TIRADENTES
Joaquim José da Silva Xavier
Héroe nacional y patriota brasileño
Nació
el 12 de noviembre de 1748 en Pombal (Brasil).
Tiradentes
era hijo del portugués Domingos da Silva Santos, propietario rural, y de la
brasileña Maria Antônia da Encarnação Xavier. Era el cuarto de siete hermanos.
En 1755 y 1757 murieron sucesivamente su madre y su padre. No estudió de manera
formal, sino que se puso bajo la tutela de Fue educado por su hermano, que era
sacerdote. y cirujano. Trabajó ocasionalmente como minero y en diversas tareas
relacionadas con la farmacia y la odontología, lo que le valió su apodo de
Tiradentes.
Conocía
en profundidad las constituciones promulgadas por las asambleas estatales de
Estados Unidos, y llevaba siempre consigo ejemplares de las mismas.
Fue
un odontólogo, militar, minero, comerciante y activista político brasileño,
considerado como héroe nacional de su país por haber asumido en exclusividad la
responsabilidad de la Conspiración Minera -estrictamente Inconfidência Mineira-('conjuración
minera'), primer intento serio de independizar a Brasil del Reino de Portugal,
a fines del siglo XVIII. Pretendía provocar un levantamiento, lograr la
independencia de Brasil y crear una república, libre de las restricciones
impuestas a la minería, fabricación y sistema monetario del diamante.
Con
los conocimientos adquiridos en su trabajo de minero se hizo técnico en
reconocimiento de terrenos y en exploración de sus recursos, y empezó a
trabajar para el gobierno.
En
1780 se alistó en el ejército de Minas Gerais, y en 1781 fue nombrado por la
reina María I, comandante de patrulla de Caminho Novo, que conducía hasta Río
de Janeiro y que garantizaba el transporte del oro y los diamantes de la
región. En ese periodo, comenzó a criticar las misiones de exploración del
Brasil por parte de la metrópoli, lo que resultaba evidente cuando se comparaba
el volumen de riquezas tomadas por los portugueses y la pobreza en la que
seguía viviendo el pueblo. Descontento por no conseguir ascender en su carrera
militar (en la que sólo llegó al grado de alférez) se licenció en 1787.
Esto
ocurría porque en la Policía Colonial Portuguesa, así como en todas las Fuerzas
Armadas de la metrópoli lusitana, todos los rangos militares arriba de alférez
(teniente) eran reservados a los nacidos en Portugal, en una práctica muy común
durante el colonialismo en América Latina.
De
regreso a Minas Gerais, empezó a preconizar en Vila Rica y sus alrededores la
creación de un movimiento de independencia para Brasil. A este movimiento se
integraron miembros del clero y personajes de cierto relieve social, como los
poetas Cláudio Manuel da Costa, antiguo secretario del gobierno, Tomás Antônio
Gonzaga e Inácio José de Alvarenga Peixoto.
El
movimiento ganó apoyo ideológico con la independencia de las colonias
británicas en Norteamérica y la formación de los Estados Unidos. Factores
regionales y económicos también influyeron en consolidar la rebelión en Minas
Gerais, ya que la región producía cada vez menos oro. Los colonos ya no eran
capaces de cumplir con el pago anual de cien arrobas de oro destinadas a la
Real Fazenda, motivo por el que se unieron a la rebelión.
El
sentimiento de rebelión alcanzó su momento álgido con la implantación de un
nuevo impuesto por parte del gobierno colonial: una tasa obligatoria de 538
arrobas de oro en impuestos atrasados (desde 1762), debía ser ejecutada por el
nuevo gobernador de Minas Gerais, Luís Antônio Furtado de Mendonça, vizconde de
Barbacena. El movimiento se inició la noche de la insurrección cuando los
líderes de la conspiración salieron por las calles de Vila Rica dando vivas a
la República, con lo que obtuvieron la inmediata adhesión de la población. Sin
embargo, antes de que la conspiración se transformara en revolución, fue
delatada por los portugueses: coronel Joaquim Silvério dos Reis, teniente
coronel Basílio de Brito Malheiro do Lago y el natural de Azores Inácio Correia
de Pamplona, a cambio de ver condonadas sus deudas con la Hacienda Real.
El
vizconde de Barbacena suspendió el impuesto y ordenó la prisión de los
conjurados (1789). Tiradentes se escondió en casa de un amigo en Río de
Janeiro, pero fue delatado por Joaquim Silvério dos Reis, quien más tarde, por
su delación, entre otras cosas, recibiría de la corona el título de fidalgo.
Entre
los conspiradores destacaron los religiosos Carlos Correia de Toledo e Melo,
José de Oliveira Rolim y Manuel Rodrigues da Costa; el teniente coronel
Francisco de Paula Freire de Andrade, los coroneles Domingos de Abreu y Joaquim
Silvério dos Reis -a la sazón, delator del movimiento- y los ya mencionados
Cláudio Manuel da Costa, Inácio José de Alvarenga Peixoto y Tomás Antônio
Gonzaga.
EL
mayor deseo de los inconfidentes era establecer un gobierno independiente de
Portugal, crear una universidad en Vila Rica, formar industrias y hacer de São
João Del-Rei la nueva capital de la región.
Joaquim
José da Silva Xavier, Tiradentes, era probablemente el participante en la
revuelta de menor posición social (era alférez y dentista práctico). Por esa
razón, fue el único que asumió la responsabilidad por la conspiración, a pesar
de que al principio negó su participación, y trató de exculpar a sus
compañeros. Encarcelados, todos los conspiradores tuvieron que esperar durante
tres años hasta que finalizó el proceso por traición a la corona portuguesa.
Algunos fueron condenados a muerte y otros al destierro. Luego, por orden de la
reina doña María I, todas las sentencias fueron conmutadas por el destierro,
excepto la de Tiradentes, que siguió condenado a muerte.
Y
así, en la mañana del sábado 21 de abril de 1792, Tiradentes recorrió en
procesión las calles engalanadas del centro de la ciudad de Río de Janeiro
hasta el patíbulo. Ejecutado y descuartizado, con su sangre se firmó la
certificación de que se había ejecutado la sentencia de muerte y se declaró su
memoria infame. Su cabeza se plantó en un poste en Vila Rica y sus restos
mortales se distribuyeron a lo largo de Caminho Novo: Cebolas, Varginha do
Lourenço, Barbacena y Queluz, la antigua Carijós, lugares en los que expuso sus
discursos revolucionarios. Su casa fue destruida y todos sus descendientes
deshonrados.
Convertido
en un mártir, se le concedió un lugar
privilegiado en la cultura popular brasileña como héroe nacional.
La ciudad de
Pombal fue rebautizada con el nombre de Tiradentes y el aniversario de su
muerte se declaró día de fiesta nacional.
Está
considerado Patrón Cívico de Brasil y la fecha de su muerte es día festivo en
todo el país. La Capitanía de Minas Gerais, donde él vivió, con el advenimiento
de la República, se convirtió en el estado de Minas Gerais, y hasta hoy en día
a muchos habitantes de esta región del país les gusta oír con mucho respeto la
historia de su ilustre compatriota Tiradentes, el primer líder revolucionario
de matiz verdaderamente republicano de Brasil.
Bibliografía[editar]
AQUINO,
Rubim Santos Leão de; BELLO, Marco Antônio Bueno; DOMINGUES, Gilson Magalhães.
Um sonho de liberdade: a conjuração de Minas. São Paulo: Editora Moderna, 1998.
CHIAVENATO,
Júlio José. As várias faces da Inconfidência Mineira. São Paulo: Contexto,
1989.
JARDIM,
Márcio. A Inconfidência Mineira: uma síntese factual. Río de Janeiro:
Biblioteca do Exército Editora, 1989.
Tiradentes:
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Tiradentes:
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História de Tiradentes e dos Contrabandistas, Assassinos e Poetas Que Lutaram
Pela Independência do Brasil. São Paulo: Editora Nova Fronteira, 2013.