viernes, 17 de abril de 2015

COMO ERA BUENOS AIRES EN MAYO DE 1810

BUENOS AIRES EN MAYO DE 1810


Las casa de los vecinos más importantes de la ciudad  vivían cerca de la Plaza Mayor (la actual Plaza de Mayo), con preferencia al lado sur del fuerte.. Las casas eran generalmente de una planta, con techos de tejas o azoteas. Frente a la plaza se levantaban casas de dos pisos, conocidas popularmente como los "Altos" (por ejemplo, los Altos de Escalada). Las casas más modestas eran de adobe; las más ostentosas, de piedra o ladrillo, blanqueadas a la cal; todas con escasa participación de madera en su construcción, con fuerte rejas de barrotes de hierros verticales ("un londinense creería encontrarse delante de una cárcel" describió un viajero en 1820). Las paredes medianeras eran lo suficientemente bajas como para que se pudiera recorrer toda la cuadra por los techos de las casas. 


"Las casas, aunque en general sólidamente construidas, estaban muy lejos de ser confortables. Por muchos años se edificó en barro, siendo relativamente moderno el uso de la mezcla de cal; muchos revoques se hacían también con barro. En las paredes sólo se empleaba el blanqueo, tanto al exterior como interiormente; la pintura al óleo y el empapelado casi no se conocían, y menos el cielo-raso; los pisos eran generalmente de ladrillo, denominados de piso" recuerda José Wilde en su libro Buenos Aires desde 70 años atrás.


"Las puertas exteriores son de materiales fuertes, y como los topes de las casas son chatos y se comunican y todas tienen parapetos altos, parecen haber tenido origen en un plan para servir como barreras yuxtapuestas contra los ataques repentinos de sus salvajes vecinos de las Pampas, que en tiempos pasados se precipitaban sobre los habitantes, sin ninguna prevención" señaló el capitán Alexander Gillespie. Buenos Aires visto por viajeros ingleses 

"...por feas que ellas fuesen, prestaron aquellas rejas, en más de un sentido, buenos servicios; entre otros, el de poder dormir, como era muy común en aquellos años, con las ventanas abiertas en tiempo de verano" advierte Wilde "si bien es cierto que ni aún con rejas podían los amantes del aire fresco, verse libres de la astucia de los cacos. (...) armábanse de una larga caña, con un gancho o anzuelo en un extremo, que introducían por la reja, y con la mayor destreza, sustraían las ropas sin ser sentidos. No pocas veces, sin embargo, se han despertado los pacíficos habitantes a tiempo para ver salir balanceándose su reloj con cadena o su pantalón, en la punta de una caña".

Copiando el estilo de las casa del sur español, las casas poseían patios interiores cuadrados con un pozo ornamental en el centro. "Casi todas las casas tienen un jardín delante y otro detrás; y todos los que se lo pueden permitir tienen balcones con toldos y rejas, adornados con las más hermosas flores y arbustos que produce el mundo" apunta John Fairburn. Rosas, gardenias, jazmines, camelias y una multitud de enredaderas, eran las preferidas. "La ciudad presenta un aspecto bastante agradable por la profusión de jardines y árboles que forman contraste con la blancura de las casas (..) construidas unas en cal, otras en ladrillos y otras en piedra" .

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