LA PIEDRA DE ROSETTA
La
piedra de Rosetta, con inscripciones en egipcio, demótico y griego antiguo, fue
hallada a mediados de julio de 1799 por parte de un destacamento militar
francés.
Historia
de la Piedra de Rosetta – Napoleón y Su Ejército
¿Cuál
es la historia de la Piedra de Rosetta? ¿Cuál es la historia detrás del famoso
descubrimiento que revolucionó la egiptología?
Después
de que el imperio romano tomó el control de Egipto, aproximadamente en el 30
a.C., el arte de leer y escribir jeroglíficos se perdió finalmente. En
realidad, desconocidos para muchos, los jeroglíficos egipcios fueron
considerados un idioma "muerto" por más de 1.500 años.
Entonces,
en 1798, Napoleón atracó su flotilla francesa cerca de Alejandría, Egipto, y
movilizó sus tropas hacia el sur para luchar contra los ingleses cerca de El
Cairo. Los franceses ganaron la batalla terrestre, pero mientras estaban en el
terreno, la Marina inglesa, conducida por Lord Horacio Nelson, zarpó y hundió a
la flotilla francesa. Napoleón y sus tropas no tenían modo de regresar a
Francia, así que terminaron pasando los próximos tres años en Egipto.
Historia
de la Piedra de Rosetta – El Descubrimiento
En
1799, mientras "cavaban" y construían posiciones defensivas cerca de
Rashid (antigua Rosetta), una pequeña ciudad en las afueras de Alejandría, un
soldado del ejército de
A
mediados de julio de 1799 (el día exacto no está claro), hace 214 años, un
destacamento militar francés, bajo las órdenes del oficial Pierre-François
Bouchard (1771-1822), se puso a desenterrar una antigua fortaleza egipcia,
denominada por los franceses Fort Julien, en Rashid (Rosetta), en la costa
norte de Egipto, cuando un soldado descubrió la llamada piedra de Rosetta, un
bloque de piedra granítica de unos 760 kilos que dos décadas después resultó
ser un elemento clave para descifrar los jeroglíficos egipcios. Napoleón
descubrió una piedra negra de basalto, de 1,18 metros de largo por 73,1
centímetros de ancho, con tres nítidas bandas de grabados. Aunque el soldado no
reconoció los jeroglíficos egipcios en la parte superior, ni la escritura
demótica del centro, sí reconoció el griego antiguo de la parte inferior. En
lugar de utilizar la piedra como parte de la barricada, se la dio a eruditos
que viajaban con el ejército de Napoleón. Ellos se dieron cuenta de que la
piedra era algún tipo de antiguo decreto real escrito tres veces, en tres
idiomas diferentes. La llamaron Piedra de Rosetta y comenzaron algunos
estudios.
En
la cara pulimentada de la piedra, que era un fragmento de una antigua estela
egipcia, aparecían tres tipos de escritura: la parte superior, compuesta por 14
líneas, estaba formada por jeroglíficos egipcios; las 32 líneas de la parte
central estaban escritas en demótico, la última fase de la escritura egipcia; y
la parte inferior la formaban 54 líneas en griego, una lengua hablada y escrita
en Egipto desde época helenística.
Bouchard
llevó el bloque al Instituto de Egipto en El Cairo, recientemente fundado en
1798, donde los estudiosos empezaron a analizarlo, aunque el significado de los
jeroglíficos egipcios se había perdido hacía más de 1.000 años. Los estudiosos
comprobaron que los tres epígrafes eran en realidad versiones de un mismo
texto. La estela contenía un decreto sacerdotal en honor del faraón Ptolomeo V,
datado en el año 196 a.C. Los ingleses se la llevaron como botín de guerra a
Londres tras derrotar, en 1801, a las tropas napoleónicas en Egipto.
Poco
después, en 1801, los ingleses derrotaron a los franceses, y la Piedra de
Rosetta se convirtió en una posesión inglesa, como parte del tratado de
Alejandría. Fue transportada a Londres en 1802, donde desde entonces ha estado
en exhibición en el Museo Británico. Hasta el presente, la Piedra de Rosetta es
el objeto más visitado del Museo Británico.
En
1820, después de un par de décadas de intrigas políticas y artimañas
académicas, Jean Francois Champollion (un lingüista e historiador francés) y
Thomas Young (un lingüista y físico inglés) unieron sus talentos para descifrar
finalmente la escritura demótica y los jeroglíficos egipcios de la Piedra de
Rosetta, comparándolos con el texto griego conocido. Aunque el proceso fue
complicado y no sin controversias, este fue el tan importante momento de
"¡Ajá!" para los egiptólogos, los arqueólogos, los lingüistas, y para
los historiadores. En resumen, la Piedra de Rosetta fue el código que resolvió
el misterio de los jeroglíficos egipcios. Fue la Piedra de Rosetta la que le
permitió a los eruditos leer las inscripciones y relieves -- los textos,
tablillas, y tumbas -- que finalmente proporcionaron una comprensión moderna de
la antigua civilización egipcia.
La
famosa pieza, que resultó ser un elemento clave para descifrar los jeroglíficos
egipcios, fue hallada casualmente en el norte de Egipto por parte de un
destacamento militar francés
Hoy
en día es la pieza más visitada del Museo Británico de Londres.
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