EL GENERAL ATACA CON LA DAMA
Interesante nota histórica publicada por la Revista PANORAMA
el 16 de noviembre 1971
"La
improvisación es la verdadera piedra de toque del ingenio." - Moliere.
Para
muchos políticos argentinos es inadmisible que Juan Domingo Perón conduzca su
movimiento verticalmente. "Utiliza métodos cesaristas", protestan. Al
pretender que el huésped de la Puerta de Hierro se mueva como un caudillo de
comité se equivocan, sin embargo. Porque para Perón la política es similar a la
guerra: el mando debe estar sin excepciones en el Estado Mayor. Él aplica a su
movimiento las teorías militares clásicas; mueve sus regimientos como en un
campo de batalla y jamás olvida una tradicional enseñanza: nada desorganiza más
a un ejército que la democracia interna.
Los
últimos movimientos del Líder confirman esos procedimientos: cercó prolijamente
a su propio delegado personal —Jorge Paladino—, un hombre que durante tres años
y medio trabajó con lealtad para Perón, dotó al justicialismo de una imagen
burguesamente respetable, forjó una alianza con otros partidos, obtuvo del
gobierno la promesa de elecciones sin fraude y recuperó el cadáver de Eva
Perón, antigua reivindicación del peronismo. Provocó su renuncia y lo reemplazó
por Héctor Cámpora, un ex diputado que se autocalificó de
"obsecuente". ¿Cómo se explican las últimas maniobras bélicas de
Perón?
LOS
FLANCOS DEBILES. La semana última el abogado personal del Viejo llegó a
Buenos Aires con una cinta de Perón dirigida "a todos los
compañeros". Isidoro Ventura Mayoral —un catalán de Lérida, el mismo
terruño de Arturo Mor Roig, que durante la Guerra Civil Española peleó en la
columna de Líster— no actúa abiertamente en las pugnas internas del justicialismo;
aunque a veces se convierte en el hombre elegido por El Viejo para ciertas
misiones especiales: por ejemplo, él fue quien denunció que los restos de Evita
habían sido mutilados; él llevó a Perón las profesiones de fe de varios
caudillos provinciales del neoperonismo y —hecho sintomático— fue también el
único civil presente en la comida de oficiales justicialistas retirados que se
celebró el viernes último en Vicente López.
El
cassette que Perón entregó a Ventura Mayoral trajo a la Argentina la cascada
voz del Líder (cortada a menudo por una empecinada tos) pregonando con
insistencia significativa la necesidad de que el Movimiento se estructure en
base a tres valores fundamentales: unidad, solidaridad y organización.
"Hemos logrado que el enemigo se desenmascare —afirma la grabación—: ahora
sabemos que se trata de la camarilla militar que ejerce la dictadura en nombre
de las Fuerzas Armadas." Según Perón, todo empezó en 1956 en una reunión
de militares de toda América realizada en Panamá donde "los yanquis
decidieron convertir a los ejércitos nacionales de América latina en policías
militares". La exhortación a unirse solidariamente en la organización del
justicialismo parece ser la única —veladísima— crítica que Perón lanza contra
Paladino. Al parecer, el juego que El Colorado se vio precisado a desarrollar
durante estos meses para lograr el visto bueno de los factores de poder para el
Movimiento, limitó excesivamente las posibilidades de unificación. Por lo
demás, el gobierno pareció dispuesto a estructurar una fuerza propia con el
apoyo de algunos de aquellos a quienes Paladino dejaba de lado (neos y
sindicalistas); se trataba, entonces, de cortar esa maniobra. Para ello era
preciso integrar a los remisos. Esa tarea deberá empezar a desarrollarla Cámpora.
Encontrará aliados en aquellos que pugnaban contra el ex delegado y sus amigos.
Para
cobijar a los sindicalistas Perón les entregó cierta autonomía de vuelo y les
permitió reorganizar a piacere las sesenta y dos organizaciones. Probablemente
un hombre amigo de los jeques sindicales integre en los próximos meses la
conducción local: el teniente coronel Jorge Osinde, un ex jefe de Servicios de
Inteligencia que mantiene un buen contacto con militares en actividad.
Cámpora,
por su parte —contando con la ayuda del mismísimo apoderado del Viejo—, es muy
capaz de reunir a los neos. Pero ¿cómo integrar a los jóvenes duros? ¿Cómo
—además— mantener a todos "unidos y solidarios"? Para responder con
hechos a la primera pregunta es probable que en las próximas semanas viaje a la
Argentina un miembro del Comando Superior: Héctor Villalón. Acaudalado
comerciante y financista, amigo de los gobernantes árabes y chinos, cripto
marxista y ex jefe del Movimiento Revolucionario Peronista, Villalón sería la
persona indicada para lograr el consenso de los duros.
EL
FRENTE INTERNO. Policlasista, poli-ideológico, el peronismo sólo se unifica en
Perón, por eso, el General deberá apelar al viaje de su tercera esposa para que
ese maremágnum obtenga cierta coherencia. Isabel viajará a Buenos Aires y
—miembro, como es, del Comando Superior con el cargo de vicepresidente— será
una delegada personal de primerísima categoría. Si ella no consigue unir a los
peronistas, la única esperanza volverá a ser el mitológico avión negro.
Pero
lo curioso es que todas las contradicciones internas del Movimiento se
concentran en la capital española. Allí, en Madrid, determinados personajes
canalizan —a través de infinitas intermediaciones— las presiones que llegan
desde Buenos Aires.
Ejemplos:
Paladino —representante del sector centrista, "liberal", del
Movimiento —contó con el aval de Isabel Martínez de Perón durante largos meses.
Cuando ese aval se acabó —es sintomático— El Delegado cayó. Y la señora de
Perón fue a recibir al aeropuerto —estas ceremonias en la simbología
justicialista son muy significativas— a Héctor Cámpora: unos días después: él
reemplazaba a Paladino.
Otro
ejemplo: José López Rega, secretario personal de Perón, ejerce influencia
política en Madrid. Amigo de José Rucci y de los grupos de derecha del
Movimiento —quizás una nostalgia por su antiguo cargo en Coordinación Federal—,
él promociona la participación de Osinde en la dirección justicialista en la
Argentina. Pero hay otro jugador en Madrid: el financista Jorge Antonio se convirtió
en los últimos meses en el adalid de los grupos más endurecidos. El ex amigo
del cordobés Julio Antún —un apologista de Los Montoneros—, del ex mayor
Bernardo Alberte y del joven Rodolfo Galimberti (uno de los enterradores de
Paladino). También es confidente de Héctor Villalón. Si la visita de Villalón a
Buenos Aires se concretara, parecería claro que Perón conforma a su corte
madrileña (Isabel, López, Antonio) y consigue unir a sectores dispersos. La
estrategia militar serviría así para lograr una victoria política y otra
doméstica.
EL
FUTURO. Juan Domingo Perón parece, pues, dispuesto a aceptar el envite
electoral del gobierno. Al menos hasta tanto él crea necesario romper el
diálogo acuerdista: un plazo que Perón estima puede cumplirse hacia junio del
año próximo.
Para
llegar en las condiciones más favorables a esa fecha límite, El Jefe propugna
la unidad y la solidaridad. Cámpora (un protegido de Isabel) y la mismísima
esposa de Perón deberán viajar para conseguir esa proeza.
Que
la dama de Perón va a jugar un papel importantísimo en la etapa que se avecina
es algo que pocos dudan. Menos que nadie lo sospecha el comendatore Giancarlo
Elia Valori, un íntimo de Perón. "Doña Isabel —aseveró Valori al
corresponsal madrileño de Panorama— está cumpliendo ya una tarea importantísima
y será más trascendente aún en fecha próxima."
Después
de dos días de diálogos con Perón, el presidente del Instituto de Relaciones
Internacionales de Roma confesó que "soy un amigo desinteresado de esta
casa. Quizás el único visitante a que no aspira a ninguna candidatura".
Valori llegaba después de una larga gira que lo llevó a París, Lisboa y Moscú,
importantes capitales que algo pueden tener que ver con la política argentina.
"Doña
Isabel —declaró Valori— es la más fiel intérprete de Perón, un hombre a cuyo lado
vive desde hace quince años. Está llamada a tener una gran trascendencia porque
es, precisamente, la garantía de continuidad de los ideales
justicialistas."
Las
declaraciones de Valori, un intrépido buceador extranjero de la política
argentina, adelantan premonitoriamente el papel que la dama de Perón jugará en
los próximos meses.
Un
papel que en el ajedrez argentino servirá para un jaque definitorio.
Jorge
Daniel Paladino: Recordando sin ira
Siempre
sobrio, bien vestido, Jorge Daniel Paladino concurrió el jueves pasado al
restaurante Chiquín para celebrar el primer aniversario de la coincidencia La
Hora del Pueblo. Algunas horas después, ya en su cuartel general —una empresa
de publicidad en Suipacha y Diagonal—, respondió a un reportaje de Panorama. Este
fue el diálogo:
—¿Qué
siente un hombre que llegó a la cima del mundillo político cuando debe volver,
vertiginosamente, a la llanura?
—Ustedes,
los periodistas, tienen algunas expresiones sintetizadoras que aunque son, por
supuesto, muy gráficas, dejan de lado muchas cosas. Ni estuve en la cima ni he
bajado al llano. A mí me tocó un puesto de lucha y cumplí una misión. Ahora la
lucha sigue. Nosotros creamos las condiciones para que el pueblo vuelva al
poder; dimos una imagen de Justicialismo - Gobierno que es hoy la gran
esperanza argentina. Siento que en estos momentos mi responsabilidad es mayor,
porque hay que evitar que otros destruyan lo único que hace grande a los
pueblos: la fe en sí mismo. Para eso hemos trabajado y seguiremos haciéndolo.
—Perón
le aceptó la renuncia: ¿se siente mal?
—Como
dicen los criollos, yo no tengo vicios chicos. Además, yo ya le había dicho a
Perón —cuando logramos la restitución de los restos mortales de Evita y
obtuvimos la fecha de elecciones— que la misión encomendada estaba cumplida,
que yo debía dejar el cargo. Perón, por un exceso de delicadeza, insistió en
que yo debía ser el hombre para la nueva etapa que se iniciaba. Pero todos
sabíamos que no podía ser.
—¿Qué
experiencias ha extraído de su acción política?
—La
más importante: que el pueblo argentino —las bases, como suele decirse—
"sobra" a sus dirigentes. Yo diría que en esto casi no hay
excepciones. El pueblo está harto de mentiras, trampas y promesas. Su nivel de
conciencia desborda a la clase dirigente que le ha tocado. No es apático ni
escéptico.
Otra
experiencia importante es haber conocido a hombres muy valiosos en todos los
sectores, con coincidencias profundas que recién están aflorando: La Hora del
Pueblo fue un paso vital que dimos en ese sentido. El futuro de la Nación
depende de esas coincidencias.
—¿Piensa
dejar la política?
—Le
dije ya que la lucha continúa.
—¿Deja
su cargo con rencor, con frustración?
—En
absoluto. La acción no da tiempo para esos sentimientos, que son lujo de
ociosos. Por otra parte, yo he tenido suerte: en estos tres años y medio en que
estuve al frente del movimiento hemos puesto al Justicialismo en el umbral del
poder. Perón es el eje de la política nacional; el porvenir es peronista. Falta
el retorno físico del Líder. Pero ésa es una cuestión que debe decidir Perón
personalmente.
Isabel
Martínez: La obra de un artífice
Desde
Madrid, el corresponsal Armando Manuel Puente cablegrafió a Panorama, en las
últimas horas del viernes pasado, su entrevista con Isabel Martínez de Perón.
Desde
el viaje de nueve meses, efectuado entre octubre de 1965 y junio de 1966,
cuando hizo sus primeras armas en la política, hasta la fecha, un profundo
cambio se ha operado en la personalidad de Isabel Martínez. Su carácter se ha
hecho más firme y decidido, al mismo tiempo que se ha vuelto más reflexivo.
Esta transformación parecería haberse acelerado en los últimos tiempos, en los
que ha permanecido al lado de su marido en calidad de vicepresidente del
Comando Superior, en todas las reuniones de dirigentes políticos, gremiales y
juveniles, que peregrinaron a la quinta de Puerta de Hierro y ha jugado un
papel decisivo en los últimos acontecimientos, principalmente en la
defenestración de Jorge Daniel Paladino.
Como
ocurría con María Eva Duarte, Isabel Martínez se ha convertido también en la
más celosa y devota centinela de su marido. Ella es hoy quien tiene las llaves
de acceso y clausura a la quinta madrileña. "En el último mes de octubre
hemos recibido cuatrocientas siete visitas —dijo a Panorama—. En algunos casos
eran de personas que habían venido a vernos cuatro, cinco o más veces, pero en
otros sólo se trataba de gente de paso, que deseaban saludar y ver a
Perón". Como Eva Duarte, Isabel Martínez llama a su esposo por el
apellido; por otra parte, sin un deliberado propósito de mimetismo —o más
probablemente moldeada por su marido — Isabelita parecería ir identificándose
con Evita. Curiosamente, el proceso ha ido agudizándose en los dos últimos
meses, desde que los restos de ésta fueron depositados en la quinta y la actual
esposa de Perón se encargó de limpiar el cuerpo y peinar los rubios cabellos
"que aún conservan todo el frescor, como- si estuviera viva". Acaso
sea necesario consignar que el cuerpo de Eva Perón ha sido depositado en un
féretro nuevo, tapizado de azul celeste y vestido con una blanca túnica cosida
por las hermanas Duarte durante su permanencia en Madrid.
DE
DONDE SALEN LAS VERDADES.
La
voz de Isabelita ha sido educada y tiene hoy un tono sencillo y persuasivo,
pero sobre todo el trabajo de forja se advierte en su mente, labrada sin duda
por Perón, quien aspira encontrar en ella —como antes en Eva— el nexo que lo
una y lo interprete al pueblo, como elemento polarizante de enlace entre los
diversos sectores del peronismo. Esa es al menos la conclusión a la que fue
posible llegar después de una conversación de más de dos horas con Juan Domingo
Perón y su esposa. Ese mismo día — el de la entrevista, viernes 12— el
matrimonio había permanecido todo el tiempo con el doctor Cámpora, el ex coronel
Osinde y el doctor Valori, quienes almorzaron en la casa. Cauta, Isabel
Martínez se excusó de hacer declaraciones sobre los más recientes sucesos,
quizá porque a lo largo del día habían llegado a Puerta de Hierro precisiones
sobre la gravedad de las heridas recibidas por Norma Kennedy Y otras cinco
personas, y un aire triste pesaba sobre los habitantes de la residencia:
"Norma estuvo aquí —recordó Isabelita— el ocho de octubre para el
cumpleaños de Perón". Pero una vez iniciada la entrevista, Perón analizó
off the record los motivos que lo impulsaron a la normalización de las 62
Organizaciones y a dar instrucciones a Juana Larrauri "dos de las tres
patas del banco del Movimiento". Versátil, recordó a Gálvez con motivo de
la visita que hace unos días le hiciera Luis Elias Sojit; se refirió también a
su reciente visita a Barcelona donde fue a ver al doctor Puigvert y dejó que su
esposa formulara juicios y tesis que muestran hasta qué punto está siendo
preparada para asumir un importante rol político en un futuro próximo:
"Usted sabe que voy a viajar, pero no me pregunte la fecha, ése es un
secreto de Perón". Sonriente, el líder subrayó: "Le he dado algunos
consejos, porque como dice Martín Fierro es de la boca de los viejos de donde
salen las verdades".
FACTOR
DE CONCILIACION. "En la tarea política hay que hablar mucho de las
cosas, poco de los demás y nada de sí mismo", dijo Isabel Martínez para
eludir una respuesta concreta a la crisis del Justicialismo en los últimos
días. Luego de detenerse a pensar, prosiguió: "Sólo la soberbia es más
repudiable que la adulación. El dirigente peronista debe saber desligarse de
ambas. Además, en el Movimiento Peronista sólo los humildes tienen cabida y a
veces hay que dar algunas lecciones a los que no lo son; en el peronismo todos
somos artífices del destino común, ya que no debe ser el instrumento de la
ambición de nadie. El peronismo no es de nadie en particular, porque pertenece
a todos los peronistas por igual y todos dentro de él tenemos las mismas
obligaciones e idénticos derechos, pero nadie que no cumpla bien con las
primeras puede invocar los segundos".
Hizo
una pausa y miró sonriente a Perón, que la miraba impasible: "El dirigente
—prosiguió— es quien tiene mayores obligaciones y responsabilidades. Sus
faltas, sus errores, son siempre más graves y más perniciosas cuanto mayor sea
la jerarquía que inviste en el movimiento. Hay que pensar que el hombre es
bueno, pero si se lo vigila es mejor'".
Luego,
refiriéndose a ella misma, definió: "Aspiro a que mi misión fundamental
sea la unidad, a la que sólo puede llegarse por la persuasión y el
convencimiento. En esa tarea estamos".
—Señora,
en los últimos meses ha aprendida usted el arte de la elocuencia.
"...Pero
la elocuencia no es sino la expresión de la verdad en el menor número de
palabras, y la verdad es, en último análisis, el arma fundamental del político.
La verdad debe ser siempre dicha sin artificios", y redondeó: "El que
se dedique a la política ha de saber de antemano que al éxito se llega sólo por
el sacrificio, sólo lo puede enfrentar el que lucha sinceramente por una causa.
Así como nace el hombre capaz de escapar a su destino, no debiera nacer ningún
hombre que no tenga una causa a la que servir, porque ésa es la única forma en
que se justifica su existencia, dice Perón".
Aludido,
Perón repitió su aclaración: "Yo sólo le he dado unos consejos que me ha
costado mucho adquirir". Entonces Isabel concluyó: "Aspiro a ser un
factor de conciliación entre los argentinos y en primer lugar entre los
peronistas, pero sin que ello signifique renegar de los principios. Mi único
compromiso es con Perón y con la Nación Argentina. No tengo ningún otro, ni
siquiera con los dirigentes".
Vadim
es un fabricante de estrellas, desde Brigitte Bardot a Jane Fonda; Perón
prefiere moldear políticamente a sus mujeres. Su segunda obra está a punto de
ser concluida. Cuando llegue a Buenos Aires sorprenderá a muchos y es posible
que se le aplique el título de "La mujer del látigo" con el que una
norteamericana escribió una biografía de Eva Perón. ("En todo caso, el
látigo para expulsar del templo a los últimos mercaderes", precisa
Isabel.) Ahora, el odontólogo Héctor Cámpora debe despejarle el camino y tiene
como misión —una misión transitoria— trazar los cauces para que se celebre el
congreso partidario en febrero próximo. Probablemente, poco después concluya su
delegación; en cualquier caso nunca asumirá, como su predecesor, la doble
función de delegado y secretario general del Movimiento, un puesto que pasee
reservado para doña Isabel Martínez
http://www.magicasruinas.com.ar/index.htm
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