CORNELIO
SAAVEDRA RELATÓ ASÍ LO SUCEDIDO DURANTE LA REVOLUCIÓN DE MAYO
En el libro Estampas del pasado 1, de
José Luis Busaniche, editorial Hyspamérica, edición 1971 se lee el siguiente
relato de los hechos atribuido a Cornelio Saavedra
HOMBRES Y SUCESOS DE LA
EMANCIPACIÓN EL 24 Y 25 DE MAYO DE 1810
El 24, procedió el Cabildo al nombramiento de vocales de que se debía componer la junta de Gobierno de estas provincias y las que comprendía la dilatada extensión del Virreinato. El doctor don Juan Nepomuceno Sola, don José Santos Inchaurregui, el doctor don Juan José Castelli y yo, fuimos los electos en aquel día; y para la presidencia, el mismo don Baltazar Hidalgo de Cisneros; se recibió esta junta el mismo día 24 a la tarde El 24 principió sus sesiones y nada se hizo en ellas que mereciese la atención. El 25 volvió a aparecer, de un modo bastante público, el descontento del pueblo con ella; no se quería que Cisneros fuera el presidente ni por esta cualidad darle el mando de las armas, ni a los vocales Sola e Inchaurregui, por sus notorias adhesiones a los españoles.
El 24, procedió el Cabildo al nombramiento de vocales de que se debía componer la junta de Gobierno de estas provincias y las que comprendía la dilatada extensión del Virreinato. El doctor don Juan Nepomuceno Sola, don José Santos Inchaurregui, el doctor don Juan José Castelli y yo, fuimos los electos en aquel día; y para la presidencia, el mismo don Baltazar Hidalgo de Cisneros; se recibió esta junta el mismo día 24 a la tarde El 24 principió sus sesiones y nada se hizo en ellas que mereciese la atención. El 25 volvió a aparecer, de un modo bastante público, el descontento del pueblo con ella; no se quería que Cisneros fuera el presidente ni por esta cualidad darle el mando de las armas, ni a los vocales Sola e Inchaurregui, por sus notorias adhesiones a los españoles.
Todo aquel día fue de debates en
las diferentes reuniones que se hacían y particularmente en los cuarteles. A1
fin, el día 25, quedó también disuelta esta Junta y yo fuí el que dijo a
Cisneros que era necesario se quedase sin la presidencia, porqúe el pueblo así
lo quería; a lo que también él allanó sin dificultad. Reunido éste en la plaza,
aquel mismo día, procedió por sí al nombramiento de la junta, que estaba
resuelto se estableciese en los acuerdos anteriores y recayó éste en las
personas de don Manuel Belgrano, el doctor Juan José Castelli, el doctor don
Manuel Alberti, don Juan Larrea, don Domingo Matheu y yo, que quisieron fuese
el presidente de ella y comandante de las armas. Con las más repetidas
instancias, solicité, al tiempo del recibimiento, se me excusase de aquel nuevo
empleo, no sólo por la falta de experiencia y de luces para desempeñarlo, sino
también porque, habiendo tan públicamente dado la cara en la revolución de
aquellos días, no quería se creyese había tenido el particular interés de
adquirir empleos v honores por aquel medio.
A pesar de mis reclamos no se
hizo lugar a mi separación. El mismo Cisneros fué uno de los que me
persuadieron aceptase dicho nombramiento por dar gusto al pueblo. Tuve al fin
que rendir mi obediencia v fuí recibido de Presidente v Vocal de la
Excelentísima Junta, prestando con los demás señores ya dichos, el juramento de
estilo en la sala capitular, lo que se verificó el 25 de mayo de 1810, el que
prestaron igualmente los doctores don Juan José Paso y donMariano Moreno, que
fueron nombrados secretarios para dicha junta. Por política fué preciso
cubrirla con el manto del señor Fernando VII, a cuyo nombre se estableció y
bajo de él expedía sus providencias v mandatos.
La destitución del virrey y
creación consiguiente de un nuevo gobierno americano, fué a todas luces el
golpe que derribó el dominio que los reyes de España habían ejercido en cerca
de 300 años en esta parte del mundo, por el injusto derecho de conquista; y sin
justicia no se puede negar esta gloria a los que, por libertarla del pesado
yugo que la oprimía, hicimos un formal abandono de nuestras vidas, de nuestras
familias e finte. reses, arrostrando los riesgos a que con aquel hecho quedamos
expuestos. Nosotros solos, sin precedente combinación con los pueblos del
interior, mandados por jefes españoles que tenían influjo decidido en ellos,
confiados en nuestras pocas fuerzas y su bien acreditado valor, y en que la
misma justicia de la causa de la libertad americana, le acarrearía en todas
partes prosélitos y defensores, nosotros solos, digo tuvimos la gloria de
emprender tan abultada obra. Ella, por descontado, alarmó al cúmulo de
españoles que había en Buenos Aires y en todo el resto de las provincias, a los
gobernadores y jefes de lo interior y a todos los empleados por el rey, que
preveían llegado el término del predominio que ellos les daban entre los
americanos.
En el mismo Buenos Aires, no
faltaron hijos suyos que miraron con tedio nuestra empresa: unos la creían
inverificable por el poder de los españoles; otros la graduaban de locura y
delirio de cabezas desorganizadas; otros, en fin, y eran los más piadosos, nos
miraban con compasión, no dudando que en breves días seríamos víctimas del
poder y furor español, en castigo de nuestra rebelión e infidelidad contra el
legítimo soberano, dueño y señor de la América y de las vidas y haciendas de
todos sus hijos y habitantes, pues hasta estas calidades atribuían al rey en su
fanatismo. ¿Será creíble que al fin éstos han salido más bien parados que no
pocos de nosotros? Pues así sucedió. No pocos de los que en el año 10 y sus
inmediatos eran, o fríos espectadores de aquellos sucesos, o enemigos de
aquellas empresas y proyectos de la libertad e independencia, cuando vieron que
el fiel de la balanza se inclinaba en favor de ellos, principiaron también a
manifestarse patriotas y defensores de la causa y por estos medios han conseguido
reportar el fruto de nuestras fatigas, mientras algunos de mis compañeros de
aquel tiempo, y las familias de los que han muerto, sufren como yo, no pocas
indigencias, en la edad menos a propósito para soportarlas o repararlas con
nuestro trabajo persona.
Sin embargo, ellos y yo, en el
seno de nuestras escaseces, y desde el silencio de nuestro abandono y retiro, damos
gracias al Todopoderoso por haber alcanzado a ver realizada nuestra obra y a la
América toda independiente del dominio español. Quiera él mismo también la
veamos libre del incendio de pasiones y facciones que en toda ella han
resultado en estos últimos años . .
CORNELIO DE SAAVEDRA (1)
(Museo Histórico Nacional, Memorias y Autobiografías.)
(Museo Histórico Nacional, Memorias y Autobiografías.)
(1) CORNELIO DE SAAVEDRA. Precursor de la independencia y
presidente de la Primera Junta Gubernativa. Nació en Potosí, en 1761 ; murió en
1829, en Buenos Aires. Después de la Reconquista fué jefe del regimiento de
Patricios y en 1809 (1º de enero) desbarató el plan de los españoles para
eliminar al Virrey Liniers de la escena política. Su voto arrastró la mayoría
en el Cabildo abierto del 22 de mayo de 1810, y su actitud como militar decidió
el movimiento revolucionario del 26. Sufrió las consecuencias de la revolución
del 6 y 6 de abril de 1811, siendo objeto de persecuciones y vejámenes
injustos. Vivió confinado hasta 1816 en que fué reintegrado a su rango militar,
desempeñando la jefatura del estado mayor del ejército. Se 'retiró poco después
y vivió oscuramente dedicado a trabajos de campo. En 1831, el gobierno de
Buenos Aires decretó un monumento a la memoria de Saavedra en el cementerio del
Norte
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