martes, 27 de noviembre de 2018

SALLY SALISBURY Una prostituta de Londres de principios del Siglo 18


SALLY SALISBURY Una prostituta de Londres de principios del Siglo 18

SALLY SALISBURY Una prostituta de Londres de principios del Siglo 18
Sally Salisbury, cuyo verdadero nombre es Sarah Pridden y fue también conocida como Sarah Priddon, se convirtió en una célebre prostituta a principios del siglo 18 en Londres.

La hija de un albañil, Sarah Pridden nació alrededor de 1692. Sus planes originales eran ir al negocio de la confección. Ella era una aprendiz de costurera a la edad de nueve años, pero se escapó cuando perdió un encaje caro. Después de probar un algunos trabajos ocasionales en los alrededores de St. Giles Sarah finalmente tuvieron la oportunidad de una carrera que no pudo resistir: ser la amante de Francis Charteris.

Por suerte, el creep (y el violador convicto) no la mantuvo cerca demasiado tiempo. Él se cansó de ella cuando alcanzó la madurez de 14 años, por lo que Sally, como probablemente era conocida en ese momento, pensó que también podría convertirse en una prostituta. 

La vida sin sentido parecía funcionar para Sally. Se convirtió en residente de un burdel, incluso quedándose en el elegante burdel de laMadre Needham.

Adoptó el apellido de Salisbury porque era uno de los nombres de sus clientes y pensó que sonaba genial.

¡Probablemente también fue un buen cambio de carrera porque pronto se convirtió en una de las prostitutas más populares de todo Covent Garden! 

Incluso se rumoreaba que el rey Jorge II había disfrutado de su compañía. 

Como una prostituta exitosa, la vivaz y ardiente Sally vivió una vida hedonista típica del siglo XVIII. 

Fue célebre por su belleza e ingenio y atrajo a muchos clientes de la aristocracia. El Secretario de Estado, vizconde Bolingbroke era un gran admirador, dispuestos a pagar “el precio más alto para el mayor placer”, y se jactó de decir que ella tenía “por lo menos una decena” de señores como clientes. Duques, poetas, diplomáticos fueron muchos de sus amantes.

Ella pasó un tiempo en las cárceles por delitos menores y deudas. Pero salía fácilmente en libertad debido a que los jueces se encaprichaban con ella.

SALLY SALISBURY Una prostituta de Londres de principios del Siglo 18
Pero Sally se dejó llevar un poco una noche en 1723. John Finch, segundo hijo de la duquesa de Winchelsea, había comprado algunas entradas para la ópera y las había entregado a la hermana de Sally y no a Sally. Bueno, debe haber sido una ópera muy buena porque Sally estaba enojada porque John la había descuidado. Se desató una discusión entre los dos en Three Tuns Tavern y Sally, cegada por su ira, ¡apuñaló a John en el corazón! Siempre caballero, John respondió: "Señora, usted me ha herido". Al parecer, Sally no estaba al tanto de esto e inmediatamente comenzó a disculparse por intentar matar a John. Estaba bien, por cierto. John la perdonó, pero la ley no lo hizo. Fue condenada a un año de prisión y tuvo que pagar una multa de £ 100. La sentencia hubiera sido más severa, pero fue derribada debido a que Finch la perdonó. Por supuesto, el juicio fue un gran evento social donde apareció cada persona de la moda. Cuando la llevaron a Newgate para cumplir su condena, le siguieron muchos regalos y visitantes lujosos, para que se sintiera más cómoda. No hay evidencia de si ella hizo que estos visitantes se sintieran más cómodos cuando los visitaron, guiño guiño . 

A pesar de estos lujos de prisión, Sally nunca logró salir de Newgate. Después de cumplir nueve meses de su condena de año, Sally sucumbió a la sífilis y murió. Es demasiado malo también; ¡Imagina con qué otra travesura nos pudo haber entretenido!


lunes, 26 de noviembre de 2018

EL DEPORTE DE LOS GAUCHOS


EL DEPORTE DE LOS GAUCHOS
 

EL DEPORTE DE LOS GAUCHOS
Así como el mate es la bebida por excelencia del pueblo bonaerense, el pato es su juego, el mayor deporte que ha conocido la provincia, de enorme popularidad en el siglo pasado, fue Guillermo E. Hudson, él celebre naturalista argentino que residió muchos años en las llanuras de Buenos Aires, quien lo describió antes que nadie, narrando con cuidadosa precisión como se jugaba en esa época.  "Se mataba un pato o un pollo - dice Hudson - y se le cosía dentro de un trozo de cuero fuerte, haciendo así una pelota de forma irregular, dos veces el grandor de una de fútbol era proveído de cuatro manijas de cuero retorcido y de tamaño conveniente para ser agarrada por la mano del hombre.
Después se avisaba a los vecinos la intención de realizar un partido de pato y una verdadera multitud montada a caballo, se concentraba en el lugar preferido Cuando llegaba el portador del ave todos trataban de alcanzarlo y arrancársela de la mano.  Frecuentemente rodaba por el suelo. "A veces un par de contendientes furiosos por haber sido vencidos - prosigue Hudson - desenvainaban sus facones para probar cual era de más valor... Pero, hubiera o no pelea alguien se apoderaba del pato y se lo llevaba, para ser él a su turno acosado."
El juego terminaba solo cuando alguien lograba escapar definitivamente con la pelota.  "Era el vencedor y como tal debía llevarse el ave a su casa y tenía derecho a comérsela."   Prohibido por Juan Manuel de Rosas, su práctica no desapareció.  Por el contrario, se mantuvo hasta la actualidad y varios torneos que se realizan en el interior de la provincia recuerdan que ha sido el deporte más popular de la llanura bonaerense un territorio que por sus características geográficas, proporcionaba espacio suficiente para desarrollar en libertad la alocada carrera en busca de esa pelota con cuatro manijas.
Algunos matices, apenas de una rica tradición que como todas mezcla la realidad con la magia, pero que sirve para comprender el espíritu que anima a los habitantes del territorio más rico del país.
Actualmente en los campos de la ciudad de Villa Ramallo se juntan las familias tradicionales en fechas patrias a jugar al pato por supuesto con una pelota de cuero moderna sin el pato adentro como lo fue antaño.

domingo, 25 de noviembre de 2018

MANUELA MÓNICA BELGRANO, LA HIJA DEL GENERAL


MANUELA MÓNICA BELGRANO, LA HIJA DEL GENERAL 

MANUELA MÓNICA BELGRANO, LA HIJA DEL GENERAL
La más larga residencia de Belgrano en Tucumán transcurrió entre agosto de 1816 y febrero de 1819, como jefe, por segunda vez, del Ejército del Norte aquí acantonado. Fue en esa época que anudó un romance con Dolores Helguero, hija de don Victoriano Helguero y doña Dolores Liendo. Residía don Victoriano, con sus seis hijos, en la esquina de las actuales San Martín y Maipú, en el terreno donde está hoy el clausurado edificio de la ex Rentas, que antes fue Banco de la Nación.
En la segunda mitad de 1818, Dolores quedó embarazada. En ese estado se hallaba en febrero de 1819, cuando Belgrano con sus tropas partió a la campaña contra los caudillos de Santa Fe. Y seguía en campaña en mayo, cuando nació la niña, El 4 de mayo de 1819 nació la única hija de la pareja, a la que bautizaron con un nombre similar al del padre: Manuela del Corazón de Jesús Belgrano.
Don Victoriano dispuso que Dolores se casara de inmediato con un señor de apellido Rivas: se sabe que tuvieron dos hijos y que no se llevaban bien. Un día, Rivas la dejó y se fue de Tucumán. A Bolivia, decían.
Como es conocido, luego del armisticio de abril de 1819, el Ejército del Norte contramarchó hasta Capilla del Pilar, Córdoba. Allí Belgrano, ya bastante enfermo, renunció al mando en septiembre y se volvió a Tucumán. Mas tarde los enamorados volvieron a reencontrarse pero no pudieron llegar a casarse dado que en aquella época no existía el divorcio y, legalmente Dolores seguía unida en matrimonio con su marido abandonico.
Belgrano adoraba a su hijita, pero infelizmente pudo llegar a disfrutar muy poco de su paternidad dado que su salud se vio fatalmente desmejorada falleciendo de hidropesia el 20 de junio de 1920 a los 52 años.Unos cinco años después, Manuela Mónica pasó a vivir a Buenos Aires con una hermana del general, Juana Belgrano de Chas, y cuidó de su educación otro hermano, el canónigo Domingo Estanislao Belgrano. Hablaba inglés y francés, y era inteligente y despierta, con gran parecido físico a su padre. Cuentan que Juan Bautista Alberdi fue uno de sus cortejantes. Estuvo un tiempo exiliada en Montevideo, bajo el rosismo.
Por testamento, otro de sus tíos, Joaquín Belgrano, hizo un importante legado a "mi sobrina doña Manuela Belgrano, hija de mi hermano el señor general".
A comienzos de los años 1850, se casó con el próspero comerciante y hacendado Manuel Vega Belgrano, posiblemente su pariente. Tuvieron tres hijos: Manuel Félix y Carlos Miguel, sin descendencia, y Gregoria Flora, quien se casaría con un primo segundo, Juan Carlos Belgrano-Martínez Albín, con descendencia hasta nuestros días. La tucumana Manuela Mónica del Corazón de Jesús Belgrano falleció en Buenos Aires, el 5 de febrero de 1866.
FUENTE :EL RUIDO Y LAS NUECES

martes, 20 de noviembre de 2018

LAS ARMAS SECRETAS DE LA PRIMERA JUNTA


LAS ARMAS SECRETAS DE LA PRIMERA JUNTA

LAS ARMAS SECRETAS DE LA PRIMERA JUNTA

 

Interesante investigación histórica hecha por Paulo Antonio Zappia

 

Los hombres de Mayo acariciaron el sueño de contar con un sumergible en la guerra contra los realistas

 Al hablar de los antecedentes de la Revolución de Mayo normalmente se mencionan las revoluciones estadounidense y francesa. Y sobre estas últimas es necesario señalar que, además de las novedades políticas que ambas introdujeron, una trajo aparejado el primer ataque de un submarino a un buque enemigo y la otra el estreno de una nave aérea durante un combate. Efectivamente, el 7 de septiembre de 1776, un submarino estadounidense atacó un buque británico en el puerto de Nueva York y, el 26 de junio de 1794, la utilización de un globo en tareas de reconocimiento permitió a los franceses obtener la victoria frente a los austríacos en la batalla de Fleurus. Por ello, resulta significativo que la Primera Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata, mejor conocida como la Primera Junta y cuya constitución fue la consecuencia directa de los sucesos de mayo de 1810, entendiera tanto en lo relativo a un proyecto de aeróstato como al de un sumergible.

Ya en 1809, el relojero holandés Miguel Colombise había dirigido al entonces virrey Santiago de Liniers una solicitud de cuatro mil pesos para "fabricar un Aérostat, en el cual me ofrezco ir adonde se me mande, no siendo a una distancia para la cual se necesite instrumento de pilotaje, porque no es mi arte". El artífice afirmaba haber construido dos prototipos de tamaño reducido y agregaba que el aeróstato se desplazaría a una velocidad de -por lo menos? "un cuarto de legua por minuto".

Sin haber obtenido lo solicitado, Colombise marchó a Santiago de Chile a fin de intentar, ejerciendo su oficio, ahorrar la suma necesaria para construir su máquina voladora. Una vez producida la Revolución de Mayo, el holandés solicitó a la Junta desde Mendoza, el 6 de agosto de 1810, permiso para regresar a Buenos Aires sin despertar sospechas por su condición de forastero. Cuando llegara a la capital porteña, Colombise dedicaría al gobierno patrio "su persona y servicios" para realizar el proyecto. Sin embargo, la petición recibió una negativa con la manifestación gubernamental de que, en su tenor, "se descubre un proyectista, que para calificarlo de la calidad de muy malo, no se necesita más prueba que la de que el Señor Liniers le despreció el proyecto", y fue a dar al archivo.

Esta decisión ha motivado su consiguiente divergencia historiográfica. Antonio Biedma Recalde señaló al secretario Mariano Moreno como su responsable, en tanto que Ernesto Fitte atribuyó la misma a "un anónimo funcionario subalterno". No obstante, el texto de la decisión es precedido por la expresión "Nota de la Mesa" y el expediente -custodiado en el Archivo General de la Nación (AGN)- se encuentra reunido con una extensa serie de resoluciones de la Junta, lo que sugiere que su plenario estuvo de acuerdo. En cualquier caso, el juicio no es sorprendente para la época, especialmente si se tiene en cuenta que el innovador Napoleón Bonaparte había disuelto la Compagnie d´Aéronautiers en 1799.

El bloqueo del Plata

Entretanto, los realistas de Montevideo habían aprovechado su superioridad naval para establecer el bloqueo de la margen occidental del Plata. En esas circunstancias, el estadounidense Samuel William Taber llegó a Buenos Aires en diciembre de 1810 y presentó a la Junta la propuesta de construir una "máquina submarina" con la cual destruir los buques realistas que asediaban el puerto de Buenos Aires.

La Junta, que por entonces pasaba a ser la Junta Grande, designó una comisión, integrada por el presidente Cornelio Saavedra y el vocal Miguel de Azcuénaga, para evaluar el proyecto. El dictamen fue favorable y se ofreció a Taber un anticipo con el que financiar los primeros pasos para la construcción de la máquina submarina, pero que el estadounidense se rehusó a aceptar, prefiriendo hacer frente a los gastos con su peculio. En enero de 1811 el último virrey del Río de la Plata, Francisco Javier de Elío, llegó a Montevideo. El bloqueo se interrumpió brevemente y la Junta decidió enviar a Taber para que informara -en secreto y con exactitud- sobre el estado de la plaza realista.

El estadounidense cumplió su misión pero luego del restablecimiento del bloqueo recibió la instrucción de regresar a Buenos Aires y continuar la construcción de la máquina submarina. Con autorización de la Junta, aprovechó la ocasión para contratar los servicios del ingeniero Angel de Monasterio, matemático de profesión, a fin de aplicarlos en la construcción del sumergible. Sin embargo, cuando retornaba en un bote con el ingeniero y otros cuatro oficiales, fue capturado por marinos realistas el 8 de marzo de 1811. Así fue a dar a un calabozo, acusado de alentar la deserción de los oficiales que lo acompañaban. Tras cuatro meses de prisión, Taber fue condenado a pagar una fianza de dos mil pesos fuertes y fue liberado con la condición de que saliera de la Banda Oriental, hacia los Estados Unidos, en un plazo de veinticuatro horas. Taber llegó a Río de Janeiro, pero luego volvió a Buenos Aires.

Plan de ataque

En julio y agosto de 1811, la escuadra realista bombardeó infructuosamente Buenos Aires, siguiendo órdenes del virrey Elío. Poco después, el 10 de septiembre de 1811, Taber dirigió a la Junta un memorial en el que ofrecía "de nuevo trasladarme a la Banda Oriental y echar a pique con la enunciada máquina la fragata de guerra y el bergantín que sirve de depósito para la pólvora" y "presentar un plan de ataque que al paso que asegure la posesión de la plaza, consulte la menor efusión de sangre, empeñando mi palabra de que seré el primero que me presentaré entre los bravos que deben ejecutarlo". En octubre, la Junta libró el despacho de capitán de artillería del ejército de la Banda Oriental, que Taber aceptó ad honórem.

La construcción del arma submarina progresó desde el regreso de Taber a Buenos Aires y, el 11 de octubre de 1811, solicitó permiso para conducirla por agua hasta la ensenada de Barragán, "encerrada en una caja tosca de pino, marcada con la letra T", para efectuar las pruebas correspondientes y volver por la misma ruta sin que nadie pudiera impedírselo ni tomar conocimiento del asunto.

La Junta accedió a conceder el permiso solicitado, aunque estipuló que previamente Pedro Pablo Torres debía reconocer la máquina. Desde entonces, y aunque la documentación originalmente estudiada por el historiador Angel Carranza -hoy en el AGN- omite ofrecer más datos acerca del proyecto secreto, se han hecho coloridas conjeturas sobre el mismo. Si bien es cierto que ninguno de los proyectos anteriores ofrecieron resultados prácticos, el ingenio no se agotó. Por el contrario, poco después llegaba a Buenos Aires José de San Martín, quien pondría en marcha el plan más importante de la guerra de la independencia: conducir un ejército a través de una cadena montañosa como Aníbal y Napoleón en los Alpes, pero atravesando la segunda cordillera más alta del mundo para luego llegar al Perú por el mar.

Por Paulo Antonio Zappia

El autor es licenciado en Historia y diplomático.

Link corto: http://www.lanacion.com.ar/708052



lunes, 19 de noviembre de 2018

QUIENES FUERON LOS QUE ACOMPAÑARON A PERON EN SU RETORNO AL PAIS


QUIENES FUERON LOS QUE ACOMPAÑARON A PERÓN EN SU RETORNO AL PAÍS

QUIENES FUERON LOS QUE ACOMPAÑARON A PERON EN SU RETORNO AL PAIS
El 17 de noviembre de 1972 el General Perón regresó a nuestro país. 133 personas acompañaron el retorno en avión. Aquí está el listado completo de quienes viajaron con Perón:
1
1.    María Estela Martínez de Perón
2.    Héctor J. Cámpora
3.    José López Rega
4.    Vicente Solano Lima
5.    Antonio Cafiero
6.    Carlos Saúl Menem
7.    Raúl Lastiri
8.    Jorge Alberto Taiana
9.    Lorenzo Miguel
10.  Julio Romero
11.  Vicente Leónidas Saadi
12.  Benito Llambí
13.  Ángel Federico Robledo
14.  Rogelio Coria
15.  Casildo Herreras
16.  Oscar Bidegain
17.  Nilda Garré
18.  Amado Juri
19.  Ricardo Obregón Cano
20.  Anibal Demarco
21.  Guido Di Tella
22.  Raúl Matera
23.  Maximiliano Castillo
24.  Juana Larrauri
25.  Nélida de Miguel
26.  José Humberto Martiarena
27.  Alberto Rocamora
28.  Deolindo Felipe Bittel
29.  Carlos Mugica
30.  Enrique Tomás Cresto
31.  Eduardo Luís Duhalde
32.  Rodolfo Ortega Peña
33.  José Rodríguez
34.  Alfredo Gómez Morales
35.  Milo de Bogetich
36.  Ernesto Fatigatti
37.   Emilio Mignone
38.  Carlos Snopek
39.  Antenor Argentino Gauna
40.  Miguel Revestido
41.  Abelardo Arce
42.  Estanislao Rosales
43.  Ludovico Lavia
44.  Mario Franco
45.  Elías Adre
46.  Jorge Cepernic
47.  Manuel de Anchorena
48.  Eloy Camus
49.  Héctor Sustaita Seeber
50.  Carlos Seeber
51.  Horacio Farmache
52.  Valentín Irigoyen
53.  Guillermo Solveyra Casares
54.   Jorge Morganti
55.  Luís Oscar Ratti
56.  Adalberto Eduardo Wimer
57.  Jesús Porto
58.  Alberto Fonrouge
59.  Rodolfo Vittar
60.  Horacio Pietragalla
61.  Rodolfo Antonio Ponce
62.  Celestino Marini
63.  Luis Longhi
64.  José Antonio Sánchez Toranzo
65.  Horacio Apicella
66.  Roberto Pettinato
67.  Arturo Pons Bedoya
68.  Juan Aquiles Regazzoli
69.  René Bustos
70.  Saturnino Funes
71.  Carlos María Lascano
72.  Esther Fadul de Sobrino
73.  Jorge Vernazza
74.  Eduardo Pablo Setti
75.  Florencio Carranza
76.  Antonio Campos
77.  Ricardo F. Anzorena
78.  Julián Moreno
79.  Carlos Caro
80.  Enrique Svrsek
81.   Eduardo Julio Forteza
82.  Pedro J. Bonnani
83.  Leopoldo Frenkel
84.  Victoria Lorente
85.  Irene Román
86.  Julio Quinteiro
87.  Jorge Gianola
88.  Antonio Santiago Castro
89.  Angel Miel Asquía
90.  Néstor Carrasco
91.  Juan D`alessio
92.  Guillermo Amarilla
93.  Fernando Santiago González
94.  Juan Palarea
95.  Otto Calace
96.  Buenaventura Vai
97.  Enrique Basualdo
98.  Pedro Cámpora
99.  Enrique Gau
100. Hugo Guillamón
101.Carlos Menéndez
102.Orlando Santos
103.  Fidel Gustavo Peralta
104. Rodolfo Desperbasques
105. Santiago Mele
106. Miguel Ángel Barrau
107.  Emilia Poll de Aruj
108. Hugo del Carril
109. Leonardo Favio
110.   José María Rosa
111.  José Francisco Sanfilippo
112. Jorge Descotte
113. José María Castiñeira de Dios
114. Miguel Bellizi
115.  Marilina Ross
116.  Juan Carlos Gené
117.  Marta Lynch
118. Chunchuna Villafañe
119.  Francisco Muñoz Azpiri
120.Oscar Alonso
121.  Pedro Maratea
122.  Abel Cachazú
123.  Silvana Roth
124. Bruno Porta
125. Norma López Rega
126.Señora de Campano
127. Georgina Acevedo de Cámpora
128. Sergio Villarruel
129. Jorge Conti
130. Horacio Riego
131.Armando Puente
132.Gianni Corbi
133.  Manolo Alcalá


DESCUBRIMIENTO DEL POTOSÍ


DESCUBRIMIENTO DEL POTOSÍ

 

           
DESCUBRIMIENTO DEL POTOSÍ
 EL Inca Huayna Capac, tal vez el más poderoso y sábio de los que produjo la familia real incásica, salió una vez del Cozco, acompañado de un ejército de 30,000 guerreros y se dirigió al Sur, proponiéndose conquistar nuevas comarcas y reinos que agrandasen el poderoso imperio de los hijos del Sol.
            Llegados á el alto Perú, muchas fueron las naciones que voluntariamente se sometieron al vasallaje; conocían perfectamente que eran invencibles las armas de los conquistadores y sabían que del sometimiento voluntario solo les resultarían beneficios.
           
DESCUBRIMIENTO DEL POTOSÍ
En sus excursiones llegó á Tarapaya y después de bañarse en las aguas de la gran laguna sagrada hecha construir por el Inca Maita Capac pasó á situarse en Cantumarca, pueblo que existe aún en las proximidades de la ciudad de Potosí, donde mandaba entonces una reina llamada Colla ó Coilla (Mina de Plata).
            Asegurada con facilidad la soberanía del Inca en la comarca; que era el tal gobernante muy diestro en someter á su capricho las beldades reinantes de los pueblos convecinos, admiró el gran cerro que tenía á su frente, cuya hermosa configuración y las tonalidades multicolores de sus faldas, sombrean á veces caprichosas nubes, dejando ver en lo alto la elevada cúspide coronada de nieves eternas.
            La belleza del cuadro y el significativo nombre de Potoxi, que daban al cerro los naturales y que quiere decir Manantial de plata picó la curiosidad del Inca, que mandó varias expediciones compuestas de vasallos á explorar aquellas cumbres.
            Los naturales avisaron á los expedicionarios que el cerro era sagrado y que no tardaría en manifestar su enojo, porque hubiesen hombres tan audaces que se permitieran escalar sus faldas y averiguar sus secretos.
            Huayna Capac insistió en su orden, haciendo presente que su voluntad y su poder emanaban de Pachacamac y que era hijo del Sol. Estas afirmaciones parecieron tranquilizar un tanto á los naturales de Cantumarca, pero apenas los expedicionarios habían empezado á escalonar las cuestas, una tormenta se formó en la altura y se desencadenaron relámpagos y rayos acompañados de ruidos aterradores que resonaban siniestramente dilatando sus ecos por las hondas cavidades de los cerros.
            La reina Colla aterrada, vino entonces á presencia del Inca y le dijo afectuosamente: «Poderoso señor del gran Imperio, Pachacamac, espíritu del mundo, ha destinado esas riquezas para otra gente llamada Viracocha y te pido no insistas en mandar á las cumbres tus vasallos, pues el Sol dejará de alumbrarnos.»
              

          
DESCUBRIMIENTO DEL POTOSÍ
  Huayna Capac accedió al pedido de la reina y mandando á su gente que volviera, ordenó que ningún indio subiese á la montaña en adelante.
            Pasó mucho tiempo.
            Una tarde el indio Hualpa (Gallo) que no conocía la orden de Huayna Capac, viajaba por las proximidades de Potosí y perdió en esos caminos una llama; púsose á buscarla y le tomó la noche en las solitarias alturas. Resuelto el pobre mozo á seguir buscando su bestia tan pronto como amaneciera el día siguiente, juntó leña y armó una fogata para calentar su cuerpo durante aquella noche que era en exceso fría.
            Cuando el nuevo día empezó á clarear preparóse Hualpa para seguir el rastro de su llama, cuando se apercibió que el fuego había derretido una cantidad de mineral de plata que formaba en el suelo una gran plancha.
            Hualpa encontró su llama y volvió á su casa llevando con sigo la preciada carga y por mucho tiempo conservó el secreto de aquella rica mina; pero los españoles viéndolo poseedor de un mineral cuyo origen ignoraban lo espiaron y lo siguieron á todas partes, llegando por fin á descubrir y apoderarse del secreto del indio.
            Centeno fué el primer español que puso sus pies en el cerro del Potosí, cuya celebridad y riqueza ha llenado el mundo por espacio de tres siglos y mucho nos tememos que el Hualpa de que habla esta leyenda, sea, por su buena y rápida fortuna, aquel Hualpa de Yocalla á quien la tradición le atribuye la gloria de haber hecho construir un puente al Diablo sin que en retribución pudiese el espíritu de las cavernas conquistarse su alma.
FUENTE: Leyendas de los indios Quichuas Filiberto de Oliveira Cézar, 1892

domingo, 18 de noviembre de 2018

INDIOS SANAVIRONES


INDIOS SANAVIRONES
INDIOS SANAVIRONES
Ubicación: podemos ubicar a esta cultura en la depresión de la laguna de Mar Chiquita, en Córdoba. Por el norte llegaban hasta el río Salado, donde comenzaban los Tonocotés. Al sur se extendían por el río Suquia o Primero. Al oeste limitaban con la sierra de Sumampa y el limite oriental coincidía con los actuales límites entre las provincias de Santiago del Estero y Santa Fe.
Étnicamente pertenecían al grupo Amazónido, y al llegar al territorio debieron dominar, rápidamente, a los huárpidos originales. 

VIVIENDA: Construyeron ranchos o chozas apuntaladas por cuatro horcones clavados en tierra. El techo, fabricado con palos, ramas y pajas, estaba sostenido sobre estos horcones. Para levantar las paredes usaban adobe crudo o tierra apisonada. Cubrían las aberturas con puertas de caña o cueros. Eran viviendas grandes agrupadas en pequeños poblados, protegidos o rodeados por cardones o arbustos espinosos.

Economía: adoptaron sistemas andinos de cultivos, a los que complementaron con caza, pesca y recolección. Entre las armas utilizadas por los Sanavirones encontramos la macana, que era una especie de garrote triangular con protuberancia en un extremo, también usado como elemento de defensa personal en las guerras indígenas. 

Costumbres: las numerosas excavaciones realizadas sacaron a la luz numerosos trabajos de alfarería que ponían de manifiesto dos tipos de cerámica: una negra grisácea y otra grabada. Los Sanavirones vivieron en casas muy grandes donde cabían hasta quince soldados con sus respectivos caballos. Se construían con vegetales y cada una albergaba a varias familias.
Las viviendas se reunían en pequeños grupos que se rodeaban de cardones y otras arboledas espinosas que servían de protección. Su extinción tuvo lugar hacia el siglo XVII. 
Eran agricultores sedentarios, cuyos cultivos principales fueron el maíz y los porotos. Su dieta se complementaba con la recolección de la algarroba y el chañar, la pesca, la cría de llamas y la caza del avestruz.
Su cerámica era de color negro grisácea, con motivos geométricos e impresiones de telas y cestería. Este último dato implicaría que los sanavirones conocían el hilado y el tejido, además de haberse encontrado varias piezas de rueca, propias de un telar rudimentario. Tanto para la caza como para la guerra, sus armas fueron el arco y la flecha en hueso y piedra, también, la macana, la maza y la boleadora.