ASTUCIA DE SAN MARTIN
Cuando el ejército libertador desembarcó en Huaura
(Perú), el virrey de Lima estaba ansioso por saber los efectivos con que
contaba San Martín.
Cierto día, mandó de parlamentario al general Bacaro
quien se presentó a las avanzadas argentinas preguntando por el general.
Éste, avisado, lo hizo demorar con cualquier pretexto y
al fin fué traído a la casa del gobernador de la plaza que era el bizarro
coronel Manuel Rojas.
Durante el tiempo de esa demora San Martín hizo salir a
todo su ejército a un llano que había entre ese edificio y el ocupado por el
cuartel general.
En ese terreno, que tenía cerca de una legua, formaron
los cuerpos en compañías y escuadrones que maniobraban, haciendo unos,
ejercicios de armas, otros, de tiradores y guerrillas, pero todos muy
desparramados, abarcando un campo inmenso en forma tal que, aun los que conocían
la verdad, se figuraban que había una fuerza mayor.
Preparado esto, el general San Martín, con un gran Estado
Mayor y todos sus generales —menos Arenales que se encontraba con una división
en la Sierra lo que, desde luego, contribuyó más al engaño— entró en la
gobernación donde se encontraba el general realista a quien conocía de mucho
tiempo atrás:
—Oh, mi amigo Bacaro —le dijo— cuánto gusto tengo en
volver a ver a Ud.! siento no haber sabido antes su venida, pero yo había
salido desde temprano a dar una vuelta y no he vuelto aun al cuartel general;
aun aquí he venido por casualidad.
Después de las presentaciones y saludos de práctica con
el resto de su oficialidad, el Gran Capitán le invitó a visitar el cuartel
general, a lo que accedió gustoso el español, pues eso facilitaba su misión de
espionaje.
Para ir allá, tenían que pasar por el terreno que en ese
momento servía de campo de instrucción y al coronar una loma se encontró de
golpe Bacaro con aquel estupendo despliegue de fuerzas.
San Martín simuló sorpresa y disgusto al ver cómo se
“descubría” su fuerza y deteniendo la marcha, dijo al realista:
—Volvamos a desandar —y despachó varios ayudantes en
todas direcciones a ordenar el regreso de la tropa a sus acantonamientos.
Cuando le informaron que se había cumplido su orden
volvió a continuar la marcha y al volver a pasar la loma el campo estaba
totalmente desierto.
Al regresar Bacaro a Lima aseguró al Virrey que todos los
datos recibidos hasta el momento eran incompletos y que, a su criterio, San
Martín ocultaba todavía su juego.
Gracias al Blog de las Fuerzas de Defensa de la República
Argentina
http://fdra.blogspot.com/2011/10/anecdotario-historico-argentino-la.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario