REVOLUCIÓN DEL LOS ORILLEROS - 5 DE ABRIL DE 1811
La
noche del sábado 5 de abril de 1811, inesperada y sorpresivamente sobreviene el
levantamiento de las orillas que dará fugaz tintura de pueblo a la Revolución.
A las once de la noche del sábado 5 de abril se sabe que grupos de quinteros y
arrabaleros, casi todos con su caballo, se juntaron en diversos lugares de la
periferia de la cuidad (Miserere, Palermo Mataderos, San Telmo). En silencio
iban rumbo a la plaza de la Victoria cuyo ámbito llenan a medianoche ante el
desconcierto de los jóvenes de la Sociedad Patriótica –que ven materializado al
“pueblo” que invocaban–, y el temor de los vecinos principales contra la chusma
de las orillas (...).
Era
una reacción espontánea del pueblo bajo y medio –donde se mantenía el verdadero
patriotismo, sin artificios de retórica – contra las gentes de posibles y los
jóvenes alumbrados de la Sociedad Patriótica que pretendían dar a la Revolución
un giro extranacional. El propósito era sustituir la Junta por el gobierno
“único” de Saavedra, que mantenía aún su prestigio en la masa popular; el
vehículo fueron los alcaldes de la periferia, sobre todo Tomás de Grigera,
alcalde de las quintas, y su intérprete el Dr. Joaquín Campana, abogado de
prestigio en las orillas. (...)
A
las doce de la noche, la plaza de la Victoria estaba llena de gentes que
rodeaban el edificio del Cabildo en un imponente silencio. Los regidores
buscaron la protección de la Fortaleza donde quisieron averiguar, con los
miembros de la Junta, el origen y los propósitos de la nocturna apariencia del
pueblo. Como se sabe que está Grigera, aparentemente al frente de la pueblada,
se lo llama; Vieytes le pregunta en tono conminatorio quién había ofrendado la
concentración intempestiva y Grigera contesta reposadamente:…. “El pueblo
tiene que pedir cosas interesantes a la Patria”.
Sigue
un altercado entre los “morenistas” con el imperturbable alcalde que no quería
decir cuáles eran “esas cosas interesantes”, y solamente habría de explicarlas
al cabildo.
Llegan
noticias de aglomerarse más gente en la plaza y estar algunos regimientos
plegados al pueblo, entre ellos los pocos Húsares que había en la ciudad con su
Jefe Martin Rodríguez. Como los “morenistas” acorralaban a Grigera, entraron
algunos individuos(...) que se limitaron a pedir que los regidores fuesen al ayuntamiento
a oír el “petitorio del pueblo” y que “al alcalde Grigera se le dejase
preguntar”.
A
las tres de la mañana los regidores, previas garantías de seguridad, se atreven
a cruzar la plaza “llena de gentes de a caballo, sin notarse la menor voz ni
susurro alguno”. Aquella actitud y a esa hora, debió estremecerlos.
Una
vez que en la sala de sus sesiones, el Dr. Campana les entregó el memorial de
diecisiete peticiones para elevar a la junta, sin más amenaza que “el pueblo no
se moverá del lugar que ocupa entretanto no queden satisfechos los votos de la
manera que se pretende” (...).
Se
pedía la expulsión de todos los europeos de cualquier clase y condición que
sean “que no acreditasen de modo fehaciente su lealtad al gobierno”.
Advenidos
los orilleros a la Junta, el tono de las relaciones con los ingleses cambiará
radicalmente. (...) Campana se niega a la mediación británica “que quiere
darnos por favor mucho menos de lo que se nos debe por justicia”.
El
21 de junio la Junta da otro golpe a los ingleses en lo que más les dolía, sus
intereses mercantiles: a instancias del consulado prohibió la remisión de
géneros ingleses al interior, derogando la disposición de Moreno que lo
permitía; también que los extranjeros vendieran sus géneros al menudeo en la capital.
No se contentó allí; y como los introductores ingleses, favorecidos por Larrea,
demoraban el pago de los impuestos hasta vender sus mercancías, la Junta ordenó
–por pluma de Campana– el 25 de junio que las deudas de los introductores con
la aduana tendrían un interés de del 6% “sin prejuicio de los apremios y
ejecuciones que el administrador de la Aduana estimara convenientes”.A sus
enemigos natos (los jóvenes del café de Marcos y la gante “decente”) los
“orilleros” agregaron a Strangford y los comerciantes ingleses.
No
podrían resistir mucho tiempo esa coalición de tantos “intereses” . Campana
seria depuesto y desterrado en Septiembre por una revolución, y elegida una
junta entre la que figura Sarratea como “garantía de los comerciantes
ingleses”. La elección no se hizo en la plaza (como lo había dispuesto Campana”
sino en la sala del cabildo, entre la gente “decente” y sin permitir la entrada
ni votación de la “gente de medio pelo”.
FUENTE: http://www.lagazeta.com.ar/
LEA
TAMBIEN:
No hay comentarios:
Publicar un comentario