jueves, 6 de octubre de 2011

Carlos Gardel le daba disgustos a su madre


Una señora muy preocupada se presentó en la División Investigaciones del Departamento de Policía, una mañana del verano de 1913. No podía dar con el paradero de su hijo y un escribiente le tomó la denuncia:
“En la Capital Federal el día 30 del mes de enero del año 1913 siendo las 10 a.m. compareció a esta oficina una persona que previo juramento que prestó en forma al solo objeto de comprobar su identidad, dijo llamarse Berta Camares Vda de Gardes, ser de nacionalidad francesa, de profesión planchadora, de estado viuda, de 47 años de edad, domiciliada calle Corrientes N° 1553 e hizo la siguiente denuncia:”
“Que se presenta a esta oficina a fin de que se dé constancia del actual paradero de su hijo Carlos Gardes, el que es francés, de 22 años, trigueño, pelo castaño oscuro, ojos marrones, tiene una cicatriz cortante debajo de la oreja derecha, es grueso y alto, viste de negro y como desde el domingo que fue a las carreras no ha vuelto al hogar, pide a esta oficina se averigüe si le ha ocurrido un accidente o si estuviera detenido, que de lo ocurrido no dio cuenta a seccional, con lo que terminó el presente acto. Leído que le fue, se ratificó y firmó”.
El mencionado documento, lleva la firma de Berta Gardes.
Carlitos llevaba cuatro días sin aparecer por su casa. Ese mismo jueves 30, Berta Gardés regresó a la Policía donde manifestó en nueva declaración:
“En la fecha compareció nuevamente la interesada solicitando se deje sin efecto el pedidio formulado, en razón de haber aparecido el causante [es decir, Carlitos], con lo que terminó el acto y leído, firmó, de que certifico: Berta Gardes”.
Lo que nos autoriza a decir (o cantar): ¡Pobre madre de Gardel querida, cuántos disgustos le ha dado!
 Otra historia inesperada de Daniel Balmaceda: ¡Gracias!

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