miércoles, 9 de noviembre de 2016

¿DE DONDE VIENE EL NOMBRE DE RIVER?

¿DE DONDE VIENE EL NOMBRE DE RIVER?


¿DE DONDE VIENE EL NOMBRE DE RIVER?


En 1901, Leopoldo Bard, primer presidente y socio fundador de River, convocó a la comisión directiva a elegir un nombre para el flamante club. Entre los nombres propuestos, se resolvió votar entre los que a todos les parecieron más adecuados. Algunos de los miembros buscaban conservar el nombre de su equipo de origen, otros buscaban uno que marque la imagen del lugar donde se gestó el club, y otros buscaban un nombre tan nuevo como el nuevo club. Los nombres finalistas llegaron a ser: La Rosales, defendido por Carlos Antelo ; Club Atlético Forward, promovido por Pedro Ratto; Juventud Boquense, que era el preferido de Bernardo Messina; hubo quien votó por el viejo nombre de Santa Rosa, y fue Pedro Martínez quien ideó el nombre de River Plate, espantosa traducción de "Río de la Plata", ya que en realidad significa "Plato del Río". Dicen que Martínez había visto el nombre impreso en unas misteriosas cajas , y que le había gustado como quedaba escrito, tal vez por la curiosidad y el encanto del misterio de esas cajas de las que desconocían el contenido. 

El resultado de la votación fue un empate casi exacto entre los que optaban por llamar a River "Forward" y los que preferían el nombre de "River Plate". La razón de que se optara por nombres de origen inglés era que el fútbol aún se seguía considerando un deporte marcadamente ligado a su lugar de proveniencia: Gran Bretaña. Leopoldo Bard decidió entonces que un partido de fútbol entre los socios que optaban por bautizar Forward al club, contra los que preferían llamarlo River Plate, sería la manera más democrática de resolver la situación : el ganador sería quien le pondría el nombre definitivo. 

Lo curioso del caso es que el partido fue ganado por los defensores del nombre Forward, quienes en el momento de asistir a la reunión de bautismo oficial del club anunciaron arrepentidos que , pese a haber ganado...!a ellos también les gustaba más el nombre de River Plate!. Es por eso que durante años se hizo famoso el lema aquel de: "River Plate, tu grato nombre". Porque hasta los que no querían el nombre terminaron adoptándolo.

Fuente:  Ana von Rebeur


domingo, 6 de noviembre de 2016

REINO MONOMOTAPA O MUTAPA (1450-1884)

REINO MONOMOTAPA O MUTAPA (1450-1884)


REINO MONOMOTAPA O MUTAPA (1450-1884)

El estado Mutapa se estableció en el siglo XV, tras el declive del Gran  Zimbabue en el sur. Se extendía desde el norte de la meseta de Zimbabwe hasta las tierras bajas adyacentes del Zambeze, incluyendo extensas zonas de la actual Mozambique. Sus límites territoriales han sido exagerados por los primeros cartógrafos y cronistas, quienes llevaron a los historiadores a pensar que se trataba de un imperio que se extendía desde el Océano Índico hasta el desierto de Kalahari. Se sabe que desde los siglos XV y XVI mantenías relaciones con comerciantes Swahili y portugueses respectivamente.
La tradición oral sobre los orígenes del Estado Mutapa hablan de las migraciones desde Guruuswa, identificado con tierras del sur, tal vez desde el Gran Zimbabue, a la región de Dande en busca de depósitos de sal. Sus fundadores, de acuerdo con esta tradición oral, conquistaron y sometieron a los Tonga y Tavara del Zambeze inferior, y a los Manyika y Barwe hacia el este. La evidencia histórica sugiere que el primer Mwene Mutapa (Señor de Mutapa) inicialmente se estableció en Mukaranga, en la cuenca Ruya-Mazowe, antes del siglo XVI, y conquistó y absorbió las jefaturas preexistentes para poder controlar los recursos de tierras agrícolas y minerales, principalmente de oro y marfil. Extendieron los edificios de piedra y ciudades amuralladas que se habían construido anteriormente en el Gran Zimbabue.
Su expansión por el río Zambeze hacia el este se debió a la creciente importancia del río Zambeze en el comercio con el Océano Índico. Desde comienzos del siglo XVI, su historia está dominada por los intentos portugueses de interferir en la política de la corte, las guerras civiles, las conquistas y el comercio, especialmente tras su establecimiento en Sena y Tete en 1531. Los Tonga (grupo de habla shona) reaccionaron a la invasión portuguesa alrededor de 1570 con una fuerte resistencia.
Durante la segunda mitad del siglo XVII, la actividad comercial fue decayendo debido a la interferencia política portuguesa, en un intento por conquistar el estado, apoyando las insurrecciones e incluso armando ejércitos privados para robar o esclavizar a la gente. Esta inestabilidad política socavó seriamente el comercio de la zona oriental y central de la meseta, obligando a los comerciantes de Mutapa a moverse hacia el oeste para abrir nuevos mercados. Al mismo tiempo, el reino quedó dividido en dos estados separados el de Mutapa y el que más tarde se conocería como Imperio  Rozwi.
A principios del siglo XVIII, después de que importantes regiones del este habían caido bajo el control portugués, el estado Mutapa se vió obligado a desplazarse hacia Dande. Pero la presión continuó y aunque, ya en el siglo XIX, el estado Mutapa sobrevivió a las invasiones  Nguni en 1860 los portugueses comenzaron el asalto definitivo al Estado Mutapa, invadiéndola y obligándola a pagar tributo. En 1884 la desaparición del estado había sido completada.
Fuente : Inocencio Pikirayi


viernes, 4 de noviembre de 2016

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jueves, 3 de noviembre de 2016

BREVE HISTORIA DEL PEINE

BREVE HISTORIA DEL PEINE



BREVE HISTORIA DEL PEINE


Cuando el hombre primitivo comenzó a fabricar utensilios, uno de los primeros que creó su ingenio fue el peine.
       Antes de eso utilizaba la mano para echarse hacia atrás la larga cabellera y por este motivo los primeros peines hechos por aquellos desconocidos artesanos de la Edad de Piedra, tuvieron la forma de esta herramienta universal: una mano abierta, hecha de madera, hueso o asta. Luego, con la aparición de los metales, los peines se hicieron sucesivamente de bronce, cobre, hierro y también de materiales preciosos, como plata y oro.
       A más de un utensilio de aseo personal, los pueblos de la antigüedad consideraban al peine un elemento de uso religioso. Las mujeres lo llevaban colgando del cuello a modo de amuleto; los griegos primitivos, de culturas anteriores a la época de los poemas homéricos, consideraban que el sacerdote debía pasarse un peine por la cabellera antes de acercarse al altar, y esta costumbre persistió entre los pueblos helénicos y romanos hasta los albores de la Era cristiana.
       Una demostración de lo difícil que es desterrar ciertas costumbres humanas, es precisamente la supervivencia de esta tradición en Inglaterra, donde hasta el siglo xvi los abades se sometían a un peinado litúrgico antes de ser consagrados. En cuanto a la forma, desde la más remota antigüedad hasta nuestros días apenas ha variado.
       Más ancho o menos, más largo o más corto, el peine sigue siendo semejante a los primeros que fabricó el hombre, aunque se hayan abandonado los metales preciosos en favor de los materiales plásticos, más livianos y económicos.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

SAN MARTIN: "Código de Honor del Ejército de los Andes "

SAN MARTIN: "Código de Honor del Ejército de los Andes "



SAN MARTIN: "Código de Honor del Ejército de los Andes "

"La patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, ni le da armas para que cometa la bajeza de abusar de estas ventajas ofendiendo a los ciudadanos con cuyos sacrificios se sostiene. La tropa debe ser tanto más virtuosa y honesta, cuanto es creada para conservar el orden, afianzar el poder de las leyes y dar fuerza al gobierno para ejecutarlas y hacerse respetar de los malvados que serían más insolentes con el mal ejemplo de los militares."
José de San Martín, Cuartel General de Mendoza, 4 de septiembre de 1816.
Citar Fuente: "www.elhistoriador.com.ar"



martes, 1 de noviembre de 2016

EL EMPERADOR DE ESTADOS UNIDOS

EL EMPERADOR DE ESTADOS UNIDOS

EL EMPERADOR DE ESTADOS UNIDOS

El director del San Francisco Bulletin fue el primero en enterarse. El menesteroso que le aguardaba, vestido con un uniforme azul y oro de coronel, le dijo con la mayor naturalidad: «Soy el emperador de los Estados Unidos.» La declaración divirtió al periodista, que aceptó publicar la declaración de su visitante en primera página. Así se inició el fabuloso reinado de Joshua Abraham Norton, reinado que duraría veinte años.
En otros tiempos, Norton había estado a la cabeza de un importante imperio comercial. Nacido en Londres en 1819, dos años más tarde fue llevado por su familia a África del Sur, donde su padre trabajaba como granjero y comerciante de efectos navales.
Al morir su progenitor en 1848, Norton vendió las propiedades heredadas y se marchó al Brasil. Por aquel entonces acababa de descubrirse oro en California.
En noviembre de 1849 Norton llegaba a San Francisco con 40.000 dólares. Pensó que se podía ganar más dinero explotando la propia ciudad que lavando las arenas auríferas, por lo que abrió unos grandes almacenes e invirtió dinero en terrenos.
Acaparador de arroz
Hacia el año 1853 había reunido 250.000 dólares. Pero se tornó ambicioso: decidió acaparar arroz comprando todos los cargamentos. El precio subió de 5 a 50 centavos, pero se negaba a vender. De repente llegó toda una flota de América del Sur cargada de arroz y los precios se derrumbaron.
Norton quedó arruinado. Dos años más tarde se declaraba en quiebra.
Así seguía cuando lanzó su primera proclama en septiembre de 1859. Una semana más tarde, un segundo decreto hacía saber que a causa de la corrupción en las altas esferas el Presidente era destituido y disuelto el Congreso. A partir de aquel momento gobernaría él personalmente.
Todo San Francisco estaba regocijado
Norton se había convertido en el «personaje» favorito.
Cuando Washington hizo caso omiso de su segundo decreto, el emperador Norton ordenó al comandante en jefe del Ejército que «al mando de las fuerzas necesarias desalojase las salas del Congreso».
Todos los estados de la Unión recibieron orden de enviar delegados al Palacio de la Música de San Francisco para rendir homenaje «e introducir los cambios necesarios en la ley».
No tardó en seguir a este decreto otro en el que se decía que, siendo evidentemente incapaces los mexicanos de regir sus propios asuntos, el emperador asumía el pape1 de «Protector de México».
El emperador Norton tenía su corte en un edificio gris de habitaciones de alquiler, con retratos de Napoleón y la Reina Victoria colgados de la pared. Por las tardes se paseaba por las calles seguido de dos perros mestizos, correspondiendo con toda seriedad a las reverencias de sus súbditos, inspeccionando las alcantarillas y comprobando los horarios de los autobuses. Iba a una iglesia diferente cada domingo, a fin de evitar celos entre las diversas sectas.
Butaca reservada en los teatros
Los teatros le tenían reservada una butaca especial y el público se levantaba con respetuoso silencio cuando entraba. En cierta ocasión un joven policía, en un exceso de celo, le detuvo por vagabundo y toda la ciudad se indignó. El director de policía fue personalmente a ponerle en libertad deshaciéndose en excusas. Una delegación de concejales fue a visitarle y él accedió graciosamente a «borrar el incidente de la memoria».
Al estallar la guerra civil en 1861 si guió el curso de la contienda con «profunda preocupación». Convocó a San Francisco al Presidente Lincoln y a Jefferson Davis, Presidente de la Confederación, para mediar entre ellos. Viendo que no comparecía ninguno y que ni siquiera le contestaban, ordenó un alto el fuego hasta que él «tomara su imperial decisión».
Durante todo este tiempo Norton era mantenido por los vecinos de San Francisco. Se le concedió alojamiento gratuito, alimentación gratuita y transportes gratuitos.
En cierta ocasión «abolió» la compañía de ferrocarriles Central Pacific por haberle negado comida gratis en el vagón restaurante, y sólo se aplacó su indignación cuando se le entregó un pase vitalicio y se le dio pública satisfacción.
Pero siempre andaba mal de dinero, por lo que implantó un sistema de impuestos: 25 a 50 centavos semanales los tenderos y tres dólares semanales los bancos. San Francisco se rió... pero la mayoría pagó.
 Una desgracia nacional
Cuando su uniforme estuvo deslucido y harapiento, Norton dictó una proclama: «Sabed que yo, Norton I, tengo varias quejas contra mis vasallos, considerando que mi imperial guardarropa constituye una desgracia nacional». Al día siguiente el ayuntamiento aprobó una subvención para equiparlo de nuevo.
Los habitantes de San Francisco fueron leales y fieles súbditos. Cuando murió, el 8 de enero de 1880, diez mil ciudadanos desfilaron durante dos días ante su ataúd para rendirle tributo póstumo.
En 1934 se colocó una lápida de mármol sobre su tumba con esta simple inscripción: «Norton I, Emperador de los Estados Unidos, Protector de México, 1819-1880.»
La verdadera causa de la simpatía que inspiró Joshua Norton supo describirla un diario de San Francisco al publicar su necrológica: «El Emperador Norton no mató a nadie, no robó a nadie, no se apoderó de la patria de nadie. De la mayoría de sus colegas no se puede decir lo mismo.» Y así era. El pintoresco monarca de San Francisco supo gobernar a sus súbditos con mano suave.


lunes, 31 de octubre de 2016

TESTAMENTO POLÍTICO DE LEANDRO N. ALEM

 TESTAMENTO POLÍTICO DE 
LEANDRO N. ALEM

TESTAMENTO POLÍTICO DE  LEANDRO N. ALEM

 
He terminado mi carrera, he concluido mi misión…Para vivir estéril, inútil y deprimido, es preferible morir. ¡Sí! Que se rompa pero que no se doble.
 
He luchado de una manera indecible en estos últimos tiempos, pero mis fuerzas -tal vez gastadas ya- , han sido incapaces para detener la montaña…y la montaña me aplastó…!
 
He dado todo lo que podía dar; todo lo que humanamente se puede exigir a un hombre, y al fin mis fuerzas se han agotado…y para vivir inútil, estéril y deprimido es preferible morir!
 
Entrego decorosa y dignamente lo que me queda, mi última sangre, el resto de mi vida!
 
Los sentimientos que me han impulsado, las ideas que han alumbrado mi alma, los móviles, las causas, y los propósitos de mi acción y de mi lucha -en general- , en mi vida, son, creo, perfectamente conocidos. Si me engaño a este respecto será una desgracia que yo no podré ya sentir ni remediar.
 
Ahí está mi labor y mi acción desde largos años, desde muy joven, desde muy niño, luchando siempre de abajo. No es el orgullo que me dicta estas palabras ni es debilidad en estos momentos lo que me hace tomar esta resolución. Es un convencimiento profundo que se ha apoderado de mi alma en el sentido que lo enuncio en los primeros párrafos, después de haberlo pensado, meditado y reflexionado mucho, en un solemne recogimiento.
 
Entrego, pues, mi labor y mi memoria al juicio del pueblo, por cuya noble causa he luchado constantemente.
 
En estos momentos el partido popular se prepara para entrar nuevamente en acción, en bien de la patria.
 
Esta es mi idea, éste es mi sentimiento, ésta es mi convicción arraigada, sin ofender a nadie; yo mismo he dado el primer impulso, y sin embargo, no puedo continuar. Mis dolencias son gravísimas, necesariamente mortales.
 
¡Adelante los que quedan!
 
¡Ah! Cuánto bien ha podido hacer este partido si no hubiesen promediado ciertas causas y ciertos factores…¡No importa! Todavía puede hacerse mucho. Pertenece principalmente a las nuevas generaciones. Ellas le dieron origen y ellas sabrán consumar la obra. ¡Deben consumarla!.
 
LEANDRO N. ALEM
 
Buenos Aires, Argentina, el 1 de julio de 1896


LA TEXTILERÍA CHIMÚ

LA TEXTILERÍA CHIMÚ
  

LA TEXTILERÍA CHIMÚ

La cultura Chimú surgió alrededor del año 900 d.c. Su capital fue la ciudad de Chan Chan, una gran ciudadela de adobe en el valle de Moche en la actual ciudad de Trujillo. Los chimus fundaron el Reino de Chimú. La evidencia arqueológica sugiere que la Cultura Chimú surgió de los restos de la cultura Mochica. 

LA TEXTILERÍA CHIMÚ
Los Chimú confeccionaron telas, gasas, brocados, bordados, telas dobles, telas pintadas, etc. Algunas veces los textiles fueron adornados con plumas y placas de oro y plata, los colorantes se obtuvieron de ciertas plantas que contenían tanino, del molle y del nogal; de minerales como la arcilla ferruginosa y el mordiente de aluminio y de animales como la cochinilla. 

Las prendas se confeccionaron de la lana de cuatro animales; el guanaco, la llama, la alpaca, y la vicuña y de la planta de algodón nativo que crece en forma natural en siete colores diferentes. La vestimenta de los Chimú consistió en taparrabos, camisas sin mangas con o sin flecos, pequeños ponchos, túnicas, etc.

LA TEXTILERÍA CHIMÚ
La producción de textiles de los chimú es extensa. Las telas, como muchos otros aspectos de su cultura material, fueron inspiradas por los desarrollos tecnológicos y estilísticos de los mochicas. Típicamente, los chimú decoraban textiles para ilustrar diseños geométricos repetitivos tales como diseños semejando tableros de damas, escalonados y en zigzag, lo mismo que temas marinos, incluyendo peces y aves. Un motivo frecuente en los tejidos chimú es el animal con apéndices cefálicos, cuerpo agazapado y cola crestada, el cual es representado de perfil o sentado. 

La textileria chimú destaca por la versatilidad de técnicas, por su iconografía y por su belleza estética. El hilado consiste en la práctica manual y elemental de unir un conjunto de hilos pequeños para poder lograr un hilo largo y continuo, en esta labor inicial de la textileria se utilizaron diversos instrumentos como el huso.

instrumentos como el huso.
El huso, es un instrumento manual confeccionado de una varita pequeña y delgada que generalmente se va adelgazando a ambos extremos; se lo emplea junto a un tortero o piruro que se inserta en la parte inferior para que haga contrapeso. Se empieza a hilar tomando de la rueca (donde se ha fijado la fibra que se va a hilar) algunas fibras que son fijadas en el huso que se lo hará girar rápidamente entre el pulgar, el cordial y el índice para lograr enrollar y torcer las fibras ininterrumpidas.

Cuando ya se había obtenido los hilos necesarios se empezaba el tejido ósea el entrecruzamiento o combinación de los hilos para hacer las telas.

LA TEXTILERÍA CHIMÚ
En la iconografía de los textiles Chimú aparece un personaje central que tiene la cabeza separada del cuerpo. Este ser antropomorfo suele ser simétrico, tiene los brazos extendidos, los pies y las manos dirigidas hacia los lados y casi siempre lleva aretes y un gran tocado en forma de media luna. Su identidad es una incógnita, aunque se dice que tal vez representa a la divinidad de la portada del sol de Tiahuanaco.

Otra imagen que aparece con frecuencia en la iconografía del arte textil Chimú es la de un animal aparentemente felinico que se muestra encorvado.
Su origen se remonta  a la iconografía Moche y Recuay. Generalmente se le encuentra sentado, su piel de caimán, la lengua de lagarto y tiene cresta y cola que se asemejan a la de un animal prehistórico, a este personaje se le conoce como el animal de la luna.

Por su tamaño se ha podido determinar que estas enormes telas de algodón en estado natural se usaban para cubrir muros.
LA TEXTILERÍA CHIMÚ

La cultura Chimú se ubicó en la costa norte del Perú. En una estrecha franja de desierto, de 20 a 100 millas de ancho, entre el Océano Pacífico y las laderas occidentales de los Andes, un territorio atravesado por ríos cortos que nacen en las montañas y proporcionan una serie de valles verdes y fértiles. Las llanuras del valle son muy planas y muy adecuadas para el riego.

Idioma de los Chimus: el Quingnam, una lengua precolombina de la región del norte del Perú. El Quingnam era hablado por la etnia Chimú, que vivía en los antiguos territorios de los Mochicas: una zona al norte del Valle del río Chicamaú, río Jequetepeque en el norte, en el distrito de Carabayllo (cerca de Lima actual) en el sur. Era el idioma predominante en la cultura Chimú.


domingo, 30 de octubre de 2016

POLICARPA SALAVARRIETA


POLICARPA SALAVARRIETA


Guaduas, 26 de enero de 1795 - Santafé de Bogotá, 14 de noviembre de 1817.

Aprendió a leer y escribir, lo cual era poco común para una mujer entonces. Después de la muerte de sus padres vivió en Tena durante una epidemia de viruela. Viajó a Santafé de Bogotá, donde trabajó como costurera asalariada para María Matea Zaldía. Se hizo entonces partidaria de la causa patriota y tras la ocupación española de la ciudad el 16 de mayo de 1816, se vinculó con el movimiento clandestino de los hermanos Vicente y Ambrosio Almeyda.
Policarpa fue entonces a Guaduas, algunos dicen que fue maestra, sin embargo para la época era poco probable que una mujer ejerciera esa labor a menos que fuera religiosa. Allí cumplía tareas del movimiento clandestino. Vivía un intenso romance con el también patriota Alejo Sabaraín, a quien había conocido en la clandestinidad. Provista de pasaportes falsos, ella y su hermano llegaron a Santafé asediada por el terror realista.
Con anterioridad a 1810, parece que Policarpa no estuvo envuelta en actividades políticas. No obstante en 1817, cuando se trasladó a Bogotá, ya estaba participando en algunas, lo que muestra que la Pola había iniciado desde Guaduas sus labores patriotas. Cuando Policarpa y su hermano Bibiano llegaron a la capital, portaban salvoconductos falsos y llevaban una carta escrita por Ambrosio Almeyda y José Rodríguez, líderes de las guerrillas. Se alojaron en la casa de Andrea Ricaurte y Lozano, por recomendación de los líderes.
POLICARPA SALAVARRIETA

La ejecución de Policarpa Salavarrieta, mujer joven, por un crimen político, movió a la población y creó una gran resistencia al régimen del terror impuesto por Juan Sámano. Si bien muchas mujeres fueron igualmente asesinadas durante la ocupación española, el caso de la Pola cautivó la imaginación popular. Su muerte inspiró a poetas, escritores y dramaturgos para inmortalizar su historia, siempre resaltando su valentía y coraje
La imagen de Policarpa ha sido utilizada varias veces en los billetes y monedas de Colombia, y es la única personalidad histórica femenina que ha aparecido en ellos (a pesar de que se han representado otras figuras femeninas, pero ellas son simbólicas o mitológicas como la justicia, la libertad, una indígena nativa americana anónima, y más recientemente, la María, un personaje de la novela de Jorge Isaacs). 




sábado, 29 de octubre de 2016

DIOGO CAM O DIEGO CAO

DIOGO CAM O DIEGO CAO


DIOGO CAM O DIEGO CAO


Diogo Cam o Diego Cao (siglo XV), navegante y explorador portugués. fue uno de los acompañantes de Diego de Aazambuja en su expedición a la costa de Oro de Guinea en 1481. Entre los años 1482 y 1486 realizó numerosos viajes y consiguió llegar hasta la desembocadura del río Congo, convertiéndose en el primer europeo que exploró la costa atlántica de África hasta un lugar situado tan al sur como el cabo Cross, cerca de lo que hoy se conoce como Walvis Bay, en Namibia. siguiendo un edicto real del 14 de abril de 1484, Cao fue el encargado de explorar la costa atlántica del continente africano; así, emprendió un nuevo viaje hacia el S durante el cual cruzó la línea del ecuador y descubrió la desembocadura del Congo (conocido entre los nativos como Zaili, Zairi o Zaidi). Allí dejó como señal una cruz de piedra en la que aparecían tallados los nombres del rey, de los descubridores y un texto en latín y en portugués; dicha cruz de piedra ha sido conocida bajo la denominación de 'padraos'. El río fue declarado por Cão "territorio portugués" y pasó a denominarse Rio de Padrão ('río de la Piedra'). El explorador portugués solía marcar los territorios que descubría con cuatro pilares en los que figuraba el escudo de armas de Portugal. Actualmente se conservan en museos tres de los pilares que se han podido recuperar. Como reconocimiento por los servicios prestados, el rey de Portugal, Juan II, le concedió un título de nobleza en 1484, lo ascendió al rango de caballero y le concedió una pensión vitalicia. Los viajes de Cam pusieron fin a las numerosas expediciones portuguesas que tuvieron lugar durante el siglo XV, con las que se pretendía hallar una ruta comercial con Oriente bordeando el continente africano, que alcanzaron su cima cuando por primera vez se bordeó el cabo de Buena Esperanza, proeza que realizó Bartolomeu Dias en el año 1488, y con el primer viaje a la India que, bordeando el cabo, realizó Vasco da Gama entre 1497 y 1498.

COMODORO JOSE MURATURE

COMODORO JOSE MURATURE

COMODORO JOSE MURATURE

Nació en 1804 en la aldea de Alassio cerca de Génova (Italia). Cuando tenía 11 años se embarcó en una fragata de guerra francesa, donde se inició como guardiamarina. Con el correr del tiempo efectuó numerosos viajes, algunos de ellos hasta las costas del Brasil.
Cuando contaba veinte años arribó a Buenos Aires en 1825 y al poco tiempo el Imperio del Brasil nos declaró la guerra. Este hecho le dio la oportunidad de servir a nuestro país, que ya consideraba su patria adoptiva.
Conocedor extraordinario del Río de la Plata y sus afluentes, comandando el cúter "Luisa" suministró a Brown numerosas informaciones sobre las fuerzas y posición de la escuadra enemiga. Con el mismo buque formó parte de convoyes que condujeron tropas, víveres, etc., al ejército nacional que se encontraba en operaciones en la Banda Oriental.
Finalizada la guerra se redujeron considerablemente las necesidades de nuestra Marina en material y en personal, pero Murature, hombre de mar, se incorporó a las actividades de la marina mercante y llegó a obtener en esa actividad la jerarquía de capitán.
Durante el gobierno de Rosas, Murature se inclinó por la causa liberal que defendían los unitarios, arriesgando con ello su vida sin otro premio que el de satisfacer la senda de la libertad.
Producida la caída de Rosas luego de la batalla de Caseros e l3 de febrero de 1852, comenzó un tiempo nuevo para orientar al país por la senda institucional, pero los hombres de Buenos Aires y Urquiza hablaban un lenguaje distinto en lo que se refería a la organización nacional.
Buenos Aires no estuvo de acuerdo con el sentido que Urquiza quiso imprimir a la Confederación Argentina y se separó de su seno. Urquiza pretendió someter por la fuerza a Buenos Aires y estalló la lucha. Murature, con el grado de sargento mayor, pasó a formar parte de la escuadra de Buenos Aires, asignándosele el comando de la goleta de guerra "Santa Clara".
La escuadra porteña compuesta por seis naves, fue puesta a las órdenes de un marino polaco, Floriano Zurowski y el 18 de abril de 1853 enfrentó a la escuadra de la Confederación en aguas de Martín García. La escuadra de Buenos Aires resultó derrotada en la acción y regresó a puerto. Zurowski fue relevado del mando y en su lugar se designó a Murature.
Enarboló su insignia a bordo de la goleta "9 de Julio" y frente a Buenos Aires sostuvo un encarnizado combate contra la fuerza naval de Urquiza. Ascendido a coronel de marina, forzó el paso de las baterías del Rosario y se situó frente a Paraná interviniendo más tarde en el heroico sitio de Paysandú, cuando esta ciudad fue sometida a un intenso bombardeo por parte de la escuadra brasileña al mando del almirante Vizconde de Tamandaré, el 2 de enero de 1865, y que sería el factor desencadenante de la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay.
Durante ese conflicto (1865-1870) actuó como jefe de la Escuadra Nacional y en ocasión de enarbolar su insignia en el vapor "Guardia Nacional", al mando del teniente coronel Py, se encontró presente en la acción del forzamiento de Paso de Cuevas, ocurrida el 12 de agosto de 1865. Una división naval brasileña a la que se había incorporado el "Guardia Nacional" debe soportar un muy intenso fuego de unas cuarenta piezas de artillería paraguayas, ubicadas en las barrancas del Río Paraná, las que fueron apoyadas por unos tres mil soldados. La fuerza naval logró superar el obstáculo y continuó navegando por el Paraná, pero las averías que sufrido eran muy importantes y uno de los buques más castigados resultó ser el argentino. Salió del lance con varios impactos en la flotación y con quince bajas; entre los muertos se encontraban los guardiamarinas Enrique Py, hijo del Comandante de la nave, y José Ferré.
Finalizada esta contienda Murature, pasó a una vida menos azarosa de lo que había sido su existencia y dotado de excelentes condiciones de pintor marinista, se dedicó a reflejar la tela las naves de la escuadra nacional.
José Murature, Comandante de la Escuadra del Estado de Buenos Aires y de la escuadra nacional, fue el segundo almirante de nuestra marina de guerra. Falleció en Buenos Aires el 9 de agosto de 1880.
Soldado de la libertad y marino de la escuadra heroica de la República en los combates contra el Imperio del Brasil, atravesó las horas agitadas de las luchas civiles y la organización nacional, como su combatiente insobornable de la dignidad.

Cuatro buques de la Armada Argentina llevaron su nombre: Vapor Aviso "Coronel Murature" (1884), Torpedera de 1ª clase "Comodoro Murature" (1891), Rastreador Minador "Murature" (1923) y el Patrullero "Murature" (1954); todavía en servicio

CIRILO DE ALEJANDRÍA UN PADRE DE LA IGLESIA POLÉMICO

CIRILO DE ALEJANDRÍA UN PADRE DE LA IGLESIA POLÉMICO
CIRILO DE ALEJANDRÍA UN PADRE DE LA IGLESIA POLÉMICO




Uno de los Padres de la Iglesia más polémicos fue Cirilo de Alejandría (c. 375-444). El historiador Hans von Campenhausen dice que era “autoritario, violento, astuto, convencido de la grandeza de su sede y de la dignidad de su ministerio”, y añade que “siempre consideró como justo aquello que era útil a su poder episcopal y a su dominación [...]. La brutalidad y falta de escrúpulos con que llevó su lucha nunca le crearon problemas de conciencia”. Cuando era obispo de Alejandría, se valió del soborno, la publicación de libelos y la calumnia para deponer al obispo de Constantinopla. Se le considera responsable del brutal asesinato, en el año 415, de la famosa filósofa Hipatia. Al hacer referencia a sus escritos teológicos, Campenhausen dice lo siguiente de Cirilo: “Gracias a él se convirtió en costumbre no remitirse, para las cuestiones de fe, sólo a las Sagradas Escrituras, sino también a citas adecuadas o a recopilaciones de ellas, extraídas de textos anteriores, reconocidas por la Iglesia”.

viernes, 28 de octubre de 2016

GRITO DE RIVERO!!!

GRITO DE RIVERO!!!


GRITO DE RIVERO!!!

El gaucho Antonio Rivero gritó por primera vez la Soberanía de la Patria Argentina, sobre nuestras amadas Islas Malvinas. Finos y elegantes historiadores calificaron el acto de patriotismo como un hecho de vandalismo. Vándalos son los que amparados en las tiniebla espúrea, firman acuerdos que nada tienen que ver con la defensa de la Patria. Grave es la tranza con que se manipula el Patrimonio Nacional y la indiferencia ante la agonía de la Patria.

El día 3 de enero de 1833 en un franco acto de piratería al que sin dudas están acostumbrados, los ingleses nos arrebataron las Islas Malvinas.
Los usurpadores llevaron a cabo la agresión, en los momentos en que ambos países se encontraban en un feliz período de paz y amistad.
Vale destacar que las Islas Malvinas, Georgia y Sandwich del Sur, pertenecieron a España hasta el año 1811 en que nos fueron legadas. Concretamente son nuestras por herencia, porque están dentro de nuestra plataforma submarina y, porque entre el Continente y las Islas hay 345 kms. de distancia y entre éstas y Gran Bretaña existe una distancia sideral de 12.000 kms.
El 26 de agosto de 1833, es decir, siete meses después del “zarpazo pirata”, el Gaucho Antonio Rivero se “levanta” y grita por primera vez la Soberanía Argentina sobre las Islas Malvinas.
El grito de Rivero provoca grandes controversias y no son pocos los que con débiles argumentos y sin haber profundizado debidamente el hecho de tanta trascendencia que materializó Antonio Rivero, opinan y desprecian al patriota que en desmedro de su vida y de su libertad, alumbra fortalecido por la Fe en Dios y por su estirpe de gaucho, un hecho magnífico que muestra de manera contundente (como siempre) que los argentinos no somos cobardes cuando de defender la Patria se trata. Demuestra también que los gauchos no son salvajes, ni “mal entretenidos”.
La actitud de Rivero fue sustentada en el patriotismo y abortada por los apátridas que nunca faltan, en todo caso, sobran.
Antonio Rivero se lanza a su patriada acompañado de otros seis gauchos compañeros de aventuras y desventuras, estos fuero: Brasida, Lores, Godoy, Salazar, González, Latorre y Luna.
Este último se convirtió en el Judas del grupo ya que cuando son perseguidos “se pasa” al bando de los usurpadores y oficia de baqueano durante la cruenta persecución.
Finalmente todos lo abandonan y el gaucho se convierte en fugitivo, en paria.
Durante su fuga conoció todas las contingencias de la vida, supo del frío, del hambre, tuvo que robar ganado para subsistir y no morir de inanición. Con las manos agarrotadas quebraba la escarcha para conseguir el agua necesaria para no morir de sed. Durmió a la intemperie apenas abrigado con los cueros de los pequeños animales que faenaba.
De nada sirvió su grito enajenado defendiendo los derechos de la Patria.
Lo llamaron criminal, ladrón y bandido como a Jesús. Nadie sabe como terminó sus días este noble gaucho que, estamos seguros, nunca le hizo una “guachada” a nadie. En cambio, sospechamos que Antonio Rivero murió aquejado de una cruel y grave dolencia: la indiferencia.
De algo estamos seguros, el Gaucho ya no está solo, seiscientos cuarenta y nueve argentinos como él, lo acompañan y hacen guardia allá en la Patria lejana.

Texto de ROSA FRÍAS DE CÁNCHERO


EL ESPIRITU REVOLUCIONARIO EN LA EPOCA PREVIA A MAYO DE 1810

EL ESPIRITU REVOLUCIONARIO EN LA EPOCA PREVIA A MAYO DE 1810


Juan Martín de Pueyrredón

En su libro “Recuerdos de un vecino de Buenos Aires durante mayo de 1810” Tomás Guido nos relata esta interesante anécdota sobre la prisión de Juan Martín de Pueyrredón por orden del Virrey Cisneros

“Hízose entender al virrey que se fraguaba una conspiración, a que estaba afiliado don Juan Martín de Pueyrredón, reputado entre los españoles por partidario acérrimo de la independencia. Decretóse su prisión y transporte a España. Desde entonces ningún patriota se consideró seguro. Para que se forme idea de la impresión que produjo la conducta del virrey, bueno será recordar la importancia del personaje sobre el cual habían recaído sus sospechas. La popularidad de aquel distinguido argentino venía desde su intrépida decisión a levantar un cuerpo de caballería para concurrir con él a la reconquista de su ciudad natal, sorprendida en 1806 por una división británica. Además de eso sus maneras afables y su gentil porte dábanle un ascendiente entre sus patriotas, que Cisneros, por inspiración propia o ajena, creyó deber cortar enviándole a España bajo partida de registro.
 doña Juana Pueyrredón de Sáenz Valiente
Y aquí es el caso de narrar un acontecimiento que a la par de una grande acción, revela juntamente los progresos del espíritu revolucionario, que en vano se pretendía ahogar en germen. Apenas circuló la noticia de hallarse preso Pueyrredón en el cuartel de Patricios su hermana doña Juana Pueyrredón de Sáenz Valiente, matrona de altas prendas, se le presentó a las guardas que le custodiaba, y que con la elocuencia del alma, y con palabra fácil é insinuante, rodeada de oficiales y soldados, increpóles de servir de instrumentos de la tiranía contra un paisano, sin otro crimen que su entusiasmo por la libertad de su patria. "Consentiréis - les dijo - que sea sacrificado vuestro compatriota y amigo por la cruel injusticia de un gobernante? ¿Consentiréis que sea expulsado de su país, tal vez para siempre, sin hacerle un cargo, sin oírle y sin juzgarle? ¡No, Patricios! ¡Dejad que huya mi hermano, si no queréis haceros cómplice de una iniquidad que amenguaría vuestra fama!"

La tropa escuchaba silenciosa éstas y otras razones; los oficiales hablábanse en secreto, fijando la vista llenos de admiración y de respeto en aquella ilustre Argentina. En sus semblantes traslucían fácilmente la impresión del espíritu y su resolución tomada de libertar al prisionero. Dos horas después de esta escena, evadíase el comandante Pueyrredón por una de las ventanas del cuartel, sin ser detenido por ningún centinela. La amistad se encargó enseguida de ofrecerle un refugio. Cúpole al señor horma esta noble misión.

Los patriotas que acechaban todas las circunstancias que pudiesen favorecer sus intentos, apresuráronse a sacar partido de estos incidentes. Las simpatías por la desgracia subían a punto de que se exagerasen las violencias del mandón español, y la opinión de los naturales se predisponía gradualmente contra un orden de cosas que empezaba a irritarse.”


miércoles, 26 de octubre de 2016

HÁBITOS DE SAN MARTÍN

HÁBITOS DE SAN MARTÍN


HÁBITOS DE SAN MARTÍN


TOMÁS GUIDO  escribe en 1816 se célebre “Memoria”, basada en las conversaciones sostenidas con San Martín, en Saldán, Córdoba,
durante la convalecencia del general. En ellas describe cuales eran sus hábitos.



Se me consentirá aquí, en gracia de tan célebre personaje, una digresión encaminada a suministrar algunos detalles sobre su vida íntima. Era generalmente sobria y metódica. Durante su larga permanencia en Chile, tenía por costumbre levantarse de tres y media a cuatro de la mañana, y aunque con frecuencia le atormentaba al ponerse de pie un ataque bilioso, causándole fuertes nauseas, recobraba pronto sus fuerzas por el uso de bebidas estomacales, y pasaba luego a su bufete. Comenzaba su tarea casi siempre a las cuatro de la mañana, preparando apuntes para su secretario, obligado a presentársele a las cinco. Hasta las diez se ocupaba de los detalles de la administración del ejército, parque, maestranza, ambulancias, etc, suspendiendo el trabajo a las diez y media. Desde esa hora adelante, recibía al Jefe del estado Mayor, de quien tomaba informes y a quien daba la orden del día. Sucesivamente concedía entrada franca a sus jefes y personas de cualquier rango, que solicitaren su audiencia. El almuerzo general era en extremo frugal, y a la una del día, con militar desenfado, pasaba a la cocina y pedía al cocinero lo que le parecía más apetitoso. Se sentaba solo, a la mesa que le estaba preparada con su cubierto, y allí se le pasaba aviso de los que solicitaban verlo, y cuando se le anunciaban personas de su predilección y confianza, les permitía entrar. En tal humilde sitio ventilábase toda clase de asuntos, como si estuviera en un salón, pero con franca llaneza, frecuentemente amenizada con agudezas geniales. Sus jefes predilectos eran los que gozaban más a menudo de esas sabrosas pláticas. Este hábito, que revelaba en el fondo un gran despego a toda clase de ostentación, y la sencillez republicana que lo distinguía, no era casi nunca alterada por lo general, considerándola, -decía él en tono de chanza- un eficaz preservativo del peligro de tomar en mesa opípara algún alimento dañoso a la debilidad de su estómago. Más esto, que pudiera llamarse una excentricidad, no invertía la costumbre de servirse a las cuatro de la tarde una mesa de estado que, en ausencia del general, presidía yo, preparada por reposteros de primera clase, dirigidos por el famoso Truche de gastronómica memoria. Asistían a ella jefes y personas notables, invitadas o que ocasionalmente se hallasen en palacio a la indicada hora. El general solía concurrir a los postres, tomando en sociedad el café, y dando expansión a su genio en conversaciones festivas. Por la tarde recibía visitas o hacía corto ejercicio, y al anochecer regresaba a continuar su labor, imponiéndose de la correspondencia del día, tanto interna como del exterior, hasta las diez, que se retiraba a su aposento y se acostaba en su angosto lecho de campaña, no habiendo querido, fiel a sus antiguos hábitos, reposar nunca en la cama lujosa que allí le habían preparado. Más este régimen era con frecuencia interrumpido por largas vigilias, en las que meditaba y combinaba operaciones bélicas del más alto interés, y cuanto se relacionaba con su inmutable designio de asegurar la independencia y organización política de Chile. A más de la dolencia casi crónica que diariamente lo mortificaba, sufría de vez en cuando ataques agudísimos de gota, que, entorpeciendo la articulación de la muñeca de la mano derecha, lo inhabilitaban para el uso de la pluma. Su médico, el doctor Zapata, lo cuidaba con incesante esmero, induciéndolo no obstante, por desgracia, a un uso desmedido del opio, a punto de que, convirtiéndose esta droga, a juicio del paciente, en una condición de su existencia, cerraba el oído a las instancias de sus amigos para que abandonase el narcótico (de que muchas veces le sustraje los pomitos que lo contenían) y se desentendía del nocivo efecto con que lenta pero continuadamente minaba su físico y amenazaba su moral". Tomás Guido

Fuente: Busaniche José Luis (ed). San martín visto por sus contemporáneos. B.As. Instituto Sanmartiniano, 1995, págs. 153 a 155. 

martes, 25 de octubre de 2016

EL OASIS DE ANTOINE DE SAINT EXUPERY

EL OASIS DE ANTOINE DE SAINT EXUPERY
EL OASIS DE ANTOINE DE SAINT EXUPERY

El 12 de octubre de 1929 llega a nuestro país Antoine de Saint-Exupéry. Lo esperan en el puerto de Buenos Aires Jean Mermoz, Henri Guillaumet y Marcel Reine, pilotos franceses integrantes de la Aeroposta Argentina, filial de la Compagnie Générale Aéropostale de Francia, empresa dedicada al transporte de correo aéreo. Saint-Exupéry ocupará el puesto de Director de Explotación de la empresa argentina.
De común acuerdo con las autoridades de la Aeroposta, Saint-Exupéry, establece los vuelos en temporada veraniega a Mar del Plata,  crea otra escala en Uruguayana, Brasil, en la línea a Asunción e inaugura los servicios de transporte de pasajeros y correspondencia a Uruguay y Brasil.
Y aquí comienza verdaderamente esta breve anécdota-historia, que nos da pie para mostrar uno de los lugares más bellos de Entre Ríos. Ver
http://rudyargentina.blogspot.com/2016/10/castillo-san-carlos-parque-san-carlos.html
El oasis era, para Saint-Exupéry, una vieja mansión ubicada en una de las zonas más hermosas de Entre Ríos: Salto Chico, a orillas del Río Uruguay, sobre una altísima barranca desde donde se ve el Uruguay a través de las ventanas, cuando el río está bajo, permite el cruce casi a pie hasta el otro lado.
Fue construida en 1888 por el Sr. Eduardo de Machy (llamado Conde por la gente del lugar debido a sus ostentaciones) quién puso una fábrica de hielo y otra de extracto de carne, además de un saladero y desapareciera misteriosamente con toda su familia, de forma inexplicable. Cuarenta años mas tarde fue ocupado por la familia Fuchs Vallon.
En esa enorme casa que la gente del lugar idealiza llamándola "el castillo de San Carlos", vivía esta familia francesa que por esas cosas de la vida llevaba en ese lugar una apacible vida. Vida de franceses, aquí o allá, siempre va de la mano de una exquisita formación cultural y buen gusto, mezclado aquí con lo salvaje del lugar, en las afueras de Concordia, puro monte y aire fresco y playa y río y animales.
Las dos hijas del matrimonio Fuchs-Vallon fueron quienes descubrieron al francés volador una vez que su avión se averió y tuvo que aterrizar de emergencia en las suaves colinas aledañas al castillo. Y ellas, Edda y Suzanne (es un deleite leer en “Oasis” la descripción de estas niñas, ver documento relacionado), más la vinculación de su padre con la aviación, más la personalidad avasallante, erudición y amor por el piano de la señora de la casa lo hechizaron de modo tal que Antoine se hizo buen amigo de la familia. Y ese lugar, su gente, su geografía, su modo de vida singular constituyeron para el francés el oasis, el refugio para su corazón solitario tan lejos de la amada patria y su gente. Muchas veces volvió a visitarlos y luego, ya de vuelta en Europa, escribió ese cuento simple, nostálgico, ejemplar, que retrata de modo protagónico a las niñas que le parecían tan dignas como su Principito y que, como él, conocían el modo de llegar al corazón de los animales y los hombres.
Se cuenta que el las llamaba las “princesitas”.
Una anécdota en una vida. Una inspiración que sirve para otra inspiración que se hace carne en la memoria de la humanidad. Y parte de eso sucedió en estas tierras entrerrianas.
En enero de 1931 vuelve a Francia donde contrae matrimonio con Consuelo Suncin de Sandoval, a quien conociera en Buenos Aires. Una vivienda palaciega...
El Palacio hechizaba a los lugareños por la belleza de la construcción, sumado a la finísima decoración de su interior. El Castillo de San Carlos data de 1888, fecha que puede leerse en el portón de acceso al patio interior.
Pero todavía para los investigadores continúa siendo un misterio las causas que pusieron punto final a esta historia, cuando misteriosamente los dueños del lugar partieron desde su puerto para no volver.
Quien realice una visita al Parque Rivadavia, donde se encuentra el castillo, podrá disfrutar de la escultura “El Principito y su Asteroide”, obra realizada por la artista paranaense Amanda Mayor con el auspicio de los alumnos de la escuela República de Entre Ríos de la ciudad de Paraná.
Apostillas:

Cabe destacar que durante el mes de Mayo de 2000, concurrió a Concordia Richard Bach (escrito norteamericano que cuenta entre sus obras a Juan Salvador Gaviota) acompañado por el entonces Presidente de la Nación Dr. Fernando De La Rúa.
Este famoso escritor que llegó a Buenos Aires invitado por la Feria del Libro no quiso dejar pasar la oportunidad de ver con sus propios ojos la tierra de la que se enamoró Saint-Exupery.