LA
PROSTITUCIÓN SAGRADA
La historia registra
el culto de la Prostitución sagrada practicada en Babilonia en honor de la
diosa Ishtar.
Según esta costumbre las jóvenes no debían
llegar vírgenes al matrimonio.
Como muestra de su
devoción debían prostituirse con extraños dentro del recinto sagrado, cobrando
un salario que quedaba en el tesoro del templo.
Las doncellas no hacían esto por promiscuidad,
sino como modo de devoción.
Prácticas similares se
realizaban en la Corinto griega y en los pueblos canaanitas de la costa
levantina.
Ishtar era protectora de las prostitutas y de
las mujeres infieles, versión babilónica de la sumeria Innana. Se supone que
estas diosas son persistencia de un culto más antiguo, quizás de épocas del
matriarcado, en que la diosa femenina era considerada la generadora de la
fecundidad de los campos y la prosperidad humana. En esa época la mujer tenía
iguales derechos al hombre y no estaba sometida a él. La descendencia de los
hijos se determinaba por la madre y no existían reglas punitivas contra el
adulterio o las relaciones prematrimoniales.
Luego con otros cultos masculinos esto se fue
perdiendo. Los griegos gustaban de estar con prostitutas pero sus esposas eran
consideradas un poco más que un objeto, prácticamente igual que si fueran
esclavas.
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