martes, 26 de mayo de 2015

CORONEL MANUEL OLAZÁBAL Para San Martín: su hijo. Fue un “Heroico Defensor de la Nación”

CORONEL MANUEL OLAZÁBAL Para San Martín: su hijo. 

Fue un “Heroico Defensor de la Nación”
 



Manuel de Olazábal (Buenos Aires, 1800 - íd., 1872) militar argentino que participó en la guerra de independencia y las guerras civiles de su país, llegando al grado de coronel.

Cuando creó el Cuerpo de Granaderos a Caballo, a mediados de 1812, José de San Martín deseaba que los jóvenes de las familias más importantes de Buenos Aires dieran el ejemplo y se alistaran. Así fue que entonces los primeros en incorporarse fueron sus cuñados Manuel Escalada quien tenía 16 años y Mariano con 17 años. Entre los que siguieron el ejemplo, estaba Olazabal, con carácter de guerrero indomable se enroló como cadete el 7 de enero de 1813, una semana después de haber cumplido los 13 años en el Regimiento de Granaderos a Caballo. No formó parte en el combate de San Lorenzo, aún así poco tiempo después de su incorporación, se destacó por su destreza, sumada a las muestras de coraje, algo que sus superiores podían detectar en las prácticas que llevaban a cabo en el cuartel de Retiro. Ya el 4 de diciembre del mismo año, consiguió su primer ascenso a portaestandarte y participó de la campaña a la Banda Oriental, en el que arribó en Buenos Aires, con dos escuadrones de Granaderos a Caballo, bajo el mando del teniente coronel José Matías Zapiola. Desembarcaron en la Colonia, lugar donde el general Alvear marchaba a enfrentarse con el ejército que sitiaba Montevideo. El joven portaestandarte, nombrado por Alvear jefe de 30 granaderos que formaron la escolta con la que marchó hasta la comandancia enemiga, fue enviado para atacar a una fuerza realista de caballería, que a menudo salía a patrullar, operación que ejecutó aquél bajo el fuego de los cañones provenientes de la fortaleza del Cerro, logrando matar a seis soldados y capturando a tres, dando fin a los españoles el 23 de junio de 1814, donde al día siguiente le honraron a Olazábal con el dictado de “Benemérito en Grado Heroico”, también le fue otorgada una medalla con la inscripción: “La Patria a los Libertadores de Montevideo - Junio 24 de 1814”. Un día después, el joven fue nombrado jefe de la escolta de Alvear, por tener acciones destacas como las que mantuvo en Las Piedras contra el caudillo Fernando Otorgués, logrando la captura de 400 prisioneros.

Un mes después se alistó al ejército que comandaba el coronel Dorrego contra los enemigos orientales, donde en el mes de agosto, en la acción del Valle del Iguá, contra el mismo caudillo Otorgués. También en agosto de 1814 estuvo en la toma de la fortaleza de Santa Teresa y persecución realizada contra las fuerzas de Otorgués, hasta obligarlo a internarse en territorio brasileño. En el mes de septiembre marchó con el ejército hasta el Río Negro, desde donde con la fuerza efectiva de 40 soldados lo asignaron para reunir caballadas, en cierta oportunidad tuvo un encuentro con los enemigos, en el cual Olazábal, de sobresaliente acción capturó armamento y carretas con provisiones.

Además participó en la batalla de Guayabos o también llama “batalla de Arerunguá” la cual fue entre las fuerzas federales del oriental José Artigas y las de las Provincias Unidas del Río de la Plata al mando de Manuel Dorrego, el que fue derrotado por los insurrectos. La cuál sucedió a orillas del arroyo Guayabos, afluente del Arerunguá, en enero de 1815, donde Dorrego contaba con 750 hombres contra los 1400 aproximadamente que tenia a su cargo Artigas, cuyas fuerzas eran diligenciadas por Fructuoso Rivera. Al comienzo los soldados del Regimiento de Granaderos a Caballo con Juan Lavalle al frente, lograron una pequeña ventaja sobre los orientales al atacar por el ala derecha, pero mucho no valió ya que varios de los soldados de Dorrego se pasaron al bando a los federales, con lo que estos lograron resistir el flanqueo. La mayor parte de las unidades de Manuel Dorrego comenzaron a huir, quedando solo su escolta y los granaderos. Al cabo de no mucho tiempo, también los de Entrerrianos fueron acabados, por lo que Alvear ordena la retirada del campo de batalla, en la que sufrieron una tenaz persecución que efectuada por los riveristas, durante tal, el compatriota Zapiola rodó y fue capturado por el enemigo, fue allí que sin dudarlo Olazábal y dos hombres se lanzaron de sus caballos para pelear y rescatar con éxito a su comandante. Las fuerzas de Dorrego se llevaron de Montevideo todo el armamento y dinero que pudiesen, como así también su imprenta, dejando a Otorgués entrar en la ciudad libremente. Asimismo los soldados en huida, entre saqueo y aprovisionamiento, lograron volar el polvorín de la capital oriental, trayendo consigo la muerte de varios civiles. Mas tarde, Alvear ofreció a Artigas la independencia de su provincia, que el jefe federal rechazó indignado. La batalla de Guayabos marcó la liberación de la Banda Oriental de la dominación directorial e inició el período de máximo poder de Artigas. Fue el parásito de la independencia de Uruguay, la que luego se concretaría al fin en el año 1828. Pero, al no haber dado un buen fin a la cuestión federal, fue un factor más en las incansables guerras civiles que dividieron a la región del Río de la Plata. 

En febrero de 1815, terminada la campaña, regresó con su Regimiento a Buenos Aires y en donde el 14 de abril fue ascendido al rango de Teniente. Adentrados en el mes de julio los escuadrones de Granaderos a Caballo marcharon rumbo a Mendoza, donde Olazábal tomó importante papel en virtud a la organización del Ejército de los Andes, además San Martín lo nombró jefe de su escolta con tan solo apenas 15 años, estaba a cargo de 40 Granaderos a Caballo. Siendo abril de 1816, Olazábal inició la marcha con un escuadrón de Granaderos bajo el mando del teniente coronel José Melián, hacia el paso del Portillo, en la Cordillera, donde estuvo por el término de dos meses.

El trato entre el San Martín y el subordinado sobrepasara los límites del campamento de El Plumerillo. El jefe trataba a Olazábal como si fuera su hijo, pero era de carácter fuerte. Fue así que un día el joven teniente se desentendió con el capitán José Melián, ya que el superior era muy arrogante, quien tenía buenos conceptos desde la invasión inglesa de 1806. En cuestión, durante la discusión, el capitán insultó a Olazábal, que sin dudarlo y sin sentirse menos lo retó a duelo. Inmediatamente entre despamplones y alaridos de los soldados, San Martín se enteró de lo que estaba por ocurrir y mandó llamar al joven teniente. Póstumamente en su tienda de campaña lo encaró con suma severidad. Trató de inhibirlo preguntándole si sabía cuál era el castigo que recibirían aquellos que se enfrentaran a duelo con un camarada. Olazábal, fuera de ponerse en actitud defensiva, le respondió: “El teniente Olazábal sabrá cumplir la pena que su general le imponga. Pero nadie ha de faltarle al honor de un soldado del General San Martín". El jefe inmediatamente se coloca de pie y ordenó al teniente que se retire, tratando de evitar mostrar la sonrisa que le había provocado la respuesta. Igualmente, días después se produjo el duelo, en cual Melián atinó un sablazo en la rodilla de Olazábal, por lo que este estuvo unos días en cama. Asimismo, en alguna oportunidad, San Martín llegó cabalgando al campamento y vio a Olazábal caminando con una muleta, se bajó del caballo y le cuestionó qué era lo que había sucedido. El joven respondió que apenas había sido una rodada, San Martín lo observó fijamente y como si fuera el padre le aconsejó: "Tenga usted mucho cuidado con las rodadas".
Esa noche, junto con la comida, el convaleciente recibió una onza de oro, sin remitente. Podía ser anónima, sin embargo, todos sabían que la había enviado su orgulloso jefe

A principios de 1817 se fue a Chile, formando parte del cuerpo de Vanguardia, bajo las órdenes del mayor general Miguel Estanislao de Soler. Galardonada y honrosamente se libraba el combate en Putaendo, a cercanías de la Cordillera de los Andes, producido este el 7 de febrero, osadía en la cual el comandante Mariano Necochea con la escolta de San Martín y 25 granaderos, haciendo un total de 66 hombres, venció al enemigo de una fuerza muy superior, ya que eran 400 infantes y 300 jinetes los que contaban además con dos cañones. El juvenil teniente, durante la trastienda librada logró rescatar al sargento Fuensalida, quien era llevado como prisionero por parte de los realistas, acción de armas con esmero y arrojo por el cual fue recomendado por el general Soler, adquiriendo honor y prestigio a tan temprana edad.

Cinco días más tarde, mas precisamente el 12 de febrero de 1817, Olazábal participó en la batalla de Chacabuco, decisiva contienda de la Independencia de Chile, donde al capturar una batería enemiga recibió dos graves balazos, causando heridas una que le atravesaron el brazo izquierdo y su costado. Esto le valió a que fuera recomendado y días después, el 24 de marzo, fue promovido por San Martín al grado de ayudante mayor y así también le otorgaron una medalla conmemorativa con la inscripción: “Chile restaurado por el valor de Chacabuco. La Patria a los vencedores de los Andes, Febrero 12 de 1817”.

En abril de 1817 expedicionó con el coronel Las Heras hacia el sur de Chile, donde al mes siguiente tomó parte en el Combate en el Cerro del Gavilán. Olazábal participó de la arriesgada tarea en el reconocimiento que efectuó sobre las baterías enemigas, la que produjo un fogueo de cañón al comandante Manuel de Escalada. Las Heras había tomado posiciones en este pequeño cerro y teniendo conocimiento de que el enemigo comandado por Ordóñez había pedido refuerzos para efectuar un ataque, inmediatamente solicitó ayuda a O'Higgins. El General Ordóñez, para contrapartida, intentó de coaccionar para que el brigadier Las Heras no adquiera esos refuerzos, motivo que accionó un ataque suicida asaltando las posiciones patriotas. A fin de cuentas logró el ataque, pero de todas formas el combate resultó en una derrota para Ordóñez, el que no tuvo remedio más que retirarse a Talcahuano.
Posteriores meses, ya situados en diciembre de 1817, Olazábal se encontró en el valeroso asalto a la fortaleza de Concepción, efectuado por las fuerzas independientes a las órdenes del general O`Higgins, en dicha ocasión se realizaron varias comisiones, todas bajo el fuego de la artillería proveniente de la fortaleza. Dada la orden de retirada, Olazábal tenía la misión de volar las fortificaciones y cubrir la retaguardia, órdenes que cumplió admirablemente.

El 12 de marzo de 1818, Olazábal se halló en la acción de Quechereguas, efectuada contra el ejército realista. Siete días después se hallaba en la gran batalla de Cancha Rayada, en la cual fueron derrotadas las fuerzas patriotas. En la tarde de ese día, se sostuvo la caballería patriota bajo el mando del general Antonio González Balcarce, contra el ejército real mandado por el brigadier Osorio, pero ya en horas de la noche, el Ejercito Unido se encontraba en dispersión por los agresivos ataques infligidos por los españoles enviados por el general Ordóñez. Fue entonces, que el mismo Olazábal entre desmanes, desbandadas y corridas, consiguió reunir y ordenar a 200 Granaderos a Caballo guiándolos a salvo hasta el arroyo Lircay, donde se puso a las órdenes del teniente coronel José Melián, que luego se fueron replegando hasta San Fernando, Melián informó los sucedido destacando las acciones de Olazábal.
En el quinto día de abril, aconteció la importante y decisiva batalla de Maipú, en el zona de los Cerrillos del Maipo en Chile, hecho donde Ordóñez se llenó de valor atrincherándose en la Hacienda de Espejo, por tal motivo el coronel Zapiola reaccionó con directivas hacia el ayudante Olazábal, con el objetivo de concretar la rendición a una fuerza compuesta de 400 soldados con 12 oficiales, a los que logró desarmar y luego los presentó ante el general San Martín, quien después organizó a su ejército en una posición elevada esperando el ataque español. Asimismo, Olazábal se encontró en un difícil encuentro que mantuvo el teniente coronel José Melián al pie de 180 Granaderos a Caballo y consiguió eliminar a un capitán enemigo, después en honor a lo sucedido exhibió las charreteras de aquel muerto al general San Martín. Por estos dos actos, a fin de homenaje, el general San Martín promovió a Olazábal premiándolo con el grado de capitán, que le fue reconocido el 13 de mayo de 1818, con retroactivo al 15 de abril, además también recibió los cordones de plata. Acto seguido, así ocurrió que Olazábal fue declarado “Heroico Defensor de la Nación” por el Congreso y, continuamente el alto mando chileno, los que lo condecoraron con una medalla de plata, en ella se podía apreciar esta inscripción: “Chile reconocido al valor y constancia” y en su reverso “DE LOS VENCEDORES DE MAIPU, 5 DE ABRIL DE 1818”.

El 24 de diciembre, Olazábal se halló en la toma de la ciudad de Chillán realizada por las fuerzas mandadas por Zapiola, que desalojaron de aquella plaza a los españoles comandados por el precipitado general Sánchez. Par de días siguientes, el general Zapiola destacó a Olazábal, y ordenó a este que con su compañía practicase un reconocimiento sobre los enemigos, surgiendo de este, la lucha contra 150 lanceros, el resultado fue la eliminación de dieciséis hombres y capturó a otros nueve. Finalizada la contienda, su Regimiento se alistó camino al Parral.

El 13 de enero de 1819, Olazábal se desplazó junto con los Granaderos a Caballo al mando del coronel Manuel de Escalada, rumbo a la tercera campaña a Chile, la que estaba comandada por el general Antonio González Balcarce, quien luchaba contra las fuerzas reales bajo las órdenes del general Sánchez. Luego de tres días, el joven capitán con compañía abatió a 150 hombres del enemigo en la zona llamada Santa Fe. Más tarde se le impartió órdenes por parte de Escalada, las cuales eran el deber de lidiar contra la retaguardia enemiga, cumpliendo la misión al pie de la letra, surgieron una serie de guerrillas, que victoriosas de estas liberó a monjas de la ciudad de Concepción, las que se encontraban en carátula de prisioneras. Luego, el 18 de enero, estuvo en la toma de la ciudad de los Angeles, en que los enemigos fueron perseguidos y vencidos, acción por la cual Olazábal obtuvo honores de recomendación. Día después en la gloriosa acción de Bío-Bío, en la que también participó bajo la tutela del coronel Rudecindo Alvarado, esta batalla recalca otra recomendación para el joven, por destaco, conducta y esfuerzo ya que abatió por completo al ejército enemigo del general Sánchez. El 29 de enero atravesaron el río Bío-Bío (separa Araucanía del resto de Chile), al día siguiente combatieron contra un total de 900 araucanos, los que eran enviados por los jefes realistas, encuentro que significó la derrota de los enemigos siendo Olazábal el principal artífice. A dos días de cruzar el río el ejército patriota con Balcarce a la cabeza, tomó la fortaleza de Nacimiento, en Arauco, donde se vuelven a ver las caras con el general Sánchez. Posteriormente el 6 de febrero de 1819 culminó la campaña del Bío-Bío, por lo que Olazábal con los Granaderos se dirigieron hacia a Curimón.

Entonces fue que Olazábal recibió ordenes de sus superiores de regresar a Mendoza, sin vueltas, el 30 de abril de 1819 junto con su Regimiento de Granaderos a Caballo y otros cuerpos atravesó la Cordillera.

Luego el general José de San Martín solicitó personalmente la mano de la patricia Laureana Ferrari en su nombre y fue su padrino de bodas en 1819, así como del primero de sus hijos. Su mujer fue dama patricia quién junto a Remedios de Escalada de San Martín, entre otras, bordó la Bandera de los Andes. Con nuevas impartidas y en virtud a la expedición al Perú, el 30 de septiembre, partió con su regimiento destino a la provincia de San Luis.

En 1821, en el mes de junio fue designado bajo el mando del coronel Buenaventura Quiroga, quien estaba en San Juan y contaba con fuerzas destinadas a contrarrestar al caudillo chileno de José Miguel Carrera, habían sido victoriosas las operaciones que significaron el avance sobre las provincias de Cuyo. El 6 de agosto del mismo año, Olazábal ya designado como jefe de las líneas de avanzada de las fuerzas mendocinas que eran designadas en misión a terminar con el caudillo chileno. A fin de mes, en Punta del Médano, en Mendoza, las tropas de Carrera se enfrentaron con las de Gutiérrez, acción en la que Olazábal, ya con 20 años, comandó la columna derecha mendocina. Por lo accionado, fue promovido a sargento mayor ya que Carrera fue vencido, tomado como prisionero y luego fuera ejecutado el día 4 de septiembre de 1821. Por parte del Gobierno Nacional, en virtud a su conducta, le otorgó a Olazábal una medalla de oro con la inscripción: “Aniquilé la Anarquía. – Agosto 31 de 1821”, por otro lado, el Supremo Director de chileno lo condecoró con la medalla de la Legión del Mérito, la que lleva las siguientes palabras: “Legión de Mérito de Chile. Honor y Premio al Patriotismo”. Por ultimo, el Cabildo de Mendoza le entregó una medalla de plata enviada por el Protector del Perú, haciendo conmemoración de la toma de Lima, debido a que el capitán trato de todas formas salvaguardar la vida de José Miguel Carrera, pero resulto inútil. En 1823, teniendo en conocimiento que San Martín estaba en Mendoza se dirigió a su encuentro.

Llegado el 5 de julio de 1824 era Comandante General de Armas de la Provincia nombrado por el gobierno de Mendoza y el 22 de julio de fue ascendido a Teniente Coronel de Caballería de Línea. Bajo el mando de Aldao, en septiembre de 1825 asistió al combate de las Leñas contra los indígenas hostiles de San Juan. Luego, siendo el año 1827 se dirigió para incorporarse al Regimiento Nº 1 de Caballería, que se hallaba en campaña en operaciones contra el Brasil, quien después con la fuerza efectiva de 150 hombres recibió la desmesurada misión de pasar por detrás del ejército imperial, con el objetivo principal de sustraer ganado para abastecer a su ejército, tarea que completó exitosamente, alcanzando a tomar mas de 15.000 cabezas, pero no consiguió evitar la contienda contra el bando enemiga, momento lamentable en donde Olazábal tuvo bajas como ser seis soldados y un oficial, acciones proyectadas a proximidades Bagé. Subsistido de aquel acto, aconteció destacadamente, la batalla de Ituzaingo o batalla del Paso de Rosario, que fue un duelo entre las tropas aliadas de los sublevados orientales y el Ejército argentino contra las tropas del Imperio del Brasil. La victoria de la alianza hizo surgir la Convención Preliminar de Paz, que luego se firmaría en 1828, donde reconoce como Estado libre, independiente y soberano al Uruguay.

En febrero de 1828, se encontraba en el combate que la caballería del Ejército Republicano mantuvo en la hacienda del Padre Filiberto, a las disposiciones del general Lavalleja, en querella con las fuerzas del General en Jefe brasileño, el Barón de Lecor. Ocasión tal que el 15 de abril se originó el combate de Las Cañas, donde el general Julián Laguna con la caballería republicana, sostuvo la lucha de una fuerte columna enemiga, que derivó en una huida, mero trabajo el de las fuerzas imperiales comandadas en esta oportunidad por el mayor general Braun. Al intervalo de más de un mes, es decir, a fines de marzo del mismo año alcanzó el nombramiento de teniente coronel del Regimiento 1º de Caballería al que ya pertenecía, encabezando así el 3º Escuadrón del antes mencionado cuerpo.

En el mes de mayo del mismo año, el teniente coronel Olazábal en virtud a las mandatarias marchó en dos ocasiones hacia el Cuartel General de los imperiales como parlamentario ante el Comandante en Jefe.

En junio, fue enviado a Buenos Aires para cometer una encomienda de importancia, en dicha ocasión, Olazábal fue hecho prisionero, pero gracias a la negociación de los Generales Guido y Balcarce logró recuperar su libertad.

En julio de 1828, salió en marcha para nuevamente incorporarse al Ejército Republicano, a qui estuvo hasta que se consiguió firmar la paz las fuerzas imperiales. A continuación, en noviembre de 1828 volvió a Buenos Aires. Expresado así la anunciación del general Lavalle, que lo llevó al comandante Olazábal, el 9 de diciembre, al participar del combate de Navarro, en la que proporcionó participación al Escuadrón Escolta y he aquí otra buena actuación por desempeño.

El coronel Manuel de Olazábal, conjuntamente con el sargento mayor Álvarez de Condarco, fueron los únicos argentinos y antiguos oficiales del Ejército de los Andes, que abordaron el “Condesa de Chichester“, en el cual se encontraba el libertador de Chile y del Perú, cuando este concreto su último viaje al Río de la Plata. De tal manera que fue el 6 de febrero de 1829 cuando tuvo estuvieron a bordo del buque, en el puerto de Buenos Aires. Encuentro del general San Martín con sus dos fieles subordinados. En virtud a este acto de honradez al más magno le los argentinos, bien merecidos tendrían Olazábal y Álvarez de Condarco que se los recordara como eternos patriotas.

Partiendo hacia Chascomús, en febrero de 1829, en la cual trasladaba caudales para el ejército del general Lavalle. Al mes consecutivo, se unió al ejército de Lavalle, para cometer las operaciones contra el gobernador de Santa Fe, el general Estanislao López. Fue mismamente que el 26 de abril, se hallaba en la batalla del Puente de Márquez, donde tristemente fue vencido. Tras el derrumbamiento de Lavalle, Olazábal fue anexado a la Subinspección de Campaña el 1º de diciembre de 1829.

El 24 de junio de 1829, recibió los honores con una nueva promoción al grado de Coronel Graduado. Así fue que por dictamen del Ministro de la Guerra impartió camino rumbo a la República Oriental y se instaló en la villa de Cerro Largo, con el objetivo de brindar ayuda al general Lavalleja, que de todas formas, Olazábal al mando de su división sorteo la derrota en manos del general Rivera, esta primera oleada de ayuda que se hizo en inicios de 1833, en territorio de el Yaguarón, zona de los orientales. En octubre, el coronel Olazábal, con la de edad de 32 años, fue designado por su gobierno, como Comandante en Jefe de todas las fuerzas de caballería que sostuvieron los Poderes Públicos en la lucha contra la insurrección. De esta manera el día 20 de octubre, en la Recoleta, sometió al filo de cuchillos a una división de 600 hombres enviados por el comandante Martín Hidalgo. Semana posterior, en el arroyo Maldonado, derrotó al mismísimo Hidalgo, quien recibió refuerzos de 800 soldados. Por tal labor, Olazábal fue declarado merecedor del bien de la Patria. Consecuentemente el gobierno le concedió una lanza en honradez por su deslumbrante desempeño. Con ello obtuvo licencia y se marchó a la ciudad de Corrientes, pero el gobierno de turno lo citó inmediatamente para formar filas con las tropas, aún así en enero de 1834, fue escogido Presidente de la Academia Militar de Jefes y Oficiales. Sabiendo que siendo ya octubre de 1834 todavía gozaba de licencia la que le fuere prorrogada por el término de 5 meses. Continuamente en noviembre, fue designado Comandante General de Armas de la Capital de Corrientes. Pero con el mandato de Rosas, el 16 de abril de 1835, se decretó la baja de varios jefes y oficiales del Ejercito Nacional, entre ellos la del coronel Olazábal.

De todas formas, en febrero de 1839 lo escogieron como Mayor General del primer Ejército Libertador que constituyó la provincia de Corrientes, comandadas por el general Genaro Berón de Astrada, la que sufrió la sangrienta y desastrosa batalla de Pago Largo, siendo derrotado y íntegramente destruido el ejercito correntino. Dictaminada la derrota, Olazábal se fue camino a San Roque, donde envío comunicado a Juan Felipe Gramajo, dando a conocer la muerte de Berón de Astrada. Más tarde, Olazábal ya en el Estado Oriental fue designado como primer edecán del presidente Rivera. Cuando la República vecina fue invadida, el coronel escoltó a Rivera en toda la operación, presenciando así en diciembre de 1839, la batalla de Cagancha, en la que el gobernador de Entre Ríos fue derrotado, por o que obligadamente tuvo que renunciar al territorio oriental. Año siguiente, en julio de 1840, Olazábal fue escogido Comandante General de la Campaña al Río Negro. En esta desempeñó la comprometida comisión de desplazarse a la retaguardia del enemigo, logrando establecerse en campamento en Cagancha, con la conclusión de componer una división para atacar al contrincante, encargo que había sido cometido completando una fuerza de aproximadamente 400 hombres, con los que, en Tacuarembó, acabó consiguiendo la victoria contra las desventaja de 600 enemigos.

En 1841, lo designan segundo Jefe del Estado Mayor General del Ejército. A principios del año siguiente, enero de 1842, fue comisionado por el gobierno oriental para erigir una División Argentina de Caballería. División con la que luego en la provincia de Entre Ríos, se reunió con el Ejército de Reserva al mando del general José María Paz, Mas tarde Olazábal sería nombrado Jefe del Estado Mayor del Ejército de Reserva.

En marzo de 1844 se indujo a Montevideo, desde donde pasó a Corrientes para ofrecer servicios en el ejército del general Juan Madariaga, donde cumplió el rol de comandante en jefe de la división santafecina, con la que marchó hasta la costa del río Paraná, lugar donde permaneció hasta fin de año.

El 15 de noviembre de 1850, Rosas lo reincorpora al Ejército de la Provincia de Buenos Aires, otorgándole el grado de coronel de caballería.

Dos años después fue Vocal de la Comisión Administrativa del cuerpo de Inválidos. Comenzado junio de 1853. En septiembre de 1853, el gobierno lo nombró comandante en jefe de los batallones de guardias Nacionales. Así también en el mes de octubre, fue designado a cumplimentar como comandante militar de la isla de Martín García y con la guarnición de la misma.

Desde los años 1858, Olazábal comenzó a propagar por escrito sus memorias, las que pueden llegar a analizarse como una auténtica crónica de la independencia, estas mismas fueron publicadas en el diario “La Democracia” residente de la ciudad de Buenos Aires, que a su vez la Editorial Comercio se encargaba de la impresión. Fue esta misma editorial que después editó el libro, con el título de “Episodios de la Guerra de la Independencia” la que cuenta con detalles parte de aquella épica campaña donde se destaca la figura de San Martín, a quien considera su padre.

Siendo el 22 de agosto de 1859, Olazábal fue elegido como Presidente de la República, Contador y además, Tesorero del Ejército Nacional el cual estaba a sus inmediatas disposiciones. El 23 de octubre participó en la batalla de Cepeda, en la que terminaron victoriosos. A continuación en 1860 fue reasignado como primer edecán del Dr. Santiago Derqui, quien fuera entonces segundo Presidente Constitucional de la República. Para septiembre de los años 1861 tuvo nombramiento como Presidente del Consejo de Guerra permanente de Oficiales Generales.

En 1863, Olazábal comenzó a publicar sus memorias tituladas “Episodios de la Guerra de la Independencia”, que es un hermoso legado para la posteridad.

Triste y finalmente, el 6 de septiembre de 1870, fallece su esposa, Acto seguido, un 19 de julio de 1872, fallece el heroico soldado de los Andes en Buenos Aires.
Está enterrado en el Cementerio de la Recoleta.


Material Bibliográfico:

Fragmentos del “El Ostracismo de los Carreras”, por el Coronel Manuel de Olazábal, Gualegaychu, 1858, Imprenta del Comercio.
Manuel De Olazábal, Del Ejercito de los Andes a las Guerras Civiles, Autor: Pereyra de Olazábal Gonzalo, Editorial: DUNKEN.

Paginas Web: http://www.lanacion.com.ar/1607461-olaz ... san-martin
http://www.revisionistas.com.ar/?p=5808
http://jorgepelfort.blogspot.com.ar/200 ... ayabo.html
http://logiapanamerica.com.ar/?p=510
http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-692.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Gavil%C3%A1n
http://www.crucedelosandes.com.ar/el_renunciamiento.asp
http://www.granaderos.com.ar/efemerides ... 3-1818.htm





lunes, 25 de mayo de 2015

LA REVOLUCION DE MAYO FUE UNA DECISIÓN DEL PUEBLO, IMPULSADA, CONDICIONADA Y GARANTIZADA POR LA JUVENTUD, DETERMINANTE DE SU REALIZACION.

LA REVOLUCIÓN DE MAYO FUE UNA DECISIÓN DEL PUEBLO.

 IMPULSADA, CONDICIONADA Y GARANTIZADA POR LA JUVENTUD, DETERMINANTE DE SU REALIZACIÓN.


Dedicado a mis nietos Facundo Lorenzo, Santiago Leopoldo, Juan Sebastián, Macarena, y a Vicente que está por venir.




Los verdaderos héroes de la misma fueron Belgrano, Castelli, Arzac, Vieytes, French, Berutti, Nicolás Rodríguez Peña, entre otros y la Legión Infernal, con sus chisperos y manolos, y no quién nos vendió la historia oficial. Por eso se encargaron de enterrar en la semi oscuridad a casi todos de ellos, salvo a la gran figura de Manuel Belgrano.

Eran la JP de mayo, y los comió la revolución.

Cuando el  14 de mayo de 1810 llega a Buenos Aires la fragata inglesa Mistletoe trayendo periódicos que confirman los rumores que circulaban intensamente por Buenos Aires: cayó en manos de los franceses de Napoleón, la Junta Central de Sevilla, último bastión del poder español. 
También trajo la noticia de que América había dejado de ser una colonia española para pasar a ser una provincia de ultramar, y llamaba a realizar Juntas, destituyendo Virreyes.
Toman conocimiento de que la Junta de Sevilla había resuelto saber a las tierras de América que no son colonias sino provincias con igualdad de derechos. Y convoca a los pueblos americanos a que se organicen en Juntas (28 de febrero de 1810).

Fue la chispa que necesitaba la revolución para estallar.




La noche del 18 los jóvenes revolucionarios se reunieron en la casa de Rodríguez Peña y decidieron exigirle al virrey la convocatoria a un Cabildo Abierto para tratar la situación de en que quedaba el virreinato después de los hechos de España y nombrar nuevas autoridades. El grupo encarga a Juan José Castelli y a Martín Rodríguez que se entrevisten con Cisneros y pidan la convocatoria a cabildo abierto.

El Sábado 19 y sin dormir, por la mañana Manuel Belgrano le pidió al Alcalde Lezica la convocatoria a un Cabildo Abierto. Por su parte, Juan José Castelli hizo lo propio ante el síndico Leiva. El domingo 20 el por la noche, Castelli y Martín Rodríguez insistieron ante el virrey con el pedido de cabildo abierto. El virrey trató a los jóvenes de insolentes y atrevidos y quiso improvisar un discurso pero Rodríguez le advirtió que tenía cinco minutos para decidir. Cisneros le contestó "Ya que el pueblo no me quiere y el ejército me abandona, hagan ustedes lo que quieran" y convocó al Cabildo para el día 22 de Mayo.

Pero la juventud no tenía paciencia.

Conf. Galasso: “El 21 de mayo, cuando el Cabildo está reunido en sesión ordinaria, la presión popular se acentúa: "apenas comenzada la sesión, un grupo compacto y organizado de seiscientas personas, en su mayoría jóvenes que se habían concentrado desde muy temprano en el sector de la Plaza lindero al Cabildo, acaudillados y dirigidos por French y Berutti, comienzan a proferir incendios contra el virrey y reclaman la inmediata reunión de un Cabildo Abierto. Van todos bien armados de puñales y pistolas, porque es gente decidida y dispuesta a todo riesgo. Actúan bajo el lema de Legión Infernal que se propala a los cuatro vientos y no hay quien se atreva con ellos".

Continuando con este autor: “No hay pues medulosos cambios de ideas, ni buenos modales, ni patricios respetables polemizando únicamente, con sesudos abogados, sino un grupo de privilegiados dispuestos frenéticamente a resguardar con uñas y dientes sus fortunas y su posición social, frente a otro grupo, intrépido y fogoso, animado por el espíritu de la revolución.

Castelli afirmaba: "Aquí no hay conquistados ni conquistadores, aquí no hay sino españoles los españoles de España han perdido su tierra. Los españoles de América tratan de salvar la suya. Los de España que se entiendan allá como puedan... Propongo que se vote: que se subrogue otra autoridad a la del virrey que dependerá de la metrópoli si ésta se salva de los franceses, que será independiente si España queda subyugada".

El 22 de mayo se vota. Permite el alcalde votar solo a 69 partidarios casi todos ellos del Virrey. Y se vota una Junta adicta con “El Sordo” a la cabeza.

La juventud revolucionaria no está dispuesta a permitir. Tampoco deciden que hacer deliberando en la casa de Nicolás Rodríguez Peña. Cuanta Tomas Guido “en estas circunstancias el señor Don Manuel Belgrano, mayor del regimiento de Patricios, que vestido de uniforme escuchaba la discusión en la sala contigua, reclinado en un sofá, casi postrado por largas vigilias observando la indecisión de sus amigos, púsose de pie súbitamente y a paso acelerado y con el rostro encendido por el fuego de sangre generosa entró al comedor de la casa del señor Rodríguez Peña y lanzando una mirada en derredor de sí, y poniendo la mano derecha sobre la cruz de su espada dijo: "Juro a la patria y a mis compañeros, que si a las tres de la tarde del día inmediato el virrey no hubiese renunciado, a fe de caballero, yo le derribaré con mis armas."..

Cisneros renuncia. Pero como siempre pasa, los absolutistas reaccionan, y convocan a nuevo cabildo para el 25 de mayo.

Los cabildantes se reúnen, pero los jóvenes revolucionarios no van a aceptar nuevos fraudes a su voluntad.

Antonio Luís Beruti irrumpió en la sala capitular seguido de algunos infernales y dijo "Señores del Cabildo: esto ya pasa de juguete; no estamos en circunstancias de que ustedes se burlen de nosotros con sandeces, Si hasta ahora hemos procedido con prudencia, ha sido para evitar desastres y efusión de sangre. El pueblo, en cuyo nombre hablamos, está armado en los cuarteles y una gran parte del vecindario espera en otras partes la voz para venir aquí. ¿Quieren ustedes verlo? Toque la campana y si es que no tiene badajo nosotros tocaremos generala y verán ustedes la cara de ese pueblo, cuya presencia echan de menos. ¡Sí o no! Pronto, señores decirlo ahora mismo, porque no estamos dispuestos a sufrir demoras y engaños; pero, si volvemos con las armas en la mano, no responderemos de nada."
No Juventud de la Legión Infernal no les dejó margen para otra cosa.

Así se anunció finalmente que se había formado una nueva junta de gobierno .El presidente: Cornelio Saavedra; los doctores Mariano Moreno y Juan José Paso, sus secretarios; fueron designados seis vocales: Manuel Belgrano, Juan José Castelli, el militar Miguel de Azcuénaga, el sacerdote Manuel Alberti y los comerciantes Juan Larrea y Domingo Matheu.

Y allí comenzó nuestra historia Grande, nacida en una revolución popular.

sábado, 23 de mayo de 2015

VICENTE PAZOS KANKI Historia de un amante de la libertad, diplomático, periodista y pensador aymara.

VICENTE PAZOS KANKI Historia de un amante de la libertad, diplomático, periodista y pensador aymara.



El distinguido escritor y periodista boliviano José E. Pradel B. nos acerca esta interesante nota sobre  Vicente Pazos Kanki, un altoperuano que participó de nuestra independencia.

 Hay personajes que, por alguna razón, pasan injustamente de puntillas por la historia. Grandes individuos que, sin saber por qué, son misteriosamente olvidados y difuminados por el paso del tiempo. Precisamente uno de ellos es Vicente Pazos Kanki, un amante de la libertad, diplomático, periodista y pensador aymara, del siglo XIX.
Es en ese sentido, que nos hemos propuesto escribir estos breves apuntes sobre su vida y su obra. La vida de Vicente Pazos Kanki, es apasionante, nació el 3 de octubre de 1779, en la localidad paceña de Santa María de Rosario de Ananea, hijo del propietario de haciendas en la población de Ilabaya, Buenaventura Pazos, de origen aymara y Cecilia Palacios, de origen quechua. Fue educado por un cura doctrinero filantrópico, en una pequeña iglesia del citado poblado, hasta sus 14 años.
Posteriormente, fue enviado al ‘Seminario de San Francisco’, en La Paz, para aprender español y seguir la carrera sacerdotal, durante este tiempo estudió el pensa-miento religioso católico y realizó excursiones por las proximidades del Lago Titicaca, de esta manera conoció las magníficas construcciones tiwanacotas y la región oriental de la Cordillera, a fin de encontrar las fuentes del río Tipuani y en ello “vio no solamente aguas que discurren por sus lechos sino vías de comercio, comunica-ción humana y creación de riqueza” 2.
Con el transcurso del tiempo dicho altoperuano, después de aprender el latín, se trasladó a la ciudad del Cuzco, a estudiar en el ‘Seminario Dominicano de San Antonio Abat’. Durante los próximos siete años se formó en la retórica, filosofía y teología, graduándose con el grado de ‘Doctor en teología sagrada’, en 1804. Un año más tarde fue testigo del apresamiento y ajusticiamiento del Dr. José Manuel Ubalde, quien organizó un levantamiento para independizar al Perú de España y restaurar la monarquía incaica. Sobre sus orígenes y primeros años, escribió posteriormente:
“mi lenguaje será tosco é inculto como nuestras breñas; y como éllas tendrá el sello de la naturaleza, que es la sencillez é ingenuidad. Mi primer intento fue escribir en nuestro idioma nativo, pues que habiendo nacido entre vosotros, de una familia indígena, mamé la leche inocente de nuestras tallas y con ella aprendí el lenguaje en que nuestros antepasados se espresaban en el antiguo Imperio Peruano. Los accentos de este idioma original, tan sonoros para mí, no cesan de latir en mis oídos, y como por un encanto, me parece que aún estoy escuchando los discursos patéticos á que frecuentemente asistía, en mi primera edad, en el antiguo Cozco, metrópoli de los Incas ádonde fui á aprender los rudimentos del saber Europeo”3.
Consecutivamente, se trasladó a Chuquisaca donde estudió las doctrinas políticas de Montesquieu, D’Ageseau, Locke, Mirabeau, Raynal, Adan Smith y Thomas Paine, entre otros. En dicha ciudad también hizo amistad con el destacado futuro revolucionario José Bernardo de Monteagudo4.
En 1808, Vicente, visitó las minas y fundiciones de mineral de Potosí, donde observó, el cruel sistema de trabajo obliga-torio de la mita. Con el transcurso del tiempo volvió a La Paz, donde fue testigo de la derrota del movimiento revolucionario del 16 de julio de 1809. Luego se dirigió a Buenos Aires, llegando a inicios de 1810 a dicha ciudad fue socorrido por Mariano Moreno, quien fue nombrado uno de los Secretarios de la Junta de Gobierno, que se encontraba a la cabeza del potosino Cornelio Saavedra.
Moreno, el 2 de junio de 1810, dictó un decreto fundando la “Gaceta de Buenos Aires”, con el objetivo de proporcionar información al pueblo sobre los asuntos públicos, de esta manera Pazos Kanki, comenzó a trabajar con él. Desde este momento, “el altoperuano (originario de Ananea, J. P.) consideraba que la prensa era un instrumento indispensable para contribuir a mantener el equilibrio entre los derechos individuales y la autoridad pública”5. En 1811, tras un cambio de las autoridades de la Junta de Gobierno, el 5 de octubre Pazos Kanki, fue nombrado editor de la ‘Gaceta’, desde este cargo “decidió cambiar el formato del periódico y publicar dos números semanales, los martes y los viernes. Entre el 5 de noviembre y el 31 de diciembre, trabajó como editor de catorce ediciones regulares… tres suplementos y una edición extra; en conjunto, contribuyó con 46 artículos”6. Con el transcurso del tiempo Pazos Kanki tuvo que trabajar conjuntamente con Mon-teagudo, idea que no aprobó y de esta manera fundó los primeros días de enero de 1812, “El Censor”, este semanario “desde el 7 de enero al 21 de marzo, emitió doce números regulares, cuatro suplementos y un extra”7.
Por otro lado, el 8 de octubre del citado año, los regimientos de ‘Granaderos Montados de Patricios’ y la artillería a la cabeza de Carlos María de Alvear, depusieron a dicha Junta de Gobierno y proclamaron otro triunvirato, que dos días después ordenó el exilio de Vicente Pazos Kanki, es decir, que nuestro personaje partió a bordo de un barco ingles rumbo a la ciudad del Támesis, pasando por las ciudades de: Río de Janeiro y Nueva York.
En Londres fue recibido por el antiguo cura español José María Blanco White, editor del periódico “El Español”, en ese momento Vicente aprendió todo lo que le fuera posible con respecto al idioma inglés, las costumbres y la religión, como resultado reconsidero sus creencias religiosas y se convirtió al anglicanismo.
Posteriormente, Pazos se casó en una ceremonia anglicana, en Londres en 1813, con una inglesa tenaz, llamada Francés Pazos. Luego, trabajó como Secretario de Manuel Sarratea, que llegó a Londres el 20 de marzo de 1814, como representante diplomático de las Provincias Unidas del Río de la Plata, con el objetivo de que el gobierno británico interpusiera sus buenos oficios para lograr una paz equitativa entre las Provincias Unidas y España, subsiguientemente trabajó conjuntamente con Manuel Belgrano y Bernardino Rivadavia, en la búsqueda del reconocimiento de la independencia de las citadas Provincias por parte del reino español.
En agosto de 1816, Pazos y su esposa desembarcaron en Buenos Aires, en esta ciudad fundó una imprenta nombrada “Imprenta del Sol”, inmediatamente más adelante creó el periódico “El Observador Americano”, que se inclinaba por una monarquía constitucional. También fundó otro diario, tratando de dar continuidad al “El Censor”, pero ya existía un periódico del mismo nombre. Es así que instauró “La Crónica Argentina”, que comenzó con el número 13, manteniendo el mismo lema y formato que el “El Censor”. “Entre el viernes 30 de agosto de 1816 y el sábado 8 de febrero de 1817, se editaron en total 28 números, una segunda edición y un suplemento”8. En este seminario rea-lizó una “influyente campaña antimonarquista…y fue una de sus más notables hazañas periodísticas”9. Durante este perío do, Pazos tradujo la declaración de la Independencia del Congreso de Tucumán al idioma aymara y quechua para su divulgación en el Alto Perú (hoy Bolivia).
Sin embargo, el 13 de febrero de 1817, Pazos Kanki fue apresado junto a seis compañeros por orden del Director de las Provincias Unidas, el Gral. Juan Martín de Pueyrredón, bajo el cargo de conspirar y corromper el espíritu público mediante la publicación de notas que reprochaban su gobierno. En ese sentido, Pazos a la edad de 37 años fue embarcado en la nave inglesa “Hero”, que lo llevó a su segundo exilio el 8 de marzo, con dirección a los Estados Unidos de Norteamérica.
El 9 de mayo, Pazos y otros seis exiliados desembarcaron en el Puerto de Savannah (Georgia - EE.UU.). En este momento, “directa e indirectamente, a través de periodistas norteamericanos Pazos y sus compañeros de exilio revelaron las disputas faccionales en las Provincias Unidas”10. Por otro lado, “Pazos fue a dar a la Florida, donde tuvo una importantísima actuación revolucionaria en los intentos de declarar independiente de España a las Provincias de las Floridas, unido a importantes personajes de varias nacionalidades”11, como por ejemplo el italiano Agustín Codazzi 12.


1 DIEZ DE MEDINA, Fernando: Imantata: lo escondido. Para una teoría de Bolivia, Editorial Don Bosco, La Paz, 1975, p. 214.
2 SALAMANCA LAFUENTE, Rodolfo: “El Magnífico Indio Vicente Pazos Kanki”, Prólogo de la segunda edición de la obra de PAZOS KANKI, Vicente: Compendio de la Historia de los Estados de Norte América. Puesto en Castellano por un Indio de la ciudad de La Paz, ABH- Escuela de Artes Gráficas de la Editorial Don Bosco, La Paz, 1976, p. XII.
3 PAZOS, Vicente: Memorias Histórico - Políticas, Tomo I, Impreso para el autor, Londres, 1834, p. III.
4 Sobre el pensamiento hispanoamericano de Monteagudo, consultar: PRADEL B., José E.: “Bernardo Monteagudo y la Federación de los Estados Hispanoamericanos”. En el suplemento Nuevos Horizontes de ‘EL DIARIO’, Nº 1117, 06 de mayo de 2014, pp. 4, 5, 6 y 7.
5 HARWOOD BOWMAN, Jr. Charles: Vicente Pazos Kanki. Un boliviano en la Libertad de América. Traducción de Raúl Mariaca y Samuel Mendoza, Los Amigos del Libro, La Paz, 1975, p. 46.
6 HARWOOD BOWMAN, Jr. Charles: op. cit., p. 49.
7 HARWOOD BOWMAN, Jr. Charles: op. cit., p. 57.
8 HARWOOD BOWMAN, Jr. Charles: op. cit., p. 90.
9 SALAMANCA LAFUENTE, Rodolfo: op. cit., p. 49. p. XIV.
10 HARWOOD BOWMAN, Jr. Charles: op. cit., p. 122.
11 VÁZQUEZ MACHICADO, Humberto: Los plagios de Pazos Kanki y de otros grandes escritores, Librería Editorial Juventud, La Paz, 1991, p. 8.
12 Al respecto, ver: PRADEL B., José E.: “Agustín Codazzi (1772 - 1859). Historia de un explorador y cartógrafo Ítalo- americano”. En el suplemento Nuevos Horizontes de ‘EL DIARIO’, Nº 1013, 08 de mayo de 2012, pp. 4 y 5.
13 HARWOOD BOWMAN, Jr. Charles: op. cit., p. 148.

 

viernes, 22 de mayo de 2015

LA PIEDRA DE ROSETTA

LA PIEDRA DE ROSETTA



La piedra de Rosetta, con inscripciones en egipcio, demótico y griego antiguo, fue hallada a mediados de julio de 1799 por parte de un destacamento militar francés.


Historia de la Piedra de Rosetta – Napoleón y Su Ejército
¿Cuál es la historia de la Piedra de Rosetta? ¿Cuál es la historia detrás del famoso descubrimiento que revolucionó la egiptología?

Después de que el imperio romano tomó el control de Egipto, aproximadamente en el 30 a.C., el arte de leer y escribir jeroglíficos se perdió finalmente. En realidad, desconocidos para muchos, los jeroglíficos egipcios fueron considerados un idioma "muerto" por más de 1.500 años.

Entonces, en 1798, Napoleón atracó su flotilla francesa cerca de Alejandría, Egipto, y movilizó sus tropas hacia el sur para luchar contra los ingleses cerca de El Cairo. Los franceses ganaron la batalla terrestre, pero mientras estaban en el terreno, la Marina inglesa, conducida por Lord Horacio Nelson, zarpó y hundió a la flotilla francesa. Napoleón y sus tropas no tenían modo de regresar a Francia, así que terminaron pasando los próximos tres años en Egipto.

Historia de la Piedra de Rosetta – El Descubrimiento

En 1799, mientras "cavaban" y construían posiciones defensivas cerca de Rashid (antigua Rosetta), una pequeña ciudad en las afueras de Alejandría, un soldado del ejército de
A mediados de julio de 1799 (el día exacto no está claro), hace 214 años, un destacamento militar francés, bajo las órdenes del oficial Pierre-François Bouchard (1771-1822), se puso a desenterrar una antigua fortaleza egipcia, denominada por los franceses Fort Julien, en Rashid (Rosetta), en la costa norte de Egipto, cuando un soldado descubrió la llamada piedra de Rosetta, un bloque de piedra granítica de unos 760 kilos que dos décadas después resultó ser un elemento clave para descifrar los jeroglíficos egipcios. Napoleón descubrió una piedra negra de basalto, de 1,18 metros de largo por 73,1 centímetros de ancho, con tres nítidas bandas de grabados. Aunque el soldado no reconoció los jeroglíficos egipcios en la parte superior, ni la escritura demótica del centro, sí reconoció el griego antiguo de la parte inferior. En lugar de utilizar la piedra como parte de la barricada, se la dio a eruditos que viajaban con el ejército de Napoleón. Ellos se dieron cuenta de que la piedra era algún tipo de antiguo decreto real escrito tres veces, en tres idiomas diferentes. La llamaron Piedra de Rosetta y comenzaron algunos estudios.

En la cara pulimentada de la piedra, que era un fragmento de una antigua estela egipcia, aparecían tres tipos de escritura: la parte superior, compuesta por 14 líneas, estaba formada por jeroglíficos egipcios; las 32 líneas de la parte central estaban escritas en demótico, la última fase de la escritura egipcia; y la parte inferior la formaban 54 líneas en griego, una lengua hablada y escrita en Egipto desde época helenística.

Bouchard llevó el bloque al Instituto de Egipto en El Cairo, recientemente fundado en 1798, donde los estudiosos empezaron a analizarlo, aunque el significado de los jeroglíficos egipcios se había perdido hacía más de 1.000 años. Los estudiosos comprobaron que los tres epígrafes eran en realidad versiones de un mismo texto. La estela contenía un decreto sacerdotal en honor del faraón Ptolomeo V, datado en el año 196 a.C. Los ingleses se la llevaron como botín de guerra a Londres tras derrotar, en 1801, a las tropas napoleónicas en Egipto.
Poco después, en 1801, los ingleses derrotaron a los franceses, y la Piedra de Rosetta se convirtió en una posesión inglesa, como parte del tratado de Alejandría. Fue transportada a Londres en 1802, donde desde entonces ha estado en exhibición en el Museo Británico. Hasta el presente, la Piedra de Rosetta es el objeto más visitado del Museo Británico.

En 1820, después de un par de décadas de intrigas políticas y artimañas académicas, Jean Francois Champollion (un lingüista e historiador francés) y Thomas Young (un lingüista y físico inglés) unieron sus talentos para descifrar finalmente la escritura demótica y los jeroglíficos egipcios de la Piedra de Rosetta, comparándolos con el texto griego conocido. Aunque el proceso fue complicado y no sin controversias, este fue el tan importante momento de "¡Ajá!" para los egiptólogos, los arqueólogos, los lingüistas, y para los historiadores. En resumen, la Piedra de Rosetta fue el código que resolvió el misterio de los jeroglíficos egipcios. Fue la Piedra de Rosetta la que le permitió a los eruditos leer las inscripciones y relieves -- los textos, tablillas, y tumbas -- que finalmente proporcionaron una comprensión moderna de la antigua civilización egipcia.

La famosa pieza, que resultó ser un elemento clave para descifrar los jeroglíficos egipcios, fue hallada casualmente en el norte de Egipto por parte de un destacamento militar francés

Hoy en día es la pieza más visitada del Museo Británico de Londres.



jueves, 21 de mayo de 2015

Hatshepsut, la primera gran dama de la historia

Hatshepsut, la primera gran dama de la historia

Hoy les acerco una muy interesante investigación hecha por los "DETECTIVES DE LA HISTORIA", quienes se definen como "Resolviendo las páginas ocultas de la historia".

¿Os imagináis ser mujer allá por el año 1490 a.c en el antiguo Egipto? ¿Y además de ser mujer, ser la primera reina de Egipto? ¿Y si añadimos que tuvo que gobernar después del faraón más importante de Egipto, su padre Tutmosis I?
Pues esta mujer, Hatshepsut reina-faraón de la dinastía XVIII de Egipto no sólo gobernó como primera mujer, sino que llegó a ser la reina que más tiempo estuvo en el trono.
Hatshepsut1
Como gran reina, tuvo grandes enemigos que se dedicaron a borrar su nombre y todo lo que ella había sido. Esto hizo que investigar su vida 3000 años más tarde, se haya convertido en una novela de detectives donde la historia y la arqueología moderna se encuentran.
Egipto contaba con el ejército más grande del mundo y una buena economía. pero, ¿qué podía aportar esta gran mujer a una nación que parecía que lo tenía todo? Una vez en el trono, Maatkara Hatshepsut no fue una faraón testimonial. De hecho, se proclamó a si misma “diosa”.
Durante siglos, los gobernantes de Egipto construian monumentos para demostrar su fuerza y poder, a cada cual más grande. Hatshepsut se salió del guión, pues su propio templo, posee una suave elegancia que no es común en los monumentos egipcios. Pero más intrigante es lo que se encontraron los arqueólogos cerca del templo, un pasadizo muy profundo que lleva a la tumba de un hombre llamado Senmut.
Senenmut Hatshepsut and her medjay
Senmut era un plebeyo del que se rumoreaba que fue su amante. ¿Realmente una “diosa” como Hatshepsut pudo enamorarse de un hombre humilde como Senmut? ¿desafió ella a todo el mundo y rompió todos las normas para estar junto a este hombre? No sería la primera vez, pues ya desafió las normas que mantenían a las mujeres de Egipto fuera del poder. Pero sobre todo, ¿cómo consiguió Hatshepsut mantenerse durante tanto tiempo en el poder teniendo grandes enemigos como el gran guerrero Faraón Tutmosis III?.
Tutmosis III, apodado también como el “Napoleón egipcio”, era su sobrino y la persona a la que desplazó cuando reclamó el trono para ella. ¿Qué habilidades políticas ejerció para mantenerse en el trono durante 20 años?. Los ejércitos no podían ser, pues el ejército de Tutmosis era vencedor de todas sus batallas. Pero esta pequeña mujer lo mantuvo bajo control. ¿Cómo lo hizo?.
foto31
El poder en el antiguo Egipto se mantenía en las familias reales gracias a losmatrimonios entre parientes. No era inusual que un hermano se casara con su hermana, un padre con su hija o cualquier otra combinación. La idea es que la sangre real, se mantiene más pura si es con miembros de la familia real, aunque para ello tuvieran que casarse unos con otros.
Siguiendo esta tradición, Hatshepsut se casó con su medio hermano Tutmosis II, el cual no llegó a ser ni la sombra de lo que fue su padre. Bien es cierto, que su reinado transcurrió sin incidentes notables. La muerte de Tutmosis II, el cual falleció muy joven, fue un verdadero problema para la familia real, pues el único heredero posible era un niño que no tenía ni doce años, Tutmosis III. Pero comoHatshepsut era la reina viuda de Egipto, se decidió que fuera la regente hasta que el niño tuviera edad suficiente para reinar.
Bedman-Hatshepsut5
Muchos documentos afirman que Hatshepsut fue una excelente reina regente de Egipto. Durante siglos, se ha discutido mucho sobre si su toque femenino pudo haber influido en la forma de gobernar Egipto, pues desde que Hatshepsut reinara su regimen fue pacífico y armonioso.
Son muchas las preguntas que no se pueden contestar debido a la excasez de información de esta magnifica reina. Como reina puede que gobernara el país con talento y habilidad, pero tristemente la visión que se tenía sobre las mujeres prevaleció. Irónicamente el triunfo final ha sido para Hatshepsut, porque durante este siglo se han desenterrado muchos objetos procedentes de su reinado haciendo que su historia, no sólo no desaparezca, sino que cada día que pasa, sea más importante para el papel que tuvo la mujer en el antiguo Egipto y en el resto de la historia.




http://www.detectivesdelahistoria.es/hatshepsut-la-primera-gran-dama-de-la-historia/

domingo, 17 de mayo de 2015

BALNEARIOS EN LA ANTIGUA ROMA (siglo II a C Roma)


BALNEARIOS EN LA ANTIGUA ROMA (siglo II a C Roma)

 

Fueron los romanos quienes, hacia el siglo II a.C., convirtieron el baño en un acto social y construyeron enormes balnearios públicos que hoy podrían rivalizar con los más caros y lujosos clubes dedicados a la salud. Con su amor al lujo y al ocio, los romanos dotaron estos baños públicos con jardines, tiendas, bibliotecas, gimnasios y zonas de reposo para lecturas poéticas.
 
Las termas de Caracalla, por ejemplo, ofrecían a los ciudadanos romanos una amplia variedad de pociones para el cuidado de la salud y la belleza. En este inmenso complejo había salones para unturas y masajes corporales; baños calientes, tibios y fríos; salas de sudoración; zonas dedicadas a peluquería, con aplicaciones de champú y perfumes, además del rizado; salas de manicura y un gimnasio. También se podía adquirir allí una selección de cosméticos y perfumes. Después de hacer ejercicio y una vez bañado y debidamente aseado, el patricio romano podía leer en la biblioteca adyacente o entrar en una sala de conferencias para asistir a un debate filosófico o artístico. Una galería exhibía obras del arte griego y romano, y en otra sala, que también formaba parte del complejo, los esclavos servían fuentes de comida y escanciaban el vino.
 
Si esto recuerda los servicios de los más célebres balnearios modernos, es porque tal semejanza existe, con la diferencia de que el club romano era mucho mayor y podía albergar a muchos más clientes, a menudo 2500 a la vez. Y sólo me he referido al balneario para hombres; las mujeres solían disponer de instalaciones similares, aunque más pequeñas.
 
Si bien al principio hombres y mujeres se bañaban por separado, más tarde se pusieron de moda los baños mixtos, costumbre que duró hasta bien entrado el inicio de la era cristiana, cuando la Iglesia empezó a dictar la política estatal. (A juzgar por los escritos, el baño mixto no dio como resultado la extrema promiscuidad que se produjo 1000 años más tarde, cuando resurgieron los baños mixtos en Europa. Durante este primer período renacentista, la palabra italiana bagnio significaba a la vez "baño" y "burdel.
 
En el año 500 d.C., el lujoso balneario romano se había extinguido. Desde el declive del Imperio Romano, cuando los invasores bárbaros destruyeron la mayoría de los baños revestidos de azulejos y los acueductos de terracota, hasta el final de la Edad Media, el baño y la higiene en general fueron poco conocidos o apreciados. En aquellos tiempos, la opinión ortodoxa cristiana sostenía que la carne debía mortificarse todo lo que fuera posible. El baño completo, con exposición total del cuerpo, se consideraba que fomentaba las tentaciones y, por tanto, era pecaminoso, y esta opinión prevaleció en la mayor parle de Europa. Una persona se bañaba al ser bautizada por inmersión, y pocas veces más posteriormente. Los ricos se rociaban con perfumes, y los pobres hedían.    
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Con los baños, públicos o privados, se olvidó la tecnología del cuarto de baño en general. Las zanjas y letrinas exteriores, así como los orinales, resurgieron en todos los niveles de la sociedad. Los escrúpulos religiosos, a los que se unían las supersticiones médicas relativas a los peligros del baño para la salud, estuvieron a punto de poner fin a toda norma sanitaria. Durante cientos de años, cundieron las enfermedades, y las epidemias diezmaron pueblos y ciudades.
 
En Europa, los efectos de la Reforma en el siglo XVI exacerbaron todavía más esta aversión a la higiene. Protestantes y católicos rivalizaban en el repudio de las tentaciones de la carne, y eso les llevaba a no exponer su piel al jabón y al agua a lo largo de sus vidas. Las instalaciones de fontanería, tan complejas 2000 años antes, eran inalcanzables o inexistentes, incluso en los grandes palacios europeos. Y el desahogo de las necesidades corporales, efectuado cuando y donde acuciaran a cualquiera, llegó a ser tan corriente que en el año 1589 la corte real inglesa se vio obligada a fijar una advertencia pública en palacio:
 
"No se permite a nadie, quienquiera que sea, antes de las comidas, durante las mismas o después de ellas, ya sea tarde o temprano, ensuciar las escaleras, los pasillos o los armarios con orina u otras porquerías."
 
A la vista de este aviso, el consejo de Erasmo en el año 1530, "Es descortés saludar a alguien mientras esté orinando o defecando", adquiere todo su significado. 100 años más tarde, los libros de etiqueta insistían en la misma recomendación para el mismo problema público. "La ética galante, en la que se enseña cómo debe presentarse un joven ante la sociedad educada", obra escrita alrededor del año 1700, recomienda: "Si pasas junto a una persona que se esté aliviando, debes hacer como sí no la hubieras visto." Y un periódico francés de la época aporta una visión de la magnitud del problema sanitario: "París es un lugar odioso. Las calles huelen tan mal que no es posible salir... La multitud de personas en la calle produce un hedor tan detestable que no puede soportarse."
 
El problema de los desechos se solucionaba mediante el orinal. Sin medios de evacuación de residuos en las viviendas corrientes, el contenido de tales recipientes era arrojado a menudo en plena calle. Numerosos grabados de este período ilustran los peligros de caminar bajo las ventanas altas de las casas a horas avanzadas de la noche, el momento preferido para vaciar orinales. Este peligro, así como los arroyos de la calle, permanentemente repletos de suciedad, bien pudieron instituir la costumbre de acompañar un caballero a una dama por el centro de la calzada, lejos de la porquería.
 
Legalmente estaba dispuesto que el contenido de los "vasos de noche" había de ser recogido a primera hora de la mañana por hombres dedicados a este menester, y que transportaban tales materias en carros hasta grandes vertederos públicos, pero no todas las familias podían permitirse pagar este servicio.
 
Al principiar el siglo XVII, la tecnología de la fontanería había reaparecido en ciertas partes de Europa, pero no en el cuarto de baño, La construcción inicial del palacio de Versalles en ese siglo, palacio que, una vez completado, alojaría a la familia real francesa, a un millar de nobles y a 4000 sirvientes, no incluía instalaciones para retretes o cuartos de baño, pese a la grandiosidad de las fuentes y cascadas exteriores.
 
El inicio de la revolución industrial en Gran Bretaña, en el siglo XVIII, nada hizo en favor de las instalaciones sanitarias, caseras o públicas. La rapidez de la urbanización y de la industrialización causó un hacinamiento sofocante y una miseria sin paralelo. Pueblos en otro tiempo pintorescos se convirtieron en insalubres poblados de barracas.
 
Hasta que en la década de 1830 un grave brote de cólera diezmó la población de Londres, no iniciaron las autoridades una campaña en pro de las instalaciones sanitarias en las viviendas, en los lugares de trabajo y en las calles y parques públicos. Durante el resto del siglo, los ingenieros británicos ocuparían el primer lugar del mundo occidental en la construcción de medios sanitarios públicos y privados. El cuarto de baño, tal como damos hoy por sentado que existe en cualquier casa, había empezado a imponerse con su característica esencial: el moderno water de cisterna.
 
extraído de: http://www.tinet.org/~vne/C_bano_01.htm

viernes, 15 de mayo de 2015

CHAU JUNTA GRANDE

CHAU JUNTA GRANDE



De aquella vital, sanguínea, visceral, Primera Junta, no había quedado ni la sombra. El grito de la Francia del 89 había sido ahogado en sangre. La oligarquía comenzaba a defender sus intereses con cualquier método. Así conservó sus privilegios durante dos siglos. La Junta de 1810 con una circular redactada por Castelli había invitado a las provincias del virreinato a sumarse al proyecto sudamericano. Fueron llegando a la gran Aldea los representantes del interior utilizados para atizar un falso federalismo en contra de quienes eran en realidad sus verdaderos aliados: los jóvenes morenianos. El saavedrismo y el dean Gregorio Funes supieron usar esa falsa contradicción y ese frente lo quebró sabiamente la burguesía rapaz de Buenos Aires. Fue su especialidad durante dos siglos de romper el espinazo de las alianzas revolucionarias.
Atizar las brazas de las falsas contradicciones.

Los diputados del interior habían sido utilizados para desmembrar al morenismo y pulverizar a Mariano Moreno. La Junta Grande, convertida en conservadora era una cadáver putrefacto. Solo faltaba que alguien tirara  al pozo y echarle tierra. Los tenderos aprovecharon una jugada del Dean Gregorio Funes que redactó un Reglamento Orgánico para limitar las atribuciones del Triunvirato de su activo secretario, don Bernardino. Un estatuto provisional y la disolución de la Junta Grande fue la operatoria que culminó con las vacaciones en Buenos Aires de los representantes del Interior. Medalla, beso y pasajes de vuelta fueron el gracias por los servicios prestados que la “pandilla del Barranco” le extendió a los representantes provincianos. Subidos con prisa y  sin más trámite en los vehículos que los llevaban de vuelta a sus provincias. Se alejaban de las luces de la Gran Aldea.