sábado, 22 de agosto de 2015

LOS PRINCIPALES GIGOLÓ EN EL CINE

LOS PRINCIPALES GIGOLÓ EN EL CINE


En la historia del cine hay muchas representaciones de este tipo de vida tales como:

En “American playboy”, Ashton Kutcher es Nikki, un joven que tiene la vida más que solucionada siempre que siga satisfaciendo a Samantha (Anne Heche), una abogada de mediana edad que le garantiza todos los lujos y comodidades en su casa de Hollywood Hills. La película de David Mackenzie, pues, gira en torno a la figura del gigoló y/o embaucador sexual y sus presas, figuras que gozan de una cierta tradición en el cine y por las que han pasado algunos de los rostros más conocidos del mismo. Repasemos algunos de ellos:


George Peppard en “Desayuno con diamantes” (Blake Edwards, 1961). Probablemente el papel más recordado de Peppard, más allá de sus incursiones en “El Equipo A”, fuera el de aquel escritor en horas bajas que vivía de las rentas de su adinerada protectora. Claro está, la aparición de su vecina Holly (Audrey Hepburn), una “escolta” de la alta sociedad neoyorquina (eufemismo cinematográfico que  rehuía el apelativo call girl de la novela de Truman Capote), complicaba un tanto las cosas.

Paul Newman en “Dulce pájaro de juventud” (Richard Brooks, 1962). En esta adaptación de Richard Brooks sobre Tennessee Williams, el personaje de Newman, Chance Wayne, volvía a su población natal tras fracasar en el cine. Con él, llegaba Alexandra Del Lago (Geraldine Page), una actriz alcohólica y en decadencia a la que Wayne había seducido con esperanzas de un más fácil acceso a la industria. Su vuelta a casa le hacía debatirse entre la famosa actriz y su antiguo amor.

Joe Dallesandro en “Caliente” (Paul Morrisey, 1972). Sex symbol del cine underground y estrella habitual de Andy Warhol, Joe Dallesandro protagonizó esta cinta producida por el famoso artista y dirigida por Paul Morrisey. En ella, Dallesandro era una ex estrella infantil que utilizaba el sexo como moneda de pago a su casera (Pat Ast), al tiempo que trataba de ejercer influencia sobre Sally (Sylvia Miles).

Richard Gere en “American gigolo” (Paul Schrader, 1980). Schrader dirigía a Richard Gere en esta historia que mezclaba prostitución y asesinato. Gere era un gigoló cuyos servicios eran requeridos por una pareja. Al día siguiente, el saldo era de un cadáver y todas las sospechas sobre su persona.

William Holden en “El crepúsculo de los dioses” (Billy Wilder, 1950). Su voz desde ultratumba en la obra maestra de Billy Wilder nos narraba su ascenso (o tentativa de ascenso) y caída en Hollywood. La ex estrella del cine mudo Norma Desmond (Gloria Swanson) era su decadente valedora, confinada en su fantasmagórica, tremebunda mansión o particular museo de cera. El personaje de Holden se debatía entre la protección de Desmond y el amor hacia Betty (Nancy Olson).

Warren Beatty en “Shampoo” (Hal Ashby, 1975). Beatty era el peluquero más atractivo de Beverly Hills, interesado en financiar sus negocios metiéndose en la alcoba de Felicia (Lee Grant), la rica esposa de un posible patrocinador. Otros líos de faldas con la hija y amante del mismo completaban la telaraña de encuentros y desencuentros en el contexto político de la elección de Richard Nixon como presidente en 1968.

Warren Beatty en “La primavera romana de la Sra. Stone” (José Quintero, 1961). También adaptación sobre una obra de Tennessee Williams, en ella Warren Beatty hacía las veces de italiano seductor que se embarcaba en un affaire con la viuda Karen Stone (Vivien Leigh), actriz en declive entregada a unas placenteras vacaciones romanas.

David Bowie en “Gigolo (Just a gigolo)” (David Hemmings, 1978). Dos años después de su debut en el cine con “El hombre que cayó a la Tierra”(Nicolas Roeg, 1976), y todavía en su etapa berlinesa, David Bowie participó en esta producción alemana ambientada en el Berlín de los años 20. Bowie era un coronel salido de un coma que, en la postguerra, se veía obligado a buscar un trabajo a su medida, siendo introducido en el mundo de los gigolós por la mismísima Marlene Dietrich.

Rob Schneider en “Gigoló” (Mike Mitchell, 1999) y “Deuce Bigalow: Gigoló europeo” (Mike Bigelow, 2005). Schneider parodió la figura del gigoló con sendas incursiones de su personaje Deuce Bigalow. En la primera, este se introducía en la profesión por accidente. En la segunda, volvía a las andadas con tal de ayudar a resolver el misterio de los asesinatos de los mejores gigolós europeos.


Jude Law en “A.I. Inteligencia Artificial“ (Steven Spielberg, 2001). Spielberg imaginó el gigoló para el futuro, una literal máquina del amor. Era un robot, estaba lleno de carisma y encanto, y tenía el rostro (mecanizado) de Jude Law.

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