sábado, 19 de septiembre de 2015

UN VIAJERO, EL CAPITÁN ANDREWS JOSEPH, SE QUEJA EN 1825 DEL COBRO DE PEAJE

UN VIAJERO, EL CAPITÁN ANDREWS JOSEPH, SE QUEJA EN 1825 DEL COBRO DE PEAJE



Ya entrado el período de vida independiente, este apunte de viaje del capitán Andrews señala la perduración del intenso tráfico del Río de la Plata al Perú, del que se obtiene buena parte de los recursos.

Nos encontrábamos ahora en la ciudad de Santiago del Estero, después de haber recorrido ciento quince leguas desde Córdoba. El 2 de julio de 1825 había amanecido ya (. . .) En Santiago del Estero, como en casi todas las ciudades de Sud América que he visitado, no pude conseguir una estadística de su población. A simple vista, creo que no tiene la mitad de la población de Córdoba. El tráfico principal parece ser en la actualidad el de ponchos, "pellones" y tejidos de lana para ropa de hombre y de mujer. Los tejidos para monturas que fabrican son en extremo interesantes y su precio no muy subido. También se fabrican artículos de madera de diversa naturaleza; muchas cosas útiles, como tazas, platos etc., se hacen de madera dura del país, resultando muy durables y baratos.
Parece que las principales rentas del gobierno se obtienen de los derechos de tránsito sobre las mercaderías que pasan para las provincias del Alto Perú, las que suelen a veces confiscarse de la forma más arbitraria para vergüenza de la administración. Existe también un fuerte peaje pagado por atravesar un rústico puente sobre el río; por nuestro carruaje y dos o tres mulas cargadas tuvimos que pagar doce pesos, suma que escasamente valía el puente. Si los recursos llegan a faltar en cualquier momento, se cubren los déficit por medio de una contribución general, siendo esta siempre muy desigual. Este estado anormal de cosas ha llegado a imprimir un sello especial al carácter de la gente y aun el mismo gobernador revela gran indiferencia: sin embargo encontré el mismo sentimiento bondadoso respecto de los extranjeros, que tuve ocasión de apreciar en otras partes (. . .).
Tomé la resolución de dar un paseo por esta olvidada ciudad y sus alrededores. Apenas conserva rastros de su antigua riqueza y consideración: la catedral, aunque bello edificio, encuéntrase en un lamentable estado y casas pueden verse en algunas calles cuyos frentes se hallan adornados con pilares de cedro y caoba ricamente labrados. Todo habla de un rico estado floreciente que fue.

Fuente:
Capitán Andrews, Joseph, Viaje de Buenos Aires a Potosí y Arica en los años 1825 y 1826. Con una introducción de Carlos A. Aldao, (traductor),
La Revolución de Mayo según amplia documentación de la época,
Bs.As., 1920, pág.80-84

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