lunes, 9 de mayo de 2011

Gabino Ezeiza


Hay seres que parecen nacer para dar pábulo a la leyenda, para alimentar la llama inextinguible del Mito. Gabino Ezeiza, el famoso payador negro, fue uno de ellos. Ya en vida su figura había adquirido perfiles legendarios, que el tiempo transcurrido desde su desaparición ha ido acrecentando, al punto que sólo una precisa y nítida investigación podrá distinguir, en su biografía, lo real de lo imaginario.

Corría el verano de 1858, Buenos Aires separada de la Confederación vivía en constante pie de guerra con las provincias federales. Gobernaba Valentín Alsina y la idea de Bartolomé Mitre de crear “La República del Plata”, propuesta años antes, bullía en el caletre de muchos de sus miembros.

Los negros, concentrados mayoritariamente en las parroquias de Balvanera, Montserrat, San Telmo, Catedral y La Concepción, constituían un núcleo importante en la población de Buenos Aires y a pesar de los años transcurridos desde la abolición de la esclavitud, muchos hombres y mujeres continuaban sirviendo a sus antiguos amos. (1) El resto que prefirió ser libre vivía en la extrema pobreza, sin tener los hombres otro medio de subsistencia que vender por las calles de la ciudad, pasteles, mazamorra, pan casero o escobas, productos todos que elaboraban con paciencia y dedicación. Las mujeres, por su parte, no poseían otra alternativa que ofrecerse como lavanderas, cocineras o amas de cría. Tantas estrecheces y obstáculos, aparte de la marginación clasista que padecían, terminaron por extinguirlos como grupo étnico y aunque los factores determinantes fueron muchos y diversos, consideramos que, la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870), la epidemia de cólera (1868) y la fiebre amarilla (1871), amén de las luchas intestinas en diferentes períodos , fueron los más importantes.

No obstante, a los seis años de su derrocamiento, “la morenada” permanecía siendo fiel a Don Juan Manuel de Rosas y ese pensamiento, más íntimo que político, no era bien visto por las autoridades del puerto de Buenos Aires que aún no habían superado el odio acumulado en tanto tiempo de antagonismo.
En este estado de cosas el 19 de febrero había nacido el niño Gabino Jacinto Ezeiza en la modesta vivienda de la calle Chacabuco 242 de Buenos Aires. Su bautismo se realizó el 6 de abril del mismo año en la Parroquia de la Concepción. Hijo de Joaquín Ezeiza, quien había servido a la familia Ezeiza, de ahí su apellido, y descendía por su abuelo de un trompa de Rosas. Su madre fue Joaquina García. Don Joaquín fue dado de alta en el ejército con el grado de subteniente 2º, en el 2º Batallón del 3º Regimiento, 1ª División Buenos Aires y destinado a la guerra con el Paraguay. Comenzó su campaña el 1º de julio de de 1865 en Ayuí Chico y finalizó en Tuyutí, donde falleció el 18 de mayo de 1867. El gobierno argentino declara la guerra al Paraguay el 5 de mayo de 1865 y a menos de dos meses de producida, Joaquín Ezeiza está en el frente con el grado de subteniente 2º, lo que hace sospechar que no tenía actividad militar anterior y que su graduación es producto de un “enganche” voluntario en el cuerpo de Guardias Nacionales.

Según Héctor P. Blomberg “el negrito Gabino no faltaba nunca a las payadas que se realizaban con frecuencia en su barrio. Escuchaba, conmovido y absorto, los torrentes de coplas que surgían de labios criollos, bajo el alero de los patios coloniales, sobre las vihuelas melodiosas, y sentía despertarse en su corazón infantil el amor a todo aquello”.

Quien primero puso una guitarra en sus manos fue un pardo muy viejo, que tenía una pulpería en el bajo de San Telmo. Se llamaba Pancho Luna, y fue payador cuando joven, en los tiempos de Rivadavia. Al cumplir quince años le compraron a Gabino una hermosa guitarra española. Por ese entonces, 1873, y según relato del propio Gabino, hacía varios años que había quedado huérfano de padre y madre, ya que ésta murió con anterioridad a la muerte del padre en 1867.

A comienzos de 1876 Gabino era un “morenito” delgado, de simpática planta, ojos vivaces, labios gruesos y protuberantes, frente despejada y pelo mota, que vestía con pulcritud y buen gusto, dedicándose con entusiasmo a dar vuelo a sus inquietudes literarias y ocupando parte de su tiempo en la buena lectura. El sábado 1º de enero de 1876 salió el primer número de La Juventud, semanario que al parecer estaba dedicado al bello sexo. Allí encontramos la primera colaboración de Gabino Ezeiza. Son versos y ¡qué versos! Defectuosos de forma, con errores en el metro silábico, faltos de unidad en lo narrativo y de un pretendido estilo romántico como ingenuo. A pesar de las incorrecciones apuntadas, revelan las buenas intenciones de un principiante.
A orillas del Plata

Bogaba un marino
del Plata a la orilla,
en una barquilla
con increíble afán.
Cortando las olas
que al verse vencidas,
van y embravecidas
en las toscas dan.

Mas llega la barca
de la tosca al lado,
feliz ha llegado
y en tierra saltó
alegre el marino
risueño el semblante
y luego al instante
la barca amarró.

Con paso seguro
casi a la carrera,
cruza la reguera
luego se paró,
en una casita
de pobre apariencia,
luego con las manos
las palmas batió.

Se abrió una ventana
y apareció ella,
una joven bella
-¿quién va? – preguntó,
-¿ya no me conoces?-
contestó el marino,
-¡Soy yo, prenda amada!-
y la puerta se abrió

A partir de su segundo número el periódico comenzó a aparecer los domingos y en esa edición obsequiaba a sus lectoras un cuento por entrega titulado El Ramo de Flores, con el subtítulo de Leyendas de Costumbres y firmado por Liberato, seudónimo de Gabino. El joven estaba a punto de cumplir dieciocho años y sus pensamientos eran de ensoñación y romanticismo. Había logrado en parte materializar su confesada inclinación por las letras, dirigía la sección literaria del periódico en que colaboraba y era el niño mimado de aquella sociedad. Se presume que Ezeiza se consagró entero al canto en años posteriores a esta etapa de su vida, bien pudiera ser desde su alejamiento del periódico a mediados de 1878 o en las proximidades de 1880. Para mediados de 1879, tenía fijado su domicilio en la calle Defensa 343, dentro de los límites de la Parroquia de San Telmo y su oficio declarado era el de jornalero.(2)

Revolución del ochenta

Corría el mes de mayo de 1880. En Buenos Aires la agitación política que se vivía en aquellos días, era el presagio de la inevitable lucha fratricida que se desencadenaría poco tiempo después. El enfrentamiento entre el Dr. Carlos Tejedor, Gobernador de la Provincia y candidato presidencial del Partido Autonomista y el general Julio A. Roca, ex Ministro de la Guerra y candidato del Partido Nacionalista, había llegado al máximo de intolerancia; cada uno exigía la renuncia del otro como prenda de paz, pero la posición intransigente de ambos hacía imposible cualquier tipo de negociación. La lucha estalló y finalmente, con la renuncia del Dr. Tejedor, el 30 de junio se concertó la paz sobre la base de la Ley de Federalización, que tras largos debates se sancionó el 21 de setiembre. En ella se declaraba capital de la República y asiento del gobierno nacional al municipio de la ciudad de Buenos Aires. Gabino Ezeiza en el tiempo de estos sucesos tenía 22 años y según sus biógrafos participó en forma activa de los mismos. La revista “Lo que canta el pueblo” expresa: “Concurrió al combate del 21 de junio con el batallón 15 de Febrero, a las órdenes del comandante Elliot y el entonces mayor Vico, donde se comportó bizarramente recitando algunas estrofas en el momento de la lucha”.

Que Gabino ya cantaba en ese entonces es cosa cierta, así lo indica al menos un comentario hecho por el diario “La Razón”, en el año 1909, donde decía: “Terminada la revolución del ochenta, surgió de los últimos campamentos la afición al canto criollo de contrapunto y se destacó en esa época con el título de payador, un morenito vivo, locuaz, satírico e intencionado, que en hermosas y valientes improvisaciones, arrastraba, como orador fogoso, masa del pueblo que le seguían a todas partes para escucharle sus estilos camperos y milongas orilleras. Ese cantor era Gabino Ezeiza, todavía vive y por ahí anda con su guitarra y sus lamentos”.

Por entonces ya lo envuelve en su círculo amistoso, en el seno de la colectividad morena de Buenos Aires, una aureola de prestigio. Pardos y morenos forman mundo numeroso y aparte, allá por la década del ochenta. Tienen sus asociaciones particulares, organizan pintorescas comparsas para Navidad y Carnaval, crean sociedades propias de socorros mutuos, discuten con vehemencia sus problemas en sus periódicos y fuera de ellos, y hasta piensan en establecer escuelas para la educación del hombre de color. Llevan, en fin, una intensa e interesante vida de sociedad. De ahí que el juvenil Gabino asista con frecuencia a tertulias familiares, participe en bailes y fiestas, y entretenga en la amable compañía de amigos y muchachas buena parte de sus horas.

Sus primeras actuaciones

Recién se tiene noticias fehacientes de sus actuaciones en los primeros días de 1882, a través del semanario “La Broma”, una hoja periodística perteneciente a la comunidad morena. La nota publicada, comienza diciendo: “El lector se recordará de Gabino Ezeiza. Gabino era uno de los colaboradores de “La Juventud”, periódico que vivió más de lo que viven otros (…) Bien, Gabino se ha dedicado a la paya y para el efecto se ha hecho un excelente payador”.

El camino del payador, aunque en corto trecho, se estaba trazando. En ese mismo año aparece el nombre de Nemesio Trejo como cantor oficial del caudillo boquense José “Pepe” Fernández. Trejo fue quien acompañó a Ezeiza en sus primeros triunfos en Buenos Aires.

En 1884 Gabino alcanzó su consagración. En él obtuvo sus más resonantes éxitos, recibió elogios de altas personalidades, vivió días de gloria, logró el título de máximo improvisador, fue agasajado como un triunfador y lo más importante, impuso como arte y para siempre, el canto del payador en el Río de la Plata, donde puso de relieve su propia condición de artista.

No se sabe si enterado que en la vecina orilla había un payador con fama de invencible, llamado Juan de Nava, cruzó el charco para ponerse a prueba o sí a instancias de amigos comunes hubo un convenio previo, la cuestión es que Ezeiza en compañía de José María Silva, joven payador discípulo suyo y los guitarristas Gómez y Rodríguez, arribaron al puerto de Montevideo entre el 20 y 21 de julio.

Nava era cantor oficial y protegido del dictador Máximo Santos. El miércoles 23 hubo una tenida entre él y Gabino Ezeiza en la cancha de pelota de la calle San José entre Ibicuí y Quareim, propiedad del Sr. Jorge Díaz. El recinto estaba colmado con más de 300 personas. Aquella fue una jornada de gloria para el payador argentino y la prensa uruguaya no tuvo reparos en reconocer sus méritos: “… declaramos con toda sinceridad, que Gabino le lleva grandes ventajas a Nava, es un verdadero poeta, de inspiración levantada y que improvisa con pasmosa facilidad, midiendo acabadamente los versos, cosa rara entre la mayor parte de los que pasan por payadores”.(3)

En los días siguientes fue colmado de agasajos, visitas, invitaciones y obsequios, todos querían demostrarle su admiración. El viernes 25 por la mañana, respondiendo a una invitación del Presidente de la República, el general Máximo Santos, se presentó en el cuartel de la escolta presidencial, donde fue recibido por el primer mandatario. Hechas las presentaciones, pulsó la guitarra y saludó en florida improvisación al jefe de estado y a otras autoridades de gobierno, por lo cual fue objeto, aparte de las felicitaciones, de diferentes obsequios.

Luego de otras memorables actuaciones se convirtió en el personaje de aquellos días, no solamente en los corrillos populares, sino en los sectores privilegiados de la sociedad uruguaya. Quizás el mayor logro de Ezeiza haya sido conquistar la consideración de la intelectualidad montevideana, quien gratamente sorprendida por su inspiración ingénita, le brindó su protección espontánea, en muestras de simpatía y en palabras de encomio.

Aquella consagración de Ezeiza, debe ser tomada como el punto de partida del payador rentado. Fue la revelación del canto criollo, puesto que, no solo proyectó a su intérprete en artista, sino que permitió a la sociedad en conjunto, sin diferencias de clases, reencontrarse con sus raíces culturales a través de la expresión criollista, exaltando la evocación del gaucho, en su vida sus usos y costumbres.

El miércoles 20 de agosto regresó a Buenos Aires a bordo del vapor Apolo., compartiendo la travesía con varias personalidades, quienes reunidos en el salón de la nave comentaban sus recientes éxitos en Montevideo. En retribución a tantos halagos, Gabino pulsó la guitarra y entretuvo a los viajeros con chispeantes y ocurrentes improvisaciones, mencionando a unos o señalando algún suceso imprevisto. Entre los presentes se hallaba el doctor Rafael Calzada, reconocido periodista y hombre de letras, quien asombrado ante tanta prodigalidad, se puso de pie y alzando su copa en señal de brindis, improvisó:

De mi entusiasmo al calor
de tu estro la grandeza
y tu numen creador,
a tu salud payador
bebo un vaso de cerveza.

La respuesta de Gabino fue instantánea:

Ese verso improvisado
fue con tanta exactitud,
que doctor, me veo obligado
en beber a su salud.

A partir de 1884 otros nombres se suman a la cruzada iniciada por Gabino. Ellos son José María Silva, Nemesio Trejo y Pablo José Vázquez, todos muchachos veinteañeros formados a su lado. Las enseñanzas y renovaciones promovidas por Ezeiza hicieron escuela.

El 21 de agosto de 1884 estaba nuevamente en su ciudad natal, donde un grupo reducido de amigos le tributó una calurosa recepción, excepto el periodismo que no ofreció ninguna información sobre su regreso.

Ese mismo año, en Buenos Aires, payó dos veces con Nemesio Trejo. Una de las payadas fue organizada a beneficio de las víctimas de una gran inundación ocurrida por esos días, debido al desborde del Riachuelo. Se llevó a cabo en “Cancha Belgrano” (Belgrano 222). Durante el transcurso de la misma de pronto se escuchó un fuerte crujido, ocasionado al ceder las bases de la gradería alta, a un costado de la puerta de entrada, por la excesiva cantidad de personas que la habían ocupado, rompiéndose en la caída tablas y tablones. (4) Pasado el susto volvió a sonar la guitarra y tras un aire de milonga, Gabino improvisó:

Cuatro tablas que se han roto
ya cuanto menos no es tanto,
guarden silencio señores
que va a continuar el canto

La otra payada con Trejo se efectuó el 10 de noviembre en el teatro “La Alegría”, el argumento que cantaron fue la muerte del malogrado Benigno Baldomero Lugones (periodista y escritor) y la fiesta que para socorrer a su familia se había organizado, salpicando sus cantos con estrofas alusivas a los incidentes ocurridos tanto en los asaltos de sable, florete y palo que allí se efectuaron esa misma noche como en la propia payada.

Gabino no se daba pausa en su trajinar por los pueblos. Empezaba a convertirse en aquel payador errante que solo y con un circo –propio o ajeno- recorrió prácticamente toda la República.

En los primeros meses de 1885 Ezeiza inició su gira por el litoral uruguayo junto a José Maria Silva, realizando exitosas actuaciones en Mercedes, Villa de Dolores, Paysandú, Salto, Concordia (Argentina) y Montevideo.

Poco se ha tenido en cuenta las virtudes cívicas de Gabino Ezeiza, sobre todo cuando se recuerda su militancia radical, en relación a la cual, algunos faltos de información o mal intencionados le aplicaron el despectivo mote de “cantor de comité”. Gabino desde joven tuvo preocupaciones cívicas y su ejemplo más notorio ha sido su activa participación en la revolución del ochenta, en defensa de una causa que consideraba justa.

El año 1891 lo encuentra de nuevo en la capital oriental incorporado a la compañía Podestá-Scotti. Su debut se produce el 14 de abril en el picadero del “Politeama”, causando una verdadera sensación. Luego de permanecer unos días más en Montevideo, regresó a Buenos Aires donde actuó en el Jardín Florida el jueves 30 de abril, con la representación de Juan Moreira, tomando parte Ezeiza en la escena de la fiesta. Las desventuras del cuchillero de Navarro trasladadas al teatro fueron un éxito. El jueves 5 de mayo presenció la misma función el Presidente de la República, doctor Carlos Pellegrini, a quien Gabino le ofreció lo mejor de su inspiración.

Ese mismo año desafió a Pedro Vázquez, quien aceptó la confrontación, fijándose la payada para el martes 23 de junio en el teatro Politeama. Ese día el teatro estaba colmado en su capacidad. Dos órganos de prensa de la capital hicieron la crónica de la tenida coincidiendo ambos en el veredicto dado por el público y en el dictamen de cada uno de ellos. Uno de ellos (El Correo Español) decía: “Se verificó anoche la payada de contrapunto entre Gabino Ezeiza y Pablo Vázquez. Contra lo que se esperaba, el hasta ahora invencible Gabino, fue derrotado por su contrincante. No hubo jueces que lo declarasen así, pero el inmenso público que asistió, dio el lauro de la victoria a Vázquez, y se lo dio porque se lo merecía”. Fue una mala noche para Gabino.

La misma payada se reiteró el 1º de julio en el mismo escenario que la anterior. La crónica del “Sud América” manifestó: “Con numerosa concurrencia tuvo lugar anoche la segunda payada entre Ezeiza y Vázquez. Como en la primera quedó triunfante Vázquez”.

En 1893 Gabino se independiza de Podestá-Scotti e instala su propio circo. Una de las primeras actuaciones se produce en el mes de abril en la ciudad de Rosario, donde ofrecía ejercicios ecuestres y gimnásticos a cargo de la familia Holmer, dramas criollos y su propia actuación. El picadero se llamaba “Circo Gabino Ezeiza”.

Meses después, la revolución radical en Santa Fe, acaecida el 30 de julio, estaba en plena efervescencia. El jefe político de la misma, doctor Mariano Candioti, que asumiera el 3 de agosto la gobernación de la provincia en nombre de la junta revolucionaria, tuvo que renunciar el día 24, haciéndose cargo de la misma el interventor Baldomero Llerena. Si bien en los primeros momentos parecieran haberse aquietado las aguas, con el correr de los días el clima político se fue enrareciendo nuevamente y ante el peligroso cariz que tomaban los acontecimientos el gobierno nacional envió como nuevo interventor al general Liborio Bernal, quien asumió el 23 de setiembre. A partir de aquí todo se precipitó y al día siguiente estalló nuevamente la revolución y la lucha armada fue un hecho en diversos lugares de la ciudad y en otros departamentos de la provincia. Ezeiza, quien según algunos habría llegado a la capital de la provincia unos días antes con el santo y seña de la revolución, instaló su circo en la calle San Jerónimo entre Tucumán y Rioja. Producida la revuelta, Gabino, con varios componentes de su compañía improvisó un cantón en esa misma esquina, volcando un tranvía a caballo.(5) Se cuenta que sofocada la sedición y presos los integrantes de la trouppe circense, éstos en su mayoría extranjeros, se defendieron diciendo que Ezeiza los había obligado a pelear contra su voluntad. El día 25 y a medida que las fuerzas gubernamentales ganaban posiciones, la lucha se hizo más cruenta, viéndose obligados los revolucionarios a buscar posiciones de resguardo. Gabino, quien se hallaba luchando al lado de un “batallón suizo”, buscó junto a éstos refugio en la estación del ex Ferrocarril Provincial, salvando la vida en forma providencial.

En las primeras horas de la mañana del día 26, la intentona revolucionaria había sido derrotada. Gabino fue detenido en Rosario el 18 de noviembre, después de cincuenta y tres días de estar fugitivo. El doctor David Peña, director del diario oficialista “Nueva Época”, comentaba, días más tarde de ocurridos estos sucesos, en un artículo que tituló: “Un payador metido a revolucionario”: Gabino Ezeiza había trocado su guitarra por el fusil radical. Ya no es un misterio que entre los cachivaches de su circo vinieron armas para los revolucionarios de Santa Fe y que los anuncios de su llegada y estreno fueron una contraseña revolucionaria”.(6)

Se desconoce en qué fecha fue puesto en libertad, pero sí se sabe que para fines de marzo de 1884 estaba en San Nicolás, desde donde le escribe una carta al payador Honorio Fernández. Es muy probable que esta estada en San Nicolás haya sido con su circo, el que según tradición oral, estuvo instalado en la calle Francia entre Lavalle y León Guruciaga. Se sospecha que por ese entonces Gabino conoce a Petrona Peñaloza(7), moza quinceañera entonces y que años más tarde haría su esposa. Según Santiago G. Chervo, era bisnieta del caudillo riojano Angel Vicente Peñaloza, “El Chacho”.

Entretanto en octubre de 1894 llega el momento de la gran payada con Pablo J. Vázquez en Pergamino, uno de los sucesos capitales, por así decir, en la biografía del negro cantor y en la misma historia payadoresca, donde aquella justa sigue resonando con acentos poco menos que legendarios, por la calidad de sus contendientes y por su duración, que fue de dos noches, el 13 y el 14 de octubre en el teatro Florida de Pergamino. El jurado que actuó en esa oportunidad dictaminó que debía reputarse como vencedor a Gabino, según acta suscripta el 28 de noviembre de ese año.

Gabino que por ese tiempo era aún un hombre joven, pues contaba con 36 años, había pasado por las más severas pruebas de su arte, desde aquellas trenzadas en la trastienda bolichera, donde habrá aprendido el consejo del viejo Vizcacha, a “no pelear sin puyones”, hasta las topadas con Trejo, Nava y Silva, donde siempre salió airoso.

Vázquez en cambio fue la contraparte de Ezeiza, ya que no le conocemos experiencias de ese tipo, sospechando que su oficio de payador fue producto de una vocación temprana, abonada con inquietudes literarias y buena lectura, publicando para 1885 su primer folleto de versos, donde se anunciaba como payador argentino, contando a la sazón 21 años.

Estas distintas escuelas quedaron evidenciadas en los versos improvisados de uno y otro, mientras los de Gabino eran toscos y sin ningún pulimento, alguien los tituló “gauchescos”, los de Vázquez en cambio tenían color a poesía y eran expresados en un lenguaje correcto, no exentos de delicadeza.

El corresponsal de La Prensa, Joaquín V. González(8) manifestó: “…en cuanto a su manera de payar o luchar cantando de contrapunto, pueden compararse en principio a dos oradores, de los cuales uno fuese claro, correcto, nítido y sin rodeos y el otro, con el mismo talento, fuese inclinado a las argucias, a las intrigas del raciocinio, a los ardides y a los recursos parlamentarios. Así, Vázquez expone en estrofas redondeadas y más o menos concluyentes y Ezeiza se estira, se difunde, divaga, gira y revolotea en el mismo tono, ensartando palabras, palabras y más palabras buscando el final, hasta que lo encuentra a su gusto y entonces cambia de pronto la tonada y con un impulso nuevo y vigoroso, termina el período arrancando siempre al auditorio un estrepitoso aplauso. Todo esto, cuando no se le ocurre descubrir algún estilo reservado para las grandes ocasiones y sorprendiendo hasta sus más íntimos, deja oír las más conmovedoras armonías, en las que, la voz flexible y dócil se pone a llorar en compañía de la bordona y entonces, el concurso compuesto de criollos de corazones nacidos de la tierra se estremece como sacudido por una corriente eléctrica y las exclamaciones de ese instante son de verdadera gloria para el payador”.

En julio de 1895 Ezeiza inició una gira por el litoral uruguayo en compañía del payador oriental José M. Madariaga y el prestidigitador español Alberto M. Acuña, anunciando su debut en el Teatro Progreso de Paysandú, para el sábado 27 de julio. Luego actuó en Concordia (Argentina), continuando por Salto

El Saludo a Paysandú

Heroico Paysandú, yo te saludo,
Hermano de la patria en que nací.
Tus hechos y tus glorias esplendentes
Se cantan en mi patria como aquí.

Aquí es necesario hacer un paréntesis, para referirnos a un hecho trascendente en la trayectoria artística de Gabino, el Saludo a Paysandú, el más célebre de sus compuestos y tratar de determinar en qué momento y dónde fue cantado.

Después de escuchar una decena de versiones, a cual más antojadiza sobre dónde se cantó el “Saludo” por primera vez, hemos hallado la del historiador “sanducero” Carlos Estefanell (9), quien tras paciente como prolija investigación, sostiene que bien pudo ser en una de las tres presentaciones en el Teatro El Progreso, entre julio y agosto de 1895, donde en el programa figuraba –Un saludo- y argumenta: “Y si era tradicional en Gabino saludar al pueblo sanducero antes de sus actuaciones, ¿No sería factible que en uno de esos saludos haya surgido el canto inmortal?”. Cabe agregar que bien pudiera ser el verso de despedida de la última noche, mencionado en la nota periodística: “Se despide de Paysandú con unos versos muy sentidos que le merecieron grandes aplausos”.(10) Esta es la única versión con fecha y lugar precisos y este es el hecho más importante, el cual descalifica las mistificaciones habidas en su torno; por otra parte, sospechamos que Ezeiza nunca lo interpretó con anterioridad a 1895, ya que en nuestro archivo no lo encontramos incorporado a su repertorio antes de ese año.

Pero sobre este asunto hay mucho para decir. Una de las versiones más difundidas dice, que hostilizado por un grupo de personas llegó hasta el barco atracado en el muelle y desde la barandilla cantó el famoso saludo. La única vez que Ezeiza tuvo algún problema en el Uruguay, fue en su primera visita a Paysandú en abril de 1885, por lo tanto se supone que el hecho sucedió en esa ciudad y en ese año. Ahora bien, en aquel entonces el muelle aludido no existía y los vapores de la empresa Mihanovich, que hacían el recorrido por el río Uruguay, anclaban en medio de éste, desde donde los pasajeros eran transportados en bote hasta la orilla. Resultan pues inverosímiles los fundamentos de la citada versión.

Después de tres largos años de ausencia de Buenos Aires, el año 1896 marca el regreso definitivo de Gabino Ezeiza a su ciudad natal, donde lo acompañará el éxito y mucha actividad.

Para el sábado 15 de mayo de 1897 se concertó una payada de contrapunto entre Ezeiza y su rival por excelencia, Pedro Vázquez, quien estaba padeciendo las etapas finales de una cruel enfermedad. Luego de esta tenida, realizada en Lomas de Zamora, Vázquez no regresó más a los escenarios. Enterado Gabino de la gravedad del estado de su colega y su difícil situación económica le hace llegar una carta en la que dice: “Gabino ofrece, dejando a un lado antiguos resentimientos, un beneficio a favor del enfermo, con elementos propios, en este pueblo o en Tandil, donde actualmente se halla”.(11) Este gesto de Ezeiza fue publicado en el diario local, bajo el título “Sentimientos generosos” y es realmente un acto de solidaridad y filantropía el ofrecimiento del moreno, que lamentablemente no fue interpretada del mismo modo: “Conocida esta carta por Vázquez, contestó rechazando dignamente la oferta, pero sin altivez, agradeciéndola y diciendo: -que si bien es cierto que su posición no es muy desahogada, no carece felizmente de recursos propios para atender su enfermedad”. Vázquez falleció el 26 de junio, cuando contaba treinta y tres años de edad.

En 1902 sostuvo otra payada memoriosa en San Antonio de Areco. Esta vez su contrincante fue Luis García, a quien no pudo vencer.

En 1912 intervino con éxito en un torneo internacional payadoresco efectuado en un teatro de Buenos Aires en el que los cuatro primeros premios fueron adjudicados a Ezeiza, Curlando, Vieytes y Caggiano.

Gabino también realizó, entre otras, una payada memorable, en las esquinas de Yerbal y Nazca, junto a Martín Castro, payador de Ciudadela y autor de “El huérfano”. Dentro de los límites de la Capital Federal solía concurrir al café Oviedo, de avenida Chicago (actual avenida de Los Corrales) y San Fernando (actual Lisandro de la Torre) frente al Mercado de Hacienda de Liniers.

Llegamos al año 1914 y la primera actuación se la hallamos el sábado 7 de febrero en el escenario del Teatro Roma, ubicado en la calle Sarmiento 112, de la ciudad de Avellaneda, donde se presentó en una función a beneficio del actor aficionado Santos Mezzano. Para ese entonces Gabino estaba dedicado de cuerpo y alma a hacer proselitismo a favor del partido radical y para ello no mezquinaba esfuerzos ni sacrificios, ya sea colaborando con su canto en reuniones partidistas o sirviendo de enlace entre personajes influyentes de la misma causa.

Tras su agitada vida de cantor trashumante y como muestra inequívoca de cansancio es que Gabino centra su actividad en bares y cafés de Buenos Aires. En ese entonces tenía 56 años, 8 hijos que mantener (la menor Eugenia Juana, apenas de dos años y aún vendrían dos más).

A pesar de sus múltiples actuaciones, lo que ganaba sólo alcanzaba para lo más indispensable y si bien no padecía un estado de indigencia total, la pobreza que lo cercaba le mostraba el duro rostro de la realidad. La calidad de vida que en otra época disfrutó, había cesado.

Su última actuación se verificó el sábado 30 de setiembre en el Teatro La Perla, de la calle Domínguez 659, de la localidad de Piñeyro, partido de Avellaneda.

Falleció de endocarditis el día 12 de octubre de 1916, a las 4.25 de la tarde, en su domicilio de Azul 92, del barrio de Flores. Esa misma tarde asumía la presidencia de la nación el doctor Hipólito Irigoyen, candidato del partido radical, ideario político al que el moreno payador le dedicó lo mejor de sus horas. Se cuenta que al enterarse de la muerte de Ezeiza, el Dr. Irigoyen dijo: “¡Pobre negro, el sirvió!”. En esta expresión de pesar quedó resumido todo el esfuerzo de su convicción política, de la que no claudicó un solo instante.

Una placa colocada en Azul 92, en el barrio de Flores, recuerda al negro Gabino Ezeiza. Allí, a los 58 años murió en su humilde casa, pobre como todos los juglares del pueblo.

La leyenda de Gabino se despierta cada 12 de octubre, cuando sus seguidores se reúnen en la tumba del cementerio de Flores, para brindarle homenaje a este personaje tan recordado y querido.

Buenos Aires de mi amor, ¡oh, ciudad donde he nacido! No me arrojes al olvido yo, que he sido tu cantor. De mi guitarra el rumor recogió en sus melodías, el recuerdo de otros días que jamás han de volver, los viejos cantos de ayer que fueron las glorias mías.

Referencias

1) Natale, Oscar – Buenos Aires Negros y Tangos – Buenos Aires (1984).
2) Registro Cívico Nacional. Año 1879.
3) El Indiscreto, Semanario – Montevideo, domingo 27 de julio de 1884.
4) La Patria Argentina, Buenos Aires, martes 21 de octubre de 1884.
5) López Rosas, Rafael – Historia de las Instituciones de la Provincia de Santa Fe, en El Teatro en la Provincia, Pág. 246.
6) Vigo, José M. – Todo es Historia, N 39, julio de 1970.
7) Chervo, Santiago G. – Radiografía de San Nicolás de los Arroyos – San Nicolás (1978).
8)González Arrilli, Bernardo – Buenos Aires 1900 – Página 45
9) Estefanelli, Carlos – Homenaje a Gabino Ezeiza – El Telégrafo, Paysandú, Uruguay, 8 de setiembre de 1978.
10)El Paysandú – Paysandú, Uruguay, 2 de agosto de 1895.
11) La Unión – Lomas de Zamora, Buenos Aires, 19 de junio de 1897.

Fuente
Blomberg, Héctor Pedro – El adiós de Gabino Ezeiza.
Cristoforetti, Marita y Brichetto, Alberto – El payador de Flores.
Di Santo, Victor – Gabino Ezeiza, Precursor del arte payadoril rioplatense – Buenos Aires (2005).
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.
Turone,Gabriel O. – Gabino Ezeiza, El último payador.
Soler Cañas, Luis – Gabino Ezeiza, verdad y leyenda.

• Saludo a Paysandú - Guitarra y canto de Gabino Ezeiza – Buenos Aires (1913).
• El adiós de Gabino Ezeiza por Ignacio Corsini (1891-1967).

 Se permite la reproducción citando la fuente: www.revisionistas.com.ar

viernes, 6 de mayo de 2011

El pacto Perón-Frondizi

Perón y Cooke en los días del pacto con Frondizi

El gobierno de la Revolución Libertadora había prometido las elecciones generales para el 23 de febrero de 1958. En los meses anteriores, se hizo cada vez más difícil al gobierno separar las cuestiones políticas de los asuntos electorales. El propósito primitivo de eliminar el control peronista de los sindicatos mediante la intervención de la CGT, y de prohibir la ocupación de cargos sindicales a dirigentes que hubieran actuado durante el gobierno de Perón no resultó. Los sindicalistas peronistas lograron el control de numerosos sindicatos, y en otros, aunque hubieran sido elegidas personas independientes para los puestos directivos, los afiliados continuaban respondiendo al peronismo. Las directivas de Perón eran transmitidas por un grupo clandestino de dirigentes de la CGT, quienes trataban de incentivar las actitudes revolucionarias. En septiembre y octubre de 1957, una ola de paros y dos huelgas generales se dispusieron en contra del gobierno, en demanda de aumentos de salarios. (1)
   
En el seno del gobierno se produjo una fuerte controversia sobre la manera en que se debía responder a la presión gremial. El presidente Aramburu y los ministros civiles eran partidarios de una política moderada que contemplaba el aumento de salarios. El vicepresidente Rojas, con el apoyo del ministro de Marina Teodoro Hartung, postulaba en cambio una política de línea dura contraria al aumento de sueldos y que demandaba el arresto de los agitadores peronistas y comunistas, a quienes responsabilizaba de los problemas gremiales.
   
Las opiniones enfrentadas alcanzaban también la estrategia para las elecciones generales y  amenazaban con provocar una división absoluta entre presidente y vicepresidente. Aquéllas se manifestaron  cuando, según el vicepresidente Rojas, el presidente parecía no prestar atención a las recomendaciones políticas de la Junta Militar. El presidente se negaba a refrendar decretos leyes preparados por la Junta Militar -los cuales había aceptado en un principio-, que ordenaban la proscripción del partido Comunista y el arresto de dirigentes gremiales peronistas. El almirante Rojas sospechaba que Aramburu tenía motivos políticos para no aceptar las sugerencias de la Junta Militar.
   
El 6 de octubre, en una reunión en Olivos, la discusión casi llegó a la ruptura entre presidente y vice. Ambos se acusaron de tomar iniciativas que podían comprometer la palabra empeñada por el gobierno de neutralidad en las elecciones generales. Aramburu señaló que la propuesta de Rojas de arrestar a dirigentes sindicales apuntaba a provocar desórdenes entre los trabajadores. El presidente aludía a rumores que advertían que Rojas intentaba utilizar la inquietud obrera para justificar la suspensión de las elecciones y el establecimiento de un régimen dictatorial. Rojas negó terminantemente la acusación y a su vez reconvino al presidente y a los ministros civiles por utilizar sus cargos para apoyar el programa de la UCRP y quitar votos a Arturo Frondizi. (2)
   
Las alternativas de la Asamblea Constituyente habían demostrado la imposibilidad de acordar cambios políticos relevantes en un contexto de proscripción de un partido que había sido mayoritario en el país y de fuerte competencia entre los demás partidos para conseguir los votos peronistas. No obstante, el 15 de noviembre se hizo público el decreto de llamado a elecciones para el 23 de febrero de 1958, hecho que aventó las dudas sobre la realización de los comicios. Una docena de partidos designaron sus candidatos, pero era sabido que los candidatos con posibilidades reales de acceder a la presidencia eran sólo dos: Ricardo Balbín por la UCRP, y Arturo Frondizi por la UCRI. El primero era percibido como el candidato oficial, con sus ventajas y desventajas, entre éstas el hecho de representar la continuidad de lo realizado por la Revolución Libertadora, lo cual implicaba el mantenimiento de las medidas antiperonistas y de la política económica y social. Frondizi, inversamente, se presentaría como opuesto a todo lo actuado por el gobierno militar. Postularía el fin de la persecución ideológica y política, una amnistía para los acusados de delitos políticos, la integración de la clase trabajadora en la vida nacional, un programa económico que daba prioridad a la industria pesada, y la adopción del sistema de enseñanza libre que permitiría la existencia de universidades privadas. (3)
   
La aceptación que parecía tener el movimiento frondizista llevó a que el gobierno considerara la idea de levantar la proscripción al partido Peronista. No obstante, una consulta con oficiales navales reveló una opinión negativa prácticamente unánime. El gobierno permitió sin embargo el registro electoral de un grupo de partidos neoperonistas, estrategia que apuntaba a dividir a los simpatizantes frondizistas. La marina se opuso firmemente a la medida, pero ésta se mantuvo debido al apoyo del ejército y la aeronáutica. El temor de la marina consistía en que una orden de Perón podría llevar el caudal de votos en blanco a apoyar una de las listas neoperonistas. Aramburu y algunos ministros estaban dispuestos a aceptar la victoria de los peronistas en alguna provincia, aunque consideraban que la elección debía anularse si obtenían un triunfo mayor. A su vez, los almirantes Rojas y Hartung pensaban que era inmoral permitir la participación de los neoperonistas en la elección y luego negarles los cargos si ganaban. Era preferible mantenerlos proscriptos y hacer una elección limpia con todos los demás partidos. Por cierto, la oposición de Aramburu a la eliminación de los partidos neoperonistas poco antes de la elección respondía a la percepción de que dividiendo los votos peronistas se contribuiría al triunfo de la UCRP.
   
Pero en estas estrategias había un imponderable que era la posición que Perón ordenaría asumir a sus seguidores. En Chile, los miembros del Comando Táctico desarrollaron una estrategia que sería presentada a Perón en Caracas por John William Cooke y que señalaba que había que respaldar a Frondizi, dado que éste representaba la corriente más popular y nacional. La mayoría de los dirigentes y bases peronistas, sin embargo, consideraban que debía insistirse con el voto en blanco, pero esto implicaba facilitar el continuismo entre el gobierno militar y la UCRP de Balbín. Perón solicitó un tiempo para pensar su decisión. A comienzos de febrero comenzaron a llegar los indicios de que el ex presidente, ahora instalado en Santo Domingo, pedía a los candidatos de las listas neoperonistas que renunciaran a ellas y a sus simpatizantes que no avalaran con sus votos el plan continuista de la Revolución. Esto podía interpretarse como un apoyo tanto a Frondizi como al conservador popular Vicente Solano Lima. El interrogante se reveló una semana más tarde cuando fueron distribuidas copias de una carta de Perón ordenando votar por Arturo Frondizi. Se hizo  evidente entonces que dicha resolución sólo podía ser producto de un pacto Perón-Frondizi. (4)
   
En las altas esferas del gobierno no podía creerse que Frondizi hubiese hecho un pacto con Perón, motivo por el cual se hizo caso omiso de la evidencia que presentaron los ministros civiles.  En una reunión solicitada urgentemente, el ministro de Relaciones Exteriores, Alfonso de Laferrère, presentó documentos diplomáticos que testimoniaban los contactos entre representantes de Frondizi y de Perón, y demostraban un acuerdo político entre ambos. El almirante Rojas propuso citar a Frondizi para que aclarara la cuestión, pero no se tomó ninguna medida. El canciller decidió presentar su renuncia. Tampoco existe evidencia de que la Junta Militar se reuniera formalmente para tratar la posibilidad de lapara tratar la posibilidad de lae. El ministro de Marina Hartung no estaba convencido de que la victoria de Frondizi estuviera asegurada.
   
Un rol clave en toda la estrategia política que desembocara en el acuerdo Perón-Frondizi fue el jugado por el asesor económico del último, el empresario Rogelio Frigerio. Este era partidario de un programa económico y social desarrollista, que pretendía transformar el país a través de la expansión de la industria nacional. En los últimos meses, Frigerio había tratado de obtener el respaldo de Perón para constituir una alianza electoral que apoyara su programa. Perón, sin embargo, no estuvo convencido de respaldar los planes frondizistas hasta fines de 1957.
   
Las negociaciones se llevaron a cabo en Caracas, adonde Frigerio viajó dos veces. La primera vez llegó el 3 de enero de 1958 y la segunda el 18. En la última circunstancia se produjo la revolución que derrocó al dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez, por lo cual las tratativas se suspendieron, dado que Perón debió trasladarse a Santo Domingo por su seguridad y Frigerio regresó a Buenos Aires. Aquí se ultimaron los detalles del documento a firmarse y éste fue remitido a Santo Domingo el 5 de febrero por medio de un enviado especial. 
   
Cabe mencionar aquí que el embajador argentino en Venezuela, general Carlos Toranzo Montero, desempeñó un rol activo en la preparación del golpe que derrocaría al dictador Pérez Jiménez. Esta intervención llevó al gobierno de Venezuela a declarar persona no grata al embajador argentino y llamar a su embajador en la Argentina. El 6 de julio de 1957, el gobierno argentino daba a conocer la interrupción de las relaciones con Venezuela, fundamentando la decisión en la negativa del gobierno de ese país en atender las peticiones para que “reprimiera las actividades delictuosas que se llevan a cabo desde su territorio en forma sistemática contra el pueblo y el gobierno argentino, incitando al terrorismo y a la subversión”, lo que aludía a la residencia de Perón en ese país y a las negociaciones que éste realizaba desde allí. Por cierto, instaurada la Junta Militar Revolucionaria, presidida por el contraalmirante Wolfgang Larrazábal, quien tenía una antigua amistad con el almirante Rojas desde que había sido agregado naval en Buenos Aires, el gobierno argentino reanudó inmediatamente las relaciones diplomáticas. Esta evolución de los acontecimientos explicaría el hecho de que Perón haya debido salir rápidamente de Venezuela al conocerse el golpe, temiendo por su seguridad. La situación se repitió con la República Dominicana, al instalarse Perón en Santo Domingo. El gobierno argentino juzgó como una desconsideración de ese gobierno el que no fueran atendidos sus reclamos por la “injerencia que desde ciudad Trujillo ha tenido en la política el ex dictador Juan Domingo Perón, que allí ha encontrado asilo después de su fuga de Caracas”. En consecuencia, el 9 de abril de 1958, se declararon suspendidas las relaciones diplomáticas con el gobierno dominicano. (5)
   
El pacto Perón-Frondizi generó posteriormente una controversia acerca de su contenido. Frigerio sostuvo que tanto él como Frondizi firmaron dos copias del documento enviado a Perón, pero insistió en que no se establecían medidas concretas sino la necesidad de hacer frente al radicalismo de Balbín y a las maniobras del neoperonismo del partido Blanco de los Trabajadores. La afirmación de Frigerio no concuerda con el texto dado a publicidad por Perón en junio de 1959. Por su parte, Frondizi negó haberlo firmado y el acto de darlo a publicidad fue atribuido a una maniobra desestabilizadora por parte de Perón hacia su gobierno. No obstante, la correspondencia particular de Perón en los primeros meses de la administración de Frondizi indicaría que el texto conocido es parcialmente verdadero. Según dicho texto los compromisos de Frondizi incluían la revisión de todas las medidas económicas y la revocación de todas aquéllas de persecución política contra los peronistas adoptadas por la Revolución Libertadora, la devolución de propiedades incluidas las de la Fundación Eva Perón, la normalización de los sindicatos y de la CGT, el reemplazo de los miembros de la Corte Suprema, la restitución de la legalidad al partido Peronista. En un lapso no mayor de dos años debía convocarse una asamblea constituyente que revisara la Constitución, declarara vacantes todos los cargos electivos y convocara a nuevas elecciones. El acuerdo era de una envergadura tal que puede comprenderse que Frondizi estuviera decidido a negarlo.
   
La información transmitida por el embajador norteamericano en Ciudad Trujillo también parecía confirmar los rumores del compromiso entre Frondizi y Perón. Farland informó que en una entrevista Perón comentó que Frondizi diseñaría un período de transición de dos años que prepararía el terreno para realizar nuevas elecciones. Esto permitiría eliminar la posibilidad de un conflicto social y de crear el clima necesario para el regreso de Perón. (6)
   
Frigerio sostuvo posteriormente que el acuerdo con Perón no había sido secreto. Todas las estipulaciones del pacto eran, en su opinión, el programa de conciliación que se había propuesto contra la corriente antiperonista y antipopular desatada en 1955. Dicho programa había sido explicado en distintos lugares del país, había formado parte de los discursos de Frondizi durante la campaña electoral y había sido desarrollado extensamente en la revista Qué. Tanto la política del petróleo, la política respecto del capital extranjero, las ideas acerca de las asociaciones profesionales o la decisión de terminar con la antinomia peronismo-antiperonismo no fueron secretas. (7)
   
En virtud del pacto, la fórmula Arturo Frondizi-Alejandro Gómez consiguió una victoria decisiva en las elecciones del 23 de febrero. Obtuvo 4.070.000 votos, más del doble de los obtenidos por la UCRI unos meses antes, contra 2.550.000 del candidato de la UCRP. La UCRI logró una amplia mayoría en diputados, unanimidad en el Senado y la totalidad de los gobiernos provinciales. El resultado indignó a gran parte de los militares, quienes consideraron que Frondizi había manipulado la proscripción de los peronistas en contra de la Revolución Libertadora. Muchos lo percibieron legalmente electo pero no legítimo. Se pensó incluso en no entregar el poder. Finalmente se impuso la opinión de los legalistas, pero que encerraba un condicionamiento. Frondizi asumiría el gobierno, pero las fuerzas armadas retendrían el poder. De esta manera, a pesar del enorme respaldo electoral  obtenido, el gobierno de Frondizi se vería debilitado por las condiciones del apoyo peronista y la tutela que las fuerzas armadas pretenderían ejercer sobre su gestión. 
1.     NOTAS
2.     R.A. Potash, op. cit., pp. 346-347.
3.     Ibid., pp. 346-349. Rojas siempre negó las acusaciones de que hubiera querido postergar las elecciones. El almirante Estévez, quien en la época era subordinado de Rojas y luego fue secretario de Marina, también aseveró que Rojas nunca trató de evitar la elección de Frondizi. Ibid., p. 349, n. 97.
4.     Las alternativas e implicancias del proceso electoral se pueden consultar en ibid., pp. 351-365; A. Rouquié, op. cit., pp. 146-151; Félix Luna, De Perón a Lanusse, Buenos Aires, Sudamericana/Planeta, 1985, pp. 115-118.
5.     R. A. Potash, op. cit., pp. 357-364; Julio E. Nosiglia, El desarrollismo, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1983, pp. 70-76; Silvia L. Belenky, Frondizi y su tiempo, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1984, pp. 40-43; Mario Barrera, Information, Ideology, and Decision Making: Arturo Frondizi and the Argentine Political System, Ph.D. dissertation, University of California, 1970, pp. 54-55-
6.     María Laura San Martino de Dromi, Historia política argentina (1955-1988), Buenos Aires, Astrea, 1988, tomo 1, p. 42; Claudio Panella, Perón y Atlas
7.     National Archives Documents, 735.00/2-1958, February 19th, 1958.
Fanor Díaz, Conversaciones con Rogelio Frigerio, Buenos Aires, Colihue-Hachette, 1977, pp. 33 y ss., cit. en J.E. Nosiglia, op. cit., pp. 73-74

jueves, 5 de mayo de 2011

Historia de la bicicleta

Los testimonios más antiguos sobre este, hoy popular, vehículo se remontan hasta las antiguas civilizaciones de Egipto, China e India.

En un apartado de la obra "Codez Atlanticus" de Leonardo da Vinci ya aparecía un dibujo de una bicicleta. Leonardo ya pensó en una transmisión de cadena como en las que se utilizan en la actualidad . Estos dibujos fueron dispersados por el tiempo y quedaron recopilados sin orden ni concierto en la biblioteca Ambrosiana de Milán.

Bicicleta de Leonardo

Vehículos toscos de dos ruedas propulsados por los pies eran corrientes en los primeros años de la segunda mitad del siglo XVII. En 1690, un francés, el Conde Mede de Sivrac inventó "el celífero" ("la célérifère"), que consistía en un bastidor de madera al que se añadían las ruedas. El vehículo no tenía manillar; el asiento era una almohadilla en el bastidor y se propulsaba y dirigía impulsando los pies contra el suelo.

En 1816, un noble alemán diseñó el primer vehículo de dos ruedas con dispositivo de dirección. Esta máquina, denominada draisiana (en honor a su inventor), tenía un manillar que pivotaba sobre el cuadro, permitiendo el giro de la rueda delantera. Después, inventores franceses, alemanes y británicos introdujeron mejoras. En Inglaterra, estos primeros modelos se conocieron como balancines; el nombre de dandy horse quedó para el vehículo inventado en 1818. El balancín era más ligero que la draisiana y tenía un asiento ajustable y un apoyo para el codo. Fue patentado en Estados Unidos en 1819, pero suscitó poco interés.


Celífero

En 1839, un herrero escocés, Kirkpatrick Macmillan, añadió las palancas de conducción y los pedales a una máquina del tipo de la draisiana. Estas innovaciones permitieron al ciclista impulsar la máquina con los pies sin tocar el suelo. El mecanismo de impulsión consistía en pedales cortos fijados al cubo de la rueda de atrás y conectados por barras de palancas largas, que se encajaban al cuadro en la parte superior de la máquina. Las barras de conexión se unían a las palancas a casi un tercio de su longitud desde los pedales. La máquina era impulsada por el empuje de los pies hacia abajo y hacia adelante

La usó para realizar un viaje de ida y vuelta hasta Glasgow de 226 km, cubriendo un tramo de 65 km a una velocidad media de 13 km/h.

Bicicleta de Macmillan

En 1861 , Ernest Michaux decidió dotar de unos pedales a la rueda delantera de una vieja draisiana. Aunque el descubrimiento fue de suma importancia , tropezó con un grave problema que durante cierto tiempo resultó infranqueable ; no había forma de mantener el equilibrio con el movimiento a pedales . Ernest se dio cuenta de que la máquina de dos ruedas sería estable siempre que fuera a una velocidad suficiente ; el lento aprendizaje resulto efectivo .

Se reconoce a Michaux como el precursor directo de la bicicleta aunque se deben citar nombres como Philip Moritx o Galloux que construyeron bicicletas a pedales para uso particular . Hay referencias más antiguas halladas en jeroglíficos egipcios en los que se describe a un hombre montado sobre un aparato formado por dos ruedas unidas a un potro . El inventó de Michaux , la "Michaulina" se empezó a producir en serie atrayendo la atención de las clases populares.

Este modelo se hizo muy popular en Francia. El cuadro y las ruedas se fabricaban en madera. Los neumáticos eran de hierro y los pedales estaban colocados en el cubo de la rueda delantera o del conductor, que era un poco más alta que la rueda de atrás.

En Gran Bretaña esta máquina se conoció como el 'quebrantahuesos', a causa de sus vibraciones cuando circulaba sobre carreteras pedregosas o en calles adoquinadas.

En 1869, en Gran Bretaña se introdujeron neumáticos de goma maciza montados en el acero, y el vehículo fue el primero en ser patentado con el nombre moderno de bicicleta.

En 1873, James Starley, un inventor inglés, produjo la primera máquina con casi todas las características de la famosa bicicleta común o de rueda alta. La rueda delantera de la máquina de Starley era tres veces más grande que la de atrás.

El 7 de enero de 1887, el norteamericano Thomas Stevens realiza el primer viaje en bicicleta alrededor del mundo. Partió de San Francisco y regresó a la misma ciudad después de pedalear durante más de tres años.


Fuente:
Bicicletos

miércoles, 4 de mayo de 2011

De chancletas tiradas y de grelas


(De Luis Alposta)

Del cruce entre pajperosi (cigarrillo en polaco) y papusa (mujer hermosa en lunfardo), se originó la voz papirusa, que quiere decir mujer joven, hermosa y, además, coqueta.
Hubo un tiempo, en las primeras décadas del siglo pasado, en que Buenos Aires tuvo el triste privilegio de convertirse en una de las principales plazas de la trata de blancas. Los “tratantes” solían reclutar pupilas entre las campesinas polacas, a las que raptaban, cuando no enamoraban y se casaban, para luego, una vez en el puerto de Montevideo o de Buenos Aires, dejarlas en manos de los rufianes o macrós, encargados éstos de “clasificarlas” y “distribuirlas”. Así fue como muchos porteños escucharon por primera vez pedir un cigarrillo en polaco.
Digamos de paso que la expresión tirar la chancleta encuentra su origen dentro del mismo ámbito. La pupila se asomaba al vestíbulo vestida con batón y sandalias. Por cada cliente que atendía debía descalzarse, tirandola chancleta. La frase en sentido lato, significa rendirse al acto sexual, capitular, entregarse.
Y de aquellas desdichadas, de las que se decía que eran mujeres alegres o de vida alegre, tal vez provenga la palabra grela como una deformación del adjetivo.
A mediados de la década del 70, este término recobró vigencia entre los adolescentes, pero esta vez con el significado de mugre, de suciedad, degremu.
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Imagen: Pupila de un burdel. Foto de exapamicron.wordpress.com)
Tomado del libro: Mosaicos porteños (Marcelo Héctor Oliveri Editor, Bs. As., 2005.)

Cristina y los jóvenes


Ayer por la tarde, Cristina inauguraba las nuevas instalaciones del Hospital Ramón Carrillo, en el Partido de Tres de Febrero -a saber; dos salas de internación con 80 camas en total y una de neonatología, con 18 camas-.

Al momento de cerrar su intervención, la Presidenta contó una anécdota referida a Arturo Jauretche:

El 19 de setiembre de 1945, la oposición al peronismo realizaba la multitudinaria marcha llamada; "De la Constitución y la Libertad".
Observando la enorme cantidad de gente que la integraba (unas 200 mil personas), un amigo le comenta a Jauretche:
- "Cuántos que son!"
A lo que él le responde:
- "Pero no hay jóvenes".

La necesaria superación de lo viejo por lo nuevo no estaba allí. El pasado prevalecía: aquello que quería conservar lo que sería luego sepultado por un nuevo Movimiento que elevaría al país de su sometimiento.

Es bueno celebrar hoy, el arribo de cada vez más jóvenes al interés por lo público, a la vocación de solidaridad y construcción de lo nuevo. De un renovado Proyecto.

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