miércoles, 16 de noviembre de 2011

Los jóvenes kirchnerista


Del “que se vayan todos” a los pibes y pibas que hoy rescatan la política y mencionan a “Néstor” y a “Cristina” como de la familia. Son muy chicos, cantan “la marcha” y hay algunos que leyeron los textos de Jauretche y de John William Cooke.

Vos sos peronista pero no te das cuenta…”. Me lo dijeron varias veces algunos de los colegas de la radio en la que trabajo. ¿Es posible? Seguramente por lo que escribo y digo como periodista, varios tendrán razones justificadas para afirmarlo. Y creo que en estos días del huracán Cristina en las últimas elecciones me pasó algo que estaría confirmando la especie. Veníamos de Plaza de Mayo con algunos amigos el domingo que Cristina Fernández obtuvo el 54 por ciento de los votos. Nos sentamos a comer una fugazzeta con fainá en la pizzería Génova, de Corrientes al 800. De repente se me ocurre empezar a tararear la marcha peronista, acompañándola con algunos golpeteos en la mesa y, casi en forma mágica, lentamente, el conjunto de la pizzería me siguió, entonando “la marchita”, subiendo el volumen de a poco hasta que más de cien personas se transforman en una hinchada. Comensales, mozos, empleados, muchos pibes jóvenes, viejos. Como si estuviera en la sangre de todos y fuera una canción aprendida desde hace mucho, toda la pizzería la cantó con sentimiento y fuerza como modo de festejar el aplastante triunfo de la Presidenta. Lo conté en la radio y varios oyentes me hicieron saber que se les cayó una lágrima. El peronismo también es un sentimiento que todavía para algunos no es fácil de explicar.
Esa maravillosa... Le dicen Néstor, le dicen Cristina, como si fueran de la familia. Los sienten cercanos, los tutean, hasta los quieren. Me refiero a jóvenes, muy jóvenes, de 16 para arriba que se emocionan con las figuras de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Son muy chicos y sin embargo cantan la marcha peronista, leyeron algunos textos de Jauretche y Cooke, mencionan a Perón y Evita con cariño, se sienten parte de una historia que no vivieron pero que quieren explorar.
En el libro Kirchnerismo para armar, Zabo, autor de Yo, adolescente, una novela que tuvo mucha repercusión por las redes sociales, escribe: “…cuando me subí al taxi dejé la guitarra en el asiento trasero y me senté en el lugar del acompañante. Había empezado la Cadena Nacional y el chofer le prestaba atención timídamente. Le pedí si podía aumentar el volumen. ‘Pensé que no era de los que le gustaba escuchar estas cosas’, me contestó…”
¿No suena a Argentina año verde que un pibe de 22 años le pida al tachero que le aumente el volumen de la radio porque quiere escuchar a Cristina? En otro contexto, ¿ese joven preferíría escuchar a la Presidenta o música de alguna FM? ¿Qué pasa que una parte importante de los más jóvenes tienen una gran identificación con Cristina? ¿Por qué dieron el batacazo de movilización con su presencia el día que murió Néstor?
¿Qué les pasó por la cabeza para llevar una remera de Evita y un vasito con una vela como forma de recuerdo al ex presidente?
“Son como mi mamá y mi papá…”, algún pibe llegó a arriesgar. En el libro citado aparecen testimonios al estilo de “soy hijo de la 125”, o “el kirchnerismo es la única fuerza política con posibilidades reales, aquí y ahora, de continuar modificando las reglas del juego sin que el país explote ni la economía joda a los que justamente no hay que joder…”.
No pasó tanto tiempo. 2001 fue una marca a fuego para toda la sociedad. Néstor Kirchner tuvo un termómetro que le permitió tomar nota de por dónde venía la mano e interpretó el “que se vayan todos”. Desde otro lugar ideológico se aprovechó ese momento crítico para denostar a “la política” y “los políticos”. Mauricio Macri es producto, entre otros factores, de aquella consigna que decía “todos los políticos son ladrones, votemos a un empresario que no necesita robar, es honesto”.
Tal era el desprestigio de buena parte de los políticos en 2001 que los diputados tuvieron que construir un túnel para pasar del Congreso al anexo de lña Cámara. Llegó a suceder que cualquiera que caminara por la zona y que usara saco y corbata terminaba siendo agredido porque se lo consideraba “un político”.
Después de diez años de la época en que el escepticismo era el sentimiento más arraigado, resulta que grupos de jóvenes rescatan a la política y a dos políticos de raza como son Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Por eso vale la pena mirar este fenómeno juvenil de entusiasmo, acercamiento y movilización junto al kirchnerismo.
El historiador Gabriel Di Meglio declaraba al sitio webt Iniciativa que “Cristina Fernández se ha dirigido cada vez más a fortalecer un vínculo con ese grupo de la juventud. El domingo de las elecciones, a la noche, cuando daba su discurso en la Plaza de Mayo, le hablaba a la ‘juventud’, aun cuando sólo una parte era la juventud porque también había gente más grande. Pero ella eligió a la ‘juventud’ como sujeto y, en ese sentido, hay algo muy interesante que está sucediendo”.
Es una buena noticia. Muchos pibes no están en “la boludez” como determinado sentido común trató de imponer. Les interesa la política. Y se harán cargo. En buena hora.





1 comentario:

  1. La juventud resuperó los ideales que, nos convencieron, eran cosa del pasado.

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