miércoles, 5 de octubre de 2011

EL (O LA) QUE FUE AL NACIONAL BUENOS AIRES

- Dice “El Colegio”, como si no hubiera otros.
-Le encanta que le pregunten a qué colegio fue.
- De hecho saca él mismo el tema para que le pregunten “¿y vos?”
- Sueña con aparecer en la cartelera de “Ex alumnos notables” que está en le entrada de “el Colegio”.
- Fue compañeros de alguien que hoy es famoso.
- Si decís: “Che, me parece que me cayó mal la pizza de anoche”, despliega una explicación pormenorizada del funcionamiento del aparato digestivo, que aprendió en “el Colegio”.
- Si decís: “Che, hace fresco, ¿no?”, una clase de climatología.
- Leyó a Foucault a los 13; a Barthes a los 14; y a Marx, completo, a los 18.
- En la Facultad se lo reconoce fácilmente: pregunta al profesor no para saber, sino para que todos nos demos cuenta lo inteligente que es.
- Tienen un ex compañero hipervanguardista que hace música con palitos de helado y fósforos usados, y que está becado en Alemania.
-Tiene otro ex compañero, que ahora es Juez de la Nación, con el que va a la Goethe a ver al de los palitos de helado y los fósforos cuando actúa en Buenos Aires.
- Dice que sabe latín, pero es verso.
- Se jacta de que “hasta Pellegrini fue al Nacional”.
- Aunque no lo diga, tiene una intensa relación de amor-odio con “el Colegio”.
- Está orgulloso de su vuelta olímpica.
- Nunca lo reconocerá, pero en el fondo cree que es cierto eso de que “en el Buenos Aires se educan las clases dirigentes de este país”.
- Eso es efectivamente cierto, y cuando el pueblo se dé cuenta va a prenderlo fuego (?).
- Si está desalineado o desprolijo habla de jazz o de Chic Corea.
- Sí está muy empilchado siempre dice que va a La Bombonera y recuerda su pasado de descontrol.
- Chamuyero por excelencia, lo que no sabe, lo inventa. ¿Quién le puede decir algo? Si él fue a “el Colegio”.
- Asiste religiosamente a las reuniones de ex-alumnos.
- Cuando con el auto está alrededor de 20 cuadras se desvía para pasar y mostrárselo a su ocasional acompañante.
- Es machista, si es hombre, si es mujer, también.
- Considera que el país le debe algo si no se destacó en su disciplina, si se destacó, también.
- Se hace el popular, pero es una divina.
- Tiene contactos.
- Desprecia a los que fueron al Carlos Pellegrini.
- Tiene su corbata (compra una por año) y su llavero de “el Colegio”.
- En ocasiones, al ir a trabajar se pone el escudito de “el Colegio” en la solapa del saco.
-Opina que “los egresados de ‘el Colegio’ no nos ‘creemos’ mejores, ‘somos’ mejores”.
- Se le ilumina la cara cuando en una reunión casual conoce a un(a) egresado(a) de cualquier promoción
Gracias http://www.niapalos.org

viernes, 30 de septiembre de 2011

miércoles, 28 de septiembre de 2011

La huelga de cocheros de 1899



(De Andrea Cuarterolo)

Según Michel Foucault, en el paso del siglo XVIII al XIX se operó un cambio de modelo de control político que dio lugar al nacimiento de la sociedad disciplinaria. La manera de ejercer el poder sobre lo diferente o potencialmente peligroso dejó de ser la exclusión y el castigo y pasó a ser el control y la vigilancia. Para explicar esta nueva tecnología del poder, Foucault compara la sociedad moderna con el Panóptico diseñado en el siglo XIX por el jurista inglés Jeremías Bentham. Esta figura arquitectónica, concebida en un principio para las prisiones, pero generalizada luego en diversos tipos de instituciones, inducía al recluido a un estado conciente y permanente de visibilidad que garantizaba el funcionamiento automático del poder. El dispositivo se convirtió, así, en una suerte de metáfora de la nueva sociedad disciplinaria, Ya no se trataría de expulsar a lo diferente sino de asignarle un sitio, de ponerlo en cuarentena con el propósito de observarlo y estudiarlo. El principal objetivo de este nuevo modelo de control político era, entonces, el de detectar a aquellos individuos que no se ajustaban a las reglas, para tratar de encauzarlo o conducirlos hacia una idea definida de normalidad.
El desarrollo, hacia fines del siglo XIX, de ciencias como la antropología, la criminología o la psiquiatría es una prueba de este creciente interés por identificar aquello que, ya fuera porque carecía de un espacio o función dentro de la sociedad o porque cumplía en ella funciones negativas, caía fuera de los márgenes del orden preestablecido.
La confianza ciega que la sociedad decimonónica depositaba en la capacidad de la fotografía para reproducir objetivamente la realidad hizo que este medio se convirtiera en un instrumento insuperable para identificar y clasificar todo aquello que no entraba dentro de la normalidad homogeneizante de la época. La fotografía pasó a ser, entonces, uno de los más novedosos engranajes del gran panóptico de la sociedad disciplinaria moderna.
En la década de 1880, el francés Alphonse Bertillon había elaborado un método para la identificación de criminales que incorporaba a la fotografía como pieza primordial. Este método fue pronto adoptado en diversas partes del mundo. En 1887, el Comisario de Pesquisas de la Policía de Buenos Aires, José Álvarez, más conocido como Fray Mocho, publicó su célebre Galería de ladrones comunes, una nómina de 200 delincuentes que incluía no sólo detallados informes de los antecedentes personales y judiciales de todos ellos, sino también una fotografía de frente y perfil de cada preso.
Muy pronto esta práctica fue utilizada también para el registro de prostitutas, y hacia principios del siglo XX, se intentó imponerla entre algunos sectores que comenzaba a demostrarse conflictivos, como los obreros e inmigrantes.
En abril de 1899, un decreto municipal promulgado por iniciativa del intendente Adolfo Bullrich obligó a los cocheros de la ciudad a realizarse un retrato fotográfico para confeccionar una ficha individual y un carnet profesional. Los trabajadores, indignados por esta disposición que consideraban los ponía casi al mismo nivel que los delincuentes comunes, organizaron una huelga y un insólito desfile de carruajes por las calles de la ciudad a modo de protesta.
Enarbolando enormes carteles con leyendas del tipo “Retraten a los ladrones públicos”, “Retraten a los caloteadores”, “No somos vagos”, los cocheros pusieron en evidencia su descontento ante este nuevo tipo de prácticas disciplinarias y mantuvieron a la ciudad sin coches de alquiler durante días.
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Imagen: La huelga de cocheros de 1899. (Fotografía del AGN).
Nota tomada de la revista Historias de la ciudad, Nº 46, junio de 2008. 

Feliz día, hincha de River


Hoy, 28 de septiembre, se celebra el día internacional del hincha de River Plate. Esta celebración es porque un día como hoy, pero de 1918, nacía Ángel Labruna. Quizá sea éste, el apellido más representativo del Millonario en la historia, es ídolo de generaciones que no lo vieron jugar, ni dirigir. Fue integrante destacado de la temible e inolvidable Máquina, junto a Muñoz, Moreno, Pedernera y Loustau, que brilló por la década del 40. Además, fue goleador histórico de la Banda y del fútbol argentino con 293 tantos.
Desde el año 2003 los hinchas de River lo elegimos como nuestro día para rendirle homenaje a quien nos ha dado tanta gloria, tanta alegría y a quien en un momento difícil de nuestra historia (no se compara con el actual por supuesto) le puso el hombro y sacó campeón al Millonario después de 18 años de sequía.
Tanta pasión merecía su día y en esta época, en la que otros por mucho menos se iban de las canchas, nosotros mostramos con orgullo esa banda roja que nos cruza el alma. Salud campeón.
Publicado por Matías Finazzi 

Pumas y Enzo Gracias Martín Gimenez

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