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viernes, 27 de octubre de 2017

EVITA PERÓN: "NOS SOBRAN ALCAHUETES Y NOS FALTAN REVOLUCIONARIOS"

EVITA PERÓN: "NOS SOBRAN ALCAHUETES Y NOS FALTAN REVOLUCIONARIOS"

EVITA PERÓN: NOS SOBRAN ALCAHUETES Y NOS FALTAN REVOLUCIONARIOS"

Cafiero que fue un joven ministro del segundo gobierno de Perón contó una anécdota con Evita que sucedió cuando ella se encontraba enferma y guardaba cama gran parte del  tiempo. Alguien le había dicho erróneamente al ministro que Perón vería con buenos ojos que designara al Coronel Benito Bernalcázar en algún puesto dependiente de su ministerio por lo que lo designó en la Junta Nacional de Carnes.
Eva lo mandó a llamar a la Residencia y lo encaró duramente porque era contraria a esa designación acusando al coronel de traidor y también le advierte, sabiendo los vínculos de Cafiero con la Iglesia, que sus amigos clericales andaban conspirando contra el gobierno, aunque Cafiero no lo dice es posible que este cuestionamiento también haya sido una advertencia para el mismo ministro.
Eva le disparó la siguiente contundente frase: “¿Se acuerda que le dije de mi esperanza en usted y en los jóvenes? No se equivoque, Cafiero usted es uno de esos jóvenes. No quisiera que me defraude…”.
El ministro intentó explicar que el designado era cercano a Perón y Eva lo cortó diciendo: “-Cercano, nada, Cafiero. ¿Sabe cuántos traidores hay al lado de Perón? ¿O usted no sabe que nos sobran alcahuetes y nos faltan revolucionarios? Usted es joven, pero no es tonto ¿Sabe usted lo que significa lealtad?”.
Luego continuó con un párrafo que podríamos considerar profético: “-¿Sabe lo que yo sería capaz de hacer por Perón? Ahora mismo, mandaría al diablo a los médicos que no me curan y me iría de rodillas a Luján a rezar por el General. Porque él es la única esperanza de este pueblo. La única razón de ser de los pobres y humildes de la Patria. Sin él, los oligarcas y los vendepatrias van a vivir la hora de la venganza. Acuérdese de lo que le estoy diciendo. Usted lo va a ver y yo no. Esa es mi única tristeza”.
El golpe de estado de 1955 le dio la razón, a continuación le mostró parte del escrito que se conocería como “Mi mensaje”, como mucho después de su muerte se dudó sobre la veracidad de este texto, esta mención de Cafiero confirma su existencia.
Al mostrarle ese trabajo le dijo: “-Vea, estoy escribiendo algunas cosas antes de morir para advertir al pueblo los días que vienen y los peligros que corren…”.
Cafiero reflexionó: “Adiviné su escritura despareja y alterada en cada una de las hojas. Me leyó textos que me sobresaltaron. Eran muy duros, casi incendiarios, contra los militares y ciertas jerarquías de la Iglesia”.
Luego de la reunión Cafiero fue a la casa de sus padres a almorzar, mientras estaba comiendo recibió una llamada de Eva que se disculpó por haber hablado con bastante dureza y se disculpó: “-Cafiero, le pido perdón. No he estado bien con usted. Quiero que sepa que yo soy muy católica. Que tengo tres devociones en mi vida: la virgen de Luján, el General Perón y los trabajadores argentinos…Pero hay curas… y hay militares traidores que se dicen peronistas. Ellos están agazapados a la espera del zarpazo que nos arranque estos años de felicidad… Nunca se olvide de esto… Sea siempre leal a Perón… La lealtad es el mayor valor de los peronistas. Por eso, el 17 de octubre, nuestro día, es el Día de la Lealtad…Comprenda mi enojo… Mi amor por Perón y el pueblo pueden más que todo…”.

En ese momento rompió en llanto, fue la última vez que Cafiero habló con ella, que a continuación procedió a suspender la designación del funcionario cuestionado.

“ESTOY MUY MAL” Una anécdota de los últimos días de Evita

“ESTOY MUY MAL” Una anécdota de los últimos días de Evita


“ESTOY MUY MAL” Una anécdota de los últimos días de Evita


El jueves 25 de junio, Irma me llamó por teléfono para avisarme que la señora me esperaba a las 12 del mediodía. Como de costumbre me fui con el maletín hacia la residencia, pero no le hice las uñas.
-La mandé llamar, Sarita, para darle un recuerdo mío –me dijo.
Extendió la mano y tomó un pequeño estuche azul que estaba sobre la mesita de luz. Era una pequeña medalla de oro, de unos tres centímetros de diámetro. De un lado tenía el rostro de ella; del otro, la leyenda ‘Eva Perón a Sara Gatti. 1952’.
-Úsela como recuerdo mío, en su cadena –me dijo.
Ese día la vi por última vez.
Eva Perón vestía un pijama color celeste. No usaba joyas, salvo la alianza. Tenía el cabello largo, las trenzas sueltas. Últimamente no iba a verla el señor Alcaraz, su peinador. Ese día había sufrido mucho.
-Quédese un rato con la señora –me pidió Irma.
-Estoy muy mal, Sarita –me dijo Eva Perón.
-Tenga paciencia –la consolé-, pronto se va a poner bien.
-No. Ya no…
No pude contener las lágrimas. Busqué un pretexto y salí de la habitación. En la calle había un silencio impresionante.

Sara Gatti (manicura de Eva Perón)

Otelo Borroni/Roberto Vacca, La vida de Eva Perón, Editorial Galerna, 1970

Fuente: https://www.facebook.com/evaperonanecdotasdesuvida/photos/rpp.164412483683366/709660402491902/?type=3&theater

sábado, 14 de mayo de 2016

PORQUE PERON ELIGIÓ A CAMPORA COMO PRESIDENTE, CONTADO POR TESTIGO Y PROTAGONISTA

PORQUE PERON ELIGIÓ A CAMPORA COMO PRESIDENTE, CONTADO POR TESTIGO Y PROTAGONISTA

PORQUE PERON ELIGIÓ A CAMPORA COMO PRESIDENTE, CONTADO POR TESTIGO Y PROTAGONISTA
En un reportaje que le hace a Emma Tacta de Romero el periodista Luis Alarcón del diario EL LIBERTADOR de Corrientes, esta responde como fue la elección de Perón del candidato a Presidente en 1973, de la que fue testigo presencial y protagonista su cónyuge, Julio Romero.


PORQUE PERON ELIGIÓ A CAMPORA COMO PRESIDENTE, CONTADO POR TESTIGO Y PROTAGONISTA
Entre las anécdotas políticas, sus experiencias junto a Juan Domingo Perón y Eva Duarte de Perón son las más significativas, las que convierten a Emma Tacta, viuda de Romero, en una historia viviente del peronismo. No sólo del peronismo correntino, sino también nacional.
No basta una sola entrevista para agotar el rico anecdotario que doña Emma guarda en sus alforjas. Esta conversación con EL LIBERTADOR, aunque limitada en sus alcances, se desarrolló del siguiente modo:
-Dice Juan Bautista Yofre en su libro La trama de Madrid que hubo dos figuras importantes en la designación de Héctor Cámpora como candidato presidencial del peronismo en 1972: Jorge Antonio y Julio Romero, su esposo. ¿Qué hay de cierto?
-Totalmente cierto. Jorge Antonio era un empresario muy amigo de Perón. Y por otra parte nuestro líder tenía una alta consideración por mi esposo, tanto en así que lo nombró su consejero y asesor.
-¿Y por qué Cámpora?
-Porque Perón les había comentado que si él no podía ser candidato (como efectivamente ocurrió en aquel momento), le gustaría que fuera un peronista que pudiera interpretar fielmente los principios del peronismo y llevarlos a la práctica, tal cual él mismo lo haría. Cámpora era la figura que en aquel momento reunía mejor que nadie esas condiciones.
-¿Julio Romero le aconsejó entonces a Perón el nombre de Cámpora como candidato a Presidente?
-Así es. Perón tenía mucho respeto por la opinión de don Julio. También a mí, como muestra de gran confianza me designó como apoderada nacional del justicialismo antes de ser yo justicialista.
-¿Usted estaba en ese momento?
-Claro. Una noche, por esas circunstancias de la vida, estábamos cenando en la residencia de Perón en Madrid y él nos comentó eso que le dije. Dijo algo así como "me gustaría que, si yo no puedo ser candidato, que sea un hombre que haya entendido a fondo el peronismo; que entienda que hay que gobernar para los humildes, los ricos, los discapacitados…todos".
-Entonces el General les pidió que le aconsejen a alguien…
-Le pidió un consejo a mi marido, incluso a mí, que estaba presente. Con esas condiciones y por su gran su humildad, el hombre que quería Perón en ese momento era indudablemente Cámpora.
-¿Recuerda quién más estaba en esa cena?
-Estaban Isabelita, el secretario José López Rega y alguien de la provincia de Santa Fe, cuyo nombre no recuerdo.

viernes, 29 de enero de 2016

EL SECRETO DE EVITA UNA CARTA INEDITA DE SU CONFESOR, EL PADRE BENITEZ TODO LO QUE PROVOCA EL TEXTO

EL SECRETO DE EVITA
UNA CARTA INEDITA DE SU CONFESOR, EL PADRE BENITEZ TODO LO QUE PROVOCA EL TEXTO
Datos de un extraño sentido


Por Marta Cichero
 A fines de 1991 el libro Cartas peligrosas estaba terminado: salí de la casa de piedra del padre Hernán Benítez en la calle Blas Parera apretando una carpeta con las cartas inéditas de su correspondencia con Perón. Hacía dos años que visitaba al sacerdote con regularidad, sometiéndome a cariñosas pruebas e ignorando cuándo iba a calificar. En cuanto cerré el portón de su casa, sentí la resistencia de la tarde calurosa y mis latidos rápidos. A la distancia me veo como quien ve su infancia: creí tener una clave sobre la violencia de los años '70.
Poco antes de la impresión del libro, el padre Benítez me dio otro documento. Era una carta a Blanca Duarte de Alvarez Rodríguez, fechada el 3 de enero de 1985. Me pidió enfáticamente que la publicara. Al leerla por primera vez me detuve en el relato de los últimos momentos de la vida de Evita que él tantas veces me había contado, impresionada por el dato de que un débil responso había dado aviso de su muerte a la gente reunida sobre la avenida Libertador en silencio. Que Evita tuviese un secreto me pareció muy propio de una heroína histórica o literaria, pero nunca me interesó conocerlo por un pudor parecido al que uno siente cuando ve a otro ser humano expuesto por una enfermedad y conoce por primera vez sus mucosas y sus líquidos. El se reía cuando algún biógrafo o biógrafa le pedía una pista acerca del secreto, lo consideraba vulgar. Decía que jamás iba a traicionar el juramento y a la vez jugaba conmigo y me preguntaba: "¿Usted qué piensa que es?". Una maternidad frustrada es una conjetura que se puede verificar con una prueba científica. Benítez llegó a conocer el reclamo de la hija conjetural y sólo refutó el argumento: "Si Evita estaba inconsciente cuando nació la hija y pensó que había muerto, ¿por qué habría de sufrir?".
El hecho es que por algún motivo él le daba más importancia a este documento que a todos los otros que me había entregado. Lo supe cuando se publicó el libro y leyó la carta a Blanca criminalmente fragmentada por mí, porque no me pareció pertinente en un libro político. Un agudo corresponsal extranjero me preguntó en estos días si yo había respondido a ese mandato de dar a conocer las extrañas coordenadas que aparecen en la carta. Creo que no. Siempre pensé que el confesor había querido demostrar que Eva Perón sobrellevaba un trágico dolor, como algunos santos. Pero hay otros datos cargados de un extraño significado en esa carta --que Blanca Duarte negó haber recibido-- como el que alude a la casa de la calle 3 de Febrero que aún pertenece a la familia Duarte; los omití en el libro y considero que deben difundirse.


(*) Escritora. Autora del libro Cartas peligrosas.

domingo, 9 de agosto de 2015

DOS MÁQUINAS DE COSER, EN VEZ DE UNA, DOS: Una anécdota de EVITA PERON

DOS MÁQUINAS DE COSER, EN VEZ DE UNA, DOS: Una anécdota de EVITA PERON


EVA PERON


Una de las ayudas que entregaba la Fundación, eran las máquinas de coser. Un instrumento invalorable para muchas familias argentinas de aquel entonces, porque significaba la posibilidad concreta de arreglar en casa, sin gastos extras, la ropa dañada, fabricar la propia y algo importantísimo, era una herramienta de trabajo con la cual se ganaba el sustento muchísima gente.

Leemos lo siguiente:

“…Cierto día se presenta una anciana ante los encargados de conceder las audiencias. Era cara conocida, como que había estado ya con Eva unos días antes. Los empleados le dicen:

-Mire abuela, la señora no podrá recibirla hoy. Tiene mucho trabajo.
-Yo no quiero nada…Sólo quería verla a Evita. Por favor, déjeme verla…

Eva Perón, con el oído atento, ha escuchado el diálogo. Se asoma a la sala de espera y hace pasar a la anciana; cuando esta se va, lleva consigo una máquina de coser. Al fin de la jornada, el empleado de audiencias se acerca a Eva y le dice:

-Perdone señora…Yo no quería dejar pasar a la viejita porque en este mes ya ha venido dos veces y aprovechándose de su bondad ha conseguido dos máquinas de coser en vez de una. Se aprovecha de su bondad, señora.
Eva, con tristeza pero con energía le responde.
-Mirá…a estas pobres, durante siglos les han negado todo…todo, ¿entendés? Y ahora, vos te hacés problema porque agarra dos veces una misma cosa; al fin y al cabo sólo lleva un instrumento de trabajo.


Una visitadora social comprueba más tarde que la presunción generosa de Evita no ha sido defraudada: madre e hija pedaleaban infatigablemente en las dos máquinas.”

miércoles, 3 de junio de 2015

JULIETA LANTERI La primera mujer que votó en la Argentina

JULIETA LANTERI La primera mujer 

que votó en la Argentina



Fue en 1911. Todavía no estaba permitido el voto femenino. Para la elección de legisladores de ese año, Buenos Aires convocó, como era usual, a la inscripción en los padrones. Podían hacerlo los ciudadanos mayores de 22 años, residentes en el municipio, con ingresos provenientes de comercio, industria o profesión liberal, y acreditaran pagar impuestos. Nada se establecía respecto al sexo. Se percató de ello, y Lanteri se inscribió en la parroquia de su domicilio, (Buenos Aires estaba dividida en parroquias en ese entonces), en la Parroquia San Juan Evangelista de La Boca, y el dia de las elecciones, el 26 de noviembre de 1911, sufragó. 

El presidente de mesa, Dr. Adolfo Saldías, afirmó cuando la saludaba: “me congratulo en ser el firmante del documento del primer sufragio de una mujer en el país y en Sudamérica”.
Al día siguiente la noticia salió en los principales diarios del País, La Nación y La Prensa entre ellos.
Obviamente, poco después, se sancionaba una norma prohibiendo el voto de las mujeres, justificando su sanción en que el empadronamiento era propio del enrolamiento en el registro para el servicio militar. Cuando lo intentó, no se le permitió enrolarse, aunque lo intentó hasta con el Ministro de Guerra.
Julia Magdalena Ángela Lanteri, más concretamente, Giulia Maddalena Angela Lanteri, nació en Briga Marittima, provincia de Cuneo, Italia, 22 de marzo de 1873. De muy chica emigró a la Argentina. Mediante permisos especiales fue la primera mujer en estudiar en el Colegio Nacional, luego se recibió de farmacéutica (1898), y siempre con autorizaciones especiales, en  1907 se recibe de mádica, siendo la 5º. en lograrlo.  Cecilia Grierson había sido la primera.
Junto a su amiga Raquel Camaña, Elvira Rawson de Dellepiane, Petrona Eyle, Sara Justo, Cecilia Grierson y Adelia Di Carlo funda el primer Centro Feminista, y es organizadora del Congreso Femenino Internacional de 1910.
Incansable, la Lanteri como la llamaban en la época, quiso presentarse en 1919 como candidata a diputada. No se homologó su candidatura. Disconforme, organizó una manifestación que juntó a más de cuatro mil personas, donde se hizo un simulacro de votación que la hizo famosa entre todas las sufragistas del mundo.
Por ello, Juan B. Justo la incluye en  1920 junto a Alicia Moreau de Justo en la lista del Partido Socialista Argentino.


Posteriormente funda el Partido Feminista Nacional y  se postula a diputada y senadora  en varias oportunidades. Hacia campaña con la consigna “En el Parlamento una banca me espera, llevadme a ella”.
El 23 de febrero de 1932, en confuso episodio,  la Dra. Lanteri es atropellada mientras caminaba por la Diagonal Norte, en pleno microcentro de Buenos Aires, por David Klapenbach. Este huyó de la escena del crimen. La cronista y escritora Adelia Di Carlo denunció que Klappenbach era miembro de la Liga Patriótica Argentina, un grupo paramilitar de extrema derecha, y que no se trató de una accidente como lo caratuló la Policia, sino que fue un "accidente de un vehículo marcha atrás", un eufemismo para denunciarlo como asesinato.
Su funeral congregó a millares de personas que acompañaron el cortejo hasta su morada final.

Su lucha no quedó trunca. Diversas mujeres la continuaron hasta que Evita (María Eva Duarte de Perón) la toma, y pese a su predicamento, tuvo que rodear el parlamento con mujeres y adictos, afirmando que no se moverían de allí hasta que no fuera sancionada la ley que otorgaba el voto a las mujeres. Así, en 1947 es sancionada la Ley 13.010, que permitió a las mujeres acceder a las urnas, participando políticamente en el sistema democrático argentino.







lunes, 27 de abril de 2015

“LA TIENDA DE LAS DELICIAS.” La prehistoria de la Fundación Eva Perón.

“LA TIENDA DE LAS DELICIAS.” 
La prehistoria  de la Fundación Eva Perón.


La residencia presidencial en 1946, cuando asumió Perón era el Palacio Unzué. Los trabajadores y los pobres conocían su ubicación y comenzaron a tocar el timbre de la Residencia Presidencial en Buenos Aires.
Después del golpe militar de 1955 que derrocó a Perón, los militares destruyeron la Residencia. Ahora es el sitio de la Biblioteca Nacional.
Como Evita fue siempre Evita, a pesar de los intentos de los historiadores de tratar de donde surgió su amor a sus descamisados comenzó a buscar solución a los problemas y necesidades del pueblo que se congregaba afuera de la Residencia Presidencial.
Evita, para el enojo de las “señoras gordas” de la aristocracia local, no estuvo nunca dispuesta a ser una primera dama tradicional.
Todos los días se juntaba frente a la Residencia Presidencial  cientos de mujeres con hijos pequeños, mayores y personas lisiadas, “los olvidados y rechazados de la sociedad” que formaban largas colas alrededor de las elegantes rejas de la casa del Presidente. Evita se dio cuenta de que tenía que buscarles una ayuda inmediata. Comenzó a comprar comida y ropa con su propio dinero y amontonar los paquetes en un garage vacío de la Residencia. Cuando los sindicatos se enteraron, comenzaron a mandar contribuciones “desde azúcar hasta zapatos”.
Cada noche, cuando Perón ya estaba acostado, Evita, su secretario privado, Atilio Renzi, su mucama, Irma Ferrari, el cocinero Bartolo y dos mucamos, Sánchez y Fernández, trabajaban hasta el amanecer para empaquetar la mercancía. Un día Perón visitó el garage y se sorprendió al ver que la mercadería era nueva. 
“Por supuesto,” contestó Evita. “Algunas cosas las compro yo con mi dinero y otras son donadas por personas que nos quieren ayudar.” “¡Es una verdadera delicia para los necesitados!” exclamó Perón y de allí en adelante el garage fue bautizado con el nombre “La Tienda de las Delicias.”



Después del golpe militar de 1955 que derrocó a Perón, los militares destruyeron la Residencia. Ahora es el sitio de la Biblioteca Nacional.

sábado, 14 de febrero de 2015

EVITA por PERON

EVITA por  PERON



En el año 1967 Eugenio Rom le efectúa un interesante reportaje al General Perón. Este lo publica posteriormente en su libro “Así Hablaba Perón”
Buenos Aires, 1980.
En éste,  el General habla por primera vez de Evita. Leámoslo:
  
'....Yo, ya para esa época, contaba con el inestimable apoyo de Evita. Siempre he sido muy remiso a hablar sobre ella. Más que eso, creo que es la primera vez que lo hago en esta forma.
   Yo entendí enseguida, que era realmente Evita.
   Era puro amor por el pueblo.
   Era una maravilla. Una muñeca de belleza, acompañada de una tremenda fe. Esa fe, estaba depositada en su amor al pueblo y en su amor por mí. Porque en mí, veía ella la encarnación de ese amor popular.
   Porque fue eso. Fue amor, lo que nos unió al pueblo, a Eva y a mí. Juntos iniciamos el camino. No fue fácil para ella. Había luchado desde abajo.
   Un día llegó, al lado mío; era una chiquilla. Tenía luz en los ojos. Era capaz de todo por su pueblo. Luchó hasta morir por ellos. Hizo de su vida lo que quiso el pueblo.
   Hizo una entrega total y absoluta. Tanto fue así que le costó la vida. Ella se fue en su momento. Yo me iré en el mío. Pero lo que hicimos no se puede destruir con la muerte.
   Cada uno de los tres, el Pueblo, Eva y Yo, en el otro que subsista, vivirá, y el pueblo será el que nos sobrevivirá.
   Pudo ser una princesa. Pudo tener el mundo a sus pies. Pero, prefirió ser la madre de los pobres y los descamisados. De los niños desamparados y de los ancianos. Era realmente una santa.
   Los humildes la adoraron y ella tomó como único precio por su vida, ese cariño. Lo prefirió a cualquier otra cosa en el mundo. Esta elección, la hizo ella sola. Absolutamente.
   No le fue fácil, pobrecita. Era una mujer muy frágil físicamente. Pero dio todo de sí.
   Nunca esperó nada ni pidió nada. Nos quiso y eso fue todo. Nunca nos dejará. Y siempre la necesitaremos.
Ella también nos necesitó tanto.
   Estará siempre con nosotros.
   Siempre.'
Juan D. Perón

Fuente: “Así Hablaba Perón” de Eugenio P. Rom
A. Peña Lillo Editor
Buenos Aires, 1980


viernes, 23 de marzo de 2012

¿No era hermosa?

Fotos de Evita jovencita (y actriz)





jueves, 23 de febrero de 2012

VIVO Y DIRECTO



El 17 de octubre de 1951 fue el último Día de la Lealtad para Evita. Su voz, valiente y ensayada, escondía no con mucha efectividad una profunda angustia por saber perdida la batalla contra su cuerpo. Tras ella y de cara a un mar de cabecitas explotando la Plaza de Mayo, un estrambótico aparato con la leyenda de Canal 7 capturaba su discurso para que sea visto al mismo tiempo por un grupo de pocos privilegiados lejos de allí. Ambos estaban haciendo historia. La leyenda escribía su epitafio en vida, mientras la televisión nacía en nuestro país, justo a tiempo para dejar constancia. 
Hoy y siempre, televisión, política y fútbol se ayudaron y correspondieron cuando se necesitaron. Son hermanos de sangre, hijos de la misma pasión popular que los ha trascendido. No fue de extrañar entonces que luego de Perón y Evita, la segunda transmisión importante en nuestro país haya sido un cotejo de Primera División. Hasta entonces, el fútbol en la caja mágica solo existía en los memorables reportes de Sucesos Argentinos, que mostraba de a puchitos el match mas importante de la semana. Todo cambió de pronto, y allí estaba River, como también lo estaría casi 40 años luego, cuando la AFA inauguró ese fabuloso negocio llamado Televisión Codificada.
 
El alma mater de la criatura fue Jaime Yankilevick, un inmigrante búlgaro llegado al país en los años 20. De su cabeza salieron las primeras ideas que alentaron la aventura de la TV en Argentina. Fue él quien trajo los equipos desde Estados Unidos con los que se montaron las primeras transmisiones. El desafío asomaba quijotesco, no solo por la dificultad propia de un evento en vivo, sino porque la plaza de televisores reducía enormemente la cantidad de hipotéticos receptores. La inexperiencia del personal en estas producciones fue suplida con una inclaudicable voluntad por tapar los agujeros que minuto a minuto fueron surgiendo.
 
Minutos antes del pitazo inicial del juez británico Robert Cross, Ernesto Veltri dio la bienvenida a la transmisión formal. Veltri era todo un personaje de esos años, y se había dedicado al relato deportivo previa incursión como cantante de tangos durante buena parte de la década del 40 bajo el nombre artístico de Néstor Del Campo. A su lado estaba el ya veterano Enzo Ardigó, un uruguayo símbolo del periodismo radial de todos los tiempos, aportando la claridad conceptual que lo distinguió por años en el comentario deportivo.
 3 cámaras fueron dispuestas en la platea oficial del Gasómetro de Boedo. Una a la altura del círculo central y las dos restantes en línea a ambas áreas. Estaban conectadas al camión de exteriores que llevaba la señal a los receptores. Nicolás Del Boca (papá de la actriz Andrea Del Boca) fue el tipo más ocupado de la tarde. A su cargo estaba el comando de una de las cámaras, pero además, la dirección de las mismas, o sea, decidir cual de las 3 cámaras salía al aire.
La manija periodística de este hecho histórico hizo que no se hable de otra cosa más que del partido en los días previos. Unos 35 grados centígrados martillaban el Wembley Porteño ese domingo 18 de noviembre de 1951. Muchedumbres colmaban Avenida La Plata y Las Casas, pugnando por ser parte de las casi 60.000 personas que esperaban un partido anunciado como clave. El River de Minelladebía ganar para igualar en la cima de la tabla al sorprendente Banfield que en esa 33ª fecha quedaba libre, pero se quedó apenas con un empate agridulce. Faltando 15 minutos para el cierre, luego de un penal dudoso de Oscar Basso a Ángel Labruna, Santiago Vernazza lo empató fusilando a Blazina con uno de sus habituales remates de derecha. Lo festejó sin coreografías para la cámara, apenas levantando la mano y volviendo al circulo central. No era de buen colega festejar un gol de penal. 
Carrizo; Ramos y Soria; Yácono, Venini y Ferrari; Vernazza, Pizutti, Gómez, Labruna y Loustau vistieron la banda. Blazina; Martínez y Basso; Cívico, Zubieta y Fontana; Picot, Maravilla, Benavídez, Farro y Silva usaron la azulgrana. Se desconoce a ciencia cierta que cantidad de personas vivieron las incidencias del partido desde la TV. Un receptor era en ese tiempo un artículo de super lujo, habitual solo en las casas de potentados o en algunos bares y restaurantes de alta clase. Una cosa es segura. Con mucho o poco rating, la televisión había llegado al fútbol para quedarse.
 
A los 15 minutos del primer tiempo, el delantero de San Lorenzo José Cristóbal Maravilla cabeceó al gol un centro de Ernesto Picot. Con Carrizo indefenso, al seguro trayecto del balón a la red se interpuso el volante de River Héctor Ferrari quién con una providencial chilena mandó la pelota afuera en la misma línea de sentencia. Hubo protestas y dudas que concluyeron finalmente 7 minutos después con la convalidación del tanto por parte del juez. El incidente quedó como una simple anécdota recordada por los pocos testigos vivos del evento.
Imagínense esa jugada hoy en día, con 20 cámaras estratégicamente ubicadas, alimentando el show de polémicas, telebines y discusiones baratas a lo largo de toda una semana. Con periodistas pidiendo cortes de cabeza a árbitros y líneas por un margen de error de 5 centímetros. A nadie se le hubiera cruzado por la cabeza hace 60 años. La tecnología mejoró la vida de las personas, lamentablemente no pudo hacer mucho por el buen gusto de las mismas.

miércoles, 27 de julio de 2011

Los vestidos españoles de Evita


SOCIEDAD /  Hasta el 28 de agosto se exhibirá en el Museo Larreta la colección de 50 trajes regionales que recibió en su viaje a la península en 1947. Un recuerdo con valor patrimonial a 49 años de su muerte.
El avión DC4 de Iberia aterrizó el 6 de junio de 1947 en el aeropuerto de Madrid. En él viajaban Eva Duarte de Perón y su comitiva, en el marco de una gira oficial que incluía otros países europeos. Fue en esa gira que recibió un regalo por parte del gobierno español, fuera de lo común, no por los objetos en sí, sino por la cantidad.

Agasajada y vitoreada por el pueblo español, que veía en ella la embajadora de un país que había ayudado a España con miles de toneladas de trigo en la crítica situación que pasaba por esos años, así llegó Eva a Madrid, que la recibió con todos los honores.

Durante los diecisiete días que permaneció en España los homenajes se fueron sucediendo día a día, pero fue la noche del 10 de junio, donde ocurrió el mayor de ellos.Ese día, representantes de cada una de las cincuenta provincias españolas desfilaron en la Plaza Mayor de Madrid obsequiándole un traje típico seleccionado y confeccionado especialmente para su visita. Cincuenta trajes, con sus correspondientes accesorios. Además de los vestidos, el regalo incluía los zapatos, los accesorios, la ropa interior y los estuches con joyas correspondientes a cada uno de ellos. Cincuenta trajes regionales femeninos hechos a mano, guardados en cincuenta canastos de mimbre con forma de mujer, especialmente diseñados para su traslado a Buenos Aires. Nunca antes, España había ofrecido una recepción popular tan importante a la esposa de un presidente.

Eva regresó al país el 23 de agosto de 1947, y con ella, los trajes que había recibido como regalo en Madrid. Los cincuenta trajes fueron exhibidos por primera vez en el Museo Nacional de Arte Decorativo bajo el título “Trajes de España. Colección Doña María Eva Duarte de Perón”. La exhibición tuvo una gran repercusión. Más de 150.000 personas desfilaron por las salas de la muestra. Al finalizar la exposición, los vestidos volvieron a la residencia presidencial de la calle Alvear. Para Evita esos trajes eran un motivo de orgullo. Cuentan que cuando se deprimía por la enfermedad que la aquejó en sus últimos años de vida, pedía que la llevaran al subsuelo para verlos nuevamente. El golpe de Estado del ’55 expropió todos los bienes de Perón y de Eva. Incluidos los trajes. En 1966, gracias a una protesta encabezada por varios artistas ligados al peronismo impidió que los subastaran. En 1967, mediante el decreto 3.894, se dispuso que los “trajes hispanos” pasaran a formar parte del patrimonio del Museo de Arte Español Enrique Larreta. Casi ochocientas piezas que componían la colección fueron transferidas al museo en una suerte de “envío confidencial” que sólo conocían su entonces directora, Isabel Padilla y de Borbón y unas pocas colaboradoras.

Los canastos con los trajes, junto con los maniquíes usados en la primera exposición, permanecieron guardados en el sótano del museo. Y ahí estuvieron “escondidos” durante años, hasta que fueron descubiertos, en medio de una incrédula emoción. Con la llegada de Perón al país, la directora envió a consultarle si consideraba oportuno que fueran exhibidos. “Que queden en el museo, pero todavía no es momento de mostralos”, le contestó Perón.

Finalmente en 1985, el público argentino pudo volver a ver los trajes españoles. Ese año, fue la primera vez que la colección se exhibía en el Museo Larreta. Hoy vuelven a mostrarse, en el museo que los guardó durante tanto tiempo, y en la semana que se cumplen 49 años de su muerte. Al recorrer la muestra viene la imagen de Eva, cuando parada frente a ellos, tocaba los trajes que nunca usó, pero que le traían de vuelta un tiempo feliz.

Fotos: Juan Marino y Museo Larreta

EVITA

viernes, 7 de mayo de 2010

EVA PERÓN Y EL DOLOR DE LOS POBRES

El padre Hernán Benítez, fue el confesor de Eva Perón y una de las personas que estuvo más cerca de ella y, también, quizás uno de sus mayores admiradores, reconociendo sus virtudes sin dejar de mencionar sus defectos. En el libro "Yo fui el confesor de Eva Perón", el Padre Hernán Benítez dedica dos capítulos exclusivamente a hablar sobre Eva Perón. Presentamos aquí el primero de esos capítulos, el capítulo IX titulado:


EVA PERÓN Y EL DOLOR DE LOS POBRES

- Padre, ha llegado su sábado más glorioso: Hábleme de Eva Perón.

- Existen tres Evas. La primera. según propia confesión, ‘mala actriz’de teatro y peor de cine, en cambio, se defendía bastante bien por radio. La segunda. La política. que acompañaba a Perón y cuyos no tenían mucho contenido, a decir verdad Pero la tercera era la que tenía pasión social tremenda. ¡Formidable! ¡Qué mujer! Estaba entregada totalmente a los desposeídos, abrazaba a los leprosos, cancerosos, tuberculosos... Yo estaba al lado de ella. yo, pastor de Cristo, me tiraba atrás. Pero ella no vacilaba. se entregaba y lo hacía de igual a igual, como hermana, no como las señoras de la Sociedad de Beneficencia. de los viejos tiempos... A la noche regresaba. tarde, a la madrugada. llena de piojos y liendres. ¡Tremendo! Su adhesión a los pobres era bárbara..

Mire, hijo, que quiere que le diga, nunca vi algo igual... Y recuerdo que un obispo me dijo una vez: - ¿No me explico como usted puede defender a una puta? Perdí los estribos. Le contesté que no dijera barbaridades, que ella era castísima y que yo lo sabía en mi carácter de confesor de Eva. Y ya desbordado le agregué: -Además, ¡ella no se preocupa de decir si usted es puto o no!

“Eva Perón le ganó a Dios el corazón, no tanto con edificar policlínicos monumentales, ni escuelas, ni hogares de tránsito, ni ciudades infantiles, ni barrios obreros, cuanto con darle su corazón al pobre. Yo la vi derrochar amor a los necesitados, el amor que redime a la limosna de la carga de injusticia que lleva implícita... Si sus aciertos fueron más o menos que sus errores, ¡que juzgue Dios! Pero es evidente que no por sus errores, sino por su aciertos la amó el pueblo apasionadamente como, por esos mismos aciertos y no por sus errores, la odió el antipueblo. Ela no comprendía pudiera apellidarse cristiana una civilización que cada año condena a morir de hambre a ochenta millones de personas, en la que los dos tercios padecen desnutrición y el 15 por ciento posee y goza de más bienes que el 85 por ciento restante. Incomprensible estado de injusticia social luego de dos mil años de predicación del Evangelio.

. ...Los Derechos Humanos no eran para Eva Perón un rosario de bonitos apotegmas ni de quiméricos ensueños. La defensa de esos derechos, cuando va de veras, importa un compromiso existencial. Importa una toma deposición. Importa una lucha cotidiana por un orden más justo. Ella no comprendía pudieran defender de verdad los Derechos Humanos quienes usufructúan gozosos los privilegios de la sociedad individualista liberal.

La defensa de los Derechos Humanos, desde la vida fastuosa, la mesa regalada. la mansión suntuosa, le parecía insulto cruel al pobre, a Cristo, al Evangelio. Su indisimulada enemistad respec¬to a las castas privilegiadas: oligarcas, jerarcas militares, altos prelados eclesiásticos, le nacía de no poder conciliar en su cabeza y menos en su corazón que quienes con las palabras defienden la igua1dad y fraternidad entre los hombres, las nieguen flagrantemente con sus vidas. Este compromiso dual, bifronte, de mascarada, la sacaba de quicio provocándole soflamas cargadas de virulencia”

Escuche bien, hijo. Esto se lo conté a Abel Posse, tal cual.

“En Eva se daba la rabia por la justicia. Una implacable voluntad de desterrarla. Lo hacía a la criolla, llevada por la furia santa. Y claro; cometía algunos errores. Al principio, cedió a vengan¬zas en el medio artístico y sindical Pero nunca concretó nada memorablemente grave.

Yo le pregunté alguna vez, por qué se había alejado de la Eva anterior y se había recluido (políticamente) en esa pasión absorbente de la ‘acción social directa’, la pasión de su tercera vida.

Eva me miró desorientada desde sus almohadas. Pensaba. Yo la había desconcertado con mi pregunta. Era como si le mostrase un espejo que reflejaba a otra persona. diferente de la que ella creía ser. No supo qué decirme.

Después con los años, meditando en el exilio prisión a que me condenaron mis pares por mí imprudencia peronista, llegué a la conclusión siguiente, a ver si me sigue. Cuando Eva sintió por primera vez el misterio -la fuerza- del poder en su mano, como un elemento para ejercer el sagrado mandato del bien, nadie, ni el mismo Perón, la pudo ya sujetar. Fue algo así como cuando se fugó de Junín. ¿Quién la hubiera parado?

Y oiga: en un país y en un tiempo en que el poder no era más que un instrumento para la gloria, el honor, el enriquecimiento personal o el orgullo, Eva vivió la fiesta del poder en su dimensión divina. Lo vivió como un amor supremo, hasta la locura. Hasta la última consecuencia.

...Ella se sentía representante de los que nunca se habían podido expresar, incluso en tiempos de democracia, las mujeres, los desamparados, los enfermos, los distintos... Sólo unos pocos, incluido por supuesto, el sagacísimo Perón, se dieron cuenta de que en Eva había estallado esa pasión transpolítica, una especie de vuelo místico. Eva, en su genialidad descubría el poder en su dimensión sublime: poder dar. Poder acompañar al que sufre. Poder hacer el bien. Poder alimentar y sobre todo, poder directo, como el de los santos medievales o la madre Teresa de Calcuta”

- ¿Usted entiende que era una santa?

- “No era una santa. No, no lo era. Menos que menos santa de altar. No corre el riesgo de que el Vaticano la canonice.¡Y a lo que habría llegado en caso de ser santa!

No renunció a las riquezas como los santos. Pero renunció al orgullo frente al pobre que crea la riqueza.

No renunció a los honores. Pero tampoco los aprovechó para escapar a su clase social dejando a los sumergidos en el atolladero.

Fue fiel a su pueblo. Fiel, porque amó al pobre y porque condenó al rico. No a éste por ser rico (ella también lo era) sino por ser enemigo del pobre (ella no lo era).

El amor al pobre, la pasión por la justicia hasta las cimas de la abnegación a que ella las llevó no pueden brotar ni de ambición, ni de egoísmo. ni de oscuro resentimiento social ni de ninguno de los siete pecados capitales. Sólo quien da la vida por sus hermanos los desposeídos y sacrificados puede tener confianza de que ama a Dios de verdad. Y ella dio la vida por los desposeídos y sacrificados.

Amaba a Dios de verdad.

El odio clasista la cubrió de infamias. Ese odio no perdonó ni sus sacrificios, ni su enferme¬dad..”

- ¿ Qué rasgo la definía a Eva, por sobre todo?

- La autenticidad, sin ninguna duda. Ella no se iba con vueltas. Esa anécdota que pone Posse en su libro la pinta de cuerpo entero... Yo se la conté... “Era un l4 de julio en que por azar me tocó acompañarla al festejo del día de Francia... Por un azar del tránsito el auto y la escolta se detuvieron frente a un Banco, en Cerrito, había una viejita mal entrazada, llorando, hablando con unos curiosos. Dio orden de esperar y bajamos. La viejita no entendía ni sabía explicar lo que le exigían en la sucursal del Banco. Le mostró a Eva el documento y entraron en el edificio. Eva caminó a lo largo del mostrador principal llevando por el hombro a la viejita llorosa. De pronto se oyó su voz terrible paralizando a los cagatintas y todo d movimiento del Banco, desde el gerente hasta el ordenanza:

- Díganme, señores, ¿quién de ustedes fue el hijo de puta que le dijo a esta señora que vuelva mañana?... No se iba con vueltas. Al pan, pan y al vino, vino. Y durísima. Pero en el trato de la residencia era delicadísima. En el largo y doloroso proceso de su enfermedad ganó en espiritualidad hasta en el lenguaje.

Ella bramaba contra los burócratas, contra los obsecuentes. Una mañana estaba furiosísima contra el ministro Méndez San Martín. Me dijo: ¿Quiere conocerlos? Estábamos en la residencia y el peluquero, ese famoso, la estaba peinando. Entraron los tres ministros. Ella me hizo una seña de complicidad y de pronto, dijo: - Ay, caramba. se me ha caído una perla. ¿Sabe lo que hicieron los tres? se agacharon y se pusieron en cuatro patas buscando la perla, los ministros. Y ella, mientras la seguían peinando, me miraba de reojo y se sonreía... Al rato, cuando le pareció suficiente la humilla¬ción, dijo: - Acá, acá está. Fin de la opereta. Ella no se iba con vueltas”

- Padre, me interesa aclarar un equivoco acerca del 17 de octubre ¿Participó efecti¬vamente Evita ese día, impulsando la movilización popular, como afirman algunos?

- No, hijo. Ella no intervino. Para nada. Evita no precisa que le agreguemos méritos que no tuvo, para ser lo extraordinaria que fue. Ella carecía de contactos y vínculos como para mover a la gente. Todavía no la conocían. Quiso gestionar la liberación de Perón y un permiso para salir del país, creo que un recurso de amparo y fue a ver a Román Subiza. Cuando vino Perón al Hospital militar, la mañana del 17, yo fui allí y me quedé hasta la noche, que fuimos a la Casa Rosada. Eva no estaba. él la encontró en su casa, cuando regresó. Pero si es elemental los únicos que podían favorecer la movilización eran los sindicalistas, los delegados... Aunque ella había dirigido un gremio, el de locutores de Radio”

- Fíjese, Padre, tanto se ha escrito sobre Evita y no se ha acentuado la importancia dc que este general que sintetiza Ejército Nacional con sindicatos obreros en un frente único antimperialista, se haya casado precisamente con una gremialista. Del mismo modo, tampoco se recalca la condición de hijos extramatrimoniales que tenían ambos, lo cual suponía humillación y marginación.

Efectivamente, esas condiciones de profesión y de vida parecen simbólicas de lo que fue el peronismo: la irrupción de los desamparados, de los marginados, ajenos al orden legal desde el campo militar y el campo obrero. Qué notable, ¿no es cierto?

- Dos palabras sobre “La razón de mi vida”.

Lo escribió Penella de Silva, estupendo, muy buen escritor. Ella lo conoció en Europa. durante su viaje. Después él vino a Buenos Aires. Yo tuve a sus hijas en mi curso de Antropología. Penella había escrito unos apuntes para una biografla de la señora de Roosevelt, el presidente norteamericano. ¿Sabía usted eso? Mire que es muy poco conocido. Ella le propuso que los adaptara para relatar su vida. Lo hizo y salió muy bien, requetebién. Pero escrito muy en español. Entonces, los borradores los tomó Mendé. Un escritor simple, sencillo y con un estilo muy de mujer, lo digo sin ánimo de crítica. El libro salió muy bien escrito. Pero tenía muchos inventos, muchas macanas. Mendé lo escribió pensando en quedar bien con Perón. Salieron cosas ridículas. Por ejemplo, en lo que se refiere a los días de octubre del ‘45, donde dice “No te olvides de los descamisados” ¡Qué descamisados ni que ocho cuartos! él no se acordó ese día. Quería el retiro e irse. El libro contiene, entonces, muchas falacias.

Fíjese la paradoja. lo digo siempre: ese libro lo leyeron millones de mujeres argentinas, menos una, la que aparece firmándolo”

- Volvamos a la Obra Social. Los opositores decían que era fácil hacer beneficencia con dinero ajeno. También decían que ella era muy orgullosa. ¿Qué puede decirme?

- “Eva no poseía el orgullo de clase que deja al pobre en su pobreza para acentuar la superiori¬dad del rico sobre el pobre.

Todo su orgullo lo ponía en que el pobre cesara de ser pobre y de necesitar remedio a su pobreza. Para redimir al pobre de su pobreza repartió por millares viviendas confortables, aseguró el trabajo del obrero y lo defendió con avanzada legislación social. Su beneficencia se enderezaba a complemen¬tar la justicia social No a engañar a los hambrientos para que se resignaran a la injusticia.

Reparte lo que no es de ella -decía la oligarquía enfurecida y agrega: ¡Qué gracia.’ Hacer caridades con plata ajena. Si contáramos nosotros con los recursos de ella, haríamos lo mismo. Efec¬tivamente, ella hacia caridades con plata ajena. pero con sacrificio propio. Ganó el amor del pueblo y el odio del antipueblo, no por la plata que daba, sino por el amor, por la pasión, por los pedazos de corazón que entregaba con la plata.

Yo la vi besar al leproso, besar al tuberculoso, besar al canceroso. Yo la vi distribuir amor. El amor que redime a la limosna de la carga de injuria al pobre que la limosna sin amor lleva dentro de sí. La vi abrazarse a los harapientos y llenarse de liendres y de piojos. La vi sentirse hermana del pobre y no superior al pobre. Por más que sus riquezas, sus joyas y trapos la colocaran tan lejos de la pobreza.

Los oligarcas ponían su orgullo en estar contra el pueblo y contra Evita. Evita ponía su orgullo en estar con el pueblo contra los oligarcas. Las damas de la sociedad no podían decir, como ella decía a cada instante: - Nosotras, las mujeres del pueblo. Porque las damas de la sociedad son las mujeres del antipueblo. Ella se jactaba de ser pueblo. Y el pueblo sabía que se jactaba con razón. Ella era pueblo. Nada más que pueblo”

- Usted colaboró estrechamente con ella en la Fundación, ¿no es cierto?

- Sí. Lo hice a partir de mi regreso a la Argentina, a mediados de 1948. “Le dije a Evita. -El comunismo es un fracaso. Se habla del comunismo de los cristianos primitivos. Nadie tenía interés en trabajar. Es un fracaso. El capitalismo incentiva. Entonces el hombre trabaja, se esfuerza y termina explotando a los otros. Es otro fracaso. Por eso, la economía no tiene solución. Evita, hay que crear una gran Fundación. La economía individualista unida a una gran Fundación Social puede dar soluciones”

“En la Fundación, hicimos algunas presiones y algunas vengancitas. No éramos ángeles, ni mucho menos, es cierto”

“Más de cien religiosas y cincuenta sacerdotes servían en las obras de la Fundación. Yo era director espiritual honorariamente”

La Fundación fue instrumento de justicia social, de elevación del indigente a la categoría de persona humana... Ninguna legislación aunque sea hecha por ángeles. logrará extirpar del todo de la sociedad las enfermedades, la injusticia. los infortunios, el desamparo. De allí la necesidad de orga¬nismos como la fundación.

- Otra aclaración, Padre. últimamente, en el libro “Santa Evita”, de Tomás Eloy Martínez, aparece la cuestión de la candidatura a la vicepresidencia y el renunciamiento de Eva. El autor -escudándose en que se trata de una novela- lo coloca a Perón en papel siniestro enrostrándole el cáncer a Eva para trabar su posibilidad vicepresidencial. ¿Qué opinión le merece esta versión?

- “Supercherías, burradas. ¿ Vamos a ver? Esos insultos, que querías ser ésto o aquello, que hijo de p..., ¡cancerosa.’ ¡Cómo se te ocurre!... Por favor, hijo. Piense en una mujer que está por operarse que debe suponer que tiene algo grave. Piense si está en condiciones de tener ánimo para pelear una vicepresidencia. De ninguna manera. En segundo lugar, observe, para no caer en la estupidez que le digan novelescamente. Ella era infinitamente más que un vicepresidente. La vicepre¬sidencia la iba a encasillar en el Congreso. Significaba renunciar a su vocación, a su destino de la Obra Social para reemplazarlo por algo para lo cual ella no estaba preparada. Y ella no tenía un pelo de tonta.

Que internamente aparecieron algunos fuegos fatuos de esos, por la vanidad ¿sabe? Y bueno, ¿quién no lo desea? Era lógico. Pero bastaba tener dos dedos de frente y ella tenía más de cuatro para decir, no me voy a matar por esa estupidez”

- ¿Algún otro recuerdo sobre Evita?

- Sí. Quisiera que recordase esto: “El enemigo político vio en Eva Perón lo exterior, lo accidental suyo y le gritó a la cara: demagoga, resentida, odiadora, vanidosa. vengativa... Dios, en cambio, vio su interior, vio la sustancia de su ser, vio el fondo de su alma desbordando pasión de justicia hizo de ella la más célebre, la más famosa mujer de este siglo”

martes, 11 de agosto de 2009

Eva: filantropía de choque

Eva: filantropía de choque
ROGELIO GARCIA LUPO
En un clima diplomático tenso, con EE.UU., Eva Perón envió, en 1949, ayuda a los niños negros de Washington. El acto fue tachado de arrogante y generó pedidos de explicaciones.
ROGELIO GARCIA LUPO. Periodista.


En 1952, cuando falleció, hace ahora medio siglo, muchos aún recordaban en los Estados Unidos que tres años antes Eva Perón había asombrado al mundo político al enviar un avión con ayuda de invierno para los niños pobres de Washington.

Fue en 1949, en medio de un clima de tensión diplomática creciente entre nuestro país y los Estados Unidos, y en vísperas de que Harry Truman asumiera la presidencia. El vicepresidente Truman era un granjero de Missouri a quien la muerte del presidente Franklin Roosevelt depositó en el centro del poder mundial.

Truman arrojó sin titubear la bomba atómica sobre Japón y había dado muestras de que estaba dispuesto a poner a los Estados Unidos a la cabeza del mundo cuando se firmara la paz. Su elección por cuatro años, a partir del 21 de enero de 1949, fue una celebración internacional marcada por la guerra fría ya desatada contra la Unión Soviética y un reconocimiento hacia la mayor potencia. Las principales figuras de la política se hicieron presentes en Washington y todos se sorprendieron al recibir una comunicación de la embajada argentina que informaba sobre un evento que tendría lugar al día siguiente de los festejos oficiales. Se trataba de la entrega de ropa de invierno para 600 niños pobres residentes en los barrios bajos de la capital.

La donación en nombre de Eva Perón y su Fundación de Ayuda Social había sido gestionada cuidadosamente con el reverendo Ralph Faywatters, quien presidía la Children''s Aid Society, una entidad caritativa que protegía a los niños negros de Washington. Consistía en ropa de abrigo y calzado, fabricados en la Argentina y enviados por avión, lo que sugería la situación apremiante de quienes se beneficiarían con la ayuda.

La reacción del gobierno norteamericano no se hizo esperar y la embajada argentina tuvo que dar explicaciones sobre las intenciones del regalo. Entretanto, el reverendo Faywatters había puesto en acción a otras organizaciones y un total de 27 entidades —en su mayoría de ciudadanos negros— reclamaron su porción del cargamento. La idea de que el gobierno norteamericano podía impedir que los niños pobres obtuvieran su ropa de invierno argentina produjo una rápida agitación entre miles de familias de Washington.

El asunto fue tratado por la prensa internacional. La Agence France Presse describió "una situación que por momentos parecía casi enojosa, debido a la confusión producida por la inesperada noticia" de la donación. "No hubo intención de demostrar que en un país rico cual es Estados Unidos, hay niños ''pobres''", agregó la AFP. Los diarios de la cadena Scripps-Howard no ocultaron su perplejidad y publicaron en docenas de ciudades norteamericanas un comentario donde afirmaban que "la Fundación encabezada por la esposa del presidente argentino no hace las cosas con moneda pequeña ni tampoco peca de falsa modestia".

También trataron el episodio los semanarios de mayor circulación, como Newsweek, bajo el título "Señora" pockets (Señora bolsillos) y Time, que lo encabezó "Helping hand" (Dando una mano), donde no ocultaban que la filantropía peronista transpiraba arrogancia pero había golpeado exactamente en un punto muy sensible, el de la pobreza alarmante de la mayoría negra de Washington.

El reverendo Faywatters, silencioso cómplice de Evita, se hizo cargo de los regalos y retribuyó con una nota oficial donde subrayó que "entendemos ante esta evidencia su deseo (de Eva Perón) de que toda América viva y trabaje unida para bien de su pueblo (y) esta contribución para los niños necesitados está por encima de toda diferencia internacional de opinión política".

El caso quedó cerrado definitivamente y la embajada argentina insistió en que si bien la entrega formal de la donación se había superpuesto con la asunción presidencial de Truman, se trataba de una coincidencia sin propósitos secundarios.

Truman le dio en parte la razón a Evita cuando en su discurso de posesión afirmó que "Estados Unidos sufre el efecto de los precios excesivamente elevados, la producción no cubre aún las necesidades y los salarios mínimos son demasiado bajos, al mismo tiempo que las pequeñas empresas pierden terreno en beneficio de los monopolios". La prosa de Truman anticipaba los cambios en los derechos civiles para los negros aunque faltaban años y mucha sangre para que estos se concretaran definitivamente.


Unos apuntes de Eva Perón hasta ahora inéditos, pertenecientes a la Colección Alberto Casares, revelan cómo siguió personalmente la donación a la Children''s Aid Society y en todo momento fue conciente de su alto contenido político. "Sirva de ejemplo este acto y esta ayuda que lo hacemos con todo el respeto y todo el cariño por el gran pueblo de los Estados Unidos y humildemente le hacemos llegar nuestro granito de arena de ayuda", escribió con su tumultuosa caligrafía. En otro lugar afirma que "este avión argentino que pronto llegará a Estados Unidos representa a la bondad de nuestro conductor y lo que somos capaces de hacer por el desposeído, esté donde esté y se encuentre donde se encuentre".

Pero en Washington la procesión iba por dentro y a nadie se le ocultó que detrás de la prosa protocolar rugía la furia de la mujer más poderosa de la Argentina y sin duda la más famosa en el mundo de su tiempo. En los dos años siguientes la misma Fundación de Ayuda Social enviaría donaciones semejantes a más de ochenta países, entre los que se incluían naciones europeas devastadas por la guerra, pequeños principados africanos y prácticamente todos los países latinoamericanos. Sin embargo, aquella donación para los niños pobres de Washington D.C. resultó incomparable.

martes, 21 de julio de 2009

Un Planeta Llamado EVITA

Un Planeta Llamado EVITA
Por: Enrique Oliva (especial para ARGENPRESS.info) (Fecha publicación:19/02/2004
Un pequeño planeta que brilla en el firmamento recibió el nombre de 'Evita' por decisión de sus descubridores, los científicos y técnicos del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de La Plata en 1948. Efectuadas las comprobaciones del caso, fue reconocido y registrado por la Unión Astronómica Internacional, máxima autoridad mundial, que oficializa los descubrimientos astrales.
La historia de este logro argentino puede verse en la publicación del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de La Plata, editado en 1951 bajo el título 'De Ceres a Evita - Un siglo y medio de descubrimientos de planetitas'. Allí se puede leer:
'En la noche del 3 al 4 de agosto de 1948, los auxiliares del Departamento de Astronomía, Juan Macluf y Carlos Rogati, cumplían el encargo de la obtención de una placa con dos imágenes del planetita Gunhild. Examinada la placa con la cámara del Anteojo Astrográfico de 842 mm, el jefe del Departamento profesor Miguel Itzigsolin, además del planetita buscado, estableció la presencia de otro'.
Continuaron así complicados procesos de investigación con la participación de diversos científicos del Observatorio.
Al fin, terminado todos los estudios confirmatorios de la existencia de un pequeño planeta hasta entonces no identificado, la documentación fue enviada a la Unión Astronómica Internacional para obtener su reconocimiento y registro.
De acuerdo a normas internacionales preexistentes, 'el observatorio que haya suministrado el primer conjunto de posiciones que permita el cálculo de una órbita (y en este caso, además la ha calculado), tiene derecho de proponer el nombre definitivo del astro'. Provisoriamente se lo identificó como '1948 P A'.
El 7 de marzo de 1950, el director de la Central de Pequeños Planetas de la Unión Astronómica Internacional, profesor Raúl Hergot comunica al Director del Observatorio Astronómica de La Plata que 'puede Ud. presentar un nombre para el 1948 P A, el que será aceptado, a menos que no haya conflicto con algún nombre anterior'.
Pocos días después, el 25 de marzo de 1950, a propuesta de los investigadores del Instituto Superior del Observatorio Astronómico de la Universidad de La Plata, le asignó al nuevo astro el nombre de 'EVITA', 'como homenaje a la señora María Eva Duarte de Perón, por su intensa obra cristiana a favor de los niños, de los ancianos y los desamparados de todo el país y naciones hermanas'.
Hoy, a más de medio siglo de aquel honor acordado a Evita, cuando se han serenado las pasiones de odio que despertó en una minoría, ya prácticamente desaparecida, sigue brillando en el firmamento SU planetita.
El nombre asignado es definitivo e irrevocable y no podrá ser negado o destruido como ocurrió con tantas de las obras de Evita, que merecieron el agradecimiento de los humildes. También es un homenaje al General Juan Perón, que apoyó las investigaciones astronómicas en el país, bajo el asesoramiento del investigador en física nuclear y astrónomo Padre Jesuita Juan L. Busolini.
Nota:
'Ceres' (divinidad griega de la agricultura) es el nombre adjudicado al primer pequeño planeta o astro, descubierto en 1801 por el astrónomo José Piazzi del Observatorio de Palermo (Italia). Estos planetas son cuerpos celestes que giran alrededor de una estrella y que se hace visible por la luz que refleja, en particular los que giran alrededor del sol, como 'Evita' y la mayoría de ellos.