BELGRANO FOMENTÓ LA PRIMERA
EMPRESA DE SEGUROS DE BUENOS AIRES
Belgrano en 1796 se
encontraba al frente de la Secretaría del Consulado de Buenos Aires.
Había realizado sus
estudios de derecho en España desde 1786 hasta 1792
en la Universidad de
Salamanca, en plena época de la evolución de las ideas
económicas en Europa,
habiendo tenido contacto personal con Jovellanos,
Campomanes, Gardoqui y
otros importantes economistas, que tuvieron ingerencia en todos los temas
relacionados a los seguros. Más precisamente, con el primero de los
mencionados, el cual el 20 de septiembre de 1789 pronunció su célebre discurso
para el establecimiento de una Compañía Nacional de Seguros.
En la memoria del Consulado
del 15 de junio de 1796, titulada “Medios generales
de fomentar la agricultura,
animar la industria y proteger el comercio de un país
agricultor”, Belgrano
manifiesta su opinión sobre la necesidad de crear una escuela
de comercio y establecer
una compañía de seguros terrestres y marítimos. En el
primer documento histórico
de propuesta de seguros conocido y para el Virreynato
del Río de la Plata,
textualmente se sostenía: “Otro
de los medios de proteger el
comercio es
establecer una compañía de seguros, tanto para el comercio marítimo
como el terrestre;
sus utilidades son bien conocidas, tanto a los aseguradores como a los
asegurados, y deberían empeñarse en semejante compañía al principio, todos aquellos
hombres pudientes de esta Capital y demás ciudades del Virreynato, a fin que
desde sus principios tuviese grandes fondos, dispensándole este cuerpo toda
protección posible”.
Es importante señalar que
en su propuesta Belgrano se alejaba del viejo molde de
otros países donde el
seguro se inició sobre la parte marítima, para después
expandirse a otros riesgos,
por lo que la misma resultaba totalmente novedosa.
A dos meses de leída la
precitada memoria un importante comerciante local, Don
Julián del Molino Torres
tomaba la iniciativa de crear la primera compañía de
seguros, dirigiendo a tal
efecto a otros hacendados y comerciantes locales una
propuesta para la
conformación de la misma, fundamentándose en la necesidad de
evitar la salida de
capitales hacia España y la concreta posibilidad de percibir las
indemnizaciones en forma
rápida, al no tener que esperar su envío desde España.
Teniendo en cuenta las
invocaciones y fundamentos patrióticos de la propuesta
realizada por Molino
Torres, es correcto interpretar que la misma no se dirigía a las entidades o
capitales españoles, sino a los locales que se veían afectados cuando no
impedidos de contratarlos.
Como curiosidad se puede
destacar que en el artículo XVI de los Estatutos de la
nueva aseguradora a crearse
textualmente decía “...deberá
otorgar sus pólizas de
los seguros que
hiciera, en términos claros y significativos, sin dexar lugar, a
interpretaciones
cavilosas...”.
Una circunstancia que a doscientos años aún perdura y es conflicto de debate.
La propuesta fue aceptada
según nueva comunicación cursada a los que
manifestaron interés con
fecha 3 de noviembre de 1796 por Molino Torres, quedando el 7 de noviembre de
1796 constituida finalmente la primera empresa de seguros bajo el nombre de “La
Confianza”, conformada bajo la estructura similar de aseguradoras europeas, con
un capital de 400.000 pesos fuertes (400 acciones de 1.000 pesos fuertes cada
una) y con una duración de cinco años, fecha esta última a partir de la cual se
distribuirían las utilidades.
La aseguradora operó con
normalidad según se desprende de los documentos de
las juntas de accionistas
hasta el año 1802 sin poderse llegar a determinar su
continuidad o finalización por cuanto no existe documento alguno que
así lo acredite.
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