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martes, 3 de octubre de 2017

RAUL ALFONSIN en 1971 "SOY, ANTE TODO, POLITICO"

RAUL ALFONSIN en 1971 "SOY, ANTE TODO, POLITICO"


RAUL ALFONSIN en 1971 "SOY, ANTE TODO, POLITICO"

RAUL ALFONSIN, 44 AÑOS, ABOGADO, UNA DE LAS FIGURAS MAS RELEVANTES DEL RADICALISMO, EN SU "FORTIN" DE CHASCOMUS.
ANTE TODO POLITICO

Revisa GENTE 1971
RAUL ALFONSIN en 1971 "SOY, ANTE TODO, POLITICO"

CUANDO SE LE PREGUNTA SI ES UNO DE LOS PRESIDENCIABLES DEL 73 RESPONDE CON UNA ENIGMATICA SONRISA. DE CUALQUIER MANERA, EL DOCTOR RAUL ALFONSIN ES FIGURA DE PRIMER PLANO DEL RADICALISMO DEL PUEBLO. DIRECTOR DE "EL IMPARCIAL", ABOGADO, PADRE DE UNA LARGA Y SIMPATICA FAMILIA, ALFONSIN RECIBIO A "GENTE" EN CHASCOMUS, DONDE RESIDE. HABLO DE MUCHAS COSAS, TODAS ELLAS RELACIONADAS CON SU PASION: LA POLITICA. "SOY, ANTE TODO, POLITICO", CONFESO.

Chascomús no necesita presentación. Inmediatamente se asocia el nombre con la flecha de plata que corta el agua verde de la vasta laguna. Y como todo el mundo sabe, queda a ciento veinte kilómetros de Plaza Congreso, sobre la ruta dos, la que va a Mar del Plata. Lo que no todo el mundo sabe es que allí vive el doctor Raúl Alfonsín, uno de los pilares del radicalismo del pueblo que es además director del diario "El Imparcial" y jefe de una larga y radical familia. Con ella estamos.
—Hola, mucho gusto —dicen Raúl Felipe (21), Ricardo Luis (19), María Marcela (18), María Inés (17) y Javier Ignacio (15).
—Hola, mucho gusto —contesto yo—; ¿falta alguien?
—Sí, mamá y Ana María, que vive en City Bell, está casada con Carlos Alconada y espera familia —me dice Raúl de un tirón y sonriendo. Mientras tanto, el doctor Alfonsín mira con orgullo a sus vástagos y me guiña un ojo. La casa queda en la calle del General Juan Lavalle —según reza en la chapa— y es amplia, cálida y decorada con gusto inobjetable. El café de rigor no hace más que acentuar el clima acogedor. Afuera, octubre nos regala una muestra de su desprecio por la Argentina: está nublado, frío y oscuro. Pero aquí dentro está calentito, y mientras espero que se aflojen las últimas tensiones me voy enterando que son todos radicales e hinchas de Independiente; que Raúl Felipe y Ricardo Luis estudian abogacía en La Plata y no tienen novia; que María Marcela sí tiene novio y se llama Marcelo Iturriaga, y trabaja en una tienda — ella— de la que es socia; que María Inés cursa el 5º año de bachillerato y va a estudiar para traductora de inglés en Buenos Aires; que Javier Ignacio está en 29 año y no va a ser abogado sino contador; que María Lorenza Barreneche de Alfonsín es una hermosa señora de 44 años que acaba de hacer su aparición y saluda casi con timidez.
—¿Van a sacar fotos? No me gusta mucho que me saquen fotos —dice mamá Alfonsín con una sonrisa de disculpa, aunque termina accediendo. Bianco apunta y saca; yo termino mi café y miro en dirección de mi futuro entrevistado. El comprende, se levanta de su sillón y cinco minutos después estamos en la redacción de "El Imparcial" saludando gente y haciendo preguntas. De las respuestas: el diario tiene una tirada de alrededor de 2.000 ejemplares, buena publicidad y un número creciente de suscriptores; tiene 27 años de antigüedad, aunque hace sólo algunos meses que está bajo la dirección de Alfonsín. No sale los lunes y tiene el único teletipo entre La Plata y Mar del Plata. Recibe incesante información que proporciona U.P.I. desde Buenos Aires, y fue motivo de orgullo y curiosidad por parte de la gente de Chascomús.
—Venía gente todos los días a ver la teletipo, usted sabe —dice Alfonsín mientras admite un poco a regañadientes que le saquemos unas fotos con la celebridad. "Van a pensar que nos asombramos con cualquier cosa..." Le explico que no vamos a pensar nada y las fotos se sacan. A su vez el fotógrafo del diario nos saca fotos a nosotros y entonces tomo conciencia de que GENTE, de visita en Chascomús, es nota.
Llegó la hora de la verdad. Estoy frente al doctor Raúl Alfonsín en su despacho de abogado y vamos a hablar de "temas de actualidad". Ah, me olvidaba: el doctor Alfonsín es radical desde que tiene uso de razón, se afilió a los 18 años al partido, hizo toda la carrera dentro del partido (vocal de comité, presidente de comité, delegado al Comité de la Provincia, convencional provincial, convencional nacional, presidente del Comité de la Provincia). Además fue concejal, dos veces diputado provincial y diputado nacional. Se autodefine como "político cabal". Actualmente es presidente de la Junta de Gobierno de la Provincia, que es lo mismo que presidente del Comité de la Provincia, pero para tiempos como éstos, de reorganización. Viste de sport, gasta cuidados bigotes y tiene 44 años. Es decir que es joven. Ahora me está mirando inquisitivamente, con la guardia alta aunque sonriendo. Allí voy.
—¿A qué atribuye el desprestigio que padecen, en general, los políticos?
—A una campaña sistemática de desprestigio.
—¿Y a quién o quiénes atribuye esa campaña?
—A sectores no democráticos. Usted sabe, en la Argentina existe una marcada tendencia a la polarización en materia política. Por un lado la extrema derecha, que en momentos críticos recibe hasta el aporte de los liberales, y por otro la extrema izquierda. Bueno, ambos sectores se encargan de fomentar el desprestigio de los políticos. En nuestro país los principales responsables de ello fueron los ex presidentes Onganía y Levingston. De cualquier manera, pienso que actualmente no ocurre eso.
—¿Ni siquiera entre la gente joven?
—Ni siquiera. Mire usted: entre un 20 y un 30 por ciento de las nuevas afinaciones que recibe el radicalismo del pueblo son de muchachos jóvenes. ..
—¿No piensa, de cualquier modo, que los políticos merecieron el mentado desprestigio?
—No. Lo que ocurrió es que vivimos durante muchos años sin que se satisfagan las expectativas. El pueblo se sintió frustrado y proyectó esa frustración sobre las figuras de los políticos. Lo cual es injusto. Desde un punto de vista humano el político argentino es altruista. Es un duro oficio el nuestro, ¿sabe?
—¿Qué posibilidades tiene el radicalismo del pueblo en las elecciones de marzo del 73?
—Muy buenas. El radicalismo del pueblo puede hacer una excelente elección. ¿Y sabe por qué? Porque somos una alternativa, somos la posibilidad de efectuar el cambio en paz. Hay que cambiar las cosas, hay que hacer transformaciones profundas, pero sin efectos negativos, sin barbarie, ni dictadura, ni injusticia. Pienso que todavía se puede, y creo que el radicalismo constituye la mejor opción.
—Usted acaba de decir "todavía". . .
—Claro. Sería terrible, desastroso para el país que no se continuara el proceso de institucionalización en que estamos embarcados. Por eso digo que "todavía" se puede.
—¿Qué propone el radicalismo del pueblo?
—Lo fundamental es que se tome conciencia de la necesidad de operar lo que Fromm llama el "cambio anticipatorio". Ya le explico: como enseña la historia de la humanidad, ninguna civilización pudo impedir su decadencia y desaparición, y, lo que es más terrible, toda desaparición de una civilización se produjo por aniquilamiento, es decir, por medio de la violencia. El cambio anticipatorio evitaría la violencia. Todos deberíamos tomar conciencia de ello. Es la única salida, el único modo de evitar la hecatombe de nuestra civilización.
—Más concretamente, ¿qué propugna el radicalismo del pueblo?
—La emancipación nacional y la liberación del pueblo.
—¿Qué entiende por emancipación nacional?
—Bueno, nuestra economía ha sufrido en los últimos años una progresiva desnacionalización; poco a poco se ha perdido el manejo de la misma. Emancipación nacional, entonces, significa poder determinar el rumbo que el país
—Tres. 1) Las reglas de juego, es decir la democracia. 2) El objetivo, que es la emancipación nacional, y 3) La estrategia, que consiste en realizar el cambio de cualquier manera, es decir, a costa de cualquier esfuerzo. Por otra parte, La Hora del Pueblo tiene verdadero peso político: señaló la caída de Levingston.
—¿Qué opinión le merece el peronismo?
—Es una fuerza importante. Y será aún más relevante en la medida en que acompañe —como lo está haciendo— el proceso de institucionalización, ya sea desde el gobierno o desde el llano.
—¿Cómo ve a la Argentina respecto de América Latina?
—Será líder en la medida que funcionen sus instituciones. Por otra parte, pienso que es obligación de la Argentina colaborar en el proceso de emancipación de América Latina.
—Hablemos un poco de economía. . . ¿Qué opina del momento actual?
—Es un momento crítico. Hay que tomar medidas a corto plazo, operar correcciones importantes. Creo que es imprescindible definir la política en materia de intercambio comercial. Concretamente, alejarnos de la receta que el F.M.I. pretende imponemos. De lo contrario se agravaría aún más nuestro sector externo, que es el cuello de botella para nuestro desarrollo. Además hay que aumentar el poder de compra del pueblo, no sólo por sentido de justicia. .. Y producir una política que recupere para la Nación su economía.
—Hablemos un poco de la juventud. . .
—Cómo no. Le reitero que estamos recibiendo un alto porcentaje de afiliaciones juveniles. En el radicalismo la juventud se organiza con autonomía. Por otra parte, la militancia activa de la juventud ha sido siempre importantísima. Y sus inquietudes han servido para producir adecuamientos en la doctrina radical.
—¿Qué opina del eventual retorno de Perón? ¿Lo estima beneficioso o nocivo?
—Es una pregunta que habría que formularle al propio Perón.
Mientras volvemos a su casa en busca del resto de la familia para sacar unas fotos a la vera de la famosa laguna, Alfonsín me explica que tiene muy poco tiempo libre. Que apenas ve televisión, que ya no lee novelas, que todas sus inquietudes en materia de lectura se vuelcan a lo específicamente político. Los lunes y martes está en Buenos Aires, los miércoles y jueves en Chascomús y los fines de semana sale de gira por la provincia. Y atiende su estudio de abogado y su diario sólo los miércoles y jueves. Le gusta el cine, aunque últimamente no ha visto nada que le llamara la atención.
—Son lindas las familias numerosas, ¿no?
—Muy lindas. Pero comen mucho —dice sonriendo mientras nos dirigimos a la laguna. Hay más fotos, hay un par de whiskies en su casa, hay un largo diálogo amistoso con toda la familia y también hay que volver a Buenos Aires. Da un poco de pena dejar Chascomús, dejar esta familia joven y linda, volver a Buenos Aires, pero hay que. Cuando nos despedimos la sonrisa unánime del clan Alfonsín subraya la tarde.
EMILIO GIMENEZ ZAPIOLA
Fotos: Enrique Bíanco


domingo, 16 de agosto de 2015

HISTORIA DE AMORES DE HIPOLITO YRIGOYEN

HISTORIA DE AMORES DE 

HIPOLITO YRIGOYEN




En agosto de 1872 Yrigoyen, con sólo veinte años, fue nombrado comisario de policía en la parroquia de Balvanera. Tan joven y ya andaba de chaqué y galerita. Ya se vislumbraba, también, su especial debilidad por las mujeres, a las que siempre trató con especial consideración. Es aquí cuando inicia su costumbre del amor clandestino.

Su primera historia de amor conocida es la que vive con Antonia Pavón, una muchacha de condición humilde que le dará una hija: Elena. Yrigoyen no reconocerá legalmente a su primogénita (tampoco lo hará con sus otros hijos), pero se encargará de su educación y la tendrá a su lado hasta el fin de sus días. Elena incluso sacrifica su vocación religiosa para acompañar a su padre. En alguna ocasión, Yrigoyen admitió que Elena era su "única" hija. Se incomodaba mucho con estas conversaciones, hacía lo imposible por cambiar de tema o, como último recurso, le adjudicaba los hijos a su hermano Martín.

A los veinticinco años Hipólito conoció a Dominga Campos, una muchachita de diecisiete, de buena familia, hija del coronel Julio Campos. Tuvo con ella seis hijos de los cuales tres, murieron de pequeños. La relación con Hipó1ito es escandalosa para la época. Dominga debe abandonar la casa de sus padres. El no vivía con ella pero la mantenía y la visitaba todas las noches y a veces durante el día. Y aquí surge el primer misterio: ¿por qué no se casaron? ¿Sería posible que compartiera la mentalidad de los jóvenes de clase alta que no se casaban con la que "había caído", aunque ellos mismos fueran los seductores? ¿Por qué no reconoció esos hijos? Los tres menores - María Luisa, Sara y Eduardo - habían nacido en el 80, 81 y 82, lo que demuestra una vida compartida. Parece que Yrigoyen daba a sus concubinatos la estabilidad de matrimonios.
En 1889, habiendo hecho un poco de plata con el campo, compró para Dominga y sus hijos una casa en la calle Ministro Inglés. Después de una relación de más de doce años, estaban pensando en casarse. Pero la desgracia parecía perseguir a la joven: ese mismo año, Dominga, que no había cumplido aún los treinta, se enfermó de tuberculosis y tuvo que dejar a sus tres hijos de doce, nueve y siete años para ir a Tandil a tratar de curarse con el cambio de aire. Allí murió, al año siguiente, acompañada tan sólo de un hermano. Su enfermedad y muerte, así como la preocupación por el cuidado de sus hijos, deben haber causado mucha aflicción al temperamento sensible de Yrigoyen. Nunca, sin embargo, dejó traslucir en su vida pública los avatares de su vida privada.

Sin embargo, en 1880, mientras tenía una relación estable con Dominga y se llenaban de hijos, había intentado casarse con una "niña" de la sociedad. El padre de ella se había opuesto con violencia. ¡Jamás permitiría que se casara con ese "compadrito"! La joven obedeció... pero tuvieron un hijo, al que Yrigoyen tampoco reconoció.

En medio del camino de la vida, encontró a la que sería su gran amor de la madurez. Se llamaba Luisa Bacichi. Había nacido en Trieste el 11 de marzo de 1855 y era viuda del escritor Eugenio Cambaceres. Había llegado a Buenos Aires con su hermana en una compañia de bailarinas.
Con esta mujer Yrigoyen viviría hasta su muerte. Se conocieron cuando Hipólito fue a arrendarle la estancia del Quemado, que ella no podía explotar. Luisa tendría entonces cerca de cuarenta años muy bien llevados y él se acercaba a los cincuenta. Allí pasaron felices temporadas y, cuando estaban en Buenos Aires, vivían en la quinta de Barracas, aunque Yrigoyen siempre siguió teniendo su propia casa. En 1897 nació Luis Herman Irigoyen, el hijo de ambos." ¿Qué les impedía casarse? Probablemente las mismas razones de dedicación a la causa. Durante esos años Yrigoyen recibía con mucha frecuencia a amigos y correligionarios en la estancia del Quemado y Luisa se ocupaba de todo como si fuera su legítima mujer.

En 1904 Yrigoyen seguía dando sus clases de Instrucción Cívica y Moral en la escuela normal. Después de la revolución fallida de 1905, lo dejaron cesante. Ese año una de sus alumnas era Alicia Moreau de Justo. En una entrevista ella contó que Yrigoyen había tenido amores con una o más alumnas.
Alicia Moreau de Justo recordó al respecto:
"Detrás de mí se sentaba una chica que era muy bonita, era la más bonita de la clase, pero era un poco ingenua, bastante ingenua. Yo la quería mucho y la empujé pura que diera una clase. La dio y le fue bien. Entonces él se fijó en ella. La hizo bajar a la Dirección, porque las alumnas que él distinguía las hacía bajar a la Dirección y, delante de la directora les echaba un sermón [...] ¡Todas las cosas que ese hombre me dijo sobre lo que yo debía hacer, lo que debía estudiar y cómo trató de conquistarme a través de los elogios! No recuerdo que nadie me haya elogiado como él [...] Y a la muchacha la conquistó así. Pero la conquistó de verdad. Esa pobre chica acabó por tener un hijo de él. Se llamaba. Rosalba."
Si la anécdota es cierta, éste sería el décimo hijo del padre soltero.

Yrigoyen sobreviviría ocho años después de la muerte de Luisa Bacichi. Descontando el paréntesis glorioso de la asunción a la segunda presidencia en 1928, estos últimos deben haber sido los años más dolorosos del viejo caudillo, que tuvo que soportar la ignominia de estar preso dos veces en Martín García y de que una turba saqueara e incendiara su casa de la calle Brasil. Quemaron sus papeles y el gobierno le cerró todo crédito, como si hubiera sido un criminal. A mediados de enero de 1932, Yrigoyen ya anciano, cansado y enfermo, volvía de su segunda reclusión en Martín García acompañado por Elena, su hija, y otros miembros de su familia.
Yrigoyen muere el 3 de julio, moría un ex presidente, un gran caudillo... pero también moría un hombre apasionado que se llevaba a la tumba el misterio de sus amores, de sus hijos y de tantas otras cosas que quizás nunca se lleguen a develar.