miércoles, 4 de mayo de 2011

Cristina y los jóvenes


Ayer por la tarde, Cristina inauguraba las nuevas instalaciones del Hospital Ramón Carrillo, en el Partido de Tres de Febrero -a saber; dos salas de internación con 80 camas en total y una de neonatología, con 18 camas-.

Al momento de cerrar su intervención, la Presidenta contó una anécdota referida a Arturo Jauretche:

El 19 de setiembre de 1945, la oposición al peronismo realizaba la multitudinaria marcha llamada; "De la Constitución y la Libertad".
Observando la enorme cantidad de gente que la integraba (unas 200 mil personas), un amigo le comenta a Jauretche:
- "Cuántos que son!"
A lo que él le responde:
- "Pero no hay jóvenes".

La necesaria superación de lo viejo por lo nuevo no estaba allí. El pasado prevalecía: aquello que quería conservar lo que sería luego sepultado por un nuevo Movimiento que elevaría al país de su sometimiento.

Es bueno celebrar hoy, el arribo de cada vez más jóvenes al interés por lo público, a la vocación de solidaridad y construcción de lo nuevo. De un renovado Proyecto.

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viernes, 29 de abril de 2011

La imprenta

Hay quien coloca la fecha de 1453, en que salieron impresos los primeros ejemplares de la Biblia editada por Gutenberg, como el hito que inicia la Edad Moderna. Lo cierto es que el descubrimiento de la imprenta es mucho más que el avance de una técnica humana. Cambió el mundo hasta extremos impensables.

El uso de caracteres grabados en tacos de madera que, mojados en tinta, servían para imprimir signos sobre una hoja de papel nació como obra de un grupo de monjes budistas chinos, al parecer en el año 593. La primera obra impresa, con ilustraciones, también en China, data del año 868. El logro fue importantísimo, pero no se desarrolló especialmente desde entonces. La razón es sencilla: la escritura china requiere caracteres muy complicados, y tan numerosos -son más de diez mil- que la tarea de grabarlos, ordenarlos y manejarlos resultaba extraordinariamente difícil.

Allá por el siglo XI los monjes cristianos, sin saber nada de los chinos, idearon el mismo sistema con un alfabeto mucho más sencillo. Con todo, apenas lo utilizaron más que para imprimir la letra inicial, generalmente con tinta roja, de sus preciosos manuscritos caligráficos. También se hicieron xilografías -grabados hechos con madera- representando figuras reales o alegóricas. La utilización de escritos impresos con caracteres móviles habría de esperar todavía muchos años, hasta el siglo XV. Hay quien atribuye el mérito al holandés Laurens Coster. Otros creen que empezaron antes los grabadores de Estrasburgo. Lo cierto es que una máquina de imprenta realmente eficaz y de una cierta capacidad industrial no aparece hasta Gutenberg.
Johannes Gutenberg (1395-1467) era natural de Maguncia y se dedicaba, entre otras actividades, a la grabación de monedas con destino a su acuñación. Este oficio estimuló su inventiva. Inventó un aparato de imprimir con caracteres móviles que, debidamente alineados, se introducían en una prensa. Pero la realización de la idea no era tan sencilla. Los tacos de madera se manchaban de tinta y después de usarlos muchas veces era casi imposible limpiarlos. Gutenberg recurrió a piezas metálicas que era preciso fundir en un molde de hierro. La dificultad de su trabajo obligó a Gutenberg a asociarse al banquero Johann Fust. Como esa primera imprenta no dio los beneficios esperados, Fust puso pleito a su compañero y lo ganó. Gutenberg vio incautada su imprenta y tuvo que partir otra vez de cero. Posteriormente se asoció al dibujante P. Schöffer. En 1447 logró imprimir un pequeño calendario, y entre 1450 y 1453 consiguió sacar a la luz el primer libro impreso propiamente dicho.
Era una Biblia completa, cuya edición le llevó tres años de trabajo. No era fácil preparar los plomos, alinearlos, ajustarlos, elegir la tinta, encajar los tipos y elegir la prensa (al principio Gutenberg usó una prensa para uvas del Rhin). Pero aquella Biblia fue una maravillosa obra de arte.


Fuente:
Historia sencilla de la ciencia - José Luis Comellas

jueves, 28 de abril de 2011

MANUELA PEDRAZA

MANUELA HURTADO DE PEDRAZA

Fue una heroína de la Primera Invasión Inglesa. Los días 10, 11 y 12 de agosto de 1806 se combatió encarnizadamente en las calles de Buenos Aires para reconquistarla de manos de sus usurpadores ingleses. Todos participaron en la lucha, las mujeres con el mismo fervor que los hombres.

Cuando el combate había llegado a su culminación en la plaza mayor (hoy Plaza de mayo), donde las fuerzas al mando de Liniers trataban de tomar la Fortaleza (hoy Casa Rosada), una mujer del pueblo se destacó entre los soldados, uno de los cuales era su marido, a quien había resuelto acompañar.

La metralla no la acobardó. Por el contrario, se lanzó al lugar de mayor peligro siempre al lado del soldado de patricios, con el que formaba una pareja de leones. El hombre cayo atravesado por una bala. Manuela tomó su fusil y mató al inglés que había disparado sobre él.

Pasada la lucha, el general vencedor la recompensó con el grado de alférez y goce de sueldo. En su parte dirigido a la metrópoli decía: "No debe omitirse el nombre de la mujer de un cabo de Asamblea, llamada Manuela la Tucumanesa (era nacida en Tucumán), que combatiendo al lado de su marido con sublime entereza mató un inglés del que me presentó el fusil".

Manuela termina trastornada y en la miseria. Una calle de la ciudad que ayudo a reconquistar lleva su nombre.

Fuente: "Diccionario Biográfico de Mujeres Argentina", de Lily Sosa de Newton. Plus Ultra.
Facsímil de la resolución real otorgándole a Manuela Pedraza grado y sueldo militar.


Ilustración de Manuela Pedraza dibujada por Segundo Moyano y pintada por el Oso Rossello

martes, 26 de abril de 2011

Voytek, el oso que se enroló en el ejército polaco

Esta es la historia de Voytek, el oso que figuraba enrolado en la 22ª Compañía de Transporte del Ejército Polaco durante la II Guerra Mundial.
En el año 1939 era invadida Polonia; los rusos por el Este y los alemanes por el Oeste. Poco pudo hacer el ejército polaco ante los dos potencias militares; muchos soldados polacos fueron apresados y enviados a los gulags soviéticos. Tras el giro de 180%, de aliados a enemigos, que se produjo entre soviéticos y alemanes, Stalin decidió liberar a los presos polacos constituyéndose el Segundo Cuerpo del ejército polaco (1943) para luchar junto a los aliados.
El Segundo Cuerpo fue enviado a Oriente Medio como apoyo a la 8ª del ejército británico. Mientras la 22ª Compañía cruzaba las montañas de Irán, un niño les ofreció un pequeño osezno por comida. No sabemos si porque les dio pena el niño o les hizo gracia el osezno, el caso es que se lo quedaron como mascota. Le pusieron de nombre Voytek y se convirtió en uno más… gustaba de echarse una cerveza, fumarse – o comerse- algún cigarrillo, llevaba pesadas cargas, saludaba a sus superiores, participaba en peleas que siempre ganaba…
Cuando el Segundo Cuerpo fue trasladado a Europa, para participar en la campaña de Italia, ocurrió el primer contratiempo: el ejército británico no aceptaba mascotas. Así que, ni cortos ni perezosos, la 22ª Compañía lo enroló con número y rango de ayudante de Artillería.
También tuvo su momento heróico en combate en la batalla de Monte Cassino (1944). Tras varios intentos de los aliados por tomar este estratégico enclave sin éxito, se enviaron todas las tropas disponibles incluida la 22ª Compañía. Comenzó un bombardeo de artillería masivo y nuestro amigo Voytek estuvo durante varias horas transportando obuses, de casi 50 Kg, sin parar. Dicen que aquella
 actitud sirvió como estímulo para que “compañeros” pudieran ganar aquella batalla.
Insignia de Voytek
Cuando terminó la II Guerra Mundial la fama de Voytek había cruzado fronteras. Como Polonia seguía bajo la influencia soviética, parte del Segundo Cuerpo, incluido Voytek, se trasladó a Berwickshire (Escocia) donde recibió muchas visitas de curiosos y periodistas. Tras la desmovilización, lo llevaron al zoológico de Edimburgo hasta su muerte en 1963. Cuentan algunos veteranos, que lo visitaron en el zoo, que cuando les veía se ponía de pie y les pedía un cigarrillo…
Voytek en el Zoo
Publicado en las historias de la historia


viernes, 22 de abril de 2011

“Chuenga” y sus puñados de golosinas

(De Enrique Mario Mayochi)





Una rememoración hecha tiempo atrás por don José Luis Faletty nos llevó a los años del siglo XX en el que éste dejaba la juventud y entraba en la adultez. Conducidos por su mano volvimos a adentrarnos con la imaginación en los estadios de fútbol, de polo, de rugby o de béisbol, como también las pistas de atletismo. Lugares éstos donde era infalible la figura de quien era llamado por todos “Chuenga” y reconocible a la distancia –según hiciera frío o calor– por una gruesa tricota o por una camisa (¿una remera?) de rayas horizontales multicolores. Creo que lo vi por primera vez en 1946 montado en la tribuna de la sección Jorge Newbery del Club de Gimnasia y Esgrima cuando el corredor Ibarra trataba de superar la marca para los 10.000 metros llanos.

La expresión inglesa chewing-gun, identificatoria de la goma de mascar, fue transformada por el personaje que evocamos en chuenga, palabra que a la vez se hizo apelativo de José Eduardo Pastor, nombres y apellido propio y denominación de los caramelos masticables que vendía.

¿Quién le proveía la materia prima, quién la transformaba? En verdad, nunca trascendió.

Lo cierto es que –como bien recuerda Faletty– precedido de su característico pregón de Chuenga, chuenga, chuenga-a-a-a, Pastor trepaba por las tribunas de los estadios “cargando sus bolsas con unos caramelos masticables que vendía por la muy conocida y nada reglamentaria unidad de volumen llamada puñado. La golosina estaba envuelta en un papel refruncido y con dos grandes orejas, que dejaba mucho sobrante de cada lado. Este viejo truco hacía que uno comprara mucho papel y poco caramelo”.

El precio del puñado fue cambiando a medida que el proceso inflacionario tomaba posesión del país. Los cinco o los diez centavos llegaron a montar hasta el peso. Pero la que nunca varió fue la cantidad de la mercancía entregada casi al voleo por ese vendedor que no hablaba y se mostraba siempre urgido. Faletty reconstruyó el momento de la transacción: "¡Chuenga, un peso! Y Chuenga nos daba un puñado.¡Chuenga, dos pesos! Y él daba un puñado igual al anterior. Así, siempre, ante cualquier pedido, lo recibido era un puñado, hasta que uno decía: ¡Chuenga, Chuenga, siempre un puñado!, y por el arte de que el que no llora no mama, nos veíamos gratificado con dos puñados".

Dueño de una simpatía matemática particular en punto a compra y venta, “su presencia –como dijo el diario La Nación en la nota necrológica que le dedicó– era inevitable en todo acontecimiento deportivo sobresaliente. Encorvado, flaco, desgarbado, trepaba por las tribunas con una agilidad de equilibrista”. Pero falta señalar un detalle singular; dos hinchas de fútbol lo vieron el mismo día, con pocos minutos de diferencia, en los distintos estadios a que cada uno había asistido. Es que “Chuenga” no pasaba más de una vez por el mismo sector, lo cual, por ejemplo, le permitía dedicar el primer tiempo de un partido a las tribunas del estadio de San Lorenzo de Almagro, cuando éste estaba en Boedo, y el segundo, a las de la relativamente cercana cancha de Huracán, en Parque de los Patricios.

En las puertas de 1970, su paso veloz comenzó a detenerse al padecer una grave dolencia en una de sus piernas. Ya no se lo vio más transitar por entre la multitud y prácticamente se recluyó en su casa del barrio de Floresta. Había nacido en 1915 y falleció el 3 de diciembre de 1984.

A quienes lo conocimos –aunque él nunca supo quiénes éramos sus clientes– dejó el recuerdo de su pregón y su simpatía.

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Imagen: José Eduardo Pastor, “Chuenga”.

Texto tomado de la revista: Historias de la Ciudad, Nº 1, setiembre de 1999.

miércoles, 20 de abril de 2011

El origen de los huevos y el conejo de Pascua

El origen de los huevos de Pascua

Los egipcios tenían como costumbre regalar huevos pintados durante las festividades. Los más espectaculares eran usados para decorar las puertas de las casas. 

En la tradición católica, los cristianos católicos más devotos seguían la abstinencia cuaresmal de no comer productos lácteos ni huevos, por lo que estos se iban acumulando y una vez terminada la cuaresma los iban regalando.

El huevo de chocolate, tal como lo conocemos hoy, surgió en el palacio de Versalles, en Francia. Quienes vivían allí en los tiempos del rey Luis XIV decidieron refinar la costumbre popular y reemplazar los huevos de gallina por los de chocolate adornados con confites. La costumbre se ha extendido hasta nuestros días 

La historia del conejo de Pascua

Existen varias historias en relación al Conejo de Pascua. En la tradición germana que fue adoptada después por los anglosajones, es un personaje mítico de la mitología infantil. Además con la llegada de la primavera se celebraban las fiesta dedicadas a la fertilidad y los conejos eran un considerados un símbolo debido a su conocida capacidad de procreación. 

Para los católicos, existe una leyenda popular que cuenta que un conejo estuvo encerrado en el sepulcro junto a Jesús y presenció su resurrección. Al salir de la cueva junto a Jesús, el conejo fue elegido como el mensajero que comunique y recuerde a todos los niños la buena nueva.

jueves, 14 de abril de 2011

Volver, llorar, soñar

Volver, llorar, soñar


Publicado por Mendieta, en su blog



http://mendietaelrenegau.blogspot.com



El siguiente post está escrito por un compañero que es funcionario. Lo escribió, casi como catarsis, hace un par de semanas y me lo mandó diciendo: "mi informe de gestión". Yo lo guardé, porque como saben, pienso que -precisamente al revés de lo que dicen los que Majules y Solases y Fontevecchias acerca de los jóvenes kirchneristas y su amor por los cargos- los héroes del modelo son los buenos burócratas con compromiso político. Sean de la edad que sean. Sí, son funcionarios. Sí, y cobran por eso. Sí, viajan en avión a las provincias para laburar y militar. Sí, muchos tienen blackberries. Como yo hasta hace unos días. A los que piensan que es sencillo les invito unos mates y les cuento algunas cositas. Yo estoy orgulloso de haberlo sido y orgulloso de los compañeros míos que lo son.

Lo que escribió Santiago, largo, eso sí, es una buena pintura de cómo se cruzan, en la vida cotidiana de un militante que tiene responsabilidades de gestión, la política, las broncas, los sueños, los sentimientos personales, los expedientes, los chantas, los diablos y los dioses que todos llevamos dentro. Hoy le pedí permiso para postearlo. Le ofrecí que fuera anónimo por si lo podía perjudicar. Se negó con este argumento: no tengo porque ocultar lo que soy. Eso también es signo de los tiempos que corren.

Mendieta.





Volver, llorar, soñar.



Estoy por volar de regreso hacia Buenos Aires. Estoy con alguna ansiedad por volver. Nadie me espera. Antes, en otros tiempos, sabía que alguien me esperaba. Hoy no.

Subo al avión algo fastidiado, vengo de tener algunas charlas y algunas reuniones con compañeros que quieren sumarse. Algunas pocas buenas charlas, y otras malas, muy malas. Esas charlas donde uno quiere meter política, meter proyecto y todo a vuelve a la guita, a la rosca por la rosca misma, y la típica pregunta que se cuela en el medio: para mí que voy a caminar para ustedes, qué hay?

Pienso: para vos no hay nada, la puta que te remil parió! Hay un proyecto de País! Te parece poco?

Vivimos un nuevo tiempo y mi tolerancia a los mercenarios ya es casi nula. Y entonces les digo lo que pienso y la reunión se termina.

Si, ya sé. Néstor nos enseñó que hay que construir con todos, que la mayoría –incluso algunos malos- mejor adentro que del lado de enfrente haciendo daño, total conducimos nosotros. Que no seamos unos pendejos troscos, que todos los cambios de un día para el otro no se pueden. Cada transformación, a su tiempo. Si la correlación de fuerzas no es favorable, violín en bolsa, a comerse el sapo y esperar. Ahora, cuando las relaciones de fuerza estén a nuestro favor, ahí si, a fondo, sin retroceder, darle con todo, a los garcas tirarles la topadora encima, hasta romperle los huesos.

Siempre pienso esto: si el Flaco no acordaba con Duhalde no era presidente, y dónde mierda estaríamos ahora, no?



Subo al avión y es un Embraer de esos nuevos que compramos a los brasileños, en el camino de recuperar nuestra línea área de bandera. Aerolíneas Argentinas, ahora argentinas de verdad, la que están a cargo de dos grandes compañeros Mariano y Wado. Estos aviones tienen detrás de cada asiento unas pantallas de vídeo. Ahí se puede ver la TV Publica, Canal Encuentro y algunos canales más que no me acuerdo.

Estoy fastidiado, quiero llegar. Reviso los vídeos disponibles, hasta que sorpresivamente aparecen micros de homenaje a Kirchner, de Canal Encuentro.

Meto play. Imagen: Néstor en la ex Esma. Y viajo seis años atrás: recuerdo ese día muy bien, fue el día que definitivamente sellé mi lealtad eterna con Néstor. Era 24 de Marzo de 2004. No podía creer lo que estaba escuchando en boca de un presidente argentino: "En nombre del Estado argentino, pido perdón por todos estos años de silencio", "...aquellos que crearon estos campos de concentración, son unos A-SE-SI-NOS!!!" ( A su derecha está Cristina, el gesto de su cara lo dice todo, esta Juan Cabandié, reciente nieto recuperado numero 77, esta también Aníbal Ibarra, demasiado pequeño para tal momento histórico)

En aquel momento me emocione con lágrimas. Nunca imaginé, en mi puta vida, que un político argentino podría hacerme emocionar así, hasta ahí. Creo que fue la primera vez que sentí esa hermandad única de cantar el Himno en comunidad, con los dedos en V. Con los dos dedos en " V", que para mi significa la memoria de miles y miles de compañeros que dieron la vida por la construcción de esa anhelada "realidad efectiva".



Sigue el vídeo en el avión y me vuelvo a emocionar. Lloro. Pasan muchas imágenes. La plaza que despide a Néstor. El pingüino leyendo el poema "Quiere que me recuerden", donde pareciera que ya sabía lo que iba a pasarle años después. Es una imagen que te interpela, es Néstor diciéndote a los ojos: Pibe hace tu propio balance!

¿Cómo me recordás? Viste? Di todo, todo lo que podía de mí para lograr el cambio ¿Viste que no te cagué? Cumplí pibe, cumplí! Jamás deje mis convicciones en la puerta de la Casa Rosada.

¿ Y vos? ¿ todos los de tu generación van a poder hacer lo mismo?

Mi anónimo compañero de butaca, que hasta ese momento dormía, se despierta y me mira con cara de sorprendido. Estoy llorando. No aguanta la situación, prende la pantalla de su asiento. Le da play y arranca algún otro vídeo de Néstor. En ese instante de complicidad sin haber cruzada una palabra, dije: es compañero!

Y si no lo es, lo fue en ese instante, y está en pleno proceso interno de pasarse de bando y venirse para este lado. Como tantos otros, en estos últimos tiempos. En la pantalla, siguen las imágenes. Me olvido de esas tristes charlas de la política mal entendida de ese día. Hasta que la reproducción del video se corta, para anunciar que estamos pronto a aterrizar.

Miro por la ventana, la imagen del Gran Buenos Aires, del Conurbano, se extiende por el horizonte. Esta atardeciendo, cae el sol. Es viernes y miles de autos huyen de la ciudad como hormigas por las avenidas y autopistas. Estamos entrando por el norte, creo que estamos por Tigre. A la izquierda se abre por sobre la hiperpoblación de casas y edificios, una enorme mancha verde. Una gran mancha verde con lagos, techo de casas, piletas, caminos zigzagueantes y canchas de fútbol. Es algún barrio cerrado.

Detrás de la gran mancha verde, se ve un desordenado y apiñado conjunto de casillas. Se ven también algunos basurales, es algún barrio humilde y castigado del conurbano.

Es una imagen que lo dice todo, los dos mundos, las dos argentinas que conviven.

Esos alambrados, que dividen y marcan las diferencias sociales y de clases. No es Pilar, mi pueblo, pero podría serlo perfectamente. Es la imagen que me obsesiona hace ya varios años.

Pilar. Me vuelvo a maquinar. Me vuelvo a maquinar con el proyecto, con todo lo que tenemos que hacer aún. Con como estarán los compañeros allá? Como les habrá ido estos días? Pienso. Pilar! De donde mierda vendrá ese apego al pedazo de tierra donde uno creció? Porque mierda será eso de sentir tan nuestro un lugar en el mundo?

Esos dos mundos sociales, que conviven en Pilar, me obsesionan. Lo pensé muchas veces, son parte de mi historia. Ahí me crié, casi casi, una pata con los de adentro del alambrado y otra pata con los de afuera. Tengo amigos, y personas a las que les tengo mucho afecto, de uno y otro lado. Tuve la suerte de que mi viejo me dio todo, llegó de Francia hace cincuenta años, en bolas, sin nada, huyendo del hambre de la posguerra. Se fue a vivir ahí. De Angers a Pilar, cruzó el mundo, para venir a parar acá. Se rompió el lomo para darnos todo, una vida sencilla, me dio de morfar y me educó. Pero me enseño ese valor universal de que todos somos iguales. Ese respeto inviolable por cada persona que camina en este mundo. Y esas cosas que nos decía a mi y mi hermano Lucas; pelotudos ustedes no saben lo que es cagarse de hambre?

Me mandó a colegios privados. Pero siempre me gusto la vida de pueblo, la de los de afuera del alambrado, como a mi viejo. Y me crié cruzado por la contradicción entre esos dos mundos.

Mi viejo, que no piensa lo mismo que yo pienso de Néstor, debe creer que nada tienen en común. Yo si lo creo. Esa misma obstinación de que los principios no se cambian, no se negocian, la tenacidad de sostener las banderas arriba, pase lo que pase, que no hay nunca lugar para defeccionar, ni quebrar las convicciones.

Dos fuertes tesimonios: mi viejo que me crió y a quien le debo todo. Néstor, nuestro otro viejo, el padre político, al que le debemos todo este presente lleno de esperanza, al que debemos a honrar siempre, honrar desde nuestra práctica y nuestro comportamiento. Como Argentina y como Pilar. Ese maldito pedazo de tierra, en el que debemos construir otra realidad, sabiendo de las diferencias, otra realidad, de muchísima mas justicia, de una integración real y pacífica.

Tengo un sueño, que no lo cuento mucho por miedo a parecer demasiado ingenuo o pelotudo. Ese sueño es que algún día esos alambrados no sean necesarios, que todos podemos tener esa vida digna que nos merecemos. Que algún día muchos resignemos un poco de lo que nos sobra, para que los que no tienen nada, tengan algo.

Sin miedos entre unos y otros. Es el cagazo, el miedo al otro, y la injusticia lo que genera la violencia.

Se que trabajando por ese sueño de igualdad, estaré honrando al francés, mi viejo, y a Néstor.

En eso creo. También creo en algunas cosas más. Creo en mis hijos, en el amor, en la amistad, en la lealtad y creo en el futuro. Creo en hacer realidad los sueños. Y tengo la certeza que estamos en ese camino.

Ya termina el atardecer, llegamos a Buenos Aires, todo continúa. Continúa esa tarea de llenarse las manos de barro y bosta todos los días por esos sueños.

Por suerte ahora somos muchos, somos los pibes de vuelta. Somos muchos de verdad y eso es lo que importa. Lo demás no importa nada.

Santiago Laurent

@stgolaurent