, los dioses del
Olimpo. Su cuidado fue encomendado a las Hespérides y así se encargaban de anunciar
el final del día con sus dorados rayos y el inicio de la noche de bodas. De
hecho, los griegos consideraban la manzana como un símbolo del amor.
Estas
diosas del ocaso eran criaturas juguetonas a quienes les encantaba cantar y
tocar dulces y alegres melodías. Se decía que, al igual que las sirenas,
atraían a los hombres con sus canciones y luego los enloquecían.
La
famosa “manzana de la discordia” causante de la guerra de Troya, fue robada del
Jardín de las Hespérides por Eris, diosa del conflicto, la lucha y, como no, la
discordia.
El
jardín, pronto se convirtió en algo muy valioso para Hera, tan valioso que ya
no confiaba en las 3 ninfas para que cuidaran de él ya que además estaban
desperdiciando sus manzanas.
Encargó
otra custodia, el dragón Ladón de 100 cabezas, que enroscaba su cola al tronco
y jamás dormía.
Hercules
fué obligado por Euristeo a robar las manzanas del jardín de las Hespérides en
el trabajo número 11 de los 12 que le encomendó.
Esta
obediencia a Euristeo se debe a que la diosa Hera castigó a Heracles y le
obligó a hacer los 10 trabajos que le encomendara Euristeo (que acabaron por
ser 12).
El
trabajo finalmente lo hizo el titán Atlas, quien decia saber donde encontrar el
jardín y robar las manzanas a cambio de que Heracles sostuviera los cielos
durante el tiempo que durara el trabajo.
Atlas
consiguió matar a Ladón y robar las manzanas, pero no queria volver a cargar
con el peso de los cielos sobre sus hombros.
Cuando
volvió junto a Heracles fué engañado por este, diciendo que le aguantara los
cielos un momento para que pudiera colocarse la capa sobre los hombros. Atlas
accedió a la petición, y Heracles aprovechó para coger las manzanas y huir.
De
las heridas de Ladón brotaban gotas de sangre, y cada una dió vida a un dragón.
Estos arboles-dragón tienen un tronco muy grueso del cual surge de pronto un
racimo de ramas retorcidas que recuerdan a las 100 cabezas de Ladón.
Tiempo
después, la diosa Atenea, devolvió las manzanas al jardín de las
Hespérides.
La
ubicación del Jardín de las Hespérides no está del todo claro. Algunos creen
que estaba cerca del Monte Atlas. Otros lo sitúan en Arcadia, en Grecia.
También dicen que son las mismísimas Islas Canarias y Madeira. El nombre de
Atlántides nos recuerda a la mítica Atlántida…
Lugares
similares al Jardín de las Hespérides aparecen en muchas culturas. La idea de
un paraíso custodiado por bellas mujeres, dotadas de gran talento e
inteligencia no es sólo cosa de los griegos. Es un mito universal.
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