Buscando averiguar sobre este nombre, me encontré con
este gran héroe. Se llamaba Cosme Damián Churruca y Elorza. Murió combatiendo sólo contra seis barcos
ingleses en la batalla de Trafalgar.
Cuenta la leyenda que, después de que un cañonazo
le volara la pierna, metió el muñón en un cubo de harina para mantener el
equilibrio y poder seguir luchando.
Nació en 1761. Estudió en el seminario de Burgos. Abandonó los estudios para el sacerdocio. Comenzó su carrera militar
en la Compañía de Guardias Marinas de El Ferrol en 1776. En 1778 comenzaría su
carrera marítima a bordo del navío “San Vicente”. España llevó a cabo algunas acciones para intentar recuperar Gibraltar,
como el asedio de diciembre de 1781 y participó en el sitio de Gibraltar y
ataque de las baterías flotantes (1781-1782) a bordo de la fragata Santa
Bárbara. Enseñó en la Academia de Guardias Marinas de 1783 a 1787.
Fue integrante de la segunda expedición al estrecho de Magallanes
(1788-1789) con los paquebotes Santa Casilda y Santa a las órdenes de Antonio
de Córdoba. Churruca fue el encargado de la cartografía del estrecho y de las
observaciones astronómicas en esa zona austral.
En 1792 se embarcó como capitán en una expedición dirigida por Mazarredo. El objetivo era
llevar a cabo una serie de estudios hidrográficos para la reforma del atlas
marino de la América septentrional. Mayor general de la escuadra de
Mazarredo en 1797, el año siguiente se le confió el mando del navío
Conquistador y participó en la campaña que terminó en Brest (1799). Visitó
París y fue recibido por Napoleón. España y Francia en ese momento eran
aliadas.
Regresa a España (1802), Churruca se volvería a hacer famoso al escribir un
tratado de puntería para la artillería de Marina. Después de publicar este
«best seller», solicitó y obtuvo el mando del navío San Juan Nepomuceno. con el que
participó en la campaña culminada por combate de Trafalgar, donde halló una
muerte gloriosa. Fue abordado y cañoneado por 5 navios ingleses a la vez, y
mandó clavar la bandera para no rendirse. José Luis Corral en su libro “Trafalgar”
afirma que «En la guerra entre Inglaterra y la alianza Francia-España era muy
importante el control del estrecho de Gibraltar. Napoleón había decretado el
cierre de todos los puertos del continente europeo a los navíos ingleses, que
tenían en Gibraltar su gran base para sus naves en el Mediterráneo. La batalla de Trafalgar fue, por así decirlo,
la batalla por el control del Estrecho y, por tanto, del
Mediterráneo», sentencia Corral.
Desde el comienzo, la contienda había dado un vuelco a favor inglés
debido a la precaria estrategia del Almirante Villeneuve. Muchos de los barcos
aliados se debían enfrentar en clara
inferioridad numérica a los británicos mientras algunos de sus compañeros
todavía no habían entrado en combate. Precisamente eso le sucedió al «San Juan
Nepomuceno» de Churruca, al que le
obligó a combatir contra nada menos que seis navíos británicos a los que puso
en serios aprietos gracias a su habilidad.
Mientras dirigía el combate desde el puesto de mando, una bala
de cañón le arrancó la pierna derecha por debajo de la rodilla. Sin
embargo, ni siquiera una herida tan grave pudo inmovilizar a Churruca, que se
mantuvo en su puesto e, incluso, arengó a sus soldados para seguir combatiendo
a pesar de que la derrota era segura. «Además, se dice que al perder la piernas
y no poder mantenerse en pie ordenó que trajeran un cubo con harina (o
con arena en otras versiones) y allí metió el muñón para mantener la
estabilidad», explica Corral.
Al final, y para desgracia de sus marineros, Churruca acabó
muriendo desangrado. De él se dice que no se quejó en ningún momento y se
mantuvo estoico hasta el final. De hecho, ordenó clavar la bandera de
su barco para que no fuera arriada tras el abordaje inglés. A su vez, dio
órdenes antes de fallecer de que nadie se rindiera mientras en su cuerpo
hubiera un leve aliento de vida.
Pero de poco le valió, pues, cuando se disipó el humo de los disparos,
no había duda: los españoles habían sido derrotados y muchos de sus buques
capturados. Los ingleses habían vencido en Trafalgar.
«Con su muerte, España perdió uno de los mejores marinos de la época,
probablemente el más preparado y el único que tenía conocimientos geográficos
comparables a los de los mejores marinos ingleses o franceses», añade el
historiador.
Su navío fue remolcado a Gibraltar, siendo uno de los pocos que pudieron
enseñar los británicos como trofeo del combate. Durante muchos años lo
conservaron, manteniendo la cámara del comandante cerrada y con una lápida en
que se leía el nombre de Churruca en letras de oro, y si algún visitante
pretendía entrar, se le advertía que se descubriera para poderlo hacer, como si
aún estuviera presente don Cosme Damián Churruca y Elorza, brigadier de la Real
Armada Española, muerto a flote del navío de su mando, dos baterías y 74
cañones San Juan Nepomuceno.
Fue nombrado Almirante a título póstumo, y en su recuerdo su sobrino
recibió el título de Conde de Churruca.
Fuentes:
·
A las órdenes de las estrellas
(La vida del marino Cosme de Churruca y sus expediciones a América). Mª Dolores
González-Ripoll. CSIC, Madrid, 1995.
·
Trafalgar
de José Luis Corral
·
Elogio histórico del Brigadier
de la Real Armada Don Cosme Damián de Churruca, que murió en el combate de
Trafalgar en 21 de octubre de 1805. Julián Baldomero de Churruca y Elorza,
Madrid, 1806.
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