De las sillas de honor sin respaldo y con asiento mullido, se conocen dos
clases:
BISELIUM, se trataba de una silla muy
alta, recta y con capacidad para dos personas.
SILLA CURULIS (silla curul), tenía los
pies encorvados y era plegable o de tijera. Era utlizada por los cónsules y
ediles.
Tenían otro asiento al cual llamaban "scammun", haciendo referencia a
una serie de banquillos, tarimas o bancos grandes con respaldo.
Por otra parte, los romanos denominaban
"sede" a la silla o trono. Las pinturas hayadas en los murales de las
ruinas de Pompeya revelan el uso de sitiales.
De Grecia podemos mencionar las sillas en
las que están sentadas ciertas estatuas que hoy se encuentran en diversos
museos de Europa, que datan del siglo 6 a.C. Son sillas con respaldo,
perpendiculares tanto por delante como por detrás. La base tiene variadas
formas.
Desde principios del siglo XVI aparecen la
silla y el sillón clásicos españoles sobrios, rectangulares, llevando telas
bordadas, terciopelos o guadameciles sujetos con clavos de adorno en el asiento
y respaldo y que tan extendidas se encuentran en España en los siglos
siguientes. En el XVIII con la dinastía borbónica se va imponiendo el gusto
francés de las butacas y demás sillas o sillones con acolchados.
Las sillas de paja o anea en el asiento se
usan desde el siglo XVI y las de rejilla desde el XVII. En este siglo y el
siguiente estuvo muy en boga para reyes y nobles la silla portátil o de manos,
a modo de coche.
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