martes, 20 de noviembre de 2018

LAS ARMAS SECRETAS DE LA PRIMERA JUNTA


LAS ARMAS SECRETAS DE LA PRIMERA JUNTA

LAS ARMAS SECRETAS DE LA PRIMERA JUNTA

 

Interesante investigación histórica hecha por Paulo Antonio Zappia

 

Los hombres de Mayo acariciaron el sueño de contar con un sumergible en la guerra contra los realistas

 Al hablar de los antecedentes de la Revolución de Mayo normalmente se mencionan las revoluciones estadounidense y francesa. Y sobre estas últimas es necesario señalar que, además de las novedades políticas que ambas introdujeron, una trajo aparejado el primer ataque de un submarino a un buque enemigo y la otra el estreno de una nave aérea durante un combate. Efectivamente, el 7 de septiembre de 1776, un submarino estadounidense atacó un buque británico en el puerto de Nueva York y, el 26 de junio de 1794, la utilización de un globo en tareas de reconocimiento permitió a los franceses obtener la victoria frente a los austríacos en la batalla de Fleurus. Por ello, resulta significativo que la Primera Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata, mejor conocida como la Primera Junta y cuya constitución fue la consecuencia directa de los sucesos de mayo de 1810, entendiera tanto en lo relativo a un proyecto de aeróstato como al de un sumergible.

Ya en 1809, el relojero holandés Miguel Colombise había dirigido al entonces virrey Santiago de Liniers una solicitud de cuatro mil pesos para "fabricar un Aérostat, en el cual me ofrezco ir adonde se me mande, no siendo a una distancia para la cual se necesite instrumento de pilotaje, porque no es mi arte". El artífice afirmaba haber construido dos prototipos de tamaño reducido y agregaba que el aeróstato se desplazaría a una velocidad de -por lo menos? "un cuarto de legua por minuto".

Sin haber obtenido lo solicitado, Colombise marchó a Santiago de Chile a fin de intentar, ejerciendo su oficio, ahorrar la suma necesaria para construir su máquina voladora. Una vez producida la Revolución de Mayo, el holandés solicitó a la Junta desde Mendoza, el 6 de agosto de 1810, permiso para regresar a Buenos Aires sin despertar sospechas por su condición de forastero. Cuando llegara a la capital porteña, Colombise dedicaría al gobierno patrio "su persona y servicios" para realizar el proyecto. Sin embargo, la petición recibió una negativa con la manifestación gubernamental de que, en su tenor, "se descubre un proyectista, que para calificarlo de la calidad de muy malo, no se necesita más prueba que la de que el Señor Liniers le despreció el proyecto", y fue a dar al archivo.

Esta decisión ha motivado su consiguiente divergencia historiográfica. Antonio Biedma Recalde señaló al secretario Mariano Moreno como su responsable, en tanto que Ernesto Fitte atribuyó la misma a "un anónimo funcionario subalterno". No obstante, el texto de la decisión es precedido por la expresión "Nota de la Mesa" y el expediente -custodiado en el Archivo General de la Nación (AGN)- se encuentra reunido con una extensa serie de resoluciones de la Junta, lo que sugiere que su plenario estuvo de acuerdo. En cualquier caso, el juicio no es sorprendente para la época, especialmente si se tiene en cuenta que el innovador Napoleón Bonaparte había disuelto la Compagnie d´Aéronautiers en 1799.

El bloqueo del Plata

Entretanto, los realistas de Montevideo habían aprovechado su superioridad naval para establecer el bloqueo de la margen occidental del Plata. En esas circunstancias, el estadounidense Samuel William Taber llegó a Buenos Aires en diciembre de 1810 y presentó a la Junta la propuesta de construir una "máquina submarina" con la cual destruir los buques realistas que asediaban el puerto de Buenos Aires.

La Junta, que por entonces pasaba a ser la Junta Grande, designó una comisión, integrada por el presidente Cornelio Saavedra y el vocal Miguel de Azcuénaga, para evaluar el proyecto. El dictamen fue favorable y se ofreció a Taber un anticipo con el que financiar los primeros pasos para la construcción de la máquina submarina, pero que el estadounidense se rehusó a aceptar, prefiriendo hacer frente a los gastos con su peculio. En enero de 1811 el último virrey del Río de la Plata, Francisco Javier de Elío, llegó a Montevideo. El bloqueo se interrumpió brevemente y la Junta decidió enviar a Taber para que informara -en secreto y con exactitud- sobre el estado de la plaza realista.

El estadounidense cumplió su misión pero luego del restablecimiento del bloqueo recibió la instrucción de regresar a Buenos Aires y continuar la construcción de la máquina submarina. Con autorización de la Junta, aprovechó la ocasión para contratar los servicios del ingeniero Angel de Monasterio, matemático de profesión, a fin de aplicarlos en la construcción del sumergible. Sin embargo, cuando retornaba en un bote con el ingeniero y otros cuatro oficiales, fue capturado por marinos realistas el 8 de marzo de 1811. Así fue a dar a un calabozo, acusado de alentar la deserción de los oficiales que lo acompañaban. Tras cuatro meses de prisión, Taber fue condenado a pagar una fianza de dos mil pesos fuertes y fue liberado con la condición de que saliera de la Banda Oriental, hacia los Estados Unidos, en un plazo de veinticuatro horas. Taber llegó a Río de Janeiro, pero luego volvió a Buenos Aires.

Plan de ataque

En julio y agosto de 1811, la escuadra realista bombardeó infructuosamente Buenos Aires, siguiendo órdenes del virrey Elío. Poco después, el 10 de septiembre de 1811, Taber dirigió a la Junta un memorial en el que ofrecía "de nuevo trasladarme a la Banda Oriental y echar a pique con la enunciada máquina la fragata de guerra y el bergantín que sirve de depósito para la pólvora" y "presentar un plan de ataque que al paso que asegure la posesión de la plaza, consulte la menor efusión de sangre, empeñando mi palabra de que seré el primero que me presentaré entre los bravos que deben ejecutarlo". En octubre, la Junta libró el despacho de capitán de artillería del ejército de la Banda Oriental, que Taber aceptó ad honórem.

La construcción del arma submarina progresó desde el regreso de Taber a Buenos Aires y, el 11 de octubre de 1811, solicitó permiso para conducirla por agua hasta la ensenada de Barragán, "encerrada en una caja tosca de pino, marcada con la letra T", para efectuar las pruebas correspondientes y volver por la misma ruta sin que nadie pudiera impedírselo ni tomar conocimiento del asunto.

La Junta accedió a conceder el permiso solicitado, aunque estipuló que previamente Pedro Pablo Torres debía reconocer la máquina. Desde entonces, y aunque la documentación originalmente estudiada por el historiador Angel Carranza -hoy en el AGN- omite ofrecer más datos acerca del proyecto secreto, se han hecho coloridas conjeturas sobre el mismo. Si bien es cierto que ninguno de los proyectos anteriores ofrecieron resultados prácticos, el ingenio no se agotó. Por el contrario, poco después llegaba a Buenos Aires José de San Martín, quien pondría en marcha el plan más importante de la guerra de la independencia: conducir un ejército a través de una cadena montañosa como Aníbal y Napoleón en los Alpes, pero atravesando la segunda cordillera más alta del mundo para luego llegar al Perú por el mar.

Por Paulo Antonio Zappia

El autor es licenciado en Historia y diplomático.

Link corto: http://www.lanacion.com.ar/708052



lunes, 19 de noviembre de 2018

QUIENES FUERON LOS QUE ACOMPAÑARON A PERON EN SU RETORNO AL PAIS


QUIENES FUERON LOS QUE ACOMPAÑARON A PERÓN EN SU RETORNO AL PAÍS

QUIENES FUERON LOS QUE ACOMPAÑARON A PERON EN SU RETORNO AL PAIS
El 17 de noviembre de 1972 el General Perón regresó a nuestro país. 133 personas acompañaron el retorno en avión. Aquí está el listado completo de quienes viajaron con Perón:
1
1.    María Estela Martínez de Perón
2.    Héctor J. Cámpora
3.    José López Rega
4.    Vicente Solano Lima
5.    Antonio Cafiero
6.    Carlos Saúl Menem
7.    Raúl Lastiri
8.    Jorge Alberto Taiana
9.    Lorenzo Miguel
10.  Julio Romero
11.  Vicente Leónidas Saadi
12.  Benito Llambí
13.  Ángel Federico Robledo
14.  Rogelio Coria
15.  Casildo Herreras
16.  Oscar Bidegain
17.  Nilda Garré
18.  Amado Juri
19.  Ricardo Obregón Cano
20.  Anibal Demarco
21.  Guido Di Tella
22.  Raúl Matera
23.  Maximiliano Castillo
24.  Juana Larrauri
25.  Nélida de Miguel
26.  José Humberto Martiarena
27.  Alberto Rocamora
28.  Deolindo Felipe Bittel
29.  Carlos Mugica
30.  Enrique Tomás Cresto
31.  Eduardo Luís Duhalde
32.  Rodolfo Ortega Peña
33.  José Rodríguez
34.  Alfredo Gómez Morales
35.  Milo de Bogetich
36.  Ernesto Fatigatti
37.   Emilio Mignone
38.  Carlos Snopek
39.  Antenor Argentino Gauna
40.  Miguel Revestido
41.  Abelardo Arce
42.  Estanislao Rosales
43.  Ludovico Lavia
44.  Mario Franco
45.  Elías Adre
46.  Jorge Cepernic
47.  Manuel de Anchorena
48.  Eloy Camus
49.  Héctor Sustaita Seeber
50.  Carlos Seeber
51.  Horacio Farmache
52.  Valentín Irigoyen
53.  Guillermo Solveyra Casares
54.   Jorge Morganti
55.  Luís Oscar Ratti
56.  Adalberto Eduardo Wimer
57.  Jesús Porto
58.  Alberto Fonrouge
59.  Rodolfo Vittar
60.  Horacio Pietragalla
61.  Rodolfo Antonio Ponce
62.  Celestino Marini
63.  Luis Longhi
64.  José Antonio Sánchez Toranzo
65.  Horacio Apicella
66.  Roberto Pettinato
67.  Arturo Pons Bedoya
68.  Juan Aquiles Regazzoli
69.  René Bustos
70.  Saturnino Funes
71.  Carlos María Lascano
72.  Esther Fadul de Sobrino
73.  Jorge Vernazza
74.  Eduardo Pablo Setti
75.  Florencio Carranza
76.  Antonio Campos
77.  Ricardo F. Anzorena
78.  Julián Moreno
79.  Carlos Caro
80.  Enrique Svrsek
81.   Eduardo Julio Forteza
82.  Pedro J. Bonnani
83.  Leopoldo Frenkel
84.  Victoria Lorente
85.  Irene Román
86.  Julio Quinteiro
87.  Jorge Gianola
88.  Antonio Santiago Castro
89.  Angel Miel Asquía
90.  Néstor Carrasco
91.  Juan D`alessio
92.  Guillermo Amarilla
93.  Fernando Santiago González
94.  Juan Palarea
95.  Otto Calace
96.  Buenaventura Vai
97.  Enrique Basualdo
98.  Pedro Cámpora
99.  Enrique Gau
100. Hugo Guillamón
101.Carlos Menéndez
102.Orlando Santos
103.  Fidel Gustavo Peralta
104. Rodolfo Desperbasques
105. Santiago Mele
106. Miguel Ángel Barrau
107.  Emilia Poll de Aruj
108. Hugo del Carril
109. Leonardo Favio
110.   José María Rosa
111.  José Francisco Sanfilippo
112. Jorge Descotte
113. José María Castiñeira de Dios
114. Miguel Bellizi
115.  Marilina Ross
116.  Juan Carlos Gené
117.  Marta Lynch
118. Chunchuna Villafañe
119.  Francisco Muñoz Azpiri
120.Oscar Alonso
121.  Pedro Maratea
122.  Abel Cachazú
123.  Silvana Roth
124. Bruno Porta
125. Norma López Rega
126.Señora de Campano
127. Georgina Acevedo de Cámpora
128. Sergio Villarruel
129. Jorge Conti
130. Horacio Riego
131.Armando Puente
132.Gianni Corbi
133.  Manolo Alcalá


DESCUBRIMIENTO DEL POTOSÍ


DESCUBRIMIENTO DEL POTOSÍ

 

           
DESCUBRIMIENTO DEL POTOSÍ
 EL Inca Huayna Capac, tal vez el más poderoso y sábio de los que produjo la familia real incásica, salió una vez del Cozco, acompañado de un ejército de 30,000 guerreros y se dirigió al Sur, proponiéndose conquistar nuevas comarcas y reinos que agrandasen el poderoso imperio de los hijos del Sol.
            Llegados á el alto Perú, muchas fueron las naciones que voluntariamente se sometieron al vasallaje; conocían perfectamente que eran invencibles las armas de los conquistadores y sabían que del sometimiento voluntario solo les resultarían beneficios.
           
DESCUBRIMIENTO DEL POTOSÍ
En sus excursiones llegó á Tarapaya y después de bañarse en las aguas de la gran laguna sagrada hecha construir por el Inca Maita Capac pasó á situarse en Cantumarca, pueblo que existe aún en las proximidades de la ciudad de Potosí, donde mandaba entonces una reina llamada Colla ó Coilla (Mina de Plata).
            Asegurada con facilidad la soberanía del Inca en la comarca; que era el tal gobernante muy diestro en someter á su capricho las beldades reinantes de los pueblos convecinos, admiró el gran cerro que tenía á su frente, cuya hermosa configuración y las tonalidades multicolores de sus faldas, sombrean á veces caprichosas nubes, dejando ver en lo alto la elevada cúspide coronada de nieves eternas.
            La belleza del cuadro y el significativo nombre de Potoxi, que daban al cerro los naturales y que quiere decir Manantial de plata picó la curiosidad del Inca, que mandó varias expediciones compuestas de vasallos á explorar aquellas cumbres.
            Los naturales avisaron á los expedicionarios que el cerro era sagrado y que no tardaría en manifestar su enojo, porque hubiesen hombres tan audaces que se permitieran escalar sus faldas y averiguar sus secretos.
            Huayna Capac insistió en su orden, haciendo presente que su voluntad y su poder emanaban de Pachacamac y que era hijo del Sol. Estas afirmaciones parecieron tranquilizar un tanto á los naturales de Cantumarca, pero apenas los expedicionarios habían empezado á escalonar las cuestas, una tormenta se formó en la altura y se desencadenaron relámpagos y rayos acompañados de ruidos aterradores que resonaban siniestramente dilatando sus ecos por las hondas cavidades de los cerros.
            La reina Colla aterrada, vino entonces á presencia del Inca y le dijo afectuosamente: «Poderoso señor del gran Imperio, Pachacamac, espíritu del mundo, ha destinado esas riquezas para otra gente llamada Viracocha y te pido no insistas en mandar á las cumbres tus vasallos, pues el Sol dejará de alumbrarnos.»
              

          
DESCUBRIMIENTO DEL POTOSÍ
  Huayna Capac accedió al pedido de la reina y mandando á su gente que volviera, ordenó que ningún indio subiese á la montaña en adelante.
            Pasó mucho tiempo.
            Una tarde el indio Hualpa (Gallo) que no conocía la orden de Huayna Capac, viajaba por las proximidades de Potosí y perdió en esos caminos una llama; púsose á buscarla y le tomó la noche en las solitarias alturas. Resuelto el pobre mozo á seguir buscando su bestia tan pronto como amaneciera el día siguiente, juntó leña y armó una fogata para calentar su cuerpo durante aquella noche que era en exceso fría.
            Cuando el nuevo día empezó á clarear preparóse Hualpa para seguir el rastro de su llama, cuando se apercibió que el fuego había derretido una cantidad de mineral de plata que formaba en el suelo una gran plancha.
            Hualpa encontró su llama y volvió á su casa llevando con sigo la preciada carga y por mucho tiempo conservó el secreto de aquella rica mina; pero los españoles viéndolo poseedor de un mineral cuyo origen ignoraban lo espiaron y lo siguieron á todas partes, llegando por fin á descubrir y apoderarse del secreto del indio.
            Centeno fué el primer español que puso sus pies en el cerro del Potosí, cuya celebridad y riqueza ha llenado el mundo por espacio de tres siglos y mucho nos tememos que el Hualpa de que habla esta leyenda, sea, por su buena y rápida fortuna, aquel Hualpa de Yocalla á quien la tradición le atribuye la gloria de haber hecho construir un puente al Diablo sin que en retribución pudiese el espíritu de las cavernas conquistarse su alma.
FUENTE: Leyendas de los indios Quichuas Filiberto de Oliveira Cézar, 1892

domingo, 18 de noviembre de 2018

INDIOS SANAVIRONES


INDIOS SANAVIRONES
INDIOS SANAVIRONES
Ubicación: podemos ubicar a esta cultura en la depresión de la laguna de Mar Chiquita, en Córdoba. Por el norte llegaban hasta el río Salado, donde comenzaban los Tonocotés. Al sur se extendían por el río Suquia o Primero. Al oeste limitaban con la sierra de Sumampa y el limite oriental coincidía con los actuales límites entre las provincias de Santiago del Estero y Santa Fe.
Étnicamente pertenecían al grupo Amazónido, y al llegar al territorio debieron dominar, rápidamente, a los huárpidos originales. 

VIVIENDA: Construyeron ranchos o chozas apuntaladas por cuatro horcones clavados en tierra. El techo, fabricado con palos, ramas y pajas, estaba sostenido sobre estos horcones. Para levantar las paredes usaban adobe crudo o tierra apisonada. Cubrían las aberturas con puertas de caña o cueros. Eran viviendas grandes agrupadas en pequeños poblados, protegidos o rodeados por cardones o arbustos espinosos.

Economía: adoptaron sistemas andinos de cultivos, a los que complementaron con caza, pesca y recolección. Entre las armas utilizadas por los Sanavirones encontramos la macana, que era una especie de garrote triangular con protuberancia en un extremo, también usado como elemento de defensa personal en las guerras indígenas. 

Costumbres: las numerosas excavaciones realizadas sacaron a la luz numerosos trabajos de alfarería que ponían de manifiesto dos tipos de cerámica: una negra grisácea y otra grabada. Los Sanavirones vivieron en casas muy grandes donde cabían hasta quince soldados con sus respectivos caballos. Se construían con vegetales y cada una albergaba a varias familias.
Las viviendas se reunían en pequeños grupos que se rodeaban de cardones y otras arboledas espinosas que servían de protección. Su extinción tuvo lugar hacia el siglo XVII. 
Eran agricultores sedentarios, cuyos cultivos principales fueron el maíz y los porotos. Su dieta se complementaba con la recolección de la algarroba y el chañar, la pesca, la cría de llamas y la caza del avestruz.
Su cerámica era de color negro grisácea, con motivos geométricos e impresiones de telas y cestería. Este último dato implicaría que los sanavirones conocían el hilado y el tejido, además de haberse encontrado varias piezas de rueca, propias de un telar rudimentario. Tanto para la caza como para la guerra, sus armas fueron el arco y la flecha en hueso y piedra, también, la macana, la maza y la boleadora.



viernes, 16 de noviembre de 2018

PESTE NEGRA: LA GRAN EPIDEMIA


PESTE NEGRA: LA GRAN EPIDEMIA
PESTE NEGRA: LA GRAN EPIDEMIA
Conocemos con el nombre de Peste Negra, a la gran epidemia que desde 1347 a 1350 azotó a casi todo el continente europeo. A juzgar por la inflamación de los ganglios linfáticos que producía, se trató de una epidemia de Peste Bubónica. Para algunos tratadistas antiguos existieron desde el punto de vista médico otras variantes: La peste septicémica, que dejaba sentir sus efectos sobre la sangre, y la neumónica, que producía inflamación pulmonar. Si bien era posible que en algunas ocasiones el enfermo se recuperase de la primera, las otras resultaban casi siempre mortales.
 

En muchos sitios el ánimo de penitencia fue llevado al extremo. El movimiento flagelador creció en popularidad: los hombres, con los torsos desnudos, se fustigaban con látigos en señal evidente de humildad frente al juicio divino. Debido a que el movimiento ganó adeptos y como funcionaba al margen de la iglesia establecida fue desautorizado por el papado. En respuesta a esta corriente de algunos coetáneos, enfrentados a esta enfermedad impredecible e indiscriminada, donde los virtuosos no eran más inmunes a la muerte repentina que los impíos, fue vivir la vida, o lo que quedaba de ella, al límite. El Decamerón de Boccaccio es una demostración, en forma de serie de historias contadas por supervivientes exilados de la peste en Florencia, cuyos brillantes e impúdicos contenidos son un antídoto al miedo a la muerte inminente. Para aquellos que buscaban una explicación fácil de la expansión de la enfermedad, los culpables eran los habituales proscritos de la sociedad. En muchas zonas, los mendigos y pobres fueron acusados de contaminar al pueblo llano. En aquellas partes de Europa donde los judíos eran tolerados la violencia popular se volvió contra ellos. En diversas zonas del Sacro Imperio Romano Germánico y algunas ciudades suizas hubo masacres de judíos, acusados de envenenar los pozos, crimen que muchos confesaron bajo tortura. En una primera forma de guerra bacteriológica, ejércitos de apestados intentaban capturar las fortalezas enemigas catapultando los cadáveres dentro de la ciudadela para infectar a los sitiados.


Todo induce a pensar que la epidemia provenía de Asia, probablemente de la India, y que llegó a Europa como consecuencia de los contactos comerciales que las grandes potencias mercantiles de Italia sostenían con el próximo oriente. Hay quien afirma que fue la tripulación de un navío genovés, la que habiéndose contagiado en Kaffa (Crimea), introdujo la enfermedad en el occidente europeo. Desde Italia, la peste alcanzó en 1348 la Provenza, el Languedoc, La Corone de Aragón, Castilla, Francia y el centro de Europa. En los años siguientes (1349 – 1350), se extendió por Inglaterra, el norte de Europa y Escandinavia. Sólo regiones muy concretas pudieron escaparse total o parcialmente a sus devastadores efectos: Los Países Bajos, el Béarn, Franconia, Bohemia, y Hungría.


El descenso demográfico fue en algunas zonas realmente terrorífico. En China y en la India por ejemplo, la peste produjo entre los enfermos que la contrajeron una mortandad que iba del 60 al 90%, los índices de la pulmonar fueron prácticamente del 100%, de ahí que los cronistas de la época nos hablen de que desapareció una cuarta parte, la mitad, o incluso nueve décimas partes de la población.

Hoy por hoy, si bien todos los historiadores aceptan que la peste negra tuvo consecuencias a todas luces evidentes, no existe, sin embargo, unanimidad en el momento de señalar su importancia como forjadora de la profunda crisis económica y social que padeció Occidente a finales de la Edad Media. Es decir, si bien ciertos autores han creído ver en la peste el acontecimiento que mejor explica dicha crisis, otros, por el contrario, han reaccionado contra esta teoría que podríamos calificar de catastrófica.

Sin embargo estudios recientes ponen de manifiesto que las consecuencias mas importantes de la gran crisis agraria, (abandono de las granjas, disminución de las rentas agrarias, caída de los precios agrícolas,) generales en toda Europa fueron el resultado de la peste. En Alemania, fue la peste la que ocasionó que en algunos lugares entre 1348 y 1352, el 66% de las explotaciones agrícolas hubiesen perdido a sus antiguos dueños y que solo el 17% mantuviesen el mismo. Esta fuera de toda duda que solo la peste de 1348 – 1349 ha podido provocar tales cambios. Sin embargo, junto a los efectos directos de la epidemia, hay que valorar los indirectos. El abandono de las explotaciones agrarias afectó primordialmente a aquellas que se encontraban aisladas o en las montañas. Si tenemos en cuenta que no es posible acusar a la peste de haber dejado sentir sus peores zarpazos en regiones apartadas, habrá que admitir que fueron las migraciones hacia el valle y hacia las tierras mejores, despobladas debido a la peste, las que provocaron la despoblación de extensas zonas montañosas.
 

El hecho de que en Rusia, la peste negra hubiese ido precedida de diversas catástrofes (heladas, graves epidemias, sequías e inundaciones) haría que sus consecuencias se dejaran sentir con una virulencia excepcional.

Se pensaba entonces que los monjes mendicantes, los peregrinos, los soldados que regresaban a sus casas eran el vehículo para la introducción de las grandes epidemias de un país a otro. Esto pudo ser en parte cierto, pero sin duda el comercio fue más peligroso ya que los barcos llegaban a puerto y descargaban junto con las mercancías las ratas infectadas procedentes de países donde la enfermedad era endémica. Este fue sin duda el medio mayor de difusión.


Un dato al respecto es que desde 1300 hasta 1528, la población de Hungría pasó de dos millones de habitantes a mas de tres y medio. Ello se debió a que la peste no fue precedida por el hambre, a que el país no tenía puertos marítimos (lo que hacia mas difícil el contagio), y a que la población Húngara perteneciese al tipo de sangre "B" que es mas resistente que el "A".

A mediados de 1348, la peste Negra amenazó el reino de Castilla, donde, a consecuencia del contagio falleció el propio monarca Alfonso XI cuando se hallaba sitiando la plaza de Gibraltar.


Para hacer frente a los efectos devastadores en la economía y el orden social de la Peste en el reino de Castilla, Pedro I reunió cortes en Valladolid en el año de 1351, una de las consecuencias del retroceso demográfico fue como es natural, el aumento de los precios y las reivindicaciones salariales de los campesinos y menestrales. Ello obligó a la monarquía, en las referidas cortes, a fijar el precio de los jornales de los trabajadores del campo y los salarios de los menesterales.


Todo ello provocó la disminución de las rentas señoriales y la petición al monarca de exenciones tributarias. En un sentido paralelo, la disminución de ingresos impidió a amplios sectores de la burguesía urbana hacer frente a los prestamos que debían de integrar a los prestamistas judíos.

En Navarra, el descenso demográfico provocado por las pestes de 1348 y 1362 fue de 78%. Esta caída vertiginosa se agravó como consecuencia de los brotes epidémicos que se produjeron también en 1381, 1383, 1384, 1386, 1411, etc. y de las guerras con Castilla en el siglo XV.
 

En Portugal, el retroceso demográfico, hizo que los campesinos se dirigiesen en masa a la ciudad, atraídos por los puestos de trabajo que habían quedado libres, lo cual provocó en el campo una grave crisis de mano de obra y un total descalabro demográfico de las zonas rurales. La peste negra marca el fin de la época agraria, y el comienzo del predominio de la ciudad; por otra parte, toma un extraordinario incremento el proceso de liberación del trabajador rural.
 

Las graves consecuencias de la epidemia fueron: despoblamiento, que debilita la defensa de los territorios de la Corona; defunción de relevantes personalidades de la vida política; disminución de las rentas públicas; fallecimiento de notarios, juristas, religiosos, y médicos; es decir hombres que por su profesión mantenían estrecho contacto con los enfermos; ocupación ilegal de bienes que han quedado sin propietario; saqueo de fincas deshabitadas; abandono de las labores del campo y de albergues y tierras sin herederos; casas abandonadas que amenazan ruina; regulación de salarios; matanza de Judíos, a los que se acusó de haber provocado las epidemias, y disposiciones legales para protegerlos; acusaciones por motivos semejantes contra peregrinos; concesiones de dispensas para contraer nuevas nupcias, existencia de numerosas entidades de población desocupadas; arriendos de mansos con una notable reducción de censos, concesiones de privilegios con la finalidad de atraer repobladores, legislación severa para obligar a concluir los contratos laborales establecidos con anterioridad a la peste y resistencia señorial al traslado de la población.


La despoblación fue mucho peor en el campo que en la ciudad, y sobre todo en las zonas montañosas. El éxodo hacia las grandes ciudades permitió a estas compensar las enormes pérdidas de población provocadas por una mayor facilidad en el contagio. Aunque es muy difícil establecer índices convincentes para cifrar la disminución demográfica, algunos estudios monográficos como el llevado a cabo para la plana de Vich por Antoni Pladevall, permiten constatar que en algunas comarcas catalanas la mortandad fue de casi dos tercios de la población.
 

En síntesis, pues, la peste negra de 1347 – 1351, constituye una de las mayores catástrofes demográfica que registra la historia de la humanidad. Contribuyó de manera poderosa a desencadenar o agravar, la crisis económica y social que vivió Europa desde mediados del siglo XIV hasta fines de la centuria siguiente; y en algunas zonas como Cataluña configuró la estructura de las sociedades agrarias que con pocas alteraciones perdurara hasta tiempos muy recientes.
Entre 1646 y 1665 la muerte negra amenaza de nuevo. La tragedia se propaga nuevamente por toda Europa. Esta afección que había tenido su primer brote en 1347 era ya conocida en todo el mundo como la peste o (muerte) negra, debido a las manchas pardas y negras que aparecían a consecuencia de las hemorragias subcutáneas. La medicina de la edad media había fracasado contra esta enfermedad. En Montpellier, la mayoría de los médicos murieron a causa de ella. Sin embrago, en los numerosos textos que se publicaban hablando de la epidemia, se daban también consejos útiles para combatirla. La experiencia con la plaga desencadenó discusiones acerca de la dispersión de las enfermedades. Frente a la teoría imperante hasta entonces de que la peste se transmitía por la descomposición de ciertas sustancias (miasmas) en el aire y en la materia, cada vez adquiría mayor numero de partidarios la tesis de la transmisión por agentes patógenos especiales. Las medidas preventivas y terapéuticas, como el empleo de fuego, el ahumado, la sangría o las dietas, se demostraron ineficaces. Las ciudades intentaban proteger con medidas de política sanitaria, como las cuarentenas a los barcos ya no en los puertos, sino mar adentro.
Se especuló mucho sobre la causa del los brote. Al principio la peste negra era entendida como un castigo de Dios por los pecados de la humanidad, pero con el paso de tiempo se fueron buscando causas más terrenales. Algunos creían que era responsable la corrupción del aire, con un invisible pero mortal miasma procedente del suelo y apuntaban que los recientes terremotos habían liberado vapores insalubres desde las grandes profundidades. Pero las pestilencias eran comunes en la vida medieval y renacentista y las viviendas humildes totalmente insalubres. Los mataderos de los carniceros y las zanjas de desagüe —que siempre preocupaban a las autoridades— eran muy impopulares cuando amenazaba la peste. Los cuerpos en descomposición de las víctimas, así como sus pertenencias y vestimentas eran temidos en especial. En las áreas urbanas pudientes, los magistrados desarrollaron formas de enfrentarse con la enfermedad, a pesar de la falta de conocimiento sobre sus verdaderas causas. Al igual que las normas para mejorar la higiene y el saneamiento, se ordenaron restricciones del movimiento de la gente y de las mercancías, el aislamiento de los infectados, o su retirada a hospitales periféricos (casas de apestados), enterramientos comunes (foso de pestosos) de las víctimas en cementerios extramuros sobrecargados y la quema de sus vestimentas. Como se creía que el aire infectado era nocivo, se utilizaban remedios populares como ramilletes de aromas dulces y la quema de especias e inciensos en los interiores. Ya avanzada la edad moderna, tras la introducción de las hierbas procedentes de las indias exóticas del Nuevo Mundo, se pensó que el consumo de tabaco era efectivo.
 

Los médicos que afrontaban las epidemias de peste adoptaron en esta época vestidos especiales para protegerse del contagio. Llevaban ropas largas y se cubrían completamente la cabeza. En la nariz se colocaban una especia de pico de ave rellena de algodones empapados en substancias aromáticas para evitar el supuesto contagio por inhalación.
En España el nuevo brote comenzó en los puertos de Andalucía, atacó gravemente a Valencia ocasionando cerca de 30.000 muertos, por lo que el Conde de Oropesa mandó formar "un cordón impenetrable". En Barcelona se instalaron horcas en las mismas puertas. Y en Sevilla murieron más de 200.000 personas, quedando prácticamente despoblada.
En 1665, en Londres, se produce la ultima epidemia devastadora. La epidemia llega a Mesina con las ratas, que son las transmisoras de la peste. En pocos días enferman los habitantes de la ciudad y de sus alrededores. A los seis meses, la mitad de la población ha muerto o ha huido para escapar del temible azote.

jueves, 15 de noviembre de 2018

EL PAPEL Y LA IMPRENTA DOS INVENTOS CHINOS


EL PAPEL Y LA IMPRENTA
DOS INVENTOS CHINOS

EL PAPEL Y LA IMPRENTA  DOS INVENTOS CHINOS
El papel fue inventado en China cerca de 3.000 años después de que los antiguos egipcios utilizaran el papiro para escribir. Cai Lun, un oficial gubernamental de la Dinastía Han Occidental, elaboró papel mezclando la corteza de una morera y fibras de bambú con agua, escurriendo y secando la mezcla en un marco chato de bambú.
       Otros materiales usados en la elaboración del papel incluían la corteza de árbol, el cáñamo, el lino y hasta las redes de pesca. Durante las Dinastías Tang y Song, los papeles fueron desarrollados para distintos propósitos, incluídos el papel de cáñamo, el papel de piel, el papel de bambú, y el papel de xuan –elaborado en base a un tipo de pino- utilizado específicamente para caligrafía.
       Los avances en la elaboración del papel fueron complementados por el desarrollo de la imprenta. La xilografía fue usada en China en el Siglo VII, y el texto impreso conocido más antiguo corresponde a unas escrituras budistas, que fueron impresas en el año 868 dC. Imprimir libros insumía mucho tiempo, ya que el método de entalladura utilizado, requería grabar un bloque nuevo para cada página.
       
EL PAPEL Y LA IMPRENTA  DOS INVENTOS CHINOS
Los tipos móviles de impresión fueron inventados durante la Dinastía Song. Los caracteres móviles chinos eran tallados en madera, y se podían disponer según la necesidad, y hasta ser reutilizados. Versiones posteriores usaron arcilla, pero se quebraban fácilmente. Durante la Dinastía Ming, los tipos móviles de madera fueron perfeccionados, y los libros se imprimieron utilizando el proceso de impresión a dos colores.
       La rápida adopción de la tecnología del papel y la imprenta en China, precipitó la difusión del conocimiento entre la elite literaria y la aristocracia.
 

lunes, 12 de noviembre de 2018

HISTORIA DE LA CRUZ ROJA


HISTORIA DE LA CRUZ ROJA
HISTORIA DE LA CRUZ ROJA
En un mundo cada vez más cambiante, a veces hostil e inestable, todos contamos con la presencia de la Cruz Roja, dispuesta siempre a brindar ayuda incondicional. En la medida en que las necesidades de la humanidad se han ido incrementando, Cruz Roja ha desplegado más acciones en favor de quienes la necesitan hasta llegar a formar lo que es hoy: La mayor organización privada, no lucrativa, de socorro en el mundo.
La Cruz Roja ha sido galardonada con cuatro Premios Nobel de la Paz, siendo hasta ahora la única Institución a nivel mundial en contar con tal distinción.
La idea de formar Cruz Roja es de un ciudadano suizo llamado Henry Dunant. A los 31 años de edad, un viaje de negocios lo condujo a la ciudad de Solferino, en la región de Lombardía, al norte de Italia. Ahí el 24 de junio de 1859 fué testigo casualmente, de una guerra corta pero sangrienta La Batalla de Solferino, donde franceses e italianos libraron una batalla contra los austriacos que ocupaban el país. A causa de esa batalla se produjeron 40,000 víctimas, entre muertos y heridos. Dunant se horrorizó al ver que, abandonados a su suerte, miles de caídos tendidos en el campo de batalla morían de hambre, sed y enfermedad; por ello interrumpió su viaje para asistir a los moribundos y organizar grupos de voluntarios para salvar el mayor número de vidas.
De regreso en Suiza, Dunant no podía olvidar esa visión de horror. Así pues, decidió relatarlo y en 1862, terminó su libro "Recuerdo de Solferino". Dunant buscó la forma de que estos hechos no se repitieran, concientizando a los gobiernos para formar, en tiempos de paz, grupos de voluntarios que auxiliaran a los heridos en tiempos de guerra. En febrero de 1863 se constituyó una comisión especial en la Sociedad de Utilidad Pública de Ginebra, integrada por cinco personas Henry Dunant, Guillaume-Henri Dufour, Gustave Moynier, Dr. Louis Appia y el Dr. Théodore Maunoir, de donde nació el “Comité Internacional de Socorros a los Militares Heridos “, que el 22 de agosto de 1864 se convertiría en el Comité Internacional de Cruz Roja (CICR).
Esté Comité, con el apoyo del Gobierno suizo, logra organizar una conferencia diplomática el 8 de agosto de 1864, en Ginebra, en donde participan 24 representantes de 16 países europeos y observadores de los Estados Unidos obteniendo los siguientes resultados: La firma por doce Estados del primer Convenio de Ginebra para proteger a los militares heridos en campaña donde se contempla:
  • Proteger a los militares heridos en campaña.
  • La neutralización y protección del personal sanitario, así como de los hospitales militares.
  • La Cruz Roja sobre fondo blanco como símbolo protector.
  • Promoción de Sociedades de Socorros.
Hasta entonces guerra y derecho eran considerados como adversarios irreconciliables, sin embargo, este convenio viene a demostrar que el derecho tiene poder de acción hasta en la guerra y que, en ciertas cuestiones, puede marcar el comportamiento en los combates.
El Comité Internacional de la Cruz Roja, la Federación Internacional y cada una de las Sociedades Nacionales integran el Movimiento Internacional de la Cruz Roja. La Cruz Roja Argentina junto con otras ciento sesenta y cinco Sociedades Nacionales, forma parte de la Federación Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja en Ginebra.
En Argentina
La Institución fue fundada formalmente en Buenos Aires el 10 de Junio de 1880 bajo la inspiración del distinguido médico higienista y eminente hombre público Dr. Guillermo RAWSON, quien contó con la colaboración del Dr. Toribio AYERZA; por ello, ambos merecieron el nombramiento de Presidentes Honorarios del primer Consejo Supremo. Su Presidente efectivo fue el Dr. Pedro ROBERTS.
Con anterioridad a aquella fecha ya existía virtualmente la Cruz Roja; los que después fueron sus miembros habían actuado en forma destacada asistiendo a los heridos de la guerra con el Paraguay (1865- 69), en la epidemia de fiebre amarilla (1871) y en la epidemia de cólera (1873 y 1874).
Pocos meses antes de la fundación el Gobierno Argentino ratificó el 25 de Noviembre de 1879 el Primer Convenio de Ginebra, que fuera aprobado en el Congreso Internacional realizado en dicha ciudad de Suiza en 1864.
Desde el mismo día de su creación, comienza a actuar la "Sociedad Argentina de la Cruz Roja " (como entonces se denominaba) con motivo de la insurrección armada de la provincia de Buenos Aires contra el Gobierno Nacional, instalándose hospitales de sangre en distintos puntos de la ciudad de Buenos Aires.
Esta lucha civil (particularmente cruenta) dio lugar a que el 14 de Junio de 1880, a cuatro días de la sesión constitutiva, por decisión del Presidente Nicolás AVELLANEDA, el Poder Ejecutivo Nacional reconozca a la nueva asociación.
Otro enfrentamiento armado, la "revolución del 90", que transformó las calles de Buenos Aires en escenario de escaramuzas y combates, convirtió a la entidad en el centro de la acción de socorros y atención de heridos, contando con la colaboración solidaria de la población.
El 6 de Diciembre de ese mismo año el Presidente Carlos PELLEGRINI dictó el decreto por el cual se le reconoce la personería jurídica.
En 1890 interviene en las inundaciones de Córdoba, lo que dio motivo a la creación de la filial en la misma ciudad capital y, asimismo la promesa comisión de damas de la Cruz Roja Argentina.
En 1893 el Congreso Nacional sanciona la Ley N° 2376 sobre el uso del emblema y el nombre de la Cruz Roja.
El sismo de La Rioja en 1894, las inundaciones de Buenos Aires de 1900, de Río Negro, Santa Fe, Chaco, Formosa y Entre Ríos de 1911 y 1913 y en Buenos Aires en 1919; la epidemia de gripe de 1918, dieron lugar a la efectiva participación de la Cruz Roja Argentina.
El crecimiento de su potencialidad como organización de bien pública se manifiesta posteriormente en los terremotos de Mendoza en 1929 y de la Poma en 1930 (Salta).
También acude en auxilio a pueblos hermanos: Chile, Uruguay y Brasil, en ocasión de luchas intestinas; posteriormente Paraguay, como así también en las dos grandes guerras mundiales con ayuda a los prisioneros, auxilio a los heridos, envío de ropas, medicamentos y víveres, búsqueda de personas desaparecidas, etc.
La participación de nuestra Institución fue tan relevante en la segunda guerra mundial, que se considera que la Cruz Roja Argentina ocupó el tercer lugar en importancia, precedida por las sociedades Nacionales de Estados Unidos y Gran Bretaña. Hacemos la salvedad que estos dos países participaron en la contienda, en tanto que el nuestro colaboró en forma totalmente desinteresada, movido únicamente por su afán de servicio.
Durante la guerra civil Española (1936-39) se organizó un servicio de búsqueda de personas que fue de gran utilidad para los familiares de españoles residentes en nuestro país.
Su sentimiento humanitario la impulsa a enviar cuantiosa ayuda a raíz de las sequías de la U.R.S.S. de 1921, el sismo de Chile de 1922 y las catástrofes de Guatemala e Italia en 1976.
En el orden nacional, actúa en San Juan (1944) en ayuda de las víctimas del terremoto que destruyo la ciudad; intervino también como consecuencia de los movimientos militares de 1893, 1930, 1943, 1955 y 1962/63.
La fundación de filiales en el interior de la república se intensificó a comienzos de siglo, aunque ya existían en Córdoba, Rosario (1893) y Tucumán (1886); en esta ciudad se constituyó a causa de la epidemia de cólera.
La primera escuela de enfermeras se crea en Buenos Aires en 1920 y se organiza la Cruz Roja de la Juventud en 1926; los cursos de formación de guardavidas se inician ocho años después.
La Cruz Roja Argentina fue la segunda Sociedad Nacional creada en el continente americano después de la del Perú (1879).
En América Latina, contribuye con su asesoramiento en la creación de las respectivas Cruces Rojas en Venezuela en 1895, de Uruguay en 1897 y Brasil en 1908.
En 1923 se desarrolló en Buenos Aires la Primera Conferencia Panamericana de la Cruz Roja a la que concurrieron delegaciones de la mayoría de las Sociedades Nacionales de América.