jueves, 28 de mayo de 2015

PADRE FRANCISCO "PANCHO" SOARES

PADRE FRANCISCO "PANCHO" SOARES



El 29 de mayo de 2015 en Peronismo 26 de Julio de Tigre Abre la Casa Cultural “Padre Pancho Soares” en Vilela 1006, Tigre, a las 19 horas.
Sepamos quién fue el padre “Pancho”.

"El cura zapatero" como lo llamaron nació en Brasil. En San Pablo más concretamente, un 27 de mayo de 1927. Siendo un niño emigró de su país y vino a Argentina. Estuvo un tiempo en Chile donde se hizo seminarista en la Escuela Apostólica de los Padres Asuncionistas. De allí pasó a París, Francia donde estudió filosofía y teología. Ingresa al noviciado en Pont-é-Abbé d`Arnoult-Charente. También adquirió allí su forma de pensamiento. Vuelto a la Argentina, es ordenado sacerdote el 8 de julio de 1947, y a su pedido, trabajó en las barriadas pobres de San Fernando (Villa Adalguiza) y Tigre (Villa Barragán).

En 1963 se nacionaliza argentino, por su amor a nuestro país.

En el año 1966 lo nombran párroco de la capilla Nuestra Señora de Carupá, en Tigre.

La opción del padre Pancho siempre fueron los pobres y los marginados. Cuentan que "él iba a las casas, agarraba una pala y se ponía a hacer la zanja con la gente del barrio. Los ayudaba a organizarse.” Había fundado una taller donde fabricaban plantillas para zapatos. De allí su apodo.

También era un militante de la causa popular y nacional. Cuentan que cada vez que mataban a un peronista era él a quien llamaban para dar la misa y que prestaba la capellanía para que Montoneros pudiera hacer sus reuniones. Ello le valió ser una de las primeras víctimas eclesiásticas del terrorismo de Estado. Dicen que había celebrado una misa en memoria de los compañeros caídos, militantes de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), Manuel Belloni (24), padre de la actriz Victoria Onetto y fundador de la JP de San Fernando, y Diego Ruy Frondizi, ayudante de carpintería de 23 años. En la misa de responso, cuenta un estudioso de su vida, oficiada a tres años del asesinato de los fusilados presuntamente por la Policía de Buenos Aires el 8 de marzo de 1971, Soares que “los dos compañeros (fueron) caídos bajo las balas del imperialismo y el capitalismo”. Además, un escrito policial señala que el cura hizo un llamado a continuar “la lucha siguiendo el ejemplo de Jesús revolucionario, hasta conseguir la liberación argentina y luego de América toda”. Y agrega que “manifestó acto seguido que ‘Argentina es el mejor país para empezar la lucha de la liberación y que se debería recurrir a las armas si fuera preciso’”. Imperdonable a la luz de la historia posterior.

Era conocido por recorrer su zona de influencia en una bicicleta destartalada, "arreglada con alambre" según cuentan, y ayudar a quien necesitara de ella. De ahí también su apodo "el cura zapatero" o "el cura remendón". Se definía como un cura obrero.

El 13 de febrero de 1976 en la casa parroquial, tan humilde como el entorno, tenía sus ventanas abiertas de par en par. En su interior se encontraba  Soares desangrado en el piso, en un charco de sangre, y su cuerpo desfigurado. Su hermano Arnaldo, discapacitado, que convivía con el sacerdote, había sido herido también, y gritaba pidiendo ayuda. Moriría poco después en un hospital de la zona.

No había dudas por qué lo habían asesinado. El había comentado a algunos de su fieles mas cercanos que pensaba que "se había pasado" y por eso estaba recibiendo amenazas.

Algunos días antes 2 delegados  del Astillero Astarsa y la señora de uno de ellos habían sido secuestrados, torturados y asesinados. Ella era catequista de su parroquia. Dicen que el padre Soares denunció en los funerales de la señora este hecho, señalando a sus responsables con nombres y apellidos. Una semana después estaba muerto.

Antes de ello los vecinos venían notando movimientos sospechosos de militares, policías y gente de civil que pasaban a pie o en auto, acechando la capilla. Nadie dudaba que estaba "marcado" por su compromiso con los pobres, y con la justicia.

Por ello hoy hay una denuncia efectuada entre otros por Pablo LLonto para que este crimen sea considerado como "de lesa humanidad" y se juzgue a los responsables de su asesinato.

Llorado por sus feligreses y sus amigos, llegó gente de Lourdes y Palermo Chico, desde el mediodía del 13 hasta las 11 hs.  del día siguiente sus restos fueron velados en la humilde capilla de madera hecha por sus propias manos.
Monseñor Aguirre junto a 35 sacerdotes celebró la Misa Cuerpo Presente; en esa ocasión Monseñor dijo “Pancho, asumió la pobreza para vivir al lado de sus hermanos más pobres, vivió en la más extrema e increíble austeridad y esa fue su mayor virtud”.

Fue enterrado en el cementerio de Tigre, el lugar que el padre Pancho amaba.







Ricardo Balbín "Despidiendo los restos de Perón"

Discurso de Ricardo Balbín 

Despidiendo los restos de Perón 

en el Congreso Nacional


Llego a este importante y trascendente lugar, trayendo la palabra de la Unión Cívica Radical y la representación de los partidos políticos que, en estos tiempos, conjugaron un importante esfuerzo al servicio de la unidad nacional: el esfuerzo de recuperar las instituciones argentinas y que, en estos últimos días, definieron con fuerza y con vigor su decisión de mantener el sistema institucional de los argentinos. En nombre de todo ello, vengo a despedir los restos del señor Presidente de la República de los argentinos, que también con su presencia puso el sello a esta ambición nacional del encuentro definitivo, en una conciencia nueva, que nos pusiera a todos en la tarea desinteresada de servir la causa común de los argentinos.
No sería leal, si no dijera también que vengo en nombre de mis viejas luchas; que por haber sido claras, sinceras y evidentes, permitieron en estos últimos tiempos la comprensión final, y por haber sido leal en la causa de la vieja lucha, fui recibido con confianza en la escena oficial que presidía el Presidente muerto.
Ahí nace una relación nueva, inesperada, pero para mí fundamental, porque fue posible ahí comprender, él su lucha, nosotros nuestra lucha ya través del tiempo y las distancias andadas, conjugar los verbos comunes de la comprensión de los argentinos.
Pero guarde yo, en lo íntimo de mi ser, un secreto que tengo la obligación de exhibirlo frente al muerto. Ese diálogo amable que me honró, me permitió saber que él sabía que venía a morir a la Argentina, y antes de hacerlo me dijo: 'Quiero dejar por sobre todo el pasado, este nuevo símbolo integral de decir definitivamente, para los tiempos que vienen, que quedaron atrás las divergencias para comprender el mensaje nuevo de la paz de los argentinos, del encuentro en las realizaciones, de la convivencia en la discrepancia útil, pero todos enarbolando con fuerza y con vigor el sentido profundo de una Argentina postergada.'
Por sobre los matices distintos de las comprensiones, tenemos todos hoy aquí en este recinto que tiene el acento profundo de los grandes compromisos, que decirle al país que sufre, al pueblo que ha llenado las calles de esta ciudad sin distinción de banderías, cada uno saludando al muerto de acuerdo a sus íntimas convicciones -los que lo siguieron, con dolor; los que lo habían combatido, con compresión -, que todos hemos recogido su último mensaje: 'He venido a morir en la Argentina, pero a dejar para los tiempos el signo de paz entre los argentinos".
Frente a los grandes muertos. ...frente a los grandes muertos tenemos que olvidar todo lo que fue el error, todo cuanto en otras épocas pudo ponernos en las divergencias; pero cuando están los argentinos frente a un muerto ilustre, tiene que estar alejada la hipocresía y la especulación para decir en profundidad lo que sentimos y lo que tenemos. Los grandes muertos dejan siempre el mensaje .
Sabrán disculparme que recuerde, en esta instancia de la historia de los argentinos, que precisamente en estos días de julio, hace cuarenta y un años el país enterraba a otro gran presidente: el doctor Hipólito Yrigoyen.

Lo acompañó su pueblo con fuerza y con vigor, pero las importantes divergencias de entonces. colocaron al país en largas y tremendas discrepancias, y como un símbolo de la historia. como un ejemplo de los tiempos, como una lección para el futuro, a los cuarenta y un años, el país entierra a otro gran presidente. Pero la Fuerza de la República, la comprensión del país, pone una escena distinta, todos sumados acompañándolo y todos sumados en el esfuerzo común de salvar para todos los tiempos la paz de los argentinos.
Este viejo adversario despide a un amigo. Y ahora, frente a los compromisos que tienen que contraerse para el futuro, porque quería el futuro, porque vino a morir para el futuro, yo le digo Señora Presidente de la República: los partidos políticos argentinos estarán a su lado en nombre de su esposo muerto, para servir a la permanencia de las instituciones argentinas, que usted simboliza en esta hora.

Dr. Ricardo Balbín

miércoles, 27 de mayo de 2015

LA ASUNCION DE CAMPORA EN 1973

LA ASUNCION DE CAMPORA EN 1973



Hoy les transcribo como fue vista y relatada la asunción de Campora a la Presidencia en 1973 (REDACCION junio 1973)


El cambio de poder político en la casa de gobierno
Después de aclamar al nuevo Presidente y de cantar sus estribillos, la multitud marchó hacia la cárcel a liberar a los presos políticos. No quiso esperar la ley de amnistía y exigió el indulto en la noche del 25 de Mayo, a las puertas de Villa Devoto.

EN la tarde del 24 de mayo, cuando los modernos camiones con escaleras extensibles —que la Municipalidad utiliza para arreglar el alumbrado público— fueron cedidos a los sindicatos para que pudieran colgar sus cartelones en los faroles de la Plaza de Mayo, el peronismo prácticamente ya había comenzado a asumir el Gobierno del país. Por la noche llegaron los primeros contingentes de jóvenes, cantando la famosa Marchita y golpeando en los bombos, a ubicarse en los mejores lugares. Uno de ellos era, sin duda, el gran palco oficial armado por el Gobierno saliente un par de días antes y que el Presidente electo no iba a poder utilizar porque amanecería colmado de gente. El símbolo de esa euforia que se empezó a vivir con tanta anticipación, era un chico que vendía cintas argentinas para cruzarse en el pecho, con esta inscripción: "¡Viva Perón, carajo!". Su estribillo era más que significativo aún: "Póngase la banda del tío usted también y entre en la Rosada".

Un día peronista
Con los árboles podados y racimos humanos como copos, la plaza amaneció totalmente cubierta. Centenares de cartelones navegaban sobre la marea humana que coreó el nombre de Perón y cantó la Marchita mil veces. Sin embargo, a pesar de la proliferación de bombos, esta vez había algunos detalles distintos de las tradicionales concentraciones peronistas del 45 al 55: en vez de ir en camiones, los manifestantes habían llegado en automóviles. Y los había de toda marca y modelo; desde el taxi Di Tella del 60, medio desvencijado, hasta el Torino sport último modelo, color habano metalizado. Tanto se veía un Citroën con la capota descubierta y brazos en alto haciendo la V, como un Peugeot 504 del que emergía una bandera argentina por el techo corredizo. El sol ("del 25", como se decía) ayudó a que fuera un radiante día peronista como en aquellos tiempos en que los manifestantes iban hasta en los techos de los tranvías.
Mientras Cámpora leía en el Congreso su mensaje de 160 carillas y hacía un alto en la página 80 —marcada con una estampita del padre Pío de Pietracchina— para descansar, en la calle se amontonaba cada vez más gente y se producía el primer episodio dramático: cuatro coches quedaron ardiendo después del grave enfrentamiento entre un grupo de jóvenes y las fuerzas de seguridad. La llegada de Cámpora y Lima en helicóptero a la Casa Rosada fue un episodio insólito: el Presidente electo debió ser recibido en la azotea por los granaderos de la custodia.

Los atributos del poder
Los instantes previos a la transmisión del mando fueron tensos en el interior de la histórica casa. Lanusse, en uniforme de gala, se mostraba dispuesto a soportar todo con una sonrisa de resignación. Cámpora, para romper el hielo, lo convidó con un cigarrillo y le dio fuego de su encendedor. Después entraron juntos al Salón Blanco y la concurrencia estalló en una ovación. No hubo silbidos contra Lanusse, como temían algunos funcionarios salientes, pero sí una descarga de dedos en V sobre su rostro. Después, la ceremonia. Coda y Rey le pusieron la banda a Cámpora (primero al revés, como siempre ocurre), Lanusse le dio el bastón y el escribano Garrido leyó el acta con la misma sonrisa con que lo hiciera Hace un cuarto de siglo, cuando Farrell le entregó el poder a Perón. Salvador Allende y Osvaldo Dorticós fueron invitados a firmar el acta y Garrido se llevó la lapicera de recuerdo (también como siempre). Bordaberry no llegó porque no se animó a pasar por entre la multitud que rodeaba la casa; y William Rogers resolvió que no era prudente andar ese día en un automóvil adornado con la banderita norteamericana. (A Bordaberry le llevaron el acta al hotel).
Tras la ceremonia, Coda y Rey se fueron por los techos, en un helicóptero. Lanusse en cambio exigió un automóvil. Se enfureció cuando le dijeron que el helicóptero estaba listo: "Yo no necesito nada de eso. Voy a salir por la misma puerta que entré".
Poco antes que el whisky y los canapés comenzaran a ser devorados por los periodistas, los funcionarios y los invitados especiales, Cámpora debió salir al balcón a lucir la banda y a improvisar un discurso para la muchedumbre. "Yo sé que ustedes querrían ver en este lugar y con estos atributos presidenciales al general Perón — admitió enfáticamente—; pues yo les aseguro que en este momento es Perón quien ha asumido el poder". Después exhortó a todos con una de las más espléndidas frases del líder: "De casa al trabajo y del trabajo a casa".

La liberación de presos
Sin embargo, tras la desconcentración en Plaza de Mayo, millares de jóvenes enfilaron hacia la cárcel de Villa Devoto con un claro objetivo: liberar a los presos políticos, para dar cumplimiento a las consignas preelectorales.
A las nueve de la noche, las caravanas juveniles iluminaron las calles que encuadran el penal, con antorchas de kerosén. A esa hora, Juan Manuel Abal Medina —que había desaparecido del primer plano político— anunció que esa misma noche todos los detenidos serían liberados; y Pedro Cazes Camarero, del ERP, trepado en el muro que da sobre la calle Bermúdez informó que Cámpora estaba dispuesto a indultarlos, aunque los trámites —según le había dicho el flamante Ministro del Interior— demandaría algunas horas.
Dentro del penal, los Diputados nacionales Vittar, Díaz Ortiz, Mera Figueroa, Bidaña, Izurrieta y Croato (Frejuli), Sandler y Bacjzman (APR), todos integrantes de la Comisión para la Liberación de los Presos Políticos, firmaron con los funcionarios de la cárcel un acta mediante la cual se procedía a liberar a los detenidos, debido a la situación creada en torno al edificio. La puerta principal estaba a punto de ceder por la presión ejercida desde la calle. Finalmente, a las diez y media de la noche, el Presidente firmó el indulto para los detenidos de todas las cárceles del país, lo que determinó escenas dramáticas en todos los lugares donde había presos políticos.
La designación del Gabinete — que se mantuvo en reserva hasta el último momento— deparó algunas sorpresas, como el nombramiento del abogado Esteban Righi en Interior, que fue decidido no mucho tiempo antes del 25 de Mayo, pues esa cartera estaba prevista para el apoderado del Partido Justicialista, Antonio J. Benítez, quien prefirió el Ministerio de Justicia ("de vida más serena"). Y es que Interior suele ser en todo Gobierno que se inicia una brasa entre las manos, máxime si se ha prometido "no gobernar un solo día con presos políticos".

El nuevo Gabinete
La designación de José Gelbard, en cambio, estaba prevista desde semanas antes, cuando se supo que su renuncia a la presidencia de la Confederación General Económica era para "dedicarse a tareas de mayor importancia para el país". Toda el área económica le pertenece, mientras que el nombramiento del Ministro de Trabajo —que también tuvo su suspenso— fue dejado en manos de la CGT "para evitar conflictos con el sector político del peronismo". De allí salió el nombre de Ricardo Otero, en lugar de la designación de Lorenzo Miguel o del propio Rucci, como se descontaba el día del triunfo electoral. El fortalecimiento de los metalúrgicos dentro del sector sindical, que determinó el surgimiento de Otero (secretario general de la UOM en la Capital Federal), fue posible debido al desgaste de Rucci y Miguel, aunque el apoyo de los textiles, a través de Casildo Herrera, también fue decisivo en ese proceso.
La espina más difícil para el nuevo Gobierno era desde luego la designación del comandante en jefe del Ejército, cargo que recayó en el general Jorge Carcagno. Este nombramiento tampoco sorprendió a nadie, pues de antemano se sabía que la Infantería —el arma de Perón— iba a reconquistar el poder después de largos años de reinado de la Caballería —el arma de Lanusse—; sin embargo el trámite no era fácil porque había que decapitar a nueve generales en actividad. Pero la decisión fue tomada. No ocurrió lo mismo, en cambio, con la Armada y la Aeronáutica, a las que se les respetó la decisión interna de sus cuadros. De esta firmeza de actitud frente a las Fuerzas Armadas dependerá ahora la suerte constitucional del nuevo Presidente, si es que realmente acierta en su obra de Gobierno.


Fuente: http://www.magicasruinas.com.ar/revistero/locales/asume-campora.htm



BRUNILDA, REINA DE AUSTRASIA

BRUNILDA, REINA DE AUSTRASIA



Brunilda nació en Toledo en el año 543, hija de Atanagildo y Gesvinda, siendo la menor de las dos hijas del matrimonio real. Cuando tenía 11 años su padre fue elegido rey visigodo de Hispania. Fue educada en la corte de Toledo, capital del reino visigodo y profesaba la fe cristiana arriana.
Las complicadas relaciones entre francos y visigodos habían mejorado y hacia el 565 Sigeberto I rey de Austrasia, solicitó a Brunilda en matrimonio. Este matrimonio beneficiaba a ambos reinos: a Atanagildo le libraba de los problemas con los francos y le permitía concentrarse contra bizantinos y suevos; al merovingio Sigeberto le reforzaba en los conflictos con sus hermanos (era uno de los cuatro hijos de Clotario I cuyo reino fue dividido a su muerte). Brunilda cambió su fe por la católica y, aportando una buena dote, celebró su matrimonio en Metz, capital de Austrasia, en 566.
En 567 Galsuinda, la hermana de Brunilda, se casó con Chilperico I, rey de Neustria y hermano de Sigeberto I. Chilperico I estaba casado con Audovera, con quien había tenido seis hijos, pero logró anular su matrimonio para casarse con Galsuinda aunque no abandonó a su amante Fredegunda. El matrimonio fracasó debido a que Chilperico se negaba a abandonar su disipada vida, así pues, Galsuinda quiso volver a Toledo pero ese mismo año su padre murió, debilitándose su posición política y poco después sería asesinada. El asesinato fue atribuido a Fredegunda con quien Chilperico I contrajo matrimonio algún tiempo más tarde.
El asesinato de Galsuinda provocó en Brunilda un gran rencor hacia ambos y exigió a Chilperico I la dote de su hermana, a lo que él se negó. Sigeberto I apeló a su hermano Gontran I de Borgoña para que mediara entre ambos y se decidió entregar a Brunilda y sus descendientes las ciudades de Burdeos, Limoges, Cahors, Bearn y Bigorre que habían sido entregadas a su hermana como regalo de bodas. Chilperico I aceptó a regañadientes y Brunilda no olvidó el asesinato de su hermana.
Entre 567 y 570 nacieron los tres hijos de Brunilda y Sigeberto I: Ingunda, Clodosinda y Childeberto II. Las rencillas entre Sigeberto I y Chilperico I continuaron, esta vez azuzadas por ambas reinas. En 575 Chilperico I intentó recuperar las cinco ciudades y en la lucha muere su hijo Teodoberto. Sigeberto I emprende la conquista de Neustria pero Fredegunda envió a dos sicarios que lo asesinaron y Chilperico I reclama el trono de Austrasia. Brunilda que se encontraba con sus hijos en París, capital de Neustria, son apresados pero la reina hace escapar a su hijo Childeberto II y reclama el trono para él y la regencia para ella. Los nobles de Austrasia reconocieron como heredero legítimo a Cihldeberto II pero no aceptaron la regencia de Brunilda, nombrando a Gontran de Borgoña para el cargo. Chilperico I separó a Brunilda de sus hijas y la relegó en un convento en Ruán.
Sin embargo ocurrió algo insólito, Meroveo II, un hijo de Chilperico I, que había ayudado a escapar a Childeberto II, fue a Ruán y se casó con Brunilda. La ceremonia fue efectuada por el obispo de Ruán Pretextato pero el matrimonio acarrearía a Brunilda la acusación de incesto y lascivia. Chilperico I logró hacer anular el matrimonio; en 577 Meroveo II murió y el obispo Pretextato fue asesinado en 586. Las dos muertes fueron atribuidas a Fredegunda que también intentó asesinar a Brunilda.
Brunilda regresó a Austrasia y ante el rechazo de los nobles ruvo que buscar refugio en la corte de Gontran de Borgoña, volviendo un tiempo después para asumir la regencia por su hijo. Actúa entonces como soberana de Austrasia organizando y mejorando el reino: reparó caminos, construyó abadías, iglesias y castillos, reformó las finanzas y reorganizó el ejército. Pero todo ello reprercutió en los intereses de los nobles que mostraron su hostilidad. Brunilda impuso la autoridad de la corona y para reafirmar su autoridad pidió a Gontran de Borgoña, que no tenía hijos, que adoptara a Childeberto, lo que hizo en 577. En 579 casó a su hija Ingunda con el príncipe visigodo Hermenegildo, pero e matrimonio fue asesinado por las conspiraciones y luchas entre arrianos, católicos y bizantinos en Hispania. Childeberto II subió al trono en 583 con 13 años.
En 584 Chilperico I murió asesinado y su muerte fue atribuida tanto a Brunilda como a Fredegunda Ésta asumió la regencia de Neustria por su hijo Clotario II e intentó asesinar de nuevo a Brunilda. En 586 nace Teodoberto II y al año siguiente Teoderico II, ambos hijos de Childeberto II; Fredegunda intentó otro asesinato contra Brunilda y su nieto mayor.
Algunos nobles de Austrasia se oponían abiertamente a Brunilda, especialmente los duques Rauching, Ursio y Berthefried que habían llegado a conspirar contra la vida de Childeberto II y que fueron ejecutados por orden de Brunilda en 587.
Las relaciones entre Childeberto II y Gontran de Borgoña se deterioraron y se inicia una lucha que acaba en 587 con el Tratado de Andelot en el que, entre otros acuerdos, se estable la herencia recíproca de los reinos en caso de que alguno de los dos muera. Ese mismo año Recaredo I hizo una alianza con Childeberto II y pidió en matrimonio a su hermana Clodosinda. Brunilda lo aceptó con la condición que Gontran de Borgoña lo aprobara también (por cuestiones políticas) pero él lo rechazó. En 592 Gontran muere y Childeberto II hereda el trono de Borgoña, poco después intenta invadir Neustria pero fracasa.
En 596 Childeberto II muere envenenado y se atribuye la muerte a Fredegunda aunque otras fuentes la atribuyen a los nobles de Austrasia Brunilda asume la regencia por sus nietos. En 597 Fredegunda muere por una enfermedad y su hijo Clotario II es proclamado rey de Neustria. Brunilda intenta derrocar a Clotario II pero la falta de apoyos la hacen fracasar. En 599 los nobles de Austrasia proclaman rey a Teodoberto II de 13 años, que apartó a su abuela del poder. Brunilda se refugia en la corte de Borgoña, en Orléans, donde es bien recibida por su otro nieto Teoderico II.
Las relaciones de la familia real con la iglesia fueron difíciles, a pesar de que Brunilda y Childeberto II habían establecido buenas relaciones con el Papa Gregorio I. El obispo de Autun, San Desiderio, criticó con dureza las costumbres de la corte de Teoderico II y a Brunilda, por lo que la reina escribió al Papa reclamando por la actitud del obispo hacia su familia. San Desiderio fue suspendido pero el conflicto con los soberanos y nobles de Borgoña continuó. Durante un sermón San Desiderio criticó públicamente a Teoderico II y a Brunilda lo que llevaría a su asesinato en 608, cometido por incondicionales de Teoderico II.
Años antes, en 590, el monje irlandés San Columbano se instaló en Borgoña donde fundó varios conventos. Llegado el momento se opuso a que Teoderico II viviera en concubinato y le instó a buscar esposa. La elegida fue Ermenberta, hija de rey visigodo Witerico, pero fue rechazada por Brunilda, repudiada por el rey y finalmente devuelta a Hispania. San Columbano visitó en una ocasión la corte de Teoderico II y Brunilda solicitó una bendición para sus bisnietos pero él se negó alegando el origen ilegítimo de los niños y amenazó a la familia de Brunilda con la excomunión. La reina, ofendida, consiguió su expulsión del reino de Borgoña en 610.
Brunilda seguía dirigiendo las luchas por el poder entre los reinos francos. Las relaciones entre Teoderico II y Teodeberto II eran inestables pero se unían ocasionalmente para combatir a otros. En las batallas de Dormelles (600) y Etampes (604) vencieron a Clotario II de Neustria. En Etampes, Teoderico II casi logró la derrota definitiva de Clotario II pero la nobleza de Austrasia firmó un tratado de paz a cambio de territorios.
Teoderico II y Brunilda tenían, en 612, una posición de poder y atacaron a Teodoberto II al que vencieron. Brunilda ordenó que fuera tonsurado, lo que según las costumbres de la época, lo inhabilitaba para reinar, y fue encerrado en un convento junto a su hijo donde murieron ese mismo año. Teoderico II asumió el trono de Austrasia pero enfermó de disentería y murió en 613.
Brunilda, que contaba con 70 años, reclamó la regencia para su bisnieto Sigeberto II y la regencia para ella. Los nobles de Austrasia, dirigidos por Pepino Landen, la rechazaron e hicieron un acuerdo con Clotario II que invadió el reino de Austrasia.
Brunilda, sin apoyos militares, buscó la ayuda de las tribus germánicas del Rhin pero fue apresada. Fue sometida a juicio en Reneve, donde fue acusada del asesinato de numerosas personalidades. La torturaron en el potro durante dos días, luego fue exhibida para la mofa del ejército de Clotario II y finalmente fue atada a un caballo y arrastrada hasta morir.
La reina Brunilda murió el 13 de octubre de 613. Fue incinerada y sus cenizas fueron depositadas en un sarcófago en la abadía de San Martín en Autun. Hoy reposan en el Museo Rolin en Aviñón.


Fuente: http://www.parnaso.org/brunilda.htm

martes, 26 de mayo de 2015

CORONEL MANUEL OLAZÁBAL Para San Martín: su hijo. Fue un “Heroico Defensor de la Nación”

CORONEL MANUEL OLAZÁBAL Para San Martín: su hijo. 

Fue un “Heroico Defensor de la Nación”
 



Manuel de Olazábal (Buenos Aires, 1800 - íd., 1872) militar argentino que participó en la guerra de independencia y las guerras civiles de su país, llegando al grado de coronel.

Cuando creó el Cuerpo de Granaderos a Caballo, a mediados de 1812, José de San Martín deseaba que los jóvenes de las familias más importantes de Buenos Aires dieran el ejemplo y se alistaran. Así fue que entonces los primeros en incorporarse fueron sus cuñados Manuel Escalada quien tenía 16 años y Mariano con 17 años. Entre los que siguieron el ejemplo, estaba Olazabal, con carácter de guerrero indomable se enroló como cadete el 7 de enero de 1813, una semana después de haber cumplido los 13 años en el Regimiento de Granaderos a Caballo. No formó parte en el combate de San Lorenzo, aún así poco tiempo después de su incorporación, se destacó por su destreza, sumada a las muestras de coraje, algo que sus superiores podían detectar en las prácticas que llevaban a cabo en el cuartel de Retiro. Ya el 4 de diciembre del mismo año, consiguió su primer ascenso a portaestandarte y participó de la campaña a la Banda Oriental, en el que arribó en Buenos Aires, con dos escuadrones de Granaderos a Caballo, bajo el mando del teniente coronel José Matías Zapiola. Desembarcaron en la Colonia, lugar donde el general Alvear marchaba a enfrentarse con el ejército que sitiaba Montevideo. El joven portaestandarte, nombrado por Alvear jefe de 30 granaderos que formaron la escolta con la que marchó hasta la comandancia enemiga, fue enviado para atacar a una fuerza realista de caballería, que a menudo salía a patrullar, operación que ejecutó aquél bajo el fuego de los cañones provenientes de la fortaleza del Cerro, logrando matar a seis soldados y capturando a tres, dando fin a los españoles el 23 de junio de 1814, donde al día siguiente le honraron a Olazábal con el dictado de “Benemérito en Grado Heroico”, también le fue otorgada una medalla con la inscripción: “La Patria a los Libertadores de Montevideo - Junio 24 de 1814”. Un día después, el joven fue nombrado jefe de la escolta de Alvear, por tener acciones destacas como las que mantuvo en Las Piedras contra el caudillo Fernando Otorgués, logrando la captura de 400 prisioneros.

Un mes después se alistó al ejército que comandaba el coronel Dorrego contra los enemigos orientales, donde en el mes de agosto, en la acción del Valle del Iguá, contra el mismo caudillo Otorgués. También en agosto de 1814 estuvo en la toma de la fortaleza de Santa Teresa y persecución realizada contra las fuerzas de Otorgués, hasta obligarlo a internarse en territorio brasileño. En el mes de septiembre marchó con el ejército hasta el Río Negro, desde donde con la fuerza efectiva de 40 soldados lo asignaron para reunir caballadas, en cierta oportunidad tuvo un encuentro con los enemigos, en el cual Olazábal, de sobresaliente acción capturó armamento y carretas con provisiones.

Además participó en la batalla de Guayabos o también llama “batalla de Arerunguá” la cual fue entre las fuerzas federales del oriental José Artigas y las de las Provincias Unidas del Río de la Plata al mando de Manuel Dorrego, el que fue derrotado por los insurrectos. La cuál sucedió a orillas del arroyo Guayabos, afluente del Arerunguá, en enero de 1815, donde Dorrego contaba con 750 hombres contra los 1400 aproximadamente que tenia a su cargo Artigas, cuyas fuerzas eran diligenciadas por Fructuoso Rivera. Al comienzo los soldados del Regimiento de Granaderos a Caballo con Juan Lavalle al frente, lograron una pequeña ventaja sobre los orientales al atacar por el ala derecha, pero mucho no valió ya que varios de los soldados de Dorrego se pasaron al bando a los federales, con lo que estos lograron resistir el flanqueo. La mayor parte de las unidades de Manuel Dorrego comenzaron a huir, quedando solo su escolta y los granaderos. Al cabo de no mucho tiempo, también los de Entrerrianos fueron acabados, por lo que Alvear ordena la retirada del campo de batalla, en la que sufrieron una tenaz persecución que efectuada por los riveristas, durante tal, el compatriota Zapiola rodó y fue capturado por el enemigo, fue allí que sin dudarlo Olazábal y dos hombres se lanzaron de sus caballos para pelear y rescatar con éxito a su comandante. Las fuerzas de Dorrego se llevaron de Montevideo todo el armamento y dinero que pudiesen, como así también su imprenta, dejando a Otorgués entrar en la ciudad libremente. Asimismo los soldados en huida, entre saqueo y aprovisionamiento, lograron volar el polvorín de la capital oriental, trayendo consigo la muerte de varios civiles. Mas tarde, Alvear ofreció a Artigas la independencia de su provincia, que el jefe federal rechazó indignado. La batalla de Guayabos marcó la liberación de la Banda Oriental de la dominación directorial e inició el período de máximo poder de Artigas. Fue el parásito de la independencia de Uruguay, la que luego se concretaría al fin en el año 1828. Pero, al no haber dado un buen fin a la cuestión federal, fue un factor más en las incansables guerras civiles que dividieron a la región del Río de la Plata. 

En febrero de 1815, terminada la campaña, regresó con su Regimiento a Buenos Aires y en donde el 14 de abril fue ascendido al rango de Teniente. Adentrados en el mes de julio los escuadrones de Granaderos a Caballo marcharon rumbo a Mendoza, donde Olazábal tomó importante papel en virtud a la organización del Ejército de los Andes, además San Martín lo nombró jefe de su escolta con tan solo apenas 15 años, estaba a cargo de 40 Granaderos a Caballo. Siendo abril de 1816, Olazábal inició la marcha con un escuadrón de Granaderos bajo el mando del teniente coronel José Melián, hacia el paso del Portillo, en la Cordillera, donde estuvo por el término de dos meses.

El trato entre el San Martín y el subordinado sobrepasara los límites del campamento de El Plumerillo. El jefe trataba a Olazábal como si fuera su hijo, pero era de carácter fuerte. Fue así que un día el joven teniente se desentendió con el capitán José Melián, ya que el superior era muy arrogante, quien tenía buenos conceptos desde la invasión inglesa de 1806. En cuestión, durante la discusión, el capitán insultó a Olazábal, que sin dudarlo y sin sentirse menos lo retó a duelo. Inmediatamente entre despamplones y alaridos de los soldados, San Martín se enteró de lo que estaba por ocurrir y mandó llamar al joven teniente. Póstumamente en su tienda de campaña lo encaró con suma severidad. Trató de inhibirlo preguntándole si sabía cuál era el castigo que recibirían aquellos que se enfrentaran a duelo con un camarada. Olazábal, fuera de ponerse en actitud defensiva, le respondió: “El teniente Olazábal sabrá cumplir la pena que su general le imponga. Pero nadie ha de faltarle al honor de un soldado del General San Martín". El jefe inmediatamente se coloca de pie y ordenó al teniente que se retire, tratando de evitar mostrar la sonrisa que le había provocado la respuesta. Igualmente, días después se produjo el duelo, en cual Melián atinó un sablazo en la rodilla de Olazábal, por lo que este estuvo unos días en cama. Asimismo, en alguna oportunidad, San Martín llegó cabalgando al campamento y vio a Olazábal caminando con una muleta, se bajó del caballo y le cuestionó qué era lo que había sucedido. El joven respondió que apenas había sido una rodada, San Martín lo observó fijamente y como si fuera el padre le aconsejó: "Tenga usted mucho cuidado con las rodadas".
Esa noche, junto con la comida, el convaleciente recibió una onza de oro, sin remitente. Podía ser anónima, sin embargo, todos sabían que la había enviado su orgulloso jefe

A principios de 1817 se fue a Chile, formando parte del cuerpo de Vanguardia, bajo las órdenes del mayor general Miguel Estanislao de Soler. Galardonada y honrosamente se libraba el combate en Putaendo, a cercanías de la Cordillera de los Andes, producido este el 7 de febrero, osadía en la cual el comandante Mariano Necochea con la escolta de San Martín y 25 granaderos, haciendo un total de 66 hombres, venció al enemigo de una fuerza muy superior, ya que eran 400 infantes y 300 jinetes los que contaban además con dos cañones. El juvenil teniente, durante la trastienda librada logró rescatar al sargento Fuensalida, quien era llevado como prisionero por parte de los realistas, acción de armas con esmero y arrojo por el cual fue recomendado por el general Soler, adquiriendo honor y prestigio a tan temprana edad.

Cinco días más tarde, mas precisamente el 12 de febrero de 1817, Olazábal participó en la batalla de Chacabuco, decisiva contienda de la Independencia de Chile, donde al capturar una batería enemiga recibió dos graves balazos, causando heridas una que le atravesaron el brazo izquierdo y su costado. Esto le valió a que fuera recomendado y días después, el 24 de marzo, fue promovido por San Martín al grado de ayudante mayor y así también le otorgaron una medalla conmemorativa con la inscripción: “Chile restaurado por el valor de Chacabuco. La Patria a los vencedores de los Andes, Febrero 12 de 1817”.

En abril de 1817 expedicionó con el coronel Las Heras hacia el sur de Chile, donde al mes siguiente tomó parte en el Combate en el Cerro del Gavilán. Olazábal participó de la arriesgada tarea en el reconocimiento que efectuó sobre las baterías enemigas, la que produjo un fogueo de cañón al comandante Manuel de Escalada. Las Heras había tomado posiciones en este pequeño cerro y teniendo conocimiento de que el enemigo comandado por Ordóñez había pedido refuerzos para efectuar un ataque, inmediatamente solicitó ayuda a O'Higgins. El General Ordóñez, para contrapartida, intentó de coaccionar para que el brigadier Las Heras no adquiera esos refuerzos, motivo que accionó un ataque suicida asaltando las posiciones patriotas. A fin de cuentas logró el ataque, pero de todas formas el combate resultó en una derrota para Ordóñez, el que no tuvo remedio más que retirarse a Talcahuano.
Posteriores meses, ya situados en diciembre de 1817, Olazábal se encontró en el valeroso asalto a la fortaleza de Concepción, efectuado por las fuerzas independientes a las órdenes del general O`Higgins, en dicha ocasión se realizaron varias comisiones, todas bajo el fuego de la artillería proveniente de la fortaleza. Dada la orden de retirada, Olazábal tenía la misión de volar las fortificaciones y cubrir la retaguardia, órdenes que cumplió admirablemente.

El 12 de marzo de 1818, Olazábal se halló en la acción de Quechereguas, efectuada contra el ejército realista. Siete días después se hallaba en la gran batalla de Cancha Rayada, en la cual fueron derrotadas las fuerzas patriotas. En la tarde de ese día, se sostuvo la caballería patriota bajo el mando del general Antonio González Balcarce, contra el ejército real mandado por el brigadier Osorio, pero ya en horas de la noche, el Ejercito Unido se encontraba en dispersión por los agresivos ataques infligidos por los españoles enviados por el general Ordóñez. Fue entonces, que el mismo Olazábal entre desmanes, desbandadas y corridas, consiguió reunir y ordenar a 200 Granaderos a Caballo guiándolos a salvo hasta el arroyo Lircay, donde se puso a las órdenes del teniente coronel José Melián, que luego se fueron replegando hasta San Fernando, Melián informó los sucedido destacando las acciones de Olazábal.
En el quinto día de abril, aconteció la importante y decisiva batalla de Maipú, en el zona de los Cerrillos del Maipo en Chile, hecho donde Ordóñez se llenó de valor atrincherándose en la Hacienda de Espejo, por tal motivo el coronel Zapiola reaccionó con directivas hacia el ayudante Olazábal, con el objetivo de concretar la rendición a una fuerza compuesta de 400 soldados con 12 oficiales, a los que logró desarmar y luego los presentó ante el general San Martín, quien después organizó a su ejército en una posición elevada esperando el ataque español. Asimismo, Olazábal se encontró en un difícil encuentro que mantuvo el teniente coronel José Melián al pie de 180 Granaderos a Caballo y consiguió eliminar a un capitán enemigo, después en honor a lo sucedido exhibió las charreteras de aquel muerto al general San Martín. Por estos dos actos, a fin de homenaje, el general San Martín promovió a Olazábal premiándolo con el grado de capitán, que le fue reconocido el 13 de mayo de 1818, con retroactivo al 15 de abril, además también recibió los cordones de plata. Acto seguido, así ocurrió que Olazábal fue declarado “Heroico Defensor de la Nación” por el Congreso y, continuamente el alto mando chileno, los que lo condecoraron con una medalla de plata, en ella se podía apreciar esta inscripción: “Chile reconocido al valor y constancia” y en su reverso “DE LOS VENCEDORES DE MAIPU, 5 DE ABRIL DE 1818”.

El 24 de diciembre, Olazábal se halló en la toma de la ciudad de Chillán realizada por las fuerzas mandadas por Zapiola, que desalojaron de aquella plaza a los españoles comandados por el precipitado general Sánchez. Par de días siguientes, el general Zapiola destacó a Olazábal, y ordenó a este que con su compañía practicase un reconocimiento sobre los enemigos, surgiendo de este, la lucha contra 150 lanceros, el resultado fue la eliminación de dieciséis hombres y capturó a otros nueve. Finalizada la contienda, su Regimiento se alistó camino al Parral.

El 13 de enero de 1819, Olazábal se desplazó junto con los Granaderos a Caballo al mando del coronel Manuel de Escalada, rumbo a la tercera campaña a Chile, la que estaba comandada por el general Antonio González Balcarce, quien luchaba contra las fuerzas reales bajo las órdenes del general Sánchez. Luego de tres días, el joven capitán con compañía abatió a 150 hombres del enemigo en la zona llamada Santa Fe. Más tarde se le impartió órdenes por parte de Escalada, las cuales eran el deber de lidiar contra la retaguardia enemiga, cumpliendo la misión al pie de la letra, surgieron una serie de guerrillas, que victoriosas de estas liberó a monjas de la ciudad de Concepción, las que se encontraban en carátula de prisioneras. Luego, el 18 de enero, estuvo en la toma de la ciudad de los Angeles, en que los enemigos fueron perseguidos y vencidos, acción por la cual Olazábal obtuvo honores de recomendación. Día después en la gloriosa acción de Bío-Bío, en la que también participó bajo la tutela del coronel Rudecindo Alvarado, esta batalla recalca otra recomendación para el joven, por destaco, conducta y esfuerzo ya que abatió por completo al ejército enemigo del general Sánchez. El 29 de enero atravesaron el río Bío-Bío (separa Araucanía del resto de Chile), al día siguiente combatieron contra un total de 900 araucanos, los que eran enviados por los jefes realistas, encuentro que significó la derrota de los enemigos siendo Olazábal el principal artífice. A dos días de cruzar el río el ejército patriota con Balcarce a la cabeza, tomó la fortaleza de Nacimiento, en Arauco, donde se vuelven a ver las caras con el general Sánchez. Posteriormente el 6 de febrero de 1819 culminó la campaña del Bío-Bío, por lo que Olazábal con los Granaderos se dirigieron hacia a Curimón.

Entonces fue que Olazábal recibió ordenes de sus superiores de regresar a Mendoza, sin vueltas, el 30 de abril de 1819 junto con su Regimiento de Granaderos a Caballo y otros cuerpos atravesó la Cordillera.

Luego el general José de San Martín solicitó personalmente la mano de la patricia Laureana Ferrari en su nombre y fue su padrino de bodas en 1819, así como del primero de sus hijos. Su mujer fue dama patricia quién junto a Remedios de Escalada de San Martín, entre otras, bordó la Bandera de los Andes. Con nuevas impartidas y en virtud a la expedición al Perú, el 30 de septiembre, partió con su regimiento destino a la provincia de San Luis.

En 1821, en el mes de junio fue designado bajo el mando del coronel Buenaventura Quiroga, quien estaba en San Juan y contaba con fuerzas destinadas a contrarrestar al caudillo chileno de José Miguel Carrera, habían sido victoriosas las operaciones que significaron el avance sobre las provincias de Cuyo. El 6 de agosto del mismo año, Olazábal ya designado como jefe de las líneas de avanzada de las fuerzas mendocinas que eran designadas en misión a terminar con el caudillo chileno. A fin de mes, en Punta del Médano, en Mendoza, las tropas de Carrera se enfrentaron con las de Gutiérrez, acción en la que Olazábal, ya con 20 años, comandó la columna derecha mendocina. Por lo accionado, fue promovido a sargento mayor ya que Carrera fue vencido, tomado como prisionero y luego fuera ejecutado el día 4 de septiembre de 1821. Por parte del Gobierno Nacional, en virtud a su conducta, le otorgó a Olazábal una medalla de oro con la inscripción: “Aniquilé la Anarquía. – Agosto 31 de 1821”, por otro lado, el Supremo Director de chileno lo condecoró con la medalla de la Legión del Mérito, la que lleva las siguientes palabras: “Legión de Mérito de Chile. Honor y Premio al Patriotismo”. Por ultimo, el Cabildo de Mendoza le entregó una medalla de plata enviada por el Protector del Perú, haciendo conmemoración de la toma de Lima, debido a que el capitán trato de todas formas salvaguardar la vida de José Miguel Carrera, pero resulto inútil. En 1823, teniendo en conocimiento que San Martín estaba en Mendoza se dirigió a su encuentro.

Llegado el 5 de julio de 1824 era Comandante General de Armas de la Provincia nombrado por el gobierno de Mendoza y el 22 de julio de fue ascendido a Teniente Coronel de Caballería de Línea. Bajo el mando de Aldao, en septiembre de 1825 asistió al combate de las Leñas contra los indígenas hostiles de San Juan. Luego, siendo el año 1827 se dirigió para incorporarse al Regimiento Nº 1 de Caballería, que se hallaba en campaña en operaciones contra el Brasil, quien después con la fuerza efectiva de 150 hombres recibió la desmesurada misión de pasar por detrás del ejército imperial, con el objetivo principal de sustraer ganado para abastecer a su ejército, tarea que completó exitosamente, alcanzando a tomar mas de 15.000 cabezas, pero no consiguió evitar la contienda contra el bando enemiga, momento lamentable en donde Olazábal tuvo bajas como ser seis soldados y un oficial, acciones proyectadas a proximidades Bagé. Subsistido de aquel acto, aconteció destacadamente, la batalla de Ituzaingo o batalla del Paso de Rosario, que fue un duelo entre las tropas aliadas de los sublevados orientales y el Ejército argentino contra las tropas del Imperio del Brasil. La victoria de la alianza hizo surgir la Convención Preliminar de Paz, que luego se firmaría en 1828, donde reconoce como Estado libre, independiente y soberano al Uruguay.

En febrero de 1828, se encontraba en el combate que la caballería del Ejército Republicano mantuvo en la hacienda del Padre Filiberto, a las disposiciones del general Lavalleja, en querella con las fuerzas del General en Jefe brasileño, el Barón de Lecor. Ocasión tal que el 15 de abril se originó el combate de Las Cañas, donde el general Julián Laguna con la caballería republicana, sostuvo la lucha de una fuerte columna enemiga, que derivó en una huida, mero trabajo el de las fuerzas imperiales comandadas en esta oportunidad por el mayor general Braun. Al intervalo de más de un mes, es decir, a fines de marzo del mismo año alcanzó el nombramiento de teniente coronel del Regimiento 1º de Caballería al que ya pertenecía, encabezando así el 3º Escuadrón del antes mencionado cuerpo.

En el mes de mayo del mismo año, el teniente coronel Olazábal en virtud a las mandatarias marchó en dos ocasiones hacia el Cuartel General de los imperiales como parlamentario ante el Comandante en Jefe.

En junio, fue enviado a Buenos Aires para cometer una encomienda de importancia, en dicha ocasión, Olazábal fue hecho prisionero, pero gracias a la negociación de los Generales Guido y Balcarce logró recuperar su libertad.

En julio de 1828, salió en marcha para nuevamente incorporarse al Ejército Republicano, a qui estuvo hasta que se consiguió firmar la paz las fuerzas imperiales. A continuación, en noviembre de 1828 volvió a Buenos Aires. Expresado así la anunciación del general Lavalle, que lo llevó al comandante Olazábal, el 9 de diciembre, al participar del combate de Navarro, en la que proporcionó participación al Escuadrón Escolta y he aquí otra buena actuación por desempeño.

El coronel Manuel de Olazábal, conjuntamente con el sargento mayor Álvarez de Condarco, fueron los únicos argentinos y antiguos oficiales del Ejército de los Andes, que abordaron el “Condesa de Chichester“, en el cual se encontraba el libertador de Chile y del Perú, cuando este concreto su último viaje al Río de la Plata. De tal manera que fue el 6 de febrero de 1829 cuando tuvo estuvieron a bordo del buque, en el puerto de Buenos Aires. Encuentro del general San Martín con sus dos fieles subordinados. En virtud a este acto de honradez al más magno le los argentinos, bien merecidos tendrían Olazábal y Álvarez de Condarco que se los recordara como eternos patriotas.

Partiendo hacia Chascomús, en febrero de 1829, en la cual trasladaba caudales para el ejército del general Lavalle. Al mes consecutivo, se unió al ejército de Lavalle, para cometer las operaciones contra el gobernador de Santa Fe, el general Estanislao López. Fue mismamente que el 26 de abril, se hallaba en la batalla del Puente de Márquez, donde tristemente fue vencido. Tras el derrumbamiento de Lavalle, Olazábal fue anexado a la Subinspección de Campaña el 1º de diciembre de 1829.

El 24 de junio de 1829, recibió los honores con una nueva promoción al grado de Coronel Graduado. Así fue que por dictamen del Ministro de la Guerra impartió camino rumbo a la República Oriental y se instaló en la villa de Cerro Largo, con el objetivo de brindar ayuda al general Lavalleja, que de todas formas, Olazábal al mando de su división sorteo la derrota en manos del general Rivera, esta primera oleada de ayuda que se hizo en inicios de 1833, en territorio de el Yaguarón, zona de los orientales. En octubre, el coronel Olazábal, con la de edad de 32 años, fue designado por su gobierno, como Comandante en Jefe de todas las fuerzas de caballería que sostuvieron los Poderes Públicos en la lucha contra la insurrección. De esta manera el día 20 de octubre, en la Recoleta, sometió al filo de cuchillos a una división de 600 hombres enviados por el comandante Martín Hidalgo. Semana posterior, en el arroyo Maldonado, derrotó al mismísimo Hidalgo, quien recibió refuerzos de 800 soldados. Por tal labor, Olazábal fue declarado merecedor del bien de la Patria. Consecuentemente el gobierno le concedió una lanza en honradez por su deslumbrante desempeño. Con ello obtuvo licencia y se marchó a la ciudad de Corrientes, pero el gobierno de turno lo citó inmediatamente para formar filas con las tropas, aún así en enero de 1834, fue escogido Presidente de la Academia Militar de Jefes y Oficiales. Sabiendo que siendo ya octubre de 1834 todavía gozaba de licencia la que le fuere prorrogada por el término de 5 meses. Continuamente en noviembre, fue designado Comandante General de Armas de la Capital de Corrientes. Pero con el mandato de Rosas, el 16 de abril de 1835, se decretó la baja de varios jefes y oficiales del Ejercito Nacional, entre ellos la del coronel Olazábal.

De todas formas, en febrero de 1839 lo escogieron como Mayor General del primer Ejército Libertador que constituyó la provincia de Corrientes, comandadas por el general Genaro Berón de Astrada, la que sufrió la sangrienta y desastrosa batalla de Pago Largo, siendo derrotado y íntegramente destruido el ejercito correntino. Dictaminada la derrota, Olazábal se fue camino a San Roque, donde envío comunicado a Juan Felipe Gramajo, dando a conocer la muerte de Berón de Astrada. Más tarde, Olazábal ya en el Estado Oriental fue designado como primer edecán del presidente Rivera. Cuando la República vecina fue invadida, el coronel escoltó a Rivera en toda la operación, presenciando así en diciembre de 1839, la batalla de Cagancha, en la que el gobernador de Entre Ríos fue derrotado, por o que obligadamente tuvo que renunciar al territorio oriental. Año siguiente, en julio de 1840, Olazábal fue escogido Comandante General de la Campaña al Río Negro. En esta desempeñó la comprometida comisión de desplazarse a la retaguardia del enemigo, logrando establecerse en campamento en Cagancha, con la conclusión de componer una división para atacar al contrincante, encargo que había sido cometido completando una fuerza de aproximadamente 400 hombres, con los que, en Tacuarembó, acabó consiguiendo la victoria contra las desventaja de 600 enemigos.

En 1841, lo designan segundo Jefe del Estado Mayor General del Ejército. A principios del año siguiente, enero de 1842, fue comisionado por el gobierno oriental para erigir una División Argentina de Caballería. División con la que luego en la provincia de Entre Ríos, se reunió con el Ejército de Reserva al mando del general José María Paz, Mas tarde Olazábal sería nombrado Jefe del Estado Mayor del Ejército de Reserva.

En marzo de 1844 se indujo a Montevideo, desde donde pasó a Corrientes para ofrecer servicios en el ejército del general Juan Madariaga, donde cumplió el rol de comandante en jefe de la división santafecina, con la que marchó hasta la costa del río Paraná, lugar donde permaneció hasta fin de año.

El 15 de noviembre de 1850, Rosas lo reincorpora al Ejército de la Provincia de Buenos Aires, otorgándole el grado de coronel de caballería.

Dos años después fue Vocal de la Comisión Administrativa del cuerpo de Inválidos. Comenzado junio de 1853. En septiembre de 1853, el gobierno lo nombró comandante en jefe de los batallones de guardias Nacionales. Así también en el mes de octubre, fue designado a cumplimentar como comandante militar de la isla de Martín García y con la guarnición de la misma.

Desde los años 1858, Olazábal comenzó a propagar por escrito sus memorias, las que pueden llegar a analizarse como una auténtica crónica de la independencia, estas mismas fueron publicadas en el diario “La Democracia” residente de la ciudad de Buenos Aires, que a su vez la Editorial Comercio se encargaba de la impresión. Fue esta misma editorial que después editó el libro, con el título de “Episodios de la Guerra de la Independencia” la que cuenta con detalles parte de aquella épica campaña donde se destaca la figura de San Martín, a quien considera su padre.

Siendo el 22 de agosto de 1859, Olazábal fue elegido como Presidente de la República, Contador y además, Tesorero del Ejército Nacional el cual estaba a sus inmediatas disposiciones. El 23 de octubre participó en la batalla de Cepeda, en la que terminaron victoriosos. A continuación en 1860 fue reasignado como primer edecán del Dr. Santiago Derqui, quien fuera entonces segundo Presidente Constitucional de la República. Para septiembre de los años 1861 tuvo nombramiento como Presidente del Consejo de Guerra permanente de Oficiales Generales.

En 1863, Olazábal comenzó a publicar sus memorias tituladas “Episodios de la Guerra de la Independencia”, que es un hermoso legado para la posteridad.

Triste y finalmente, el 6 de septiembre de 1870, fallece su esposa, Acto seguido, un 19 de julio de 1872, fallece el heroico soldado de los Andes en Buenos Aires.
Está enterrado en el Cementerio de la Recoleta.


Material Bibliográfico:

Fragmentos del “El Ostracismo de los Carreras”, por el Coronel Manuel de Olazábal, Gualegaychu, 1858, Imprenta del Comercio.
Manuel De Olazábal, Del Ejercito de los Andes a las Guerras Civiles, Autor: Pereyra de Olazábal Gonzalo, Editorial: DUNKEN.

Paginas Web: http://www.lanacion.com.ar/1607461-olaz ... san-martin
http://www.revisionistas.com.ar/?p=5808
http://jorgepelfort.blogspot.com.ar/200 ... ayabo.html
http://logiapanamerica.com.ar/?p=510
http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-692.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Gavil%C3%A1n
http://www.crucedelosandes.com.ar/el_renunciamiento.asp
http://www.granaderos.com.ar/efemerides ... 3-1818.htm





lunes, 25 de mayo de 2015

LA REVOLUCION DE MAYO FUE UNA DECISIÓN DEL PUEBLO, IMPULSADA, CONDICIONADA Y GARANTIZADA POR LA JUVENTUD, DETERMINANTE DE SU REALIZACION.

LA REVOLUCIÓN DE MAYO FUE UNA DECISIÓN DEL PUEBLO.

 IMPULSADA, CONDICIONADA Y GARANTIZADA POR LA JUVENTUD, DETERMINANTE DE SU REALIZACIÓN.


Dedicado a mis nietos Facundo Lorenzo, Santiago Leopoldo, Juan Sebastián, Macarena, y a Vicente que está por venir.




Los verdaderos héroes de la misma fueron Belgrano, Castelli, Arzac, Vieytes, French, Berutti, Nicolás Rodríguez Peña, entre otros y la Legión Infernal, con sus chisperos y manolos, y no quién nos vendió la historia oficial. Por eso se encargaron de enterrar en la semi oscuridad a casi todos de ellos, salvo a la gran figura de Manuel Belgrano.

Eran la JP de mayo, y los comió la revolución.

Cuando el  14 de mayo de 1810 llega a Buenos Aires la fragata inglesa Mistletoe trayendo periódicos que confirman los rumores que circulaban intensamente por Buenos Aires: cayó en manos de los franceses de Napoleón, la Junta Central de Sevilla, último bastión del poder español. 
También trajo la noticia de que América había dejado de ser una colonia española para pasar a ser una provincia de ultramar, y llamaba a realizar Juntas, destituyendo Virreyes.
Toman conocimiento de que la Junta de Sevilla había resuelto saber a las tierras de América que no son colonias sino provincias con igualdad de derechos. Y convoca a los pueblos americanos a que se organicen en Juntas (28 de febrero de 1810).

Fue la chispa que necesitaba la revolución para estallar.




La noche del 18 los jóvenes revolucionarios se reunieron en la casa de Rodríguez Peña y decidieron exigirle al virrey la convocatoria a un Cabildo Abierto para tratar la situación de en que quedaba el virreinato después de los hechos de España y nombrar nuevas autoridades. El grupo encarga a Juan José Castelli y a Martín Rodríguez que se entrevisten con Cisneros y pidan la convocatoria a cabildo abierto.

El Sábado 19 y sin dormir, por la mañana Manuel Belgrano le pidió al Alcalde Lezica la convocatoria a un Cabildo Abierto. Por su parte, Juan José Castelli hizo lo propio ante el síndico Leiva. El domingo 20 el por la noche, Castelli y Martín Rodríguez insistieron ante el virrey con el pedido de cabildo abierto. El virrey trató a los jóvenes de insolentes y atrevidos y quiso improvisar un discurso pero Rodríguez le advirtió que tenía cinco minutos para decidir. Cisneros le contestó "Ya que el pueblo no me quiere y el ejército me abandona, hagan ustedes lo que quieran" y convocó al Cabildo para el día 22 de Mayo.

Pero la juventud no tenía paciencia.

Conf. Galasso: “El 21 de mayo, cuando el Cabildo está reunido en sesión ordinaria, la presión popular se acentúa: "apenas comenzada la sesión, un grupo compacto y organizado de seiscientas personas, en su mayoría jóvenes que se habían concentrado desde muy temprano en el sector de la Plaza lindero al Cabildo, acaudillados y dirigidos por French y Berutti, comienzan a proferir incendios contra el virrey y reclaman la inmediata reunión de un Cabildo Abierto. Van todos bien armados de puñales y pistolas, porque es gente decidida y dispuesta a todo riesgo. Actúan bajo el lema de Legión Infernal que se propala a los cuatro vientos y no hay quien se atreva con ellos".

Continuando con este autor: “No hay pues medulosos cambios de ideas, ni buenos modales, ni patricios respetables polemizando únicamente, con sesudos abogados, sino un grupo de privilegiados dispuestos frenéticamente a resguardar con uñas y dientes sus fortunas y su posición social, frente a otro grupo, intrépido y fogoso, animado por el espíritu de la revolución.

Castelli afirmaba: "Aquí no hay conquistados ni conquistadores, aquí no hay sino españoles los españoles de España han perdido su tierra. Los españoles de América tratan de salvar la suya. Los de España que se entiendan allá como puedan... Propongo que se vote: que se subrogue otra autoridad a la del virrey que dependerá de la metrópoli si ésta se salva de los franceses, que será independiente si España queda subyugada".

El 22 de mayo se vota. Permite el alcalde votar solo a 69 partidarios casi todos ellos del Virrey. Y se vota una Junta adicta con “El Sordo” a la cabeza.

La juventud revolucionaria no está dispuesta a permitir. Tampoco deciden que hacer deliberando en la casa de Nicolás Rodríguez Peña. Cuanta Tomas Guido “en estas circunstancias el señor Don Manuel Belgrano, mayor del regimiento de Patricios, que vestido de uniforme escuchaba la discusión en la sala contigua, reclinado en un sofá, casi postrado por largas vigilias observando la indecisión de sus amigos, púsose de pie súbitamente y a paso acelerado y con el rostro encendido por el fuego de sangre generosa entró al comedor de la casa del señor Rodríguez Peña y lanzando una mirada en derredor de sí, y poniendo la mano derecha sobre la cruz de su espada dijo: "Juro a la patria y a mis compañeros, que si a las tres de la tarde del día inmediato el virrey no hubiese renunciado, a fe de caballero, yo le derribaré con mis armas."..

Cisneros renuncia. Pero como siempre pasa, los absolutistas reaccionan, y convocan a nuevo cabildo para el 25 de mayo.

Los cabildantes se reúnen, pero los jóvenes revolucionarios no van a aceptar nuevos fraudes a su voluntad.

Antonio Luís Beruti irrumpió en la sala capitular seguido de algunos infernales y dijo "Señores del Cabildo: esto ya pasa de juguete; no estamos en circunstancias de que ustedes se burlen de nosotros con sandeces, Si hasta ahora hemos procedido con prudencia, ha sido para evitar desastres y efusión de sangre. El pueblo, en cuyo nombre hablamos, está armado en los cuarteles y una gran parte del vecindario espera en otras partes la voz para venir aquí. ¿Quieren ustedes verlo? Toque la campana y si es que no tiene badajo nosotros tocaremos generala y verán ustedes la cara de ese pueblo, cuya presencia echan de menos. ¡Sí o no! Pronto, señores decirlo ahora mismo, porque no estamos dispuestos a sufrir demoras y engaños; pero, si volvemos con las armas en la mano, no responderemos de nada."
No Juventud de la Legión Infernal no les dejó margen para otra cosa.

Así se anunció finalmente que se había formado una nueva junta de gobierno .El presidente: Cornelio Saavedra; los doctores Mariano Moreno y Juan José Paso, sus secretarios; fueron designados seis vocales: Manuel Belgrano, Juan José Castelli, el militar Miguel de Azcuénaga, el sacerdote Manuel Alberti y los comerciantes Juan Larrea y Domingo Matheu.

Y allí comenzó nuestra historia Grande, nacida en una revolución popular.

sábado, 23 de mayo de 2015

VICENTE PAZOS KANKI Historia de un amante de la libertad, diplomático, periodista y pensador aymara.

VICENTE PAZOS KANKI Historia de un amante de la libertad, diplomático, periodista y pensador aymara.



El distinguido escritor y periodista boliviano José E. Pradel B. nos acerca esta interesante nota sobre  Vicente Pazos Kanki, un altoperuano que participó de nuestra independencia.

 Hay personajes que, por alguna razón, pasan injustamente de puntillas por la historia. Grandes individuos que, sin saber por qué, son misteriosamente olvidados y difuminados por el paso del tiempo. Precisamente uno de ellos es Vicente Pazos Kanki, un amante de la libertad, diplomático, periodista y pensador aymara, del siglo XIX.
Es en ese sentido, que nos hemos propuesto escribir estos breves apuntes sobre su vida y su obra. La vida de Vicente Pazos Kanki, es apasionante, nació el 3 de octubre de 1779, en la localidad paceña de Santa María de Rosario de Ananea, hijo del propietario de haciendas en la población de Ilabaya, Buenaventura Pazos, de origen aymara y Cecilia Palacios, de origen quechua. Fue educado por un cura doctrinero filantrópico, en una pequeña iglesia del citado poblado, hasta sus 14 años.
Posteriormente, fue enviado al ‘Seminario de San Francisco’, en La Paz, para aprender español y seguir la carrera sacerdotal, durante este tiempo estudió el pensa-miento religioso católico y realizó excursiones por las proximidades del Lago Titicaca, de esta manera conoció las magníficas construcciones tiwanacotas y la región oriental de la Cordillera, a fin de encontrar las fuentes del río Tipuani y en ello “vio no solamente aguas que discurren por sus lechos sino vías de comercio, comunica-ción humana y creación de riqueza” 2.
Con el transcurso del tiempo dicho altoperuano, después de aprender el latín, se trasladó a la ciudad del Cuzco, a estudiar en el ‘Seminario Dominicano de San Antonio Abat’. Durante los próximos siete años se formó en la retórica, filosofía y teología, graduándose con el grado de ‘Doctor en teología sagrada’, en 1804. Un año más tarde fue testigo del apresamiento y ajusticiamiento del Dr. José Manuel Ubalde, quien organizó un levantamiento para independizar al Perú de España y restaurar la monarquía incaica. Sobre sus orígenes y primeros años, escribió posteriormente:
“mi lenguaje será tosco é inculto como nuestras breñas; y como éllas tendrá el sello de la naturaleza, que es la sencillez é ingenuidad. Mi primer intento fue escribir en nuestro idioma nativo, pues que habiendo nacido entre vosotros, de una familia indígena, mamé la leche inocente de nuestras tallas y con ella aprendí el lenguaje en que nuestros antepasados se espresaban en el antiguo Imperio Peruano. Los accentos de este idioma original, tan sonoros para mí, no cesan de latir en mis oídos, y como por un encanto, me parece que aún estoy escuchando los discursos patéticos á que frecuentemente asistía, en mi primera edad, en el antiguo Cozco, metrópoli de los Incas ádonde fui á aprender los rudimentos del saber Europeo”3.
Consecutivamente, se trasladó a Chuquisaca donde estudió las doctrinas políticas de Montesquieu, D’Ageseau, Locke, Mirabeau, Raynal, Adan Smith y Thomas Paine, entre otros. En dicha ciudad también hizo amistad con el destacado futuro revolucionario José Bernardo de Monteagudo4.
En 1808, Vicente, visitó las minas y fundiciones de mineral de Potosí, donde observó, el cruel sistema de trabajo obliga-torio de la mita. Con el transcurso del tiempo volvió a La Paz, donde fue testigo de la derrota del movimiento revolucionario del 16 de julio de 1809. Luego se dirigió a Buenos Aires, llegando a inicios de 1810 a dicha ciudad fue socorrido por Mariano Moreno, quien fue nombrado uno de los Secretarios de la Junta de Gobierno, que se encontraba a la cabeza del potosino Cornelio Saavedra.
Moreno, el 2 de junio de 1810, dictó un decreto fundando la “Gaceta de Buenos Aires”, con el objetivo de proporcionar información al pueblo sobre los asuntos públicos, de esta manera Pazos Kanki, comenzó a trabajar con él. Desde este momento, “el altoperuano (originario de Ananea, J. P.) consideraba que la prensa era un instrumento indispensable para contribuir a mantener el equilibrio entre los derechos individuales y la autoridad pública”5. En 1811, tras un cambio de las autoridades de la Junta de Gobierno, el 5 de octubre Pazos Kanki, fue nombrado editor de la ‘Gaceta’, desde este cargo “decidió cambiar el formato del periódico y publicar dos números semanales, los martes y los viernes. Entre el 5 de noviembre y el 31 de diciembre, trabajó como editor de catorce ediciones regulares… tres suplementos y una edición extra; en conjunto, contribuyó con 46 artículos”6. Con el transcurso del tiempo Pazos Kanki tuvo que trabajar conjuntamente con Mon-teagudo, idea que no aprobó y de esta manera fundó los primeros días de enero de 1812, “El Censor”, este semanario “desde el 7 de enero al 21 de marzo, emitió doce números regulares, cuatro suplementos y un extra”7.
Por otro lado, el 8 de octubre del citado año, los regimientos de ‘Granaderos Montados de Patricios’ y la artillería a la cabeza de Carlos María de Alvear, depusieron a dicha Junta de Gobierno y proclamaron otro triunvirato, que dos días después ordenó el exilio de Vicente Pazos Kanki, es decir, que nuestro personaje partió a bordo de un barco ingles rumbo a la ciudad del Támesis, pasando por las ciudades de: Río de Janeiro y Nueva York.
En Londres fue recibido por el antiguo cura español José María Blanco White, editor del periódico “El Español”, en ese momento Vicente aprendió todo lo que le fuera posible con respecto al idioma inglés, las costumbres y la religión, como resultado reconsidero sus creencias religiosas y se convirtió al anglicanismo.
Posteriormente, Pazos se casó en una ceremonia anglicana, en Londres en 1813, con una inglesa tenaz, llamada Francés Pazos. Luego, trabajó como Secretario de Manuel Sarratea, que llegó a Londres el 20 de marzo de 1814, como representante diplomático de las Provincias Unidas del Río de la Plata, con el objetivo de que el gobierno británico interpusiera sus buenos oficios para lograr una paz equitativa entre las Provincias Unidas y España, subsiguientemente trabajó conjuntamente con Manuel Belgrano y Bernardino Rivadavia, en la búsqueda del reconocimiento de la independencia de las citadas Provincias por parte del reino español.
En agosto de 1816, Pazos y su esposa desembarcaron en Buenos Aires, en esta ciudad fundó una imprenta nombrada “Imprenta del Sol”, inmediatamente más adelante creó el periódico “El Observador Americano”, que se inclinaba por una monarquía constitucional. También fundó otro diario, tratando de dar continuidad al “El Censor”, pero ya existía un periódico del mismo nombre. Es así que instauró “La Crónica Argentina”, que comenzó con el número 13, manteniendo el mismo lema y formato que el “El Censor”. “Entre el viernes 30 de agosto de 1816 y el sábado 8 de febrero de 1817, se editaron en total 28 números, una segunda edición y un suplemento”8. En este seminario rea-lizó una “influyente campaña antimonarquista…y fue una de sus más notables hazañas periodísticas”9. Durante este perío do, Pazos tradujo la declaración de la Independencia del Congreso de Tucumán al idioma aymara y quechua para su divulgación en el Alto Perú (hoy Bolivia).
Sin embargo, el 13 de febrero de 1817, Pazos Kanki fue apresado junto a seis compañeros por orden del Director de las Provincias Unidas, el Gral. Juan Martín de Pueyrredón, bajo el cargo de conspirar y corromper el espíritu público mediante la publicación de notas que reprochaban su gobierno. En ese sentido, Pazos a la edad de 37 años fue embarcado en la nave inglesa “Hero”, que lo llevó a su segundo exilio el 8 de marzo, con dirección a los Estados Unidos de Norteamérica.
El 9 de mayo, Pazos y otros seis exiliados desembarcaron en el Puerto de Savannah (Georgia - EE.UU.). En este momento, “directa e indirectamente, a través de periodistas norteamericanos Pazos y sus compañeros de exilio revelaron las disputas faccionales en las Provincias Unidas”10. Por otro lado, “Pazos fue a dar a la Florida, donde tuvo una importantísima actuación revolucionaria en los intentos de declarar independiente de España a las Provincias de las Floridas, unido a importantes personajes de varias nacionalidades”11, como por ejemplo el italiano Agustín Codazzi 12.


1 DIEZ DE MEDINA, Fernando: Imantata: lo escondido. Para una teoría de Bolivia, Editorial Don Bosco, La Paz, 1975, p. 214.
2 SALAMANCA LAFUENTE, Rodolfo: “El Magnífico Indio Vicente Pazos Kanki”, Prólogo de la segunda edición de la obra de PAZOS KANKI, Vicente: Compendio de la Historia de los Estados de Norte América. Puesto en Castellano por un Indio de la ciudad de La Paz, ABH- Escuela de Artes Gráficas de la Editorial Don Bosco, La Paz, 1976, p. XII.
3 PAZOS, Vicente: Memorias Histórico - Políticas, Tomo I, Impreso para el autor, Londres, 1834, p. III.
4 Sobre el pensamiento hispanoamericano de Monteagudo, consultar: PRADEL B., José E.: “Bernardo Monteagudo y la Federación de los Estados Hispanoamericanos”. En el suplemento Nuevos Horizontes de ‘EL DIARIO’, Nº 1117, 06 de mayo de 2014, pp. 4, 5, 6 y 7.
5 HARWOOD BOWMAN, Jr. Charles: Vicente Pazos Kanki. Un boliviano en la Libertad de América. Traducción de Raúl Mariaca y Samuel Mendoza, Los Amigos del Libro, La Paz, 1975, p. 46.
6 HARWOOD BOWMAN, Jr. Charles: op. cit., p. 49.
7 HARWOOD BOWMAN, Jr. Charles: op. cit., p. 57.
8 HARWOOD BOWMAN, Jr. Charles: op. cit., p. 90.
9 SALAMANCA LAFUENTE, Rodolfo: op. cit., p. 49. p. XIV.
10 HARWOOD BOWMAN, Jr. Charles: op. cit., p. 122.
11 VÁZQUEZ MACHICADO, Humberto: Los plagios de Pazos Kanki y de otros grandes escritores, Librería Editorial Juventud, La Paz, 1991, p. 8.
12 Al respecto, ver: PRADEL B., José E.: “Agustín Codazzi (1772 - 1859). Historia de un explorador y cartógrafo Ítalo- americano”. En el suplemento Nuevos Horizontes de ‘EL DIARIO’, Nº 1013, 08 de mayo de 2012, pp. 4 y 5.
13 HARWOOD BOWMAN, Jr. Charles: op. cit., p. 148.