CORONEL MANUEL OLAZÁBAL Para San Martín: su hijo.
Fue un “Heroico Defensor de la
Nación”
Manuel
de Olazábal (Buenos Aires, 1800 - íd., 1872)
militar argentino que participó en la guerra de
independencia y las guerras civiles de su país, llegando al
grado de coronel.
Cuando
creó el Cuerpo de Granaderos a Caballo, a mediados de 1812, José de San Martín
deseaba que los jóvenes de las familias más importantes de Buenos Aires dieran
el ejemplo y se alistaran. Así fue que entonces los primeros en incorporarse
fueron sus cuñados Manuel Escalada quien tenía 16 años y Mariano con 17 años.
Entre los que siguieron el ejemplo, estaba Olazabal, con carácter de guerrero
indomable se enroló como cadete el 7 de enero de 1813, una semana después de
haber cumplido los 13 años en el Regimiento de Granaderos a Caballo. No formó
parte en el combate de San Lorenzo, aún así poco tiempo después de su
incorporación, se destacó por su destreza, sumada a las muestras de coraje,
algo que sus superiores podían detectar en las prácticas que llevaban a cabo en
el cuartel de Retiro. Ya el 4 de diciembre del mismo año, consiguió su primer
ascenso a portaestandarte y participó de la campaña a la Banda Oriental, en el
que arribó en Buenos Aires, con dos escuadrones de Granaderos a Caballo, bajo
el mando del teniente coronel José Matías Zapiola. Desembarcaron en la Colonia,
lugar donde el general Alvear marchaba a enfrentarse con el ejército que
sitiaba Montevideo. El joven portaestandarte, nombrado por Alvear jefe de 30
granaderos que formaron la escolta con la que marchó hasta la comandancia
enemiga, fue enviado para atacar a una fuerza realista de caballería, que a
menudo salía a patrullar, operación que ejecutó aquél bajo el fuego de los
cañones provenientes de la fortaleza del Cerro, logrando matar a seis soldados
y capturando a tres, dando fin a los españoles el 23 de junio de 1814, donde al
día siguiente le honraron a Olazábal con el dictado de “Benemérito en Grado
Heroico”, también le fue otorgada una medalla con la inscripción: “La Patria a
los Libertadores de Montevideo - Junio 24 de 1814”. Un día después, el joven
fue nombrado jefe de la escolta de Alvear, por tener acciones destacas como las
que mantuvo en Las Piedras contra el caudillo Fernando Otorgués, logrando la
captura de 400 prisioneros.
Un
mes después se alistó al ejército que comandaba el coronel Dorrego contra los
enemigos orientales, donde en el mes de agosto, en la acción del Valle del
Iguá, contra el mismo caudillo Otorgués. También en agosto de 1814 estuvo en la
toma de la fortaleza de Santa Teresa y persecución realizada contra las fuerzas
de Otorgués, hasta obligarlo a internarse en territorio brasileño. En el mes de
septiembre marchó con el ejército hasta el Río Negro, desde donde con la fuerza
efectiva de 40 soldados lo asignaron para reunir caballadas, en cierta
oportunidad tuvo un encuentro con los enemigos, en el cual Olazábal, de
sobresaliente acción capturó armamento y carretas con provisiones.
Además
participó en la batalla de Guayabos o también llama “batalla de Arerunguá” la
cual fue entre las fuerzas federales del oriental José Artigas y las de las
Provincias Unidas del Río de la Plata al mando de Manuel Dorrego, el que fue
derrotado por los insurrectos. La cuál sucedió a orillas del arroyo Guayabos,
afluente del Arerunguá, en enero de 1815, donde Dorrego contaba con 750 hombres
contra los 1400 aproximadamente que tenia a su cargo Artigas, cuyas fuerzas
eran diligenciadas por Fructuoso Rivera. Al comienzo los soldados del
Regimiento de Granaderos a Caballo con Juan Lavalle al frente, lograron una
pequeña ventaja sobre los orientales al atacar por el ala derecha, pero mucho
no valió ya que varios de los soldados de Dorrego se pasaron al bando a los
federales, con lo que estos lograron resistir el flanqueo. La mayor parte de
las unidades de Manuel Dorrego comenzaron a huir, quedando solo su escolta y
los granaderos. Al cabo de no mucho tiempo, también los de Entrerrianos fueron
acabados, por lo que Alvear ordena la retirada del campo de batalla, en la que
sufrieron una tenaz persecución que efectuada por los riveristas, durante tal,
el compatriota Zapiola rodó y fue capturado por el enemigo, fue allí que sin
dudarlo Olazábal y dos hombres se lanzaron de sus caballos para pelear y
rescatar con éxito a su comandante. Las fuerzas de Dorrego se llevaron de
Montevideo todo el armamento y dinero que pudiesen, como así también su
imprenta, dejando a Otorgués entrar en la ciudad libremente. Asimismo los soldados
en huida, entre saqueo y aprovisionamiento, lograron volar el polvorín de la
capital oriental, trayendo consigo la muerte de varios civiles. Mas tarde,
Alvear ofreció a Artigas la independencia de su provincia, que el jefe federal
rechazó indignado. La batalla de Guayabos marcó la liberación de la Banda
Oriental de la dominación directorial e inició el período de máximo poder de
Artigas. Fue el parásito de la independencia de Uruguay, la que luego se
concretaría al fin en el año 1828. Pero, al no haber dado un buen fin a la
cuestión federal, fue un factor más en las incansables guerras civiles que
dividieron a la región del Río de la Plata.
En
febrero de 1815, terminada la campaña, regresó con su Regimiento a Buenos Aires
y en donde el 14 de abril fue ascendido al rango de Teniente. Adentrados en el
mes de julio los escuadrones de Granaderos a Caballo marcharon rumbo a Mendoza,
donde Olazábal tomó importante papel en virtud a la organización del Ejército
de los Andes, además San Martín lo nombró jefe de su escolta con tan solo
apenas 15 años, estaba a cargo de 40 Granaderos a Caballo. Siendo abril de
1816, Olazábal inició la marcha con un escuadrón de Granaderos bajo el mando
del teniente coronel José Melián, hacia el paso del Portillo, en la Cordillera,
donde estuvo por el término de dos meses.
El
trato entre el San Martín y el subordinado sobrepasara los límites del
campamento de El Plumerillo. El jefe trataba a Olazábal como si fuera su hijo,
pero era de carácter fuerte. Fue así que un día el joven teniente se
desentendió con el capitán José Melián, ya que el superior era muy arrogante,
quien tenía buenos conceptos desde la invasión inglesa de 1806. En cuestión,
durante la discusión, el capitán insultó a Olazábal, que sin dudarlo y sin
sentirse menos lo retó a duelo. Inmediatamente entre despamplones y alaridos de
los soldados, San Martín se enteró de lo que estaba por ocurrir y mandó llamar
al joven teniente. Póstumamente en su tienda de campaña lo encaró con suma
severidad. Trató de inhibirlo preguntándole si sabía cuál era el castigo que
recibirían aquellos que se enfrentaran a duelo con un camarada. Olazábal, fuera
de ponerse en actitud defensiva, le respondió: “El teniente Olazábal sabrá
cumplir la pena que su general le imponga. Pero nadie ha de faltarle al honor
de un soldado del General San Martín". El jefe inmediatamente se coloca de
pie y ordenó al teniente que se retire, tratando de evitar mostrar la sonrisa
que le había provocado la respuesta. Igualmente, días después se produjo el duelo,
en cual Melián atinó un sablazo en la rodilla de Olazábal, por lo que este
estuvo unos días en cama. Asimismo, en alguna oportunidad, San Martín llegó
cabalgando al campamento y vio a Olazábal caminando con una muleta, se bajó del
caballo y le cuestionó qué era lo que había sucedido. El joven respondió que
apenas había sido una rodada, San Martín lo observó fijamente y como si fuera
el padre le aconsejó: "Tenga usted mucho cuidado con las rodadas".
Esa
noche, junto con la comida, el convaleciente recibió una onza de oro, sin
remitente. Podía ser anónima, sin embargo, todos sabían que la había enviado su
orgulloso jefe
A
principios de 1817 se fue a Chile, formando parte del cuerpo de Vanguardia,
bajo las órdenes del mayor general Miguel Estanislao de Soler. Galardonada y
honrosamente se libraba el combate en Putaendo, a cercanías de la Cordillera de
los Andes, producido este el 7 de febrero, osadía en la cual el comandante
Mariano Necochea con la escolta de San Martín y 25 granaderos, haciendo un
total de 66 hombres, venció al enemigo de una fuerza muy superior, ya que eran
400 infantes y 300 jinetes los que contaban además con dos cañones. El juvenil
teniente, durante la trastienda librada logró rescatar al sargento Fuensalida,
quien era llevado como prisionero por parte de los realistas, acción de armas
con esmero y arrojo por el cual fue recomendado por el general Soler,
adquiriendo honor y prestigio a tan temprana edad.
Cinco
días más tarde, mas precisamente el 12 de febrero de 1817, Olazábal participó
en la batalla de Chacabuco, decisiva contienda de la Independencia de Chile,
donde al capturar una batería enemiga recibió dos graves balazos, causando
heridas una que le atravesaron el brazo izquierdo y su costado. Esto le valió a
que fuera recomendado y días después, el 24 de marzo, fue promovido por San
Martín al grado de ayudante mayor y así también le otorgaron una medalla
conmemorativa con la inscripción: “Chile restaurado por el valor de Chacabuco.
La Patria a los vencedores de los Andes, Febrero 12 de 1817”.
En
abril de 1817 expedicionó con el coronel Las Heras hacia el sur de Chile, donde
al mes siguiente tomó parte en el Combate en el Cerro del Gavilán. Olazábal
participó de la arriesgada tarea en el reconocimiento que efectuó sobre las
baterías enemigas, la que produjo un fogueo de cañón al comandante Manuel de
Escalada. Las Heras había tomado posiciones en este pequeño cerro y teniendo
conocimiento de que el enemigo comandado por Ordóñez había pedido refuerzos
para efectuar un ataque, inmediatamente solicitó ayuda a O'Higgins. El General
Ordóñez, para contrapartida, intentó de coaccionar para que el brigadier Las
Heras no adquiera esos refuerzos, motivo que accionó un ataque suicida
asaltando las posiciones patriotas. A fin de cuentas logró el ataque, pero de
todas formas el combate resultó en una derrota para Ordóñez, el que no tuvo
remedio más que retirarse a Talcahuano.
Posteriores
meses, ya situados en diciembre de 1817, Olazábal se encontró en el valeroso
asalto a la fortaleza de Concepción, efectuado por las fuerzas independientes a
las órdenes del general O`Higgins, en dicha ocasión se realizaron varias
comisiones, todas bajo el fuego de la artillería proveniente de la fortaleza.
Dada la orden de retirada, Olazábal tenía la misión de volar las
fortificaciones y cubrir la retaguardia, órdenes que cumplió admirablemente.
El
12 de marzo de 1818, Olazábal se halló en la acción de Quechereguas, efectuada
contra el ejército realista. Siete días después se hallaba en la gran batalla
de Cancha Rayada, en la cual fueron derrotadas las fuerzas patriotas. En la
tarde de ese día, se sostuvo la caballería patriota bajo el mando del general
Antonio González Balcarce, contra el ejército real mandado por el brigadier
Osorio, pero ya en horas de la noche, el Ejercito Unido se encontraba en
dispersión por los agresivos ataques infligidos por los españoles enviados por
el general Ordóñez. Fue entonces, que el mismo Olazábal entre desmanes,
desbandadas y corridas, consiguió reunir y ordenar a 200 Granaderos a Caballo
guiándolos a salvo hasta el arroyo Lircay, donde se puso a las órdenes del
teniente coronel José Melián, que luego se fueron replegando hasta San
Fernando, Melián informó los sucedido destacando las acciones de Olazábal.
En
el quinto día de abril, aconteció la importante y decisiva batalla de Maipú, en
el zona de los Cerrillos del Maipo en Chile, hecho donde Ordóñez se llenó de
valor atrincherándose en la Hacienda de Espejo, por tal motivo el coronel
Zapiola reaccionó con directivas hacia el ayudante Olazábal, con el objetivo de
concretar la rendición a una fuerza compuesta de 400 soldados con 12 oficiales,
a los que logró desarmar y luego los presentó ante el general San Martín, quien
después organizó a su ejército en una posición elevada esperando el ataque
español. Asimismo, Olazábal se encontró en un difícil encuentro que mantuvo el
teniente coronel José Melián al pie de 180 Granaderos a Caballo y consiguió
eliminar a un capitán enemigo, después en honor a lo sucedido exhibió las
charreteras de aquel muerto al general San Martín. Por estos dos actos, a fin
de homenaje, el general San Martín promovió a Olazábal premiándolo con el grado
de capitán, que le fue reconocido el 13 de mayo de 1818, con retroactivo al 15
de abril, además también recibió los cordones de plata. Acto seguido, así
ocurrió que Olazábal fue declarado “Heroico Defensor de la Nación” por el
Congreso y, continuamente el alto mando chileno, los que lo condecoraron con
una medalla de plata, en ella se podía apreciar esta inscripción: “Chile
reconocido al valor y constancia” y en su reverso “DE LOS VENCEDORES DE MAIPU,
5 DE ABRIL DE 1818” .
El
24 de diciembre, Olazábal se halló en la toma de la ciudad de Chillán realizada
por las fuerzas mandadas por Zapiola, que desalojaron de aquella plaza a los
españoles comandados por el precipitado general Sánchez. Par de días
siguientes, el general Zapiola destacó a Olazábal, y ordenó a este que con su
compañía practicase un reconocimiento sobre los enemigos, surgiendo de este, la
lucha contra 150 lanceros, el resultado fue la eliminación de dieciséis hombres
y capturó a otros nueve. Finalizada la contienda, su Regimiento se alistó
camino al Parral.
El
13 de enero de 1819, Olazábal se desplazó junto con los Granaderos a Caballo al
mando del coronel Manuel de Escalada, rumbo a la tercera campaña a Chile, la
que estaba comandada por el general Antonio González Balcarce, quien luchaba
contra las fuerzas reales bajo las órdenes del general Sánchez. Luego de tres
días, el joven capitán con compañía abatió a 150 hombres del enemigo en la zona
llamada Santa Fe. Más tarde se le impartió órdenes por parte de Escalada, las
cuales eran el deber de lidiar contra la retaguardia enemiga, cumpliendo la
misión al pie de la letra, surgieron una serie de guerrillas, que victoriosas
de estas liberó a monjas de la ciudad de Concepción, las que se encontraban en
carátula de prisioneras. Luego, el 18 de enero, estuvo en la toma de la ciudad
de los Angeles, en que los enemigos fueron perseguidos y vencidos, acción por
la cual Olazábal obtuvo honores de recomendación. Día después en la gloriosa
acción de Bío-Bío, en la que también participó bajo la tutela del coronel
Rudecindo Alvarado, esta batalla recalca otra recomendación para el joven, por
destaco, conducta y esfuerzo ya que abatió por completo al ejército enemigo del
general Sánchez. El 29 de enero atravesaron el río Bío-Bío (separa Araucanía
del resto de Chile), al día siguiente combatieron contra un total de 900
araucanos, los que eran enviados por los jefes realistas, encuentro que
significó la derrota de los enemigos siendo Olazábal el principal artífice. A
dos días de cruzar el río el ejército patriota con Balcarce a la cabeza, tomó
la fortaleza de Nacimiento, en Arauco, donde se vuelven a ver las caras con el
general Sánchez. Posteriormente el 6 de febrero de 1819 culminó la campaña del
Bío-Bío, por lo que Olazábal con los Granaderos se dirigieron hacia a Curimón.
Entonces
fue que Olazábal recibió ordenes de sus superiores de regresar a Mendoza, sin
vueltas, el 30 de abril de 1819 junto con su Regimiento de Granaderos a Caballo
y otros cuerpos atravesó la Cordillera.
Luego
el general José de San Martín solicitó personalmente la mano de la patricia
Laureana Ferrari en su nombre y fue su padrino de bodas en 1819, así como del
primero de sus hijos. Su mujer fue dama patricia quién junto a Remedios de
Escalada de San Martín, entre otras, bordó la Bandera de los Andes. Con nuevas
impartidas y en virtud a la expedición al Perú, el 30 de septiembre, partió con
su regimiento destino a la provincia de San Luis.
En
1821, en el mes de junio fue designado bajo el mando del coronel Buenaventura
Quiroga, quien estaba en San Juan y contaba con fuerzas destinadas a
contrarrestar al caudillo chileno de José Miguel Carrera, habían sido
victoriosas las operaciones que significaron el avance sobre las provincias de
Cuyo. El 6 de agosto del mismo año, Olazábal ya designado como jefe de las
líneas de avanzada de las fuerzas mendocinas que eran designadas en misión a
terminar con el caudillo chileno. A fin de mes, en Punta del Médano, en
Mendoza, las tropas de Carrera se enfrentaron con las de Gutiérrez, acción en
la que Olazábal, ya con 20 años, comandó la columna derecha mendocina. Por lo
accionado, fue promovido a sargento mayor ya que Carrera fue vencido, tomado
como prisionero y luego fuera ejecutado el día 4 de septiembre de 1821. Por
parte del Gobierno Nacional, en virtud a su conducta, le otorgó a Olazábal una
medalla de oro con la inscripción: “Aniquilé la Anarquía. – Agosto 31 de 1821”,
por otro lado, el Supremo Director de chileno lo condecoró con la medalla de la
Legión del Mérito, la que lleva las siguientes palabras: “Legión de Mérito de
Chile. Honor y Premio al Patriotismo”. Por ultimo, el Cabildo de Mendoza le
entregó una medalla de plata enviada por el Protector del Perú, haciendo
conmemoración de la toma de Lima, debido a que el capitán trato de todas formas
salvaguardar la vida de José Miguel Carrera, pero resulto inútil. En 1823,
teniendo en conocimiento que San Martín estaba en Mendoza se dirigió a su
encuentro.
Llegado
el 5 de julio de 1824 era Comandante General de Armas de la Provincia nombrado
por el gobierno de Mendoza y el 22 de julio de fue ascendido a Teniente Coronel
de Caballería de Línea. Bajo el mando de Aldao, en septiembre de 1825 asistió
al combate de las Leñas contra los indígenas hostiles de San Juan. Luego,
siendo el año 1827 se dirigió para incorporarse al Regimiento Nº 1 de
Caballería, que se hallaba en campaña en operaciones contra el Brasil, quien
después con la fuerza efectiva de 150 hombres recibió la desmesurada misión de
pasar por detrás del ejército imperial, con el objetivo principal de sustraer
ganado para abastecer a su ejército, tarea que completó exitosamente,
alcanzando a tomar mas de 15.000 cabezas, pero no consiguió evitar la contienda
contra el bando enemiga, momento lamentable en donde Olazábal tuvo bajas como
ser seis soldados y un oficial, acciones proyectadas a proximidades Bagé.
Subsistido de aquel acto, aconteció destacadamente, la batalla de Ituzaingo o
batalla del Paso de Rosario, que fue un duelo entre las tropas aliadas de los
sublevados orientales y el Ejército argentino contra las tropas del Imperio del
Brasil. La victoria de la alianza hizo surgir la Convención Preliminar de Paz,
que luego se firmaría en 1828, donde reconoce como Estado libre, independiente
y soberano al Uruguay.
En
febrero de 1828, se encontraba en el combate que la caballería del Ejército
Republicano mantuvo en la hacienda del Padre Filiberto, a las disposiciones del
general Lavalleja, en querella con las fuerzas del General en Jefe brasileño,
el Barón de Lecor. Ocasión tal que el 15 de abril se originó el combate de Las
Cañas, donde el general Julián Laguna con la caballería republicana, sostuvo la
lucha de una fuerte columna enemiga, que derivó en una huida, mero trabajo el
de las fuerzas imperiales comandadas en esta oportunidad por el mayor general
Braun. Al intervalo de más de un mes, es decir, a fines de marzo del mismo año
alcanzó el nombramiento de teniente coronel del Regimiento 1º de Caballería al
que ya pertenecía, encabezando así el 3º Escuadrón del antes mencionado cuerpo.
En
el mes de mayo del mismo año, el teniente coronel Olazábal en virtud a las
mandatarias marchó en dos ocasiones hacia el Cuartel General de los imperiales
como parlamentario ante el Comandante en Jefe.
En
junio, fue enviado a Buenos Aires para cometer una encomienda de importancia,
en dicha ocasión, Olazábal fue hecho prisionero, pero gracias a la negociación
de los Generales Guido y Balcarce logró recuperar su libertad.
En
julio de 1828, salió en marcha para nuevamente incorporarse al Ejército
Republicano, a qui estuvo hasta que se consiguió firmar la paz las fuerzas
imperiales. A continuación, en noviembre de 1828 volvió a Buenos Aires.
Expresado así la anunciación del general Lavalle, que lo llevó al comandante
Olazábal, el 9 de diciembre, al participar del combate de Navarro, en la que
proporcionó participación al Escuadrón Escolta y he aquí otra buena actuación
por desempeño.
El
coronel Manuel de Olazábal, conjuntamente con el sargento mayor Álvarez de
Condarco, fueron los únicos argentinos y antiguos oficiales del Ejército de los
Andes, que abordaron el “Condesa de Chichester“, en el cual se encontraba el
libertador de Chile y del Perú, cuando este concreto su último viaje al Río de
la Plata. De tal manera que fue el 6 de febrero de 1829 cuando tuvo estuvieron
a bordo del buque, en el puerto de Buenos Aires. Encuentro del general San
Martín con sus dos fieles subordinados. En virtud a este acto de honradez al
más magno le los argentinos, bien merecidos tendrían Olazábal y Álvarez de
Condarco que se los recordara como eternos patriotas.
Partiendo
hacia Chascomús, en febrero de 1829, en la cual trasladaba caudales para el
ejército del general Lavalle. Al mes consecutivo, se unió al ejército de
Lavalle, para cometer las operaciones contra el gobernador de Santa Fe, el
general Estanislao López. Fue mismamente que el 26 de abril, se hallaba en la
batalla del Puente de Márquez, donde tristemente fue vencido. Tras el derrumbamiento
de Lavalle, Olazábal fue anexado a la Subinspección de Campaña el 1º de
diciembre de 1829.
El
24 de junio de 1829, recibió los honores con una nueva promoción al grado de
Coronel Graduado. Así fue que por dictamen del Ministro de la Guerra impartió camino
rumbo a la República Oriental y se instaló en la villa de Cerro Largo, con el
objetivo de brindar ayuda al general Lavalleja, que de todas formas, Olazábal
al mando de su división sorteo la derrota en manos del general Rivera, esta
primera oleada de ayuda que se hizo en inicios de 1833, en territorio de el
Yaguarón, zona de los orientales. En octubre, el coronel Olazábal, con la de
edad de 32 años, fue designado por su gobierno, como Comandante en Jefe de
todas las fuerzas de caballería que sostuvieron los Poderes Públicos en la
lucha contra la insurrección. De esta manera el día 20 de octubre, en la
Recoleta, sometió al filo de cuchillos a una división de 600 hombres enviados
por el comandante Martín Hidalgo. Semana posterior, en el arroyo Maldonado, derrotó
al mismísimo Hidalgo, quien recibió refuerzos de 800 soldados. Por tal labor,
Olazábal fue declarado merecedor del bien de la Patria. Consecuentemente el
gobierno le concedió una lanza en honradez por su deslumbrante desempeño. Con
ello obtuvo licencia y se marchó a la ciudad de Corrientes, pero el gobierno de
turno lo citó inmediatamente para formar filas con las tropas, aún así en enero
de 1834, fue escogido Presidente de la Academia Militar de Jefes y Oficiales.
Sabiendo que siendo ya octubre de 1834 todavía gozaba de licencia la que le
fuere prorrogada por el término de 5 meses. Continuamente en noviembre, fue
designado Comandante General de Armas de la Capital de Corrientes. Pero con el
mandato de Rosas, el 16 de abril de 1835, se decretó la baja de varios jefes y
oficiales del Ejercito Nacional, entre ellos la del coronel Olazábal.
De
todas formas, en febrero de 1839 lo escogieron como Mayor General del primer
Ejército Libertador que constituyó la provincia de Corrientes, comandadas por
el general Genaro Berón de Astrada, la que sufrió la sangrienta y desastrosa
batalla de Pago Largo, siendo derrotado y íntegramente destruido el ejercito
correntino. Dictaminada la derrota, Olazábal se fue camino a San Roque, donde
envío comunicado a Juan Felipe Gramajo, dando a conocer la muerte de Berón de
Astrada. Más tarde, Olazábal ya en el Estado Oriental fue designado como primer
edecán del presidente Rivera. Cuando la República vecina fue invadida, el
coronel escoltó a Rivera en toda la operación, presenciando así en diciembre de
1839, la batalla de Cagancha, en la que el gobernador de Entre Ríos fue
derrotado, por o que obligadamente tuvo que renunciar al territorio oriental.
Año siguiente, en julio de 1840, Olazábal fue escogido Comandante General de la
Campaña al Río Negro. En esta desempeñó la comprometida comisión de desplazarse
a la retaguardia del enemigo, logrando establecerse en campamento en Cagancha,
con la conclusión de componer una división para atacar al contrincante, encargo
que había sido cometido completando una fuerza de aproximadamente 400 hombres,
con los que, en Tacuarembó, acabó consiguiendo la victoria contra las
desventaja de 600 enemigos.
En
1841, lo designan segundo Jefe del Estado Mayor General del Ejército. A
principios del año siguiente, enero de 1842, fue comisionado por el gobierno
oriental para erigir una División Argentina de Caballería. División con la que
luego en la provincia de Entre Ríos, se reunió con el Ejército de Reserva al
mando del general José María Paz, Mas tarde Olazábal sería nombrado Jefe del
Estado Mayor del Ejército de Reserva.
En
marzo de 1844 se indujo a Montevideo, desde donde pasó a Corrientes para
ofrecer servicios en el ejército del general Juan Madariaga, donde cumplió el
rol de comandante en jefe de la división santafecina, con la que marchó hasta
la costa del río Paraná, lugar donde permaneció hasta fin de año.
El
15 de noviembre de 1850, Rosas lo reincorpora al Ejército de la Provincia de
Buenos Aires, otorgándole el grado de coronel de caballería.
Dos
años después fue Vocal de la Comisión Administrativa del cuerpo de Inválidos.
Comenzado junio de 1853. En septiembre de 1853, el gobierno lo nombró
comandante en jefe de los batallones de guardias Nacionales. Así también en el
mes de octubre, fue designado a cumplimentar como comandante militar de la isla
de Martín García y con la guarnición de la misma.
Desde
los años 1858, Olazábal comenzó a propagar por escrito sus memorias, las que
pueden llegar a analizarse como una auténtica crónica de la independencia,
estas mismas fueron publicadas en el diario “La Democracia” residente de la
ciudad de Buenos Aires, que a su vez la Editorial Comercio se encargaba de la
impresión. Fue esta misma editorial que después editó el libro, con el título
de “Episodios de la Guerra de la Independencia” la que cuenta con detalles
parte de aquella épica campaña donde se destaca la figura de San Martín, a
quien considera su padre.
Siendo
el 22 de agosto de 1859, Olazábal fue elegido como Presidente de la República,
Contador y además, Tesorero del Ejército Nacional el cual estaba a sus
inmediatas disposiciones. El 23 de octubre participó en la batalla de Cepeda,
en la que terminaron victoriosos. A continuación en 1860 fue reasignado como
primer edecán del Dr. Santiago Derqui, quien fuera entonces segundo Presidente
Constitucional de la República. Para septiembre de los años 1861 tuvo
nombramiento como Presidente del Consejo de Guerra permanente de Oficiales
Generales.
En
1863, Olazábal comenzó a publicar sus memorias tituladas “Episodios de la
Guerra de la Independencia”, que es un hermoso legado para la posteridad.
Triste
y finalmente, el 6 de septiembre de 1870, fallece su esposa, Acto seguido, un
19 de julio de 1872, fallece el heroico soldado de los Andes en Buenos Aires.
Está
enterrado en el Cementerio de la Recoleta.
Material
Bibliográfico:
Fragmentos
del “El Ostracismo de los Carreras”, por el Coronel Manuel de Olazábal,
Gualegaychu, 1858, Imprenta del Comercio.
Manuel
De Olazábal, Del Ejercito de los Andes a las Guerras Civiles, Autor: Pereyra de
Olazábal Gonzalo, Editorial: DUNKEN.
Paginas Web:
http://www.lanacion.com.ar/1607461-olaz ... san-martin
http://www.revisionistas.com.ar/?p=5808
http://jorgepelfort.blogspot.com.ar/200
... ayabo.html
http://logiapanamerica.com.ar/?p=510
http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-692.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Gavil%C3%A1n
http://www.crucedelosandes.com.ar/el_renunciamiento.asp
http://www.granaderos.com.ar/efemerides
... 3-1818.htm
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