miércoles, 16 de septiembre de 2015

EL OJO DE HORUS

EL OJO DE HORUS


Los Sacerdotes de la Orden, también llamada " Ojo de Horus ", guardaron muchas enseñanzas en los símbolos y signos para no ser profanados, permanecían en un Eterno Presente; en sus salones esta cerrada organización de sacerdotes dirigieron los destinos de Egipto durante miles de años, desde la sombra, detrás del Faraón.
Los Ojos representan el SOL, el sentido de la Vida, actúan percibiendo la Luz, transmiten a la mente la intensidad y la fuerza del Fuego. Simboliza la dualidad, el ojo izquierdo es Solar sensible a lo negativo en cambio el ojo derecho es lunar sensible a lo afirmativo o positivo.
El Ojo de Horus es la Conciencia Inmortal que todo lo sabe, todo lo ve.
Desde los Templos los sacerdotes guiaron en Paz y armonía el perfeccionamiento espiritual del pueblo, revelando conocimientos sobre Dios, el Universo y el Proceso que sufre la Conciencia del Hombre.
Protegido del exterior por altísimos muros cada templo era un enorme complejo donde vivieron miles de personas, hombres y mujeres por igual, porque no había distinción de sexos.
El Proceso de Aprendizaje se realizó en distintos Templos donde permanecían por largos períodos mientras recibían la información que contenían el entrenamiento correspondiente a ese nivel y las pruebas de auto-control para avanzar al siguiente nivel en otro de los templos existente sobre las riberas del Nilo.
Cada templo fue una Biblioteca viva con información especializada, cada uno tenía una lección distinta sobre el Universo o sobre la Razón de la existencia. Cada templo tenía un Tema Sagrado que da sentido a todo lo creado.
El nivel básico se daba en los 7 primeros años cuando se daba información general sobre el Universo y entrenamiento para manejar los centros energéticos del cuerpo.
En su interior aprendieron a controlar el miedo a perder a entender que se tiene lo que corresponde cada vida. Para vivir las experiencias de aprendizaje que se necesita, comprender que la muerte es un paso a otra experiencia de aprendizaje.
Los Iniciados probaban su determinación.
En su interior se realizaron ejercicios guiando las energías y la mente a cada órgano hasta que hicieron conciencia del cuerpo entero y lo manejaron a voluntad como un excelente instrumento.
Varios templos con sacerdotes y sacerdotizas de Menphis e Isis estuvieron dedicados a transmitir información y entrenamiento sobre las percepciones físicas, emocionales y deseos. Aprendieron a Transmutar las pasiones y las sensaciones del cuerpo con el Poder del Espíritu, a elevar su Conciencia y su vibración vital, a solicitar y canalizar las energías en Inspiraciones en Planos más evolucionados para Despertar su Ser Interior Profundo.
LAS DOCTRINAS GNOSTICAS ESTÀN BASADAS EN LOS PRINCIPIOS HERMÈTICOS QUE CONOCÌAN Y PRACTICABAN LOS SACERDOTES DEL ANTIGUO EGIPTO.


martes, 15 de septiembre de 2015

DOÑA SANTOS MORENO “LA RUBIA MORENO” mujer santiagueña que se convirtió en leyenda ejemplar.

DOÑA SANTOS MORENO “LA RUBIA MORENO” mujer santiagueña que se convirtió en leyenda ejemplar.



“Rubia Moreno, pulpera gaucha, de falda roja, vincha y puñal...” 


Así comienza una de las mas bellas zambas de nuestro folkllore. Hablando de una mujer, de extraña belleza, creciendo en el campo y envuelta por los acontecimientos que envolvieron al Santiago del Estero de aquellos dias.

Su nombre era Santos Moreno y había nacido hacia 1840 y, criada por su padre al morir su madre, tiempo después se pone al frente de la pulpería que su familia poseía en la bajada del antíguo camino del El Polear.

Tuvo activa participación en la batalla de Pozo de Vargas (1867).

De padres franceses, esta mujer trabajó duro junto a las tropas nacionales; tanto, que hasta convenció a su familia para alistarse en la guerra.

Allí murió degollado su padre.

De la opulencia, falleció en la más triste pobreza.

Sus restos descansan en un calicanto del cementerio La Misericordia.

A escasos 7 km del centro se levanta una histórica finca que rememora un capítulo valioso en la lucha por la libertad, enalteciendo, con su nombre, a una aguerrida mujer que colaboró con las tropas de Antonino Taboada.

La Rubia Moreno perdurará para siempre a la vera de la ruta 51, frente al barrio Mishqui Mayu; tanto en la zamba de Cristóforo Juárez, como por haber sido aliada y protagonista en la batalla de Pozo de Vargas: en ella se enfrentó el ejército federal con el nacional, el 10 de abril de 1867.

De ella poco se sabe.

Apenas que se llamara Santos Moreno y que hubiera nacido en 1840.

Se cree que al morir su madre, el padre la trasladó (alrededor del 1860) hacia una propiedad ubicada en la barranca del río, exactamente en la bajada del antiguo camino de El Polear: éste se comunicaba hacia San Isidro y el Salado.

Como su padre la educó y crió en el campo, con el andar de los años Santos se transformó en una bella mujer rubia y con ojos verdes.

La historia recuerda que en plenos enfrentamientos armados, la familia empezó a trabajar en una pulpería propia, en un vértice muy especial y por donde solían viajar soldados y comerciantes de carne.

Tanto charlaba con los hombres que sin querer adquirió los modales de los jóvenes: su temple se tornó dominante, más aún al reemplazar su ropa femenina por una pollera roja, idéntica a un poncho, vinchas, alpargatas, un puñal a la cintura y trenzas.
Aliada en la guerra

Los memoriosos agregan que entusiasmada con la causa, la Rubia Moreno convenció al hermano, a su padre y a su esposo, Juan Manuel Barrionuevo, a que se alistaran en las tropas locales.

También entregó generosamente caballos, vacas y su peonada en general.

El día previo al 10 de abril de 1867, Felipe Varela llegó a Mesillas (casi 30 km de La Rioja) y dispuso que fueran ejecutados (pasados a degüello) los comandantes Vicente Barros, Fermín Bazán, el teniente Balbino Arias, el mayor Barcala y otros civiles.

Bien entrada la tarde, se inició el ataque en contra de las fuerzas nacionales, cuyos hombres permanecían bajo las órdenes de Antonino Taboada, protegiendo el acceso al Pozo de Vargas, apenas a 2 km de La Rioja.

Lucharon 3 horas, los invasores se alejaron imposibilitados de desalojar a las tropas nacionales, mucho menos adueñarse de la ciudad.

Murieron más de 800 hombres en total. Según los nacionales, casi 150 soldados rebeldes (federales) quedaron prisioneros.

La Rubia Moreno perdió a su padre en la lucha.

El ocaso del 1860 encontró a la Rubia Moreno en la más absoluta soledad… y pobre.

Falleció Antonino Taboada y el nuevo poder político la despojó de todos sus bienes.




LA RUBIA MORENO

Letra: Agustin Carabajal
Musica: C. Juarez
(Zamba)


Rubia Moreno, pulpera gaucha
de falda roja, vincha y puñal.
No había viajero que no te nombre
por el antiguo camino real.

Hecha entre el bronco, bramar del Dulce [puma]
solo se oia su voz mandar. (1)
eran sus ojos dos nazarenas (2)
bravas espuelas en el mirar. (3)

Estribillo

Rubia Moreno guarda mi pueblo
a orillas del río Natal.
Tu nombre heroico como figura,
como figura de cuño real.

Juntito al vado, tu rancho amigo
alzaba al cielo su banderin
por los carriles de cuatro vientos
venia el alerta de algún clarín

¿Tuviste amores?..., ¿tuviste celos?...
Rubia pulpera sin corazón.
Eras más brava que las leonas
de los juncales del Albardón

HITITAS

HITITAS 



Los hititas, también llamados hetitas o heteos, fueron una población de origen indoeuropeo que se instaló en la región central de la península de Anatolia entre los siglos XVIII y XII a. C., teniendo la ciudad de Hattusa como capital.

Pueblo que descendió de Het, el segundo hijo de Canaán mencionado por nombre. (Gé 10:15.) Por lo tanto, los hititas eran de origen camítico. (Gé 10:6.)

Abrahán tuvo alguna relación con los hititas, que residían en Canaán antes de que él se trasladase allí. Jehová había prometido dar a la descendencia de Abrahán la tierra de Canaán, que estaba habitada por varias naciones, una de las cuales era la hitita. (Gé 15:18-21.) Sin embargo, Jehová le dijo a Abrahán que "todavía no [había] quedado completo el error de los amorreos [término que se usa a menudo para englobar a todas las naciones de Canaán]". (Gé 15:16.) Por lo tanto, Abrahán respetó el derecho de propiedad de los hititas, y cuando su esposa Sara murió, negoció con Efrón, el hijo de Zóhar el hitita, la compra de una cueva donde enterrarla. (Gé 23:1-20.)

En los días de Josué, los hititas habitaban la tierra comprendida entre "el desierto y este Líbano hasta el gran río, el río Éufrates, es decir, toda la tierra de los hititas". (Jos 1:4.) Al parecer vivían principalmente en la región montañosa, que debía incluir el Líbano y tal vez algunas zonas de Siria. (Nú 13:29; Jos 11:3.)
Bajo la maldición de Noé. Debido a que los hititas descendieron de Canaán, llegaron a estar bajo la maldición que Noé pronunció sobre él, de modo que Israel los sojuzgó en cumplimiento de las palabras de Noé registradas en Génesis 9:25-27. La religión de los hititas era pagana, probablemente una forma de adoración fálica como la de las demás religiones cananeas. El que Esaú, el nieto de Abrahán, se casara con mujeres hititas resultó ser "una fuente de amargura de espíritu para Isaac y Rebeca", los padres de Esaú. (Gé 26:34, 35; 27:46.)
Dios dijo que la tierra que ocupaban los hititas y otros pueblos vecinos era "una tierra que mana leche y miel". (Éx 3:8.) Sin embargo, aquellas naciones se habían corrompido hasta el extremo de que su presencia en la tierra la contaminaba. (Le 18:25, 27.) Jehová advirtió a Israel repetidas veces del peligro de participar con ellas en sus prácticas degradadas e inmundas. Tras mencionar específicamente un buen número de ellas, Jehová se las prohibió a los israelitas, diciéndoles: "No se hagan inmundos por medio de ninguna de estas cosas, porque por medio de todas estas cosas, se han hecho inmundas las naciones [entre ellas, los hititas] que voy a enviar de delante de ustedes". (Le 18:1-30.)
Destrucción decretada. Los hititas eran una de las siete naciones de las que se dice que eran merecedoras de ser dadas por entero a la destrucción. Se menciona que dichas naciones eran "más populosas y más fuertes" que Israel. De manera que en aquel tiempo las siete naciones deben haber ascendido a más de tres millones de personas, y los hititas serían un enemigo temible en las montañas, su baluarte. (Dt 7:1, 2.) Cuando se enteraron de que Israel había cruzado el Jordán y destruido las ciudades de Jericó y Hai, manifestaron su hostilidad al unirse a las demás naciones de Canaán para luchar contra Israel (entonces dirigido por Josué). (Jos 9:1, 2; 24:11.) En vista de eso, las ciudades de los hititas debieron haber sido destruidas y sus habitantes barridos para que no pusiesen en peligro la lealtad de Israel a Dios e hiciesen que incurriese en su desaprobación. (Dt 20:16-18.) Sin embargo, Israel no cumplió a cabalidad el mandamiento de Dios. Después de la muerte de Josué, los israelitas fueron desobedientes y no echaron a estas naciones, de modo que llegaron a ser para ellos "como espinas en sus costados" y un acoso constante. (Nú 33:55, 56.)
Historia posterior. Debido a que Israel no obedeció a Dios destruyendo por completo a las naciones cananeas, Jehová declaró: "Por lo tanto, yo, a mi vez, he dicho: 'No los expulsaré de delante de ustedes, y tendrán que llegar a ser lazos para ustedes, y sus dioses les servirán de señuelo'". (Jue 2:3.) Parece ser que se toleró a los cananeos que quedaron en Israel, y en algunas ocasiones excepcionales, incluso ocuparon puestos respetables y de responsabilidad. También parece ser que los hititas fueron la única nación cananea que mantuvo importancia y poder como nación. (1Re 10:29; 2Re 7:6.)
Dos hititas, Ahimélec y Urías, fueron soldados, probablemente oficiales, del ejército de David. Urías fue un hombre celoso por la victoria de Israel sobre sus enemigos, y también observaba la Ley. David tuvo relaciones con Bat-seba, la esposa de Urías, y por ello ordenó que se le pusiera en un lugar peligroso en la batalla, donde murió. Por este motivo Jehová castigó a David. (1Sa 26:6; 2Sa 11:3, 4, 11, 15-17; 12:9-12.)
El rey Salomón 'hizo leva de hombres' hititas para trabajos forzados. (2Cr 8:7, 8.) Sin embargo, sus esposas extranjeras, entre las que había hititas, hicieron que se apartase de Jehová su Dios. (1Re 11:1-6.) En la Biblia se menciona que para el tiempo del reinado de Jehoram de Israel (c. 917-905 a. E.C.), los hititas todavía tenían reyes, así como medios y recursos para guerrear. (2Re 7:6.) Sin embargo, las conquistas sirias, asirias y babilonias debieron acabar con el poderío hitita.
Tras la repatriación de Israel en 537 a. E.C., los israelitas, entre ellos algunos sacerdotes y levitas, se casaron con cananeas y dieron sus hijas a cananeos. Entre aquellos cananeos había hititas. Aquello era una violación de la ley de Dios, por lo que Esdras los censuró y los impulsó a que acordaran repudiar a sus esposas extranjeras. (Esd 9:1, 2; 10:14, 16-19, 44.)
Uso figurado. Cuando Jehová habló a Jerusalén en la profecía de Ezequiel, usó el término "hitita" en un sentido figurado, al decir: "Tu origen y tu nacimiento fueron de la tierra del cananeo. Tu padre era el amorreo, y tu madre era una hitita". (Eze 16:3.) Cuando Israel entró en aquella tierra, los jebuseos ocupaban Jerusalén, la capital de la nación sobre la que Jehová había colocado su nombre. Pero ya que las tribus cananeas más importantes eran los amorreos y los hititas, al parecer se les menciona a ellos como representantes de las naciones cananeas, entre las que figuraban los jebuseos. Así que la ciudad había tenido un origen modesto, pero Jehová había hecho que fuese hermoseada. Su fama se extendió a todas las naciones gracias al rey David, quien se sentó sobre el "trono de Jehová" (1Cr 29:23), el arca del pacto sobre el monte Sión y, por último, el glorioso templo edificado por Salomón, el hijo de David. Pero Jerusalén se hizo corrupta e inmoral como las naciones cananeas de su alrededor, por lo que al final Jehová causó su desolación. (Eze 16:14, 15.)
Se les intenta identificar en la historia seglar. Los historiadores y arqueólogos han intentado relacionar a los hititas de la Biblia con un pueblo homónimo de la historia seglar. La base principal para tal relación ha sido lingüística, la comparación de palabras que al parecer tienen un sonido o una grafía similar.
Las inscripciones cuneiformes asirias aluden con frecuencia a "Hatti" en un contexto que permite ubicarla en Siria o Palestina, de modo que quizás se haga referencia a los hititas de la Biblia. Sin embargo, tomando como base este término, "Hatti", algunos investigadores vinculan a los hititas bíblicos con el llamado Imperio hitita, que tenía su capital en Asia Menor, muy hacia el N. y al O. de la tierra de Canaán. Lo intentan hacer, como se detalla a continuación, refiriéndose a tres diferentes grupos étnicos.
Se "identifican" tres grupos. En Anatolia (Asia Menor), englobada en lo que hoy es Turquía, se han desenterrado numerosas inscripciones antiguas en un lugar llamado Bogazköy, anteriormente conocido como "Hattusa". Esta fue la capital de una tierra que los eruditos modernos han llamado Hatti y donde el idioma que se hablaba era el "hatti". A este primer pueblo lo conquistó otro que impuso un idioma diferente, que, según los investigadores, era de la familia indoeuropea. Este idioma empleaba la escritura cuneiforme, y recibe el nombre de "hitita cuneiforme". Con el tiempo lo reemplazó otro idioma, también de origen indoeuropeo, que en lugar de usar caracteres cuneiformes empleaba escritura jeroglífica. Recibe el nombre de "hitita jeroglífico". Se afirma que se han hallado algunas inscripciones en este idioma en Asia Menor y el N. de Siria. Los eruditos dicen que estos tres idiomas representan tres grupos étnicos. No obstante, no existe prueba alguna que relacione a ninguno de ellos con los hititas de la Biblia. Martin Noth dijo con referencia al llamado hitita cuneiforme: "El término 'hitita' no se encuentra en los textos antiguos; es una creación de la ciencia moderna que se basa en la conexión histórica entre esta lengua y el reino de Hatti en Asia Menor". Y continúa diciendo sobre los "jeroglíficos hititas": "El término convencional de 'hitita' aplicado a estos jeroglíficos es inapropiado y desconcertante" (El mundo del Antiguo Testamento, 1976, pág. 242). Otro historiador, E. A. Speiser, llega a esta conclusión: "El problema que plantean los hititas de la Biblia es [...] complejo. Para empezar, hay que averiguar a qué hititas se hace referencia en un determinado pasaje bíblico: los hattis, los indoeuropeos de escritura cuneiforme o los de escritura jeroglífica" (The World History of the Jewish People, 1964, vol. 1, pág. 160).

De lo anterior se desprende que cualquier supuesta identificación de los hititas de la Biblia con el "Imperio hitita" que tenía su capital en Hattusa es simple conjetura y no ha sido probada. Por esta razón, las referencias que se hacen en esta publicación a los "hititas" de la historia seglar suelen escribirse entre comillas para recordar al lector que tal identificación no está probada y que no creemos que la prueba tenga las suficientes garantías como para considerarla definitiva. 



jueves, 10 de septiembre de 2015

LA MUSICA MILITAR DURANTE LAS BATALLAS POR LA INDEPENDENCIA

LA MUSICA MILITAR DURANTE LAS BATALLAS POR LA INDEPENDENCIA




Nuestros ejércitos llevaron su música militar preferentemente tambores de guerra.
Las gloriosas campañas de la Independencia reavivaron la afición por la música militar. Las bandas de los distintos regimientos marchaban por la ciudad festejando los triunfos de las armas patriotas. En los acuerdos del Cabildo de junio y julio de 1814 se pagó al Músico Mayor Francisco Ramos, cuarenta pesos por la banda que tocó en las celebraciones de la toma de Montevideo y en la recepción de los trofeos capturados en aquella plaza.
Al Músico Mayor Antonio Martínez se le pagó ciento siete pesos por la banda que acompañó a los S.S. del Cabildo por las calles de la ciudad el 20 de julio festejando la toma de Montevideo. José Saura fue en esos años tambor mayor de Arribeños.
Conocemos los nombres de dos tambores que sirvieron a las órdenes del general Belgrano en la campaña al Paraguay. Uno de ellos es el niño Pedro Ríos (1798-1811), conocido por la historia como el tambor de Tacuarí. Bartolomé Mitre, en su "Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina" hizo conocer el episodio que protagonizó este heroico niño. Sabemos que se incorporó a las tropas de Belgrano, en marcha al Paraguay, en la localidad correntina de Yaguareté Corá, actual ciudad de Concepción: allí el 26 de noviembre de 1810, pocas horas después de su arribo, el general Belgrano recibió las adhesiones de un grupo de vecinos que quería alistarse en el ejército expedicionario. Entre ellos se hallaba Pedro Ríos, de 12 años de edad, quien rogó al general que le permitiera marchar con sus soldados en calidad de tambor, junto a los integrantes de la banda lisa. Asistió a las alternativas de la expedición combatiendo en Itapúa y Yuquerí, hasta que el 9 de marzo de 1811, en Tacuarí, cayó herido de muerte tocando el redoble de combate a la cabeza de las tropas argentinas. El otro tambor fue el sargento Pedro Bustamante (1793-1883), nacido en el Fuerte de Soledad, en la frontera santafesina. Incorporado al ejército de Belgrano actuó como tambor en la batalla de Tucumán, en la que resultó herido. A su regreso a Santa Fe ocupó el cargo de tambor mayor en las filas de Estanislao López, para dirigir después la compañía de tambores con el grado de sargento mayor. Murió en la ciudad de Santa Fe el 1º de julio de 1883, siendo sepultado en el cementerio de Guadalupe con honores oficiales. Pantaleón Silva, tambor del 6º de infantería, murió en la batalla de Tucumán (1812), en la que fueron apresados 16 músicos realistas.
Era frecuente en aquellos tiempos los niños tambores en los regimientos, y conocemos un decreto de la comandancia general de armas de 1814, disponiendo que la policía recogiera a los muchachos que vagaban por las calles para que remplazaran la falta de músicos en los regimientos recientemente formados. Ya en las invasiones inglesas de 1806-07 los niños fueron regimentados y muchos de ellos fueron tambores. En 1851, por un decreto de Rosas, los niños de 12 años eran incorporados como tambores al ejército.
Conocemos los nombres de varios músicos militares en los primeros años de la Independencia. José Saura fue tambor mayor del cuerpo de Arribeños; un tal Latorre, tambor mayor en las campañas del Alto Perú y Chile; José Pons, nacido en Buenos Aires en 1784, fue tambor del cuerpo de Artillería en el Alto Perú y luchó en Chile y Perú; Félix Bogado, que llegó a coronel, fue en sus principios corneta de Granaderos a Caballo; Domingo Lara, un negro que vivió más de cien años, fue el trompa a órdenes de San Martín en Chacabuco y Maipú, pasando después al Perú y Ecuador, murió en Buenos Aires a principios de siglo; el sargento Moyano fue el tambor mayor del regimiento 8º en el Ejército de los Andes; José Agapito Roco fue tambor mayor del regimiento 7º en el mismo ejército; el sargento Julián Ponce (1795-1890), nacido en Cosmes (Corrientes), fue trompa de órdenes de San Martín en San Lorenzo e hizo las campañas de Chile, Perú, el Brasil y Caseros; Miguel Chepoya, sargento trompa de órdenes de San Martín, sirvió en el ejército de 1813 a 1826. Regresó a Buenos Aires en febrero de 1826 con el coronel Félix Bogado y otros cinco granaderos.
El músico español Blas Parera (1776-1840), vivió en Buenos Aires y en Montevideo desde 1797 hasta 1818. Organizó bandas militares durante las Invasiones Inglesas y compuso aires militares en ese período y después de 1810. La Asamblea le encargó la música de nuestro Himno Nacional, el 6 de marzo de 1813. Fue también autor de la música de numerosas marchas y canciones patrióticas compuestas en la época. Entre ellas una Canción Patriótica con letra de fray Cayetano Rodríguez, que se cantaba en 1812 y cuyas estrofas decían:
"A las armas corramos ciudadanos, Escúchese el bronce, óigase el tambor…"
Fue impresa en Londres y profusamente difundida en Buenos Aires, la Banda Oriental, Entre Ríos y Corrientes. "El Censor" de Buenos Aires, del 21 de enero de 1812, decía: "Es una hermosa marcha militar y la he visto cantar en Montevideo a un ejército de cinco mil patriotas con lágrimas de entusiasmo". Su actividad como organizador de bandas militares manifiesta en un documento del Archivo General de la Nación, de setiembre de 1815, en donde Parera aparece como "revisor de la música" en una compra de instrumentos que se hizo para el batallón Nº 7 de Libertos.
(De "Todo es Historia", edición "Las Bandas Militares: el coraje a través del ritmo" por Vicente Gesualdo, 1977).


AMBIORIX “primer héroe belga”

AMBIORIX “primer héroe belga”




Ambiorix, jefe de la tribu de los Eburones, situada al norte de la Galia, combatió contra Julio César y sus legiones romanas destruyendo una.
       En la obra De Bello Gallico, César hace referencia a Ambiorix y su historia. También hace referencia al valor de las tribus galas, comentando: “De todos los galos, los belgas son los más fuertes”.
       En el año 57 a.C. Julio César decidió invadir los territorios situados entre los ríos Mosa y Escalda. Derrotó a los Nervios en Flandes y siguió hacia el este, donde obligó a los Atuatuci a rendirse. Según Julio César 60.000 Nervios resultaron muertos y 53.000 Atuatuci fueron vendidos como esclavos, aunque seguramente la primera cifra sea exagerada.
       Esta demostración de fuerza marcó el comienzo de la ocupación romana del valle del Mosa, que iba a durar cuatro siglos y medio más. En principio Roma se contentó con disolver los antiguos vínculos políticos entre las distintas tribus. Obligando a las tribus más fuertes a liberar a sus tribus cliente (dependientes de las primeras). Como única medida represiva Roma tomó rehenes para mantener a las tribus sometidas.
       Entre las liberadas se encontraba los Eburones de Ambiorix, una tribu que seguramente en un principio estuvieron agradecidos por la nueva situación, pero esta cambio cuando en el invierno del 54 a.C. y 53 a.C. se construyeron campamentos romanos al norte de Francia y Bélgica, haciendo que la ocupación se tornara mucho más complicada y la presión sobre las tribus fuera mayor. Aunque los romanos no se dieron cuenta o simplemente no hicieron caso a la nueva situación creada.
       Julio César se trasladó a Britania donde derrotó a Casivellaunus, líder de las tribus británicas. En su ausencia, las tribus belgas, descontentas por la presión ejercida por los romanos y por una mala cosecha, prepararon una rebelión.
       Durante el invierno, cuando César marchó para visitar las provincias de la Galia Cisalpina, Ambiorix y sus hombres atacaron a un grupo de legionarios que buscaban alimento fuera de su campamento, algunos de estos soldados pudieron huir y refugiarse en su fortaleza.
Al ver que no podía atacar con sus hombres directamente a la fortaleza romana, Ambiorix envío un heraldo para negociar, argumentando que había participado en la guerra en contra de su voluntad y ofreciendo a cambio información sobre otras tribus que junto a varias tribus germanas que cruzarían el Rin planeaban atacar a los campamentos romanos.
       Con esa información convenció a Sabino y Lucio Cotta, comandantes de las fuerzas romanas, que decidieron trasladarse y agrupar sus fuerzas en otro lugar. Cruzando un valle durante el traslado, Ambiorix atacó a la tropa romana compuesta por una legión y cinco cohortes, que fue aniquilada por completo.
       Después de esta victoria algunas tribus vecinas se sublevaron, entre ellos los Nervios.
Quinto Tulio Cicerón (hermano del orador) comandaba las fuerzas romanas que estaban pasando el invierno en el territorio de los Nervios.
Ambiorix se sumó a los Nervios para atacar a Cicerón. Gracias a la experiencia que había adquirido sirviendo a los romanos y a la información obtenida de algunos prisioneros, Ambiorix rápidamente logró encerrar y sitiar a Cicerón en su campamento.
       Hubo numerosas batallas y muchos hombres de las tribus sublevadas perecieron, los romanos sufrieron menos bajas, pero al no ser muy numerosos cada pérdida era un problema al que se tenía que añadir que no podían cuidar de sus heridos, no tenían alimentos y nadie venía en su ayuda a pesar de los varios mensajeros que fueron enviados. Los hombres de Ambiorix que vigilaban los caminos con mucho cuidado capturaban a todos los emisarios romanos sacrificándolos ante los ojos de sus compañeros.
       Cicerón envío como mensajero a un Nervio amigo de los romanos a través de las líneas enemigas. Debido a su vestimenta y al ser nativo pudo mezclarse entre el enemigo, y escapar con el mensaje dirigido a César.
       El ataque fue tomado como una provocación por el Senado romano, que además pensaba que otras provincias podían creer que la poderosa Roma podía ser derrotada.
       César que aún no había regresado a Italia se enteró de lo que estaba sucediendo y ordenó dar media vuelta. Mientras tanto, Cicerón, que no estaba seguro de la confianza otorgada al emisario Nervio, mandó un nuevo mensajero, un jinete aliado, vestido como los Eburones y que conocía su dialecto. Con el fin de que si era atrapado no pudiera revelar nada se le entregó el mensaje en griego. El emisario consiguió atravesar las filas enemigas y llegar al campamento romano, al cual no le dejaron acercarse, con lo que clavó el mensaje en una jabalina y la lanzó contra una de las torres para que el mensaje pudiera llegar a César.
       Para no alertar a las tribus sublevadas, César viajó de noche con el fin de caer sobre ellas por sorpresa. Ambiorix y sus hombres sospecharon de las muestras de alegría de los sitiados con lo que mandó exploradores que descubrieron lo cerca que estaban César y sus hombres.
       César hizo creer a los exploradores de Ambiorix que temía un ataque debido a que contaba con pocos soldados, porque los demás habían perecido durante el viaje. El engaño resultó, y Julio César y sus hombres resultaron victoriosos ante el ataque de las tribus sublevadas.
       La destrucción de la legión de Sabino y Cotta fue un duro golpe para el prestigio de Roma, y César, que creía imprescindible restaurarlo solicitó y recibió más refuerzos, ahora contaba con 10 legiones, casi 50.000 hombres que durante los siguientes años arrasaron todo el territorio. Algunos historiadores hablan incluso de genocidio, Roma devastó el territorio, las mujeres y los niños fueron tomados como botín de guerra. Las tribus aliadas de Ambiorix, fueron atacadas sin contemplaciones, dejándolo sin ayuda.
       Una vez conseguido esto, César ordenó al comandante de caballería Lucio Minucia Basilo capturar a Ambiorix por sorpresa. Basilo, actuó con gran celeridad y se apoderó de varios nativos que le informaron de la situación exacta de Ambiorix.
       Según se extrae de los comentarios realizados por Julio César en La guerra de las Galias: “La diosa fortuna juega en gran parte de todas las cosas, pero sobre todo en la guerra”.
Basilo fue muy afortunado y encontró a Ambiorix y a varios de sus hombres sin guardia y sin estar preparados. Pero en un gran golpe de suerte Ambiorix pudo escapar con vida y desaparecer. Se cree que seguramente cruzó el Rin.
       César menciona la diosa Fortuna sólo para explicar por qué Ambiorix pudo escaparse.
El nombre de los Eburones desapareció de la historia. La tribu que destruyó una legión romana fue borrada de la faz de la tierra. Sólo su jefe Ambiorix, pudo escapar a la venganza de Roma.
       Con la restauración del reino de Bélgica en 1830, Ambiorix es proclamado el primer héroe belga. En 1866 es erigida una estatua realizada por Jules Bertin en su honor en el mercado de Tongeren. El origen de Tongeren es Atautuca Tongorum, localidad citada por Julio César y tomada como la población histórica más antigua de Bélgica, es por ese motivo que se decidió erigir la estatua de Ambiorix en esta localidad.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

UN FUSILADO DURANTE LAS INVASIONES INGLESAS

UN FUSILADO DURANTE LAS INVASIONES INGLESAS



Producida la invasión inglesa de 1806, comenzó también la reconquista. Un puñado de patriotas comenzó a organizarse en la Chacra de Perdriel, financiados por Martín de Alzaga. Enterado por sus espías, Bereford manda una tropa para acabar con los resistentes.

La Chacra de Perdriel, en la hoy Villa Ballester, fue escenario del enfrentamiento entre las fuerzas criollas de Pueyrredon y las inglesas de Beresford, en agosto de 1806.

Uno de los prisioneros tomado en Perdriel por los ingleses, fue Miguel Skenon, (“un alemán católico romano que se nos había desertado previamente” lo define Alexander Gillespie, relator inglés de la invasión).

En la lucha, sirviendo como artillero con los criollos, se mantuvo firme en su puesto, hasta que tuvo que rendirse con su cañón.

Llevado a Buenos Aires, fue juzgado por un consejo de guerra y condenado a muerte.

Fue fusilado el 9 de agosto, en Buenos Aires, ante el regimiento 71 formado, con la asistencia espiritual del obispo Benito de Lué y Riega. “Antes de la ejecución el obispo en persona le administró el sacramento y le ofendió mucho que la guardia no se sacase las gorras durante la ceremonia, y aún la seguridad que se le dio de que tal deferencia era contraria a nuestros reglamentos militares, no mitigó de ningún modo la omisión” escribe Gillespie. 

“Aquella víctima afrontó su destino con firmeza y su ansioso pedido último fue que sus padres lo ignorasen siempre”.




AVARIS

AVARIS



Avaris es una antigua ciudad egipcia, ubicada en el delta oriental del río Nilo.

El topónimo Avaris, significa “asentamiento de los huidos”.

Fue la capital de las dinastías hicsas en Egipto, era el centro de los reyes hicsos de segundo periodo intermedio de Egipto. Se piensa que estaba localizada en Tell el-Daba, en la región nordeste del Delta del Nilo.

      
La ciudad se construyó sobre las ruinas de un poblado del Imperio Medio que había sido tomado por los hicsos. Después de esta captura, los hicsos fortificaron adecuadamente la ciudad y gobernaron el país utilizando tecnología nunca antes vista por los antiguos egipcios, concretamente caballos y carruajes.

      
El territorio de Tell el-Daba, cubría un área de cerca de dos kilómetros cuadrados. Ahora está en ruinas, pero las excavaciones muestran que fue un dinámico centro de comercio. El descubrimiento de un templo erigido en el período de los hicsos han proporcionado objetos procedentes de todas las zonas del mar Egeo.

Este templo tiene aún pinturas murales de tipo minoico que pueden ser anteriores a las que se encontraron en el palacio de Cnosos en Creta. Ha sido excavada una gran tumba de ladrillo, al oeste del templo, en donde se han encontrado objetos tales como espadas de cobre. También han sido desenterrados objetos que evidencian contactos con las primeras civilizaciones mediterráneas.
     
  Hacia el final de la decimoséptima dinastía, Ahmose I, el fundador de la decimoctava dinastía, capturó Avaris poco antes de que los hicsos fueran expulsados definitivamente de Egipto.

Durante la dinastía decimoctava erigió un palacio, construido en parte con ladrillos de la ciudadela de los Hicsos que parece haber sido usado como residencia real.
El área del palacio se utilizó hasta el reinado de Amenhotep III, y posiblemente hasta la época de Ramsés II.
      
La ciudad parece haber sido abandonada después la expulsión de los hicsos, aunque pudo haber sido repoblada durante la decimonovena dinastía, y en ese momento haber tomado el nombre de Pi-Ramsés.

Las excavaciones aquí realizadas, a dado como resultado, el hallazgo de materiales sirios, palestinos y frescos de tipo minoico.

Avaris fue construida sobre las ruinas de un poblado del Imperio Medio, que fue tomado por los hicsos, quienes fortificaron la ciudad y la gobernaron, empleando técnicas avanzadas para la población egipcia del periodo, como caballos y carruajes.


Además se ha descubierto que Avaris  fue un importante centro de comercio y que el puerto de Avaris, defendía a Egipto de los invasores del este, por esta ciudad, también transcurría el canal de Bubastis, lo que le permitía controlar también los accesos fluviales.