CALENDARIO ROMANO
El calendario (del latín calenda) es una cuenta sistematizada del tiempo para la organización de las actividades humanas. Antiguamente estaba basado en los ciclos lunares. En la actualidad, los diversos calendarios tienen base en el ciclo que describe la Tierra alrededor del Sol y se denominan calendarios solares. El calendario sideral se basa en el movimiento de otros astros diferentes al Sol.
Etimología La palabra calendario proviene del latín kalendarium: libro de cuentas en el cual los prestamistas apuntaban los nombres de sus deudores y la sumas que debían. El interés de las sumas prestadas se pagaba en las Kalendae de cada mes, y el nombre Kalendarium se utilizaba para dicho libro. La palabra mes proviene de la palabra latina mensis, y ésta del verbo mensurare, o sea "medir" en latín. El comienzo del año en la era romana era Marzo, y se llamó de esa manera en honor a Marte, Dios de la guerra; Abril, fue llamado por Aperire, en latín "abrir", que significaba el renacimiento de la primavera; Mayo, en honor a Maia, la diosa de la primavera. Junio, en honor a Juno, esposa de Júpiter y diosa del matrimonio; Quinctilis, Sextilis, September, October, Nouember y December eran originalmente los nombres de los meses, siendo respectivamente el quinto, sexto, séptimo, octavo, noveno y décimo mes. Luego, en los años de Julio César, Quinctilis se cambió por Julio en su honor, y un poco más tarde en los años del emperador Augusto se cambió Sextilis por agosto. Enero y Febrero, como se explica más adelante, fueron añadidos después. Febrero fue llamado así en honor a Februa, el festival de la purificación; y Enero por el Dios Jano, Dios de las puertas.
HISTORIA: El primer año de la era romana, denominado el Año de Rómulo, consistía de diez o doce meses, según la bibliografía que se cite. Censorino, Plutarco y otros manifestaban que al principio el año tenía doce meses, pero debe darse más crédito a Gracano, Fulvio (Nobilior), Varro, Ovidio en varios pasajes de sus Fasti (i.27, 43, iii.99, 119, 151), Gelio (Noct. Att. iii.16), Macrobio (Saturn. i.12), Solino (Polyh. i), Servio (ad Georg. i.43), y otros, que mantenían que el primer año romano tenía solo diez meses. El principio del año romano no era enero, como es en la actualidad, era marzo, y llegaba hasta diciembre. Esto es confirmado por el hecho de la prendida del fuego sagrado en el templo de Vesta, en el primer día del año, el primero de marzo. Los diez meses del calendario eran llamados Martius, Aprilis, Maius, Iunius, Quinctilis, Sextilis, September, October, Nouember, December. La duración de los meses era de treinta y un días para cuatro de ellos (Martius, Maius, Quinctilis y October) y treinta días para los demás, de tal manera que la duración de los meses quedaba en orden sucesiva: 31, 30; 31, 30; 31, 30, 30; 31, 30, 30; con la duración total del año en 304 días. Más tarde, se instauró el año de Numa, con doce meses y 355 días. Este año fue creado alrededor del 700 adC por el segundo rey de Roma, Numa Pompilio. Censorino (c20) cuenta que al año de Rómulo se le adhirieron cincuenta y un días: "se les quitó un día a cada uno de los meses huecos antes nombrados, que entonces sumados hacían 57 días, de los cuales se formaron dos meses, Ianuarius con 29, y Februarius con 28 días. Así todos los meses eran de este modo plenos, y contenían un número impar de días, salvo Februarius, que era el único hueco, y por eso considerado más desafortunado que el resto.", quedando el año de la siguiente manera: Martius, 31 días; Aprilis, 29 días; Maius, 31 días; Iunius, 29 días; Quinctilis, 31 días; Sextilis, 29 días; September, 29 días; October, 31 días; Nouember, 29 días; December, 29 días; Ianuarius, 29 días; y Februarius, 28 días.
Aún de esta manera el año quedaba corto once días respecto al año solar, por lo que Numa Pompilio ordenó que se le añadieran 22 días cada dos años y 23 días cada cuatro, 22 días en el sexto año y 23 días en el octavo año, haciendo un ciclo de ocho años. El mes intercalar era llamado Mercedonius (Plutarco, Numa, 19; Caes. 59). El año romano estaba basado en los ciclos lunares y, según Livio, la relación con los años solares se daba cada 19 años. Este ciclo fue introducido por 432 a. C. y, aunque este conocimiento carecía de uso popular, era utilizado por las pontífices para los cultos de los dioses.
En 46 adC Julio César añadió diez días al año de 355 días. Censorino escribrió el siguiente texto al respecto "La confusión fue al final," dice, "llevada tan lejos que C. César, el Pontifex Maximus, en su tercer consulado, con Lépido como colega, insertó entre Noviembre y Diciembre dos meses intercalares de 67 días, habiendo ya recibido el mes de Febrero una intercalación de 23 días, e hizo así que el año completo consistiera en 445 días. Al mismo tiempo proveyó contra una repetición de errores similares al renunciar al mes intercalar, y al adaptar el año al curso solar. Para ello, a los 355 días del año previamente existente, añadió diez días, que distribuyó entre los siete meses que tenían 29 días, de tal forma que Enero, Sextilis y Diciembre recibieron dos cada uno, y los otros sólo uno; y estos días adicionales los colocó al final de cada mes, sin duda con el deseo de no mover los diversos festivales de aquellas posiciones en cada uno de los meses que durante tanto tiempo habían ocupado. Así, en el presente calendario, aunque hay siete meses de 31 días, los cuatro meses que originalmente poseían ese número aún son distinguibles al tener sus nonas en el quinto día del mes. Por último, en consideración por el cuarto de día que él consideraba que completaba el año, estableció la regla de que, al final de cada cuatro años, un único día debía ser intercalado donde el mes había sido anteriormente insertado, esto es, inmediatamente después de los Terminalia; ese día es ahora llamado el Bisextum.". Bissextum viene de bis-sexto. El 24 de febrero era llamado por los romanos "ante diem sextum Kalendas Martias"; en los años bisiestos, el día 25 era llamado "ante diem bis sextum Kalendas Martias" y no "ante diem quintum Kalendas Martias" como en los años normales. De ahí viene el nombre de Bisiesto ("bis sextum", esto es, dos veces sexto).
Julio César añadió un día a julio, mes de su nacimiento, para engrandecerse. Augusto hizo lo mismo con agosto, pues él no iba a ser menos que su antecesor. Ambos días fueron retirados de febrero, que pasó a tener 28. Ante la disminución de este mes con repecto a los otros, el día añadido de los años bisiestos se le concedió a él. En la actualidad coexisten unos cuarenta calendarios, que no tienen nada que ver unos con otros. Medir el tiempo ha sido siempre una de nuestras pasiones y nuestros errores nos han hecho festejar la llegada de la primavera en pleno invierno.
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