EL ORIGEN DEL SALUDO ROMANO DE UN BRAZO EN ALTO
El origen del saludo romano, ese del brazo en
alto, no está claro. Existen pocas evidencias de que fuese utilizado
regularmente por los legionarios. En efecto, la clásica escena de allocutio (la
arenga del general a sus tropas) suele mostrar al orador con el típico gesto
retórico de la palma abierta, con el brazo ligeramente levantado como pidiendo
atención o silencio; así:
En ocasiones también los soldados elevan sus
manos y extienden las palmas, en señal de aclamación. Es posible que escenas
como estas inspirasen a los autores posteriores a la hora de describir el
saludo de las tropas romanas, tanto más a finales del siglo XVIII cuando los
revolucionarios franceses gustaban, como señala Marx, "disfrazarse de
romanos".
En este cuadro, por ejemplo, vemos a los
convencionales franceses jurar, palma en alto, en el Frontón, no separarse
hasta dar a Francia una Constitución:
en un gesto que, pocos años después,
David traslada a la antigua Roma en su cuadro "El Juramento de los
Horacios":
, obra clásica de la imaginería neoclásica y
luego romántica, sobre las historias del mundo antiguo que, hoy sabemos, dista
mucho de reflejar la realidad de ese mundo lejano y desaparecido.
En el siglo XIX el socialista Edward Bellamy
populariza el saludo romano como gesto de lealtad en su "Juramento a la
Bandera" (pledge of allegiance) una de cuyas fases es descrita de
esta manera: the right hand is extended gracefully, palm upward,
toward the Flag... (The
Youth’s Companion, 65 (1892): 446–447). Este gesto fue
utilizado en las escuelas norteamericanas hasta la década del 40 cuando fue
reemplazado por la mano en el pecho paras evitar las asociaciones con el
nazismo que, en ese momento, se combatía en la Segunda Guerra Mundial.
Hoy parece evidente que no existió tal
saludo en la Antigüedad, mucho menos como expresión estandarizada de adhesión.
Algunos autores, ignoro por qué causas, lo reemplazan por un golpe del puño en
el pecho (como en la miniserie Roma) gesto que parece evocar
los rituales de adoración paganos pero que, por lo que sé, carece de
documentación que lo avale. Murales recientes, citados por Lago en su
magnpifica página web "Las Legiones de César" (http://www.historialago.com/leg_01135_preguntas_01.htm)
parecen indicar que el gesto más común era, al menos en la infantería, muy
parecido a la venia de los actuales militares:
.
El uso fascista de este saludo se remonta a
Mussolini y dos de sus obsesiones; la grandeza de Roma antigua, de la cual
pretendía ser el continuador, y el cine. Allá por los años veinte eran muy
populares las películas llamadas "peplum" (por el abuso de esta
prenda de vestir clásica), especialmente las protaonizadas por un carácter de
ficción conocido como Maciste, quien aparece primero en Cabiria una produción
de estilo épico, y luego adquiere peso propio en la incipiente cultura
"pop" de la época. Maciste era el Schwarzenegger de los veinte; atlético,
sin demasiado cerebro, pura acción y puro músculo.
Ahora bien, Il Duce admiraba a Maciste, y
hasta gustaba de ser adulado por un supuesto parecido físico con el "héroe",
quien muchas veces aparecía como un guerrero romano haciendo el clásico saludo
del brazo en alto. Por la misma época el poeta nacionalista D'Annunzio
(guionista de Cabiria) también había popularizado el supuesto gesto. Como en un
engarce perfecto la imagen idealizada de los romanos, poderosos y fuertes, se
difundía a través del cine, la "más poderosa arma de guerra"
(Benito Mussolini dixit) y llegaba a millones de italianos
desesperados y atemorizados. Sobre este cuadro ya diseñado trabajó la propaganda
fascista re creando el saludo hasta convertirlo en un símbolo de adhesión
al régimen y a su "duce".
Hitler, y luego como triste tercer imitador
Franco, copiaron este gesto; aduciendo, el primero que era también un ritual de
los antiguos germanos: .
Respecto de tu indignación (¿no te parece un término
un poco fuerte?) me animo a decir que no tienes motivo. Un símbolo no vale
nunca por sí mismo, sino por lo que representa; el saludo romano, al igual que
la esvástica, ha quedado irremediablemente ligado a los crímenes del fascismo y
me atrevo a decir que está bien que así sea pues, ante su manifestación (como
en el caso de Di Canio), la sociedad reacciona recordando algo que nunca debe
de ser olvidado: un ademán, en apariencia inocente o de remedo histórico, puede
ser el comienzo de algo brutal. Somos humanos y nos comunicamos con símbolos y
signos (algún día matizaremos al respecto) los cuales nunca son meramente
gestos...
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