SUSANNE KLATTEN “Lady BMW” cayó
en las garras de un gigoló
Susanne Klatten, heredera de la empresa automovilística
alemana, fue extorsionada por Helg Sgarbi, un amante, que le amenazó con
difundir grabaciones de sus escarceos sexuales
Helg Sgarbi tiene un don para las mujeres. Más
exactamente, para las millonarias.
Oficial del Ejército suizo, licenciado en Derecho,
conserva a sus 43 años un aspecto juvenil y cultiva un encanto indefenso que
conmueve a mujeres maduras y poderosas.
Mujeres como Susanne Klatten, de 46 años, heredera de la
empresa automovilística BMW, cuyo patrimonio se estima en 8.000 millones de
euros.
La acaudalada Susanne Klatten, nacida Quandt en 1962,
está casada con Jan Klatten y, tras la muerte de su padre en 1982, controla el
50,1% de Altana y el 12,5% de BMW; junto con su madre y su hermano Stefan,
entre los tres son dueños del 47% del grupo automovilístico. Sólo los
dividendos de estos dos grupos empresariales añaden cada año cientos de
millones de euros a su patrimonio. La revista norteamericana Forbes, famosa por
las listas de personas ricas, incluyó a Susanne Klatten en un reportaje
titulado Los multimillonarios de los que usted nunca ha oído hablar. Aparte de
su fortuna, el rasgo que mejor ha definido durante décadas a la familia Quandt
es la discreción. La riqueza no es nada nuevo para ellos, tampoco los divorcios
y las infidelidades; la publicidad, sí.
Esta madre de familia, rubia, delgada y discreta, célebre
por su timidez, ha declarado a la policía italiana que Sgarbi, "un hombre
fascinante de ojos azules, alto y delgado", le pareció enseguida "muy
triste y digno de que lo ayudaran".
Nada más conocerlo en el bar de un hotel de la ciudad
austríaca de Innsbruck, sintió una "gran cercanía". Era el 17 de
agosto de 2007 y, sin que ella lo supiera, acababa de caer en la trampa de una
red de chantajistas.
Un 'gurú', cómplice del 'novio', grababa desde una
habitación contigua los encuentros entre éste y la rica empresaria
Meses más tarde, Ernano Barretta, acaudalado gurú de una
secta local de los Abruzos, en Italia, reconoció, en una conversación grabada
por la policía, cuál fue "el mayor error" de su vida: Susanne
Klatten, lady BMW, la mujer a la que habían pedido 50 millones de euros a
cambio de no divulgar vídeos de su adulterio, no cedía. "¿Tienes idea de quién
es? ¡Es demasiado poderosa! ¡La mujer más rica de Alemania!".
Desde que, hace una semana, salió a la luz el chantaje de
Sgarbi y Barretta, la heredera de BMW y el gigante químico Altana es, además,
la protagonista pública de una historia de infidelidad, engaños, extorsión y
lavado de cerebro con cuyo argumento, de puro rocambolesco, costaría arreglar
una ficción verosímil.
El gigoló Helg Sgarbi mantuvo relaciones íntimas con
Klatten durante ocho semanas.
Haber caído con éste le costó a Klatten más de siete
millones de euros y, ahora, la publicación mundial de su torpeza. Apenas un año
después de que un documental desvelara el pasado nazi de la fortuna familiar,
su infidelidad asesta otro grave estacazo a la proverbial discreción de uno de
los clanes industriales más poderosos del mundo, los Quandt, del que Klatten
forma parte.
Todo empezó el 17 de agosto de 2007 en Innsbruck. El
galán Sgarbi abordó a Susanne Klatten. La reconoció por alguna de las escasas
fotos que existen de ella en Internet. Empezó así la inopinada amistad entre
Susanne Klatten, casada y madre de tres hijos, modelo de discreción y
sobriedad, y el cazafortunas Helg
Sgarbi. Unos días más tarde se reunieron en la habitación 629 del Holiday Inn
de Múnich-Schwabing. Nada de lujos asiáticos: el precio medio para dos personas
en este hotel de cuatro estrellas, sin minibar ni suplemento confort, es de 109
euros. Desde la habitación contigua, Barretta grababa con una cámara oculta el
apasionado encuentro sexual. Esta excursión al adulterio de clase media fue
sufragada, sin duda, por Sgarbi. Klatten no sospechaba que, ya desde el primer
día, el delincuente había reservado la habitación 630 para que su compinche
Barretta manejara desde allí la cámara de vídeo.
Fueron ocho semanas de "relación sentimental",
en palabras de Klatten. Una serie de citas en el Holiday Inn, todas grabadas;
una excursión alpina que les proporcionó "días inolvidables" y una
salida a Francia. El galán no tuvo que esforzarse demasiado para obtener la
simpatía de Klatten, que demostró un natural generoso para su patrimonio,
estimado en 8.000 millones de euros.
Cierto día, Sgarbi narró la más grave de sus lastimosas
historias. Le contó a su amante que había atropellado a un niño en Estados
Unidos. Para mayor desgracia, era el hijo de un mafioso. Le hacía falta mucho
dinero para evitar que le asesinaran como venganza. La mujer accedió a
prestárselo y le citó el 11 de septiembre de 2007, de nuevo en el Holiday Inn
de Múnich, pero esta vez en el garaje, donde sólo pasaron de mano en mano siete
millones de euros. Barretta se entusiasmó cuando Sgarbi le entregó aquel
"metro cúbico" de billetes de 500 euros.
El 9 de octubre, Susanne Klatten decidió acabar con los
encuentros. Así se lo dijo a Sgarbi. Pero éste le envió un mes después un DVD
con "imágenes explícitas" de sus citas. Pedía 49 millones de euros y
amenazaba con distribuir grabaciones comprometedoras en las empresas,
fundaciones y organizaciones en las que ella tiene parte. Si bien es de suponer
que alguien tan rico como Klatten siempre cuenta con que puedan quererlo por su
dinero, el chantaje enfureció a la empresaria. Klatten quedó en enero pasado
con Sgarbi para entregarle el dinero y, antes de que llegara al lugar
convenido, el donjuán estaba en manos de la policía austriaca. Diez meses
después, medio mundo conoce los detalles de la historia.
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