jueves, 3 de septiembre de 2015

TRES ANECDOTAS DEL PRESIDENTE NESTOR KIRCHNER

TRES ANECDOTAS DEL PRESIDENTE NESTOR KIRCHNER



Manito: El 23 de julio de 2003, cuando fue recibido por George Bush en el mítico Salón Oval de la Casa Blanca, un sonriente Néstor Kirchner apoyó la mano en la rodilla de su anfitrión y miró a la cámara. Fue una forma de transmitir que las relaciones de sometimiento automático empezaban a cambiar. El fotógrafo presidencial Víctor Bugge, encargado de retratar aquel momento, lo explicó así: "Fue un gesto calculado, una respuesta a otra foto que yo había sacado el 11 de noviembre del 2001, en la que Bush apoyaba su mano en la rodilla de Fernando de la Rúa".


Recursos: Uno de los primeros conflictos que debió asumir en la presidencia, fue un paro docente masivo. Y una vez que le prometió al ministro de Educación Daniel Filmus que iba a viajar a Entre Ríos para satisfacer los reclamos salariales, Filmus le avisó que iba a consultar al Ministro de Economía por los recursos. Kirchner entonces le contestó: "El ministro de Economía soy yo. Los recursos están. Y aunque no estuvieran, tienen que estar, porque este conflicto hay que resolverlo".


Desgaste: En la cumbre presidencial de Mar del Plata de 2005, que pasaría a la historia como el momento en que los Latinoamérica rechazó el Área de Libre Comercio para las América (ALCA) que intentaba imponer Estados Unidos, Kirchner consolidó su complicidad con el venezolano Hugo Chávez. Antes de empezar la ronda de discursos, Kirchner lo llamó aparte y le planteó una estrategia para desgastar al estadounidense George Bush. “Te daré la palabra a ti que hablas mucho”, y “así lo hizo. Me sorprendió con un ‘tiene la palabra el presidente Chávez’. Y ahí empezaba con dale y dale para desgastar al adversario. Hasta que Bush se paró y se fue”. Era “muy hábil”, lo pintó el bolivariano.

BRUNILDA reina de Austrasia

BRUNILDA reina de Austrasia




Nació en Toledo en el año 543 o 547 y murió en el año 613 en Renéve, cerca de Dijon. Es conocida también como Brunequilda. Era hija de Atanagildo y Goswinda y fue educada en la corte de Toledo.
Actualmente se la reconoce como una de las personalidades más destacadas de su época, pues ejerció al igual que su madre una gran influencia en los acontecimientos políticos, no aceptando la sumisión y el  vivir dominadas.
Era una mujer inteligente, enérgica y dura interviniendo en muchas de las intrigas que se suscitaron en su entorno relacionadas con la transmisión del poder y la posesión de territorios.
Sigeberto I. solicitó a Brunilda en matrimonio, esto beneficiaría los intereses de ambos reinos el visigótico y el franco, de esta forma Brunilda pasa a ser reina de una parte de  Galia., se casan en el año 566 y cambiando Brunilda su fe arriana por la fe católica.
Un año más tarde la hermana de Brunilda, de nombre Galsuinda contrae matrimonio con el hermano de Sigeberto I, Chilperico I, rey de Neustria aportando ésta una gran dote, este matrimonio fue un fracaso. El asesinato de  Galsuinda fue atribuido a Fredegunda que pasó a ser la siguiente esposa de Chilperico I y ello provocó que Brunilda guardará un gran rencor a ambos, y exigió que se devolviera la dote de su hermana.
Chilperico I se negó a devolver la dote y Sigeberto I buscó la ayuda de su hermano Gontran I de Borgoña para que mediara en el conflicto, a Brunilda y sus herederos se les entregó las ciudades de: Burdeos, Limoges, Cahors, Bearn y Bigorre.
Entre los años 567 y 570 Sigeberto I Brunilda tienen tres hijos: Ingunda, Clodosinda y Childeberto II. Durante esto años los conflictos con Chilperico I continúan, en el año 575 éste intenta recuperar las cinco ciudades por la fuerza. En una de las guerra muere Sigeberto I y Brunida se queda viuda y es junto con sus hijos hecha prisionera por  Chilperico I, y éste reclaman el reino de Austrasia.
Un hecho asombroso sucedió y es que un hijo de Chilperico I contrajo matrimonio con Brunilda, este príncipe tenía 19 años, ella 32 años, este matrimonio dio fama a Brunilda de incestuosa y lascivia, el matrimonio fue definitivamente anulado.
Brunilda regresa a Austrasia y asume la regencia de su hijo, de esta forma organiza y mejora la estructura del reino, llevó a cabo varias obras como la reparación de caminos, construcción de iglesias, abadías, castillos... también reformó las finanzas y reorganizó el ejército. Las mejoras que proponía pretendían favorecer en todo al pueblo y no a unos pocos.
Su hijo Childeberto II toma el trono a la edad de 13 años aproximadamente en 583.
Su enemiga Fredegunda atentó nuevamente contra la vida del rey, la reina regente y el primer nieto.
En el año 592 al morir Gontran I, Childeberto II asume el trono de Borgoña e intenta una guerra contra el reino de Neustria, pero fracasa. Brunilda participará en las decisiones políticas que se tomaron.
Childeberto II muere a los 26 años envenenado y se atribuye el crimen a Fredegunda.
Brunilda asume nuevamente la regencia a favor de sus dos nietos. Teodeberto II  y Teoderico II.
Brunilda con 60 años continuaba dirigiendo las luchas por el poder entre los reinos francos. Las relaciones entre Teoderico II y Teodeberto II eran muy inestables, pero los hermanos se unían ocasionalmente para combatir a otros.
Cuando contaba Brunilda con 70 años, reclama la corona para su bisnieto SigebertoII y la regencia para ella pero la nobleza lo rechaza.
Fue sometida a juicio y se la responsabilizó de numerosas muertes, las crónicas dicen que fue sometida a suplicio en el potro de tormentos durante tres días y que más tarde fue exhibida ridiculizándola ante el ejército de Clotario II y finalmente fue atada a un caballo que la arrastró hasta morir. Otras fuentes indican que fue desmembrada entre cuatro caballos. Las crónicas la representan como una mujer loca, malvada y perversa. Tiene fama de ser la peor mujer que ha existido en el mundo, se le han atribuido una gran maldad.
La reina Brunilda murió el 13 de octubre de 613, sus restos fueron depositadas en un sarcófago en la abadía de San Martín  en Autun, actualmente reposan en el Museo Rolin en Aviñón.
Brunilda fue el centro de duras luchas fratricidas, la búsqueda de apoyos políticos y de alianzas matrimoniales que sirvieran a la causa que defendía, la ocupó gran parte de su vida.
Introdujo en el mundo franco la práctica de origen romano de la regencia de la reina viuda, lo que le permitió gobernar mientras el heredero era menor de edad, a ella misma entonces y más tarde a otras de su misma posición social. Todo ello lo logró a pesar de la visibles resistencias por parte del entorno del poder en el que se movía que no aceptaba el que una mujer pudiera desempeñar el gobierno y ocupase un espacio político.


LA ÉPOCA PREVIA A LA REVOLUCION DE MAYO RELATADA POR UN PARTÍCIPE

LA ÉPOCA PREVIA A LA REVOLUCION DE MAYO RELATADA POR UN PARTÍCIPE

Les brindo el relato de Tomás Guido sobre la época previa a la Revolución de Mayo. Es interesante porque fue partícipe, amigo y uno de los ideólogos de San Martín, y reconocido estratega revolucionario


LINEA DIVISORIA ENTRE CRIOLLOS Y PENINSULARES

La preponderancia que adquirió el regimiento de Patricios de Buenos Aires, el 1° de enero de 1809, sobre los tercios españoles, bajo la dirección de don Martín de Álzaga, decididos a deponer al pueblo de Buenos Aires la existencia de un poder que hasta entonces no había tenido ocasión de ensayar, y la autoridad del virrey vino a quedar bajo la única salvaguarda de los batallones nacionales.
Resuelto así el tema que pendiera de este hecho, empezaron a trabajar más desahogadamente, aunque en reuniones secretas, los pocos ciudadanos preocupados de la idea grandiosa de la emancipación de su patria. La casa del señor Vieytes en la calle Venezuela, y la de don Nicolás Rodríguez Peña, en la calle piedad tras de la iglesia de San Miguel, servían frecuentemente de punto de reunión de los iniciados en el pensamiento de formar un gobierno independiente de la antigua metrópoli. Se inventaban excursiones al campo y partidas de caza para disfrazar el verdadero intento de este figurado pasatiempo.
Los concurrentes a esos memorables paseos, apenas se encontraban reunidos, sea bajo de los árboles ó al abrigo de una choza campestre, se ocupaban exclusivamente de combinar los medios de llevar a buen término la obra de sus sueños y de sus esperanzas.
"El pueblo, decían ellos, no está preparado para un cambio violento en la administración. La masa de los proletariados que constituye la fuerza de la provincia, consagra una especie de culto al general Liniers, en quien no ven el odioso instrumento del absolutismo peninsular, sino al libertador de Buenos Aires, al triunfador de la última invasión extranjera; atacar esta autoridad, sería concitar contra nosotros una fuerza invencible".
No carecían tampoco del sentimiento de la gratitud, los hombres generosos dedicados a la libertad de su patria. En sus combinaciones íntimas, en sus expansiones recíprocas, no asomó jamás, ni el rencor, ni la ambición, ni la venganza. Una sola pasión les dominaba: la de la independencia de su país; y a ella sacrificaban sin reserva su vida y su fortuna.
Pero ¿cómo procurarse prosélitos para derribar el poder español, sin aventurar el sigilo, y arriesgar sin fruto la propia existencia de los confabulados, una vez que llegase a descubrirse por la autoridad el designio secreto de sus trabajos? ¿Cómo iniciar en el misterio al corones don Cornelio Saavedra, jefe del regimiento de Patricios, sin cuyo concurso fuera inútil y temeraria toda tentativa cuando tenía de su parte el favor de Liniers y cuando blasonaba de su lealtad probada, sosteniéndole contra las intrigas de los españoles?
La desacordada política de la corte de España se encargó de sacar a los patriotas de este amargo conflicto. El general Liniers, de origen francés, denunciado subrepticiamente a la corte por el cabildo de Buenos Aires, como conivente con el emperador de los franceses, y acusado de haberse entendido con su comisario imperial, para traicionar la causa del rey, fue depuesto súbitamente y sustituido del mando del virreynato por el general de marina don Baltazar Hidalgo de Cisneros. Esta medida inconsiderada del gobierno de España vino a satisfacer de cierto modo a los magnates españoles, derrotados en la asonada del 1º de enero, pero descontentó al mismo tiempo a los Patricios, lastimó su lealtad, y desairó a los que fieles a sus deberes militares, habían sostenido al virrey, atacados por aquellos mismos a quienes más importaba la conservación de la autoridad peninsular.
Por otra parte la vida entera del general Liniers, sus eminentes servicios a la corona de España, su índole caballeresca y noble, protestaban contra la calumnia de que era víctima, y despertaba en los hijos del país, aversiones y desprecio a los instigadores y sostenedores de una intriga. El mismo gobierno español tan débil para contemporizar en América, con las preocupaciones bastardas de los enemigos de su fiel servidor, hubo de limitarse empero, á exonerar al virrey sin destituirlo de su rango en la marina de guerra.
Demarcóse, pues, fácilmente la línea divisora entre los naturales y los españoles, siquiera no fuese para la generalidad sino el resultado de rivalidades locales, no habiendo aun cundido entre el pueblo las ideas que agitaban a los promovedores de la revolución de Mayo. De un lado está el número y la confianza en las propias fuerzas: del otro lado los peninsulares enardecidos contra el agresor de la España, y engreídos de la aquiescencia de la metrópoli a un cambio personal en la administración del virreynato.


miércoles, 2 de septiembre de 2015

ARDE ROMA ¿Cólera de Nerón o nefasto accidente?

ARDE ROMA  ¿Cólera de Nerón o nefasto accidente?




Interesante Capítulo del libro “Las cincuenta grandes mentiras de la Historia” de  Bernd Ingmar Gutberlet
Ningún emperador romano ha salido tan mal librado del juicio de la posteridad como Nerón. Con él relacionamos la imagen clásica del gobernante corrupto, demente e inhumano; en términos modernos, un ególatra despiadado. Peter Ustinov lo interpretó magistralmente en la adaptación cinematográfica de la novela Quo vadis?, pero su cautivadora interpretación carece de fundamento histórico.
La imagen exclusivamente negativa de Nerón quedó definida por el hecho de que durante su gobierno tuvieron lugar el gran incendio de Roma y la consiguiente y feroz persecución de los cristianos. A primera hora de la mañana de un día de verano del año 64 se desató un incendio en el Circo Máximo, probablemente donde estaban los tablados inflamables. El fuego se expandió a toda velocidad y sólo fue controlado después de seis días y siete noches, cuando pudieron impedir con cortafuegos que las llamas siguieran afectando más zonas de la ciudad. Pero no se extinguieron todos los focos, y las llamas volvieron a encenderse y prolongaron unos cuantos días más su labor destructiva. En aquella época los incendios eran frecuentes en Roma, pues la madera era un material de construcción importante y la protección contra incendios era insuficiente, y aunque el cuerpo de bomberos se había ampliado, el incendio superó todo lo conocido hasta entonces. Sin embargo, la leyenda sobre las dimensiones de esta catástrofe es inconsistente. A veces se dice que el incendio destruyó dos tercios de Roma, otras, que sólo perdonó dos de los catorce distritos de la ciudad. Las consecuencias, en todo caso, fueron nefastas. Tanto zonas residenciales y comerciales como templos antiguos y edificios públicos fueron víctimas del fuego. Muchas personas murieron entre las llamas, doscientos mil romanos quedaron a la intemperie... la orgullosa ciudad quedó mayoritariamente convertida en un desierto de cenizas.
Puesto que el fuego ardió con una persistencia tan extraordinaria, se expandió el rumor —con la misma velocidad que las llamas— de que había sido un incendio provocado. Entonces la ira del pueblo se volvió contra Nerón, pues, a diferencia de Augusto, quien siempre se dejaba ver en las emergencias y sabía animar al pueblo, se quedó inicialmente en su residencia de verano; un error que siguen cometiendo los políticos actuales y que la opinión pública sigue cobrándoles una y otra vez. Sólo cuando su palacio se vio amenazado por el fuego, Nerón regresó a Roma.
En aquel entonces, muchos escritores culparon del incendio al Emperador y le atribuyeron diversas motivaciones: una, que había querido emular el incendio de Troya; otra, que deseaba hacer tabula rasa para saciar su sed de construcción y reconstruir la ciudad convertida en Nerópolis, y otra, que quería vengarse por diversas conspiraciones en su contra. Corrieron todo tipo de rumores, como el de que había sido visto en la torre de su palacio tocando la lira y cantando la ruina de Troya durante el incendio.
Pero estas acusaciones, ya fueran insinuadas con cautela o revestidas de «pruebas» infundadas, eran todas falsas. El momento propicio surgido por la terrible catástrofe, sumado a una población atemorizada y al caos reinante, fue aprovechado por los grupos de oposición que contagiaron eficazmente al pueblo su rechazo del Emperador.
Nerón no sólo no fue culpable del incendio, sino que tampoco puede ponerse reparo a sus medidas de urgencia. En cuanto regresó a Roma, el Emperador abrió sus jardines para los desamparados y dispuso fondos económicos y materiales para los damnificados. Estableció también alicientes para los propietarios perjudicados con el fin de iniciar cuanto antes la reconstrucción y decretó instrucciones importantes en lo referente al estilo y la altura para impedir futuros incendios y facilitar la lucha contra los mismos en caso de que volviese a haber un gran incendio. Asimismo, ordenó honrar a los dioses con fiestas de sacrificio; un aspecto importante para tranquilizar a la población atemorizada. De modo que Nerón hizo todo lo que estaba en su poder para mitigar las consecuencias del incendio y reconstruir la ciudad lo antes posible.
Pero por más que aligerasen la ira de los dioses, los rituales culturales no podrían vencer los rumores que corrían sobre el rol de Nerón como incendiario. En medio de una situación tan precaria, en una ciudad destruida, los ánimos negativos podían transformarse rápidamente en un resentimiento abierto de las masas veleidosas. Y la reacción de Nerón ante estas crueles acusaciones resultó funesta. El Emperador hizo lo mismo que hicieron otros antes y después de él al verse en aprietos: proporcionar un chivo expiatorio contra el cual el pueblo enardecido pudiera desahogar su cólera. Lo que llevó a la persecución de los cristianos, cuya afluencia creciente resultaba sospechosa, por no hablar de sus singulares opiniones religiosas. Nerón hizo arrestar a algunos miembros de esta nueva secta y los torturó para que confesaran su culpa. El pueblo de Roma obtuvo así lo que exigía: procesos públicos, ejecuciones y el chivo expiatorio conveniente para la terrible catástrofe.

Sin embargo, a los posteriores historiadores cristianos no les causó ninguna gracia la persecución de los cristianos impulsada por el Emperador pagano, actitud que se prolongó a lo largo de la Edad Media y hasta la actualidad. Y puesto que la figura de un tirano perseguidor, loco e incendiario encaja perfectamente en la historia de los cristianos despreciados e inocentes, estos rumores sobrevivieron durante dos milenios. Con el dictamen de la posterioridad sobre Nerón sucedió lo mismo que con el de Tiberio: Nerón pertenecía, aun más que Tiberio, a la época de la decadencia de Roma, de la que se lo responsabilizó por su mal carácter y su nefasto gobierno. Así, generaciones de cronistas colocaron los supuestos (y verdaderos) crímenes de Nerón en primer plano y encubrieron todo lo que hizo de éste un soberano corriente, con sus fortalezas y sus debilidades.

EL MÁRMOL DE CARRARA

EL MÁRMOL DE CARRARA


Una marca deseada desde la Grecia y  la Roma antigua
Tal vez ninguna marca de la antigüedad ha pervivido en el tiempo tanto como este blanquísimo mármol, que en manos de un buen escultor puede reflejar los detalles más sutiles del cuerpo y del vestido. Su influencia es patente en el gusto occidental por la escultura de color blanco, creencia que curiosamente se basa en una impresión falsa. Los antiguos griegos sentían una predilección especial por las estatuas de bronce, y cuando recurrieron al mármol, este procedía de la isla de Paros y del monte Pentélico, al noreste de Atenas. Además, independientemente del material, todas las esculturas griegas, una vez modeladas, se decoraban con abundantes efectos policromos que ocultaban su blancura, o con una pátina de bronce. Muchas de estas esculturas han desaparecido o han perdido el revestimiento pictórico. Las piezas que se exhiben en los museos suelen ser copias romanas, realizadas en mármol de Carrara. Además, con este conocido material se construyeron dos grandes obras arquitectónicas de la antigua Roma: el Panteón de Agripa y la Columna de Trajano. La preferencia por este material fue tan grande que artistas de toda Europa viajaron hasta esta rica cantera, en la Toscana. El escultor español Bartolomé Ordoñez (1480-1520) murió labrando en ella los sepulcros de Felipe el Hermoso y Juana la Loca. Y es que en el mundo de las marcas, cualquier sacrificio para merecerla es poco.

Fuente: Fernando Garcés Blázquez: Historia del mundo con los trozos más codiciados

martes, 1 de septiembre de 2015

REPORTAJE A JUAN MANUEL DE ROSAS (por un comerciante inglés, William Mac Cann )

REPORTAJE A JUAN MANUEL DE ROSAS 

(por un comerciante inglés, William Mac Cann ) 




La vida de Rosas era de ininterrumpida labor: personalmente, despachaba las cuestiones de Estado más nimias y no dejaba ningún asunto a la resolución de los demás si podía resolverlo por sí mismo. Pasaba, de ordinario, las noches sentado a su mesa de trabajo; a la madrugada hacía una ligera refacción y se retiraba a descansar. Me dijo una vez doña Manuelita que sus preocupaciones más amargas, provenían del temor de que su padre se acortara la vida por su extremoso contracción a los negocios públicos.

Desciende el general Rosas de una antigua familia española; su padre era coronel de ejército y él mismo desde temprana edad se sintió inclinado a la milicia. Su natural chocarrero e inclinado a las bromas pesadas y chascos, contribuyó a darle popularidad entre la soldadesca y su influencia personal sobra las milicias se hizo entonces muy considerable, aunque no era más que un subalterno. Como hacendado supo ganarse las voluntades del paisanaje y aventajaba a todos los gauchos en alardes de prontitud y destreza, en domar potros salvajes y en tirar el lazo, acreditándose también como un excelente administrador de estancias. Durante toda su carrera se hizo notar siempre por sus cualidades de administrador y su arte especial para captarse las simpatías de los que lo rodeaban hasta obtener su confianza, así como la segura obediencia de todos aquellos que servían bajo sus órdenes.

Mi primera entrevista con el general Rosas tuvo lugar en una de las avenidas de su parque, donde a la sombra de los sauces discurrimos por algunas horas. Al anochecer me llevó bajo un emparrado y allí volvió sobre el interminable tema político. Vestía en esta ocasión una chaqueta de marino, pantalones azules y gorra; llevaba en la mano una larga vara torcida. Su rostro hermoso y rosado, su aspecto macizo (es de temperamento sanguíneo), le daban el aspecto de un gentilhombre de la campaña inglesa. Tiene cinco pies y tres pulgadas de estatura y cincuenta y nueve años de edad. Refiriéndose al lema que llevan todos los ciudadanos: " ¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los salvajes unitarios!" me dijo que lo había adoptado contra el parecer de los hombres de alta posición social pero que en momentos de excitación popular había servido para economizar muchas vidas; que era un testimonio de confraternidad, y como para afirmarlo, me dio un violento abrazo. La palabra "mueran" expresaba el deseo de que los unitarios fueran destruidos como partido político de oposición al gobierno. Era verdad que muchos unitarios habían sido ejecutados, pero solamente porque veinte gotas de sangre, derramadas a tiempo, evitaban el derramamiento de veinte mil. No deseaba, dijo, ser considerado un santo, ni tampoco que se hablara mal de él, ni buscaba ninguna clase de alabanzas. (...).
El trato de general Rosas era tan llano y familiar, que muy luego el visitante se sentía enteramente cómodo frente a él; la facilidad y tacto con que trataba los diversos asuntos, ganaban insensiblemente la confianza de su interlocutor. El extranjero más prevenido, después de apartarse de su presencia, sentía que las maneras de ese hombre eran espontáneas y agradables. Me relató varios episodios de su vida juvenil; me dio que su educación había costado a sus padres unos cien pesos, porque solamente fue a la escuela por espacio de un año. Su maestro solía decirle: "Don Juan, usted no debe hacerse mala sangre por cosas de libros, aprenda a escribir con buena letra, su vida va a pasar en una estancia, no se preocupe mucho por aprender." 

La hija de Rosas, que posee grandes atractivos, dispone de muchos recursos para cautivar a sus visitantes y ganar su confianza.

En una de mis visitas a la casa, como su padre se encontraba ocupado, montó enseguida a caballo, y juntos nos echamos a galopar a través del bosque. Es una excelente amazona y me dejaba atrás con tanta frecuencia, que hasta se me hacía imposible espantarle los mosquitos del cuello y los brazos, como me lo ordenaba la cortesanía. Ya anochecido, se nos reunió Rosas y continuó hablando de política hasta la media noche. Mientras nos paseábamos por los corredores del patio, doña Manuelita vino corriendo hacia su padre y rodeándole el cuello con sus brazos, lo reconvino cariñosamente por haberla dejado sola y por quedarse hasta esas horas en el frío de la noche. Llamaron entonces a un empleado de la casa para que me hiciera compañía, hasta la ciudad, y antes de que yo montara a caballo, doña Manuelita corrió a buscar una capa de su padre insistiendo luego en que me la pusiera para abrigarme, porque amenazaba un viento pampero.

Fuentes:

- William Mac Cann, Viaje a caballo por las provincias argentinas, Bs. As., Hyspamérica, 1985.
- Irazusta, Julio. Vida política de Juan Manuel de Rosas.
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar

Fuente: www.lagazeta.com.ar ¡Gracias!

Lea: 

El submarino de Taber

El submarino de Taber




Al hablar de los antecedentes de la Revolución de Mayo normalmente se mencionan las revoluciones estadounidense y francesa. Y sobre estas últimas es necesario señalar que, además de las novedades políticas que ambas introdujeron, una trajo aparejado el primer ataque de un submarino a un buque enemigo y la otra el estreno de una nave aérea durante un combate.
Efectivamente, el 7 de Setiembre de 1776, un submarino estadounidense atacó un buque británico en el puerto de Nueva York y, el 26 de Junio de 1794, la utilización de un globo en tareas de reconocimiento permitió a los franceses obtener la victoria frente a los austríacos en la batalla de Fleurus.
En 1810, inmediatamente después de la instalación del primer gobierno patrio, el problema más grave que enfrentaba éste era la tenaz oposición de la Banda Oriental. El espionaje era moneda corriente en las dos orillas y no se descartaba un ataque de los realistas desde Montevideo.
Por esos días arriba a Buenos Aires, procedente de Amsterdan y embarcado en el navío mercante inglés “Patty”, el ciudadano norteamericano Samuel Williams Taber, con intención de radicarse en el Plata y dedicarse al comercio.
Taber tenía treinta años, había nacido en la ciudad de Nueva York y pertenecía a una familia acomodada de origen judío. Había arribado a Montevideo en diciembre de 1810, pero al tomar conocimiento de la revolución porteña, optó por pasar a Buenos Aires a efectos de aportar su esfuerzo a la causa emancipadora.
Se presentó inmediatamente en el Fuerte, donde expuso a los miembros de la Primera Junta los planos de un artefacto submarino que serviría para atacar a la flota realista. Su invento era una especie de tortuga de madera con un taladro en la punta con el que Taber pensaba perforar el casco de los buques enemigos en la rada de Montevideo, a efectos de colocar allí los explosivos.
La Junta designó una comisión especial para que estudiara los planes de Taber, integrada por Cornelio Saavedra y Miguel de Azcuénaga, quienes, mediante un informe secreto, aprobaron la factibilidad de la idea y la posibilidad de volar los polvorines flotantes de la armada española.
En menos de quince días comenzó la construcción del conocido solamente como “proyecto Taber”, dado el secreto de que se le rodeó. El mismo fue financiado enteramente por su inventor. A poco de iniciarse los trabajos, el norteamericano fue enviado a la Banda Oriental en calidad de espía, a efectos de estudiar in situ el ataque. Taber regresó a Montevideo y se abocó a su misión realizando estudios de sondajes, corrientes, etc.
El 26 de marzo de 1811, junto con dos capitanes, dos subtenientes y un ingeniero, se disponían a huir del puerto oriental en una pequeña embarcación con el resultado de su espionaje, pero fue detenido, acusado de sobornar a marinos españoles. Cargado de cadenas fue llevado a prisión, donde permaneció hasta el 25 de mayo de 1811, en que, luego de muchas protestas, y mediante la intervención del cónsul norteamericano, y la única condición de que se embarcara en el primer navío que se dirigiera a los Estados Unidos y nunca más se inmiscuyera en los asuntos del Río de la Plata, fue liberado.
En agosto abordó la nave que lo depositaría en su país natal. Pero Taber había decidido que su corazón era de Buenos Aires, descendió del buque en Río de Janeiro e inició el regreso, llegando a esta ciudad el 10 de septiembre de 1811.
Inmediatamente se reunió con los miembros de la Primera Junta para exponerles su plan, que consistía en atacar con su invento una fragata y un bergantín españoles utilizados como depósitos de pólvora amarrados en el puerto de Montevideo. La Junta aprueba el plan y nombra a Taber capitán de artillería ad-honorem.
Fabricada la embarcación, construida en madera, de entre ocho a diez metros de largo, pintada de negro y marcada con una “T” en blanco, sus partes son colocadas en un gran cajón de madera de pino, también marcado con una “T”.
El 21 de octubre de 1811 Taber solicita permiso para trasladarse a la Ensenada de Barragán con todo el equipamiento a efectos de completarlo, armarlo y experimentarlo en aguas del río. Esto era necesario porque el bajo calado de las aguas del puerto de Buenos Aires hacía imposible la navegación del artefacto. Además, hubiera llamado la atención de todos y no faltaría el soplón que informaría a los realistas.
Jamás llegó a Ensenada, porque antes que la pesada carreta tirada por bueyes iniciara su travesía, el 22 de septiembre de 1811, cayó la Junta Grande y asumieron Juan José Paso, Manuel de Sarratea y Feliciano Chiclana.
A los miembros del primer triunvirato les pareció arriesgada la idea del norteamericano y la descartaron, a pesar de que Juan José Paso había integrado la Junta que aprobó el proyecto de Taber. Jamás se supo adonde fue a parar el cajón con las partes del aparato.
Taber siguió durante 1812 con sus espionajes, ahora en Chile, y el 8 de noviembre de 1813 murió en la estancia de su amigo Richard Hill, situada a 50 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, víctima de la tisis adquirida en su prisión de Montevideo. Legó todos sus bienes, según hizo anotar en su testamento, a la Junta Revolucionaria.
Los planos del submarino de madera desaparecieron, y la tortuga de Taber jamás pudo participar de la Guerra de la Independencia. Ninguna calle o plaza recuerda a este visionario precursor que puso su vida y sus bienes al servicio de su país de adopción.
Fuente
Arguindeguy, Pablo E. – Apuntes sobre los Buques de la Armada Argentina. Tomo I, (1972).
Bauza, Francisco – Historia de la Dominación Española en el Uruguay., (1929).
Destefani, L. H. – Manual de Historia Naval Argentina.
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Ellauri Obligado, Gontrán – El Primer Submarino Argentino.
Portal www.revisionistas.com.ar
Turone, Gabriel O. – ¿Un Submarino en 1810?.
Villegas Basavilvaso – Un Proyecto de Submarino en 1810, Boletín del Centro Naval.
Zappia, Paulo Antonio – Las Armas Secretas de la Primera Junta.
Se permite la reproducción citando la fuente: www.revisionistas.com.ar ¡Gracias!