PEPA LA FEDERALA
En
un documento de 1844, da cuenta de las acciones y vicisitudes de Pepa la
Federala:
¡VIVA
LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA! ¡MUERAN LOS SALVAJES UNITARIOS!
Buenos
Aires, Marzo 19 de 1844. Año 35 de la Libertad, 29 de la Independencia y 15 de
la Confederación Argentina.
La
alférez graduada de Caballería, doña Pepa la Federala: Solicita el ajuste de
sus sueldos, haciendo una breve reseña de sus servicios y acciones de guerra en
que se ha hallado, citando varios jefes para los efectos consiguientes y
obtención á las gracias que la munificencia de S. E. ha sabido acordar al
ejército,
Excmo.
señor:
Doña
Josefa la Federala, Alférez graduado de Caballería, ante la justificada
integridad de V. E., con mi mayor respeto digo: Que habiéndome hallado en la
acción de Chascomús á las órdenes del señor General don Prudencío Ortiz de
Rosas, y de allí en Marzo de 1840 en Entre Ríos a las órdenes de aquel General
en jefe don Pascual Echagüe, llevando en mi compañía 26 hombres voluntarios á
mis órdenes, vecinos de Ranchos Blancos; que en mi marcha tomé un bombero de
los salvajes, que presenté al gobernador, salvaje hoy día Mascarilla, y de allí
me incorporé al mencionado ejército de Entre Ríos, habiendo sido agregados
dichos 26 hombres al núm. 2 de Caballería de Buenos Aires, quedando yo en la
escolta de aquel General en Jefe. Fuí bombera voluntaria y entré en la trinchera
del salvaje Lavalle, donde fuí tusada del salvaje Benaventos y sentenciada á
muerte por el de igual clase Pedro Díaz, teniendo la suerte de escapar y
reunirme al Ejército Confederado, hallándome en seguida en la batalla de Sauce
Grande, cuyos testigos cito en esta Capital, que pido á V. E. certifiquen: el
Coronel graduado don Antonio Félix de Meneses, y el que era comandante del
Batallón Entre Riano, sargento mayor don jacinto Maroto, hallándome
desempeñando las funciones de Posta, quedé herida en la batalla, y salvé por
una partida del núm. 2 en comisión, recogiendo heridos, que como yo, éramos 70
ú 80, y conduciéndonos a la Capital del Paraná, a las órdenes de Don José M.
Echagüe, quien me prodigó todos los auxilios necesarios; cumplidos diez días supliqué
al Excmo. señor Presidente Oribe se dignase llevarme en su compañia, aunque
muriese en el camino, lo que conseguí y fui conducida a San Nicolás, dejándome
dicho Excmo. señor en casa del comandante Garretón para curar de mis heridas,
pero sabiendo que mi Coronel Don Vicente González se hallaba acampado en el
Arroyo del Medio, me olvidé de mis heridas y haciendo un carguero de jabón
conchavando dos peones envié innumerables partidas de salvajes que salían de
San Pedro, teniendo la dicha de incorporarme a mi coronel, el que siguió con el
Presidente Oribe y por consiguiente me hallé en la acción de Quebracho Herrado
y sin sanar de las heridas me hice cargo del Hospital de Sangre, y
sucesivamente en todas las demás acciones cual fue la del Monte Grande en
Tucumán; y por último, de regreso, en la de Coronda y Santa Fe; siendo después
nombrada por el señor Presidente Oribe ayudante 149 del Hospital de Sangre,
hasta que vine a esta Capital.
Excmo.
señor, desde el año 1810 sirvo a la Patria con el mayor desinterés.
Viuda
del Sargento Mayor Don Raymundo Rosa, que murió de diez y ocho heridas en el
campo de batalla en la Cañada de la Cruz a las órdenes del Señor General Soler,
la posición triste en que me encuentro, de tantas vicisitudes de la guerra, me
pone en la precisión de implorar del Padre de mi Patria, por lo que humilde
suplico se digne ordenar sean hechos mis ajustes por la contaduría y opción a
los premios que V. E. tiene conferidos al Ejército, para poderme reponer de mi
salud y estar pronto y de centinela contra todos los salvajes que quieran
envolvernos en su inmunda rebeldía a cuya gracia quedaré eternamente
reconocida.
Fuentes:
-
Ramos Mejia, José María. Rosas y su tiempo.Orient.Cultural Editores,1952.
-
Chavez, Fermín. Juan Manuel de Rosas. Su iconografía.Edit.Oriente, 1970.
-
La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar
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