martes, 21 de julio de 2009

Un Planeta Llamado EVITA

Un Planeta Llamado EVITA
Por: Enrique Oliva (especial para ARGENPRESS.info) (Fecha publicación:19/02/2004
Un pequeño planeta que brilla en el firmamento recibió el nombre de 'Evita' por decisión de sus descubridores, los científicos y técnicos del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de La Plata en 1948. Efectuadas las comprobaciones del caso, fue reconocido y registrado por la Unión Astronómica Internacional, máxima autoridad mundial, que oficializa los descubrimientos astrales.
La historia de este logro argentino puede verse en la publicación del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de La Plata, editado en 1951 bajo el título 'De Ceres a Evita - Un siglo y medio de descubrimientos de planetitas'. Allí se puede leer:
'En la noche del 3 al 4 de agosto de 1948, los auxiliares del Departamento de Astronomía, Juan Macluf y Carlos Rogati, cumplían el encargo de la obtención de una placa con dos imágenes del planetita Gunhild. Examinada la placa con la cámara del Anteojo Astrográfico de 842 mm, el jefe del Departamento profesor Miguel Itzigsolin, además del planetita buscado, estableció la presencia de otro'.
Continuaron así complicados procesos de investigación con la participación de diversos científicos del Observatorio.
Al fin, terminado todos los estudios confirmatorios de la existencia de un pequeño planeta hasta entonces no identificado, la documentación fue enviada a la Unión Astronómica Internacional para obtener su reconocimiento y registro.
De acuerdo a normas internacionales preexistentes, 'el observatorio que haya suministrado el primer conjunto de posiciones que permita el cálculo de una órbita (y en este caso, además la ha calculado), tiene derecho de proponer el nombre definitivo del astro'. Provisoriamente se lo identificó como '1948 P A'.
El 7 de marzo de 1950, el director de la Central de Pequeños Planetas de la Unión Astronómica Internacional, profesor Raúl Hergot comunica al Director del Observatorio Astronómica de La Plata que 'puede Ud. presentar un nombre para el 1948 P A, el que será aceptado, a menos que no haya conflicto con algún nombre anterior'.
Pocos días después, el 25 de marzo de 1950, a propuesta de los investigadores del Instituto Superior del Observatorio Astronómico de la Universidad de La Plata, le asignó al nuevo astro el nombre de 'EVITA', 'como homenaje a la señora María Eva Duarte de Perón, por su intensa obra cristiana a favor de los niños, de los ancianos y los desamparados de todo el país y naciones hermanas'.
Hoy, a más de medio siglo de aquel honor acordado a Evita, cuando se han serenado las pasiones de odio que despertó en una minoría, ya prácticamente desaparecida, sigue brillando en el firmamento SU planetita.
El nombre asignado es definitivo e irrevocable y no podrá ser negado o destruido como ocurrió con tantas de las obras de Evita, que merecieron el agradecimiento de los humildes. También es un homenaje al General Juan Perón, que apoyó las investigaciones astronómicas en el país, bajo el asesoramiento del investigador en física nuclear y astrónomo Padre Jesuita Juan L. Busolini.
Nota:
'Ceres' (divinidad griega de la agricultura) es el nombre adjudicado al primer pequeño planeta o astro, descubierto en 1801 por el astrónomo José Piazzi del Observatorio de Palermo (Italia). Estos planetas son cuerpos celestes que giran alrededor de una estrella y que se hace visible por la luz que refleja, en particular los que giran alrededor del sol, como 'Evita' y la mayoría de ellos.

viernes, 10 de julio de 2009

EEl 11 de marzo de 1973 por Ernesto Jauretche

El 11 de marzo de 1973 será recordado en la historia como el día en que el pueblo peronista recuperó la democracia para todos los argentinos. Para nosotros, los militantes de esa época, fue el día en que las millones de manos que introdujeron en el sobre la boleta del FREJULI materializaron un sueño. Tan real como ese encuentro espontáneo en la esquina de Oro y Santa Fe donde "el tío" Cámpora aparecía pletórico a saludar a la multitud rodeado de jóvenes combatientes por la libertad en los balcones de la casona vieja sobre la marquesina de La Burdalesa. Vale la pena meditar hoy sobre los antecedentes de esa victoria popular.

Ese 11 de marzo el pueblo argentino pudo expresarse libremente, por primera vez desde que en 1955 el golpe apoyado por radicales, conservadores, comunistas y socialistas, la llamada Revolución Libertadora, había tronchado un sueño de libertad, de soberanía y de justicia. Durante esos 18 años habían ocurrido hechos oprobiosos: el Decreto 4161/55 firmado por Aramburu-Rojas-Alsogaray (que fue Ley en 1962 y conservó vigencia hasta después de Junio de 1963, cuando la Corte Suprema ratificó la constitucionalidad de esa norma que proscribía electoralmente al peronismo para despejar el camino del poder a Arturo Humberto Illia) es un ejemplo monstruoso de la iniquidad con que la llamada clase política de la época acompañó la brutalidad de los fusilamientos y el acoso de que fue víctima la mayoría electoral del país. Pero también sucedieron acontecimientos cuya lectura resuena en ecos aleccionadores para nuestro presente. Cuando fue desalojado del Estado, el pueblo se albergó en sus organizaciones sociales. Abolida la democracia política, la democracia popular se refugió en todo tipo de organizaciones libres del pueblo. Fábrica por fábrica se votó en la elección de Comisiones Internas, dando muestra de la vocación democrática y unidad de la clase trabajadora argentina. Florecieron el mutualismo, las cooperadoras escolares, hospitalarias y de trabajo y consumo, las asociaciones de ayuda social y de consumidores, la agremiación de profesionales, docentes y alumnos, las entidades educativas y culturales de base y hasta los clubes deportivos. En todas partes, donde se juntaban más de tres frustrados ciudadanos, se organizaban de manera solidaria para defender sus intereses. Y burlando la proscripción política, las organizaciones sociales prolongaron a pesar de todo el negado ritual de padrones, listas, urnas, cuarto oscuro, fiscales.Esos movimientos sociales -por más diverso que fuera su origen, sus objetivos y sus proyectos- poseían rasgos comunes, y similares a los que protagonizan la políticaargentina en nuestros días. Provenían del rechazo al fraude de una democracia irrepresentativa, que negaba la concurrencia u ofrecía opciones indeseables; participaban repudiándolas (como en el caso de los votos en blanco) o desnudando la farsa (como al elegir al obrero Andrés Framini gobernador de la provincia de Buenos Aires). Así, durante años, el movimiento social disputó palmo a palmo el monopolio de la representación política a los partidos.Aprovechando los márgenes de la legalidad, se constituían bajo formas organizativas de inspiración libertaria (en 1965 y 1966, en los Planes de Lucha de la CGT, llegaron a autogestionar miles de fábricas "tomadas"). Las decisiones se adoptaban en asambleas, en una práctica democrática de fuerte rasgo plesbiscitario. Y sus conducciones exponían el mandato a constantes pruebas revocatorias. La precariedad de sus recursos y la frecuente clandestinidad, las obligaba a asumir métodos de gestión sumamente eficaces y fluidos y a abominar toda burocracia. Por fin, la cercanía entre los asociados y el riesgo a que se exponían, imponían trasparencia y lealtad: la ética gobernaba las conductas individuales y asociativas. Aunque su actividad reivindicativa se orientaba hacia objetivos determinados sectorialmente, éstos representaban demandas concretas y cardinales para la vida de toda la sociedad (trabajo, vivienda, salud, educación, etcétera). Y las soluciones prácticas y sensatas que proponían las emparentaba en sus luchas con las de las otras organizaciones sociales comprometidas con un cambio de la situación social, económica y política imperante, excluyendo sin embargo toda voluntad de apropiación. Esa suma, que se manifestaba en una movilización constante de todos los sectores sociales en todo el territorio del país, desestabilizaba a las instituciones del régimen pero no lograba abrirle el acceso al poder político, dando origen a lo que algún sociólogo calificó como "empate hegemónico".El fundamento último de esa asociatividad pivoteaba sobre el eje que siempre caracteriza a las organizaciones del pueblo: la solidaridad. Por lo tanto, como hoy, sus fines disentían radicalmente con los proclamados por las doctrinas neoliberales. En ese marco general se inscribieron las múltiples tendencias ideológicas y políticas que enriquecieron el proceso de formación de conciencia del pueblo argentino en aquellos años de ilusiones: clasismo, izquierdas parlamentarias y revolucionarias, cristianos y clerecía progresista, organizaciones político-militares y sindicalismo combativo y revolucionario se nutrieron de esa experiencia de militancia social. Hacia 1973, la fortaleza formidable de ese movimiento popular, aportando cada una de las organizaciones sociales sus competencias y métodos, arrinconó al Partido Militar y a sus aliados políticos, aislándolo y combatiéndolo con huelgas, movilizaciones e insurrecciones. Obtuvo enormes victorias en el terreno de las reivindicaciones económicas y laborales, logró el retorno de Perón y, cuando arrancó la posibilidad de canalizar su energía renovadora a través del sistema representativo, rompió la proscripción de las mayorías y ganó las elecciones. En esa circunstancia, el gran movimiento social tuvo la sabiduría de adaptarse al orden constitucional, amparándose en las formas de diversos partidos políticos para legalizar su participación en la justa final por el poder. Los radicales juntaron adhesiones con Ricardo Balbín como postulante; el desarrollista Oscar Alende encabezó un acuerdo progresista; el grueso de las fuerzas conservadoras se alineó tras el "candidato joven", Ezequiel Martínez, caballo del comisario de Lanusse, y la izquierda paleolítica, como siempre, confluyó en una efímera coalición. El Movimiento Peronista, parcialidad predominante del movimiento social de la época, se constriñó hasta caber dentro del corset jurídico del Partido Justicialista y armó un vasto arco de alianzas: el Frente Justicialista de Liberación, que obtuvo más votos que todos los demás juntos. Pero esta victoria no escatimó esfuerzos ni arrugó frente a los riesgos. Innumerable cantidad de dirigentes sociales fogueados en casi dos décadas de luchas legales, semilegales y hasta clandestinas acudieron al llamado a una afiliación masiva a los partidos políticos. El activo de las organizaciones sociales blanqueó sus nombres y domicilios ante una justicia todavía servil al poder militar y padrones partidarios que fueron a dar a manos de traidores y corruptos. Había que ganar las "internas". Pero después tampoco fue fácil la convivencia entre los recién llegados -inexpertos y a menudo ingenuos en esas lides-, los desplazados por la irrupción de un activo dinámico y moderno y la vieja guardia cuyas fullerías partidocráticas venían a extirpar. Pero se aprendió también a convivir, defendiendo políticamente ideas y convicciones; a veces ganando y otras perdiendo, pero siempre disputando milímetro a milímetro cada espacio de poder. El conflicto social por la apropiación del excedente económico socialmente generado, había dado un salto en calidad: pasó de la fragmentación de las luchas reivindicativas, asaltó los Partidos Políticos y conquistó el Estado. Fueron las fuerzas veteranas que habían librado mil luchas sociales las que desde una renovada práctica política rompieron el cerco a que la partidocracia sometía a las jóvenes generaciones militantes y penetraron la democracia hegemonizada por los políticos del enjuague, el clientelismo y la exclusión. No está de más aclarar que semejantes esfuerzos de lo nuevo no alcanzaron para poner en retirada a las viejas fuerzas aliadas de la dependencia y el despotismo. Pero fue muy alto el nivel alcanzado históricamente por la libertad y el respeto a la soberanía popular. Se habían quebrado 18 años de proscripciones al movimiento mayoritario. Y la militancia había aprendido dos cosas: que en cada coyuntura histórica, apenas si somos eslabones de una larga cadena siempre inconclusa; y que la política es contingente y hay que saber avanzar concretando los sueños poco a poco. Paso a paso, porque "la victoria final" es una zoncera. Hoy, el proceso de reconquista de los espacios políticos por parte de un joven movimiento social está en marcha: avanza en la construcción de organizaciones económicas, sociales y culturales y mejora la calidad de su participación en el cambio de rumbo que Kirchner ha impuesto al estado. Concurre hacia una nueva democracia, donde el pueblo no sólo espera ser convocado cada cuatro años a votar, sino que cotidianamente cuestiona a sus dirigentes políticos, se mantiene activo frente a las amenazas del poder financiero y el capital concentrado y alerta ante el mensaje de los medios masivos de comunicación, y se organiza para expresar y defender sus intereses. Esa militancia rechaza con mayor énfasis cada día el mensaje nihilista con que el neoliberalismo alienta la indiferencia y la resignación. Es hora de que los contumaces dirigentes del sistema político decrépito comprendan que la defensa del viejo orden y sus privilegios contribuye también al éxito de la política de la antipolítica.
Ernesto Jauretche
Marzo 2005

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miércoles, 8 de julio de 2009

Los hermanos de San Martín: todos militares

Los hermanos de San Martín: todos militares

Por Eduardo Aldiser

Por Revista Raíz Argentina (España)

Dialogamos con Armando Puente, periodista argentino, investigador, escritor. Nació en 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires. ¿Premonitorio para su interés por la historia?. Como periodista fue testigo de importantes acontecimientos en Latinoamérica, como la muerte de Eva Perón o la revolución cubana. Corresponsal durante diez años de France Presse en Madrid, actualmente vive en la capital española.
Sus libros de investigación histórica son: "Los hermanos de San Martín", editada en México; la biografía de "Alejandro Aguado, militar, banquero, mecenas”, publicada en Madrid. Tiene casi terminada "El banquero y el Libertador", segunda parte de la vida de Aguado.

Comencemos Armando, con la familia del General San Martín ¿De donde provenía?

El Capitán Juan de San Martín y su esposa, Gregoria Matorras, ambos nacidos en la provincia castellana de Palencia, tuvieron cinco hijos, todos ellos nacidos en las antiguas misiones jesuíticas, donde don Juan fue teniente gobernador de cuatro pueblos con siete mil indios, defendiendo la frontera de las incursiones de los bandeirantes portugueses.

Estos fueron sus hijos: Maria Elena fue la mayor y también la única mujer. Nació en Calera de Vacas, lo mismo que los dos primeros varones, Manuel Tadeo (1772) y Juan Fermín (1774). Los dos menores nacieron en Yapeyú, Justo Rufino (1776) y José Francisco (1778). Llegaron a España en marzo de 1784, es decir que Maria Elena tenía entonces doce años y José Francisco seis. Los cuatro hijos varones fueron militares y Maria Elena se casó con un militar nacido en Barcelona.

¿Podemos recordar donde se desempeñaron como militares los hermanos del Libertador?

"Manuel Tadeo (regimiento de infantería Soria), Juan Fermín (regimiento infantería Soria) y José Francisco (regimiento de infantería Murcia), entraron en el Ejercito español en edades entre los 13 y los 15 años. Combatieron siendo muy jóvenes en la Guerra del Rosellón contra la Francia Revolucionaria.

Posteriormente Juan Fermín embarcó en la Real Armada en enero de 1797 y participó en la batalla de San Vicente contra la flota inglesa. Luego, con la escuadra española coaligada a la francesa permaneció en Brest hasta 1801.

Juan Fermín de regreso a España fue destinado a Filipinas como capitán de Caballería, donde llegó a ser comandante de Húsares del regimiento Luzón y brevemente fue gobernador de Mindanao. Se casó en Manila, donde murió. Fue el único de los hermanos San Martín que tuvo descendencia masculina. El último de los San Martín murió en Filipinas en 1945."

¿Los comienzos de nuestro General San Martín?

"José Francisco embarcó en la fragata Santa Dorotea, en junio 1797 y participó en acciones navales hasta julio del año siguiente, en que tras enfrentarse con el navío inglés Lion fue hecho prisionero. Se reincorporó al regimiento Murcia dos años después.

Manuel Tadeo -al que su hermano José consideraba el hermano con más dotes y virtudes militares - como resultado de un confuso incidente ante un tribunal militar, fue condenado en 1801 a 8 años de prisión. Reintegrado en el Ejército en 1806, participó en la heroica jornada del 2 de mayo de 1808 en Madrid y en la defensa de Valencia.

Luego en la batalla de Tudela, en batallas en La Mancha, en Cataluña y en Valencia; al capitular esta ciudad fue hecho prisionero y llevado a Francia donde estuvo tres años. Terminada la llamada por los españoles “Guerra de la Independencia”, se le ascendió a Teniente Coronel en 1815 y a Coronel en 1818, siendo puesto al frente del Regimiento Provincial de León, donde estuvo hasta 1826 y luego un par de años como gobernador de la fortaleza de Pasajes ( San Sebastián), pasando entonces a retiro. Murió en Valencia - soltero - en 1851, es decir que siendo el hermano varón mayor fue el último en morir."

Seguiremos en la segunda parte conociendo detalles de las vidas de los hermanos del General San Martín. Seguramente concitará el interés de más de un argentino, por tratarse de aspectos de la historia que no nos han contado.
El cruce de los Andes

¿Cual ha sido Armando?

José Francisco embarcó en la fragata Santa Dorotea, en junio 1797 y participó en acciones navales hasta julio del año siguiente, en que tras enfrentarse con el navío inglés Lion fue hecho prisionero. Se reincorporó al regimiento Murcia dos años después.

Manuel Tadeo -al que su hermano José consideraba el hermano con más dotes y virtudes militares - como resultado de un confuso incidente ante un tribunal militar, fue condenado en 1801 a 8 años de prisión. Reintegrado en el Ejército en 1806, participó en la heroica jornada del 2 de mayo de 1808 en Madrid y en la defensa de Valencia.

Luego en la batalla de Tudela, en batallas en La Mancha, en Cataluña y en Valencia; al capitular esta ciudad fue hecho prisionero y llevado a Francia donde estuvo tres años. Terminada la llamada por los españoles “Guerra de la Independencia”, se le ascendió a Teniente Coronel en 1815 y a Coronel en 1818, siendo puesto al frente del Regimiento Provincial de León, donde estuvo hasta 1826 y luego un par de años como gobernador de la fortaleza de Pasajes (San Sebastián), pasando entonces a retiro. Murió en Valencia - soltero - en 1851, es decir que siendo el hermano varón mayor fue el último en morir.

Justo Rufino tuvo también una trayectoria muy destacada, ¿verdad?

Justo Rufino ingresó en 1794 en la Guardia de Corps (para entonces sus otros tres hermanos habían participado en una treintena de acciones militares cada uno de ellos). Participó en el golpe de Estado de Aranjuez en el que el rey Carlos IV fue depuesto por su hijo Fernando.

Acompañó al rey Fernando VII hasta la frontera francesa, cuando iba a reunirse con el emperador Napoleón y se unió en Zaragoza a Palafox y otros oficiales de la Guardia de Corps , defendiendo heroicamente la ciudad en el primero y segundo sitio llevado a cabo por los franceses. Tras la capitulación, fue hecho prisionero, pero se escapó cuando era conducido a Francia, pasando a integrar una especie de cuerpo de comandos, mandado por el general ingles Charles William Doyle, combatiendo así bajo bandera británica en Cataluña y Valencia (acciones en San Carlos de la Rápita, Peñíscola, Tortosa, etc.) y pasando luego a Cádiz (sitiado por los franceses), siempre a las ordenes directas de Doyle.

Fernando VII no le reconoció el grado de Teniente Coronel. Como Capitán siguió en Madrid y al negársele el ascenso, se retiró en 1821. Para entonces se había producido la revolución liberal y Justo Rufino ingresó en el cuerpo de Caballería de la Milicia de Madrid, con el grado de Teniente Coronel y adjunto del marqués de Pontejos. Un año después, al radicalizarse la revolución liberal, Pontejos, Justo de San Martín y otros liberales moderados decidieron exiliarse en Paris.

¿Quiere decir que nunca volvieron a América, su lugar de nacimiento?

San Martín fue el único de los hermanos que regreso a América, a nuestra Argentina. Lo hizo en 1812 cuando tenía 34 años y después de haber vivido 26 años en España. Durante los catorce años que vivió en América (1812-1824, liberando a Argentina, Chile y Perú ), mantuvo contacto con sus hermanos Manuel Tadeo ( al que invitó a integrar las filas independentistas ) y Justo Rufino, que lo esperaba al llegar a Europa en 1824.

Después - entre 1824 y 1832 - Justo Rufino pasó largas temporadas junto a su hermano José en la ciudad de Bruselas (que entonces formaba parte del reino de los Países Bajos) y en París. José de San Martín mantuvo contacto epistolar con sus hermanos Maria Elena y Manuel Tadeo y le hizo un significativo legado en su testamento a su hermana y a su sobrina. Probablemente José de San Martín no supo que su hermano Juan Fermín, muerto en Manila (Filipinas) en 1822, había tenido descendientes y creyó siempre que la única descendiente de sus hermanos era la hija de Maria Elena (que murió en Madrid).

¿Como es posible que los historiadores argentinos y especialmente Mitre, nos hablen tan poco de sus hermanos y la relación que tenían con José de San Martín?

Mi opinión es que el yerno de San Martín, Mariano Balcarce, (casado con Merceditas, la única hija del Libertador), destruyó parte de la correspondencia privada de su suegro y solo entregó a Mitre la correspondencia y documentación que se refiere a aspectos públicos y políticos. De ahí que no se tenga la correspondencia que San Martín pudo tener con compañeros de armas de los 26 años que vivió en España, ni tampoco la que tuvo con sus hermanos. Balcarce vivió en Francia como diplomático de los sucesivos gobierno argentinos durante más de 40 años.

De ahí la importancia de la documentación que he podido encontrar en archivos franceses (medio centenar de documentos relacionados con Justo y con José de San Martín). Me ha permitido reconstruir aspectos de la vida de ambos, totalmente desconocidos. También la documentación encontrada en archivos madrileños que me ha permitido reconstruir la vida de Maria Elena con su esposo González de Menchaca, en La Mancha , Galicia y Madrid , y luego - al quedar viuda - en Madrid durante un cuarto de siglo, con su hija."

Armando, más de un argentino se va a asombrar al conocer estos datos. Muchas gracias por tu aporte.
María Elena San Martín, hermana del Libertador, vivía en Madrid

Calle del Príncipe, 13 - Madrid (Foto: Revista Raíz Argentina)
Maria Elena, la mayor y también la única mujer de la prole San Martín- Matorras, nació en Calera de Vacas, Provincia de Corrientes, Argentina, lo mismo que los dos primeros varones, Manuel Tadeo y Juan Fermín.

El título se refiere a los demás hermanos varones de José Francisco. Sin embargo también María Elena estaba vinculada al mundo castrense al casarse con González de Menchaca, militar catalán con quien vivió en La Mancha, Galicia y finalmente en Madrid. Tras enviudar, su vida continúa en la casa del tercer piso de calle del Príncipe, 13 cuya fachada actual ilustra esta nota.

Realizamos con Armando Puente los recorridos habituales de esta San Martín ligada a Madrid. Cada día asistía a misa a la parroquia de San Sebastián, en la calle Atocha, donde además fue sepultada en lo que entonces eran los fondos de la iglesia, donde hay un pequeño cementerio.

Cuando uno es argentino y se encuentra ante lugares que se vinculan familiarmente con el Libertador, se siente un cosquilleo, producto del fervor con el que vivimos nuestra historia argentina.

Tilingos Arturo Jauretche

Tilingos
Arturo Jauretche
(Revista Confirmado)
Junio 1966



CONFIRMADO me propuso este tema. Pensé entonces que era la oportunidad para ofrecer una respuesta, entre las muchas que pueden articularse, a un interrogante que plantea José Luis de Imaz en Los que mandan; "¿Por qué, no obstante su peso económico, su rol en la modernización, y haber sido innovadores tecnológicos, los empresarios no pesan en la vida del país?".
O pesan al revés. Este es el caso de ciertos tipos de grupos económicos capitalistas, adscriptos a la política de la Sociedad Rural, ya consolidados dentro del viejo sistema agro-importador, que prefieren un mercado interno pobre en condiciones de monopolio a un mercado en crecimiento en condiciones de competencia, como los que apoyaron la política de contención del progreso en las Juntas Reguladoras de la Década Infame. Sólo que éstos sí saben lo que quieren.
Pero no voy a hablar de economía, sino del tema propuesto; de la forma en que la tilinguería impone sus pautas, y cómo ellas están perturbando el desarrollo de la inteligencia nacional y sus impulsos creadores.
Y ésta es cosa de que debe tomar cuenta también el político militante, si es que no sabe que el comité ha muerto definitivamente. Porque los estados de opinión, entre los cuales tiene importancia fundamental el slogan que surge de la cuestión de los status, pesan mucho más que una recluta que sólo vale para las elecciones internas.
En el Espasa Calpe se lee tilingo: "Argentinismo: Insustancial, ligero, que habla muchas tonterías". Segovia, en su Diccionario de Argentinismo", expresa: "Dícese de la persona simple y ligera que suele hablar muchas tonterías".
Los paisanos, de un tipo así, dicen; "Hombre sin fundamento".
Don Hipólito -desde luego, Yrigoyen es el Hipólito por antonomasia- decía "palangana". Supongo a esta expresión tradicional y fundada en la poca cosa y mucho ruido de la enlosada al caer retumbante.
Usted lo conoce al tilingo. Y si no lo conoce, ahí lo tiene al lado, en esta mesa de un café céntrico donde se han sentado cuatro o cinco tipos con portafolios.
Algún día habrá que escribir la historia del hombre del portafolio. Hubo la etapa de la posguerra con los "ingenieri" italianos recién llegados que escondían bajo el cuero -con una sugestión de planos y patentes de invención- el sandwich de milanesa del almuerzo. Ahora es posible que el portafolio contenga la cuarenta y cinco persuasiva, o la concluyente tartamuda portátil.
Pero esos que están en la mesa de al lado sólo llevan allí sueños, proyectos, hipotéticas transacciones. Andan a la búsqueda de enganchar algo, intermediar en alguna operación cualquiera para ganar una comisión, y muchas veces intermediando entre intermediarios. Generalmente se ayudan con el teléfono de un amigo que tiene escritorio y al que han pedido permiso para que les "dejen dicho". Ese teléfono, la mesa del café y el portafolio constituyen su establecimiento comercial.
Mientras llega "el asunto*', hablan de fútbol, de carreras, de política, de economía.
Cuando tocan estos dos temas últimos, nunca faltará quien diga: "Lo que pasa es que los obreros no producen". Ahí está el tilingo.
No se le ha ocurrido averiguar qué es lo que él produce y qué producen todos ellos, puntas sueltas, mallas erradas en la enorme red de intermediación que es Buenos Aires.
Que un tipo que no produce diga, en una reunión de tipos que no producen, que no producen los únicos que producen algo, es tilinguería. En esto de producir, tenemos muchos productores rurales por el estilo que creen que la condición de productor la da la propiedad de una estancia, unos breeches y unas botas de polo, que viven en la ciudad -"porque mi señora dice que hay que educar a los chicos"- y dan una vuelta por el campo cada quince días. Productores rurales son los que trabajan y producen en el campo, que pueden ser patrones o peones, pero no los que no intervienen en la producción sino como propietarios, y que son rentistas aunque no arrienden. Estos también son de los que dicen que los "obreros" no producen. Y ya no desde la posición marginal del tipo del portafolio, sino empinándose como "fuerza viva" sobre la que descansa la economía del país.
Inevitablemente, éstos y otros representantes de la tilinguería son los que, ante la menor dificultad, califican al país: "Este país . de m...", colocándose fuera del mistao a los efectos de la adjetivación. Y la verdad es que el país lo único que tiene de eso son ellos: los tilingos.
EL racismo es otra forma frecuente de la tilinguería.
La tilinguería racista no es de ahora y tiene la tradición histórica de todo el liberalismo. Su padre más conocido es Sarmiento, y ese racismo está contenido implícitamente en el pueril dilema de "civilización y barbarie". Todo lo respetable es del Norte de Europa, y lo intolerable, español o americano, mayormente si mestizo. De allí la imagen del mundo distribuido por la enseñanza y todos los medios de formación de la inteligencia que han manejado la superestructura cultural del país.
Recuerdo que cuando cayó Frondizi, uno de esos tilingos racistas me dijo, en medio de su euforia:
-¡Por fin cayó el italiano! Se quedó un poco perplejo cuando yo le contesté:
-¡Sí!, lo volteó Poggi.
Muchos estábamos enfrentados a Frondizi; pero es bueno que no nos confundan con estos otros que al margen de la realidad argentina, tan italiana en el presidente como en el general que lo volteó, sólo se guiaban por los esquemas de su tilinguería.
Ernesto Sábato, con buen humor, pero tal vez respirando por la herida, ha dicho en Sobre héroes y tumbas más o menos lo siguiente: "Más vale descender de un chanchero de Bayona llamado Vignau, que de un profesor de filosofía napolitano". La cita me chocó en mi trasfondo tilingo (fui a la misma escuela y leí la misma literatura) porque tengo una abuela bearnesa también Vignau, tal vez más que por lo de Bayona, por lo de chanchero (vuelvo a recordar que fui a la misma escuela, etcétera).
La verdad que ni el presidente ni el general son italianos. Simplemente son argentinos de esta Argentina real que los liberales apuraron cortando las raíces.
Pero la idea liberal o sarmientina no era ésa. Ella tenía, y tiene, una escala de valores raciales que se identifican por los apellidos cuando son extranjeros. Arriba están los nórdicos -con escandinavos, anglosajones y germánicos-; después siguen los franceses; y después los bearneses y los vascos; más abajo los españoles y los italianos, y al último, muy lejos, los turcos y los judíos. Cuando yo era chiquilín nunca oí nombrar a un inglés -que generalmente era irlandés, pero la diferencia era muy sutil para entonces- sin decir "Don", aunque estuviera "mamao hasta las patas". El francés, a veces, ligaba el Don; y en ocasiones, el vasco. Jamás el español, que era "gallego de...", lo mismo que el italiano "gringo de...". ¡Para qué hablar del turco y del ruso.'
En La condición del extranjero en América, Sarmiento parece revisar sus tesis sobre la inmigración. Pero no nos engañemos: se sintió defraudado por la misma porque vino del Mediodía de Europa. El hubiera querido una inmigración de arquetipos, y los arquetipos son los que estaban en lo alto de su escalera antiamericana y antiespañola.
Afortunadamente fracasó, y eso es lo que nos ha salvado como nación. En algún lugar he recordado las palabras de Hornero Manzi cuando me dijo:
-Lo que nos ha salvado es la actitud del italiano y el turco, que en lugar de proponerse como arquetipos, propusieron como tal al gaucho; así, en el ridículo del cocoliche se nacionalizaron en lugar de desnacionalizarnos.
Sólo falta imaginar lo que hubiera ocurrido si las pampas y las aldeas se hubieran poblado de los ejemplares arquetipos deseados por ese racismo, con la actitud de obsecuencia de las generaciones liberales para todo lo foráneo.
Ya se ha dicho que esa tilinguería racista viene de lejos.
Pero se acentúa cuando se producen cambios sociales. Entonces, la tilinguería se exacerba en una peyorativa actitud racista. Pasó con el acceso al poder del radicalismo. Los tilingos de entonces cargaron el acento sobre los apellidos italianos de la nueva promoción política suscitada con el ascenso de la clase media: la pequeña burguesía inmigratoria y los doctores de primera napa nacional,
La oposición conservadora adoptó un aire peyorativo que se tradujo en toda una literatura política, que fue del periódico -La Mañana y La Fronda, sucesivamente, fueron sus expresiones más calificadas- hasta el discurso parlamentario. Se jugaba, por ejemplo, con la equívoca significación de algunos apellidos; así, la triple fórmula Coulom-Coulin-Culacciatti, que integraba, con la igual finalidad peyorativa hacia los criollos desconocidos, don Julio del C. Moreno -un personaje riojano- completaba el ridículo en la imagen anal. Hasta cuando el apellido era patricio se lo modificaba para ponerlo a tono: así, padeciendo Yrigoyen de un posible mal de las vías urinarias, el doctor Meabe, su médico de cabecera, se convertía en el doctor Meabene para adecuarlo a la cita siguiente que era la de un correligionario de la 3a Don Plácido Meo.
En realidad, para los que lo escribían no se trataba de otra cosa que de un recurso humorístico. Pero para el tilingo de entonces el fundamento más real, el que más invocaba, el que más jugaba, era ese de los "gringos", Y lo de "gringos" sólo jugaba para los descendientes de inmigrantes provenientes del Mediodía de Europa. No para los otros.
Pasó mucha agua bajo los puentes, y vino otro movimiento multitudinario: el de 1945. Ya los gringos se habían incorporado y su presencia política no lesionaba a la tilinguería, no sé si es porque de las nuevas promociones ascendentes habían salido también promociones de tilingos. Sólo así puede explicarse que un hijo de italianos -Sammartino- haya hablado despectivamente de los "negros" al referirse al "aluvión zoológico", en una caracterización evidentemente racial y peyorativa, cuando aún estaba fresca la tinta que lo había calificado a él también peyorativamente.
Que "el gringuito" de unos pocos años atrás se sienta vieja clase frente a los descendientes de los conquistadores en la confrontación de sus apellidos no revela simplemente que "el gringuito" se ha incorporado a la tilinguería. Lo grave es que se ha frustrado como guarango. Y la guaranguería es la espontaneidad de las nuevas clases, de las promociones que irrumpen con cada ascenso de la sociedad, porque los dos grandes movimientos populares del siglo -el de 1914-16 y el de 1943-45- han sido la expresión de eso: de ascensos masivos.

Arturo Jauretche

No corresponde aquí desentrañar las raíces económico-sociales de los dos hechos históricos; ni siquiera la coincidencia con las dos guerras mundiales que nos aislaron de los países arquetipos en una neutralidad intolerable para los tilingos, pero que dio las bases para una consolidación propia.
Usted puede hacer un fácil test. Yo lo he hecho.
Sé que un fulano se ha gastado 15 millones de pesos en un departamento de la Avenida del Libertador. Nos encontramos y le adivino la intención de informarme de su compra, como corresponde al guarango. Pero yo quiero saber si está frustrado como tal y lo madrugo diciéndole antes de que me dé la noticia:
-Estoy muy afligido por un amigo que se ha gastado más de 10 millones en un departamento de la Avenida del Libertador...
-¿Y por qué se aflige? -me pregunta inquieto. Le contesto:
-Y... porque la Avenida del Libertador no es "bien"...
-Pero entonces..., ¿qué es "bien"? -pregunta desesperado.
-"Bien" es de la plaza San Martín hasta la Recoleta, de Santa Fe al Bajo. Y dentro de ese radio. "bien", "muy bien", el codo aristocrático de Arroyo, como dice Mallea: Juncal, Guido, Parera. . .
Le veo en la cara al hombre que está desesperado. Y entonces, lo remato:
-La Avenida del Libertador es como tener un leopardo de tapicería sobre el respaldo del asiento trasero del coche.
El leopardo lo tiró a la vuelta. Del departamento no sé.
Pienso que lo hecho es una crueldad, pero la investigación "científica" es así.. ., cruel como la vivisección.
Yo quería saber si el hombre era un burgués con toda la barba o un tímido burguesito en camino de terminar en tilingo. El que es verdaderamente burgués sigue adelante, cumple su gusto, se realiza con la arrogancia del vencedor y compra en la Avenida del Libertador, precisamente porque es caro, porque acredita su victoria y la prestigia ante los burgueses. Si quiere barrio, compra; y si quiere apellido y mujer distinguida, compra también. Podría citar casos. Pero no se achica, se disminuye; no se acomoda a los esquemas y limitaciones de los tilingos.
De aquí que mientras en Europa y en Estados Unidos un banquero o un industrial miran a un ganadero como un "juntabosta", aquí el ganadero lo mira por arriba del hombro al empresario. Y el empresario, que quiere ser "bien", se ve obligado a comprar estancia, a tener cabaña -así sea de perros-, porque sólo por la Rural, y tal vez por el Kennel Club, puede lograr ascenso social que apetece.
Lógicamente esta burguesía, desde que imita a la vieja clase, se somete a todas sus normas y, por consecuencia, también en política.
Ese sometimiento y esa adhesión a las viejas clases -incongruente económicamente- no sólo se ejerce verticalmente. También horizontalmente, cuando contemplamos la geografía social del país.
Así, los titulares de los intereses vitivinícolas de Cuyo y los tabacaleros, azucareros y fruticultores del Norte, que necesitan un mercado interno de alto poder de compra -es decir, que el Litoral desarrolle una política de alto nivel de vida-, están ligados políticamente a los conservadores del Litoral, gobernados por cabañeros e invernadores cuya tendencia es producir a bajo costo en un mercado de poco poder adquisitivo para cumplir la función asignada en la división internacional del trabajo como abastecedores ultramarinos de las metrópolis. Esta incongruencia es difícil de explicar, pero no son ajenos a ella el prestigio social del Litoral y la incapacidad burguesa de los del interior en los respectivos grupos patronales. Esta gente de Cuyo y del Norte es muchas veces portadora de apellidos españoles de abolengo arribeño, de mucho mayor cotización histórica que los abajeños del puerto. Pero queriendo asimilarse a la alta clase del puerto se han sometido a las normas políticas e ideológicas de los principales. De "bien" provincianos, quieren ser "bien" en la Capital. ¿Cómo extrañar entonces que los guarangos frustrados del Litoral se hagan tilingos, si la misma tilinguería la padecen muchos aristocráticos descendientes de la Conquista por el Perú?
La tilinguería cotiza una marca de vino, un tabaco, un pomelo, o una palta, muy por debajo de un toro lleno de medallas. Se entra muy bien en la alta sociedad llevando de la rienda al toro, pero es difícil mostrando una botella de vino por lujosa que sea la etiqueta, por más sugestiones de chateau que evoque, tanto en la presentación como en la exquisita calidad del producto.
A un cuarto de siglo de la entrada del país al capitalismo, debemos recordar que el capitalismo naciente en la Argentina fue ajeno en sus hombres al hecho histórico que lo provocaba, produciéndose la paradoja de que le correspondiese a la clase obrera abrir la etapa del desarrollo económico burgués. Más aún: la nueva burguesía sigue aún incapacitada para jugar su papel, y es precisamente porque en la medida que asciende, pierde conciencia de su propia realidad para hacer suya la imagen de importancia que le presenta el tilingo. Se queda en el "medio pelo" y, rechazando el triunfo burgués, se adecúa al remedo, a la imitación de la alta clase con la que cree tomar contacto cuando se acomoda a la imagen de alta sociedad que le brindan los declasados.
Hubo un tiempo en que los venidos a menos económica y socialmente se jactaban de ser un pequeño sector domiciliado en el "Palacio de los Patos" de la calle Ugarteche. Ahora se han multiplicado. desde detrás de la Recoleta hasta San Fernando, a lo largo de las vías del Central Argentino. (Lo designo así porque la nueva nominación ferroviaria es completamente tilinga, aunque la hayan hecho los guarangos, lo que prueba que, en esta materia, todos tenemos tejado de vidrio.)
Landrú ha identificado perfectamente los personajes describiendo en el "gordi" y el "mersa" la oposición tilinguería-guaranguería. El botellero próspero, con su Valiant resplandeciente, es feliz echándole soda al vino de marca, ocupando las mesas de los restaurantes caros, hablando fuerte de lo que dijo-"su señora", mientras "cena". Está en el camino de constituir una burguesía. Todavía no tiene conciencia de que constituye un sector de la sociedad correspondiente a una etapa de la economía, y no ha alcanzado a comprender la correspondencia de sus intereses personales con los intereses de su grupo. Hijo de sus aptitudes capitalistas -aunque muchas veces también más de la inflación que de su capacidad, o de equívocas actividades comerciales-, está en el camino de constituir una burguesía. Pero en el momento de definirse como burgués y adquirir la psicología correspondiente, nota el contraste de sus gustos y normas con lo que es "bien". Desde que se ha mudado al barrio Norte, desde Gerli o Quilmes, y la "señora" ha olvidado la batea deslumbrada por la máquina de lavar, ha hecho nuevos contactos que le dan la idea de una meta social que tiene que alcanzar. Comienza él también a añorar la época en que "el servicio daba gusto" y en que el obrero -el "negro"- se mantenía "donde debe estar". Olvida de inmediato que es precisamente ese cambio el padre de su prosperidad y de su posibilidad de acceso a niveles más altos. Más aún. que el mantenimiento de ese cambio y su profundización es su única garantía. Quiere dejar de ser "mersa" y sólo logra ser "gordi". E inmediatamente tiene el complejo político del "gordi", a quien comienza a imitar.
Y comienza a imitar a una imitación, tomando por modelo las malas copias. Porque la tilinguería constituida por las "gordis" no es ni remotamente la alta clase a la que cree aproximarse.
Desde la época en que los declasados se refugiaban en la calle Ugarteche, todo el "Norte" liminar se ha llenado de falsos declasados. Se ha constituido un sector social entero que vive en la convención de que "todo tiempo pasado fue mejor" en aquella "Jauja" retrospectiva -"cuando la tía Leonor tenía Lando"-; de miles de familias que se aterran al recuerdo de un ascendiente que figuró algo en la segunda y la tercera línea de los amanuenses de la oligarquía, Descendientes de militares -un oficio generalmente despreciado por la alta clase-, de secretarios de juzgados, directores de oficinas, bancarios pueblerinos y hasta de conscriptos de Curu-malal, se han construido imaginativamente un pasado señoril que tratan de revivir en una vida forzada que absorbe casi todos sus recursos en gastos de representación.

martes, 7 de julio de 2009

Perón Poeta

De: conozcamoslahistoria@gruposyahoo.com.ar

Perón Poeta
Transcribimos fragmentos de un poema escrito por el joven Juan Domingo Perón en 1911, y cuyo original se encuentra en la Sección "Tesoro" de la Biblioteca Nacional.

Permiso pido señores
Y al silencio la atención
Para esto se quiere gracia
La cual no la siento yo
Si las gracias se compraran
Yo también las compraría
Atiendan nobles señores
Yo emprendado que anduve un día.

Yo tenía mi buen sombrero
Que el capa no conocía
Cuando no tenía pañuelo
De goliya me servía
También tenía mi buena camisa
Que era de salir a noviar
Una tira por el cogote
Y otra por el costillar.

También tenía mi buena bombacha
De rica bayeta blanca
Que salía reculando
Para que no me vieran el anca
También tenía mi buen recado
Que era de salir a pasear
Y que un capitán de Bahía
Me lo andaba por comprar.

Tenía mi buen cojinillo
De cuero de carnero negro
Mis buenos bastos (...)
Formando bien el apero
Tenía mi buen pretal
Buena cincha y encimera
Y unos estribos de palo
Que no los usa cualquiera.

.....................................

Toda la gente miraba
Y empezaban a secretear
Diciendo sería un resero
Que una tropa iba a comprar
Y ai me pusieron un banco
Cerquita de una mujer
Vino una rubia con la guirarra
Cante Ud. ha de saber.

domingo, 5 de julio de 2009

9 de julio de 1816 Un acto de coraje

Un interesante artículo de mi amigo Tito Bardini sobre el trascendental paso dado en Tucumán.
Rodolfo Parbst
9 de julio de 1816 Un acto de coraje
El 9 de julio de 1816 cae un martes. A las dos de la tarde, los diputados del Congreso, reunidos en San Miguel de Tucumán, comienzan a sesionar bajo la presidencia del representante por San Juan, Francisco Narciso Laprida. El diputado Teodoro Sánchez de Bustamente, de Jujuy, pide que se trate el proyecto “sobre la libertad e independencia del país». La solicitud se acepta sin discusión. No es el mejor momento de la historia para dar un paso así, pero los legisladores de ese momento (a diferencia de muchos de sus colegas actuales) tienen sus atributos bien puestos en el lugar que corresponde. Y se animan.
Por Roberto Bardini
bambupress@Argentina.com
La elección de Tucumán como sede del Congreso simboliza el intento de la elite política de Buenos Aires de lograr el apoyo del interior del país. Para llegar a la capital norteña, los diputados porteños recorrieron largos y accidentados caminos en diligencia. El viaje desde la ciudad puerto duraba aproximadamente un mes.
«La Declaración de la Independencia fue, básicamente, un acto de coraje, una especie de gran compadrada en el peor momento de la emancipación americana», escribe Félix Luna. El historiador explica por qué :
«En el norte del continente, Bolívar había sido derrotado. Chile estaba nuevamente en manos de los realistas. Los españoles amenazaban Salta y Jujuy y apenas si eran contenidos por las guerrillas de Güemes. Para empeorarlo todo, Fernando VII había recuperado el trono de España y se preparaba una gran expedición cuyo destino sería el Río de la Plata. La Banda Oriental estaba virtualmente ocupada por los portugueses. Y en Europa prevalecía la Santa Alianza, contraria a las ideas republicanas. En ese momento crítico los argentinos decidimos declararnos independientes. Fue un gran compromiso, el rechazo valiente de una realidad adversa. Era empezar la primera navegación de un país independiente, sin atender las borrascas ni los riesgos. Un acto de coraje».
«NOS, LOS REPRESENTANTES...»
En cierta forma, el proyecto de emancipación suscrito por 29 congresales también es resultado de las permanentes demandas del general José de San Martín, gobernador de Cuyo. El militar la consideraba un requisito indispensable para su plan de iniciar una ofensiva en gran escala en otras regiones de América del Sur. Y así, en medio de una situación adversa, se aprueba el texto de la independencia:
«Nos, los Representantes de las Provincias Unidas en Sud América reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los Pueblos que representamos, protestando al Cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos : declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los Reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo del seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama».
En aquel momento, como hoy, proliferan los operadores políticos, los agentes de inteligencia, los mariscales de la derrota. En los días posteriores, corre el rumor de que el general Manuel Belgrano ha negociado en privado con los diputados para crear una monarquía al servicio de los reyes de Portugal.
En una sesión secreta del 6 de julio, Belgrano -quien había sido invitado por el Congreso de Tucumán para informar sobre las formas de gobierno en la Europa de la época- propuso una monarquía constitucional con un heredero de la dinastía de los Incas.
Los legisladores salen al paso a la campaña de trascendidos. Se reúnen en sesión secreta el 19 de julio y amplían un párrafo del Acta de la Independencia : donde dice «una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli», agregan la frase «y de toda otra dominación extranjera». La propuesta es del diputado Pedro Medrano, abogado nacido en Montevideo (Banda Oriental). El texto se jura 48 horas después.
Para divulgar la noticia, el Congreso envía a todas las provincias copias del acta. Incluso, se hacen traducciones en quechua y aymara, los dialectos aborígenes del Norte. Y para mantener informada a la población sobre las actividades de los representantes, se crea un periódico oficial: el Redactor del Congreso Nacional.
El Congreso se traslada a Buenos Aires a comienzos de 1817 porque los portugueses invaden la Banda Oriental, los realistas españoles del Virreinato del Perú amenazan las fronteras del Norte, defendidas por Martín Güemes, y algunas provincias reaccionan ante la posibilidad de que se instaure un régimen monárquico. El llamado «Congreso de Tucumán» sigue sesionando hasta febrero de 1820.
Sin embargo, hay que destacar que en la asamblea no están representadas varias regiones que actualmente son importantes provincias del país y que, en cambio, participan delegados de zonas que hoy ya no pertenecen a la Argentina. En el primer caso, están ausentes Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos y Misiones. En el segundo, se encuentran Charcas, Mizque, Chichas y Cochabamba, zonas del Alto Perú que actualmente pertenecen a Bolivia.
«HIJOS DE UN PAÍS COSMOPOLITA»
En 1825 la denominación de Provincias Unidas de América del Sur se suplanta por el de Provincias Unidas del Río de la Plata. La Constitución de 1826 instaura el nombre de Nación Argentina.
El ensayista, diplomático y viajero Manuel Ugarte (1878-1951), sistemáticamente silenciado por la historia oficial, escribe en «La bandera y el himno», artículo publicado en 1916 :
«Somos hijos de un país cosmopolita, donde la nacionalidad se viene acumulando con ayuda de aportes disímiles, y a veces contradictorios, que exigen un especial esfuerzo de aglomeración. ( ?) Lo que aquí se impone antes que nada es difundir y afianzar el sentimiento nacionalista por medio del razonamiento, el color, el sonido, los recuerdos y cuanto concurre a mantener en el alma esa maravillosa emoción colectiva que se llama el patriotismo».
Ugarte se refiere a patriotismo, no patrioterismo. Nacionalismo, no folklore gauchesco. Pertenencia, no exclusión. Más adelante, agrega:
«Lo que nuestra república cosmopolita y poco coherente exige, no es que se concrete la nacionalidad en un grupo dirigente, que en ciertos momentos ha estado lejos de ser la mejor expresión de nuestro conjunto, sino que se expanda y se difunda hasta invadir todos los cerebros y todos los corazones para amalgamarlos, no ya en un simple conglomerado material, sino en un conglomerado más complejo y más alto, que de a todos un punto de partida en el pasado y un punto de mira en el porvenir, sancionando la verdadera continuidad solidaria que ha sido el secreto de las más grandes fuerzas históricas».
DESTINOS DISTINTOS
Fue ese patriotismo mencionado por Ugarte el que en 1816 logró que unitarios y federales dejaran de lado sus discrepancias tras un objetivo superior. Entre ellos había abogados, militares, comerciantes y sacerdotes, muchos de ellos pertenecientes a logias masónicas. Después, continuaron siendo adversarios. Y algunos tuvieron finales trágicos.
Laprida, unitario, fue gobernador de San Juan en 1823. Seis años después murió asesinado por las montoneras de Félix Aldao. Nunca se halló su cadáver.
El abogado Tomás Manuel de Anchorena, se transformó en portavoz de los grandes estancieros de la provincia de Buenos Aires que apoyaron a Juan Manuel de Rosas. Durante el gobierno del brigadier general, fue ministro de Relaciones Exteriores.
El sacerdote tucumano José Colombres se exilió durante el gobierno de Rosas.
El militar y abogado José Ignacio Gorriti fue gobernador de Jujuy y aliado de Martín Güemes. Cuando en 1831 Facundo Quiroga derrotó a los unitarios en el norte argentino, se exilió en Bolivia.
Juan Martín de Pueyrredon, miembro de la Logia Lautaro, fue Director Supremo y apoyó la campaña de San Martín. Más tarde se hizo partidario del general Juan Lavalle, y vivió exiliado en Brasil y Francia hasta 1849.
El sacerdote Pedro Ignacio de Castro Barros, nacido en La Rioja y representante por su provincia, fue rector de la Universidad de Córdoba. Vivió exiliado en la Banda Oriental y en Chile, donde falleció.
El licenciado en filosofía Tomás Godoy Cruz creó la Logia Lautaro en Mendoza y fue gobernador en 1820. Durante la época de Rosas se exilió en Chile.
El abogado Pedro Medrano, nacido en Montevideo, fue diputado en dos ocasiones, camarista (1831), fiscal de Estado (1838) y presidente de la Cámara de Apelaciones. Amigo de Rosas, se sumó a sus partidarios.
El abogado jujeño Teodoro Sánchez de Bustamante gobernó su provincia entre 1826 y 1827. Murió desterrado en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia).


El Movimiento Bambú está contra lo «políticamente correcto»,
el «pensamiento único» y la «globalización» impuesta desde
arriba.

jueves, 2 de julio de 2009

EL HUMOR DE PERÓN

EL HUMOR DE PERÓN
UN NEGOCIO REDONDO
Perón decía que no había nacido para los negocios: “No me gusta. Julio César le dejaba los negocios a Craso. El estaba en otra cosa“, sentenciaba. Pero más de una vez recibió propuestas y entonces tenía un cuento divertido. Un día vinieron a proponerle algo, que ponderaban mucho. -¿De que se trata?, preguntó. -De una empresa pesquera,-le dijeron -Ah, sí. ¿Y que debo hacer en el negocio? -Usted pone los barcos… -¿Nada más?, preguntó -Y también la tripulación. -¿Y ustedes qué ponen? -Nosotros…el mar Se lo contó a Héctor Tristán.
LOS LECHEROS
Se había prohibido en la ciudad la circulación de los lecheros que distribuían en carritos su producto. Esto significaba dejar sin trabajo a un cierto número de gente y se manifestaron protestas por parte de los damnificados. El Secretario de Trabajo y Previsión los recibió en el Palacio del Concejo Deliberante y les habló: -"No saben los recuerdos que ustedes me traen, de aquellos tiempos en que nos dejaban la leche en casa, todas las mañanas. Unos tenían y dejaban un tarro, otros un jarro humilde, una vasija enlozada. Estábamos tranquilos y teníamos tanta confianza que, a veces, dormíamos y el lechero entraba despacito, para no hacer ruido, a la cocina y dejaba la leche en el recipiente. Y ellos también tenían mucha confianza en los clientes. Claro, a veces cobraban en el mes. ¡Pero otros no cobraban ni al año!". Los lecheros, que habían llegado quejosos, terminaron aplaudiéndolo.
CALLADITO
Perón hacía y escribía cuentos. Lo dijo en más de una ocasión. En sus textos y grabaciones se encuentran muchos de ellos. En este caso la fuente es el propio líder justicialista. Al llegar a la Presidencia de la República, en 1946, empezó a cortarse el cabello en la residencia de Agüero y Libertador, donde vivió con Evita, a quien, entre paréntesis, no le gustaba el corte de pelo que le hacía el peluquero oficial, porque lo dejaba parecido a un recluta. Pero esto recuerda el General: "Me acuerdo de la primera vez que llegué a cortarme el pelo a la residencia. El peluquero me dice: ¿Cómo quiere que se lo corte? Y le dije: Calladito".
EL CUENTO DEL VASCO
Lo dijo en el Teatro Colón ante trabajadores de la Asociación Bancaria el 28 de febrero de 1947: Los hombres están siempre inclinados a negar los éxitos atribuyéndolos a fuerzas extrañas, y eso me recuerda el viejo cuento del vasco. Dicen que un vasco atravesaba un día con su carro de lechero un río crecido de la provincia de Buenos Aires; cuando estaba en la mitad del río, la corriente le dio vuelta el carro y él, a duras penas, pudo escapar hacia la orilla. Pero cuando casi llegaba a ella le faltaron las fuerzas, en cuyo momento un sauce llorón le dio la posibilidad de asirse a sus ramas y descansar lo suficiente como para poder luego seguir nadando hasta la costa. Cuando llegó a la orilla, un hombre, que no se había animado a tirarse al agua para salvarlo, le dijo: “Bueno, amigo, ¡gracias a Dios!“ Gracias a la rama, que la intención de Dios bien vista era“. Así nuestros opositores seguirán atribuyendo el éxito de nuestra gestión a diversos factores.
EL AGUA PASA SIEMPRE
Esta parábola fue reiterada más de una vez por Perón. Aquí reproducimos la versión que dio el 31 de julio de 1952, en un artículo de Descartes: Lucha contra los pueblos. -Muchos han despreciado el ingenio y el poder del pueblo, pero, a largo plazo, han pagado caro su error. Los pueblos siguen la táctica del agua; las oligarquías, la de los diques que la contienen, encauzan y explotan. El agua aprisionada se agita, acumula caudal y presión, pugna por desbordar; si no lo consigue, trabaja lentamente sobre la fundación, minándola y buscando filtrarse por debajo; si puede, rodea. Si nada de esto logra, termina en el tiempo por romper el dique y lanzarse en torrente. Son los aluviones. Pero el agua pasa siempre; torrencial y tumultuosamente, cuando la compuerta es impotente para regularla.

miércoles, 1 de julio de 2009

LUCHA CONTRA LOS PUEBLOS por DESCARTES

Quiero en estos momentos y en este día recordar al querido “viejo”
Rodolfo Parbst
LUCHA CONTRA LOS PUEBLOS por DESCARTES
En el año 1951 el general Perón escribió una serie de artículos publicados semanalmente en el Diario Democracia, titulados Política Y Estrategia ( no ataco critico)
Los mismos que el firmaba con el seudónimo de Descartes, en estos hace referencia a diversos temas políticos. Semanalmente iremos publicando los distintos artículos del tres veces presidente de los Argentinos, desde donde podremos observar la vigencia de su pensamiento, el desarrollo de su ideología, y la lucidez de su pluma, de la que hoy aun no se ha encontrado referencia ni punto de comparación.

(Artículo del Gral Perón en el diario “Democracia” - 31/07/1952)

Generalmente los dirigentes políticos piensan que ellos son quienes dirigen y encauzan la evolución de los pueblos, aunque a menudo se ven defraudados por su pensamiento. Ello sucede porque se apartan del pueblo.
“ La Hora de los pueblos”
Es así que las transformaciones político-sociales se encauzan por los grandes movimientos populares que llevan a “ LA HORA DE LOS PUEBLOS”. En la evolución de la humanidad esa hora llega de la humanidad esa hora llega muy de tanto en tanto y caracteriza a las grandes revoluciones. El interregno entre dos de ellas suele ser de calma y evolución. En las revoluciones los hombres son el instrumento del pueblo y las oligarquías se destruyen o desaparecen. En las épocas de calma, los pueblos suelen ser instrumento de los hombres y las oligarquías proliferan, se fortalecen y dominan.
La lucha del pueblo
Por eso la historia del mundo ha sida la lucha del pueblo con la oligarquía. Grecia, Roma, la Edad Media , no son sino largas etapas de esa lucha. La Revolución Rusa son dos fases violentas que la patentizan. Los imperialismos actuales son otras etapas de los pueblos en lucha contra la esclavitud interna e internacional.
Hoy, como en todas las épocas de la historia universal, deben vencer los pueblos.
Poder al pueblo
Muchos han despreciado el ingenio y el poder del pueblo, pero, a largo plazo, han pagado caro su error. Los pueblos siguen la táctica del agua. Las oligarquías, la de los diques que la contienen, encauzan y explotan. El agua aprisionada se agita, acumula caudal y presión, pugna pro desbordar; si no lo consigue, trabaja lentamente sobre la fundación, mimándola y buscando filtrarse por debajo; si puede, rodea. Si nada de esto logrea, termina en el tiempo por romper el dique y lanzarse en torrente. Son los aluviones. Pero el agua pasa siempre, torrencial y tumultuosamente, cuando la compuerta es impotente para regularla.
Impulso avasallador
Con los pueblos pasa lo mismo; los dos, torrente o pueblo, son fuerzas de la dinámica universal y actúan con leyes y mecánica semejantes.
Los viejos diques del imperialismo, las oligarquías y las plutocracias comienzan a ceder, esta vez en el mundo, como cedieron en Francia en 1789 y en Rusia en 1918 ante el impulso incontenible y avasallador de los pueblos.
Doble dominación
Los hombres superficiales suponen al mundo regido por las estrechas reglas de sus estados. Piensan que todo se reduce a sojuzgarlo por el dinero o a dominarlo mediante una política impulsada por la fuerza o la amenaza.
La reunión del capital y poder político, a través de las guerras mundiales, ha llevado a una doble dominación: del hombre en lo interno, de los pueblos en las colonias o en las naciones, en lo internacional. En consecuencia, dentro de cada pueblo hay dos procesos en marcha que coinciden en sus propósitos, si bien pueden diferir en sus objetivos inmediatos o en las formas de ejecución.
Germen de rebelión
En el mundo actual, con ideologías o sin ellas, en cada pueblo está latente el germen de la rebelión política y social. Contra los imperialismos, en las colonias o en los países independientes, pero dominados; contra el capitalismo o el comunismo, en los pueblos explotados por cualquiera de estas dos formas de expoliación. En cada lugar de la tierra se levantan puños amenazadores del pueblo, y lo peor es que se levantan con razón en demanda de la justicia y la libertad, siempre ofrecidas pero jamás alcanzadas.
Las oligarquías, obedientes a los imperialismos, luchan por detener lo que ellas llaman comunismo, capitalismo, nacionalismo etc. Es el anuncio de que llega la hora de los pueblos que hoy padecen sumisión y explotación, frente a los cuales no podrán resistir.
“Honor inmerecido”
De un tiempo a esta parte se nos ha hecho un honor inmerecido; cuando los movimientos populares se manifiestan son acusados de “peronismo”.
Cuando Getulio Vargas fue postulado para la presidencia del Brasil los diarios imperialistas lo acusaron de ser un instrumento peronista financiado desde Buenos Aires. Otro tanto dijo de Chávez en el Paraguay. Velasco Ibarra en Ecuador ha sido acusado de lo mismo. La revolución boliviana, que llevó a Paz Estensoro al gobierno, según los imperialistas y sus secuaces fue obra del peronismo argentino. En Chile está ocurriendo igual cosa con el general Ibáñez. ¿Cómo no se les ocurrirá pensar que son los pueblos?
Los pueblos imponen
El error de la política imperialista estriba precisamente en el hecho de engañarse a sí misma, atribuyendo sus fracasos a factores que nada tienen que ver con sus propios errores e incapacidades. Por eso pasan su tiempo “peleando con la sombra” mientras los pueblos imponen paulatinamente sus designios.
La lucha de los imperialismos por meter a los pueblos detrás de la “cortinas de hierro” o detrás de la “cortina del dólar” les ha cegado al extremo de no ver sino enemigos por todas partes. Como no les da la habilidad, recurren a la fuerza o a la injusticia, y por ese camino es difícil persuadir a los pueblo. Con los gobiernos solos no se va lejos en este camino.
“Parábola de la gallina”
Para explicar la actual situación de los pueblos hemos oído exponer la “parábola de la gallina”. A este noble animal se lo puede matar, desplumar, meter en el horno, asarlo y aún comerlo. Todo eso puede hacerse con él. Lo que no se puede es hacerle poner un huevo a la fuerza. Lo que los imperialismos necesitan de los pueblos son sus “huevos”y esos no se los podrán hacer poner a la fuerza.
Con los métodos actuales se dominarán gobiernos impopulares, impondrán sacrificios y dolores a los pueblos, los conquistarán por la fuerza si es preciso, pero jamás contarán con su apoyo afectuoso o su cooperación si no lo merecen. Para merecerlo hay un medio: la justicia y la libertad, materializadas en LA INDEPENDENCIAECONOMICA , LA JUSTICIA SOCIAL y LA SOBERANÍA POLÍTICA de las naciones. El justicialismo lo ha hecho. Ahora queda por ver si los imperialismos se animan y son capaces de hacerlo.
(Artículo del Gral Perón en el diario “Democracia” - 31/07/1952)