LEONOR DE AQUITANIA
¿La prostituta más grande de la Edad Media?
La
historia de Leonor de Aquitania es una de las mas interesantes de la Edad Media. Bernd
Ingmar Gutberlet en
su libro “Die 50 grössten Lügen und
Legenden der Weltgeschichte”, sobre las mentiras más grandes de la
historia, nos aporta sobre este personaje esta importante investigación:
Una historia de vida tan deslumbrante como la
de Leonor de Aquitania (ca.
1122-1204) no parece en absoluto compatible con la puritana Edad Media. Fue
heredera del ducado de Aquitania, reina consorte de Francia y partícipe, junto
con su marido Luis VII, de la segunda cruzada a Tierra Santa, donde fue amante
de su tío Raimundo de Poitiers, príncipe de Antioquía, y del sultán Saladino.
Tras anular el matrimonio con Luis VII se casó con Enrique Plantagenet, que era
mucho menor que ella y con cuyo tío tenía una relación. Mató a sangre fría a la
amante de su marido, la bella Rosamunda, envenenándola. Su matrimonio con
Enrique la convirtió en reina consorte de Inglaterra, madre del rey inglés
Ricardo Corazón de León y de Juan Sin Tierra, a quienes incitó a rebelarse
contra su padre por envidia y ansia de poder. Incluso después de su muerte, y
por medio de las cada vez más complicadas pretensiones entre la Corona inglesa
y la francesa, Leonor fue considerada agitadora de la relación franco-inglesa y
corresponsable de la guerra de los Cien Años. Unas décadas después de su
muerte, el dominico francés Hélinand sentenció en su crónica mundial que Leonor
no se comportó como una reina sino como una prostituta. Muchas crónicas
condenaron su adúltera vida amorosa, que no excluía ni a los paganos, y su
carácter perverso, incluso demoníaco. Pero la historiografía cambió: el siglo
XIX la enalteció como una típica francesa del Mediodía, voluptuosa, apasionada
y afectuosa, y actualmente es considerada por muchos como una mujer segura de
sí misma y emancipada que siguió su camino imperturbablemente y en contra de
todas las presiones de la época. En la película The Lion in Winter, Katherine Hepburn interpretó con total
convicción esta imagen de Leonor de Aquitania. Entonces ¿cuál de las dos fue?
Aquitania era conocida como territorio fértil desde la era romana. La
fructífera «tierra del agua» vivía principalmente del comercio de la sal y del
vino. En la época de mayor expansión, bajo el gobierno del abuelo de Leonor, el
ducado se extendía desde el Loira hasta los Pirineos y era famoso por sus
trovadores, quienes entretenían a los cortesanos con sus canciones de amor
cortés. El padre de Leonor, Guillermo X, enfrentó problemas de sucesión tras la
muerte temprana de su hijo. De modo que para asegurar la permanencia de la
familia en el poder, le confió su hija mayor, Leonor, al Rey de Francia, quien
la destinó como esposa de su hijo mayor. En el verano de 1137, en Burdeos, tuvo
lugar el suntuoso matrimonio de la chica de dieciséis años con Luis. Acto
seguido, Leonor fue coronada como reina consorte de Francia y, dos semanas
después, duquesa de Aquitania. En el desarrollo de estos acontecimientos,
Leonor no fue más que la pelota pasiva de los juegos dinásticos, políticos y
eclesiásticos, y tampoco jugó un papel políticamente importante en su calidad
de reina de Francia.
Por aquel entonces, la Casa Real francesa poseía sólo el dominio nominal
de toda Francia, pues su poder no se extendía realmente más allá de la
Île-de-France, la zona interior alrededor de París, razón por la cual Luis VII,
al igual que sus antecesores, intentó consolidar su poder y estrechar los lazos
de la Casa Real con la gran e importante Aquitania. Para asegurar el poder se
necesitaba, por supuesto, un sucesor. Pero Luis y Leonor tuvieron dos hijas,
que no entraban en consideración en lo referente a la sucesión al trono.
En las navidades de 1145, Luis anunció su participación en la segunda
cruzada para detener el avance de las tropas musulmanas en Tierra Santa. Leonor
decidió unírsele, probablemente porque esta cruzada también competía a su tío
Raimundo, su pariente más cercano y soberano del principado cristiano de
Antioquía. Es posible que en ese momento el matrimonio ya tuviera problemas, y
en vista de los celos de Luis y la renuencia de éste a ayudar militarmente a
Raimundo, los rumores acerca de una cercanía inadmisible entre tío y sobrina
cayeron en terreno fértil. Allí nació, justificada o injustificadamente, la
imagen de Leonor como esposa infiel, de la que no podría librarse nunca más.
Luis la obligó a continuar con él hasta Jerusalén en vez de ayudar a Raimundo,
quien caería en la lucha contra los musulmanes al año siguiente. La disyuntiva
entre la cruzada religiosa o la ayuda familiar descompuso definitivamente la
relación de los reyes, y Leonor solicitó la anulación del matrimonio alegando
que ella y Luis estaban demasiado emparentados. Se dice que también alegó que
su marido era más monje que hombre.
El matrimonio de Luis y Leonor fue declarado inválido en 1152. Aunque
había vuelto a perder la zona de Aquitania, el Rey podía buscarse una nueva
esposa que le diese el tan deseado sucesor. Entretanto, Leonor había conocido a
Godofredo de Anjou, duque de Normandía, así como a su hijo Enrique, y los
rumores nacidos en la cruzada continuaron con las declaraciones de algunas
crónicas, según las cuales Leonor habría cometido adulterio tanto con el uno
como con el otro antes del divorcio. Pero, al parecer, ella había decidido
volver a casarse hacía tiempo. En 1152, a los treinta años, Leonor se convirtió
en la esposa de Enrique Plantagenet, que tenía diecinueve años y era conde de
Anjou, Maine y Tourraine, así como duque de Normandía. Es posible que hubiese
amor de por medio, pero lo cierto es que Leonor se buscó un marido que
descendiera de una dinastía poderosa y le permitiera defender su preciada
Aquitania ante el Rey de Francia.
Luis no aprobó el segundo matrimonio de su ex esposa, mientras que
Leonor no tardó en dar a luz al heredero de su ducado. Su nuevo marido no sólo
era un francés poderoso sino también el hijo de una princesa de Inglaterra y
una emperatriz viuda que le había cedido su derecho al trono inglés. Después de
casarse con Leonor, Enrique marchó a Inglaterra y consiguió, tras varios éxitos
militares, que el Rey inglés reconociera su derecho de sucesión, la cual se
efectuó al año siguiente. A partir de entonces, Leonor era no sólo duquesa de
Aquitania y Normandía y condesa de Anjou, sino, además, Reina de Inglaterra;
una carrera inaudita que los propagandistas franceses durante la guerra de los
Cien Años interpretarían como traición a la patria.
Sin embargo, sus posibilidades de influir políticamente, al menos en
Inglaterra, también eran reducidas, y la felicidad matrimonial tampoco duró
mucho. No obstante, Leonor y Enrique tuvieron ocho hijos en total, de los
cuales muchos se convirtieron posteriormente en reyes. En 1173, los hijos se
pelearon con el padre por problemas de la herencia. Para disgusto de los
cronistas ingleses, en este caso, Leonor tomó partido por sus hijos y en contra
del rey, lo cual le acarreó el encarcelamiento que habría de durar más de un
decenio.
Como era costumbre, Enrique tenía varias amantes, entre las cuales se
destacaba la bella Rosamunda, cuya muerte los cronistas relacionaron con el
arresto domiciliario de Leonor. La concubina fue asesinada de las formas más
variadas: según unos, envenenada; según otros, por intermedio de una bruja que
le puso sapos venenosos encima del pecho, y según otros, ahogada en una tina.
Pero estos cuentos también son puros inventos y maledicencias.
En 1189, coronado Rey de Inglaterra a la muerte de Enrique, Ricardo
Corazón de León procuró a su madre una influencia considerable sobre el reino.
La relación de Ricardo con su hermano Juan siguió siendo difícil, y cuando el
Rey cayó preso camino a Tierra Santa, Juan vio posible que, por fin, su deseo
se realizara: obtener la Corona inglesa. Pero Leonor removió cielo y tierra
para reunir el dinero para el rescate de Ricardo hasta que consiguió liberarlo
y devolverlo a Inglaterra. Después de que éste muriera sin dejar descendencia,
Leonor volvió a concentrar todas sus fuerzas en asegurarle la corona a su hijo
menor. A pesar del caos político y de la guerra por el poder entre sus hijos,
Leonor ejerció su influencia hasta una edad avanzada.
La extraordinaria biografía de esta mujer sedujo a los cronistas incluso
en vida. Se tejieron numerosas leyendas, en las cuales se ofrecían imágenes de
ella que iban desde la voluptuosa y frívola «reina de los trovadores» hasta la
prostituta deshonrada que se involucra incluso con un pagano; desde la envenenadora
celosa hasta la madre obsesionada por el poder que lleva a sus hijos a la
guerra. Pero, desde un punto de vista neutral, su vida resulta mucho menos
extrema: Leonor de Aquitania fue una mujer fuerte y valiente que quiso resistir
bajo las circunstancias políticas de su tiempo. Tuvo siempre en primer plano la
salvaguardia de los intereses de su patria, Aquitania, e inmediatamente
después, en su lista de prioridades, se encontraban el bienestar de sus hijos y
su herencia. Sus dos maridos manejaron su orgulloso ducado como un campo de
maniobras territoriales y ambos matrimonios fracasaron por esa razón y no por
una pasión pronunciada y reprochable, como le imputaron después de su muerte
los cronistas (masculinos), que veían todo lo femenino como peligroso y
pecaminoso. Leonor de Aquitania comparte la suerte de muchas mujeres que
intervinieron en una política dominada —y documentada— por hombres. La sombra
de la adúltera despiadada empañó su imagen durante siglos, y su presunta
traición a los intereses franceses o su desobediencia ante el Rey de Inglaterra
fueron puestas de relieve con distintos énfasis.
SIEMPRE interesantes y documentadas tus crónicas!
ResponderEliminar