Mostrando entradas con la etiqueta mitos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mitos. Mostrar todas las entradas

domingo, 10 de diciembre de 2017

LA FLOR DE NOCHEBUENA Flor de la Navidad

LA FLOR DE NOCHEBUENA Flor de la Navidad
             
 
LA FLOR DE NOCHEBUENA Flor de la Navidad
La Poinsettia es una planta que crece salvaje en Méjico y los mejicanos la llaman "Flor de la Nochebuena" porque sus hojas, verdes, cambian de color en Diciembre volviéndose rojas. En 1830, el botánico Joel Roberts Poinsett, la catalogó y se empezó a cultivar en los Estados Unidos como planta decorativa. 


Porqué una planta de hojas verdes cambia su color en el mes del Nacimiento del Señor, nos lo cuenta esta bonita leyenda.

Era costumbre en Méjico que los fieles llevaran algún pequeño regalo que ofrecían al Niño Jesús durante la misa de Nochebuena.
Un muchachito llamado Pablo, se sintió muy triste cuando esa noche no pudo unirse a los demás para obsequiarle alguna cosa al Niño. Era demasiado pobre y no tenía nada que poder ofrecerle.
Se sentía tan triste por no tener nada que dar al Niño Dios que se escondió en un rincón de la Iglesia y, arrodillado, lloró amargamente.  Las lágrimas resbalaban por su cara y caían al suelo de la Iglesia. De pronto, ante sus ojos, una preciosa planta empezó a crecer. Sus hojas eran de un rojo encendido estaban dispuestas en forma de estrella y en el mismo centro, un manojito de menudas flores amarillas la inundaban de luz.

Pablo supo que aquel era el regalo que Dios le enviaba para ofrecer a Su Hijo recién nacido y feliz como nunca, depositó aquella estrella preciosa a los pies del Pesebre.

Así dicen que pasó y que es desde aquella noche que la poinsettia se vuelve roja en Navidad.


 

viernes, 8 de diciembre de 2017

HISTORIA DE LA COSTUMBRE DE HACER REGALOS PARA NAVIDAD

HISTORIA DE LA COSTUMBRE DE HACER REGALOS PARA NAVIDAD

HISTORIA DE LA COSTUMBRE DE HACER REGALOS PARA NAVIDAD
La costumbre de intercambiar regalos en los días cercanos a Navidad, nos llega desde la antigua Roma, cuando el emperador Domiciano  fijó la duración de las Fiestas Saturnales en una semana, comprendida entre el 17 y el 23 de Diciembre.
 
El primer día, después de ofrecer un sacrificio al dios Saturno, se inauguraban las fiestas y durante los siguientes se organizaban festejos y diversiones populares, entre los que destacaban las loterías y juegos de azar.

Los sirvientes y los esclavos tenían plena libertad mientras duraban las fiestas y estaban autorizados a dejar las labores que normalmente desempeñaban mientras sus amos se reunían con sus amigos entre para comer y charlar.
 
Durante ese tiempo, todo el que lo deseara era libre de acercarse al emperador y  obsequiarle algún pequeño objeto, sin valor económico alguno y que se suponía portador de buena suerte para el emperador.


Estos objetos recibían el nombre de strenae.

Con el tiempo la costumbre de hacerse obsequios se generalizó y en las capas altas de la sociedad su valor aumentó hasta llegar a ser verdaderamente suntuosos. 



viernes, 21 de octubre de 2016

AGAMENÓN

AGAMENÓN


AGAMENÓN

Agamenón era el hijo de Atreo, rey micénico, y de su esposa Anaxibia.

Tras haber sido asesinado su padre, Agamenón, junto con su hermano Menelao, más la colaboración del rey de Esparta, Tindareo, tomaron control del trono de Micenas, agarrando Tindareo el trono, quién más tarde sería sucedido por Menelao. Ambos hermanos se casaron cada uno con una hija del rey, Menelao con la increíble Helena y Agamenón con Clitemnestra. Esta última pareja tuvo cuatro hijos, tres mujeres y un hombre, Orestes.

Paris, príncipe troyano, había raptado a Helena, causando la Guerra de Troya, en la cual Agamenón se convirtió en comandante en jefe del ejército griego, que representaba a diferentes reinos en contra del troyano.
Con tal de defender el honor de su hermano Menelao, Agamenón llegó a límites desconocidos.

Hubo una ocasión en la que la flota griega no puedo partir desde Aulis hasta Troya porque el viento no les era favorable, ya que Agamenón había insultado a Artemisa, encargada del aire, y el comandante llegó incluso a ofrecer a una de sus hijas, Ifigenia, en forma de sacrificio.

De todos modos, las fuentes de los textos no confirman la veracidad de estos hechos ya que hay algunos que dicen que Ifigenia pasó a convertirse en una de las sacerdotisas de Artemisa en su ciudad Tauris. Sea cual sea la versión, ya es una clara muestra de lo mucho que le importaba ganar a Agamenón.

En la Ilíada de Hornero se describe a Agamenón como un líder con coraje y valentía, pero a la vez muy arrogante, testarudo y frío que muchas veces se dejaba guiar por sus propios deseos o caprichos, sin tener en cuenta la opinión de los demás, tratando a sus iguales como si fueran vasallos.

El propio Hornero comenta que Agamenón salió hacia Troya embarcado con cien flotas y que tenía en su poder un cetro de marfil entregado por Hefesto.

Agamenón complicó las cosas al reclamar para sí a la amante de Aquiles, Briseis, luego de haber entregado a su esclava Criseis a su padre Crises, uno de los tantos sacerdotes de Apolo.
Por esto, y sumado a que no le agradaba demasiado su comandante desde antes, Aquiles comenzó a cultivar un profundo resentimiento, rechazando volver a batallar. Así, los griegos comenzaron a perder una contienda que tenían dominada. En uno de los ataques, las tropas enemigas prendieron fuego los barcos griegos.
Tras regresar de Troya, quedó bien en claro los pocos amigos que tenía Agamenón. Su esposa, quién no le perdonó que ofrezca a Ifigenia en sacrificio, se había convertido en la amante de Egisto, uno de los responsables de la muerte del comandante.
No hay una historia concreta sobre su muerte, ya que los poetas trágicos han mencionado diferentes posibilidades y cada historia difiere de otra pero la más aceptada suele ser la que comenta que tras volver fue invitado a un banquete. En dicho banquete, Clitemnestra y su amante mataron a Agamenón, aprovechando la ocasión para matar además a su amante Criseis. En el inframundo, Odiseo se encontró con la sombra del caído comandante y Menelao, su hermano, le erigió un monumento en el río Egipto.

Otra posibilidad, como la que cuenta Esquilo, fue que Clitemnestra lo mató sola, arrojando una red sobre él mientras se bañaba y lo remataba de tres golpes. En parte fue por sus celos de Criseis y por su vida adultera con Egisto. Por su parte, Tzetzes comenta que la pareja lo asesinó. Eurípides y Sófocles cuentan que Clitemnestra lo mayó arrojándole una red, siendo la causa de su enojo el ofrecer a su hija como sacrificio.
Al morir Agamenón y Criseis, sus dos hijos fueron asesinados sobre la tumba de sus propios padres, en manos de Egisto.
Sin lugar a dudas, lo más llamativo de la historia de Agamenón fue lo sin escrúpulos que vivió su vida, ofreciendo la vida de su hija para poder combatir y defender el honor de su hermano, que era el único vínculo que le quedaba con su adorado padre. Además, su instinto y capricho le jugaron en contra al buscar a la amante de Aquiles, quedando sin uno de los hombres más importantes en la guerra, lo que fue desencadenando en una serie de sucesos trágicos.

Si bien su muerte fue causada por su esposa y su amante, o por uno de ellos (como prefieran tomar la historia), se puede decir que el propio Agamenón fue condenándose a muerte, primero ganándose el odio de su esposa ofreciendo a su hija, y segundo tomando una amante, lo cual puso en claro descontento a Clitemnestra, que demostró ser una mujer con muchas agallas, y sin piedad ni escrúpulos como el propio Agamenón.
Así, Agamenón quedó marcado como uno de los comandantes más épicos por su impresionante valor pero también por un fuerte carácter que terminó significando su perdición.

Instruido en las epopeyas griegas clásicas de las que se enamoró siendo un niño, Heinrich Schliemann estaba convencido de que Agamenón realmente regresó victorioso de la mítica ciudad de Troya para gobernar sobre todas las ciudadelas de Grecia, sólo para después ser asesinado por su esposa en la bañera.

Pocas personas compartían su creencia – en ese momento, los estudiosos consideraban que la Odisea y la Ilíada no eran más que ficción especulativa. En 1876 se dispuso a probar que se equivocaban, volviendo sobre los pasos del ejército de Grecia en la Ilíada y excavando un lugar que él pensó que era el lugar final de descanso del rey.

Después de una cuidadosa excavación en la isla de Creta, por casualidad Schliemann desenterró una tumba de la Ciudadela de Micenas de la Edad de Bronce. En esa tumba, entre muchos tesoros, había tres cadáveres. Uno todavía llevaba una máscara de oro  de la muerte según la tradición de Micenas, como Homero había descrito. Al quitar la máscara, Schliemann descubrió un cráneo conservado. Asombrado por su descubrimiento, dijo: "Hoy he observado la faz de Agamenón".

Es difícil tomar a Schliemann en serio, teniendo en cuenta que cometió bastantes actos extraños en su vida.

Mientras los arqueólogos modernos han determinado que la máscara funeraria data del 1500 a C., cientos de años antes de la vida de Agamenón como lo relata la tradición.



viernes, 27 de mayo de 2016

HATSHEPSUT LA FARAONA

HATSHEPSUT LA FARAONA

HATSHEPSUT LA FARAONA
Su verdadero nombre era Maat Ka Ra y pertenecía a la XVIII dinastía(c. 1490-1468 a. C)

Es denominada también como la primera dama de hierro de la historia.
Hatshepsut era la primogénita del faraón Tutmosis I. Su madre era la princesa Ahmose con la que se había casado su padre para poder legitimar su poder. Además de la única hermana que sobrevivió, Neferubity, Hatshepsut tenía medio hermanos nacidos de las relaciones de su padre con las concubinas reales. Uno de ellos sería el futuro Tutmosis II.

HATSHEPSUT LA FARAONA
Hatshepsut formaba parte de los tutmósidas, la dinastía XVIII, la primera que corresponde al periodo conocido como Reino Nuevo. Este fue un momento de esplendor del antiguo Egipto. Los tutmósidas fueron príncipes tebanos que tras expulsar a los hicsos iniciaron una importante política de estrechamiento de lazos internacionales y de importantes conquistas.

Fue Tutmosis I quien abandonó la tradición de enterrarse en una pirámide para ser inhumado en un hipogeo excavado en la roca. Daba inicio al que sería conocido como el Valle de los Reyes.

A pesar de que Hapshepsut era la primogénita del gran Tutmosis I y que este, parece ser que antes de su prematura muerte la nombró heredera asociándola al trono, fue un hermanastro suyo quien ostentaría el título de Rey. Apoyado por Ineni, arquitecto real, Tutmosis II se hizo con el poder. Hatshepsut, quien se enorgullecía de ser descendiente directa de faraones, se tuvo que conformar a verse relegada al papel de Gran Esposa Real al casarse con Tutmosis II.

Esta incómoda situación para Hatshepsut duró muy poco porque Tutmosis II murió siendo muy joven. Como si la historia se fuera a repetir, de su matrimonio con Hatshepsut sólo había nacido una niña, Neferure, mientras que los descendientes varones eran hijos de concubinas. En un primer momento, el poderoso Ineni nombró heredero al que sería Tutmosis III quien en un futuro debería casarse con Neferure.

HATSHEPSUT LA FARAONA
Durante los primeros años de su regencia del pequeño Tutmosis III Hatshepsut consiguió urdir una conjura para expulsar a Ineni de la esfera política. Con la ayuda de altos cargos como Hapuseneb y Senenmut, Hatshepsut planeó un valiente golpe de estado. No sólo eliminó a Ineni, sino que decidió asumir todo el poder tomando la titulatura real de los faraones y usurpando el poder a Tutmosis III. No sólo eso, Hatshepsut decidió reinar como faraón: eliminó de sus nombres y títulos todas las desinencias femeninas, se hizo nombrar faraón, se vistió como un hombre y reinó como rey durante 22 años de paz y prosperidad en Egipto.

Durante el reinado de Hatshepsut se vivió uno de los periodos de paz más largos de la historia de Egipto, con tan sólo algunas escaramuzas e incursiones militares de poca embergadura.

HATSHEPSUT LA FARAONA
Una de las actividades principales de su reinado fueron las construcciones religiosas. Destacan la Capilla Roja de Karnak o el majestuoso templo de Deir el-Bahari, situado en la orilla oeste de Tebas, que ha pasado a la historia como uno de los templos destacados del Antiguo Egipto. No en vano, se conocía como Dyeser-Dyeseru, el sublime de los sublimes.

Del reinado de Hatshepsut también se recuerda como hecho destacable un viaje al país legendario conocido como El Punt, una misión que quedó plasmada en las paredes del templo de Deir el-Bahari y que tuvo como principal objetivo fines comerciales y políticos.

Hacia el año 16 de su reinado, las cosas empezaron a ir mal para Hatshepsut. La desaparición de sus principales aliados, de su hija y única descendiente, y la posición cada vez más fuerte del joven Tutmosis III hicieron que su gobierno iniciara un irrefrenable declive. Hatshepsut se fue retirando progresivamente del poder hasta llegar el momento de su muerte que le sobrevino sola, abandonada por sus fieles seguidores, en su palacio de Tebas. A pesar de su enfrentamiento con Tutmosis, parece que Hatshepsut murió por causas naturales y no fue asesinada.

HATSHEPSUT LA FARAONA
Aunque el nombre de Hatshepsut se borró de los anales y templos en los que estaba presente, hoy día se descarta que Tutmosis III quisiera vengarse de su madrastra y relegarla al olvido. Más bien se cree que fue un acto de practicidad, para evitar la amenaza de la poderosa familia de Hatshepsut y poder legitimar su ascendencia al poder.

Hatshepsut, su nombre y su reinado, permanecieron en la historia de Egipto gracias a sus templos y a su propio cuerpo. Su tumba se encontró en el Valle de los Reyes y fue catalogada como KV20. Estaba en un perfecto estado de conservación


La reina Hatshepsut fué la primera mujer en regir un imperio que se extendía desde el valle del Eufrates hasta las montañas de Etiopía. Para la época, siglo XV antes de Cristo, era el imperio mas grande y poderoso del mundo, y también el que exigía una política y diplomacias extremadamente finas y delicadas por su fragilidad. La reina estuvo a la altura del cargo, pues durante los 22 años que gobernó Egipto y el mundo conocido, supo mantener el poderío, las fronteras y la imagen internacional de su imperio, a pesar de sus poderosos rivales, el imperio Mittani y el reino de Babilonia, quienes disputaban el dominio egipcio en Siria y Palestina. Manetón y otros cronistas también refieren que esta extraordinaria mujer presidió uno de los momentos de mayor prosperidad económica y cultural de la vieja y milenaria civilización egipcia, que ya para entonces tenía 2000 años de antiguedad, y todavía sobreviviría 1000 años mas hasta la conquista persa en el siglo V AC. Recordemos que la actual civilización que vivimos solo lleva algo menos de 1000 años de existencia. Ante todo mantuvo una firme política de paz y concordia en las relaciones con sus peligrosos vecinos aunque no escatimó medidas de fuerza para hacer respetar sus fronteras, seis campañas militares en Asia bastaron para asegurar su dominio en el movedizo y frágil Cercano Oriente de entonces, proeza que los gobernantes de hoy día nunca llegaron a realizar; una decidida protección y fomento al comercio internacional ya que Egipto dependía mucho de las importaciones de maderas, lanas, metales y objetos suntuarios para el culto y la corte; y un largo mecenazgo a las artes, letras y ciencias. De su tiempo se han rescatado varios papiros de medicina, matemáticas y astronomía, muy superiores en sus conceptos a los griegos y romanos posteriores, y sorprendentemente libres de formulaciones mágicas y/o religiosas, como hasta hoy día se tenía en concepto de la civilización egipcia. En su tiempo se deificó al famoso sabio Imhotep, primer médico, arquitecto y matemático de la historia y que fuera Primer Ministro del faraón Djoser, segundo faraón de la III dinastía y el primero en ser enterrado en una pirámide, la famosa pirámide escalonada de Sakhara. Los templos de este sabio de la mas remota antiguedad se convirtieron en las primeras escuelas y universidades científicas de la historia, el mas grande y famoso estaba en la ciudad de Menfis. El templo funerario de Hatshepsut en Deir el Bahari es considerado un hito artístico dentro de la larga y colosal historia del arte egipcio. Sus líneas, sorprendentemente modernas y funcionales, siguen siendo hoy en día modelo de edificio "perfecto".

El tratado firmado con babilonios y mittanios, que aseguró la paz en Oriente Medio por 50 años, puede leerse íntegramente grabado en piedra en su tumba localizada en el Valle de los Reyes, cerca de Tebas, la primera capital imperial de la historia.

Bajo su mandato no sólo se realizaron expediciones hacia el sur, en busca de materiales exóticos como madera perfumada u oro; también ser organizaron campañas militares que permitieron controlar la tercera catarata y llegar hasta la sexta.


HATSHEPSUT LA FARAONA
Se halla la momia de Hatshepsut

En el 2005 Zahi Hawass, director del Egyptian Mummy Project y secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, encontró diversas momias sin identificar en el Valle de los Reyes. Después de escanear las momias y comparar los rasgos genéticos de la dinastía de Hatshepsut identificaron una de las momias como la reina. A partir de este gran hallazgo, que se mostró al público en el 2007, hemos podido saber que la reina murió por una grave enfermedad: una avanzada osteoporosis y un cáncer maligno en la zona del abdomen que le pasó al hueso de la cadera; además había contraído un absceso séptico en su cavidad bucal que bien pudo provocar un shock septicémico. Según estas últimas investigaciones, su muerte estuvo precedida de largos meses de intensos dolores y fiebres.

sábado, 27 de febrero de 2016

FRANCISCO ANTONIO LAUREANA Sátiro de San Isidro, el serial de San Isidro, el "Caníbal", el asesino de las seis de la tarde, el asesino serial que la historia argentina se empeñó en ocultar, “El Sátiro de San Martín”, el predador de San Isidro, son distintas formas en que se denomina al asesino más prolífico del país, y a la vez, menos conocido.

FRANCISCO ANTONIO LAUREANA

FRANCISCO ANTONIO LAUREANA

Sátiro de San Isidro, el serial de San Isidro, el "Caníbal", el asesino de las seis de la tarde, el asesino serial que la historia argentina se empeñó en ocultar,  “El Sátiro de San Martín”, el predador de San Isidro, son distintas formas en que se denomina al asesino más prolífico del país, y a la vez, menos conocido. 

Quizas por ello no trascendió a la historia con un único nombre, como la mayoría de los asesinos seriales.

Francisco Laureana era un ciudadano común que se ganaba la vida como artesano y formó una familia a la que amaba. Pero cada atardecer, se transfiguraba en un asesino impiadoso.

Laureana nació en Corrientes en 1952, su infancia trascurrió como interno en un colegio católico en la ciudad de Corrientes, fue seminarista en una orden religiosa, lugar del que huyó luego de haber violado y ahorcado a una monja en las escaleras del establecimiento. La dejó colgada del techo con una soga.

En julio de 1974 se mudó a la ciudad de San Isidro 

Era un artesano que esculpía hermosas figuras de madera, figuras gauchescas, ceniceros y caballitos y las vendía en un puesto de la Feria de San Isidro, sobre el parque arbolado que está frente a la Catedra. Las imitaciones de tótems y los gauchos que tallaba con un torno le habían hecho ganar el respeto de comerciantes y clientes. Quienes lo conocieron lo definieron como un “sujeto huraño, callado, de mirada torva y analfabeto”. Sus compañeros de trabajo comentaban que parecía ser un hombre muy serio, reservado y quizás un poco huraño. “Un tipo tímido”, lo definió la mujer que ofrecía sahumerios y velas caseras en la caseta de al lado.

El artesano se había casado doce años atrás y tenía tres hijos. Todas las tardes, antes de salir hacia la plaza, le recomendaba a su esposa que cuidara a los chicos: “No los saqués a la calle porque andan muchos degenerados dando vueltas”. Acaso por esta sugerencia, o por el carácter sereno que había exhibido hasta ese momento, ni la mujer ni los feriantes podían creer lo que la Policía Bonaerense les reveló el 27 de febrero de 1975: un asesino serial que en los últimos diez meses había violado a quince mujeres y niñas y matado a once de ellas.

Casi todos los días miércoles y jueves cerca de las 6 de la tarde desaparecían una mujer o una niña en la ciudad y sus cuerpos sin vida eran encontrados poco tiempo después en baldíos, con signos de haber sido violadas y asesinadas salvajemente, en algunos casos estranguladas y en otros asesinadas con un revólver calibre 32. 

Laureana se desplazaba en un FIAT 600, se hallaron en ese auto un  pistolón calibre 14 y una pistola calibre 7,65 mm.

Sus víctimas eran mujeres que tomaban sol en los chalés o que esperaban en paradas de colectivo. Las violaba, las estrangulaba y les arrancaba partes del cuerpo a mordiscones. Los peritos lo definieron como un sádico sexual. Todas las mujeres atacadas eran jóvenes, bonitas y rubias.

Eso es típico de un asesino en serie que considera que los humanos son un objeto de su propiedad, sus piezas privadas. Sentía excitación cuando mataba sin piedad. Con su fuerza bestial deshacía los cuellos.

El «sátiro» siempre robaba algo a su víctima, como un anillo, una pulsera, una cadenita, etc., que nunca vendía, sino que guardaba en una bota en su casa para mantenerlos como trofeos. 

Cuando allanaron su casa, en el interior de una bota, encontraron pequeños anillos y aros que habían sido robados a las víctimas de los ataques. Los conservaba para 'recordar a cada una de sus víctimas, era un fetichista', diría un investigador policial.

En ocasiones regresaba semanas después al mismo lugar para revivir el momento del crimen.

Debido al modus operandi repetido, la policía y el experto forense Osvaldo Raffo creyeron que las muertes podrían ser obra de un solo individuo.

Después de cometer uno de los homicidios, un testigo lo vio huyendo por los techos de una casa, pero el homicida le disparó con su arma. El testigo resultó ileso y fue clave para confeccionar un identikit del sospechoso que empezó a circular por toda la ciudad.


FRANCISCO ANTONIO LAUREANA
"Altura: 1,70; andar: ágil y esbelto; acento: norteño o de país limítrofe". Esas eran algunas de las descripciones que acompañaban un dibujo del rostro de un hombre que poco a poco se fue difundiendo entre los vecinos de San Isidro. Ese partido bonaerense era la zona de caza del "depredador".

El identikit fue realizado a partir del relato de un vecino que intentó correr al serial cuando escapaba por los techos de una casa. "Jamás olvidaría ese rostro", fue lo que dijo el testigo que recibió un disparo cuando quiso cruzarse en el camino del criminal. Para entonces ya había violado y matado a una decena de mujeres, aunque nunca pudo probarse la cantidad exacta de ataques.

"La policía de la provincia de Buenos Aires solicita al vecindario, en el caso de observarse circular por las arterias de la zona a personas cuyas características fisionómicas guarden similitud con la imagen, se de inmediato aviso telefónico a la dependencia mas cercana", decía el texto que acompañaba esta imagen.

El caso más resonante ocurrió el miércoles 23 de noviembre de 1972. La víctima fue Diana Goldstein, de 23 años. Era rubia, alta, linda, de ojos celestes, estudiaba periodismo y trabajaba en la fábrica de colchones de su padre. La encontró un canillita en el jardín de un vecino de la víctima, entre rosales y cipreses, en un chalé de Emilio Mitre 134, en Martínez.

La chica tenía un pulóver rojo y una pollera negra destrozados y le faltaban partes del cuerpo. 

La autopsia, hecha por Raffo, determinó que murió estrangulada, tras ser violada a pocas cuadras del lugar donde fue encontrado el cuerpo. Le faltaba un tercio de la lengua, el labio inferior, una parte de una mejilla, piel de la mano derecha, en el cuello y la punta de la nariz. 

Su padre había denunciado la desaparición la noche anterior. 

“ Era una hippie, le gustaba cantar en las fiestas, vestía de modo estrafalario”, dijo una vecina.

Al principio, la Policía detuvo a cuatro ex presuntos amantes de la chica: uno de ellos se hizo pasar por pianista en un crucero que la joven hizo a Río de Janeiro. Los liberaron. Los criminalistas confeccionaron una dentadura sobre la base de las mordidas que dejaba en el cuerpo de sus víctimas. Así eliminaron a 24 sospechosos, tras comparar las piezas dentales. “ Las mordidas eran violentísimas”, recuerda Raffo.

No era un crimen pasional; estaban en presencia de un asesino serial que mataba por períodos, respetando lo que los criminalistas llaman etapa de “ cool-off ” o de enfriamiento. 

Para atraparlo le pusieron varios anzuelos: policías con peluca rubia y mujeres tomando sol en piletas. Nunca lo mordió.

Su último ataque no llegó a consumarse: el jueves 27 de febrero de 1975 a la tarde. Ese día Laureana volvió a atacar, se trataba de un chalet con pileta de natación de la calle Int. Tomkinson, partido de San Isidro. En la pileta estaba una niña de 8 años de edad, y le pareció igual al asesino del identikit (que su familia tenía fijado a una heladera) y le contó a su madre: “Mamá ese es el hombre de la foto que mata a las nenas”, la madre comenzó a gritar pidiendo auxilio. Laureana ganó la calle. Sin perder la calma, la señora, vía telefónica, alertó a la policía de la comisaría primera de San Isidro.

Laureana pasó por el frente, sonrió, y siguió de largo.

La policía lo encontró a pocas cuadras, y las características eran parecidas al identikit que tenían; se acercaron al sospechoso para pedirle que los acompañara para un interrogatorio.

Según el informe de los policías, Francisco Laureana sacó entonces de una bolsa que llevaba en el hombro un arma de fuego y empezó a disparar a los oficiales, iniciando así un tiroteo en el que Laureana recibió un disparo en el hombro y luego escapó malherido, escondiéndose de la policía en el gallinero que se encontraba en los fondos de una mansión.

Una perra que cuidaba el lugar «marcó» a su dueño el lugar donde se escondía Laureana. En el lugar hallaron dos gallinas estranguladas.

Pero se cree que el asesino no estaba armado y que fue fusilado. Se piensa que los policías bonaerenses se acercaron al gallinero y acribillaron a Francisco Laureana.

La policía lamentó haber tenido que matarlo, ya que hubieran querido interrogarlo sobre los motivos que lo llevaron a cometer los crímenes. Se encontraron en el gallinero dos gallinas muertas a tiros (se desconoce si de la policía o de Francisco Laureana que el asesino aparentemente no resistió de matar.

. “Con el auxilio de un perro y luego de dos tiroteos, matan en San Isidro al sátiro que en sus fechorías nocturnas asesinó a 15 mujeres en seis meses”, fue el extenso título del artículo que publicó el diario La Nación de esa época.

FRANCISCO ANTONIO LAUREANA
Luego de la autopsia, que fue realizada por el prestigioso forense Osvaldo Raffo, el cuerpo fue entregado a su viuda. Cuando se le informó a su mujer, ella atinó a decir "acá tuvo que haber un error. Mi marido no pudo haber hecho todo eso.

Desde ese momento, los crímenes de mujeres en San Isidro se frenaron. También la historia de Francisco Laureana quedó oculta en los archivos policiales, a tal punto que casi nadie recuerda el nombre de este hombre que, en rigor, fue el serial más prolífero de la Argentina.

Aunque fue ignorado por la historia criminal argentina, Laureana mató más que el Petiso Orejudo y que Carlos Robledo Puch.

Con menos fama, pero no con menor cantidad de crímenes, puede ser considerado tan temible como Cayetano Santos Godino, alias “Petiso Orejudo”, Eduardo Robledo Puch, también conocido como “el Angel de la muerte” y Mateo Bancks, quien cometió siete homicidios en la localidad de Azul.


lunes, 11 de mayo de 2009

Mitos y verdades del 25 de Mayo

Mitos y verdades del 25 de Mayo


La Revolución de 1810 fue interpretada de diferentes maneras a lo largo de 195 años. Los historiadores de hoy actualizan la discusión: qué fue verdad, qué fue posible y qué fue imaginado.


Alberto González Toro.
Laura Vilariño.



Quienes conozcan a Facundo y Federico Lugones del Colegio Champagnat darles cariñosos saludos de parte de su abuelo Rudy.



Lluvia, paraguas, escarapelas, movilización popular, el Cabildo, brazos en alto. La Revolución de Mayo se sintetizó en estas imágenes. A cinco años del Bicentenario, ni siquiera los historiadores más prestigiosos se ponen de acuerdo. Además, hay muchas contradicciones entre ellos. Algunos dirán que ese 25 de mayo de 1810 llovía y que se usaban paraguas importados de Londres. Otros opinarán lo contrario. Algunos aseguran que las cintas repartidas por French y Beruti tenían un color blanco, y otros dicen que sus colores eran diferentes. La representatividad de Moreno y Saavedra también está en juego. La tradicional imagen de "conservador" del coronel ahora está cuestionada. Las preguntas siguen y suman.
¿Por qué se celebra el 25 de Mayo como origen de la Patria?
"Los festejos por el 25 de Mayo comenzaron muy temprano, durante el propio proceso revolucionario. A imagen de las fiestas cívicas inauguradas por la Revolución Francesa, el 25 se convirtió en motivo de celebración cívica. Por lo tanto, ya desde un comienzo esta fecha cobró un lugar significativo en el imaginario político rioplatense. De hecho, los festejos por el 9 de Julio nunca pudieron rivalizar con las fiestas mayas -dice el doctor en Historia, Luciano De Privitellio, investigador del Conicet, la UBA y la Universidad de San Martín-. Cuando a partir de la generación romántica de 1837 se comenzó a imaginar la existencia de una Nación Argentina y de un pasado para ella, el 25 de Mayo debía ser la fecha por excelencia de su origen y nacimiento. Este día se convitió así en el nacimiento de la Nación."
¿Moreno o Saavedra? ¿Quién tenía más poder y representatividad?
"Saavedra es más pragmático, entre otras cosas porque tiene que hacerse cargo de las armas. Tenía un criterio más realista que Moreno. Lo que Saavedra intenta conciliar al mismo tiempo son los intereses de los pueblos que empezaron a llegar con sus representantes a Buenos Aires, muchos de los cuales estaban bastante lejos de coincidir con las posturas más jacobinas de Moreno", dice la doctora en Historia Marcela Ternavasio, profesora titular de Historia Argentina I en la Universidad Nacional de Rosario e investigadora del Conicet. En cuanto a la representatividad de Saavedra, la doctora Ternavasio afirma que al principio era muy grande pues tenía a los milicianos detrás de él. Y fueron los milicianos, según ella, los que impulsaron la realización del Cabildo Abierto del 22 de mayo y quienes presionaron para la salida del virrey Cisneros También el historiador José Luis Busaniche, que se definía como un "demócrata liberal" y nada conservador, se inclina por pensar que el coronel tenía tras de sí a los sectores populares, mientras Moreno era un ideólogo jacobino que no entendía la realidad del Río de la Plata. Los jacobinos eran los seguidores de Maximiliano Robespierre, el líder de la Revolución Francesa, representante de los sectores más extremistas. Para Busaniche -autor de una monumental Historia Argentina-, el secretario era un hombre dogmático, heredero del pensamiento del francés Juan Jacobo Rousseau (uno de los teóricos de la Revolución Francesa), que hablaba "en nombre del pueblo". Busaniche resume: "La parte más popular y numerosa, la que no vestía de frac o de levita, se inclinó hacia el lado de Saavedra". Los historiadores que defienden a un Saavedra líder popular recuerdan la revuelta que se produjo del 5 al 6 de abril de 1811. "Este movimiento tiene un componente popular muy diferente al que tuvo el del 25 de Mayo de 1810. En esta disputa facciosa entre morenistas y saavedristas, éstos traen de los arrabales a un número de personas muy importante, que pertenecen a sectores populares manejados por líderes milicianos. La elite es sorprendida por la irrupción de esta gente en la Plaza Victoria. Salvando las distancias, esta movilización del 5 y 6 de abril de 1811 fue una especie de 17 de octubre peronista", dice Ternavasio. Busaniche narra así esos sucesos: "En la noche del 5 al 6 de abril se produjo una reacción popular que no provenía de los ''de fraque o levita'' sino de más abajo: gente del campo, de los arrabales y no pocos de la ciudad, simpatizantes de Saavedra, que veían al Presidente y a la Junta trabados en su acción por dos o tres vocales de Moreno, y miraban con malos ojos el espectáculo que soportaba la ciudad". La Revolución de Mayo,
¿fue un movimiento popular o un golpe militar?
Privitellio destaca a dos instituciones fundamentales: el Cabildo y las milicias, conducidas por Saavedra, y dice que desde el mismo momento en que la crisis de la monarquía española acelera el conflicto político en el Río de la Plata, "el Cabildo se postula como uno de los candidatos a suceder al poder". Pero en esa época, el poder real lo tienen las milicias. Ningún historiador habla de un golpe militar, pero son muchos los que hablan de la "presión" que ejercieron los milicianos para desplazar al virrey Cisneros. "Son ellos los que apoyan inicialmente la convocatoria al Cabildo Abierto del 22 de mayo, y son los que no aceptan a la Junta nombrada por el Cabildo el 24 de mayo. Finalmente, son los que imponen a la nueva Junta el 25 de mayo". Privitellio explica que los diversos cuerpos milicianos, formados durante la reconquista y defensa de Buenos Aires contra las Invasiones Inglesas, son fuerzas militares, más bien escasas, instaladas en Buenos Aires. "Hasta 1806, nadie hubiera elegido la carrera militar como vía de ascenso y prestigio. Pero todo eso cambia a partir de la invasión inglesa. La milicia que más se destacaba era la de Patricios, comandada por Cornelio Saavedra. Pero allí también estaban otros protagonistas de la Revolución, como Domingo French, que junto a José Antonio Beruti formaba parte del ala más radical del partido patriota (los futuros morenistas)".
¿Fue un fenómeno sólo porteño o de todo el virreinato?
"Un fenómeno totalmente porteño", responde la historiadora Ternavasio. Y agrega: "A partir de 1811, Buenos Aires se festeja a sí misma. Y esto dura hasta gran parte del siglo XIX. Es que Buenos Aires había sido la cuna de la Revolución". Los Cabildos del interior, tan lejos del Río de la Plata, se van enterando lentamente de la formación de la Primera Junta. Algunos se resisten a aceptar el "nuevo orden", como el de Córdoba; otros reciben la noticia con gran beneplácito, y otros nunca van a aceptar a las nuevas autoridades, "como Paraguay, y ni hablar de la Banda Oriental". Años más tarde, Domingo Faustino Sarmiento, en su célebre "Facundo", recuerda las consecuencias de esa disociación, y escribe: "La guerra de la revolución argentina ha sido doble: 1) guerra de las ciudades iniciadas en la cultura europea contra los españoles, a fin de dar mayor ensanche a esa cultura; 2) guerra de los caudillos contra las ciudades, a fin de librarse de toda sujeción civil, y desenvolver su carácter y odio contra la civilización. Las ciudades triunfan de los españoles, y las campañas de las ciudades. He aquí explicado el enigma de la Revolución Argentina, cuyo primer tiro se disparó en 1810, y el último no ha sonado todavía".
El 25 de Mayo, ¿llovió o no llovió?
"Hay toda una discusión sobre si llovió o no llovió, si ya se habían importado paraguas de Londres o aún no... Es un tema que sigue siendo siempre objeto de discusión. Algunos historiadores van a dar por cierto que había paraguas y llovía, y otros van a decir lo contrario", comenta Ternavasio.
¿Qué rol jugó en la Revolución la jabonería de Vieytes?
De Privitellio dice que entre las costumbres del período "tardocolonial", se encuentra el de las tertulias, reuniones en los salones de las casas privadas en las que se conversaba largo y tendido sobre temas varios. Este tipo de reuniones, por cierto, involucraba a sectores acomodados de la sociedad. "A medida que la política irrumpe en la capital virreinal como una actividad novedosa (consecuencia a la vez de las Invasiones Inglesas y de la crisis de la corona española), estas prácticas de sociabilidad también se politizan". La fábrica de jabón, que pertenecía a Juan Hipólito Vieytes y Nicolás Rodríguez Peña, se convirtió en la sede de las reuniones de aquello que desde 1809 comenzó a ser llamado "partido patriota". La jabonería estaba en Tacuarí y Venezuela, y por allí desfilaban los patriotas, tejiendo ya las redes de la futura revolución. Otro lugar de tertulia y conspiración fue la casa de Rodríguez Peña. Pero no son éstos los únicos lugares de sociabilidad que se politizan. Otro lugar es "el café de Marco, donde se juntaban los jóvenes intelectuales, casi todos ellos alumnos del colegio San Carlos, que no por casualidad quedaba frente al café. Y señala De Privitellio: "En este lugar, que a diferencia de los anteriores era público, se fue conformando la idea de la existencia de una verdadera ''opinión pública'', otra notable novedad para la ciudad de Buenos Aires. Ciertamente, todos ellos eran partidarios de la facción más extrema de los revolucionarios, aquellos que luego serán identificados como morenistas. A Saavedra, este café le parecía tan peligroso, que luego de los acontecimientos del 5 y 6 de abril de 1811 (una movilización popular en apoyo del Presidente de la Primera Junta, y en contra de los morenistas), ordenó a Juan Bautista Bustos que lo cerrara, y se detuvo a varios de los asistentes".
¿Cuáles eran los colores de las cintas que se distribuyeron en la Plaza?
Aquí también difieren los historiadores. Mientras para María Sáenz Quesada (ver su columna en la página 41) eran de color blanco, la doctora Ternavasio dice que las cintas tenían los colores rojo, color de la corona, y celeste, color de los Borbones". Y subraya: "Nadie, a esta altura, puede decir que ésos eran los colores de la Patria".
¿Cómo se convocó a los vecinos para que concurrieran al Cabildo Abierto del 22 de mayo?
Es el Cabildo como institución el que convoca al Cabildo Abierto. En una ciudad de 50.000 habitantes, se enviaron 450 esquelas a los vecinos más "respetables y destacados de Buenos Aires". Circularon alrededor de 450 esquelas, "pero asistió menos de la mitad", dice Ternavasio.
¿Cuál fue el papel que jugaron French y Beruti?
El lugar común les asigna el rol de "distribuidores" de las cintas. Pero tanto Domingo French como José Antonio Beruti fueron dos auténticos revolucionarios. French era un cartero que participó, junto a Juan Martín de Pueyrredón, en la organización de la milicia de los Húsares. "Allí ascendió a teniente coronel, y fue sin duda en esta condición que se destacó en la jornada del 25 de Mayo -explica De Privitellio-. Junto con Beruti, French (ver página 41) formaba parte del ala más radical del partido patriota (los futuros morenistas), y cumplían la importante misión de agitar las calles en favor de la salida política alentada por este grupo. Junto a otros jóvenes, se los llamaba ''Los Chisperos'', por su actividad agitativa".
Fuente: Diario Clarín



Los hombres de Mayo y la revolución inconclusa
"Señores del Cabildo: esto ya pasa de juguete; no estamos en circunstancias de que ustedes se burlen de nosotros con sandeces. Si hasta ahora hemos procedido con prudencia, ha sido para evitar desastres y efusión de sangre. El pueblo, en cuyo nombre hablamos, está armado en los cuarteles y una gran parte del vecindario espera en otras partes la voz para venir aquí. ¿Quieren ustedes verlo? Toque la campana y si no nosotros tocaremos generala y verán ustedes la cara de ese pueblo, cuya presencia echan de menos. ¡Sí o no! Pronto, señores, decirlo ahora mismo, porque no estamos dispuestos a sufrir demoras y engaños; pero, si volvemos con las armas en la mano, no responderemos de nada." Así, sin eufemismos y con toda una patria por estrenar, se expresaba aquel 25 de mayo ante los indecisos cabildantes Antonio Beruti, que lideraba junto a Domingo French el grupo de choque conocido como la "Legión Infernal", compuesto por unos seiscientos hombres de las "orillas" dispuestos a todo para defender el sueño del cambio. Pocos minutos después y mientras todavía resonaban las palabras amenazantes de Beruti, se anunciaba oficialmente la conformación de una Junta de gobierno que quedó integrada por Cornelio Saavedra como presidente y los abogados Mariano Moreno y Juan José Paso como secretarios. Seis vocales completaban la nómina: los doctores Manuel Belgrano y su primo Juan José Castelli; el militar Miguel de Azcuénaga; el sacerdote Manuel Alberti y los comerciantes españoles Juan Larrea y Domingo Matheu. Mariano Moreno guardó un perfil muy bajo durante la Semana de Mayo. No se lo escuchó como a Castelli en el famoso Cabildo del 22, ni anduvo por la plaza con los chisperos de French y Beruti. Su protagonismo comenzó el 25 de mayo de 1810, al asumir la Secretaría de Guerra y Gobierno de la Primera Junta, cuando dijo en su discurso inaugural: "La variación presente no debe limitarse a suplantar a los funcionarios públicos e imitar su corrupción y su indolencia. Es necesario destruir los abusos de la administración, desplegar una actividad que hasta ahora no se ha conocido, promover el remedio de los males que afligen al Estado, excitar y dirigir el espíritu público, educar al pueblo, destruir o contener a sus enemigos y dar nueva vida a las provincias. Si el gobierno huye el trabajo; si sigue las huellas de sus predecesores, conservando la alianza con la corrupción y el desorden, hará traición a las justas esperanzas del pueblo y llegará a ser indigno de los altos destinos que se han encomendado en sus manos." El 7 de junio nació el órgano oficial del gobierno revolucionario, "La Gaceta", donde Moreno escribió: "El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes, y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la execración con que miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos. El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, debe aspirar a que nunca puedan obrar mal." La Revolución estaba en marcha y las tendencias se fueron perfilando con toda nitidez. Moreno y su gente apurando la revolución y Saavedra, representante de los sectores conservadores, defensores de sus privilegios y, por lo tanto, favorables al mantenimiento de la situación social anterior. Aquel Saavedra que le preguntaba a su amigo Viamonte en qué consistía la Revolución: "¿Consiste ésta acaso en adoptar la más grosera e impolítica democracia? ¿Consiste en atropellar a todo europeo, apoderarse de sus bienes, matarlo, acabarlo y exterminarlo? ¿Consiste en llevar adelante el sistema de terror que principia a asomar? ¿Consiste en la libertad de religión, y en decir con toda franqueza como uno de su mayor respeto y confianza ''me cago en Dios'' y hago lo que quiero?" Moreno, como contestándole, escribía: "Hay quienes suponen que la Revolución se ha hecho para que los hijos del país gocen de los altos empleos de que antes estaban excluidos; como si el país hubiera de ser menos desgraciado por ser hijos suyos los que lo gobiernan mal." Eran dos proyectos de país, era el comienzo de un "ellos" y "nosotros", era el comienzo de una revolución inconclusa.
ibidem



La Revolución vista por los grandes pensadores argentinos


Esteban Echeverría ESCRITOR (1805-1851)
"¿Qué quiere decir Mayo? Emancipación, ejercicio de la actividad libre del pueblo argentino, progreso: ¿por qué medio? Por medio de la organización de la libertad, la fraternidad y la igualdad, por medio de la democracia. Resolved el problema de organización y serviréis a la causa de la patria, la causa de Mayo y del progreso. Y advertid que, así como no hay sino un modo de ser, un modo de vida del pueblo argentino, no hay sino una solución adecuada para nuestras cuestiones, que consiste en hacer que la democracia argentina marche al desarrollo pacífico y normal de su actividad, hasta constituirse en el tiempo con el carácter peculiar de democracia argentina. Fuera de ahí no hay sino incursiones a tientas, trabajo estéril, dañino: repetición fastidiosa de lo hecho en el transcurso de la revolución; volver a empezar con escombros un edificio que se ha venido abajo cien veces, para que vuelva a desplomarse y sofocar toda vida, toda actividad, todo progreso bajo sus ruinas."
Ojeada retrospectiva sobre el movimiento intelectual en el Plata (1846)


Domingo F. Sarmiento PRESIDENTE (1811-1888)
"La revolución, excepto en su símbolo exterior, independencia del rey, era sólo interesante e inteligible para las ciudades argentinas, extraña y sin prestigio para las campañas. En las ciudades había libros, ideas, espíritu municipal, juzgados, derechos, leyes, educación, todos los puntos de contacto y de mancomunidad que tenemos con los europeos; había una base de organización, incompleta, atrasada, si se quiere; pero precisamente, porque era incompleta, porque no estaba a la altura de lo que ya se sabía que podía llegar a ser, se adoptaba la revolución con entusiasmo. Para las campañas, la revolución era un problema; sustraerse a la autoridad del rey era agradable, por cuanto era sustraerse a la autoridad. La campaña pastora no podía mirar la cuestión bajo otro aspecto. Libertad, responsabilidad del poder, todas las cuestiones que la revolución se proponía resolver eran extrañas a su manera de vivir, a sus necesidades.
" Civilización y barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga. Cap. IV: Revolución de 1810. (1845)


Alfredo Palacios DIPUTADO (1880-1965)
"El movimiento que culminó en Mayo venía de lejos. Eran fuerzas latentes y oscuras que se exteriorizaban con energía e iban buscando una meta. Pronto se convirtieron en un sentimiento que encontró su expresión en la inteligencia, hasta que se manifestaron concretamente, interviniendo entonces la voluntad con la conciencia del derecho y de la furza, además de la representación del porvenir. El fondo nebuloso se fue aclarando en la lucha y apareció la idea revolucionaria que es idea fuerza, la cual, encarnada en la masa que en Buenos Aires era todo el pueblo, formó un conjunto homogéneo donde los factores de la evolución mental se transformaron en actos. Aunque procedamos aparentemente movidos por una idea, ello se debe a que esa idea se transforma en sentimiento en el momento de la acción. El carácter de un acto depende de la naturaleza del sentimiento que lo origina. El principio de la soberanía del pueblo germinaba y crecía en la entraña de los hijos de la tierra."
El pueblo en la Revolución de Mayo, 1959

-----------------------------------------------------------



La fecha de origen de la nación argentina
J. C. Chiaramonte. Historiador (*)


El 25 de mayo de 1810, ante la vacancia del trono español, se constituyó en Buenos Aires un gobierno provisorio para los pueblos del Virreinato del Río de la Plata, la llamada Primera Junta de Gobierno, hasta tanto se aclarase el futuro de la monarquía. La legitimidad de la Junta se basaba en la doctrina, propia del fundamento contractualista del derecho político de la época, de la "retroversión de la soberanía al pueblo" en cuanto fuente legítima del poder. Pero, en realidad, la soberanía fue asumida por las "ciudades principales" del Virreinato, las ciudades con cabildos, dado que entonces no existía "un" pueblo sino catorce "pueblos americanos" soberanos. Fueron así los cabildos de esas ciudades los que enviaron diputados -apoderados con instrucciones, como era usual en la época- para integrar esa Junta. Posteriormente, los gobiernos que la sucedieron habrían de afrontar la necesidad de independizarse de España y de organizar una nueva nación. Porque, así como no existía aún un pueblo argentino, tampoco existían ni una nación, ni una nacionalidad argentinas, las que serían fruto y no causa del proceso que se iniciaba. Recordemos que "argentino" designaba entonces a los porteños, y sólo muy tarde adquiriría su significado actual. ¿En qué consistió lo que podría llamarse una construcción mítica? En interpretar que el 25 de mayo de 1810 marcó la irrupción en la historia de una nacionalidad argentina preexistente, en busca de su organización como Estado. Un mito derivado de la preocupación por fortalecer el sentimiento nacional y apoyado en el principio de las nacionalidades, difundido por el Romanticismo, según el cual las naciones contemporáneas habrían surgido de previas nacionalidades; algo también desmentido por los historiadores en el caso de la mayoría y más importantes naciones de Europa y de América del Norte.
(*) Director del Instituto Ravignani, de la Universidad Nacional de Buenos Aires.

-----------------------------------------------------------



Entre la tradición y la historia


La iconografía del 25 de Mayo se basa en verdades que no son tan absolutas.
Sáenz Quesada. Historiadora


Para elaborar la primera versión de la historia argentina, Bartolomé Mitre utilizó fuentes de la tradición oral y memorias escritas por los protagonistas. Es Cornelio Saavedra (1829) quien describe la Plaza de la Victoria llena de gente en los días de Mayo y los distintivos blancos y celestes usados por los patriotas. Este relato que le daba a la gesta carácter popular, simplificado en libros e imágenes escolares, constituye la versión clásica de los hechos que el cine reflejó más tarde en películas como "El Grito Sagrado". Hacia 1950, Roberto Marfany realizó una prolija revisión documental y rescató el papel de las incipientes fuerzas armadas y del clero; destacando que la fidelidad al rey cautivo impulsó la acción. Todo esto permite reconstruir con más fidelidad lo ocurrido en 1810 alrededor del Cabildo de Buenos Aires, proyectado por el arquitecto Andrés Blanqui y terminado en 1770. Con su torre, el reloj, los once arcos originales, los tejados y los muros blanqueados a la cal que le daban cierto aire andaluz, éste constituía el edificio civil más importante de la ciudad; mientras la Plaza Mayor, dividida por la Recova del comercio, servía de espacio de discusión de los asuntos públicos. Por su parte, Manuel Belgrano ha señalado el carácter ejemplar de la revolución que cumplió sus objetivos sin derramar sangre. El grupo dirigente que se reunía en la casa de Rodríguez Peña en la actual calle Venezuela, y en lo de Azcuénaga, en la Plaza Mayor, estaba en contacto permanente con el cuartel de Patricios. Sus agentes externos eran Domingo French (36), empleado del Correo, y Antonio Luis Beruti (38), de la Tesorería Real, ambos de larga actuación pública posterior. French y Beruti encabezaron una "mozada de resolución", alrededor de 600 jóvenes cuya misión era amedrentar a los partidarios del virrey. Armados con pistolas y puñales disimulados en los capotes, su apostadero fue la fonda de la "vereda ancha" de la Plaza (hoy Hipólito Yrigoyen) y su distintivo eran cintas en el sombrero y en las solapas, que según la mayoría de los testimonios de época eran blancas "en señal de unión entre americanos y europeos". A estas cintas se agregaron según las circunstancias un retrato de Fernando VII grabado en papel, una rama de olivo y un distintivo rojo, en señal de guerra si no se verificaba la creación de la Junta (la lista propuesta fue escrita por Beruti). Blanco fue entonces el primer distintivo de los revolucionarios. Pero el celeste y blanco, símbolo del club morenista en 1811, fue el que pasó a los colores patrios. En cuanto a los paraguas usados en los festejos, en medio de la lluvia y del bullicio, probablemente fueron pocos; la mayor parte de los congregados habrá usado el capote o el poncho tradicionales; sin embargo, en la capitanía del puerto se registra el ingreso de estos prácticos accesorios venidos de Inglaterra. Y es sabido que hacia 1800, gracias al aumento del comercio y del poder adquisitivo, las modas importadas hicieron furor. Cuando las verdades que aprendimos de niños se revisan con serenidad resultan más comprensibles, menos absolutas y también más útiles.

----------------------------------